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La Historia del Movimiento de los Hermanos - Roy Coad (Traducido por Catalina Redman de Wickham) «Me acordé de un dicho de aquel hombre de noble Capituto | LA INQUIETLD DE UN INDIVIDUO corazén, Groves: ile hablas de los que me aman mientras estoy de acuerdo con ellos! Dame hombres que me amen cuando difiera de ellos, y les contradiga: aquellos serén los hombres que edi- ficarén una Iglesia verdaderay. ‘arece extrafio que un reparo de conciencia hubiera provo- cado Ja crisis decisiva. Antony Norris Groves iba a abandonar su profesién y estaba estudiando para el ministerio en la Iglesia Anglicana, y su mayor ambicién era marcharse a los paises del Oriente como misionero. Pero un amigo acudié a el on busca de consejo. Este amigo tenia un em- pleo en una empresa de dudosa honradez, y le exigian que ven- diera_sus productos. bajo unas descripciones falsas. Le molesta- ba la conciencia: {Qué debia ha- cer? Groves le did el consejo logi- co, y el amigo dejé su puesto de trabajo. Groves no conté con que su amigo le confrontase luego con un «haz tu lo mismoy: pero, poco después esto es lo que ocurrié. {No _mantenia Groves fuertes convicciones pacifistas? 4Como, entonces, pregunté su amigo, po- dria 61 subseribirse a la diltima fra- se del Articulo 37?* (n, del trad, articulo de fe de la Iglesia Angli- cana}. «és ficito que los hombres cristianos, si las autoridades asi fo piden, lleven armas y sirvan en las guerrasn. Esta pregunta no era tan dificil de contestar. Pero Groves era hombre de aquella _senciltez transparente que no puede admi- tir el subterfugio. Precisamente como y par que aquel reparo de conciencia tuvo el efecto deci: vo que tuvo, es una historia mas larga. Antony Norris Groves nacié el 1 de febrero de 1795, y habia cumplido teinta y dos anos cuando tuvo su crisis de concien- E.C.He 113 — dtc. tats? cia, Habia nacido cerea de Ly- mington en Hampshire, donde su padre, antes un préspero hombre de negocios, habia perdido casi todos sus bienes por causa de tuna propensin a asociarse con unos negocios mathadados (pro- pensién que, aiios después, iba a reproducirse en su hijo, en la In- dia). Norris Groves habia estudia- do para dentista. Después de es- tudiar quimica con la fiema de Sa~ voy y Moore on Londres, sirvié su aprendizaje con su tio, un prds- pero dentista que ojercia st pro- fosion corca de Hannover Square, ¥ al propio tiempo hizo practicas en los hospitales, adquiriendo asi la experiencia que podia. Era la preparacién inadecuada comin de aquellos tiempos. Puco empe zar a trabajer por su cuenta en Plymouth ef dia que cumplié los 19 aiios, y como tuvo éxito, se cas6 con su prima, Mary Bethia Thompson, la hija de su tio el dentista, unos dos afios y medio después. Al casarse se mudd a Exeter, y empez6 a trabajar en su protesion al «Muchas veces yo, con todo lo que el mundo pue- de ofrecer a un hombre, me sentia muy desdicha- do. Tenia una esposa que me amaba, preciosos ni fios pequeiios, y una profe- sién que me. reportaba grandes beneficios, y sin embargo no gozaba de la presencia del Sefior como antes, y por esto estaba in- felizn. F.W. Newman, «Fases de la Fev Durante su estancia en Ply- mouth, Groves habia frecuentado {a compatia de un grupo de hom- bres cultos y piadosos, y mantu- vo al contacto con ellos después | do su trasiado a Exeter Al pro vey6 un refugio para varios de Sus amigos y parientes necesita- dos. Un nifio sordo, hijo de alba- | Ail, habia sido educado por un | ‘grupo de estos amigos en Py- mouth, ¥ Groves le resibié en Su hogar. Mas tarde este jdven llego a ser el conocido erudita biblico, Br. Kitt El hizo un tributo sena- Jado a fa lealtad que Groves le he- bia demostrado a través de algu- nos de los tropiezos de su juven- tu aE! Sr, Groves es el Unico re: presentante de aquello que yo, antes de salir al mundo, pensaba que dobia ser cada hombre... ¥ cuando yo he eaido, el no me dijo como otros han hecho, «hiciste ti tu cama, acuéstate en ellay: sin que, a pesar do ser ol mas dafa- do, ha salido una vez tras otra a socorrermes. Otro hombre interesante ayuda- do por Groves en este tiempo fue Michael Solomon Alexandre, quién en 1841 {ue nombrado el primer obispo anglicano de Jeru- salén, Habiendo sido antes el Rabbi judio on Plymouth, sufrid una considerable oposiciin des: pués de recibir e! bautismo cris tiano on 1825, y fue en la casa de Groves en Exeter donde encontro alivio y sosiego durante este | tiempo de prueba. Mientras Groves estuvo en Ply- mouth, habla recibido una _pro- funda influoncia espiritual a tra- vés de dos amigos clérigos. Esta_| 3 Ia La Historia del Movimiento de los Hermanos fluencia evivé en el un antojo casi olvidado de su nifiez, que a partir de entonces llegé a ser la ambicién central de su vido; ta conviccién de un llamamiento para el servicio misionero, Mien- tras estuvo en Plymouth, habia liegado al punto de ofrecerse a la Sociedad Misionera de a Iglesia anglicana, pero después de su matrimonio hallo que su esposa estaba totalmente opuesta a sus planes, y durante un tiempo abandoné fa idea. Sin embargo, ¥ ‘a posar del éxito creciente en su profesion, su corazén estaba fir ‘me. Hay algo intensamente patético fon oste retrato que Groves mas tarde hizo de sf mismo en aquel tiempo, mientras, felizmente ca- sado y contento segin todas las apariencias se le consumia ol co razé6n por una visién recibida: «Muchas veces yo, con todo to que el mundo puede-otrecer a un hombre, me sentia muy desdi- chado. Tenia una esposa que me amaba, preciosos nifios peque: fios, y una profesién que me re- portaba grandes beneficios, y sin embargo no gozaba de la presen. cia del Seior como antes, y por esto estaba infelizn. Estas circunstancias duraron seis afios, mientras ta familia Groves se dodicé a su vida perso- nat familiar. En tal estado de ani: mo, Groves, cerca del aio 1822, empez6 a leer su Biblia con gran entusiasmo (y durante algun tiempo casi no abrid ningun otro libro... El consagrarse a la lectura de a Biblia con el sincero propé- sito que Groves traia 2 sus est dios produce muchas veces unos resultados sobrecogedores). Se ha dicho que lo que hallamos en la Biblia es una buena indicacion de le clase de persona que so- mos. Era muy caracteristico de Groves que ét hallara en olla lo que constituia un reto a su propio estilo de vida y a la prosperidad material y el confort que era su consuelo principal Su profesién le daba beneficios de unas mil libras anuales (cant dad muy respetable en aque! en- tonces) y cada ano aumentaba. Era hombre de una naturaleza lle- na de sensibilidad y le embaraza- ba su buona fortuna. Por eso es natural que sus lecturas biblicas se centrasen sobre el debido uso de los bienes materiales. La pri- mera sefial de estas convicciones en desarrollo vino cuando Groves | y su esposa juntos decidieron 10 distribuir’ una _décima parte de sus ingresos de forma regular en- tre los mas necesitados de su ba- rrio, y su esposa tomé la respon- sabilidad personalmente de la ne~ cosaria visitacién y distribucién. Fue causa de una crisis decisiva en Maria Groves, al encontrarse con casos de una indigencia es- pantosa, y sin embargo en medio de ella una fe viva y verdadera. Con sus pensamientos hechos un lio y preocupeda por un temor secreto que su oposicién 2 los planes misionoros de su esposo Ie estaba impidiendo responder 2 un llamado genuino de parte de Dios, Maria Groves al principio demostr6 sefiales de refugiarse en un estado de mala salud, Sin embargo pronto pudo vencer esta reaccién morbosa, y empez6 @ aportar més entusiasmo a las convicciones de su esposo. Vista la gran necesidad de la cual ya tenia una experiencia de primera mano, acordé con él en dar no sélo una décima parte sino una cuarta parte de sus ingresos. Te nian 3 nitios, y en sus propias pa labras querian que sus donacio- hes representaran «otro, 0 503, un cuarto nifior. No pasé mucho tiempo, y esta decisién también fue revisada, y los Groves empe- zaron a dar todos sus ingresos, después de cubrir sus modesias necesidades mas imperativas, al servicio de Dios. aoa «EI lema cristiano debe ser, trabajar mucho, con- sumir poco, dar mucho, y todo a Criston. Ese Estas convicciones ya madura das fueron plasmadas por Groves, en un librito, cuya primera edi- cién fue publicada en 1825. «La Mayordomia Cristianan fue una publicacién notable. Lo mejor de la literatura cristisns del dia, re- presentada por los tratados po- pulares de Hannah More y sus contemporaneos, aceptaba las divisiones sociales de su dia con lo que a nosotros nos suena 3 una afectacién intolerable. Uti zaba la religion para mitigar tos sintomas de la injusticia social, mientras apoyaba le misma es: tructura causante de tal injusti- cia, Por otra parte Groves, pasaba felizmente por alto las barreras y distinciones sociales. Su res- puesta era personal y préctica Las posesiones para 61, eran sen- cillamento un medio para el servi- Cio cristiano; las riquezas un po- sitivo peligro para sus poseedo- res y sus dopendientes. Tomando las palabras de Cristo literal y la- namente, Groves consideraba que el acopio deliberado de ti quezas era un estorbo muy claro para la piedad personal; sincera- mente él creia que era un claro deber usar todos los bienes en el servicio de Dios. Las consecuen- cias de esta «temeridad» tanto para uno mismo como para sus dependientes, podian dejarse a la providencis de nuestro padre, Dios. y a la responsabilidad cris- tiana de los demas. Resumié asi su filosofis: «EI lema cristiano debe ser.trabajar mucho, consu- ‘mir poco, dar mucho, y todo a Cristo». Groves estaba muy lejos de ser un radical 0 un revolucio- nario, pero no nos debe sorpren- der que algunos que se dieron cuenta de las implicaciones. so- ciales do sus principios (cosa que parece que el mismo apenas hizo), se opusieron fuertemente a su pantleto: uizds nos parecen algo extre- mistas algunas de las deduccio- nes que Groves sacé de su lectu- ra de las Escrituras, e incluso nos pueden parecer demasiado inge- hnuas sus ideas econémicas, pero es dificil no sentirse atraido por la fuerza y sencillez de su fe y, de hecho, por fa logica de su posi- ccidn. La raiz de sus ideas se halla- ba en su devocion personal: a entera consagracién de fos pose- siones y los talentos, que el abo- ga como resultado de una pro- funda devocién a Cristo. El amor cristiano que el encontraba en ta iglesia primitiva to queria ver en préctica en su propio tiempo: «El cree que esta manifesta- = La Historia del Movimiento de los Hermanos cién de amor fue hecha por ta on- tera y efectiva (no tedrica} consa: gracién de ellos mismos, sus bie hes, su tiempo y sus talentos a Cristo, su Seftor y Reyn4 | No era caractertstica de Groves expresarse con dureza hablando de otras personas, sin embargo quizas podemos ‘detectar una clerta impaciencia en cuanto a al- ‘gunos de los lugares comunes de 8u tiempo, en una nota de pié de pagina de su folleto: .. fas dedicaciones y discursos benéficos de los ricos Negarian a ser totalmente innecesarias, por- que un sélo hecho de verdadera dedicacién hablaria més fuerte que mil discursos acerca de ella. hecho por los que viven rodeados de todos los lujos y comodidades de esta vida, y seria de mas prove- cho que mil guinéasy *. Criticar las ideas de Groves es facil, pero hay un hecho que hace ‘sonar a vacio toda critica. Groves no s6lo heblaba acerca de estos principios los ponia en préctica. {,0menos an este tiempo fa familia de Groves recibio una visita del obispo Chase do | Ohio, hombre de eonvicciones ¥ | vida sacrificada muy parecidas a | Tas suvas,y los enhelos misione- | ros de Groves se avivaron otra | vez, (Ohio entonces era un Esta- do fronterizo). Esta vez Marla Groves, después de una primera | reaccién de consternacién, cam- | big totalmente de acttud y om- pero 0 apoyar los plenes. de st Esposo con estusiasmo, Se hice ron gestiones cerca de la Socie- | dad Misionera Anglicana, y des- | pués de una visita de Edward Bic: Rerstoth ol secrotario de esta So- | ciedad, en julio de 1825, los Gro- | Vos fueron aceptedos como can- Uidotos misioneros para ira Bag- | Gad, ciudad para la cual ta Socie- dad habia estado buscando un tmisionero desde hacia aos. Por fin os