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Antonio Gramsci CONTRA EI, PESIMISMO, PREVISION ¥ PERSPECTIVA Version al espaiiol de José Sandoval, INDICE ‘de Ja cdicién italiana de la revisia, Lrdine Nuova, Roma, 1925. Nota editorial . I. Contra el pesimismo IL Prevision y perspectiva . . IIL. Problemas de la direccién politica . . IV. El partido politico . V. El Congreso de Livorno . ‘VI. Fuerza y prestigio VII. Funcionarismo ‘VIII. Socialistas y comunistas Epistolario D. R ©, 1678, Reservades todos los derechos sobre In presente eicion por Ediciones Roca, 5. A. Plan de Ayala, 4, México 17, D. Primera edicién PRINTED 18 MEXICO 31 483 56 6 66 70 La lectura de este libro sugiere la figura del Gramsci tedrico. Pero teérico en el sentido del dirigente revolu- cionario creador, que partiendo del andlisis real de una situacién, lega a una conclusién que sintetiza esa reali- dad en sus rasgos esenciales, sacando a la superficie los elementos fundamentales que la caracterizan. Asi pode- mos recrearnos en la lectura de este libro con los her- mosos conceptos de la previsién politica intimamente li- gados con el papel del elemento subjetivo de la historia Ja voluntad humana. Gramsci nos demuestra en algunos de los trabajos que integran este libro la plena indepen- dencia de criterio en los afios polémicos y apasionados mis cercanos a la creacién de la Internacional Comunista. PREVISION ¥.PERSPEI "CONTRA EC PESIMISM COLECCION ANTONIO GRAMSCI COLECCION =< voumenes APARECIDOG 1 Mawiriisto 9 Be: « Rnvoutewon oom. Ano vcton hem Antonio Gramsci CONTRA EL PESIMISMO. PREVISION Y PERSPECTIVA a Méxleo, D. B,, 1973 NOTA EDITORIAL La lectura de este libro sugiere la figura del Grams- ci teérico. Mas este calificativo induce también a una reflewién. “;Qué clase de «tedricos; qué clase de steorias? {EI manejo de térmmos y conceptos dados ya por los maestros det marzismo?; gla ex- pansién, divulgacién, aplicacién 0 el enriquecimien- to de estos términos y conceptos? Gran mérito seria ello, sin duda, Sin embargo, el Gramsci teérico es el dirigente revolucionario ereador, que partiendo del andtisis real de una situacion, sin dejarse domi- nar 0 influir por formulas ya hechas o validas para otra situacién y, principalmente, para otros paises, Uega a una conclusion que sintetiza esa realidad en sus rasgos esenciales y esclarece el contenido sa~ cando a la superficie los elementos jundamentales que lo caracterizan. Leyendo al Gramsci tedrico po- demos observar que, dejando por completo a un lado toda ampulosidad conceptual, lo que él nos presenta son las leyes que estan rigiendo el fend- meno conereto que aborda, Asi es como podemos recrearnos en la lectura de este libro con hermosos conceptos sobre la previsién politica, intimamente li- gados al papel del elemento subjetivo de la histo- ria: la voluntad humana, Independientemente del Gramsci tedrico que re corre este libro de la primera a la ultima pagina, dos dngulos plenamente personales y de una valia humana fuera de lo comin brillan y sobresalen en este volumen: el primero es la independencia de eri- 8 NOTA EDITORIAL terio, la soltura y seguridad con que se movia en los medios todavia no consolidados de la Internacional Comunista tras los primeros aiios y aun meses de su constitucién, y el segundo es la forma plenamen- te politica con que daba consistencia y contenido @ uno de los grandes atributos del hombre: el amor Iumano. Bjemplo no raro, por jortuna, entre los grandes luchadores del movimiento revolucionario, ero que en Gramsci adquiere unos tonos verdade. Tamente conmovedores y, sobre todo, ejemplares. Digna respuesta a quienes, en su mezquindad, nie- gan la posibilidad de confluencia, de identificacion ¢ interpenetracién, hasta constituir un todo tinico, de los mis caros sentimientos del amor humano y el cumplimiento de las responsabilidades que la con- ciencia det revolucionario imponen al amante. Las cartas de Gramsci @ su esposa constituyen no un manual, sino todo un tratado de moral revolucio- naria, no desde el dngulo de la pura teoria, sino de 1a vida real, dura, a veces tragica y siempre dolo- rosa que el deber impostergable impone a quien la defensa del pueblo trabajador se convierte en Ia norma de su vida, Eprcrones Roca I. CONTRA EL PESIMISMO* No hay mejor modo de conmemorar el quinto ani- versatio de la Internacional Comunista, la gran or- ganizacién mundial de la que nosotros, revolucio- narios italianos, més que nunca nos sentimos parte activa e integrante, que proceder a un examen de conciencia y a un examen de Io poquisimo que he- mos hecho y del inmenso trabajo que atin debemos desarrollar, contribuyendo de esta forma a clarifi- car nuestra situacién, contribuyendo, especialmen- te, a desvanecer esta oscura y pesada nube de pesi mismo que oprime a los militantes mas calificados y responsables y que representa un gran peligro, tal vez el mayor de la hora actual, por sus secuelas de pasividad politica, de pereza ‘intelectual y de escepticismo sobre el porvenir. Este pesimismo se halla estrechamente ligado a la situacion general de nuestro pais; la situacién lo expliea, naturalmente, pero no lo justifica. ;Qué di- ferencia cabria entre nosotros y el Partido Socialista, entre nuestra voluntad y la tradicién del Partido So- cialista, si tampoco fuésemos capaces de trabajar y de ser activamente optimistas sino en las épocas de las vacas gordas, cuando la situacién es propicia, cuando las ‘masas trabajadoras se mueven de ma- nera esponténea por un impulso irresistible y los partidos proletarios pueden situarse en Ja briilante * AActiculo aparecido en L/Ordine Nuovo del 18 de marzo 1924, Representé un punto de referencia bésico para Ja, pre aracion de la Conferencia del Partido de mayo’ de 1924 i jj i i i 10 CONTRA EL PESIMISMO Posicién de la mosca que aguijonea al caballo? ;Qué diferencia habria entre nosotros y el Partido So- cialista si, no obstante partir de oitas consideracio- nes y otros puntos de vista, no obstante tener un mayor sentido de la responsabilidad y de haberio demostrado con nuestra preocupacién activa por la preparacién de fuerzas organizativas y materiales aptas para hacer frente a cualquier contingencia, nos abandondsemos también al fatalismo, nos me- ciésemos en la dulce ilusién de que los’ aconteci- mientos s6lo pueden producirse de acuerdo con una determinada linea de desarrollo —la prevista por nosotros—, en la que encontraran indefectiblemen- te el sistema de diques y canales que ya hemos dis- puesto, encauzindose y adquiriendo én él forma y potencia historicas? Es este el nudo del problema, que se presenta abstrusamente embrollado, porque la pasividad aparece exteriormente como diligente quehacer, porque aparenta ser una linea de desarro- io, un filon en cuyas vetas sudan, afanandose en excavarlas meritoriamente. La Internacional Comunista fue fundada el 5 de marzo de 1919, pero su formacién ideolégica y orgé- nica sélo se verificé en el Segundo Congreso, en ju- lio-agosto de 1920, con la aprobacién de 1os Estatutos y de las 21 condiciones. A partir del Segundo Con- reso comienza en Italia la campana por el sanea- miento del Partido Socialista; comienza a escala nacional, puesto que ya habia sido iniciada en el mes de marzo precedente por la secciéa de ‘Turin con la mocién destinada a presentarse en Ja inmi- nente Conferencia Nacional del Partido, que deberi celebrarse precisamente en ‘Turin, pero que no ha- bia obtenido repercusiones sensibles (en la Confe- rencla de la fraccién abstencionista celebrada en Florencia en julio de 1920, antes del Segundo Con- greso, fue rechazada la proposicién presentada por CONTRA EL PESIMISMO nL un representante de L’Ordine Nuovo en el sentido de ampliar la base de la fraccién, haciendo que se transformase en fraccién comunista antes de pro- nunciarse sobre el abstencionismo, que practicamen- te habia perdido en gran parte su razén de ser). El Congreso de Livorno, asi como la escision sobreve- nida en él, estuvieron relacionados con el Segundo Congreso, con sus 21 condiciones, y fueron presen- tados como el resultado necesario de las delibera- ciones “formales” del Segundo Congreso, Fue esto un error, y hoy podemos valorarlo en toda su ex- tensién por las consecuencias que ha tenido. En realidad, las deliberaciones del Segundo Congreso eran la interpretacién viva tanto de la situacion italiana como de toda la situacién mundial, pero nosotros, por una serie de razones, no arrancamos en nuestra accién de lo que sucedia en Italia, de los hechos italianos que daban la razon al Segundo Congreso, que eran una parte y de las mas im- portantes de Ja sustancia politica que animaba las decisiones y las medidas organizativas adoptadas por el Segundo Congreso: bien al contrario, nos li- mitamos a machacar sobre las cuestiones formales, de pura logica, de pura coherencia, y fuimos derro- tados porque la mayoria del proletariado organi- zado politicamente, que nos consideraba equivoca- dos, no vino con nosotros, pese a que teniamos de nuestra parte la autoridad y el prestigio de la In- ternacional, que eran muy grandes y en las cuales nos habiamos confiado. No supimos llevar una cam- pafia sistematica, de naturaleza tal que alcanzase a todos los niicleos y elementos constitutivos del Par- tido Socialista y los forzase a la reflexién; no supi- mos traducir a un lenguaje comprensible para cada obrero y campesino el significado de ninguno de Jos acontecimientos italianos de los afios 1919-1920; no supimos plantear, después de Livorno, el problema | | { | | 12 CONTRA Eh PEStMIsMO de por qué el Congreso habia adoptado aquella de- cisién; no supimos plantear el problema practica- mente, en forma que se le encontrase solucién, de forma que prosiguiésemos nuestra misién especifi- ca, que era la de conquistar a la mayoria del pro- letariado, Fuimos, preciso es decirlo, arrastrados por Jos acontecimientos; fuimos, sin proponémnoslo, un aspecto de la disolucién general de la sociedad ita- liana, que se habia convertido en un crisol incan- descente donde todas las tradiciones, todas las for- maciones histéricas, todas las ideas preponderantes se fundian una y otra vez sin dejar rastros, nos que- daba un consuelo al que nos aferrabamos tenazmen- te: el de que nadie se salvaba, el de que podiamos afirmar que habiamos previsto matematicamente el cataclismo, cuando los demas se acunaban en la mas beata y estipida de las ilusiones, Habiamos entra- do, tras Ia escisién de Livorno, en un estado de ne- cesidad. Sélo esta justificacién podiamos dar a nues- tra conducta y a nuestra actividad posteriores a la escision de Livorno: necesidad que se planteaba crudamente, de la forma mas exasperada, como di- Jema de vida o muerte, Debfamos organizarnos como partido en el fuego de la guerra civil, cimentando nuestras secciones con sangre de los militantes mas abnegados; debiamos transformar nuestros grupos, en el mismo acto de su constitucién, de su encua- dramiento, en destacamentos de Ia guerrilla, de la mas atroz y difieil guerrilla en que jamés la clase obrera hubiese tenido que combatir. Se consigui ese a todo; el Partido fue constituido, y eonstitui- do fuertemente: es una legién de acero, demasiado reducida, es cierto, para entrar en lucha contra las fuerzas adversarias, pero suficiente para convertir- te en la armadura de una més vasta formacién, de un ejéreito que, para servirse del lenguaje histérico italiano, pueda hacer que la batalla de Piave su- CONTRA EL PESIMISMO 13 ceda a la derrota de Caporetto. ‘Tal es el problema actual que se presenta de ma- nera inexorable: constituir un gran ejército para las préximas batallas, constituirlo encuadréndolo en Jas fuerzas que de Livorno a hoy han demos- trado que saben resistir, sin vacilaciones y sin re- trocesos, el ataque desencadenado violentamente por el fascismo. El desarrollo de la Internacional Co- munista después del Segundo Congreso nos ofrece el terreno adecuado para ello, interpreta una vez mas —con las deliberaciones del Tercer y Cuarto congresos, deliberaciones integradas en las del Eje- cutivo ampliado de febrero y junio de 1922 y de ju- nio de 1923— la situacién y las necesidades de Ia si- tuacién italiana. La verdad es que nosotros, como Partido, ya habiamos dado algunos pasos adelante en esta direccién: sélo nos resta dejar constancia de ello y proseguir intrépidamente, ,Qué signifi- cado tienen, en realidad, los acontecimientos que se han desarrollado en el seno del Partido Socialista. con Ja escisién de los reformistas en la primera fase, Ia exclusin del grupo de redactores de Paginas Ri jas en la segunda fase y Ja tentativa de exclusin de toda Ja fraccién “tercinternacionalista” en Ta ter- cera y tiltima fase? Tienen este preciso significado: que mientras nuestro Partido se veia forzado, como seccién italiana, a limitar su actividad a la lucha fi- sica de defensa contra el fascismo y a la conserva- cién de su estructura primordial, como Partido in- ternacional, laboraba, continuaba laborando en el sentido de abrir nuevas vias hacia el futuro, de ensanchar su ambito de influencia politica, de sacar de Ia neutralidad a una parte de Ia masa que al principio se mantenia a Ia espera, indiferente o ti- tubeante. Por algiin tiempo, la accién de la Inter- nacional fue la tinica que permitié a nuestro Parti do establecer un contacto eficaz con las amplias ma- ry CONTRA EL PESIMISMO sas, la tinica que mantuvo un fermento de discusién y tn principio de movimiento en sectores importan- tes de la clase obrera, a los que en la situacién crea~ da nos habria sido imposible Megar de otro modo. Tgualmente, fue un gran éxito haber arrancado aquella mena de la ganga del Partido Socialista; el haber logrado, cuando la situacién parecia peor, que de la amorfa gelatina socialista se constituye- sen niieleos que, a despecho de todo, afirmaban su fe en la revolucién mundial; grupos que en los he- cchos, si no en las palabras, que parece como si que- masen més que los hechos, reconocian haberse equi- voeado en 1920-21-22. Fue ésta una derrota del fas- cismo y de la reaccién; fue, si queremos ser sinceros, el Ginico descalabro fisico e ideolégico del fascismo y de la‘reaceién en estos tres afios de historia ita- ana. Es menester reaccionar enérgicamente contra el pesimismo de algunos grupos de nuestro Partido. incluso de los mas responsables y cualificados. El pesimismo representa el peligro mas grave en estos momentos, en Ia nueva situacién que se est4 crean- do en nuestro pais y aue se vera sancionada y cla- rificada en la primera legislatura fascista. Se apro man grandes luchas, acaso més sangrientas y arduas que las de afios pasados; se hace necesaria, por eso, la maxima energfa por parte de nuestros dirigen- tes, la méxima organizacién y centralizacién de las masas del Partido, un gran espiritu de iniciativa y una enorme agilidad de decisién. El pesimismo adop- ta preferentemente la siguiente postura: retrocede- Temos a una situacién ante-Livorno, tendremos aue reemprender el mismo trabajo que habiamos he- cho antes de Livorno y que considerdbamos cum- plido. Hay que demostrar a todos los compafieros que esta posicién es politica y tedricamente erténea, Cierto que alin sera preciso luchar denodadamen CONTRA EL, PESIMISMO 15 cierto también que la estructuracién del nicleo fun- Gamental de nuestro Partido se constituyé en Li- vorno y todavia no esta terminada ni lo estaré du- rante mucho tiempo (esta tarea seguira viva y ac- tual aun después de la revolucién vietoriosa). Pero no volveremos a encontrarnos en una situacién pre- Livorno, porque ni la situacién mundial ni Ja ita- Tiana son en 1924 las de 1920, porque nosotros mis- mos no somos ya los de 1920 y no queremos volver 2 setlo jamés. Porque la clase obrera italiana ha cambiado mucho y no volvera a ser la cosa més Simple de este mundo Hevarla de nuevo @ ocupar Jas fabricas con tubos de estufa en vez de cafiones, tras haberle atronado los oidos y removido Ta san- gre con la torpe demagogia de las fieras maximalis- tas, Porque existe nuestro Partido que, pese a todo, ‘es algo, que ha demostrado ser algo y en el cual tenemos una confianza ilimitada, como la tenemos en Ja parte mejor, mas sana y més honesta del pro- Ietariado italiano. IL PREVISION Y PERSPECTIVA Es cierto que prever significa tinicamente ver claro el presente y el pasado en tanto que movimiento, Ver claro: esto es, identificar con exactitud los ele. mentos fundamentales y permanentes del proceso, Pero es absurdo pensar en una previsién puramen. te “objetiva”. Quien hace la previsién tiene, en realidad, un “Srograma” que quiere hacer triunfar, y la prevision es precisamente un elemento de ese triunfo, Ello no significa que la previsin deba ser siempre arbitraria y gratuita 0 simplemente ten- denciosa. Puede decirse, antes bien, que sdlo en la medida en que el momento objetivo de la previsién se halla vinculado a un programa adquiere objeti- vidad: 1) porque sélo la pasién aguza el intelecto ¥ coopera a hacer més clara la intuicién; 2) porque siendo la realidad el resultado de una aplicacion de Ja voluntad humana a Ia sociedad de las cosas (del maquinista a la maquina), prescindir de cualquier elemento voluntarista 0 considerar ‘inicamente la intervencién de la voluntad ajena como elemento objetivo del juego general es mutilar In realidad misma, Sélo aquel que quiere con fuerza identitin los elementos necesarios ia realizacié los elem esarios para la realizacién de su _ Por eso es un error de grosera fatuidad y super- 1 Es decir, en una previsién basta cinicamente en el in mlente de lag fuerear econdmieas, resco cién “subjetiva® de tos hombres y def Partigar °° PREVISION Y PERSPECTIVA W cién del mundo y de 1a vida contenga en si misma una superior capacidad de previsién, Es cierto que en toda previsién se halla implicita una concepeién del mundo y por ello no deja de tener importancia que ésta sea una reunién inconexa de actos arbi- trarios del pensamiento 0 una visin rigurosa y co- herente, pero adquiere precisamente su importan- cia en el cerebro viviente de quien hace la previsién y la da viva con su fuerte voluntad. Esto se advier- te en las previsiones hechas por los Hamados “des- apasionados”: son previsiones prédigas en futilida- des, en minucias sutiles, en elegancias conjeturales. Sélo la posesién por el “previsor” de un programa fa realizar hace que se atenga a lo esencial, a aque- los elementos que siendo “organizables”, suscepti- bles de ser dirigidos o desviados, son en realidad los inicos previsibles. Esto va contra la forma usual de considerar el problema. Generalmente se piensa que cualquier acto de previsién presupone la determi- nacién de leyes de regularidad del tipo de 1gs de Jas ciencias naturales? Mas, como quiera que estas leyes no existen en el sentido absoluto o mecdnico gue se supone, no se