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8, Elteritorio Zapatista El primero de febrero (1915), el coronel Roque Gonzélez Garza, nombrado presidente provisional de la replica instalé su despacho presidencial, con seftalada modestia, pero sobre las alas de una solemne autoridad, en el antiguo palacio de Hernén Cortés, de Cuernavaca, ‘Aqui, mientras os convencionistas se retnen y reanudan sus sesiones en la sala de un teatro local, parece que na nacido un 237 JOSE C. VALADES nuevo gobierno; ahora que en el seno de ta asamblea que se llama tegislativa, todo tiene aspecto ~cl lugar y los delegados, en primer término~ de oscuridad y aburrimiento; tambien de cescasas esperanzas de triunfar sobre el intrépido y diligente general Alvaro Obregén, EL general Zapata, al ser informado de la evacuacién del distrto Federal; del retroceso de sus tropas hacia el estado de Morelos y de la instalacién del presidente provisional en el Palacio de Cortés y de Ia presencia de los delegados conver cionistas en Cuemavaca, opt6 por retirarse de la capital de Morelos, para marchar a Cuautla Sus allegados explicaron que el caudillo abandonabs la plaza con el objeto de dejar que la Convencion deliberara ibremente, ¥ a fin de que su permanencia en Cuernevaca no pudiese dar lugar a temas maliciosos o suspicaces. demas, queria dejar en completa independencia al pre- sidente Gonzélez Garza, hacia quien sentia un alto respeto, Zapata, pues, luego de llegar a Cuautla, resolvié continuar a Tiatizapén en donde restableci6 su cuartel general Gonzalez Garza, gozabe de una autoridad dentro del estado de Morelos; ahora que el estado de Morelos estaba dominado por tos zapatistas armados y por lo mismo, el Provisional podta considerarse pricticamente en manos del zapatismo. De los soldados villstas que correspondian a la escolta personal de Gonzalez Garza, y a quienes los zapatistas lamaban 238 egos Zapata a Convencion de Aguselontes JOSE C, VALADES catrines sblo quedaban dos 0 trescientos. De lo. voluntarios reclutados en el distrito Federal por orden del propio Pro- visional, slo habia un centenar més, Los zapatisas, aunque soldados sin dinero, puesto que sblo vivian de derramas parciales, de 10 que reunian para su alimentacién entre el vecindatio y de los botines de guerra ganados sin violencia ni hurto, mantenfan el orden y hacfan sguardia en tomo a la residencia del presidente provisional. ‘Cuernavaca era In capital convencionista; ahora que el tspecto de a ciudad causaba desolacion. La guerra la habia castigado soveramente. Las huellas de las metrallas y de los incendios estaban a le vista. El obispado, una de las grandes consthucciones més dafiadas por la guerra, daba idea de ruina, esesperanza y amargura. En sus pasilos, todavia se vefan los, restos de a biblioteca saqueada y quemada. Por las salas rodaban, fas piezas del museo arqueolégico que con tanto saber y per- severancia habia reunido el obispo. La alimentacion, era un capitulo de Iujo; de excesivo tujo. EI mercado local, antes tan préspero, sblo era lugar de reunién de-un pequefio grupo de valientes comerciantes dispuestos a desafiar las balas y las disposiciones oficiales. Los precios de los ‘come:tibles estaban fuera del alcance de la gente pobre y de los ppobres soldados zapatistas. Un kilogramo de azicar costaba, no obstante ser Cuernavaca la fbrica de azticares més importante de Ia repiiblica, dos pesos. Un litro de leche, un peso. Quince ‘pesos, el valor de un kilogramo de manteca. La pobreza alcanzaba al gobierno de la Convenci6n. Los 240 HISTORIA GENERAL DE LA REVOLUCION MEXICANA. delegados aceptaron un sueldo de siete pesos diarios; pero un ‘mes (febrero, 1915), no recibieron sus honorarios Al salir de la ciudad de México, el coronel Gonzalez Garza, pudo disponer de dos millones ciento yeintistis mil pesos guardados en la caja de la tesoreria nacional, después de la sustraccién hecha por el general Gutiérrez. Pudo también isponer de trescientos veintivin mil pesos en monedas de oro y cobre depositados en Ia Casa de Moneda; pero como la honradez. era el signo magno de Gonalez Garza y de aquellos hombres, ‘que le acompastaban en Ja aventura democritica y revoluciona- ria, el Provisional no queriendo que se pusiera en tela de juicio si conducta se negé a manejar tal dinero, y dej6 a los

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