anoles do Groves ostaban a punto de ser realzados. Desde fuego no, podia, haber. previsto que esto le llevaria al punto de te- flor que. revisar “completamente toda Su posicioneetesia Como preparacién para su ser- vicio misionero, Groves empezd a estudiar on el trinity College, de Bublin, con lo intencion do gra uarse on teologta antes de ser | *N.del T.Una quinéa equivalia a 21 | chelines, algo més de una libra ordenado. Siguié residiendo en Exeter, viajando a Dublin para los, examenes de cada trimestre, mientras su cliontola en Exeter era atendida por un jéven parien- te, a quién luego Groves se lo re- galé todo, Groves a ta vez buscé un tutor para sus propios estu- dios y para los de sus dos hijos poquoiios. Después de un tiempo pudo contratar fos servicios de un joven escocés, hijo de un clé- rigo, Henry Craik. Craik, que te: nla ‘diez afios menos que su alumno, acababa de graduarse en St. Andrews, donde habia estu: diado con cierta distincién bajo Hunter y luego bajo Chatmers, Uegé @ la casa de Groves el 21 de agosto de 1826, haciendo constar por escrito unos nueve dias después una impresién entu- siasta, casi lirica, de su patron, (aunque modificada un poco por su nativa cautela escocesa: «El es de un carécter muy no- ble, muy interesante. Sus princi: pales caracteristicas son la gene- rosidad, la piedad, un gran talen: to, una elocuencia persuasiva, dulzura, humildad, erudicién. No se todavia que fallos pueda ain doscubrir, sin embargo hasta ahora tengo a impresin que casi no existe un caracter mas noble.»6 uiGroves tenia necesidad de estas caractoristicasl Craik hace constar por escrito: kLlegué a Exeter of 21 de agos- to de 1826, € inmeditamente co- menzé leyendo los clésicos con el Sr, Groves. Durante el primer periddo de nuestros estudios, {desde entonces hasta el 9 de octubre}, Ieimos juntos ocho li- bros de Homero, las Epistolas de Horacio, y a la vez escritos de Luccian, Juvenal, etc. Entre las obras que yo mismo ostudiaba por mi propio provecho se en- contraban: «La vida do Joromy Taylor» de Heber, La «Vida de Newton» por Cecil, «La Historia de las Misiones» de Brown, que acabé luego; el Semi-Esceptico de James, y Adams sobre la Roli- gién que’ también terminé mas tarde, (Orationsy de Irving: amén de otras obras, que no terminé de loor.n? ientras tanto, las frecuentes, visitas a Dublin (fue una visi- ta a Dublin que interrumpié la pri- mera sesién de estudios con Craik el 9 de octubre de 1826), le hicieron entrar en contacto con tun nuevo circulo de amistades en aquella ciudad: un circulo de in- mense importancia para nuestra propia historia. Groves ya habia rebasado los 30 afios, y tenia convicciones ideales que habian madurado a través de muchos afos de desa- liento. Entre estas convicciones, dos iban a ser muy caracteristi: cas de él durante toda su vida. Una fue aquella consagracion personal a Cristo, que, alimenta- da por su lectura a corazén abier- to de la Biblia, habia guiado a él y a su familia en sv camino de ser- vicio altruista a los demas. La otra conviccién se_rolacionaba estrechamente con ésta. Gozaba de un temperamento generoso de abierta simpatia hacia los de- més, e instintivamente se daba cuenta de las convicciones de otros, Asi que iba creciendo en su 4nimo una comprensién de_to profundo de la verdadera unidad ccristiana, A pesar de ser miembro practi- cante y fiel de la Iglesia Anglica- na, segin el mismo hace conster, Groves y su esposa gozaban des- de hacia muchos afios de una Ae La Historia del Movimiento de los Hermanos buena amistad con dos seforites no-conformistas de Exeter, las sefioritas Paget, y su influencia | le afectaba hondamente en cuan- La practica de_reunirse para estudiar la Biblia jun- tos, y el coloquio basado en tales lecturas, ya de por si, empez6 a quebrantar las barreras artificiales: e hizo que Groves tuviera que enfrentarse con el pro- blema que estas barreras suscitaban entre cristia- nos igualmente sinceros como ellos. to a la tragedia de las divisiones entre los cristionos. Ahora, al en- contrarse en Dublin con una si tuacién muy diatinta fo de Exo: ter, Groves encontré. que su amistad con estas seforites le habia preparado para un cambio decisive de perspective, En Du- bin, 1os miembros de la minorla protestante anglo-irlandesa tu: Mleron que reunirse entre ellos en | plan de amistad, y esto condujo a | Un aflojamiento de las distincio- | nes denominacionales. La practi ' Ga de reunirsa para estudiar la Bi | i blia juntos, y el coloquio basado en tales lecturas, ya de por si em- pe26 a quebrantar las barreras ar- : tificiates: e hizo que Groves tuvie- ra que enfrentarse con el proble- ma que estas barreras suscitaban | entre cristianos igualmente sin | ceros como ellos, Durante su es- | tudio personal sincero de ta Bi- t ia, Se habia impresionado por la libertad y comunién sin trabas de la iglesia apostolica. Debe haber- | se dado cuenta de la similitud en- | tye estos pequehios grupos en aquolle ciudad hostil, y le situa cion de los cristianos del Nuevo ‘Testamento, En Dublin, Groves gozaba de j una buena amistad son un abo- gado irlandés de su misma eded, | John Clifford Bellet. nombre que | habia ganado premios en estu- | dios clasicos en Trinity College. j Bellet habia pasado parte de su ninez on Exeter, y esta cireuns- tancia, unida a una gran similitud de temperamentos, contribuyé a reforzar los lazos de comunion entre los dos hombres, Groves se hospedaba en la casa de Bellet cuando visitaba Dublin, y alli fue presentado a uno de los mas ta- lentosos de aquel circulo de oris- tianos que acostumbraba reuni se para la oracién y el coloquio: un jéven clérigo de Wicklow, John Nelson Derby. John Nelson Derby a los cusrents ‘ahos: de él se hablar’ en términos ‘como los que siguen: «... su concien- ‘cia no le permitio ejercor -come abo- ‘gado- por si tuviera que vender sus talentos para frustrar la justicia, Cauda aterdecer subie para ensenar en las chozas de los campesinos, atra- vensando largas distancias por los montes y entre las ciénagas..». Entre esta forogralia v el aspecto gue por su entroga a le difusion de la Biblio adauiris, no existe to mas peauerta re lacién. En los proximos capitulos sa- bbremos més de él Estd muy claro que el estimulo de estas influencias variades so- bre Groves estaba madurando su Pensamiento. En la primavera de 1827. Ia seforita Bessie Paget le acompano en el viaje a Dublin, y es aella que debemos el relato de un incidente que demuestra cuan radicaimente estaba 6! cambian- do de aquelia posicién de angli- canismo esiricto de hacia uno 0 dos afios ala Srta. Paget recuerda la oca- sién cuando uno del grupo, el Sr Bellet, intimo amigo del Sr. Gro- ves, le dijo, «Groves acaba de de- cirme que, segtn a é! le parece al leer las Escrituras, los creyentes al reunirse como discipulos de Cristo, gozaban ce libertad de par- | acudlir, tir el pan juntos, como les habia instado su Setior: y que sila pric tica apostélica podia ser su gufa, cada domingo debia ser apartado para recordar la muerte del Serior yobedecer su tltimo mandato.v8 Groves mismo, unos aitos mas tarde, hizo constar en su diatio, con fecha del 14 de diciembre 1833: «Casi me habia olvidado, hasta que me lo recordé una carta del Sr. Bellet de Dublin, que yo fui el primero en proponer aquel senc lo principio de unién, en vez de una unidad de criterio en los de: (alles pequeiios. detalles que pue- den ser conscientes con un verda: dero amor @ Jesisn8 La Srta. Paget aproveché en seguida este cambio de actitud. Alvoiver a Exeter, invité a Groves a hacerse cargo los domingos de una pequefia congregacion disi dente de la aldea de Poitimore, de la que ella se responsabilizaba Groves, que dicho sea de paso, era todavia un candidato para le ‘ordenacién anglicana, todavia no se habia liberado de todos sus escripulos, Escribié: «Quizés no puedo hacerle comprender la re- Pugnancis que senti; en primer lugar porque como principio no lo aprobaba; y en segundo lugar porque me di cuenta que seria tuna barrera para mi propdsito de escribir la ordenacién:; sin embar- go obré en mi mente de tal ma: era que no pude menos que y sin embargo solo per- miti aceptar esta asistencia a Pol- timore como una acepcian muy especial, a causa de la notoria ineptitud del clérigo det lugar. Hasta aquel momento nunca me habia acercado a un lugar de cul- to de los disidentes.»'0 (Continuara) Nota: En el ditimo nimero de} Ecdifcacién (Sep-Dic. 1984) ofre- | cimos un adelanio de esta serie. | Ad La Historia del Movimiento de los Hermanos - Roy Coad (Traducido por Catalina Redman de Wickham) hora ya los acontecimientos ‘empezaban a sucederse répi damente. La préxima visita a Du- blin debia tener lugar en el vera- no de aque! mismo ajo, 1827, después del cual no necesitaria Groves volver hasta que acudiers pars graduarse en la Semana Santa de 1828. Pero antes de esta visita de verano ocurrieron tuna extrania sucesion de aconte: cimientos, Un misionero de Calcutta, en una visita @ Exeter, fue presenta- do a Groves, y empezaron a con- versar sobre sus planes para ir a Persia. Este misionero pregunté a Groves porque estaba aperdien- do el tiompo» estudiando en ta Universidad, cuando su intencién era marchatse al Oriente. Groves contosté con bastante acierto ue esto le preperaria mejor para tun ministerio en Inglaterra si aca- $0 su salud le obligaba a volver ali, Ademds, estaba a punto de hacer su ditimo viaje a Dublin, y sélo faltaban 9 meses para sus examenes de fin de carrera; cambiar sus planes ahora no di- ria mucho para su reputacion de persona consecuente, ni proba- blemente haria posible que se marchara a Persia mucho antes. Sin embargo su esposa estuvo de acuerdo con aque! misionero. Por el momento decicioron espe- rar sin haber logrado ponerse de acuerdo, pero dos noches antes de su salida para Duibin, los la- drones entraron en su casa, y el Ginero puesto aparte para el viaje a Irlanda fue robado. Parece que este incidente resolvid la cues- tidn para los dos. 4A! volver a subir los escateras me encontré con mi querida Ma- ria en el pasillo, y le dije, «Bien, amada mia, los ladrones han en- trado y han robado todo el dine ron. «Asi ahoray, dijo ella, ano iris a Dublin». «Nov, contesté, «desde luego no irés, -y pasamos unos de los domingos mas felices de “4 EL WOMY Emel MI Capitulo Il PAN SOBRE LAS AGUAS mi vida, al pensar en el Seftor y su bondad en preocuparse tanto por nosotros como para impedir nuestro paso, cuando EI no quie- re que sigamos. Algunos pense: ban que habiamos hecho bie otros que era una gran impruden- cia; no nos importaba nada, no teniamos ninguna duda de que aquello era del Sefiorn. La ataduras estaban siendo aflojadas répidamente. Al princi- pio hubo aquella sencillez casi in- genua de corazén en respuesta @ la lectura de la Biblia. Su comple- ta devocién a Cristo le habia Ile: vado a reconocer cada vez mas las implicaciones de una ver dera unidad cristiana; y como re: sultado directo al despojarse une por una de las restricciones de le disciplins denominacional. Para Groves. estimulado por el desa- rrollo rapide de su pensamiento, y con una conviccién cada voz mas segura de la guia de Dios en sus circunstancias personales, ningiin incidente habré parecido demesiedo trivial para ser el mensajero de Dios para él. Fue en este momento crucial cuando tuvo que enfrentarse con la cuestién del reto de su amigo. Groves mismo doscribié fas cir- cunstancias: «Durante este tiempo vino Ha- kes para consultarme acerca de ciertos problemas que. signilica- ‘ban probablemente o dejar su rmu- er e hijo sin recursos 0 seguir un ‘curso en contra de su propia con- ciencia. Yo le di clararmente mi opinisn, y 61, con aquella santa sencillez que siempre le habia in- formado, actud segtin le dictd su conciencie. Pero, un poco des: pués. me volvié a visitar, y me pregums si mo mantenia yo la conviccidn de que fa guerra era il cite para el cristiano. Yo le dije que asi lo pensaba yo. Entonces el ‘me pregunt6 como podia aprobar el articulo de fe de Ia Iglesia Angli- cana que declara: ¢€ licito que Jos hombres cristianos pueden He var armas si las autoridades asi lo piden, y pueden servir en las gue- rras». Hasta aque! momento no me habia fijado en esto. Lo lef: y contesté. «nunca