tiene en cuenta la voluntad ajena y no se “prevé” su aplicacién. Por lo tanto, se construye sobre una hipdtesis arbitraria y no so- bre la realidad Anilisis de las situaciones, Correlacién de fuerzas El estudio de cémo hemos de analizar las “situa ciones”, es decir, de cémo hay que establecer los diversos grados de 1a corrélacién de fuerzas, puede » Gramsei se refiere a elertas posiciones del marxismo ‘vulgar, segtin las cusles el derrumbamiento del capitalism Nobrevendria inevitablemente por el desarrollo de sus con- tradieciones puramente econémicas, sin la interveneldn a tiva det Partido ye Ins. maras. conte —2 aoe re 18 CONTRA EL, PESIMISMO prestarse a una exposicién elemental de la ciencia y del arte de la polftica, entendidos como un con- junto de reglas précticas de indagacién y de obser- ‘vaciones particulares, titiles para avivar el interés por Ia realidad efectiva y despertar intuiciones po- itieas mas rigurosas y vigorosas. Conjunto Tama- do a presentar la exposicién de Jo que hemos de entender en politica por estrategia y téctica, por “plan” estratégico, por propaganda y agitacién, por ciencia de la organizacién y de la administracién en politica. Los elementos de observacién empirica que de ordinario se hallan expuestos sin orden ni con- cierto en los tratados de ciencia politica (se puede tomar como ejemplo la obra de G. Mosca, Elemen- ti div scienza politica), deberian integrarse en la medida en que no sean cuestiones abstractas 0 cas- tillos en el aire en los diversos grados de 1a corre- lacién de fuerzas, comenzando por la correlacién de las fuerzas internacionales (donde tendrian acomiodo las notas escritas sobre lo que es una gran potencia, sobre las agrupaciones de Estados en sistemas hegeménicos y por consiguiente so- bre el concepto de independencia y soberania en To que concierne a las pequefias y medias poten- cias) para pasar Iuego a las relaciones sociales objetivas, esto es, al grado de desarrollo de las fuerzas productivas, a las relaciones de las fuer- zas politicas y de partido (sistemas hegeménicos en el interior del Estado) y a las relaciones politicas inmediatas (0 sea potencialmente militares)... Las relaciones internacionales ;proceden o si- guen (l6gicamente) a las relaciones sociales fun- damentales? Indudablemente, las siguen. Toda in- novacién orgénica en la estructura modifica orgi- nicamente las relaciones absolutas y relativas en el campo internacional, a través de sus expresiones PREVISION ¥ PERSPECTIVA cr) técnico-militares. Ni siquiera la posicién geogrifica de un Estado nacional precede a las modificacio- nes estructurales, sino que las sigue (légicamente), reaccionando no obstante sobre ellas en cierta me- dida (en la medida precisamente en que las so- brestructuras reaccionan sobre la base, la politica sobre Ia economia, etc.). De otra parte, las rela- ciones internacionales reaccionan pasiva y activa- mente sobre las relaciones politicas (de hegemonia de los partidos). Cuanto més subordinada se halla Ja vida econémica inmediata de una nacién a las relaciones internacionales, tanto més un determina- do partido representa esta situacién y Ia aprovecha para impedir la promocién de los partidos adversa- ios (jrecordemos el famoso discurso de Nitti so- bre la imposibilidad técnica de la revolucién italia- nal). De esta serie de hechos se puede extraer la conclustén de que a menudo el “partido del extran- jero” no es propiamente el que se indica vulgar- mente como tal, sino precisamente el partido més nacfonalista que, antes que representar a las fuerzas vitales del pais propio, encarna en realidad Ia sub- ordinacién y Ia servidumbre econémica a las na- ciones 0 a un grupo de naciones hegeménicas. ‘Bs preciso plantear exactamente y resolver el problema de las relaciones entre estructura y so- breestructura para Wegar a un correcto anilisis de las fuerzas que operan en la historia de un de- terminado periodo y precisar su correlacién. Hemos de movernos en el dmbito de dos principios: 1) el de que ninguna sociedad se traza tareas para cuya solucién no existan ya las condiciones nece- sarias y suficientes o no estén éstas, cuando menos, en vias de aparicién y desarrollo; 2) el de que nin- guna sociedad desaparece y puede ser sustituida si antes no se han desarrollado todas Jas formas de { eee eis ni 20 CONTRA EL PESIMISMO vida implicitas en sus relaciones* La reflexidn so- bre estos dos principios puede Hevarnos a desarro- Mar toda otra serie de normas de metodologia his- t6rica. Por Jo pronto, en el estudio de na estroctura hemos de distinguir los movimientos organicos (re- lativamente estables) de los movimientos que pu- digramos lamar “de coyuntura” (y que se presen- tan como oeasionales, inmediatos, casi accidentales) Los fenémenos de coyuntura dependen también, cier- tamente, de los movimientos organicos, pero su sig- nificado no tiene gran alcance histérico: dan origen a la critica politica menuda, cotidiana, que involu- cra a los pequefios grupos dirigentes y a las personali- dades inmediatamente responsables del poder. Los fenémenos orgénicos dan lugar a la critica histé- rica-social, que involuera a las grandes agrupacio- nes, van mas allé de las personas inmediatamente responsables y del personal dirigente. Al estudiar un periodo histérico aparece la gran importancia de esta distincién. Se comprueba la existencia de una crisis que, a veces, se prolonga durante decenas de afios. Esta excepcional duracién significa que en la estructura se han revelado (han adquirido madu- rez) contradicciones irreparables, y que las fuer- zas politicas que actitan positivamente para la con- servacidn y defensa de esa misma estructura se esfuerzan, sin embargo, en curarlas dentro de * Gramsci hace suyo, expresado en palabras propias, ol contenido de dos pasajes de Mare, extraldos del Pretacio Ia obra Contribucion a. la critica’ deta. econovsta politica ‘ia humsnidad mo se propone nunca mis que los preblcmnas aque puede resolver pues, miranda demas cerea, 52. Verd Blempre que el problema mismo no se ‘presenta, mas nue fuando. las" condiciones materiaice “para ‘esoiverlo existen ose encuentran en estado de existie™ ¥ abundando una. vez ins: “Una sociedad no desaparece ninea antes de que ream Gecarrolladas todas as fuorzay produeloras que pueda con- tener, y las relaciones ‘se. produccion nuevas y" superiores norte fucttuyen dune ely notes de gue as cndlloe hes Taateriales dc" existencia de esas relaciones ‘hayan S100 mas en el sono mismo de In vieja sociedad PREVISION ¥ PERSPECTIVA a ciertos limites y en superarlas. Estos esfuerzos in- cesantes y perseverantes (ya que ninguna forma- cidn social se avendra nunca a confesar que esti superada) constituyen el terreno de lo “ocasional”, en el cual se organizan las fuerzas antagonicas que tienden a demostrar (demostracién que en wl- tima instancia sdlo se impone y es “verdadera” si se convierte en una nueva realidad, si las fuerzas antagonicas triunfan, pero que en lo inmediato se desarrolla en una serie de polémicas ideolégicas, religiosas, filos6ficas, politicas, juridicas, ete., cuya concrecién es valorable en la medida en que logran ser convincentes y desplazar el anterior alinea- miento de las fuerzas sociales) que existen ya las condiciones necesarias y suficientes para que de- terminadas tareas puedan, y por lo tanto deban, resolverse histéricamente (deban, porque cualquier dimisin del deber histérico aumenta el desorden necesario y prepara catdstrofes mas graves). Hl error que se comete con frecuencia al hacer anélisis hist6rico-politicos consiste en no acertar con la relacién justa entre lo organico y lo ocasio- nal: asi ocurre que, o bien se presentan como cau- sas directamente operantes las que por el contrario actiian de manera mediata, o bien se afirma que las causas inmediatas son las tinicas eficientes; en un caso, se cae en un exceso de “economismo” 0 doctrinarismo pedante; en el otro, en un exceso de “{deologismo”; en un caso, se sobrevaloran las cau- sas mecanicas; en el otro, se exalta el elemento voluntarista e individual.‘ La distincién entre “mo- vimientos” y hechos orginicos y movimientos y hechos de “coyuntura” u ocasionales, debe aplicar- + Aqui el término “eoonomisma” es utilizado para indie car ia'eonexion demasiado facile inmediata entre fuerzns $F movimientos econdmicos y_ sus consecuchcias politicas Yaeologismo” indica, Ja sobrevaloracién de las ideas polti- ‘cas respeeto a {uoreas y movimientos econémicos oS 3 i NN es sommes penn : 22 CONTRA EL PESIMISMO se a toda clase de situaciones; no sélo a aquellas en las que se verifica una involucién regresiva 0 de crisis aguda, sino también a aquellas en las que se verifica un desarrollo progresivo y de prosperidad y @ aquellas en las que se comprueba un estanca- Imiento de las fuerzas produetivas, El nexo dialée- tico entre los dos érdenes de movimiento y, por Jo tanto, de investigacion, dificilmente vendra es- tablecido de manera exacta; y si el error es grave en historiografia, atin lo es més en el arte de Ja politica, cuando se trata no de reconstruir la his- toria pasada, sino de construir la presente y futura; Jos propios deseos y las propias pasiones inmediatas son la causa del error, en cuanto éstos substituyan el anilisis objetivo e imparcial, y ello se produce no como medio” consciente para estimular la ac- cidn, sino como autoengaiio, También en este caso Ja serpiente muerde al charlatan; en otros térmi- nos, el demagogo es la primera vietima de su de- ange in aspecto del mismo problema es la Hama custtin'de la correlacii de fuerzas, “A menudo leemos en las narraciones historicas la expresiOn genérica: “correlaciones de fuerzas favorables 0 desfavorables a tal o cual tendencia”. Asi, abstrac- tamente, esia formulacién no explica nada 0 casi nada, porque no se hace mis que repetir el hecho que Se debe explicar, presentindolo una vez como hecho y otra como ley abstracta y como explica- cién. El error teérico estriba, por tanto, en pre- senlar como “causa histrea”? o gue es una regla je investigacién y de interpretacidn. de tueras Son Tavorabies.(e ‘Eeaverbl) ‘Sino po de Sable)" Es moncstor por’ consiguiente, interrogarse. sabre el por qué; en" eso’ soni, el andlisis doles eotreloclones de cress ofrece um métods (replas) de invest terpretacion historia, sia) de tnvestgacitn ¥ Ge ine PREVISION ¥ PERSPECTIVA 23 En la “correlacién de fuerzas” hemos de distin- guir diversos momentos 0 grados, que fundamen- talmente son: 1) Una correlacién de fuerzas sociales estrecha- mente ligada a la estructura, correlacion objetiva, independiente de la voluntad de los hombres, que puede ser ponderada con los sistemas de las cien Gias exactas o fisieas. Sobre la base del grado de desarrollo de las fuerzas materiales de produccién se producen los reagrupamientos sociales, cada uno de los cuales representa una funcidn y ocupa una posicién determinada en la produceién misma. Es- ta correlacién es lo que es, una realidad irreducti- ble: nadie puede modificar el niimero de las em- presas y de los hombres empleados en ellas, el humero de las ciudades con la poblacién urbana ‘existente, ete. Este alineamiento fundamental per- mite estudiar si en la sociedad existen las condi- Giones necesarias y suficientes para su transforma cién, es deeir, permite controlar el grado de realismo y de viabilidad de las diversas ideologias nacidas 3a su mismo terreno, en el terreno de las contra- dicciones que él ha generado a lo largo de su des- arrollo. 2) El siguiente aspecto es el de la correlacién de las fuerzas politicas, es decir, la valoracién del grado de homogeneidad, de autoconciencia y de or- Ganizacién aleanzado por los diversos grupos so- Ciales, Este aspecto puede, a su vez, ser analizado y dividido en distintos grados, que corresponderian 4% los diversos momentos de 1a conciencia politica colectiva, tal y como se ha manifestado hasta ahora en la historia. El primero y mas elemental es el econémico-corporative: un comerciante siente el Geber de ser solidario de otro comerciante; un fa- ricante, de otro fabricante, etc., pero el comer- ciante no se siente atin solidario del fabricante; 24 ‘CONTRA EL, FESIMISMO esto es, se siente la unidad homogénea, y el deber de organizarla, del grupo profesional, pero todavia no la del grupo social mas vasto. El segundo mo- mento es aquel en que se adquiere conciencia de la solidaridad de intereses entre todos los miembros del grupo social, pero sélo en el terreno meramente econémico. Ya en esta fase se presenta la cuestion del Estado, pero s6lo en el terreno de Megara la igualdad politico-juridica con los grupos dominan- ‘es, puesto que se reivindica el derecho a partici- par en la legislacién y en la administracién y tal Vex a modificarlas, a’reformarlas, pero dentro de Jos marcos fundamentales existentes. El tercer mo- mento es aquel en que se cobra conciencia de que los propio intereses corporativos, en su desarrollo presente y futuro, rebasan el circulo corporativo, de grupo meramente econémico, y pueden y deben convertirse en los intereses de otros grupos subor- dinados, Es ésta la fase més francamente politica, Ja que marca el trnsito neto de la estructura a la esiera de las superestructuras complejas; es la fase en que las ideologias que han germinado anterior mente se convierten en “partido”, vienen a la con- frontacién y entablan la lucha hasta que s6lo una de ellas, 0 al menos una sola combinacién de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse en toda el area social, determinando ademis de la unicidad de los fines econémicos y politicos la uni- dad intelectual y moral, planteando todas las cues- tiones en torno a las cuales hierve la lucha, no sélo en el plano corporativo, sino en el plano “uni- versal”, y creando asi la hegemonia de un grupo social fundamental sobre una serie de grupos sub- ordinados, El Estado se concibe, de esta suerte, co- mo organismo propio de un grupo, destinado a crear as condiciones favorables para la mixima expan- sién del grupo mismo; pero este desarrollo y esta PREVISION ¥ PERSPECTIVA 25 expansién se conciben y presentan como la fuerza mottiz de una expansién universal, de un desarro- lo de todas las energias “nacionales”, es decir, el grupo dominante aparece coordinado concretamen- te a los intereses generales de los grupos subordi- nados, y la vida estatal se concibe como un cons- tante formarse y superarse de equilibrios inestables (en el ambito de la ley) entre los intereses del grupo fundamental y los de los grupos subordina- dos, equilibrios en que los intereses del grupo do- minante predominan, pero hasta un cierto punto, esto es, no hasta el mezquino interés econdmico- corporativo. Tn Ia istria real, estos momentos se implican reciprocamente, por asi decirlo, horizontal y verti- calmente, a saber: de acuerdo con las actividades econdmicas sociales (horizontalmente) y de acuer- do con los territorios (verticalmente), eombinandose y escindiéndose de diversas formas: cada una de estas combinaciones puede estar representada por tuna particular expresién orginica, econémica y po- litica. Es preciso tener en cuenta, ademas, que a estas relaciones internas de un Estado nacional se entrelazan las relaciones internacionales, creando nuevas combinaciones originales e historicamente concretas, Una ideologia nacida en un pais mas desarrollado se difunde en paises menos desarro- Hados, incidiendo en el juego local de las combi- naciones. Esta relaciGn entre fuerzas internacionales y fuer- zas nacionales se complica aim por la existencia fen el interior de cada Estado de multiples zonas territoriales de diversa estructura y diversa corre- lacién de fuerzas en todos los grados (asi la Vendée, que estaba aliada con las fuerzas reaccionarias in- ternacionales y las representaba en el seno de la unidad territorial francesa; asi Lyon, que repre- 26 CONTRA EL PESIMISIKO sentaba en la Revolucién Francesa un particular nudo de relaciones, etc.) 3) El tercer momento es el de la cortelacién de Jas fuerzas militares, decisive de manera directa en cualquier caso, (El desarrollo histérico oscila con- tinuamente entre el primer y el tercer momentos, con la mediacién del segundo.) Pero tampoco éste 3 algo indistinto e identificable inmediatamente, de manera esquematica; también en él se pueden distinguir dos grados: el militar en el sentido es- tricto o téenico-militar, y el grado que pudiéramos Uamar politico-militar. En el desarrollo de la his toria, estos dos grados se han prestado a una gran variedad de combinaciones. Un ejemplo tipico, que puede servirnos como demostracién-limite, ¢s el de la relacin de opresién militar de un Estado so- bre una nacién que intenta alcanzar su indepen- dencia estatal, La relacién no es puramente militar, sino politico-militar; y, de hecho, semejante tipo de opresién seria inexplicable sin el estado de dis- gregacién social del pueblo oprimido y Ia pasividad de su mayoria; por lo tanto, Ia independencia no podra aleanzarse con fuerzas puramente militares, sino militares y politico-militares. En efecto, si la nacién oprimida tuviese que esperar a que el Hsta- do hegeménico Je permitiese organizar un ejército propio en el sentido estricto y téenico de la palabra Para iniciar la lucha por la independeneia, tendria que esperar un buen rato (puede ocurrir que la reivindicacién de contar con un ejército propio fue- se satisfecha por la nacién hegeménica, pero esto signifiearia que ya la lucha, en gran parte, habria sido entablada y ganada en el terreno politico-mili- tar). Inicialmente, la nacién oprimida opondré, Pues, a la fuerza militar hegeménica una fuerza que es sélo “politico-militar”, es decir, opondra una forma de acccién politica que tenga la virtud PREVISION ¥ PERSPECTIVA 27 de determinar reflejos de cardcter militar en el sentido: 1) que sea eficaz para disgregar intima- mente la eficiencia bélica de la nacién hegeménica; 2) que obligue a las fuerzas militares hegeménicas a diluirse y a dispersarse en un amplio territorio, anulando gran parte de su capacidad bélica. Du- rante el Risorgimento italiano se pudo apreciar la desastrosa ausencia de una direccién politico-mili- tar, especialmente en el Partido de Accién (por incapacidad congénita), pero también en el Par- tido piamontés-moderado, ya sea antes o después de 1848, no ciertamente por incapacidad, sino por “maltusianismo econémico-politico”, esto es, por- que no se queria ni insinuar 1a posibilidad de una reforma agraria y porque no se queria convocar una Asamblea Nacional constituyente, sino que se tendia sélo a que la monarquia piamontesa se extendiese a toda Italia sin condiciones 0 limita- ciones de origen popular, con la exclusiva sancién je los plebiscitos regionales. sehen cucstign,vineulada ‘a las anteriores es la de ver si las crisis histérieas fundamentales