lo firmarlay, y asi terminé mi conexién con la Iglesia Anglicans, a pesar de estar a punto de ser ordenado en su mi nisterio. De esta manera Groves tomé, segtin lo podemos ver ahora, of paso orucial en su camino ecle- sidstico. Sin embargo, siguié con sus planes misioneros, tan segu- ro estaba del Vamemiento de Dios que habia recibido. Por el momento decidié ir con la Socie dad Misionera Anglicana como ye habia planeado, pero como obrero laico, EI 1 de Enero Je 1828 transfirié su negocio y clientela al joven pariente que ya habia estado al cuidado de ello durante sus ausencias. Entonoes la disciplina de ta Iglesia puso la ltima piedra de tropiezo en su camino. La Sociedad Misionera le informé que, como faico, no ten- dria permiso de colebrar los. sa cramentos con fos convertidos de su misiOn en la ausencia de al- giin clérigo orcienado. Ahora Groves tuvo que hacer frente con la negacién de las mis- mas convicciones que habia ox- puesto a Bellet apenas un aio antes, Pero, durante un tiempo, hubo otro problema de concie cia atin mas grande: «Ain no vi que la libertad de ejercer mi mi- nisterio venia solamente de Cris to, y sentia que alguna forma de ‘ordenacién era necesaria. Y a la vez me repugnaba la idea de ser © comportarme como un secta- Al tener nosotros ya conoci- mientos del desarrollo, de su pensamiento, es facil adivinar la solucién a su dilema. Como mu- chos otros confrontados con una situacién parecida, volvié al sen- cillo gozo sin trabas de ta igiesia La Historia del Movimiento de les Hermanes primitiva. «Un dia se me ocurrié el pensamiento que en ningtin si- tio demanda la Escritura una or- denacién para poder predicar el evangolio, Para mi esto era como quitarme de encima una gran montaiay, Continiia -y de esto oiremos més Iuego- «en mi tlt ma visita a Dublin, mencioné mis ideas al Sr. Bellet y a otros», Groves y su esposa continua ron con sus planes para ir 2, Bag- dad: pero ya a sus propias expen- sas, y como siervos libres de Cristo. Econémicamente no tenia muchos problemas, porque habia recibido una herencia sustancio- sa al morir ef padre de la Sra. Groves el aio anterior. Esta, ‘como todos sus otros bienes, h bia de ser puesta al servicio de Cristo. Un. grupo de amigos de Dublin tenia gran interés en sus planes. y varios de ellos pensa- ban unirse a ellos més tarde. Asi que, el doce de junio de 1829 embarcaron en Gravesend para San Petersburgo, desde la cval habrien de viajar por tierra a tra- vés de Rusia, entrar en Persia y Negar hasta Bagdad. Les acompe- 6 Kitts, ef ahijado de Groves cuando ‘joven, y también tes acompafo haste San Potersbur- go otro companero interesante del grupo de Dublin, que habia arreglado el flete del yate de un ‘amigo para cubrir esta parte det viaje. Era John Vesey Parnell, hijo de Sir Henry (Brooke) Pamell, destacado miembro irlandés dei Parlamento, mas tarde nombrado Bardn Congleton. Dice mucho de la tolerancia y bondad de la Sociedad Misionera Anglicana ~y desde luego de Gro- ves mismo- que su separacin parece haber sido amistosa: en una carta escrita durante elf viaje desoribe como la Sociedad le reexpedia cartas y pequefios pa- quetes, ahadiendo, «rocibo oste servicio suyo con mucho agrade- cimienton. La ruptura con Ia iglesia Angli cana no habia sido llevada a cabo sin dolor: especialmente como et estudio biblico de Groves le habia convencide de la necesidad det bautismo de los creyentes adul- tos, y habia recibido esta orde: nanza antes de marcharse. Une amiga, (que mas tarde llegé a ser su segunda esposa despues de la muerte de Maria Groves en Bag- dad), se habia encontrado con ét poco después de esta ceremonia y le habia dicho: «Desde fuego, ahora serés un Bautista, ya que te hhas bautizadoy. La respuesta de Groves era tipica de é! 4iNol Deseo seguir a todos en aquolio en que ellos siguen a Cristo, pero no me uniria a nin- atin partido si implica que he de Separarme de otrosy. Entonces, satando sus llaves, dijo, «Si estas llaves estuvieron unidas entre si, al caer una, caerian todas; mas como cada’ una de ellas estén Unidas a éste anilo fuerte, asi do bemos cada uno acogernos a Cristo, no a ninguno de tos siste- mas de los hombres, y entonces todos estamos seguros y unidos; debemos mantenernos juntos, no por causa de algin sistema hu: mano, sino porque Jests es uno» Estoy tan convencido de la verdad de aquellos ben- ditos principios que el Se- ior, me ha ensefiado, que me glorio en su propaga- cidn. La sencilla obedien- cia sdlo a Cristo; el reco- nocer a Cristo en mi her- mano como el Alfa y Ome- ga de los términos de nuestra comunién; y, por Ultimo, una devocién sdio a Cristo. Uno de los amigos mas intimos de Groves era el clérigo anglica- no de Claybrook, Sr. Caldecott, en cuye ordenacién en 1826 Groves habla tomade mucho in- terés y satisfaccién personal. Era de esperar que el desarrollo del pensamiento de Groves le habia de alermar, (aunque més tarde hubo de tomar un camino pare do a éste), y aunque se ofrecié para compartir los gastos del via- Je a Persia, su carta le reprocha- ba. Groves le contest6: aDices que yo dejé ti comu- nién, si por esto quieres decir que ahora no parto el pan con Ia Igle- sia Anglicana, esto no es verdad: pero silo que quieres decir es que no me uno a vosotros exclusiva- mente, si que es verdad, porque siento que ef espiritu exclusivista es fa misina esencis cismatica que el Apostol reprende tan viva mente en los Corintias. Yo enton- ces no conozco ninguna distin- cidn, sino que estoy presto @ par tir el pan con todos tos que aman al Sefior, y que no hablan con ii gereza mat de su nombre. Yo crea que cada santo es una persona santa porque Cristo mora on ét, y El se manifesta donde se le rinde culto: y aunque sus faltas sean tantas como los cabollos de mi cabeza, mi deber sigue siendo, con mi Seftor. uniime con Elen ef cuerpo mistico, y mantener Ia co: munién con éi en cualquier obra del Seftor en que él traboja, Y si- {gues pregunténdome, cestés ejer ‘endo el ministerio bajo tu propia denominacién? Confio que no, porque si asi hago, la obra no va a prosperar; confio que lo ejercito ‘ajo ta nominacién de mi Sefor por su Espiritu; si ti puedes seria- lar cualquier otra nominacién ‘como necesaria 0 que haya perso- ras excluidas dol ministerio hasta ‘que les autorize algin hombre, espero que estoy dispuesto a so- pesar la evidencia que trees. Qui: Siera, sin embargo, que entiendas Claramente, que no tengo objec: ciones a la ordenacién por los hombres si esis Nevado 2 cabo ‘con principios de acuerdo con las Escrituras, pero si ellos piensan que dan aigo més que su pesmiso 2 predicar en su pequerta porcién del rebaiio de Cristo, yo lo recha: zaria hasta que me demuestran como recibieron esta aviorizacion de lo Palobra de Dios, y que son los reglamentos y fimitaciones bi- biicas de esta autoridad. ..Como cuerpos, 0 reconozco ninguna de las sectas y partidos que hieran y destiquren el cuerpo de Cristo; coma indiviciuos, quisie ra amar a todo aque! que ama a Cristo. 10h! Cuando vendré ef dia cuando el amor de Cristo tendré més poder pare unir que la que Henen nuestras absurdas regula: ciones pare dividir ta familia de Diosy, (16 diciembre 1828). Cinco anos y medio mas tarde, Groves iba a escribir en su diario: «Estoy tan convencido de ta verdad de aquellos benditos prin cipios que el Serior me ha ensetia do, que me gloria en su propaga- cién. La sencilla obediencia s6lo a Cristo: el reconocer a Cristo en mi hermano como ei Ailey Omega de fos términos de nuestra comu- nién: y por Gkima, une devocién sélo 2 Cristo». (25 de junio de 1834), (Continuaré) 8 La Historia del Movimiento de los Hermanos - Roy Coad (Traducido por Catalina Redman de Wickham) Capitulo Il PAN SOBRE LAS AGUAS. (continuacién) «Ya que cualquier forma del Cristianismo ofrece un sistema de proceptos més estrecho 0 ms amplio que la verdad misma, 0 he de quedarme corto 0 he de ir mas allé de dichos pre- ceptos. Pero, preferiria mucho mas tolorar todos sus errores que separarme del bien que hay en dicha denominacién. Estas fueron las normas que prevalecian entonces, en todo fo referente a nuestra préctica de fa separacién y la intercomunién. Habiamos decidido que nun a tratariamos de forzar a nadio a actuar en uniformidad més aif de lo que ellos sintieran, ni ‘por enfados ni por sonrisas; y fue por esta sencilla razén: no creiamos que Dios nos hubiera dado autoridad alguna para actuar asiv. E__ 2.1827, legs 9 Oubtin un joven con un apellido que Negara a alcanzar gran fama. Era Francis William Newman, her- mano menor del gran John Henry Newman. Mientras éste llegaria a ser -desde su crianza evangélica: lider del_ movimiento anglo- catélico («Tractarian movement») y acabaria siendo cardenal roma- ho, Francis iba a experimentar cambios no menos notables, con tun recorrido que le llevaria desde el inicio del movimiento de los Hermanos hasta el Unitarismo. Un afio antes de su llegada a Dublin, Francis habia obtenido una licenciatura de honor en el «Worcester Collogo» do Oxford, y era también greduado det «Bali College de la misma Univers dad. Acababa de ser contratado como profesor particular en ef hogar del renombrado abogado irlandés Serjeant Pennefather, fu- turo presidente del Tribunal Su- premo de trianda, En ol citado hogar, Francis W. Newman fue presentado a un hombre extraordinario, de quien afios mas terde escribié 10 si- guiente: «Este joven pariente _suyo thombre excepcional) ejercié muy pronto sobre mi un gran ascen- dente. A partir de ahora fe llarnaré «el pastor irlandés». iSu presencia corporal era realmente débill iSu cara enjuta, sus ojos enrojecides, sus piernas deformes (usaba mu- EA wong MarlAbe (86 JAN, Groves: Carta a JIN, Darby — 10 de Mayo de 1836) | letas), su barba mal afeitada, su traje raido y su aspecto general do persona descuidada; todo ello | ‘suseitaba sentimientos de lésti- | mal Luego, uno se sorprendia al | verle en la tertulia de una casa de | aquolla categoria. Hasta se rumo- reaba que, en la ciudad de Lime- tick, alguien le habia tomado por un mendigo y le habla alargado una moneda de medio penique. Sue ‘JohaN. Darby Este joven habia cursado estu- | dias de Derecho en la Universidad de Dublin y se habla licenciado con altos honores, teniendo por delante excelentes perspoctivas para tiunfar en su carrera, Pero su conciencia no le permitia ejer- cer la abogacia: temia que so le presentase la disyuntiva de defen- der una causa que pudiera ir en contra de la Justicia. Ademés de tener una mente aguda y légica, el «clérigo irlandés» rezumaba simpatia, culidades que_combi- aba con una gran perspicacia al ‘enjuiciar 9 los demés, con una atencién muy carifiosa hacia to- dos y con una total falta de egoi ‘mo. Joven alin, se habia ordenado corno pastor englicano y ejercia “sin cansarse— un duro ministerio en las montarias del condado de Wicklow. Al atardecer, salla al campo para ensehar ta Biblia en fas chozas de los campesinos, re- corriendo grandes distancias por ‘montes y ciénagas. Asi, pocas ve~ cos regresaba a su casa antes de Ja medianoche. Su salud no tardé en quebran- tarse y hasta se temié que pudie- ra quedar cojo. Aunque no ayuna- ba a propésito, sus largas camina~ tas a través de la agreste campina y su ministerio entre personas muy necesitadas Je obligaba a se- veras privaciones; de modo que su aspecto demacrado ya no tenia nada que envidiar al de un monje wrapense. Esto no tardé en provocar la crecionte admiracién de [os po- bres catélicos, que le considera- ban como un auténtico santo, de os de antes. Les parecia que una figura tan demacrada por su asce- tismo y austeridad, tan por enci ma de toda pompa humana y tan ga 10 La Historia del Movimiento de fos Hermanos dispuesta a compartir incluso su | no era otro que, John Nelson Dar- | rectan de ese dorecho civil. Asi pobreza llevaba necosariamente | by, el gran amigo de Bellet. Inten- | mismo, el protestantismo empo- una impronta celestial. taremos explcar eémo y poraué | zaba 2 ganar terreno ~de forma “Asi que pronto me convenci de | estaba en casa de su cunado | inesperada~ entra ol pueblo irlan- quo (.) una docena de hombres | ~Sefieant Pennefather- en aque- | dés. En vista de esas circunstan- Ge Se Chore hubieron hecho | "0s dias; lisiado como estaba y | cias, en 1827, Magee (arzobispo tnés para convertia toda Inanda | ejefciendo tanta influencia sobre | anglicano de Dublin} habia dado ai protestentismo, que toda fa or. | Cuantos le rodeaban, instrucciones al clero para recla- ganizaci6n eclesiéstica anglicana. Darby habia nacido et 18 de | er 7 ee estado bri- En soguida comprend que no ha- | noviembre de 1800 y era hijo de | {2nico contra ta lolesia Catdtica ia otro camino para alcanzar las_| un présparo terrateniente irlan- | Romana. Fore Mages quiso ir capas sociales mis humildes del | dés. Le dieron un segundo nom- | Tis {los Mer due @ esa primera pueblo irlandés, y que a aquel | bre de pile como tributo al almi- | Ofensa, afiadid fa de requerir que hombre no le movia ni el ascetis- | rante lord Nelson, que fue proba- aay etl ae ei oes ‘mo ni la ostentacién, sino una to- | blomente su padrino. En efecto, | tm Coleco, Gebien iret eal tal abnegacién, lo que le dio muy | el almirante sir Henry Darby (tio | 126 ¥ Sumisién a la corona ingle buenos resultados, £1 Unico libro | de nuestro biografiado) mandé et | $2, NO.s6lo fue una torpe, actua- que lela era fa Biblia, y si se acer- | ¢Bellerophona, bajo las drdenes | ¢i6n. Sino que produjo sobre los irlandeses el efecto contrario, 66 a mi, fue mayormente para | de Nelson, en la batalla de Abu- | {2 persuadirme de quo dejase cual. | Kir ice al tee (Dery teal de quior otra leetura y estudio. La familia Darby residta on .~A pesar de que yo techazaba | Leap Castle, cerca de Offaly. Edu- energicamente algunas de jas ca- | cado en la Escuela de Westmins- racteristicas de ese hombre ex- | ter, John Nelson se habia matri- traordinario, por primera vez en | culado en el «Trinity Colleges de mi vida, me sentia dominado por | Dublin, a los quince afios. En alguien superior a mix. 1819, recibié ta medalla de oro Y concluye Francis W. New- | Somo graduado en estudios clé- | serecientas a ochocientas perso man: «Al recordar ahora como se bees foe seer abog2- | nas cada semana. Cuando se les Je sometian incluso personas de | 40 en lrlanda, abandoné su cere | pigié of juramento de supremacia mente esclarecida y de experien- | "2. entr9 en un seminario teol6di- | ingiesa y de renuncia @ la nacio- cia, no me resulta sorprendente | CO ¥ S@ ordend como diacone de | nstidad irlandesa, dicho movi: que también @ mi me sujetara a | '® Ialesia Anglicana en 1826; ¥ | miento se paré en secon. fel servidumbre.. é1 s6lo queria | COO pastor al afo siguiente, Su «No recuerdo si conservo, en al: gin sitio, copia de mi carta al ar zobispo Magee. Pero su proceder fue desastroso: impidié que multi- tudes de personas (quied toda Ir- landa) se liberara del popismo. Es- taban abandonéndolo @ razén de he Noe hom bees ieee wie | primer cargo fue el de pérroco de | _ El efecto que tal medida habia ontes a Dios, os cepit tala Bh. | Calary, en el condado irlandés de sausado sobre ol propio Darby sete Ve Wicklow. fue iqual de decisiv, Su primera bila, seg su interpretation, cla reaccion (bastante atvevida para for aquel tiempo, estaba | un joven clérigo) fue la de escribir candente la cusstién de | y distribuir entre los demas pas- JOHN N. DARBY (1800-1882) | conceder el voto a los catélico- | tores anglicanos una energica El mentado «pastor irlandés» | romanos, que hasta entonces ca- | protesta contra aquella miserable Tuinity College (oubsin) {cibuios por eortesta de ta Embojads de la Repablica de land) La Historia del Movimiento de los Hermanos visién de la vocacién de la Iglesia, | iba cambiando con rapidez. Ou- | con fa posicién que profesa ocu- que ia reducia a tal servilismo rante algin tiempo, segin su pro- | par. frente al Estado, pia confesién, habia sido un deci- - i dido partidario del extremado va- impacto producido ieee cel ete ee Mages: | lot de los sacramentos (y do una Al mismo tiempo, entendi que ef cristiano (teniendo su posicién en Cristo en lugares celestiales), lesia muy jerarquizadal; pero fc sobre la mente de Darby, un nue- | ‘a! NY erarat ya no tiene nada que esperar ex- vo acontacimiento -ocurrido en | 2hOr2 estaba cambiando 48 | opto fa Venida del Salvador, pora aquel mismo ano de 1827 -Ie | modo radical que pueda ocupar ~de hecho- pormitid seguir reflexionando so- | «Entonces comprendi_ clara- | aquella posicién que en ta gloria bre la naturaleza de la Iglesia de | mente que la Iglesia de Dios, tal | ya es su porci6n en Cristo. La cui- Dios: un accidente de caballo le | como £/ la contempla, sélo esté | dadosa lectura de fos «Hechos dbligé a una prolongada convale- | compuesta de los que (tras el nue- | de los Apéstoles» me ofrecié cencia, Esta coincidié con la lie- | vo nacimiento) estén verdadera- | una visién prctica de la Iglesia gada de Francis W. Newman a | mente unidos a Cristo. En cvan- | primitiva y me hizo hondamento case de su cuitado, selatada a | to a la cristiondad que vemos fel | sentir e! contraste con el estado principio de oste capitulo. conjunto de los que suelen ser | actual de la Iglesia, la cual sigue Con relacién a las experiencias | °2Msiderados como cristianos) es, | siendo -como siempre amada de ‘que hizo en aquel entonces, Dar- | 60 realidad, el mundo. No puede | Dios». by escribié més tarde que: «Du. | 82 considerada como la Iglesia rante mi soleded, estuve cavilan- | 8 allé de lo que le corresponde Cabe que estos posteriores re- cuerdos simplifiquen demasiado do mucho tiempo; pero ef conti el desarrollo del pensamiento de nuo ejercicio espiritual hizo que Darby en aquel entonces, pero las S. Escrituras ganasen un as- despejan el sentido general que cendente completo sobre mi. Por | a | iba tomando. En efecto, ya iba fo demas, siempre las habla consi- més allé de los conceptos ecte- dorado como la Palabra de Dioss. sidsticos tradicionales que soste- fe - n las iglesias evangéticas in- ACERCA DE LA IGLESIA DE «Entonces comprendi_ dependientes: bautistas 0 con- Dios claramente que lalglesia | gregacionalistas. De momento, a Como resutado de estos acon. | 42 Dios. tal como Ella | ate ee erate Geta llesta del tocimiontos, el coneeptode John | — contempla, séloestd | Tabaen el modelo d N. Darby acerca de la naturaleza |__ compuesta de los que : Y Unidad de Ie Iglesia de Cristo | (tras el nuevo nacimiento) {continuars) estan verdaderamente | unidos a Cristo». «,, sala aleampo para ensafar fa Biba en las chozas de ls campesinos. " Ee NEG ~ Mpeg Wyss La Historia del Movimiento de fos Hermanes - Rey Coad (Traducido por Catalina Redman de Wickham) DESARROLLO DEL TESTIMONIO EN DUBLIN Por aquel entonces, J. G. Be- lett (1795-1864) abogado y amigo de Darby, estaba muy in- fiuonciado por Groves. La visita que éste le habla hecho, en la pri- mavera de 1827, le habla con- frontado con algunas de las im- plicaciones de las nuevas ideas que estaban desarrolléndose. Cuando Groves les visité en Ou- blin para despedirse de ellos (a fi- nates de 1828), ya habia llegado una conclusién en cuanto al go- bierno y el orden de las iglesias. Y parece que estaba ansioso por discutirla con sus amigos. En | cuanto a éstos, aquellos diecio- cho meses tan’ memorables que habian transcurrido desde ta alti ma estancia de Groves en Dublin, habian preparado el terreno para huovos avances. Asi describe J. G. Bellet el efecto que sobre él tuvo su conversacién con Gro- ves: ‘i. ef considerar estas cosas le~ v6 Groves @ examinar toda fa cuestién, para no sdlo abandonar sus relaciones con ef Trinity Co- lege, sino también para com- prender, como nunca antes lo ha bia hecho, toda la posicién de ta Iglesia del Estado y la de Jas igle- Sias independientes. Al final de 1828, Groves visité Dublin: predi- 6 en fa capilia de Ia calle Pool. beg, invitado por el querido doctor Egan, que ya estaba relacionado con ef pequeno grupo de creyen- tes que alli se habia formado. Un dia, caminando yo junto a Groves, me dijo: «No me cabe la menor dude de que esto es lo que Dios nos esté indicando en cuan- 0 a nosotros: que nos reunamos con toda sencillez, como aiscipu- los de Cristo, sin depender de nin- gin piipito o pastor ordenado por fos hombres, sino contiando en que ef Seiior mismo nos edificaré a todos, mediante el ministerio Capitulo PAN SOBRE LAS AGUAS. (conclusion) que a El Je plazca darnos. Para ello, puede valerse de cualquiera de nosotros». Y Bellet afade: «En ef mismo momento en que pronuncié estas palabras, tuve la seguridad de que ‘mi alma habla recibido la verdad acerca de {a Iglesia de Cristo. ‘Aquel instante marcé un cambio profundo en mi manera de pen- sar. Sin embargo, tanto Bellet como Darby tardaron atin unos aijos en romper con la Iglesia An- licana, Este renuncid a su parro- quia @ inicié un ministerio itine- rante para ensefiar la Biblia por doauier. «Solo puedo reconocer con pesar los defectos, lamentarlos y sentirlos; reconozco la debilidad de mi fe, pero busco y anhelo fervientemente la direccién de Dios». EL GRUPO DEL DR. CRONIN: Mientras tanto, en diferentes barrios de Dublin, empezaban a reunirse por las casas pequeiios grupos de creyentes. Lo hacian por no haber encontrado una iglesia, un auténtico hogar espiri- tual fibre de trabas humanas y que satisfaciera sus problemas de conciencia, Con anterioridad a fa conversacién de Groves con Bellett, que acabamos do rolatar, uno dé esos grupos se habia for- mado alrededor det Or. Edward Cronin. Ex-sacerdote | romano, convertido por la lectura de la Bi- blia, y oriundo de Cork, Cronin se habia establecido en la capital ir- landesa para estudiar medicina, Al principio, Cronin habia sido aceptado a fa Cena del Sefior como miembro visitante- en va- Tias iglesias evangélicas indepen- Texte anenleds ove PE fe More dientes pero, ms adelante, éstas estimaron que, al ser resiente en ta ciudad, e! Dr. Cronin no podria participar en fa comunién hasta que hubiera demostrado ser miembro de una iglesia local. Para Edward Cronin, obligarle unirse a una parte de la Iglesia y excluir a las demés era ofender su hondo sentido de 'a unidad de todos los creyentes, y se negé a ello, por fo que fue denunciado publicamente desde el pilpito de tuna de esas iglesias independion tes, Disconformes con esa denun- cia, algunos miembros de dicha iglesia. que _simpatizaban con Cronin, anunciaron sur dirmision Entre ellos esta E, Wilson, diéco- no de la misma y Secretario de la Sociedad Biblica en Dublin. Jun- tos, comenzaron a reunirse en la casa de Wilson para orar, meditar la Palabra de Dios y cetebrar la Cena del Seftor. Y continuaron haciéndoto hasta que el duerio de la casa tuvo que trasiadarse a In- glaterra E| hecho tuvo cierta resonancia en los medios evangélicos dubli- neses e hizo que, al cabo de al- gin tiempo, se estableciera una fuerte amistad entre el Dr. Cronin y Francis Hutchinson, miembro del grupo que se reunia con Dar- by y Bellet. Hutchinson «se mos- 1ré muy dispuesto a tener comu- nién (en el nombre dol Seftor) con todos los creyentes, quienes- quiera que fuesen, con tal de que ‘amaran al Seftor sinceramentes. Ast que brindé su casa en Fitzwi iam Square y cinco cristianos 0 reunieron alli para disoutic la cuestién, Eran Bellett, Brooke, Cronin, Darby y el propio Hut- chinson. Acordaron . tener -una forma de culto muy sencilla y con un horario que les _permitiese asistir también a tos cultos de otras iglesias evangélicas. Al do- mingo siguiente, “se reunieron ara participar de Ia Mesa del Se- fior segtin el modelo apostético. Ne La Historia del Movimiento de los Hermanos ‘SE UNE OTRO GRUPO Desde hacia varios anos, otro pequeno grupo de creyentes ve- ia reuniéndose para apartir el pan» (sogin Hechos 2:42), y pronto se sintieron atraidos para Unit sus fuerzas a la pequelie co- munidad do Fitzwilliam Square. De nuevo, la razén de su separa- cién de las iglesias existentes ha- bia sido la imposibilidad de en- contrar una que les diese la bien- venida a todos -sin excluir a na- die- ya que ellos procedian de di- ferentes denominaciones. Wi- liam Stokes y J.V. Parnell (pos- teriormonte Lord Congleton y amigo de Groves) pertenecian a este grupo y, al enterarse de la comunidad formada en casa de Hutchinson, se unieron a ella. Parnell, que poco antes habia re- ‘gresado de San Petersburgo, hasta donde habia acompafiado a Gro ves, pronto se ocupé de que fas reuniones se