vienen determinadas de manera inmediata por las crisis econémicas. La respuesta esta contenida implici- tamente en los pardgrafos precedentes, en los que se tratan cuestiones que constituyen una forma distinta de presentar la que ahora tratamos; sin embargo, siempre es necesario, por razones didée- ticas y en funcién del pitblico particular, examinar cada una de Jas formas en que se presenta una misma cuestin como si se tratara de un problema independiente y nuevo. Debe excluirse el que, por si mismas, las crisis econémicas inmediatas pro- duzean acontecimientos fundamentales; sélo pue- den crear un terreno més favorable a la difu- siGn de ciertos modos de pensar, de plantear y resolver las cuestiones en las que se implica todo J 2 conta mu pesieiseo el desarrollo ulterior de la vida estat 0k demas, todas las afirmaciones que concierien los periodos de crisis 0 de prosperidad pueden dar lu- far a juicios unilaterates. tin au Compendis de historia de la Revolucién Francesa, Mathiez, 0} nigndose ata historia vulgar tradicional; que apo. tisticamente “encuentra” una crisis eaiaridente tea Jas grandes rupturas del equilibrio social, afi na ue hacia 1780 la situacion eeonwuiea soe man hee Buena en lo inmediato; por lo cual so se oon decir que la catastrofe del Estado absuluto ine 5 debida a una crisis de empobrecimiento. Cabe ad vertir que el Estado era presa de tna hoscl ertes Tinanelera y que se planteaba a cuestion de soten cual de los tres estados sociales privileyiados* de- berian recaer Jos sacrificios y las cargas de ‘la = denacién de las finanzas esiataies y regi ‘Ade. rns la posieidn econdmica dela bun gauss ea Hloreient, no er buena, clettamcit, eatin fo las clases populares de la thidad y stele sspecialmente'las de ésle illu, uoctacneatee ee lavmiseria endémica, Hn eualguict cao Ie was del equilibrio de faerzas no searcvine pos Gebnae Imecinicas inmediatas de empocrccinisnie del ane Do social que tenia interés en romper cl walle rs Imareo de conflicios fupesiones al hunde. eccne mico inmediato, ligados al “‘prestigio” de clase (in. tereses econémicos futuros), a una exasperacon del sentimiento de independencia, de autonomnia ¥ de poder, La cuestion particular’ del melee a bienestar econémico como causa de nuevas ree, dads ites en mpeco pata el po srados. Pueden producirse novedades, yu ses poe PREVISLON Y PERSPECTIVA 29 que una situacién de bienestar se ve amenazada por el sérdido egoismo de un grupo adversario, © porque el malestar se ha hecho intolerable y no se atisba en la vieja sociedad ninguna fuerza capaz de mitigarlo y de restablecer una normalidad por medios legales. Puede decirse, por consiguiente, que todos estos elementos son la_monifestacién concreta de las fluctuaciones de coyuntura del con- junto de las correlaciones sociales de fuerzas, en euyo terreno se produce la transicién de estas co- rrelaciones politicas, hasta culminar en la correla cién militar decisiva. Si este proceso de desarrollo falta en uno u otro momento, y es éste en esencia un proceso del que son protagonistas los hombres y la voluntad y ca- ‘pacidad de los hombres, la situacién permanece jnoperante y pueden producirse resultados contra- dietorios: la vieja sociedad resiste y se asegura un perfodo de “respiro”, exterminando fisicamente fa la élite adversaria y aterrorizando a las masas de reserva; 0 bien sobreviene la destruccién reci- proca de las fuerzas contrincantes, con la instau- racién de la paz de los cementerios, tal ver bajo Ja vigilaneia de un centinela extranjero. Pero la mis importante observacién que cabe hacer a propésito de cualquier andlisis concreto de la correlacién de fuerzas es éste: que tales and- isis no pueden ni deben ser un fin en si mismos {a menos que se escriba un capitulo de historia del pasado), sino que sélo adquieren wn signifi cado si sirven para justificar una actividad pric tica, una iniciativa de voluntad. Estos anilisis muestran cudles son Jos puntos de menor resis- fencia donde Ja fuerza de la voluntad puede ser licada con mayor fruto; inspiran las operaciones taclicas inmediatas, indican cémo se puede plan- tear mejor una campaiia de agitacién politica, cui =f j i | | i cae 30 CONTRA xt PusrMIsMO ser el lenguaje mas comprensible rensible para las multi- fades ‘ete El elemento decisvo de cualquier sh f2seion es Te fuerza permanentemente. organizada dar cuando se junga que'une aitecee area c situacién es fav & s8lo es favorable en In medida en gue tal firsa ust y ge encuentr lena de ardor combative); , a esencial es la de tend a tea y pacintemente a formar, desarvollar hes esta fuerza cada ver més homogénes, compacta y consclente de si misma, Esto se advierte en la his ia militar y en el cuidado con que, en no im fa merece ye para inlelar una guerra en cualquier” momenta Eis Grandes Estados se han eonvertido on grandes Batados precisamente porque. se_hallaban’ prepa ratdos en todo momento para insertarse eficazmen. fo.en Jas coyunturas internacionales favorables, y tas To eran porque representaban la. posibilidad de insertarse eficazmente en ellas. II]. PROBLEMAS DE LA DIRECCION POLITICA Espontaneidad y direccién consciente De Ia expresién “espontaneidad” se pueden dar diversas definiciones, ya que el fenémeno al que se refiere es multilateral. De momento, hemos de advertir que no existe en Ta historia la esponta- neidad “pura”: ésta coincidiria con el “puro” me- canicismo. En el movimiento “més esponténco” los elementos de “direccién consciente” son sencilla- mente incontrolables, no han dejado huellas do- cumentales verificables. Puede decirse que el ele~ mento de la espontaneidad es por eso caracteristico de 1a “historia de las clases subalternas”, e incluso uno de los elementos mas marginales y periféricos de estas clases, que han cobrado conciencia de clase “para si” y que por ello no sospechan siquie- ra que st historia pueda tener importancia alguna ni que tenga ningiin valor dejar de ella pruebas documentales. ‘xiste, pues, una “multiplicidad” de elementos de “direccién consciente” en estos movimientos, pero ninguno de ellos es predominante ni sobre- pasa el nivel de la “ciencia popular” de un deter- minado estrato social, del “sentido comtin”, es de- cir, de la tradicional concepcién del mundo de aquel determinado estrato. .. Que en todo movimiento “espontineo” existe un elemento primario de direccién consciente, de dis- 32 CONTRA EL. PEsTBMIsMo ciplina, lo demuestra indi 5 sstra_indirectament Skpontaneidad como método, A. este propésito hay qe hacer una distineiOn enire elementos puramen. fe fideolgicos” 'y elementos de accién practic entre estudiosos que defienden la espontancidad Foime “método” inmanente y objetivo del devenir Pirico y politicos de café que la propugnan como Une sane teltice” En los primero se. trata de una cons ea; en los segundos, de una ce cién directa y mezquina ae ela wes "el Grigen prictico evidente, es decir, la voluntad in- asiata de sustituir a una determinada direccion Por gira, También en los estudiosos el error tiene fen prictico, pero no inmediato com segundos, EI epolitimo de los sindesligne fame je la anteguerra contenia ambos elementos: 3 fa ambos ele! sean error lesrico y una eontradiceion (era el emento “soreliano” y el elemento de la e ficién entre Ta tendencia politica tnareo-andieaee a y la corriente socialista).. ae El movimiento turinés* fue acusado og cn cao te mentos: recciOn emprendida, Esta diceccién no. era "ab acta”, no consistia en 1 cinicemente férmulas cientificas 0 tedrieas; no cohen Polftica, 1a accién real, con la disquisicion teéviers Se aplicabe a hombres reales, formados en unas ferminados sentimientos, maneras de ver, fragimen. {2s fe concepciones del mundo, etc. que resultaban ’naciones “espontineas” Ge Tas com s “espontineas” de un ambien. Se retier Maoist Fetlere at movimiento de tos consejos y a LOrdine PROBLEMAS DE LA DIRECCION POLITICA 33, acumulaciones en él de elementos sociales dispa- res. Este elemento de “espontaneidad” no fie omi- tido y menos atin desdefiado: fue educado, fue encatizado, fue purificado de todo Jo que de ex- trafio podia contaminarlo, a fin de hacerlo homo- géneo, pero de modo vivo, histéricamente eficaz, por medio de la teoria moderna? Los propios di- rigentes hablaban de la “espontaneidad” del mo- vimiento; era justo que hablasen de ello: esta afir~ macién era un estimulante, un vitalizador, un ele- mento de unificacién en profundidad; era, mas que nada, la negacién de que se tratase de algo arbi- trario, aventurero, artificial y no histéricamente necesario, Transmit a a la masa una conciencia “teérica” creadora de valores histéricos e institu- cionales, fundadora de Estados. Esta unidad de la “espontaneidad” y de la “direccién consciente”, 0 sea, de la “disciplina”, es precisamente la accion politiea real de las clases inferiores en cuanto que politiea de masas, y no simple aventura de grupos que convocan a Jas masas. ‘A este propésito se plantea una cuestién tedrica fundamental: ;Puede estar la teorfa moderna en ‘oposicién con los sentimientos “espontaneos” de Jas masas? (“esponténeos” en el sentido de que no obedecen a una actividad educadora sistematica por parte de un grupo dirigente ya consciente, sino que se han formado a través de la experiencia cotidiana jluminada por el “sentido comin”, es de- cir, por Ja concepeién tradicional popular del mun- do, eso que bastante pedestremente se denomina “instinto” y que no es mas que una adquisicién histérica primatia y elemental), No puede estar en oposicién: entre ellas hay una diferencia “cuan- titativa’, de grado, no de calidad; debe ser posible una reduccién, por asi decirlo, recfproca, un trén- + Es decir, el marxismo, contra—a RSE a CONTRA EL PESIMISMO, sito de unos a otra y viceversa... Descuidar y, aun peor, desdefiar los movimientos Hamados “es- Pontaneos”, esto es, renunciar a dotarles de una direccién consciente, a elevarles a un plano supe- rior inserténdolos en la politica, puede tener con frecuencia consecuencias muy serias y graves. Ocu- tre casi siempre que un movimiento “esponténeo” de las .clases subalternas va acompafiado de un movimiento reaccionario de Ia derecha de la clase dominadora por motivos concomitantes: una crisis econémica, por ejemplo, determina descontento en las clases subalternas y movimientos espontineos de masas, de un lado; determina, de otro, com- plots de grupos reaccionarios, que aprovechan el debilitamiento objetivo del gobierno para intentar golpes de Estado. Entre las causas efectivas de estos golpes de Estado hay que incluir la renuncia de los grupos responsables a dotar de una direc- cién consciente Jas rebeliones espontineas, hacien- do que se conviertan, por consiguiente, en un fac- tor politico positive, Por ejemplo, las Visperas Sicilianas* y las discusiones de los historiadores para averiguar si se trataba de un movimiento espontineo 0 de un movimiento concertado; se me antoja que en las Visperas Sicilianas se combina ton Tos dos elementos: la insurreccién esponténea del pueblo siciliano contra los provenzales, veloz- mente extendida, hasta dar Ia impresién de simul taneidad y, por lo tanto, de existencia de un acuer- do, a causa de la opresién que ya se habia hecho sl se ha denominado, muchos aos desonés. el Tevan= tamiento cue 9 finales det sirlo XITT dermocd la dominecion anaerina en ‘Sicilia y clev6-al tronn a Fedetion de “Aragin, Ea sublevaciin.empexs eh a1 de marzo Ge tan2 '§ fa horn de vieneras del lunes de. Paseun, on Tn explanada “dvacenie a 18 Telesia del Santo. Repiritu ‘de Palermo. Woy ine his Hladores ya no dudan’ de queen elln contiayeron Ta cblera Popular espontinea y Ja ‘ersanizacion antiongerinas de. ow alindos ‘cuya figure descollante era. precsamente, Giwvans nl da Procida, 7 PROBLEMAS DE LA DIRECCION POLITICA 35 able en todo el émbito nacional, y el ele- tlre td, of an cia, con ventaja para la conjura de Giovanni da | Procida con los aragoneses. Se podrian traer ejem- | plos de todas las revoluciones pasadas, en las cua~ | Jes las clases subalternas se hallaban diversificadas y jerarquizadas en cuanto a la posicién econémica y a la homogeneidad. Los movimientos “esponté- neos” de las capas populares més amplias hacen posible el acceso al poder de la clase subalterna | TMas avanzada, a causa del debilitamiento objetivo del Estado, Es éste también un ejemplo “progre- sivo”; pero en el mundo moderno son mis fre- ientes los ejemplos regresivos. ““Goncepetbn Tistérico-politiea eseoléstica y aca- démica, segin Ia cual sélo es real y digno aquel movimiento que es consciente al ciento por ciento y que incluso se determina mediante un plan mi- rnuciosamente trazado con anterioridad o aue corresponde (Io que es lo mismo) a Ja teorfa abs- tracta, Pero la realidad es rica en las combina- ciones més raras, y es el tebrico auien debe rastrear ‘en esa rareza la confirmacién de esa teorfa. “tra- ducir” al Ienguaje tebrico los elementos de la vida histérica, y no al revés: la realidad quien se pre- | sente conforme al esquema abstracio. Esto no su- cedera jams y, por lo tanto, esta concepeién no es mas que una expresién de pasividad. La fabula del castor (El castor, perseguido por los eazadores que quie- ren extirparle los testiculos, de los que se extraen substancias medicinales, para salvar la vida se cas- tra a si mismo).* zPor qué no se defendié? Escaso + BI castor, en este as0, simboliza a los partides politt- i 36 CONTRA ZL, PESIMISMO sentido de la dignidad humana y de la digni poiltiea do lor parton pero elon ‘elements no son datos naturales, deficiencias propias de un pue- blo de manera permanentemente caracteristica, Son “hechos histéricos” que se explican por la historia pasada y las condiciones sociales presentes. Contradicciones aparentes Predominaba una concepeién fatalista y mecé nica de la historia (Florencia, 1917, acusacién de bergsonismo)* y, no obstante, se registraban acti tudes de voluntarismo formalista, desmafiado y tri- vial: por ejemplo, el proyecto de constituir en 1920 un consejo urbano en Bolonia, exclusivamen- te con los elementos de las organizaciones, es decir de crear un duplicado intitil, substituyendo un or- ganismo bistro enraizdo en las masss, como ja Cémara del Trabajo, por un organismo pura- mente abstracto y libreceo. jBra, al menos, ein tento politico de dotar de una hegemonia al ele- mento urbano, que con Ia constitueién del Consejo vendria a contar con un centro propio, dado aue la Cémara del Trabajo era provincial? Esta in- tencién estaba ausente en absoluto y, por lo de- més, el proyecto no fue realizado, — El discurso de Treves sobre ta “expiacién” Este discurso me parece fundamental para com- Pe, cbonar una resistencia eficaz al Tasca ave nee acusados de “bergsonismo", es decir, de excesive m ce Ain ead Seen MEST pc clones ‘fileséficas influyeron notablemente sobre Sorel, PROBLEMAS DE LA DIRECCION POLITICA 3r prender 1a confusion politica y el dilettantismo polémico de los leaders. Detris de esta discusién Esta el miedo a las responsabilidades concretas; detrés de este miedo, la ausencia de unin con la clase representada, la ausencia de comprension de Sus exigencias fundamentales, de sus aspiraciones, de sus energias latentes: partido paternalista, de equelios burgueses que solo hacen lo imprescin- Uible, {Por qué no hubo defensa? Habia la idea de la psicosis de guerra y de que un pais civili- ado no puede “permitir” que se produzean ciertas fescenas salvajes. Estas generalidades eran asimis- mo coberturas de otros motivos mas profundos (y por otro lado estaban en contradiccién con las afir~ Imaciones repetidas una y otra vez después de una masacre: {Siempre hemos dicho que la clase do- minante es reaccionaria!), que de nuevo se cen~ tran en 1a incomunicacién de la clase, es decir, en las “dos clases”: no se acierta a comprender lo que sucedera si la reaccidn triunfa porque no se Vive la lucha real, sino la lucha exclusivamente como “principio libresco”.* Otra contradiecién en tomo al voluntarismo; si se esta contra el volun- tarismo, se deberia justipreciar la “espontaneidad”. Pues no: lo “espontaneo” era algo inferior, no digno de consideracién, no digno ni siquiera de ser analizado. En realidad, lo “esponténeo” era la prue- ba mas abrumadora de la ineptitud del Partido, porque demostraba la escisién entre los programas Sonoros y los miseros hechos. Pero entre tanto, los hhechos esponténeos ocurrian (1919-1920), daftaban intereses, alteraban posiciones adquiridas, suscita- ban odios terribles incluso en gentes pacificas, ha- cian que saliesen de la pasividad estratos sociales + ‘Todo este paseje se refiere a Ia actitud de os refor~ rmistas (rural, reves, ele) cara. al faselsmo: ‘no resisten- TUES sos escuadras definielon det fascismo como manifes- facion transitoria de Ta pslcosis belica, eteétera, oJ CONTRA EL PESIMISMO empantanados en la putrefaccién: creaban, preci- samente por su espontaneidad y por el hecho de que eran reprobados, el “panico” generalizado, el “gran pavor” que no podian dejar de concitar las fuerzas represivas, implacables a la hora de so- focarlos, Un documento excepcional de esta incomunica- cién entre representados y representantes es el Uamado pacto de alianza entre Confederacion y Partido,’ que puede parangonarse con un concor- dato entre el Estado y la Iglesia, El Partido, que es en embrién una estructura estatal, no puede admitir ninguna divisiin de sus poderes politicos, no puede admitir que una parte de sus miembros se sittie en pie de igualdad de derechos, como co- ligados con el “todo”, asi como un Estado no puede aceptar que una parle de sus sibditos, ademis de Jas leyes generales, establezca con el Estado al que pertenecen, y a través de una potencia extranjera, un tratado especial de convivencia con dicho Es. tado. La admisién de una situacién semejante im- Plica la subordinacién de hecho y de derecho del Estado y del Partido a la llamada mayoria de los representantes: en realidad, a un grupo que se sitiia como anti-Estado y anti-Partido y que acaba ejer- ciendo indirectamente el poder. En el caso del pac- to de alianza resultaba claro que el poder no per- tenecia al Partido. A un pacto de alianza correspondian los extrafios lazos existentes entre Partido y grupo parlamen- tario, lazos también de alianza y de paridad de derechos. Este sistema de relaciones determinaba que el Partido no existiese concretamente como ! Se trala de 1a convencidn estipulada el 29 de septiembre de 1918 entre el PSI y la COL, en la cual se diferenciaban nnetamente Ios respectives. campos. de entre otras cosas, que el Partido abr «a5 politicas y la CGL. las econdmicas ‘in obstaculizarse”) PROBLEMAS DE LA DIRECCION POLITICA 39 organismo independiente, sino sélo como elemento integrante de un organismo mAs complejo, que reunia todas las caracterfsticas de un partido