hicieran on privado. En mayo de 1830, propuso cam- biar el lugar de reuniones a una sala que 1 mismo habia alquilado en la calle Aungier. La seforita AM. Stoney, que se unié mas tarde al grupo de Dublin, sugirid que el cambio se hizo ~ademés— para que la gente pobre pudiera asistir con menos apuros de los que hubiera sentido al entrar en el hogar de un hombre rico, en aquellos dias de fuertes diferen- cias sociales. demas iglesias una nueva comu- nidad cristiana, con local abierto al pitblico. Pero, después de cier- tas vacilaciones, se sumaron a aquolla nuova iniciativa, La primavera de aquella nueva asamblea fue deleitosa y sosega- da, pero pronto iba a perder a al- unos de sus miembros mas des- tacados. En septiembre de 1830, un grupo partié para unirse 3 Groves, quo seguia de misionero en Bagdad, Entre ellos estaba Parnell, Cronin y su hermana y FW. Newman, que habla acudi- do desde Oxford para unirsele: De los domds lideres de Dublin, Darby estuvo entre ellos sélo en contadas ocasiones (debido a su ministerio itinorante que se ex- tendia por el Sur de Inglaterra) y Hutchinson murié en abril de 1833, Aunque ol espiritu foliz de aquelios primeros dias continud y fe} némero de creyentes fue en aumento, aquella primitiva asam- blea tuvo que enfrentarse tam- bién con varios problemas meno- ros, Por otra parte, el orden del cul- to (que habia caracterizado los primeros tiempos en Fitawilliam Square) habia sido reemplazado, gradualmente, por una libertad completa de orar, cantar, leer 0 meditar 1a Palabra de Dios en las reuniones; siempre y cuando se hiciera todo «on dignidad y con orden» (véase Corintios Al principio, Hutchinson y Be- lett twvieron ciortos reparos, mayormente por la provocacién que pudiera representar para las 10 : Velada Social 14:26-40). Ademés, renunciaron, incluso, a tener un consejo de kancianos» claramente diferen- ciados de los demas creyentes, li- miténdose a reconocer los dones do pastoreo y de ensefianza. Di- cha evolucién evidencia ciara- mente el desarrollo y la influen- cia de los pensamientos de Dar- by. A partir do dicho momento, la historia de esa primitiva asam- blea comienza a tener una estre- cha relacién con otros acontoci mientos ocurridos cerca de Du- blin, de los que hablaremos en otro capitulo del presente libro, Darby no estaba todavia com- prometido en una separacién ra- dicat de la Iglesia del Estado. Do hecho, ain en 1834, Bellett le deseribe comoucasi separado de la Iglesia Anglicanan, a pesar de ‘que ~ de la Villa y Corte, y Jorge Lawrence acabé por fijarse on Barcelona, tras oxtensos roco- rridos para distribuir la Palabra de Dios por Catalufia, Levante y am- bas Castilas, Isabel PROSIGUE EL AVIVAMIENTO Mis arriba, vimos como evolu- cioné la congregacién indepen- inte de Barnstaple (bajo fa ac- cién de la Palabra de. Dios y dot Espiritu Santo) hasta transfor- arse en una asamblea neotesta- mentaria. Dicha evolucién y se- mejante modelo irén repitiéndose en otros lugares, Notemos de paso que, en la plantaci6n de asambieas, las que perduraron solian ser ol fruto del Siguiente método: Unos hombres ficles (consagrados al Seftor y con marcados dones ospiritualos) tenfan la visién de efincarse en ciudades de relativa importancia numérica, centros econdmicos o culturales y nudos de comunica- ci6n de toda una comarca. Luego, instalados ali, so dedicaban. 3 plantar y_edificar una o varias asambleas, no sélo en ese centro turbano, sino en muchos puoblos circundantes. Era sencillamente la estrategia de Pablo de Tarso “la estrategia det Sehor- que ‘es0s conductores espirituales su- pieron discernir y aplicar. Otro centro donde se inicié of movimiento de retorno al ideal apostélico fue Hereford donde, en 1837, se establecié cl capitén Percy F. Hall, de Plymouth (Véa- se EC. n® 120, p. 11). Al poco tiempo, su fascinante predicacion {de “honda raigambre _biblica) atrafa a centenares y centenares de oyentes. Segtin R. Coad, «Hall habla asumido el esquema doctri- nal de Darby y esto dié a su predi- cacién una coherencia y un énfa- sis devocional que no se hallaba en otros lugares» {O.c. pag. 74), Detalle curioso y revelador de la mentalidad religiosa de aquel cién del testimonio en Hereford corrié a lo largo y ancho de Ingla- terral Contaba entre sus miom- bros a destacados préceres loca- les, como el editor Yapp (iaven- tor do las encuaderaciones con ‘cubiertas flexibles y dobladas de canto que dieron paso a las co- nocidas «Biblias de bolsillov). Luego habia jueces, médicos y oficiales retirados, como el capi- tn Guillermo Rhind (1794-1863), heroe de las guerras napoledni- cas, quien (tras su. conversién) escribié sobre «el Taberndculo en el Desierton; y el honorable H. G, Wellesley (1806-1875), barén de Cowley y sobrino del Duque de Wellington, of vencedor de Arapiles. Pero no vayamos a pensar que hebfe amuchos sabios sogiin la came, muchos poderosos 0 mu- chos nobles» {I Cor. 1:26). Aun- que los primitives chermanos» nunca fueron partidarios de re- gistros y estadisticas, los de He- roford poselan un comenterio propio, con su_ correspondiente ibro de los sepeliosy. Este ha sido consorvado hasta hoy, y su examen nos revela el estrato so- cial de fos que chabfan dormido en Criston, Asi, la nobleza terrenal y tas profesiones liberales s6lo repre- sentaban (a mediados del siglo pasado) un 6 % de las 251 fami lias de creyentes. Luego habia un 80 % de clase modia ~compuesta por sastres, quanteros, impreso- res y diversos empleados~ que- dando un 14 % do «lo débil y mo- nospreciado del mundon, al que Dios también escogié, represen- tado por criados, peones agrico- {as, jardineros, albafiles, buhone- ros, etc. A pesar de estar envueltos en una sociedad de clases sociales rigidamente separadas, e505 her- manos eran de una misma alma y gases. Chopmnan hermano verdad. roy amigo de Espaia F. Holmes, p89. “FOS. Madi, 1969 ~ Literatura Silica, 13 a Adc Historia del Movimiento de los Hermanos de'un mismo coraz6n. Y ni‘tos | ‘ cauce para rounir a todos los ver- més ricos ni los.més pobres nun-. | .daderos creyentes en uno, en ca regatearon tiempo o bienes | amor y verdad. Sigue brotando materiales para extender el Evan- .| en Londres, Liverpool, Manches- gelio a todos, tanto a nivel local "| “ter y en todo el Norte de Inglate- como nacional. Ademés cuida- | ra. A continuaci6n ira rebosando ban generosamente de los primo- | por los Cevennes, el Mediodia de +03 misioneros que habian salido | Francia y a orillas del Lago Le- a ultramar. En poco més de un | mén afta, los de Hereford visitaron de | si o1 Sofor to permite y nos modo seguido més de quince | presta vida, os lo contaré en pro- Pueblos y cludades, proclamando | ima entraga, Mientras tanto, si- 8 Cristo como tinico y suficiente | Samos ‘adelante, construyendo Salvador y sélo'Soborano. Para | Tutuamente msstra fe. cons, faclitar esas entusiastas gires, el | Contes ie nuostea dighidad y itado hermano Yapp siempre te- | responsabilidad como creyentes nfa_un mfnimo de cinco caballe- | elavados los ojos en Jests que las y una calesa a disposicién de : se aproxima. los ovangelistas. y Y, equé més diré? Porque me {continuaré) Gees {altard tiempo y espacio para ha- a 7 blaros de Ia continua oxtensién Copitin Guillermo Rhind de ese movimiento, sobintesl Pablo E. Le More «Cristo, glorificado a la diestra de Dios, es el funda- mento de mi paz. Le conozco como Aquel que llevé mis pecados en su cuerpo sobre ef madero y me revelé cl amor de Dios; estoy vinculado a él en su cardcter de vardn de dolores que descendié a la tumba, que resucitd y que ahora se encuentra a la diestra de Dios para siem- pre». G. V. Wigram, ade ia amap semilla, 0 la majestad del roble en Ia bellota, o el fructifero manzano en la pequefia pepi-s ta, de igual modo pasa més alla de nuestra imaginacién comprender toda la gloria dele al contemplar all que conocemos aquin. age Sahay IFES A Macernonase Historia del Movimiento de los Hermanos (Un Retorno al Manantial ) Capitulo VI EXPANSION por EUROPA n anteriores entregas, nemos | viente. Con amor, presentaban un | Tras testificar en diversos pun- visto como. los. primitivos | Evangelio Cristo-céntrice, y ha | tos de Irlande, fortalecer @ los Hermanos anhelaban compartir | blaban de una salvacion comple- | hermanos en la fe y sostener una su fe, llevando el Mensaje de | 2, cimentada en la sangre que | dura controversia con el arzobis- Grito» todo erat, De hecho, | fue deramade eno Gr po englcano le-Poer Trench, sentian la responsabilidad de dar ‘mono atudio | Darby pasé alnglaterra, Comore: | an'dobiewoateronta oN S58, doblatestmonio alusid | Meee esa pg aceite, 7 : pastores anglicanos més s¢ pa 19) Frente 2 la cristiandad, | dijo: «Me parece que las dos prin- insistian en que debemos volver | cipales metas de la Iglesia en los alas ensefanzas, al modelo y ala | iltimos dias son éstas: publicar el sencillez de la Iglesia apostélica. | testimonio de Jesés en todas las saron 2 las filas de los «merodea- | dores de Plymouth; dos de ellos, C. Hargrove y Juan M, Code lle- garon a ser destacados conduc- Proclamaban, asimismo, la uni naciones y llamar a las ovejas de dad doa iglesia, cuerpo do Cris-. | Cristo que puodon estar encorce. | "28 espirituales entre los Hor- to, incluyendo en ella a todos tos | fadas en todos los sistemas babi- | PS creyentes nacidos de nuevo (de | Iénicos (=u organizaciones ecle- | _ Vuelto a Plymouth, la predica- cualquier denominacién que fue- | siésticas) que hay en el mundov | cién «muy biblica y profundan de se) pero excluyendo a cuantos no | (Véase: EH. Broadbent: «The Pil- | Oarby sigue atrayendo a muchos son salvos, grim Church» {ala Iglesia pore- | creyentes. Alli es donde se ente- arinay) / Londres. P&1. 92 Edi- | rard de que cen la regién de Ly6n in -1981- pag. 351) (Francia), y mayormente en la Suiza francesa, habfa hermanos ‘que se reunian més 0 menos Aunque no eran los tnicos en hacerlo, los Hermanos volvian a enfatizar la perfeccién y plena au- toridad de la Palabra de Dios para moldear la vida personal del | JUAN N: DARBY como nosotrose, Son_noticias Greyente, fundamentar su test. | EN SUIZAY FRANCIA que se publican en «El Testimo- monio en el mundo y estructurar | Pero volvamos a la cuna terre, | io Ctistianon, primera rovista las actividades de fa iglesia local, | nal del avivamiento que broté | de los Hermanos. Lo de Lyén alu- reunida en torno a Cristo. tras las guerras napoleénicas, | d@ a la fundacién dela Iglesia Li- | bre por el piadoso pastor refor- Be enaeneo; | mado A, Monod, destituido de su cargo por el Consistorio calvinis- ta por negarse a dar la Santa Cena a los inconversos. En cuan- to a lo de Suiza, recientes investi- gaciones han ‘demostrado que existfan no pocas relaciones ¢ in- tercambios fraternales entre los nan como los Hermanos, (Obra | eranaéicasedsidentos» del con. cltada, pég. 204) Hermanos. Asi, Rudolphe de Y Roy Coad-siempre muy criti- | Rodt, evangelista de «Bourg de 0 con nuestro personaje-no tie- | Fours, de Ginebra, estuvo varios ‘ne reparos en afirmar que, entee | meses en Plymouth (de 1835. 2 la ardiente esperanza del pronto | 1830y 1846, «el crecimiento del_ | 1836) como candidato misionero retorno de Jess, el Sefior. movimiento se debe a las incan- | para acompanar a ANN. Groves a : sables enorglas de JN. Darby. | faindia. 2s) Frente al mundo ~ig- | Salvo la obra iniciada por Jorge norante, descuidado, enemigo 0 | Miller en 1843-44 en Alemania, incrédulo- esos creyentes del | «la historia de la expansién fuera | EL «REVEILy Como observa «cuando empieza a extenderse el movimiento de los Hermanos fuera de Inglaterra, la contribu- cién hecha por Darby no fue pe- queria. En varias regiones de Eu- ropa occidental, fue el instrumen- to para fomentar 0 desarrollar grupos de cristianos que se reu- Como recordaban que «donde esté el Espiritu del Seftor, ali hay libertad», proclamaban su libre actuacién en las reuniones de la asamblea local para alabanza y adoracién, siplica colectiva y es tudio de las S, Escrituras, Pero hacian la salvedad de que era «li- bertad para el Espiritu Santo» y nunca patente de corso para que obrara la «carne religiosan, Asimismo, como otros creyen- tes, esos primitivos Hermanos, discipulos © santos mantuvieron avivamiento quo solo querian ser | do Inglaterra durante esos afios Por tanto, no dabe extrafiarnos cristianos se afanaban en difundir | se centra mayormente en la bio- | de que, ya en 1837, Darby girase {a Biblia, la perfecta y completa | graffa de Darby» (Oc. cap.VI, | una breve visita a Ginebra Rovolacién oscrita del Dios vi- | pag. 81), ~deseoso de comprobar los re- ’ Historia del Movimiento de los Hermanos sultados del «Réveil» ~y que lue- go volvi6, dos afios més tarde, para afincarse alli. {Qué era ese «Réveiln? Con esa palabra fran- cosa que significa «despertars, se designa el avivamiento religioso y la reaccién evangélica que se manifest, a principios del siglo pasado. En Suiza, Francia, Holan- da, Escocia y partes de Alemania el més craso racionalismo, el le- galismo (ila _salvacién por las obrasl), la rutina y la tibieza cam- paban 9 sus anchas en las Igle- sias estatales, nacidas de la Re- forma. Sobra decir que los verda- deros creyentes que habian en ellas sufrian mucho por dicho es- tado de cosas. En Ginebra, las co- sas llegaron hasta el punto que fa poderosa «Compaiifa de 10s pas- toresy prohibié predicar sobre doterminados temas. Asi, la divi- nidad de Cristo, ol pecado origi- nal, la obra de la Gracia y ta pre- dostinacién fueron considerados como ulasuntos conflictivos que perturban las mentes y podrian alterar el orden piblicol.. Con todo, «la Palabra de Dios no esté presan ni de las tradicio- nes ni de los sistemas religiosos humanos. El despertar lo trajo el evangélico escocés Roberto Hal- dane por los afios 1817-20, ha- llando en pequefios grupos de ereyentes ginebrinos- terreno abonado para dicho avivamiento. Dos veces por semana, Haldane ‘empez6 a reunir en su habitacién unos veinte jévenes pastores ¥ estudiantes de teologia, insatisfe- chos por las mencionadas ense- anzas racionalistas que recibian Tras orar fervorosamente, Halda~ ne estudi6 con ellos la Epistola a los Romanos, esa Carta Magna dol cristianismo, Habié de la terri- ble realidad del pecado, de la ar- diente indignacién de Dios por esa humana rebeldia, Luego trat6 dol poder de la sangre de Cristo, de la justificacién por la fe, de como actia el Espiritu de Dios, santificando a tos creyentes. En aquel entonces, eran vordades que nunca se mencionaban en los sermones oficiales de la «Compaiita de los pastores». Luego, los demés dias dé la se- mana, esos jévenes creyentes formaban otros grupos semejan- tes, con amigos y vecinos, a los que transmitian lo que habian re- 0 cibido y asimilado. Al cabo de dos meses toda la cluded de | ebra estuvo revuelta, Muchos se convirtieron realmente al Sefor, clondo\ave vidas wanstormsdss. | Pero otros ciudadanos influyen- | tes con facheda religiosa y cora- | zones endurecidos- excitaron y fanzaron el populacho contra los ‘momiers {=beatos), mote que | daban a los evangélicos. Estos fueron maltratados, insultados y apedreados, a la salida de sus reuniones caseras. Con todo, la persecucién acrisolo a esos ni- | cleos de creyentes y el Revell si guid sacudiendo muchas con- Giencias. En muchos sitios, os evangélicos fueron echados de la Iglesia estatal y tuvieron que fun- dar comunidades. independion- tes. En Ginebra, surgid la de Bourg-de-Four, en la que ense/is Darby veinte afios después do! desportar. Los diseipulos de Haldane fue- ron alentados en un principio por otros creyentes briténicos, como el metodista R. Wilcox y el ban- ‘quero H. Drummond, Entre di: chos discipulos figuraban el pas- tor Cesar Malan; el te6logo L. Gaussen (autor de ¢«Théopneus- tien, obra clasica sobre la inspir cién de la Biblia}; Merle d’Au né (el historiador de la Reforma) y diversos evangelistas de gran valfa y arrojo: Ami Bost (que fue | ademas musico e himnélogo); Felix Neff, el capdstot de los va- lles alpinos» y Pytt. Este ditimo, John N, Darby, a la edad de 40 aios. instalado en Bayona, fue instru- mento de la conversién de varios esparioles; como Juan Calderén, editor de la primera revista evan- gélica espafola y Mateo Cosidé, misico, poeta y evangelista con Gould y Lawrence. MINISTERIO EN GINEBRA Cuando, a fines de 1839, Dar- by fija su residencia en la ciudad de Calvino es. favorablemente ‘acogido por los responsables de la iglesia evangélica de Bourg-de- Four. Pero, al cabo de veinte aiios, el gozo y Ia paz det Réveil han desaparecido. Existe descon- tonto y hay poleas verbales entre los hermanos-pastores y ciertos hermanos Jaicos. Estos quieren tomar una parte més activa en la vida y singladura de la iglesia y se ‘oponen a la actuacién de un pas- tor Unico (Es ol «tira y atlojan de siempre, cuando no se reconoce de hecho- la absoluta soberania de Cristo sobre su Iglesia). Desde un principio, Darby ejer- ce una influencia benéfica. A los creyentes de Bourg-de-Four (que pronto se trasladarén a la calle de la Pélisserie) les va exponiendo la Palabra de Dios. Noche tras no- che, les habla de la Persona de Cristo y de su obra redentora per- fecta, del amor del Padre en Je- sis y del pronto retorns del Se- flor para arrebatar a su Iglesia. Con particular uncién, coloca esas verdades ante la conciencia y el corazén de sus oyentes. Lue- go les va hablando de Ia libertad del Espiritu Santo, para que en ta asamblea cristiana puedan ejer- cerse tdos los dones espiritua- les, Pero con una condicién esen- cial: que ese servicio espiritual sea movido por el amor a Dios y 2 los creyentes (1 Corintios caps. 12al 14). iJESUS VUELVE! En septiembre de 1840, util- zando el «Templo Nuevo», el ex- pastor irlandés da una serie de ‘once meditaciones que despier- tan un vivo interés, tanto entre los evangélicos 0 disidentes como entre los miembros de ta iglesia Nacional. EI tema escogi- do es: «La actual espera de la igle- sia y las profecies que prueban la verdad del retorno personal del Historia del Movimiento de los Hermanos Seriors. Tras leer la 22 de Pedro, cap. uno, y en un francés esmaltado de anglicismos, Darby empieza diciendo: «Et cristiano debe in- tentar conocer no sélo la salva- cién que es en Cristo, sino tam- bién los frutos de dicha salva- cidn. No s6lo debemos asegurar- nos de que estamos en la cosa del Padre sino, ademas, gozar de los privilegios de la casa (..) Si los“ creyentes _entendiesemos cual es nuestra vocacién (que es la de participar de una gloria ce- lestial venidera} Lqué pasaria?. Vi- viramos realmente en esta tierra como extranjeros y_ viajeros: como gente que tan solo esté de paso...» (Apuntes. taquigraficos publicados en noviembre de 1840 ~ 42 reimpresion: pég. 8). Por esas fechas, Darby ha en- tendido que la llave para el en- tendimiento de las profecias bi- blicas es ta distinci6n entre Israel, el pueblo terrenal de Dios, y a Iglesia, su pueblo celestial. En sus «Apuntes sobre el Apocalipsis» (Londres ~ 1839) ya ha atiemado que fa Iglesia ~cuerpo de Cristo- seré arrebatada de la tierra antes do desatarso los juicios mencio- nados en Apocalipsis cap. 4. Segin observa HH. Rowdon, «Darby sefialé asi la solucién a su problema que era tan viejo como el cristianismo: é1 de fa relacién entre la nacién judia y la Iglesia cristianay (0.c. pég. 208): rela~ cién mal enfocada desde Agustin de Tagaste en adelante, por con- fundir ambos pueblos en uno. EN SUIZA Y FRANCIA De 1839 a 1845, el hermano que vino del Norte consagra su tiempo a enseftar la Palabra de Dios, mayormente en la Suiza de habla francesa y en Francia, Sue- le vivir en Ginebra y en Lausana, visitando ocasionalmente el can- tén de Neuchatel. En 1840, el metodismo inglés hace su aparicion en el cantén de Vaud. Alarmados por sus ense- fianzas sobre el perfeccionismo (1), los dirigentes de las iglesias independientes de Lausane lla~ man a Darby para combatir esos errores. Esta no sdlo deshace, Bi- blia en mano, los argumentos perfeccionistas, sino que gana para fa buena causa» tanto a ia congregacién como al pastor metodista F. Olivier. Durante mas de un afio, Darby reune en torno suyo un grupo de doce a quince jévenes hermanos que desean consagrarse a la evangelizacién. Diariamente, me- ditan las S. Escrituras desde el Génesis hasta el Apocalipsis y muchos dias toman la Santa Cena juntos. Lo hacen lo mismo en Lausana como en Ginebra. Tanto en esas reuniones intimas como en las piblicas, Darby no solo trata temas proféticos, sino que da varias series de medita- ciones para edificar a cuantos quieren oirle. Y expone también su punto de vista sobre la situacién de la cris- tiandad (cuya ruina exterior pro- clama) y sobre la formaciéa de iglesias. Segin 61, no se trata de crear nuevos. grupos religiosos, por cuanto fragmentarian atin mas la Iglesia visible e impediria la reunién de todos los creyentes en uno. Afirma que, frente a la apostasia, esa gran sublevacién de la cristiandad profesante con- tra el Orden establecido por Dios, | s6lo cabe una solucién. Le de se- pararse del mal (tanto ético como: doctrinal) y congregarse sencilla- mente sobre el fundamento sefia- Jado por Cristo: adénde dos o tres estan reunidos en mi nom- bre (=hacia la persona del Me- sias), «alli estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20). En dichas asambleas, todos los creyentes (nacidos de nuevo, de buen testimonio y sana doctrina) pueden distribuir la Cena del Se- fior 0 predicar ef Evangelio, sin necesidad de ordenacién pasto- ral Con ello, Juan N. Darby va a chocar frontalmente con ciertos pastores de la disidencia helvéti- ca, que se niegan a admitir sus ensefianzas radicales y nivelado- ras. Dios mediante, seré uno de los temas de la préxima y Giltima entrega. (continuars) Pablo E, Le More (1) Perfeccionismo: doctrina segin la cual e1 cristiano puede llegar @ ser guiado tnicamente por rectos ‘motivos (el amor a Dios y a su rdjimo) y que al alcanzar tai con- icin, ya no pecaria més. (Véase: 1s Juan cap. 1:6 - 10). Pecado y pecados . Los pecados son lo que he hecho, mientras que el pecado es lo que soy. Cristo murié por mis pecados, y en Cristo he muerto al pecado, Los pecados me han sido perdonados, sin embargo, el pecado no puede ser perdonado; Dios solamente puede juzgarlo. Que yo haya nacido pecador en el mundo es tun hecho que no debe ser perdonado; més bien tengo que ser librado de esta posicién. ¥ esto me fie dado en Cristo. R.M.K. Historia del Movimiento de los Hermanas En nuestro anterior relato, ha- biamos dejado a Darby enfren- téndose con los pastores de ta antigua disidencia helvética. Tras polemizar con A. Rochat y F. Oli- Vier sobre la naturaleza del minis- terio cristiano y la responsabilidad de la Iglesia de Cristo, of «ex- clérigo irlandés» rompié defini famonte con ellos, después de tuna conferencia fraternal, verifi cada en septiembre de 1842. De- masiado preocupados en salvo- guardar su independencia ecle- sidstica y careciendo de un caro enfoque comin acerca de la igle- sia y en cuanto a la doctrina, ta antigua disidencia los restos del Réveil on la Suiza de habla fran- cesa- empez6 a desmoronarse. He aqui como G. Nicole y R Cuendet (dos pastores ceforma- dos) enfocan aquella situacién: eLos dirigentes de la Disidencia que no compartian el punto de vista de Darby (en particular so- bre la tuina irrevocable de la Igie- sia visible y la supresi6n total de los cargos eclesidsticos) reaccio- naron. A continuacin se desen- cadené una polémica que desem- bocé -no nos duele confesarlo~ en el total descalabro de los disi- dentes. Debido a la terquedad de Darby, fracasaron los intentos de reconciliacién y se produjeron di- visiones». (De hecho, desde mar- 20 de 1842, muchos creyentes piadosos. se’ marcharon de las iglesias independientes, y de la Iglesia reformada estatal, para formar nuevas asambleas segiin el modelo neotestainentario), «En general, se puede decir que la di- sidencia_ desaparecié préctica~ mente. Sdlo quedaron unos po- 0s residuos do fa misma, Triun- faba el darbismo...» (Autores cita- dos: «Darbysme et Assembiées dissidentes» ~ Delachaux, Nou- chatel (1962) (pig. 25). 