labo- rista, descentralizado, sin voluntad unitaria, ete. Entonces, zdeben estar los sindicatos subordinados al Partido? Seria erréneo presentar asi la cues- tién, El problema debe plantearse de esta manera: todo miembro del Partido, cualesquiera, que sean siciones 0 cargos que ocupe, es siempre un Inlembro del Batido y se halla subordinado a su direccién. No puede haber subordinacién entre sin- Aicato y Partido; si el sindieato ha elegido espon- a como dirigente suyo a un miembr Gel Partido, significa que el sindieato scepia I bremente las directrices del Partido y, por consi- guiente, que acepta libremente (incluso lo desea) el control sobre sus funcionarios, Este problema no fue formulado correctamente en 1919, aun cuan- do existia un gran precedente instructivo, el de junio de 1914; pues, en realidad, no existia una po- iitica de las fracciones, es decir, una politica del Partido. Centralismo orgénico, centralismo democritico, disciplina ;Cémo debe entenderse la disciplina, si con esta palabra indicamos una relacién continuada y per- manente entre gobernantes y gobernados que rea- liza una voluntad colectiva? Ciertamente, no como una aceptacién pasiva y obtusa de drdenes, como mecdnica ejecucién de una consigna (lo cual ser, no obstante, necesario en determinadas ocasiones, como, por ejemplo, en el curso de una accién ya decidida e iniciada), sino como una consciente y Ideida asimilacién de la directriz a realizar. La hua 40 CONTRA EL PESIMISMO disciplina no anula, pues, la personalidad en el sentido organico, sino que limita tnicamente el al- bedrio y la impulsividad irresponsable, sin hablar ya de la fatua vanidad por sobresalir. $i se medita sobre el concepto de “predestinacién”, propio de algunas corrientes del cristianismo, ‘ni siquiera aquél anula el Hamado “libre albedrio” en el sen- tido catélico, pues el individuo acepta de grado el designio divino (asi presenta Manzoni el pro- blema en la Pentecoste), designio que no puede contrariar, es cierto, pero al que colabora con todas sus fuerzas morales, La disciplina, por consiguien- te, no anula Ja personalidad ni la libertad: la cuestin de la “personalidad y Ia libertad” no se suscita por el hecho de la disciplina, sino por el “origen del poder que ordena la disciplina”. Si éste es un origen “democratico”, es decir, si la autoridad es una funcidn técnica especializada y no un “arbitrio” o una imposicién extrinseca y exte- rior, la disciplina es un elemento necesario de or- den democratico, de libertad. Se diré que es funcién técnica especializada cuando la autoridad se ejerza en un grupo socialmente (0 nacionalmente) ho- mogéneo; cuando la autoridad la ejerce un grupo sobre otro, la disciplina serd auténoma y libre para el primero, mas no para el segundo, En caso de uria accién iniciada, 0 bien decidida ya (sin que haya tiempo para volver a discutir con utilidad la decisién), la disciplina puede pa- Tecer asimismo extrinseca y autoritaria. Pero otros elementos 1a justifican entonces. Es una observa- cién de sentido comin que una decisin (direc ‘riz) parcialmente errénea puede causar menos estrago que una desobediencia, aunque ésta se jus- tifique con razones generales; pues a los dafios parciales de la orientacién en parte equivocada se acumulan los de la desobediencia y de la du- PROBLEMAS DE LA DIRECCION POLITICA 4 plicacién de directrices (esto se ha comprobado a menudo en la guerra, cuando determinados gene- rales no han obedecido érdenes parcialmente erré- neas 0 peligrosas, provocando catastrofes peores ¥ con frecuencia irreparables) Paso de la guerra de maniobra (y det ataque frontal) a la guerra de posiciones también en el campo politico Se me antoja ésta la cuestién de teoria politica més importante que ha planteado el periodo de postguerra, y la mis dificil de resolver con justeza. Cuestién ligada a las promovidas por Trotsky que, de uno u otro modo, se puede considerar el tedrico politico del ataque frontal en un perfodo en que este ataque sélo es causa de derrota. En la ciencia politica este paso esté ligado sélo indirectamente (de manera mediata) con el que se produce en el terreno militar, si bien existe una relacién, cier- tamente, y una relacién esencial, La guerra de po- siciones exige enormes sacrificios a masas inabar- cables de la poblacién; por eso es necesaria una concentracién inaudita de la hegemonia y, por con- siguiente, una forma de gobierno més “interven- cionista”, que emprenda més abiertamente la ofen- siva contra los oposicionistas y organice de manera permanente la “imposibilidad” de la disgregacién interna: controles de todo género politicos, admi- nistrativos, ete, reforzamiento de las “posiciones” hhegeménicas del grupo dominante, ete. Todo lo cual indica que se ha entrado en una fase culmi- nante de la situacién politico-histérica, ya que en la politica la “guerra de posiciones”, una vez ga- nada, es decisiva definitivamente. Es decir, en la politica subsiste la guerra de movimiento’ mien- 2 CONTRA EL PESIMISMO tras se trata de conquistar posiciones no decisivas Y, Por consiguiente, no son movilizables todos los recursos de la hegemonia del Estado; pero si por una u otra razén estas posiciones han perdido su valor y s6lo tienen importancia las decisivas, se pasa entonces a la guerra de asedio, densa y difi- cil, en la que se requieren cualidades excepeionales de paciencia y de espiritu de inventiva, En la po- litica el asedio es recfproco, no obstante todas las, apariencias, y el solo hecho de que el dominante tenga que hacer ostentaciin de todos sus recursos demuestra el valor que concede al adversario Dirigir y_organizar Conviceién cada dia més arraigada de que no menos que las iniciativas importa el control de ejecucién de las iniciativas; de que medios y fines coinciden perfectamente (aunque esto no ha de entenderse materialmente) y de que sélo se puede hablar de perseguir un fin cuando se sabe preparar econ exactitud, cuidado y meticulosidad los medios adecuados, suficientes y necesarios para alcanzarlo (ni mas ni menos, nia este lado ni al otro del visor). Conviecién’ arraigada, asimismo, de que si las ideas caminan con los hombres de buena vo- luntad, y se realizan histéricamente a través de ellos, el ‘estudio de los hombres, la eleccién de és- tos, el control de sus actividades son tan necesarios como el estudio de las ideas, ete. Por eso, cualquier distincién entre ditigir y organizar (y en organizar se incluye “verificar y controlar”) apunta a una desviacién y, a menudo, a una traicién. IV. EL PARTIDO POLITICO Elementos de politica Es preciso decir que los primeros que se olvi- dan son precisamente los elementos primatios, las cosas més elementales; aquéllos, por otra parte, repitiéndose infinitas veces, se convierten en las columnas de la politica y de cualquier accién co- lectiva. El primer elemento es que existen de veras go- bernantes y gobernados, dirigentes y dirigidos. Toda la ciencia y el arte de 1a politica se basan en este hecho primordial, irreductible (dentro de ciertas condiciones generales). Los origenes de este hecho constituyen un problema en si, que habra de es- tudiarse en si (por lo menos se podra y se deberd estudiar cOmo atenuar y hacer desaparecer el he- cho, modificando ciertas condiciones identificables como operantes en este sentido),* pero persiste el hecho de que existen dirigentes y dirigidos, go- bernantes y gobernados. Sentado este hecho, ha- bremos de considerar eémo se puede dirigir del modo més eficaz (a partir de ciertos fines) y, por Jo tanto, e6mo preparar de la mejor manera a los dirigentes (y en esto consiste, mas precisamente, la primera parte de la ciencia y del arte de la politica) y eémo, de otro lado, conocer las lineas de menor resistencia 0 lineas racionales para con- tar con Ia aquiescencia de los dirigidos o gobernados. * Que operan en el sentido de crear gobernantes ¥ go bernados. “4 CONTRA EL PESIMISMO En la formacién de los dirigentes es fundamental esta premisa: jse quiere que haya siempre gober- nados y gobernantes, o bien, se aspira a crear las condiciones en las que desaparezca la necesidad de la existencia de esta division? Es decir, gse parte de la premisa de la perpetua divisién del género humano, o se cree que ésta es ‘inicamente un fac- tor histérico que responde a ciertas condiciones? Ha de estar claro, ademés, que aun cuando la di- visidn entre gobernantes y gobernados surja, en iltimo anilisis, de la divisién entre grupos socia- les, también existe, tal como estn las cosas, in- cluso en el seno de un misino grupo socialmente homogéneo; en cierto sentido puede decirse que esa divisién es una ereacién de la division del tra- bajo, €s un hecho téenico. Sobre esta coexistencia de ‘motives especulan aquellos que en todo ven tan solo “técnica”, necesidad “técnica”, ete., para no formularse el problema fundamental, Dado que también en el mismo grupo existe la divisién entre gobernantes y gobernados, es menes- ter fijar algunos principios inderogables, y es pre- cisamente en este terreno donde se producen los “errores” mas graves, es decir, donde se manifiesta la incapacidad mas criminal, ‘pero mas dificil de enderezar. Se cree que habiendo sido establecido el principio por el propio grupo? la obediencia + puesto que, como se ha visto Uness tris, existon dil enter 7 ditetioe to tno interior dei apo {itiente homogineo (por ejenpo, en el interior Ge cl fe ober 0. de au Pariso de’ vinguardin, es, preciso no Gefen tite Oe la sin de ete ee speiia ‘Secln de persuasion y conviclon en el ineror del aru. fo ‘iniano, Ghana adviérie con aguiera que precisamente 2B) ile terreno pueden producie low entes' mar" graves fSles como el buvocraisn, el eaudllimo, el autotarse foo 0 gue 41" lima el “cadornmo", derivado" del nom: ite dal general Gator: prinelpalrenpontaie Ge In ai trate de aporeto (que sacé a ix hus Gel a los evores de Aireccién del ejerlt allan, EL PARTIDO POLITICO 45 debe ser automatica, debe producirse no sélo sin que se requiera una demostracién de “necesidad” y racionalidad, sino que debe ser indiscutible (al- guno piensa y, lo que es peor, actiia de acuerdo con esta idea de que la obediencia “vendré” sin tener que ser requerida, sin tener que indicarse Ja via a seguir), Es dificil, pues, extirpar el “ca- dornismo” de los dirigentes, es decir, la conviccién de que una cosa se haré porque el dirigente con- sidera justo y racional que se haga; si no se hace. "Ja culpa” se atribuye a quien “deberia haber.. etcétera, De esta suerte, resulta dificil extirpar el habito criminal de la despreocupacién por evitar sacrificios indtiles. Sin embargo, el sentido comin nos dice que la mayor parte de los desastres co- lectivos (politicos) se producen porque no se ha Duseado la forma de evitar el sacrificio initil o se han dado pruebas de que no se tenia en cuenta ‘el sacrificio de los demés y se jugaba con la piel fajena. Todos hemos ofdo contar a oficiales del frente cémo los soldados arriesgaban realmente Ta vida cuando més necesario era, pero se rebelaban cuando se sabfan desatendidos. Por ejemplo, una compaiifa era capaz de ayunar durante muchos dias cuando vela que los viveres no podian llegar por causa de fuerza mayor, pero se amotinaba si perdia tna comida por el abandono y el burocratismo, eteétera, Este principio se extiende a todas las acciones aue exigen sacrificio. Por cuya razén, siempre des- pués de un revés hay que indagar ante todo las responsabilidades de los dirigentes, y esto en un sentido estrieto (por ejemplo, un frente esta cons- fituido por varias secciones y cada seccién tiene sus dirigentes; es posible que de una derrota sean més responsables los dirigentes de una seccién que los de otra, pero se trata de mas o de menos, nunca de ain 46 CONTRA EL PESIMISMO exclusién de responsabilidad para nadie) Establecido el principio de que existen dirigidos y dirigentes, gobernantes y gobernados, resulta Gierto que los “partidos” son, hasta ahora, el modo més adecuado para formar dirigentes y capacidad de direccién (los “partidos” pueden presentarse bajo las denominaciones més diversas, incluso Ja de antipartidos y “negacién de los partidos”; en ealidad, hasta los sedicentes “individualistas” son hombres de partido, sélo que quisieran ser “jefes de banderia” por la gracia de Dios o de la imbe- cilidad de quienes les siguen) ... EL partido politico Se ha dicho que el protagonista del nuevo Prin- cipe* no podria ser en la época moderna un héroe individual, sino el partido politico, es decir, en cada caso y en las diversas relaciones internas de Jas distintas naciones, aquel partido conereto que Se propone fundar un nuevo tipo de Estado (y que ha sido creado racional ¢ histéricamente cents histéricamente con {,, Pata Gramsci el nuevo Principo es precisamente el par {ido politica de ta clase obrern. Con exta expresion, Graal alude al, Principe, de. Nicolis Magulavelo (19601827), ass Erande de Jos historiadores y pensadores politicos talons oe esta obra, Maquiavelo examinaba los diversas tipts degen cipades ¥ se detenia, sobre todo, en los Se nueva forme, fstableciendo ‘los principios sobre los gue debectan tenon, De este modo conformaba la figuta ideal de un Brine ee yaligndose de todas tas habliidades de la polliles temic Ja astucta y ta persuasion, lograse unifiear toe dispersos lara bros de itatia Yo al menos de una paste de ella, caw tos extranjeros y construir un gran Estado unitasion El pat zalelo entre el Principe de Maquavelo y cl nuevo princes de “Gramsci ‘se basa. en esta Iden: endonces ah poeta del Betado unitario es decin, el problema del orem ae Ja sociedad ftaliana) s6lo podia ser resuelio por vn mane area: hoy, el problema de la unidad mis protunds’ ty nar girl problema de la transformacion socialists de Halas pees {fe intcamenta! ser resielto por un stan Partie de mhees ee ee EL PARTIDO POLITICO a Debemos anotar que en los regimenes que se ajustan al modelo totalitario asume, en realidad, la funcién tradicional de la institucién de la Coro na un partido determinado, que es precisamente totalitario porque asume dicha funcién. Si bien todo partido es la expresién de un grupo social, deter- minados partidos representan, con todo, a un solo grupo social, en ciertas condiciones dadas, cuando ejercen una funcién de equilibrio y de arbitraje entre los intereses del grupo propio y los demas grupos, y procuran que el desarrollo del grupo re- presentado se produzca con el consenso y la ayuda de los grupos aliados, cuando no de los grupos decididamente adversarios. La férmula constitucio- nal del rey o del presidente de la repiiblica que “teina, pero no gobierna” es la férmula juridica que expresa esta funcién de arbitraje, la preocupa- cién de los partidos constitucionales de no “dejar al deseubierto” la Corona o el presidente; las formu- las sobre la no responsabilidad del jefe del Estado por los actos de gobierno, sino sobre la responsa- bilidad ministerial, constituyen la casuistica del principio general de tutela derivado de Ia concep- cién de la unidad estatal, del consenso de los go- bernados a Ta accién estatal, cualesquiera que sean las personas que ejercen de manera inmediata el gobierno y su partido. Con el partido totalitario estas formulas pier- den significado y quedan minimizadas, por consi- guiente, las instituciones que funcionaban en el sentido de dichas férmulas, pero Ia funcién misma se transfiere al partido, que exaltara el concepto abstracto de “Estado” e intentar de diversas ma- neras dar la impresién de que la funcién de “fuer- za imparcial” sigue activa y eficaz‘ + Gramscl se refiere al partido faseista, que tenia, prect- samente, Identificarse con el Estado, 48 CONTRA EL PESIMISMO Cuando se quiere escribir Ja historia de un par- tido politico, hay que afrontar, en realidad, una serie de problemas mucho menos simples de Io que cree, por ejemplo, Roberto Michels, al que se con- sidera, sin embargo, especialista en Ia materia. ;Qué es la historia de un partido? ;Sera la simple na- rracién de la vida interna de una organizacién po- Uitica? {El relato de cémo nace, de los primeros grupos que la constituyen, de las polémicas ideo- Jogicas a través de las cuales se forma su programa y su coneepeién del mundo y de la vida? En tal caso se tratarfa de la historia de grupos intelec- tuales restringidos y a veces de la biografia politica de una sola individualidad. El cuadro habré de ser, por Io' tanto, mas vasto y comprehensive. Tendra que hacerse la historia de una determi- nada masa de hombres que ha seguido a los pro- motores, que les ha sostenido con su confianza, su lealtad, su diseiptina, o les ha criticado “realmente”, dispersindose 0 permaneciendo pasiva ante de- terminadas iniciativas. Pero esta masa, jestard integrada exclusivamente por los miembros del partido? ;Serd suficiente seguir los congresos, las votaciones, etc., es decir, todo el conjunto de acti- vidades y' modos de existencia con los que una masa de partido manifiesta su voluntad? Evidente- mente, habré que tener en cuenta el grupo social del que es expresién y parte mis avanzada el par- tido en cuestién; esto es, la historia de un partido no puede dejar de ser la historia de un determi- nado grupo social. Pero este grupo no esta aislado; tiene amigos, simpatizantes, adversarios, enemigos. Sélo del complejo cuadro de todo el conjunto social y estatal (y a menudo con interferencias interna- cionales) resultaré la historia de un determinado partido, por lo que puede decirse que escribir la historia de un partido significa ni mas ni menos EL PARTIDO POLITICO 49 que escribir la historia general de un pais desde un punto de vista monogréfico, para poner de re- lieve un aspeeto caracteristico. Un partido habré tenido mayor 0 menor significado y peso, en la medida justamente en que su actividad particular haya pesado mas 0 menos en la determinacién de la historia de un pais. Por consiguiente, del modo de escribir la historia de un partido se deriva el concepto que se tiene de To que es y de lo que debe ser un partido, El sec- tario se exaltaré ante los pequefios hechos inter- nos, que tendrn para él un significado esotérico y lo llenarén de mistico entusiasmo; el historiador, ‘aun dando a cada cosa la importancia que tenga dentro del cuadro general, pondra el acento ante todo en la eficiencia real del partido, en su fuerza determinante, positiva o negativa, en su contribu- cién para promover un acontecimiento y también para impedir que otros acontecimientos se cum~ pliesen, La cuestién de saber cuando un partido esta for- mado, es decir, cuindo tiene una tarea precisa y permanente, da lugar a muchas discusiones y con frecuencia también, por desdicha, a una forma de vanidad no menos ridicula y peligrosa que la “va- nidad de las naciones” de que habla Vico. Es cierto que se puede decir que un partido nunca esta for- mado y cumplido, en el sentido de que todo des- arrollo crea nuevas tareas y misiones y de que para algunos partidos es cierta Ia paradoja de que sélo estin cumplidos y formados cuando ya no existen, es decir, cuando su existencia se ha hecho histéricamente inttil. De esta suerte, puesto que todo partido no es més que tna nomenclatura de clase, es evidente que para el partido que se pro- pone anular la divisién en clases, su perfeccién y su plenitud consisten en haber dejado de existir Contra | 50 CONTRA EL PESIMISMO porque ya no existen clases ni, por consiguiente, la expresién de éstas. Pero aqui queremos aludir a un particular aspecto de este proceso de des- arrollo, al momento que sigue a aquel en que un hecho puede existir o no existir, en el sentido de que la necesidad de su existencia todavia no se ha hecho “perentoria”, sino que depende en “gran par- te” de la existencia de personas de extraordinario poder volitivo y de extraordinaria voluntad. jCuéndo un partido se hace “necesario” histéri- camente? Cuando las condiciones de su “triunfo”, de su infalible hacerse Estado estén, por lo me- nos, en vias de formacién y permiten prever nor- malmente sus ulteriores desarrollos. Pero jcuando puede decirse, en tales condiciones, que un partido no puede ser destruido con medios normales? Al responder tenemos que desarrollar un razonamien- to: para que exista un partido es necesario que confluyan tres elementos fundamentales (es decir, tres grupos de elementos): 1) Un elemento difuso, de hombres comunes, corrientes, cuya participacién viene dada por la disciplina'y la fidelidad, no por el espiritu crea- dor y altamente organizativo, Sin ellos, el partido no existiria ciertamente, pero es también verdad que “solamente” con ellos tampoco existiria. Son una fuerza en tanto que hay quien las centraliza, Jas organiza, las disciplina, pero en ausencia de esta fuerza cohesiva se dispersarian y se anularian en un polvillo impotente. No se niega que cada uno de estos elementos pueda convertirse en una de las fuerzas cohesivas, pero hablamos de ellos precisamente en el momento en que no lo son ni estén en condiciones de serlo, 0 si lo son, lo son Yinicamente en un cireulo restringido, politicamente ineficiente y sin consecuencias. 