2 Et. He (aif Moupsce . SF Capitulo VI EXPANSION POR EUROPA (conclusién) Tras su victoria moral, JN, Dar by se ausenté de Suiza durante ‘once meses, recorriendo Francia. En las regiones galas de fuerte minoria _protestante, surgieron numerosas asambleas; principal- mente on ol Macizo Central, of valle det Rédano y el Languedoc. Pero no se adentré en Esparia, donde Chapman ya habia llevado 2 cabo dos viajes de exploracion mmisionera. La tinica vez que Oar- by estuvo aqui, fue en noviembre de 1868, cuando cruzé ia Penin- sula de Irtin a Oporto, rumbo a las Antillas y la Guayana briténica. En cuanto a {talia, ol testimonio se inicié en 1849 -en Florencia— con el conde Piero Guicciardini y un grupo de humildes artesanos. Mis tarde, el noble florentino se telacioné ‘en Inglaterra con_el profesor Teodoro Rossetti, SP. Tregelles y varias asamibleas de hermanos. Luego, por su valiente testimonio del Evangelio, se esta- blecieron muchas asambleas, no s6lo en Toscana, sino también en el reino més liberal de Piamonte, en Liguria y en Lombardia, Durante la larga ausencia de Darby, los jovenes cristianos que habian formado en Ginebra y Lausana, juntamente con fos pas- tores evangélicos que se habian adherido al movimiento de los hermanos (como C.F. Recordon, himndiogo y editor de eLa Buena Noticia»),tlevaron adelante el do- ble testimonio a creyentes e in conversos. Frente a esos resultados, el Ad- versario no tardé en atacar. Debi- do a cambios politicos ocurridos en Suiza, en febroro de 1845 se dosaté alll una violentisima per- secucién contra los hermanos, por lo que tuvieron que reducir ‘sus actividades al minimo y ret hirse secretamente por las casas. Cuando, en ta primavera del mis- mo afio, Darby tuvo finalmente que volver a Inglaterra, «la impor tancia de su obra en Suiza y Francia eta ya considerabley; el llamado darbismo estaba «pro- fundamente arraigado en suelo europeo_y a persecucién de 1845 s6io sirvid. para fortalecer ‘el movimiento» (HH. Rowdon o.c. pags. 213-214} Ademés, parece que esos seis atios de lucha y testimonio tuvie- ron otro resultado: él de templar el animo y aciarar fos conceptos biblicos de Darby. En especial acerca del ministetio cristiano, la guia del Espiritu Santo en todas jas reuniones y ef enfoque profé- tico de la Segunda Venida de Cristo, Es precisamente sobre estos puntos que ~una vez vuelto a Ply- mouth, esa Jerusalén do los her- manos- Darby chocaré con la fuerte personalidad de Benjamin W. Newton. No podra admitir sus heterodoxas ensofianzas, ni sus conceptos eclesiésticos, ni el control uduro y dictatorial que Sste ejercia sobre la asambfea, Cap. VI ‘SE BIFURCA EL CAMINO... éQué pasé on aquel entonces? Digamos que, de 1845 a 1849, surgen tiempos recios, tristes y, sin embargo, aleccionadores para el joven movimiento de los her- ‘manos. Cabe que sucedieron como advertencia, «como ejem- plo para nosotros, para que no codiciemos cosas malas como ellos codiciaron», por cuanto muchos «quedaron postrados en el desierto» y no supieron va-~ lorar fas exporiencias del mismo. (Véase I Corintios 10:5 y 6 y Deu- teronomio 8:1-6}. Mea Historia del Movimiento de los Hermanos Asi, pues, cuando en abril do 1846, volvié Darby a Plymouth, se extraiié ante la situacion de la asamblea local. Por una parte, Newton intentaba plasmar sus propias ideas acerca dol testimo- nio de los hermanos; distintas do lo que alli se habia’ proclamado desde el principio. ¥ por otra par- te, se habla rodeado de ineondi- cionales {como JLL. Harts, H. Sok tau y Batton) para asegurarse una posicién predominante en ten importante y ejemplar comuni- dad. Por si fuera poco, en su libro: «Pensamientos sobre el Apoca- lipsien (1843), Newton habia ex- puesto sobre las profecias atin or cumplir unas ideas muy dis- tintas a las adoptadas por los pri- mitivos hermanos, en Powers- court, (Véase: E.C. ne 119 ~ pags. 7 y 8), En la citada obra, Newton negaba de piano la teorla del arapto secreto» do los ereyentes, I Tesal, 4:13-17), anterior a ia Venida de Cristo wen gloria y ma- jestady (Apoc. 1:7), Pensaba ~como Agustin de Tagaste y los tedlogos calvinistas~ que la lgle- sia empozaba con Abrahdn y so ‘oponia ala distincién entre Israel {antiguo pueblo de Dios, con ben- diciones terrenales) y ia Iglesia {nuevo pueblo de Dios, con ben- diciones. celestiates}, ‘distineién que subyace on todo el enfoque profético. Sobra decir que Darby se opu- so vigorosamente a Newton, in- tercambidndose entre ellos “nu- merosos escritos: cartas, obser- vaciones, réplicas y contrarépli- cas. Al subir las cosas de tono, y para aclararlas, trece hermanos de reconocida valia y clero testi- monio se reunieron eon los con- tendientes, pare oir sus quojas Darby acus6 a Newton de «hacer sisteméticos esfuerzos para for- mar una sectan, de oponarse a la ‘enseftanzas admitidas por los de- ms hermanos y de denunciar y apartar a cuantos no eran part darios suyos. Entre los treco, guraban responsables de la talla de Lord Congleton, Sir Alexan- der Campbell, Code, o! capitan Rhind, G.V. Wigram y Roberto Chapman. Pero el intento de di- lucidar las cosas fracasé y no hubo reconciliacién. Por lo que, tanto BW. Newton como JN. Darby, estimaron conveniente ausentarse de Plymouth por al- gtin tiempo. Asi, en julio de 1845, Newton visité’ diversas asambleas londi- nenses, donde expuso sus puntos de vista sobre el plan profético; lo que le gané algunos partidarios y Provocé Ia fuerte oposicién de otros hermanos, en particular la de G.V. Wigram, HACIA EL DESENLACE. Vuelto a Playmouth, Darby pro- puso a fos hermanos locales a ecesidad de una reunién espe- cial para humillarse y_orar, Fue apoyado por J... Harris, uno de los més estrechos colaboradores de Newton, pero este iltimo se nogé, Otro de los cargos que se hizo 2 BW. Newton era el de haber suprimico la «Friday meeting» 0 founién semanal de! viernes, En qué consistia? Era una excelente oportunidad para quo, no s6lo los ancianes, sino cualquier hermano responsable pudiera interesarse, participar y contribuir en. los asuntos pastorales. Asi se podia estrechar la comunién fraternal y ayudar a todos los creyentes. Al suprimir dicha reunién, Newton Pensaba que podia, 6! mismo, re- solver cualquior asunto consul- tando de paso a los demas ancia- nos, pero la cosa ie reste mu- cchas simpatias on la calle Ebring- ton, Como las cosas no progresa- ban a su gusto, Darby dié un paso més: amenazé con abando- nar dicha asamblea, Y tras otra infructuosa intervencién de me- diadores, el domingo 28 de di- ciembre de 1845 unos 60 her- manos salierion det local de la ca- lle Ebrington, y partieron el pan or las casas. Por ta tarde, se rou- nieron con Darby y Wigram, auie- nes predicaron en el antiguo local de la calle Releigh, que habtan vuelto a abrir, En las siguientes semanas, muchos se pasaron ala capilla de Raleigh. En una carta que escribié en mayo del afio siguiente, Lord Congleton no aprobé «la conduc- ta claramente sectarian de Darby, oro le eché en cara a Newton su obstinacion, su nogativa de res- taurar la «reunién dol viernes» y ‘2! hecho de que «do controlaba todo en la asamblea de la calle Ebrington», Lejos de mejorarse con ol paso de! tiempo, las cosas fueron de mal en peor. En noviembre de 1846, Newton visité Londres y tuvo reuniones privadas para ex- poner su enfoque profético en di versos lugares. En particular, en la casa de un creyente que solia reunirse en el local de ta calle Rawstorne. Enterados de dichas activida- des, los responsables de aquella asamblea invitaron_ a Newton para que se explicara ante los hermanos. Se neg6 a hacerlo en pblico, mayormonte con Darby resente, pero aseguré que fo ha- fia gustosamente en privado. Vuelto a ser invitado por W.H. Dorman y otros ancianas de la calle Rawstorne, Newton no acu: | di6. En cambio, contests por medio de una larga carta, firmada por cuatro ancianos de Plymouth. En olla, éstos afirmaban que se ha- bian investigedo los cargos for- mulados contra Newton y quo to: dos los hermanos consultados | habian reconocido su inocencia. En cuanto a los demés tomas en litigio que pudieran exist, rehu- saban celebrar la reunién_pro- puesta por los ancianos londinon- ses por los siguientes motivos: A). | Quorian evitar os reproches y las duras palabres intercambiadas en Historia del Movimiento de los Hermanos anteriores encuentros y 8) cosa mucho mds importante para ellos, esiaban _convencidos Biblia en mano- que esos asun- tos debieran ser juzgados por ta asamblea local y no por una reu- niién general de diversos herma- nos. En diciembre del mismo aio, las cosas ligaron hasta el punto que los responsables de la asam- blea en c/ Rawstome escribieron a Newton lo siguiente: ¢...ya no consideramos la posibilidad de te- ‘ner comunién can Ud. en la Mesa del Sefor, hasta que los asuntos en litigio no hayn sido clara y ple- namente investigades». Sobra decir que la asamblea en Ply- mouth (¢/ Ebrington) protest6 vi- gorosamente contra «la naturale- za antibiblica de dicho acto», al que consideraban como una clara intromisin en sus asuntos inter- nos. SOBRE LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO POR SU CUERPO DESGARRADO... La crisis se fragué en el verano de 1847. En la asamblea de Exe- ter, unos oyentes de B.W. New- ton tomaron apuntes de una serie de estudios sobre los padect- mientos del Mesias, y dichos apuntes empezaron a circular de forma privada y manuscrita, Estos llogaron, casualmente, a manos de dos ancianos de Ply- mouth (J.L, Harris y C. McAdam) quienes, tres leerlos, se asustaron y convocaron una reunién de her- Manos responsables. Lo normal es que, tanto Harris como McA- dam, hubieran previamente con- sultado a Newton sobre el parti cular, pidiéndole que aclarara sus polémicas afirmaciones, pero no lo hicieron y la citada reunidn tas condend. Luego, Harris publicd gran parte de esos apuntes new- tonianos bajo el titulo de «Los suftimientos de Cristo, tal come fueron expuestos en una meditacién del Salmo 6; con ‘observaciones por J.L, Harris». Era como echar aceite sobre el fuego. En vez de contestarle directa- mente, Newton publicé sus «Ob- servaciones sobre los _sufti mientos del Sefior Jestis», cuyo valor expiatorio negaba, Ademas, siempre segiin el mismo autor (si “ bien confosaba que Cristo era verdadero Dios y verdadero hom- bre), qpor su vinculacién con el pueblo de Israel, el Mesias habla heredado la culpa del primer Adén, por cuanto habia nacido de tuna mujer estando bajo fa malde- cién de la Ley quebrantader (Sic, Newton dixitll), Ante lo que parecta una clare blasfemia, so compronde cl ho: rror de los hermanos y ta dura ré- plica de Juan N. Darby. Este apro- vech6 la ocasién para decir que: @Al hacer esas afirmaciones, o el sefior Newton habla deliberada- mente para despreciar y deshon: ror a Cristo, 0 es un ciego instru- mento en las manos de Satandso, Alarmado ante esa oposicién, B.W. Newton publicé una retrac- tacién de los pasajes aludidos, ero, en sucesivas aclaraciones y rectificaciones, no hizo mas que emborronar todo ese penoso asunto. En consecuencia, mu: chos hermanos abandonaron Ia asamblea de la calle Ebrington y en diciombre do 1847~ Bonja min W. Newton hizo otro tanto. No sélo se marché de Plymouth sino que, més tarde, dojé el movi miento de los hermanos, que nunca parece haber entendido, «las verdades relativas a la divinidad de Su persona (Su naturaleza sin pecado) y la perfeccién de Su sacrificio —que hemos enseffado, tanto de palabra como por escrito durante muchos aiios~, son, por Ja gracia de Dios, las que seguimos manteniendo hoy». A su ver, los tres ancisnos de Plymouth '-Soltau, Batten y Dyer-, que habian sostenido an: teriormente a Newton, confesa- ron publicamente sus errores y su falta de vigilancia, renunciaron al ministerio de la Palaba y aban- donaron también ol local de la calle Ebrington. Con esto, el Adversario habla logrado destruir ~desde dentro-la primitiva asamblea de Plymouth. Pero, sobretodo, habia anulado su influencia orientativa, su ejem- plo y su, hasta entonces, claro testimonio entre todas las demas ‘asambleas. Y dié un paso mas. BETHESDA Y LA CARTA DE LOS DIEZ Cuando fos hermanos multipli- caron por doquier tas reuniones de oracién y humillacién por ta triste situacién en que se halla- ban, en Bristol la asamblea de Bethesda admitia la peticién de comunién de los hermanos Woodfall. Estos procedian de la asamblea de Plymouth — (¢/ Ebrington} y uno de ellos -Henry- figuraba entre fos principales par- tidarios de Newton. Cuando va- sios hermanos de Bethesda obje- taron su falta de ortodoxia doctri- nal para poder admitirlos ata Mesa del Sefior, Craik sugirié que los mismos creyentes que te- nian reparos deberian examinar a los hermanos Woodall, antes de recibirlos en plena comunién. Asi lo hicieron y fos de Plymouth fue- ron admitides en comunién en Bethesda Al poco tiempo, Darby se detu- vo en Bristol, de paso para Exe- ter, Enterado de lo ocurrido, ma nifesté su fuerte desaprobacién por la admisién de los Woodfall Luego, anuncid que no volveria més a Bethesda, hasta que la asamblea investigara y condena- ra los orrores de Newton; deci- sién que comunicd a Jorge Mii- Her. A\ no vetificarse dicha investi- gacidn, estallé una protesta y se Marcharon unos hermanos. Ante dicha actitud, los ancianos de Bethesda convocaron una. reu- nién de asamblea para el 29 de junio de 1848, Alli leyeron y ex- plicaron un docurnento conocido més tarde por «la Carta de los Diez». Tras tamentar la marcha de al- gunos creyentes, afirman en ella ‘que ~come ensefadores de la Pa- labra de Dios ~no ha cambiado~ su actitud acerca de la persona de nuesto bendito Sefior: «Las verdades relativas a fa divinidad de Su persona (Su naturaleza sin pecado) y la perfecciéin de Su sa- crificio ~que hemos enseiiado, tanto de palabra como por escrito durante muchos afios -son, por fa gracia de Dios. las que seguimos manteniendo hoys {...) «Para ‘mayor satisfaccién de quienes no Historia del Movimiento de los Hermanos estuvieran tranquilos sobre el par- ticular, aadimos que rechazamos del todo Ia atirmacién segin la cual el bendito Hijo de Dias hubie- ra participade de fa culpa del pri mer Adén; 0 que El hubiera nacido bajo la maldicién de ta Ley que- brantada, por su vinculacién con Israel, Consideramos que El ha sido siempre el Unico Santo de Dios, en quien el Padro siompre halld su contentamienton. A continuacién, los diez afirma- ban que una investigacién a fon- do sobre ol particular no seria para provecho espiritual de los hermanos, ni muchos ontende- rian las sutiles y cambiadizas doctrinas de Newton, que admi- tian diversas interpretaciones. Por consiguiente, no querian ha- cer de esto una condicién abso- luta de comunion. ¥ no rechaza- rian a los que hubieran oido esas doctrinas extrafias, «siempre y cuando estemos seguros de que no las hayan entendido y absor- bido». Finalmente, los diez recor daban quo en enero del mismo. afio- los que se reunian en Ply- mouth (c/ Ebrington} habian re- chazado los errores contenidos en los escritos de Newton, Darby reaccioné en seguida a Exterior deta iglesia do Bethesda (2risto}) esa Carta de los diez. Poco des- pués volvié a Bristol y ~como no pudo conseguir que Bethesda aceptara sus puntos de vista ad- virtié a Millerr y Craik de las con- secuencias de su neutralidad, Fi- nalmente, el 28 de agosto de 1848, en Leeds, Darby publicd lar que marca tragida- mente el final de la primera etapa del movimiento, En olla, advertia a los hermanos por doquier que «e/ hecho de reci- bir a cualquiera de Bethesda (sal- vo si, excepcionalmente, ignorara fo ocurride) es abrir a puerta al abominable mal del cual tanto trabajo nos ha costado librarnos. Por mi parte, no iria a Bethesda en su presente condicion espini: tual, ni tompoco alli donde se ad- mite conscientemente a tos de Bethesda». En diciembre del mismo ai después de reunirse siete vec con toda la asamblea de Bothes- da, Miller y Craik llegaron a la conclusién de que: «Nadie que defienda 0 mantenga los puntos do vista 0 tos escritos del sofior Newton deberia admitirse a ta Mesa det Seriory. Pero ese gesto tardio ya no arregié las cosas. Como tampoco una dltima y breve entrevista en- tre Miller y Darby ocurrida en el verano de 1849. A partir de en- tonces, fas asambleas tuvieron que escoger entre dos maneras de enfocar la comunién fraternal, La una estaba ~y esté- abierta a todos los cristianos, nacidos de nuevo y sanos on la fo; la otra os- taba ~y esté- cerrada a cuantos ho comparten la éptica, muchas veces excluyente, de Juan Nelson Darby y de sus sequidores. Y aqui, plenamente consciente de no haberio dicho todo ~por fal ta de tiempo y espacio tengo que poner un punto final a oste telato. Bueno seria afiadir un diti- ‘mo articulo, a modo de conelu- sién, sobre ol posterior desarrollo de las asambleas y una bibliogra- de los 21 libros y opisculos que hemos consultado minucio- samente. Mientras tanto, el inefable amor y la maravillosa gracia de Dios sean con todos nosotros. Pablo Enrique Le More Un Retorno al Manantial nies de pergenar estas conch A Sones, ted repasand un imontén de papeesy agin que dir bo nvevesobrela materia, Porto vist, atomic eta desportando int res, denoy fuera de rues toners, nite paridaros eo nievoy de vl jo. entetos que quieren conrervar una Preciada horenca y Tos que euieren Cambiar todo, Segtin cists pedi gos, ey de wd. alvmar que ota Sempre se prclnga ete ententamien tesy desacuerdos, asta a puri que Sn contadceen no hay vid, Resta por Saber cichaconclusen 9 pica am: Dien ala wa reve que hemos rec eo en Casta DESPUES DE BETHESDA Dicho dato, nes queda por bosquejar —a muy grandes rasgos- lo que ocu- ‘186 dospuds de 1848. Al cabo de cua vo afos, ain se convocaron (por arnbas partes) unas reuniones de oracién y hus millacson por haber desgarrado el cuet- po espintual de Cristo, Dos de elas, ve- filicadas en Taunton y tyego en Bristol, adquireron cierto relieve. A ambas asis tig Darby, dispuesto en un principio a sosiayar fa Circular de Leads» en la que excomulgaba a la samblea do Bethes- da (Cir. Cartas, Vol. 1, pag. 211), Pero, wel que comienza ta discordia es como quien suelta las aguas». (Prov.,cap. 17:14), Unos meses rs tar de. fos loables intents de reuniicacion fracasaron detintivamente, Por aquelia Fecha, la ruptura no séo estaba consu- mada, sino que les dos partes del Mow- ‘miento iniciaban —cada cual su pro: pio camino delante del Seror; entre am- bas, las grietasniciales se fueron ensan- ‘chando hasta formar un abieme dificil mente franqueable. Por qué fracasaron los diferentes in- tentos de reunilicacion? Las razonos son ‘miiiples y complejas. Cabe que dicha separacién rellejaa dilesentes tenden: Cias, latenles desde! principio del Mo. vimionto, sobre la manera de enfocar et lestimonio cristiano, La una daba pias dad absoluta a la proclamacién det Evangolo, a la misi6n en tierras lejanas ¥ a la (ola indepencencia de fa iglesia local, La otra, sin negar fa imporiancia rs Bic. Wms Pre feb, ee Apéndice a la | we de proclamar el Monsaje de sava- Cid, nia ol lass sobre la undad ws sibie det Cueepo de Criso y cob lace paracin del mel como pring in tor de Gia uridad, Unos RHO LE tevismoy el denominacioneismo— ini tian en recibir ala Mosa dot Soir a to do creyenta nacido de nuevo, «como también Cristo nos ecibie, para glo- Hla de Dios» ftomanos 15:7) Cros, a maban quo, elecivament, cualquier | creyente sano ena fe ene suka co | respondent acicha Masa. que Sus | puntos do visi etesticos no pusdon Ser un impediment al eecicio de dha Ccomunién: pero que si rap lasas doo tnioas 0 induc, elendo impio do é5. tas, s1 procede de una iglesia que fas smanlene- marcha ta Mosa do! Soro Sag? Comtos 104822 9 ah xe 1 En realidad, se trataba de saber si un Cereyente es aceptadlo en comunién por cl solo hecho de haber nacido de nue: vo y de vivir en consonancia 0 si sete imponla —ademdés— condiciones que no mencionajla Biblia, Bepiere ate ie, DETRAS DEL MURO Al ptincipio do fa divisién, muchas asambleas siguieron los puntos de vista ‘exclusivos de J.N. Darby. ¥ con el paso do los afios, se volvioron cada vez mas introvertidas: no s6lo aisladas del mun: do, sino de cualquier creyenie que no conociera o compattira su paricularép- tica. Asimismo, sin se los Unieos en ha ‘certo, cuivaron una honda pieciad (au: tnida de abundante savia biblica) a nivel personal, fariar y comuritaio, La evan: tiosa lteratura que pubicaro'iias rope lidas vistas de hermanos plenamente dedicados a ia Obra del Seftor y las ‘grandes conforencias bibicas a nivel ro: ‘goal, nacional y continental les asegu: ‘avon una notable cohesién. Amparadas detrés del muro dla dis ciplina aplicada a Bethesda, las asam- bleas de! ala exclusiva") vivieron en una, relaliva paz mientras vivé su caudilo to ‘renal. Después de 1882, e2e grupo mas radical empezd a cuartease y a vices. En cuanto a Darby, no dej6 de escri bir, ensenary viajar. Tradujo de los tex: 108 originales, primero, o! Nuovo Test. CS ilgeve Come @ouc'y storia del Movimiento de los Hermanos mento y luego, fa Bibka completa, de ‘modo muy itera, en frances (con ay dda de P. Schiumberger), en aleman (con Brockhaus) y en inglés Con fa colabora- cién do W. Kely. Y puede decirse que la versién holandesa del Nuevo Pacto, de Veorhoeve, lleva también la impron: la de Juan Nelson . Oesde au base lon: dinense, éste sigvi6 polemizando con ateos y racionalistas germanos y anglosajones, De 1862 a 1877, elincansable Darby lewd a cabo siete largos viajes ranscon tinentales, legando a Canada, Estados Unidos. Centio América y —mas tarde— hasta Australia y Nueva Zelanda, A tu lo anoeddtco, he aqui como describe los U.S.A. de aquel enionces: «Aqui, se ma: ta diariamente a mansalva en las calles, Et estado de este pais es espantoso: im: sera la coupon y el crimen, Sito pen: san en amontonar dinero, y los crsta ‘898 asi tanto como la gente del mundo. En fa costa oriental, domina el alcoho: lismo, biastaman de continua, no hay i dda de familia en ias grandes urbes... Por Jo demas, esa gente es weligiossn: se -apuntan en los registos de una iglesia ceualquiera poraue sviste bien». Lo que ‘no les impide vivir de modo mundano, «al baile y a todas las diversiones que ccabe imagine.» Finalmente, et 29 de abri de 1882, J.N. Darby pasta para estar con al Se: For. Tras recomendar a sus colaborado 9 que cuidaran especialmente ce los jvones croyentes, sus ilimas palabras fueron: «Cristo ha sido fa Unica razén de ser de mi vide, Dojaremos, por ahora, esos croyentes ‘a quienes Roberto Chapman detinié det sigutente modo: «..aquotos hermanos, muy amados y por quienes suspiramos, ‘cuya conciencia les induce a rechazar smi cormunién y a privarme de la suya..» (1 Ni20s0s qosdos hears, 9 nso tos nor asa so gustan expres, 2 (oiauiteamos pol anor gipconcosy | brovedad Portocenas tremors | oneeldoe como pecacoes (edinkos seta gaia ra eoneen tino a Ge BP Nadn mis a naga menos TRuet Cone pts Nolo, aobie el Lo EL EVANGELIO A TODA CRIATURA: TODA LA PALABRA DE DIOS PARA TODO EL PUEBLO DE DIOS En cuanto alas asambleas de sherma: os cristianos» (abierias a los demas miembros do ta familia de la fe que an dan ea santidad y en vardad: dispues las acolatorar con cuanto alan ala gto ‘fa de Cristo y la extension de Su raino), ssaleron dol canicto ompobrecidas y de blitadas. Pero se restablecievon pala ‘inamente, apoyadas en las promesas ‘que el Sofior hizo a los suyos: «V deja ré en medio de tia un pueblo humil- de y pobres (= siempre necesitado de ‘mi gracia), vel ousl contiaré en el nom- bre del Sefior». (Sofonias 3:12) Carentes de una poderosa direccién ‘central humana y —al principio— de em presas en comdn que les acercaran, op- tafda{ por el principio de una extrema: da independancia, Con elo, mis de una asamblea local comié el peligro de tans formarse en el fouco personal de sus d- ‘igentes, por bien intencionados que fue son, Mientras que el punto de vista ‘opucsto amonazaba con destiuit la auto responsabilidad y el interés propio de cada grupo de creyentes, eeunides en tomo a Cristo. Siempre resuké itil cconjuoer libertad y responsabilidad; Independencia y comunién! Pero las posicionos oxtcamistas (que las hubo, y ‘sigue habiendo algunas) se fueron man 0. No s6lo pore! tiempo, sino con una mayor dependoneia del Sefior y un ere Gente aimor y respeto por los demas her- manos, copatticipes de una salvacion tan grande y miembros det idéntico cuer po de Cristo. Asi, alentados por e! Espiritu del So- for, los hormanos «abiertos» (véage la anterior nota (*)), prosiguieron su test ‘morto evando el Mensaje de salvacian ‘toda critura humana y compartiondo toda la Palabra de Dios con cuanios la ‘ameban, Dicha actiud no tard en car frutos. Asi, en 1859 (cuando ol gran Avi: ‘vamiento de Wanda que luego se exter:

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