2) El elemento cohesivo principal, que se cen- EL PARTIDO POLITICO a1 traliza en el terreno nacional, que comunica efi- ciencia y potencia a un conjunto de fuerzas que abandonadas a s{ mismas no contarian para nada © poco menos; este elemento esta dotado de una fuerza altamente cohesiva, centralizadora y disci- plinadora, y también, acaso por lo mismo, de inven- tiva (entendiendo “inventiva” en una determinada direccién, de acuerdo con ciertas lineas de fuerza, ciertas perspectivas, ciertas premisas). También es verdad que este elemento por si solo no formaria el partido, pero lo formaria més que el primer elemento considerado. Se habla de capitanes sin ejército, pero en realidad es més fécil formar un ejército que formar capitanes. Tan cierto es esto, que un ejército ya existente es destruido cuando faltan los capitanes, mientras que la existencia de un grupo de capitanes puestos de acuerdo entre si con fines comunes, no tarda en dar lugar a un ejército, incluso donde no existia, 3) Un elemento medio, que articula el primer elemento con el segundo, que los pone en contacto, no sélo fisico, sino moral e intelectual. En Ia pré tica, para cada partido existen “proporciones defi- nidas”® entre estos tres elementos, y se alcanza el miximo de eficacia cuando estas “proporeiones definidas” se realizan. Sentadas estas consideraciones, se puede decir que un partido no puede ser destruido con medios normales cuando, al existir necesariamente el se- gundo elemento, cuyo nacimiento esta ligado a la existencia de condiciones materiales objetivas (y si este segundo elemento no existe, todo razona- + Gramsct pone esta expresién entre comillas, porque ale de ala ley quimica de las "proporciones.definidas", seein Ja cual tas substancias se combinen tnleamente en deter- mminades relaciones cuantitativas (Ley de Dalton). La fuen- {e directa de Gramsel es, sin embargo, una pigina de Princip a economia pura. le Matteo Pantaleoni, qe él mismo eita en otra ocatiGn, _ nscale | _eoanmemttiatateiet a 52 CONTRA EL PESIMISMO miento es baldio), bien que sea en un estado dis- perso y errante, no pueden dejar de formarse los otros dos, el primero de los cuales forma necesa- riamente el tercero como su continuacién y su me- dio de expresarse. Para que esto ocurra es preciso que se haya ad- quirido la conviecién férrea de que es necesaria una determinada solucién de los problemas vitales. Sin esta conviccién no se formara el segundo ele- mento, cuya destruccién es la més ficil por lo reducido de su nimero; pero es necesario que este segundo elemento, si es destruido, haya dejado como herencia un fermento que permita su repro- ducelén, ;¥ dénde mejor subsistira este fermento, dénde mejor podré formarse que en el primer y en el tercer elementos, que evidentemente son los més homogéneos respecto al segundo? La actividad de éste es por eso fundamental para la constitu- cién de dichos elementos. Fl criterio para enjuiciar este segundo elemento deberé buscarse: 1) en lo que realmente hace; 2) en lo que prepara ante la hipétesis de su destruccién. De estos dos hechos es dificil decir cual es mas importante, Puesto que en la lucha siempre se debe prever la derrota, la Preparacién de los propios sucesores es un ele- mento tan importante como todo lo que se hace para vencer. A propésito de la “vanidad” de partido se puede decir que es peor que Ia “‘vanidad de las naciones” de que habla Vico. ;Por qué? Porque una nacién no puede no existir, y en el hecho de que existe es siempre posible encontrar —si bien con buena Voluntad y apelando a los textos— que esa existen- cia esti plena de destino y de significacién. En cambio, un partido puede no existir por fuerza propia, No se debe olvidar nunca que en la lucha entre naciones cada una de ellas tiene interés en EL PARTIDO POLITICO 53 que la otra se debilite en luchas internas y que los partidos, son precisamente, los elementos de las luchas internas, En lo que concierne a los par- tidos es, pues, siempre posible la pregunta de si existen por fuerza propia, como necesidad propia, © si, al contrario, sélo existen por interés ajeno (y de hecho este punto jamas se olvida en las polémicas; bien al contrario, es motivo en el que se insiste, especialmente cuando la respuesta no ofrece dudas, lo que significa que prende y hace dudar), Naturalmente, seria un estupido quien de- jara que la duda le royese. Politicamente, la cues- tion s6lo tiene una relevancia momenténea. En la historia del Iamado principio de 1a nacionalidad, Jas intervenciones extranjeras en favor de los par- tidos nacionales que perturban el orden interno en Jos Estados antagonistas son innumerables, hasta el punto en que cuando se habla, por ejemplo, de la politica “oriental” de Cavour, uno se pregunta si se trataba de una “politica”, es decir, de una Hinea de accion permanente, o de una estratagema del momento para debilitar a Austria con vistas al 59 0 al 66 De la misma forma, en los movi- mientos mazzinianos de principios de 1970 (ejem- lo, el caso Barsanti)’ se ve la intervencién de Bis- marek, quien con vistas a la guerra con Francia y ante el peligro de una alianza italo-francesa pen- saba debilitar a Italia mediante conflictos internos. Asi también, en los hechos de juinio de 1914* al- “Gramsct alate « ta slianca de Plamonte con Inglaterra th ucrra de Oriente contra Rusia, ais)” Cavour soteni ia necesidad de ln intervensién incluso sin contrapartida I~ yet 24 de mayo de 1870 en Favi, el cabo Pietro Barsan- 4, a la cabeza de cuatro decenas de republicanes, asalto un cartel ot grito de “Vive Romal” ;Viva la Reptbiieal jAbs jo'la Monarguiat™, Barsantt fue detenido, condenado a muer- ie y fusilado cl 27 de agosto. de 1870, *”'Se trata de la famosa "Semana Roja” (7-14 de junio de chee aA ncnannnmaatiaieetnittes 4 CONTRA EL PESIMISMO gunos ven la intervencién del Estado Mayor aus- triaco cara a la guerra inmediata. Como se ve, la casuistica es abundante y hay que tener al res- ecto ideas claras, Admitiendo que hagamos lo que hagamos se hace siempre el juego de alguien, lo importante es intentar por todos los medios ha- cer bien el juego propio, es decir, vencer clara- mente. En cualquier caso, hay que despreciar 1a “vanidad” de partido, sustituyendo esa vanidad Por hechos coneretos. Quien sustituye los hechos coneretos por la vanidad o hace Ja politica de la vanidad, se hace, sin més, sospechoso de ser poco serio, No es necesario afiadir que los partidos de- ben evitar hasta la apariencia “justificada” de que hacen el. juego de alguien, especialmente si este alguien es un Estado extranjero; que luego se especule es cosa que nadie puede evitar.” Es dificil excluir que un partido politico, cual- quiera que sea (tanto de los grupos dominantes como de los grupos subalternos) deje de cumplir asimismo una funcién de policia, es decir, de tutela de un cierto orden politico y legal. Si esto se de- mostrase taxativamente, la cuestién deberia plan- tearse en otros términos, esto es, en términos de las formas y la orientacién con que dicha funcién se ejerce. Se ejerce en un sentido represivo o de difusién; tiene un cardcter reaccionario 0 un ca- racter progresista? El partido en cuestién, jejerce 1914). La Semana Roja fue un vasto movimiento de cari ter Sasutreccional, provocado por la sangrienta matanza ocu- rida en Ancona’ el primer domingo de junio. a rebolisn tuvo su epleentro en Las Marcas y Romada. Expresion de tun ‘profundo descontento popular, este levantamiento. asic ris “caracteres anarguleos 'y en ocasiones.primitivos. por la eneia de una efieaz direccién politica. socialist, « jTodo el anterior razonamiento conserva siempre su ac- tualidad, particularmente en lo que se rellere a los partidos comunisias, a los que se acusa de hacer cl jucfo a una po: teneia exttanjera (después de 1917 a la Unién Sovisticn) eon necla' monotona por la propaganda ‘anticomunista EL PARTIDO POLITICO 55 su funcién de policia para conservar un orden exterior, extrinseco, obstaculizador de las fuerzas vivas dé la historia, o la ejerce en el sentido que tiende a elevar al pueblo a un nuevo nivel de ci- vilizacién, del que el orden politico y legal es una expresin programatica? En efecto, una ley en- cuentra infractores: 1) entre los elementos sociales reaecionarios que la ley ha desposeido; 2) entre los elementos progresivos a quienes la ley com- prime; 3) entre los elementos que no han alcan- zado el nivel de civilidad que la ley puede repre- sentar. La funcién de poticia de un partido puede ser, pues, progresiva o regresiva; es progresiva cuando tiende a mantener en la érbita de la lega- lidad Jas fuerzas reaccionarias desposefdas y a ele- var al nivel de la nueva legalidad a las masas atrasadas, Es regresiva cuando tiende a comprimir las fuerzas vivas de la historia y a mantener una legalidad rebasada, antihistérica, que se ha vuelto extrinseca. Por lo dems, el funcionamiento del partido en cuestién suministra criterios para la distincién: cuando el partido es progresivo fun- ciona “democraticamente” (en el sentido de un centralismo democratico); cuando es regresivo, funciona “burocréticamente” (en el sentido de un centralismo “burocrético). En este segundo caso, el partido es un puro ejecutor, no un partido de- liberante: entonces es, técnicamente, un drgano de policia y su nombre de “partido politico” es una pura metafora de cardcter mitolégico. 5 ail | | , EL CONGRESO DE LIVORNO* El Congreso de Livorno esta destinado a conver- tirse en uno de los acontecimientos histéricos mas importantes de la vida italiana contemporénea. En Livorno se comprobaré por fin si la clase obrera italiana es capaz de extraer de sus filas un partido auténomo de clase; se comprobara por fin sila experiencia de cuatro afios de guerra imperialista y de dos afios de agonia de las fuerzas productivas mundiales han servido para hacer que la clase obrera italiana cobre conciencia de su misién his- t6rica. La clase obrera es una clase nacional ¢ interna- cional. La clase obrera debe situarse a la cabeza del pueblo trabajador que lucha para emanciparse na- cional e internacionalmente del yugo del capita- lismo industrial y financiero, La tarea nacional de la clase obrera viene definida por el proceso de desarrollo del capitalismo italiano y del Estado bur- gués, que es su expresién oficial. El capitalismo italiano ha conquistado el poder siguiendo esta li- nea de desarrollo: ha uncido el campo a la ciudad industrial y la Italia central y meridional a la septentrional. El problema de las relaciones entre la ciudad y el campo se presenta en el Estado + Aparecié sin firma en L'Ordine Nuovo del 19 de vncr> 1921. Cong es nolorio, el Congreso de Livorno, del PST fondujo e121. de enero de 1921 a la escision del ala comu- hhista de ‘aquel partido ya la fundacion del Partido Comu- Haliano. BL CONGRESO DE LIVORNO 57 burgués italiane, no sélo como cuestién de rela- ciones entre las grandes ciudades industriales y €1 campo que se halla directamente vinculado a fellas en la propia region, sino como 1a cuestién de las relaciones entre una parte del territorio nacional y otra absolutamente distinta y caracte- Tizada por rasgos peculiares, El capitalismo man- tiene, de esta suerte, su explotacion y su domi- nacién: en la fabrica, de manera directa sobre la clase obrera; en el Estado, sobre las mas amplias capas del pueblo trabajador italiano, constituido [por campesinos pobres y semiproletarios. Es ver~ dad que sdlo la clase obrera esta en condiciones de resolver la cuestion meridional, problema central de la vida nacional italiana, arrancando de las manos de los capitalistas y de los banqueros el poder politico y econémico; es verdad que sélo fa clase obrera puede llevar a término el laborioso estuerzo de unificacién iniciado con el Risorgi- ‘mento, La burguesia ha unificado territorialmente fal pueblo italiano; la clase obrera tiene la misién Ge levar a término la obra de la burguesia, tiene Ja misién de unificar econdmica y espiritualmente al pueblo italiano. Esto sdlo se puede lograr des- truyendo la actual maquina del Estado burgués, construida sobre la base de la yuxtaposicién je- rarquica del capitalismo industrial y financiero sobre otras fuerzas productivas de la nacién; esta transformacién s6lo puede producirse mediante el esfuerzo revolucionario de la clase obrera direc- tamente sometida al capital, sélo puede producirse en Milin, en Turin, en Bolonia, en las grandes ciudades de donde parten Jos millones de hilos que constituyen el sistema de dominacién del ca~ pitalismo industrial y bancario sobre todas las fuer- zas productivas del pais, En Italia, por la singular configuracién de su estructura econdmica y poli- ASAE 38 CONTRA RL PESmMISMO tica, no es sélo cierto que al emaneiparse la clase obrera emanciparé a todas las demés clases opri- midas y explotadas, sino también que estas otras clases ‘no conseguitin jamas su emancipaciin a menos de que se alien estrechamente a aquélla, aunque para ello hayan de atravesar los mas duros suftimientos y las pruebas més crueles. El destin« damiento que se producira en Livorno entre comu- nistas y reformistas tendré este significado con- ereto: Ja clase obrera revolucionaria se aleja de aquellas corrientes degeneradas del socialismo que se han corrompido en el parasitismo estatal; se aleja de aquellas corrientes que tratan de aprove- char la posicién de superioridad del Norte sobre el Mediodia para crear una aristocracia proletaria; de aquellos que, al amor del proteccionismo adua- nero burgués (forma legal del predominio del ca- pital industrial y finaneiero sobre las demas fuer- zas_productivas nacionales) habian creado un proteccionismo cooperative y ereian emancipar a la clase obrera a costa de ia mayoria del pueblo laborioso.t Los reformistas agitan como algo “ejem- plar” el socialismo reggiano, desearian hacernos creer que toda Italia y el mundo entero pueden convertirse en una sola y gran Reggio Emilia, La + Gramscl hace suyos dnsertindolor en una perspectiva rs vasta) algunos de los temas, principales de la polemica Imeridionaliste: polémiea contra 1a. proteccids. aduanera Ge tos productos industriaies del Norte, que iba en perjuicio Ge tes ‘campesinos meridioncles forzados a" comprar, atuclos, productos a precios. més elevados; polémica, asimismo eon: tra las facilidades de ‘que goraba el movimento, cooperative Go Norte, facllidades ue tendian a erear estratos privile- iador dentro de la cate obrora, de Tas cuales ia burgue Sia se recarcia siempre a costa de los cempesinos. De a In" descontianan de los “metidionalists” sespecie at PSL, ete Siderado' come representa. de inicrneecbyeies m0" con- Eilisbles con los de. las Masae moridionsies, La perspesiive mais vas. due iitoduce Gammel es, precisament®, ice ig fecesariaollanza entre obreros.y ‘campesinos, para romper las eadenas de una comin exptotacién, EL CONGRESO DE LIVORNO 59 clase obrera revolucionaria declara que rechaza esas formas espireas de socialismo; la emancipa- cién de los trabajadores no puede producirse a través del privilegio arrancado por una aristocra~ cia obrera, mediante el compromiso parlamentario y el favor ministerial; la emancipacion de los tra- bajadores tinicamente puede producirse a través de la alianza de los obreros industriales del Norte y los campesinos pobres del Sur para derrocar el Estado burgués, para instaurar el Estado de los obreros y de los campesinos, para construir un nuevo mecanismo productivo industrial al servicio de las necesidades de la agricultura, al servicio de la industrializacin de la atrasada agricultura ita- liana y de la consiguiente elevacién del nivel de bienestar nacional en provecho de las clases tra- bajadoras. La revolucién obrera italiana y la participacién del pueblo trabajador de Italia en la vida del mun- do no puede realizarse mas que en el marco de la revolucién mundial. Existe ya un germen de go- bierno obrero mundial: es el Comité Ejecutivo de a Internacional Comunista salido del I Congreso. La fraccién comunista del Partido Socialista, van- guardia de la clase obrera italiana, proclamara en Livorno que es necesaria e imprescindible la dis- ‘ciplina y la fidelidad que debemos al primer go- bierno mundial de la clase obrera: precisamente de esto hard el punto central de las discusiones del Congreso. La clase obrera italiana acepta el maxi mo de disciplina porque desea que todas las demas clases obreras nacionales la acepten y observen al maximo, La clase obrera italiana sabe que no puede eman- ciparse ni puede emancipar a las demés clases oprimidas y explotadas por el capitalismo nacio- nal, sino existe un sistema de fuerzas revolucio- + nanan Sinbiniiablit. promi 60 CONTRA EL PESIMISMO narias mundiales que laboran hacia el mismo fin. La clase obrera italiana est dispuesta a ayudar a las demés clases obreras en sus esfuerzos de liberacién, pero desea también tener cierta garan- tia de que aquéllas Ia ayudarén en los suyos, Esta garantia sélo puede darla la existencia de un poder internacional fuertemente centralizado, que goce de Ja confianza plena y sincera de todos los aso- ciados, que esté en condiciones de poner en mo- vimiento sus efectivos con la misma celeridad y Ja misma precisién con que acierta a hacerlo por su parte y en interés de la burguesia el poder mundial del capitalismo. Resulta, pues, evidente que los problemas que decididos en el Congreso de Livorno, no son meras cuestiones internas de partido, no son conflictos personales entre individuos aislados. En Livorno se discutira el destino del pueblo trabajador ita- liano, en Livorno se iniciaré un nuevo periodo de Ja historia de la nacién italiana. VI, FUERZA Y PRESTIGIO La comunicacién en que la actual direccién del Partido Socialista italiano presenta al Congreso de Livorno su propia actividad y la de todo el Partido en Jos tiltimos quince meses es digna, real- mente, en su Arido esquematismo burocratico, de Jo que ha sido en estos meses la vida del Partido, y casi parece hecha aposta para cancelar, sin va~ Tiacién de estilo, un periodo que tal vez ser tini- camente recordado porque en su transcurso ha madurado en la vanguardia revolucionaria del pro- letariado italiano la conciencia de Ia necesidad de destruir la unidad formal y burocratica del Partido Socialista, para aleanzar en el Partido Comunista Ja unidad’substancial de accién y pensamiento, Por si atin fuere menester, esta comunicacién suminis- tra la filtima prueba’ de dicha necesidad, y una vez més invita a abandonar sin pensar lo que se hha convertido ya en carga vana e imtitil impedi- mento. Si hay todavia quien, Iegado el momento de separarse y emprender su camino, rememora la unidad que ya no existe y exalta junto con ella el prestigio de un pasado “glorioso”, esta comuni- cacién ha sido hecha para él, Jamas como en ella hha aparecido de manera tan evidente la posibilidad de que un movimiento de masas, al pasar a tra- vés de los érganos de un partido que deberia ser- vir para imprimirle una forma orginica, ordenada y regular, asi como para hacerlo més fuerte y arro- ador, consiga, por el contrario, perder cuanto te- 62 ‘CONTRA EL PESIMISMO nia de originalidad, de espontaneidad y de fervor, para consumirse en una sucesién de practicas bu- rocraticas, de relaciones jerarquicas y de discusiones vacuas ¢ intranscendentes, En verdad que al leer estas paginas frias, donde se ennumeran una tras, otra las agitaciones para decir de ésta que Ia direc- cién no crey6 oportuno desarrollarla porque no le parecfa maduro el momento, y objetar de aquélla que Ja direecién se vio obligada a asumir su res- Ponsabilidad pese a no haberla iniciado, sino que habia asistido a su esponténeo surgimiento del seno de Jas masas, lanzadas a la accién con Ia fe puesta en las palabras que se les habfan dicho; al leer estas paginas uno acaba por preguntarse si el Par- tido y la espontinea y casi ciega confianza deposi- tada en él por las masas no han sido un obstéculo para que el pensamiento y la actuacién de éstas se desplegasen en formas orgénicas capaces de desem- boear en algo sustancial y concreto. Sin embargo, el prestigio del Partido, especialmente en los ilti- mos afios, después del periodo de Ia guerra ha cons- tituido un elemento fundamental de la psicologia de las masas italianas, y constituye tal vez hasta hoy un punto muerto que los comunistas deben superar mediante un esfuerzo lento de esclareci- miento, esfuerzo orientado a inculcar en aquéllas un poco de espiritu de critica y de examen. En el fondo, si se examina atentamente la accién del Partido y su propaganda durante la guerra, es decir, el origen de este prestigio, se encuentran en ellas los mismos rasgos negativos que provocan hoy la critica de los comunistas a la actitud man- tenida en los tiltimos afios. También entonces, como hoy, se sustentaba en los periddicos, se difundia entre las masas y se adoptaba sin reservas ni res- tricciones un programa de oposicién e incluso de eversién total. Los trabajadores, instintivamente FUERZA Y PRESTIGIO 63 atraidos y arrastrados por su evidente veracidad y por la completa correspondencia de aquél con sus aspiraciones y su manera profunda de enjuiciar los hechos y los hombres, seguian, esperaban, con- fiados en que los propésitos, los proyectos, los pla- nes de accién estarian de acuerdo con Jas palabras. Ante las masas, la absoluta oposicién a la guerra aparecia como 1a légica continuacién de la lucha de clases, Tal era aquella oposicién en los princi- pios y tal deberia haberlo sido también en los he- chos, en los acontecimientos menudos de la vida del Partido y de las organizaciones afines al Par- tido y a su politica, en los hechos cotidianos de la vida de toda la masa. En realidad, la lucha de cla- ses, cuya continuacién se proclamaba audazmente, se habia apagado en los hechos que concernian de cerea, directamente, a los trabajadores; en ‘los he- chos en los que aquélla suele adoptar para los tra- bajadores una forma concreta. Los obreros, en los que continuaba latiendo el espiritu y la necesidad de la lucha como exigencia imprescindible de la vida, se vefan obligados a actuar por caminos obli- euos, fuera del control y del marco del Partido y de las organizaciones, en forma contraria incluso a la taclica oficial u oficiosamente legitimada por aquéllos, Entre los obreros metahiricos de Turin, atin hay quien recuerda haber ido a tratar con los organismos gubernamentales sobre el control de la industria, como representantes de un embrionario organismo de fabrica, y haberse encontrado alli, all Jado de los delegados de los patronos, “paritaria- mente” sentados a discutir, con los compafieros del Partido, con aquellos que fuera proclamaban la imposibilidad de interrumpir la lucha de clases @ causa de la guerra, renunciando en cambio, en la practica sindical, a los mas elementales principios de la accién clasista. De este modo, el programa 64 CONTRA EL PESIMISMO se esfumaba al contacto con la préctica, el Par- tido se mostraba ya entonces impotente para man- tenerse coherente con sus principios hasta en los mis pequefios desarrollos de la accién cotidiana realizada o inspirada por él, para crear, en suma, alrededor de su programa una real y_ sustancial unidad sin darse por satisfecho con el fantasma de una palabra, Y, desde entonees, su fuerza comenz6 a quedar reducida a lo que ha sido en los dos il- timos afios: un “prestigio”, un simple “prestigio”, es decir, el resultado de un estado de animo de seguidores y adversarios, pero no de una capaci- dad de accién organizada. Pero el prestigio adqui- rido por la oposicién a la guerra se arruinaba por primera vez en 1917, después de Caporetto, cuando el partido de la derrota se revelaba incapaz de aprovecharla y transformarla en una victoria y cuando la oposicién verbal, piadosamente, se sui- cidaba ante el Monte Grappa,t con un discurso de Filippo Turati. Después de la guerra han pasado dos afios de propaganda, de resoluciones siempre decididamen- te extremosas, de espera y de promesas; y tras dos afios, la fuerza nuevamente ha demostrado ser un simple prestigio, un estado de dnimo colectivo que ahora tiende a disiparse ante un conjunto de cir- cunstancias exteriores e internas, El informe que la direccién presenta al Congreso de Livorno puede considerarse como la prueba documental de Ja caida de éste prestigio a través de movimientos que los burécratas seftalan como victoriosos porque han enviado al Parlamento 150 socialistas para hacer lo contrario de cuanto habfan prometido, a través de agitaciones que dejaron se extinguiesen porque * Aqul Gramsci acusa al PST de, no haber aprovechado ta dorrota de Caporetto para conqulstar e} poder, més aun de haber vetirado cn actella ocasién hasta la oposiciOn ver~ bat a la guerra que hasta aqel momento habla. desplegado, FUERZA ¥ PRESTIGIO 65 no “era el momento”, y de aquellas otras de las que se asumié la responsabilidad de... sepultarlas, por cuanto que no fueron elegidas a iniciativa de la oficina y del empleo competente. Dedicamos, por consiguiente, esta comunicacién a los compa- fieros que atin razonan acerca del “prestigio” de la unidad y Noriquean quejumbrosamente contra quienes no saben ya qué hacer con un hombre vacio; la dedicamos a quienes viven de una som- bra: a los comunistas cumple sustituir una sombra por una fuerza efectiva, Contras he VIL. FUNCIONARISMO El Congreso Confederal de Livorno ha terminado. Ni una consigna nueva, ni una directriz ha salido de él. En vano esperaban las grandes masas ita- lianas que se las orientase, en vano esperaban una palabra iluminadora que pudiese calmar su con goja y dar forma a sus pasiones. El Congreso tam- poco ha planteado ni resuelto ninguno de los pro- blemas vitales para el proletariado en el actual periodo histérico: ni el problema de la emigracién, niel problema del paro, ni el problema de las, relaciones entre obreros y campesinos, ni el pro- blema de las institueiones que mejor puedan en- cauzar el desarrollo de la lucha de clases. ni cl problema de la defensa material de los locales de clase y de la seguridad personal de los militan- tes obreros. La tnica preocupacién de la mayoria del Congreso ha sido la de salvaguardar y garanti- zat la posicién y el poder politico de los actuales dirigentes sindicales, salvaguardar y garantizar la posicién y el poder (poder impotente) del Partido Socialista. No podia encontrar mejor justificacién nuestra lucha contra el funcionarismo sindieal. En muchas tegiones de Italia, masas de trabajadores habian saltado a la palestra para defender su elemental derecho a la vida, a Ia libertad de moverse en Ia calle, a la libertad de asociarse, de reunirse, de dis- poner de locales propios. El campo de lucha se transforma répidamente en un campo tragico: ine rem i aecenemamemamatmmnimeen FUNCIONARISMO 67 cendios, cafionazos, fuego de ametralladoras, decenas y decenas de muertos. La mayorfa del Congreso no se ha conmovido ante estos acontecimientos; Ia tra- gedia de las muchedumbres populares que se de- fendian desesperadamente frente a un enemigo implacable y cruel fue ineapaz de imbuir seriedad, de infundir el sentido de la propia responsabilidad histérica a esta mayoria, integrada por hombres de corazin aridecido y de cerebro disecado. Estos hom- bres ya no viven para la lucha de clases, ya no sienten las mismas pasiones, los mismos deseos, las mismas esperanzas de las masas: entre ellos y las masas se ha abierto un abismo insalvable; en- tre ellos y las masas el timico contacto es el regis- tro de cuentas y el fichero de socios. Estos hombres ya no ven en la burguesia al enemigo, lo ven en los ‘comunistas; tienen miedo a la competencia, se han convertido de Meno en banqueros de hombres en régimen de monopolio, y el menor indicio de com- petencia les vuelve locos de miedo y desesperacién. El Congreso Confederal de Livorno ha sido para nosotros tna experiencia formidable; esta expe- riencia ha rebasado nuestro pesimismo. Nosotros, la redaccién de L’Ordine Nuovo, siempre habiamos visto en el problema sindical, en el problema de la organizacién de las grandes masas, en el pro- blema de la eleccién del personal dirigente de esta organizacién, en el problema central del movimien- to revolucionario moderno; sin embargo, nunca como hoy habjamos advertido toda la gangrena que corroe al movimiento, Los articulos de L’Ordine Nuovo han sido leidos, apostillados y comentados en el Congre- so, y han Ilenado el aula de clamores y tumultos: y no obstante, estos articulos no decian siquiera la dé- cima parte de nuestro juicio pesimista sobre las insu- ficiencias de los hombres y de las instituciones. Este juicio es atin mas severo después del Congreso. Si, ee eee 68 CONTRA EL PESIMISMO Porque mientras los obreros se batian en calles y plazas, mientras las Hamas de los incendios lena- ban de terror a la poblacién y la inducian, deses- perada, a la exasperacién individual y a las més espantosas represalias, no hubiéramos podido con- cebir que los sedicentes delegados de estas masas Populares se extraviasen entre los pantanos mis cenagosos y miasmaticos de la lucha personal; las multitudes se desangraban en las calles y en las pla- zas, entraban en escena los cafiones y las ametra- Hadoras, y estos dirigentes, estos jefes, estos futuros administradores de la sociedad enloquecian y se enfureeian por un articulo, por un entrefilete, por un titulo. ¥ esos hombres querfan convencernos de que habiamos hecho mal, de que habiamos come- tido un delito aparténdonos de ellos; querian con- vencernos de que somos ligeros, de que somos nos- otros los irresponsables, de que somos nosotros los “milagreros”, de que no somos capaces de com- prender y ponderar las dificultades de la situacién histérica’ y del movimiento revolucionario. Y que- rfan que nos persuadiésemos de que ellos personi- fican la sagacidad, la competencia, la técnica, 1a sensatez, la capacidad politica y administrativa acumulada por el proletariado en su lucha y en su experiencia histérica de clase. Vamos... El Con- reso Confederal hace bueno al Parlamento, hace buenas las peores asambleas de las clases que en el pasado demostraron estar més corrompidas y putrefactas, Ha aumentado nuestro pesimismo, no ha dismi- nuido nuestra voluntad. Los funcionarios no repre~ sentan a las masas. Los Estados absolutistas eran precisamente los Estados de los funcionarios, los Estados de la burocracia: no representaban a la poblacién y fueron sustituidos por los Estados par- lamentarios, La Conferencia representa, en el de FUNCIONARISMO 69 artollo histérico det proletariado, lo que el Estado absolutista ha representado en el desarrollo histé- rico de las clases burguesas; sera sustituida por la organizacién de los consejos, que son los parlamen- tos obreros cuya funcién es corroer los sedimentos burocraticos y transformar las viejas relaciones or- ganizativas, Ha aumentado nuestro pesimismo, pero sigue siempre viva y actual nuestra divisa:|pesi- mismo de la inteligeneia, optimismo de la voluntad. te amnaenesmetatemmnttitie VU. SOCIALISTAS Y COMUNISTAS Cada uno de los acontecimientos que en estos dias se suceden muestra mejor los caracteres de los dos partidos que han salido del Congreso de Li- vorno: el comunista y el socialista. Si a muchos les parece ocioso distinguir a socialistas y comu- nistas en el terreno de las afirmaciones generales, Jos hechos que se desenvuelven en la historia, por 10 mismo que requieren una interpretacién critica y exigen que se asuma ante ellos una posicién neta ¥ precisa, han puesto de manifiesto los dos méto- dos opuestos de uno y otro partido. La escisién de Livorno deberia haberse producido un aiio antes Por lo menos, porque asi los comunistas habrian tenido tiempo para proporcionar a la clase obrera Ja organizacién propia del periodo revolucionario en que vive. Mas, con todo, de Livorno a hoy se han sucedido no pocos acontecimientos. Y estos acontecimientos, sin duda graves, han revelado de manera clara Ja diferencia sustancial entre comu- nistas y socialistas, Esa diferencia radica en el método y en la ine terpretacién de los hechos histéricos. Los socialis- tas nunca han comprendido el espiritu del periodo de la lucha de clases que atravesamos; no han com- prendido que la lucha de clases se puede convertir en guerra abierta por cualquier motivo en cual- quier momento, guerra que sélo puede terminar con la toma del poder por el proletariado, De esta incomprensién del espiritu de este periodo histé- SOCIALISTAS ¥ COMUNISTAS a rico se deriva también la ausencia de un método para orientar a la clase obrera y campesina hacia formas nuevas de gobierno. Los socialistas creen que los términos de la lucha entre las dos clases son los mismos de antes de la guerra, Para los socialistas la guerra y la revolucién rusa no tienen valor, Por eso contintian contiando en su viejo mé- todo y contemplando el socialismo como una meta lejana, Pero en el Partido Socialista hay también comu- nistas; hay también, segin se dice, quienes afir- man que vivimos en un periodo revolucionario. Esos comunistas —esto es, los maximalistas revo- lucionarios de un tiempo— pretenden incluso ser 1a mayoria del Partido Socialista. Pero sélo se trata de palabras, En realidad, éstos han demostrado que son iguales que los demas; en realidad, no han sabido elaborar un método propio, distinto al de Jos socialistas no comunistas. El Partido Socialista ha marchado siempre més bien a la derecha, a despecho de todas las declaraciones revolucionarias genéricas que alguien haya tenido aim la hipocre- sia de hacer de cara a las masas, Los comunistas que han permanecido dentro del Partido Socialista han seguido la corriente de la derecha. Por consi- guiente, no se puede hacer ninguna distincién den- tro del Partido Socialista. Los métodos que hoy se enfrentan son dos y sélo dos: el de los comunistas adheridos a la III Internacional y el de los socialistas. ‘Ahora los socialistas, colocados frente a la histo- ria, han reafirmado su incapacidad para organizar a Ja clase obrera como clase dominante, Los sucesos de Emilia, de Puglie, de Toscana, los més recien- tes de Casalese, hablan precisamente de que los socialistas han perdido por completo la visién de los problemas y de las necesidades de los obreros. Demuestran tener horror a la guerra civil, como si R CONTRA EL PESIMISMO al socialismo se pudiese llegar sin guerra civil. Creen ain posible oponerse a la clase burguesa, que orga- niza y desencadena por todas partes sui violencia, mediante la protesta en el Parlamento y el orden del dia deplorando la barbarie fascista. No sélo en este terreno se alejan los socialistas de la clase obre- ra. En Ja vida de la fabrica y del sindicato ocurre lo mismo. Los socialistas enfocan también el grave problema de la crisis industrial, que amenaza con el cierre de todas las fabricas, con la mentalidad de antegue- ra, es decir, con la mentalidad de que es posible continuar una politica de compromisos y de medias tintas, Tanto frente al problema del poder como frente al problema de la defensa de la produccién, los socialistas no tienen ni un método ni una idea clara. Y es por eso por Jo que atin conservan el dominio sobre las masas; éstas se hallan desorien- tadas y tardan en encontrar la via del rescate. Pero éstas son responsabilidades que han de pagarse un dia. Hay problemas que no se pueden diferir eter- namente. ¥ Ja historia terminaré por hacer justicia con los ineptos y con los errores cometidos. Aco- sadas por los acontecimientos, las masas se perca- tarén un dia de que han sido traicionadas y acaba- rin por orientarse hacia el partido histérico, el Par- tido Comunista, Con tal de que no sea ya demasiado tarde... 1 Reaparece aguf el acieate dramatico que tanto pret aba a Gramsci: la lucha contra el Uempo para tener ore ‘izado un partido fuerte y capan antes de que la burguc Gescargase sus golpes decisivos. ‘Tal era el trdgico imperative de la situacion al que Gramsci no sabia si los comunisias Aacortarian a responder de manera adecusda, EPISTOLARIO t | ' ee GRAMSCI A TOGLIATTI: LA SITUACION DEL PARTIDO Y SUS PERSPECTIVAS 18 de mayo de 1923 Querido Palmiro: Responderé largamente a tu carta y te expondré cual es en este momento mi opinién sobre la si- tuacién del Partido y las perspectivas que se pue- den abrir para su desarrollo futuro y para la acti- tud del grupo que lo constituye, En lineas generales te digo de inmediato que eres demasiado optimis- ta} la cuestién es mucho més compleja de lo que se deduce de tu carta. He tenido, durante el IV Congreso, algunas conversaciones con Amadeo,’ que me inducen a creer necesaria una discusin franca y definitiva entre nosotros a propésito de cuestio- nes que hoy parecen, 0 pudieran parecer, querellas intelectuales, pero que considero pueden conver- tirse en caso de un desarrollo revolucionario de la situacién italiana en motivo de crisis y descompo- sicién interna del Partido, Hoy, es ésta la cuestion fundamental, la que ti mismo has planteado: hay que crear en el interior del Partido un micleo —no * Bordiga. Las “conversaciones con Amadeo” de gue ha- bla Gramset tuvieron lugar durante el IV Congreso de la In- temacional. Particip6 también en ellas Scovelmarro. Gramsel estaba convencido de que las diferencias con Bordiga no se limitaban a 1a cuestién de las relaciones eon los socialist sino que afectaban a todos 10s problemas de estrategia Y ce ticlica del movimiento obrero eomunists, Solicit, pues, las conversaciones ¥ su curso le reafirmé en si juicio'y en la inevitabilidad de una ruptura. Scoceimarro vslive de aeuer do con él, Por consigulente, se hacla ‘necesaria la formacion de un nuevo grupo dirigente. Del texto de esta carta resulta gue Gramsci daba incluso como ya existente este grupo, 2 en el sentido de acuerdos establecidos, sino de las posicio- nes que los camaradas a quienos se dirigia ‘habian’ mante- ido en ottos momentos", “Palmiro Togliatt, La formacion et grupo irigente del PCI, Homa, Editori Riunith, 1962, ig. 3.) EPISTOLARIO 6 una fraccion— de camaradas que tengan el maximo de homogeneidad ideologica y logren, en consecuen- cia, imprimir a la accién practica un maximo de unicidad directiva. Nosotros, el viejo grupo turinés,* hemos cometido muchos errores en este campo. Hemos rehuido evar hasta sus extremas conse- cuencias las disensiones ideolégieas y practieas que surgieron con Angelo," no clarificamos la situacién, y hoy nos encontramos en este punto: que un pe- quefio grupo de camaradas disfruta por cuenta pro- Pia las tradiciones y las fuerzas que nosotros pu- simos en pie, y Turin se ha convertido en una pieza contra nosotros. En el terreno general, a causa de la repugnancia que sentimos de crear'una fraccién en 1919-1920, quedamos aislados, como simples individuos 0 poco thenos, mientras en el otro grupo, el abstencionista, la tradicién de fracciones y ,de trabajo en comin ha dejado huellas profundas que ain hoy tienen eflejos ideolégicos y practicos muy considerables en la vida del Partido. Pero te escribiré largo y tendido. Quiero ademas escribir una carta mas ge- neral para los camaradas de nuestro viejo grupo, como Leonetti, Montagnana, etc,, en la que les ex- plicaré también mi actitud en el IV Congreso,* que, si recuerdan, reproduce la misma situacién mia de 1920 en Turin, cuando no quise entrar en la frac~ cién comunista eleccionista,° pero sostenia la nece- sidad de un entendimiento mayor con los propios abstencionistas.” BI grupo de LOrdine Nuovo Angelo Tasca. + Bella Internacional. eegrartsatios do la parlepactin de los comunisas en las “"“Gramsei_se habla separado de Togliatti (seeretario de 4a seceidn socialista), Montagnana, etc, ¥ habia dado vida tun Grupo de Educacisn Comunist, tendencialmente mas Dro Zimo a los abstenclonistas bordigulanos, EI eplsodio, sin embargo, fue de breve duracién”. (Togliatl, op. ett, paw’ 63) 1h till aR NENNNAAa 6 CONTRA EL, PESEMISMO Pienso que hoy, aqui arriba, sera mas facil, da- das las condiciones generales del movimiento en Europa, resolver favorablemente para nosotros, al menos en lo sustancial, las cuestiones que se han planteado. Por nuestra’ parte hemos cometido for- malmente groseros errores que nos han perjudi- cado enormemente y han hecho que aparezcamos como gente pueril, ligera, desorganizada, Pero la situacién nos es favorable en toda la linea. En lo que a Italia se refiere soy optimista a condicién, se entiende, de que sepamos trabajar y permanecer unidos. La cuestin del PSI debemos enfocarla, creo, de una forma més realista y pensando por reflejo en el periodo posterior a la toma del poder. ‘Tres afios de experiencia nos han ensefiado, y no sélo en Italia, hasta qué punto estén arraigadas las tradiciones socialdemécratas y cudn dificil resulta destruir los residuos del pasado mediante la sim- ple polémica ideolégica. Se hace precisa una vasta y detenida accién politica que disgregue dia a dia esta tradicién, disgregando el organismo que la ersonifica. La tictica de la Internacional es la adecuada para ello. En Rusia, sobre 350,000 miem- bros del PC, s6lo 50,000 son viejos bolcheviques; los, otros 300,000 son mencheviques y socialrevoluci narios llegados a nuestras filas por la accién pol tica del nucleo originario que, sin embargo, no ha quedado inmerso en este elemento, sino que con- tinga dirigiendo el Partido e incluso se refuerza continuamente en las representaciones del Congreso y en el movimiento general del estrato dirigente. En el Partido alemén ocurre lo mismo: los 50,000 espartaquistas han encuadrado integramente a los 300,000 independientes; en el IV Congreso, de veinte delegados alemanes, sélo tres eran ex-independien- tes, y he aqui que la representacién habia sido elegida en gran parte por los organismos locales. EPISTOLARIO ci En lo que a nosotros se refiere, creo que tenia- ‘mos excesivas preocupaciones y, si se examina cudl es la rafz psicoldgica de ello, sélo encuentro una explicacién: teniamos conciencia de ser débiles y de que podiamos ser anegados, Claro que esto tiene reflejos practicos de enorme importancia, En Italia hhabiamos cultivado una oposicién de invernadero, carente de toda idealidad y de toda claridad de visidn, ;Cual es la situacién que se ha producido? La masa del Partido y de los simpatizantes se forma una opinién sobre la base de los documentos pi- blicos que estén en la linea de la Internacional y, por reflejo, de la oposicién, Nosotros nos separa- mos de la masa: entre nosotros y ésta se forma una nube de equivocos, de malentendidos, de com- plicados embrollos. Al legar a cierto punto, apa- Teceremos como hombres que quieren seguir en sus puestos a toda costa, es decir, se nos atribuiré para nuestro dafio lo que es tipico de Ia oposieién. Creo que nosotros, nuestro grupo, deberiamos per- manecer a la cabeza del Partido porque estamos realmente en la linea del desarrollo histérico; por- que, no obstante todos nuestros errores, hemos tra- bajado positivamente y hemos creado algo; los demés no han hecho nada y Io que hoy intentan hacer es liquidar el comunismo en Italia, retrotraer nuestro joven movimiento a los eauces ‘tradiciona- les. Pero si continuamos adoptando las actitudes formalistas que hemos adoptado hasta ahora (claro aue éstas son formalistas para mi, para ti, para Bruno, para Umberto,’ no para Amadeo) consegui- remos'el fin opuesto al’ deseado: la oposicién se convertir de hecho en la representante del Partido y nosottos quedaremos excluidos, sufriremos una derrota préctica, tal ver irreparable, que seria in- dudablemente el comienzo de nuestra disgregacién * Brung es Fortichisri, Umberto es Terracint. Alc TIT me 8 CONTRA EL PESIMISMO como grupo y de nuestra derrota ideologica y po- litica. Pues bien, es menester no preocuparse de- masiado por nuestra funeién dirigente: debemos seguir adelante, explicando nuestra aecién politica, sin mirarnos demasiado al espejo. Estamos en el filo de la corriente histérica y triunfaremos porque remamos bien y tenemos firme el timén en nues- tras manos. Si sabemos trabajar bien, absorbere- mos al Partido Socialista y resolveremos el primero y fundamental problema revolucionario: unificar al proletariado de vanguardia y destruir la tradicién populachera demagégica. El comentario que has hecho sobre ef Congreso socialista no me ha satisfecho desde esta éptica. En él apareces como el comunista que se mira al espejo; en vez de disgregar al PSI, tu comentario tiende a reforzarlo, colocando a todo el movimiento socialista en situacién de antitesis insuperable res- pecto a nosotros. En lo tocante a los jefes, a Nenni, a Vella, ete., esto es indudable; pero en lo que toca a la masa inscrita, que es la que més cuenta, en Jo que toca a la zona de influencia proletaria, jes eso cierto? Indudablemente que no, y estamos persuadidos de que el proletariado de vanguardia serd atraido y asimilado por nosotros en sui inmensa mayoria. ;Qué hay que hacer entonces? 1) No insistir en antitesis hechas en bloque, sino diferenciar entre jefes y masa. 2) Localizar todos los elementos de disensién centre los jefes y la masa y profundizarlos, ampliar- Jos, generalizarlos politicamente. 3) Abrir una discusién sobre la politica actual y no un examen de fenémenos histéricos generales. 4) Hacer proposiciones practicas e indicar a la masa las directrices practicas de accién y de orga- nizacién. Ejemplifico para que me entiendas mejor y am- EPISTOLARIO 9 plio la cuestién al Congreso popular, que no ha sido aprovechado por nosotros politicamente, aunque, junto con el desarrollo de la situacién del Partido Sardo de Accién, nos ofrecfa un terreno para ha- cer afirmaciones esenciales sobre el problema de Jas relaciones entre el proletariado y las clases rurales, E} problema socialista era éste: poner de mani- fiesto el flagrante contraste entre las palabras y Jos hechos de los jefes socialistas. Cuando la In- ternacional nos aconsejé hacer nuestra la divisa de Jos socialistas de derecha sobre el bloque entre los dos partidos, Io hizo porque era facil prever que en aguella situacién general la fusién se habia he- cho imposible y era preciso aprisionar a Vella y a Nenni en sus propios recintos, sentado, como ne- cesariamente lo estaba, que su conducta era de- magégica y que su linea divergia de la nuestra. Se hha visto en Ia respuesta a nuestra proposicién, En el ‘comentario sobre el Congreso era menester empe- zar_sefialando lo siguiente: la prohibicién a los fusionistas * de organizarse, su exclusién del centro dirigente, la disolucién de la federacién juvenil:® eran éstos elementos politicos de primer orden a utilizar, Habla que colocar a la masa socialista ante este hecho preciso, habia que realizar para ella el trabajo de extraer, de entre la confusién de la polémica y el verbalismo, las lineas direc- trices coneretas y exponerlas en forma clara y comprensiva. ‘Lo mismo en lo que se refiere al Congreso popular. Creo que cada movimiento del Partido * La corriente de izquierda del Partido Socialista, tavo- rable a la fusion con ing comunistas, Fue derrotada por la foriente defensists, ditigida precisamente por Nenni, Vell, Vernoecht v otros "La Federacién juvenil sociatisla era de orientactin fu~ Honista nr enceecteereneneintinnn 80 CONTRA EL PESIMISICO Popular, dados los vinculos existentes entre esta organizacién y el Vaticano, tenia para nosotros una importancia especial. El Congreso popular ha tenido, segin mi opinién, el siguiente significado: existe un amplio y difuso descontento entre las masas campesinas contra la politica de aquel par- tido, descontento determinado especialmente por el nuevo impuesto sobre los empresarios agricolas, Este estado de nimo se extiende del campo a la ciudad, en amplios estratos de la pequefia burgue- sia. La composicién del PP es ésta: una derecha Teaccionaria y fascista radicada en 1a aristocracia clerical, una izquierda con base en el campo, y un centro constituido por elementos urbanos y Por eclesidsticos. La campafia del Corriere y de Ja Stampa leva agua al molino del centro popular. Los elementos que a causa de esta campafia en- gafiosa se van alejando del fascismo, se orientan necesariamente hacia el PP, nica organizacién existente que con su téctica eldstiea y oportunista alimenta Ja esperanza de estar en condiciones de equilibrarse con el fascismo y de reintroducir una competencia de gobierno en el terreno parlamen- tario, es decir, una libertad entendida a lo liberal. La téctica fascista en relacién a los populares es muy peligrosa y conduciré necesariamente a hacer més de izquierdas ese partido y a provocar esci- ciones a Ja izquierda. A los populares se les pre- senta Ja misma situacién que durante la guerra pero enormemente mis dificil y peligrosa. Durante la guerra, los catélicos eran neutralistas en parro- quias y villas, mientras los periddicos y las altas esferas eclesiisticas apoyaban la guerra de manera clamorosa, Entonees, el gobierno no forzaba al cen- tro a oponerse a la periferia o a homogeneizarse. Los fascistas no desean actuar asi, Quieren tener un consenso abierto y una declaracién de corres- EPISTOLARIO 81 Ponsabilidad, especialmente ante las masas, en las células originarias de los partidos de masas. Es imposible obtener esto del PP si no se exige im- plicitamente su muerte. Parece evidente que nos- otros debemos acentuar y ampliar la crisis de los populares, arrancando, incluso para nuestros peri dicos, declaraciones de elementos de izquierda, ‘como hemos hecho ya una vez en Turin con Giu- seppe Speranzini. La carta me ha resultado més larga y complicada de lo que habia pensado. Puesto que deseo tratar algunas de estas cuestiones mas ampliamente, ter- mino por hoy. Saludos cordiales para los compafieros y para ti Antonio GRAMSCI A SCOCCIMARRO: LA POLEMICA CON BORDIGA Y LA LUCHA CONTRA EL SECTARISMO. U9. Viena, 5 de enero de 1924 N.P.76 Querido Negr He recibido tu carta del 25 de diciembre, asi como la carta de Palmi del 29 del mismo mes. Respondo a los dos de golpe. Transmite esta carta si es posible también a Lanzi y a Ferri. 48 manera sintetizada por qué insisto en considerar imposible que yo firme el mani- fiesto aun después de haber Ieido la segunda re- daceién, Para el manifiesto no existen ni el Eje- m Negri es Scoceimarro; Palmi, Toglintti; Lanct, ‘resso ¥ Perri, Leonett Contra 6 82 CONTRA EL PESIMISMO cutivo ampliado de febrero del 22, ni el de junio del 22, ni el Cuarto congreso, ni el Ejecutivo de junio del 23. Para el manifiesto, la historia ter- mina con el Tercer Congreso, y al Tercer Congreso hay que retornar para continuarla. Todo esto puede ser plausible como opinién personal de un com- pafiero aislado y como expresin de un pequefio grupo; pero resulta simplemente demencial como directriz de una fraccién mayoritaria que ha di- rigido el Partido desde el Tercer Congreso en ade- Jante y que continia dirigiéndolo, Es demencial y absurdo, porque en todos los Ejecutivos amplia~ dos, asi como en el Cuarto Congreso, los repre- sentantes de la mayoria han hecho siempre las més amplias declaraciones en favor del centralis- mo, del Partido nico internacional, etc. En el Congreso de Roma, se habia declarado que las tesis sobre téctica habrian sido votadas a titulo consultivo, pero que aquéllas, tras la discusién del Cuarto Congreso, deberfan ser anuladas y no se hablaria més de ellas. En Ia primera mitad de marzo de 1922, el Ejecutivo de la Comintern ha publicado un comunicado especial en el que se refutaban y rechazaban las tesis sobre la tictica del Partido, y un articulo de los Estatutos de Ja Internacional dice que toda deliberacién del Eje- cutivo es vinculante para cada una de las seccio- nes. Quede esto sentado en lo que concierne a la parte formal y juridica de la cuestién, La cual tiene su importancia, En realidad, después de la % Las reuniones de los Ejecutives ampiM@dos que sigule- ron al Tit Congreso, Tecordadas en la carla, no se, ocuparon Guleamente de fos problemas itallanos, sino que hablan plan- Vendo y desarrollado, eobre todo, 1a tctica del frente tinico Y'tanzado la consigna de Gobierno Obrero, Sobre estos ex- Yeemos la, resistencia y la oposicion de Bordiga habia sido Obstinada’. (Toglisti, op. ett. pis. 148). Naturalmente, se ita de tx congress 3 TosBjceutivs dot TT Intema- EPISTOLARIO 8 publicacién del manifiesto, la mayoria podria ser descalificada por completo y hasta excluida de la Comintern. $i la situacién politica de Italia no se opusiera a ello, considero que la exclusién se pro- ducirfa, A juzgar por la concepeién del Partido que se deriva del manifiesto, la exclusion deberia ser taxativa, Si una de nuestras federaciones hi- ciese tan sélo la mitad de lo que la mayoria del Partido intenta hacer en relacién a la Comintern, sa disolucién serfa inmediata, No quiero apa- recer como un completo payaso firmando el ma- nifiesto. Pero no estoy tampoco de acuerdo con la esencia del manifiesto. Tengo otra concepeién del Partido, de su funcién, de las relaciones que se deben es- tablecer entre él y las masas sin partido, entre €Ly la poblacién en general. No creo en absoluto que la tictica que ha sido desarrollada a través de los Ejecutivos ampliados y del Cuarto Congreso sea errénea, Ni por sus planteamientos generales ni por sus detalles relevantes, Creo que también para ti y para Palmi ser asi, y no puedo por eso ‘comprender cémo os embaredis con tanta ligereza en tan peligrosa galera, Me parece que os encon- tréis en el mismo estado de nimo en que yo me encontraba durante el perfodo del Congreso de Roma, Tal vez porque desde entonces he estado lejos del trabajo interno del Partido, aquel estado de fnimo se ha disipado; en realidad, se ha disi- pado también por otras razones. Yuna de las mas importantes es ésta: no se puede en absoluto establecer compromisos con Amadeo. Es una per- sonalidad demasiado vigorosa y tiene una convic- cién tan profunda de estar en lo cierto, que es absurdo pensar aplacarle con un compromiso, Con- tinuard luchando y volverd a presentar sus tesis, siempre intactas, en toda ocasién. ' t 84 CONTRA EL PESIMISMO Creo que no tiene razén Palmi al considerar que no es el momento propicio para iniciar una accién nuestra, independiente, y para abrir paso a una formacién nueva, que ‘sélo “territorialmente” apa- reciese como de centro, Es innegable que la con- cepeién hasta ahora oficial sobre la funcién del Partido sélo ha conducido a petrificarnos en dis- cusiones de organizacién y, por consiguiente, a una verdadera y precisa pasividad politica. En vez de centralismo, hemos obtenido un morboso mot miento minoritario, y si se habla con los compa- fieros emigrados a'fin de que participen mas tivamente en la accién exterior del Partido, se extrae la impresién de que para ellos, en realidad, el Partido es bien poca cosa y que bien poco estarian dispuestos a dar por él. La experiencia de la escuela de Petrogrado es muy expresiva. En realidad, me he persuadido de que la mayor fuerza de que dispone la organizacién del Partido en su conjunto radica en el prestigio y en las ideas de la Internacional, y no en Ios vinculos que la accién especifica del Partido haya logrado suscitar: e in- cluso en este terreno se ha creado una minoria. Hemos permitido que sea la minoria quien ostente el titulo de verdadera representante de la Inter- nacional en Italia. Y¥ hoy precisamente, cuando hemos decidido Ile- var la discusién ante’ las masas, debemos asumir un puesto definitive y nuestra’ propia y exacta fisonomia, Mientras las discusiones se producian en un circulo restringidisimo y se trataba de or- ganizar a cinco, seis, diez personas en un organismo homogéneo, era aiin posible —si bien tampoco en- tonces fuese totalmente justo— Iegar a compro- misos individuales y descuidar ciertas cuestiones que no tenian inmediata actualidad. Hoy se va ante Ia masa, se discute, se determinan formacio- EPISTOLARIO 85 nes de masas cuya existencia no se limitaré a unas cuantas horas. Pues bien, es necesario que este hecho se produzca sin equivoco, sin -sobreenten- didos, que estas formaciones posean una organici- dad y puedan desarroliarse y transformarse en todo el Partido. Por eso no firmo el manifiesto. Atin no sé con exactitud lo que haré. No es la primera vez que me he encontrado en estas con- diciones y Palmi debe recordar que en agosto de 1920 me separé también de él y de Umberto. En- tonces era yo quien preferia mantener relaciones con la izquierda antes que mantenerlas con la de- recha, en tanto que Palmi y Umberto se habian unido a Tasca, que se hallaba separado de nosotros desde enero. Hoy parece que ocurre lo contrario, Aungue, en verdad, la situacién es muy distinta, y asi como entonces habia que apoyarse dentro del Partido Socialista en los abstencionistas, si se que- ria crear el niicleo fundamental del futuro Partido, asi hoy es menester Iuchar contra los extremistas, si se quiere que el Partido se desarrolle y que deje de ser una simple fraccién externa del Partido Socialista. De hecho, los dos extremismos, el de derecha y el de izquierda, al encerrar al Partido en Ja tinica y exclusiva discusién de las relaciones con el Partido Socialista, lo han reducido a un papel secundario. Probablemente quedaré solo. Como miembro del CC del Partido y del Ejecutivo de la Comintern, eseribiré un informe en el que combatiré a unos y a otros, acusando a ambos del mismo pecado y recabando de la doctrina y de la téctica de la Comintern un programa de accién para nuestra actividad futura, Esto es todo lo que queria decir. Os aseguro que sea cual fuere vuestro razonamiento no lograra que modifique mi posi- cién. Naturalmente, deseo continuar colaborando esitechamente con vosotros y pienso que la ex- 86 CONTRA EL PESIMISMO periencia de estos afios habra servido, por lo me- nos, para ensefiarnos a todos que se pueden dar en el dmbito del Partido opiniones distintas y conti- nuar, sin embargo, trabajando juntos con el maxi- mo de reefproca confianza. Ruega a los camaradas que estan al aleance de tu mano que activen el envio de los articulos que he pedido, Palmi deberia hacerme inmediatamente una Batalla de las ideas de tres columnas por lo menos (toda la ultima pagina), No sé qué libro © qué serie de libros o de otras publicaciones in- dicarle, Podria hacer una critica del punto de vista sostenido por Gobetti en Rivoluzione liberale, de- mostrando que en realidad el fascismo ha’ pre- sentado a Italia un dilema muy crudo y tajante: el de la revolucién permanente y la imposibili- dad, no ya de modificar la forma del Estado, sino de realizar un simple cambio de gobierno si no es mediante la fuerza armada, Y podria examinar la nueva corriente nacida en el seno de los ex-com- batientes y cristalizada en torno a la Italia libera. Creo que’ el movimiento de los ex-combatientes en general, que ha representado, en efecto, la for- macién del primer partido laico de los campesinos, en especial en la Italia central y meridional, ha tenido una inmensa importancia en el derroca- miento de la vieja estructura politica italiana y determiné el debilitamiento extremo de la hege- monia burguesa parlamentaria y, por consiguiente, el triunfo de la pequefia burguesia fascista, reac- cionaria y vacua, Mena atin de aspiraciones y suefios utdpicos de renacimiento. ;Qué exacto sig- nifieado tiene la aparicién del movimiento Italia libera en este cuadro general? Esto se me escapa y me gustaria de veras que Palmi me diese alguna claridad a este propésito. Palmi deberia ser, naturalmente, uno de los pi- A EPISTOLARIO 87 lares de la revista, enviando articulos generales que hagan posible el renacimiento sustancial del viejo L’Ordine Nuovo. He descuidado siempre dar indicaciones para la colaboracién de Valle, porque pienso que querré tener campo libre a este res- pecto, Dile, sin embargo, que me gustaria tener un articulo suyo, sintetizado, sobre la cuestion de la reforma Gentile de la escuela. Lo de sintetizado tiene, claro esta, un significado légico y no métrico decimal, El articulo podria tener también cinco columnas y serviria como niicleo central de un numero. 2¥ qué hace Lanzi? También él deberia colabo- rar. Especialmente sobre 1a cuestién sindical. Es- cribidle y decidle que deseo saber algo de su ac- tividad y sus opiniones sobre los hechos que se desarrolian. Saludos Gramsci GRAMSCI A JULIA SCHUCH! A LA PERSONALIDAD EL CULTO (Viena), 10 de enero de 1924 L...] Nunca se podra evitar que las grandes masas sinteticen la revolucién en algunos nombres. que parecen expresar todas las aspiraciones y el dolorido sentimiento de las masas obreras oprimi- das, En una aldea italiana ha sucedido este hecho: tres dias después de Ia muerte de Lenin, falleci6 un jornalero agricola, comunista, que junto con sus ‘compaiieros de trabajo habia sido obligado a ins- cribirse en las corporaciones sindicales fascistas. ee 88, CONTRA EL PESIMIsMO Este jornalero hizo que lo enterrasen vestido de rojo con un jViva Lenin! escrito en el pecho; Lenin habia muerto, pero él queria ser enterrado. asi Sus compafieros de trabajo lo acompafiaron por la noche al cementerio y cantaron sobre su fosa la In- ternacional. El sepulturero ha contado el hecho ¥ Jos fascistas disolvieron todas sus organizaciones locales, que estaban formadas en su mayoria por campesinos pobres revolucionarios, aterrorizados Por el aislamiento y el garrote. Estos nombres, en una parte considerable de las masas mas pobres y Tetrasadas, se convierten casi en un mito reli gioso. ¥ es esta una fuerza que no debemos destruir. ..32 Gramsci GRAMSCI A TOGLIATTI Y TERRACINI: LA NUEVA LINEA DEL PARTIDO U.9. Viena, 9 de febrero de 1924 N. P. 90 Queridos compaiieros: epto con mucho gusto Ia invitacién que me dirige el compafiero Urbani para que fije al menos @ grandes trazos las razones por las cuales creo 3 No cabe duda de que Gramsei concede agui una fun gid positive, en determinadas ‘situaciones historias tattoo de Tas masas, etc), al denominado “cullo a la perseealniey No obstante para quien conoce la personalidad Braman ys no, viniese dado por el jefe (como un autocullo ala, petae atidad que degenera en tirania), 7 que fuese eonsiderase como un momento transitorio para encaminar a tas mene hacia una conciencia ractonal de los proplos deberes ene Jas diversas etapas de la revolucién EDISTOLARI 39 necesario, en este momento, no sélo entablar una discusién a fondo sobre nuestra situacién interna ante la masa del Partido, sino también proceder a un nuevo deslindamiento de los grupos que aspiran a la direccién del Partido." Razones de oportuni- dad me obligarin, sin embargo, a no ahondar de- masiado en determinadas euestiones. Conozeo la psicologia difusa de nuestro movimiento y sé que Ja ausencia que hasta ahora ha habido de cualquier polémica interna y de cualquier intento enérgico de autocritica ha creado también entre nosotros una mentalidad exttemadamente puntillosa e iras- cible, que se encrespa por cualquier naderia, La situacién interna de la Internacional, No me ha convencido del todo el analisis hecho por Urba- ni de las nuevas orientaciones que se manifestarian en la Comintern después de los acontecimientos de Alemania, De la misma manera que hace un afio no crei que la Internacional se desplazase ha- cia la derecha, segtin la opinién difundida por nuestro CE, tampoco creo hoy que se incline hacia la izquierda. La misma nomenelatura politica adop- tada por el compafiero Urbani me parece absolu- tamente equivocada y, en todo caso, sobremanera superficial. En lo que a Rusia se refiere, siempre he creido que en la topografia de las fracciones y de las tendencias, Radek, Trotsky y Bujarin ‘or fin Gramsci expone de manera definitiva y com: pleta sus posiciones, poniendo térming de este moda s Jas Gudas y tergiversaciones de los compateros a quienes se die rigia, Se comprende que hubiese demorado tanto. dar este paso decisivo, si se tiene en cuenta quienes son algunos de los que ataca en esia carta... De un lado, temia que si pos siclén de ruptura abierta provoease. on Bordiga una vere: idm violenta con el resultzdo de escindir el Partido ode marginar al propio Bordiga, cosa que queria evitar al menos fen aguel momenio, De otto lado, temla que se desencadens: sen’en las filas dol Partide disputas de cardcter negative y de cardcter personal” (Togliatth, op. cit’ pag. 189) 90 ‘CONTRA EL PESIMISMO ocupaban una posicién de izquierda; Zinoviev, Ka- menev y Stalin una posicién de derecha, mientras, Lenin ocupaba el centro y actuaba de Srbitro en todas las situaciones. Esto, naturalmente, en el len- guaje politico usual. El niicleo considerado leni- nista, como es notorio, sostiene que estas posicio- nes “topograficas” son absolutamente ilusorias y falsas, y en su polémica ha demostrado constante- mente que los considerados izquierdistas no son otra cosa que mencheviques arropados en un len- guaje revolucionario, pero incapaces de compren- der las reales correlaciones de las fuerzas efecti- vas. Es sabido, en efecto, que en toda la historia del movimiento revolucionario ruso Trotsky se co- locaba politicamente mas a Ja izquierda que los bolcheviques, en tanto que en las cuestiones de organizacién formaba a menudo bloque, 0 se con- fundia sin rodeos, con los mencheviques, Como es notorio, ya en 1905 Trotsky consideraba que en Rusia podria realizarse una revolucién socialista obrera, mientras los bolcheviques sdlo preten- dian instaurar una dictadura politica del proleta- riado aliado a los campesinos, dictadura que ser- viria de envoltura al desarrollo del capitalismo que no debia ser atacado en su estructura econd- mica. Es también sabido que, en noviembre de 1917, mientras Lenin y la mayoria del Partido ha- Dian pasado a la concepcién de Trotsky y se pro- ponian implantar, no s6lo el gobierno politico, sino también el gobierno industrial, Zinoviev y Kame- nev se mantenian en la opinién tradicional del Partido, querian un gobierno de coalicién revolu- cionaria con los mencheviques y 10s socialrevolu- cionarios. Salieron por ello del CC del Partido, publicaron declaraciones y articulos en periédicos no bolcheviques y a punto estuvieron de llegar hasta Ia eseisién. Bs indudable que si en noviembre ee EPISTOLARIO a1 de 1917 hubiese fallado el golpe de Estado, como fall6 en octubre pasado el movimiento aleman, Zi- noviev y Kameney se habrian separado del Partido bolchevique y probablemente se habrian ido con Jos mencheviques. En la reciente polémica que ha tenido lugar en Rusia, se ha puesto de relieve que a Trotsky, y a la oposicién en general, en vista de la prolongada ausencia de Lenin en la direccién del Partido, les preocupa mucho un retorno a la vieja mentalidad, que seria deletéreo para la re- volucién, Al reclamar una intervencién mayor del elemento obrero en Ja vida del Partido y una re- duecién del poder de la burocracia, trataban en el fondo de asegurar a la revolucién su caracter so- cialista y obrero, impidiendo que se convirtiese Jentamente en aquella dictadura democratica, en- yoltura de un capitalismo en desarrollo, que cons- tituia el programa de Zinoviev y compaiia ain en noviembre de 1917. Me parece que es ésta la si- tuacién del Partido ruso, mucho més complicada y mas lena de sustancia de lo que aprecia Urbani; la unica novedad es el paso de Bujarin al grupo Zinoviev, Kamenev y Stalin. En Jo que conciene a la situacién alemana, me parece también que las cosas se desarrollan de una manera un tanto distinta a la que ha deserito Urbani. Los dos grupos que en Alemania se disputan la direceién del Partido son, ambos, insuficientes e ineptos. El grupo de la denominada minorfa (Fis- cher-Maslov) representa indudablemente a la ma- yoria del proletariado revolucionario; pero no po- see ni la fuerza organizativa necesaria para dirigir una revolucién victoriosa en Alemania ni una di- reccién firme y segura que la garantice de catés- trofes atin peores que la de octubre. Este grupo esti integrado por elementos jévenes en la vida 92, CONTRA EL PESIMISMO del Partido, que se han encontrado a la cabeza de a oposicién exclusivamente a causa de la carac- teristica falta de dirigentes en Alemania. El grupo Brandler-Thalhimer es ideolégicamente, y en cuan- to a preparacién revolucionaria, mas’ fuerte que el primero, pero también tiene flaquezas que, en ciertos aspectos, son mucho mayores y mas dele- téreas que las del otro grupo. Brandler y Thalhei- mer se han convertido en talmudistas de la revo- lucién, Deseando encontrar a toda costa aliados para la clase obrera, han terminado por descuidar las funciones de la propia clase obrera; deseando conquistar a la aristocracia obrera, controlada por los socialdemécratas, han creido poder hacerlo no ya desarrollando un programa de cardcter indus- trial que se ensamblara con los consejos de fabrica y el control, sino pretendiendo entrar en compe- tencia con los soclaldemécratas en el campo de la democracia y levando hasta la degradacién la con- signa de gobierno obrero y campesino. ;Cual de los dos grupos se halla a la derecha y cial a la iz- quierda? La cuestin es un poco bizantina, Es na- tural que Zinoviev, que no puede atacar a Brand- ler y Thalheimer como ineptos 0 como nulidades individuales, plantee la cuestién en el plano poli- tico y busque en sus errores un asidero para acu- sarlos de derechismo. Por otro lado, la cuestién se complica endiabladamente, En ciertos aspectos Brandler es un puchista mas que un derechista, e incluso podria decirse que es un puchista porque es un derechista, Brandler habia asegurado que era posible dar el golpe de Estado en Alemania para el pasado octubre, habia asegurado que el Partido estaba presto técnicamente para ello. Zi- noviev era en cambio muy pesimista y no creia que la situacién estuviese politicamente maduca. En las discusiones mantenidas en la Central rusa, ei EDISTOLARIO 93 Zinoviev quedé en minoria y apareci6, en cambio, el articulo de Trotsky: “Si se pudiese hacer la revolucién a fecha fija”. En una discusién habida en el Presidium, esto habia sido bastante clara- mente dicho por Zinoviev. {Cudl es el quid de la cuestion? Desde el mes de julio, después de la Conferencia de la paz de La Haya, Radek, vuelto @ Mosci tras una fournée, hizo un informe eatas- tréfico sobre la situacién alemana, De él se deducia que el CC dirigido por Brandler ya no contaba con la confianza del Partido; que la minori pesar de estar constituida por elementos ineptos y en cualquier caso dudosos, tenfa a su lado a la mayor parte del Partido y hubiese podido conquis- tar esa mayoria en el Congreso de Leipzig si el centralismo'y el apoyo de la Comintern no lo hu- iesen impedido; que el CC aplicaba sélo de ma- nera formal las decisiones de Mose; que no se hhabfa hecho ninguna campafia sistematica en pro del frente tinico y del gobierno obrero, limitindose a articulos periodisticos de caracter teérico y abs- truso que no eran lefdos por los obreros. Es evi- dente que después de este informe de Radek, el grupo de Brandler se puso en movimiento y que, para evitar la ascensién de la minoria, preparé un nuevo marzo de 1921. Si hubo errores, éstos fueron cometidos por los alemanes, Los camaradas rusos —es decir, Radek y Trostky— cometieron el error de dar crédito al “vendedor de humo” Brandler y a sus compafieros, pero de hecho tampoco en este caso su postura fue de derecha, sino més bien de izquierda, hasta el punto de que pudieron incurrir en la acusacién de puchismo. He crefdo oportuno extenderme algo sobre estos extremos, porque es preciso tener una orientacién suficientemente clara en este terreno. Los Estatu- tos de la Internacional coneeden al Partido ruso, rR aitntemece i | | 4 CONTRA EL PESIMISMO de hecho, la hegemonfa de la organizacién mun- dial. Es indudable, por consiguiente, que hay que conocer Ias diversas corrientes que se registran fen su seno para comprender las orientaciones que en cada caso se imprimen a la Internacional. Hay que tener en cuenta ademés la situacién de supe- rloridad en que se encuentran los compafieros ru- 808 que, aparte de tener a su aleance la masa de informaciones propia de nuestra organizacién, dis- ponen también de la mas abundante y precisa, so- bre ciertas cuestiones, propia del Estado ruso. Sus orientaciones se apoyan, por Jo tanto, en tna base material de Ia que nosotros no podremos disponer sino después de una revolucién, y ello da a su supremacia un cardcter permanente y dificilmente vulnerable. EL manifiesto de la izquierda comunista. Paso ahora_a las cuestiones més estrictamente nues- tras. El camarada Urbani dice que yo he exagerado mucho en mis apreciaciones sobre el cardcter del manifiesto."" Sigo sosteniendo que el manifiesto es el inicio de una batalla a fondo contra la In- ternacional, y que en él se pide una revisién de todo el desarrollo tactico que se ha producido desde el Tercer Congreso. Entre los puntos conclusives del manifiesto, el correspondiente a la letra b) dice que es necesario abrir una discusién en los érganos competentes de Ja Internacional acerca de las condiciones de la lucha proletaria en Italia durante los

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