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Tomás R. Villasante
tvillasante@hotmail.com
E
n la formación y en las propias investigaciones no se suelen con- No hay ninguna
siderar estas preguntas de forma explícita y auto-crítica. Y sin posibilidad de una
embargo nos parecen a algunos que son fundamentales para investigación neutral,
encuadrar cualquier investigación o cualquier proceso social. El que
desapasionada, e
haya una pretensión de “objetividad” al margen de los actores involu-
crados en los procesos sociales considerados ¿es posible? El que haya incluso esto nos parece
una pretensión de descripción e interpretación al margen de las inten- anticientífico
cionalidades de las recomendaciones para la acción ¿es posible? En las
universidades muchas veces se plantean las investigaciones como si no
influyese el promotor (económico, administrativo, etc.) de la misma,
como si no influyesen los prejuicios de los propios técnicos en los dise-
ños y en las interpretaciones, y como si con cualquier población diese lo
mismo aplicar la metodología, pues se da por supuesto (en la mayoría de
los casos) que las poblaciones no tienen sus propias estrategias para dar
o no información. Pero para un análisis fino de nuestras propias investi-
gaciones conviene hacerse estas preguntas.
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colocará controles y métodos que le acerquen a una realidad lo más
operativa posible. Por eso valoramos mucho las metodologías participa-
tivas, porque parten de tener en cuenta a los diferentes actores sociales
que tienen intereses en los procesos de investigación o de intervención.
Porque antes de plantearse técnicas de tipo cualitativo o cuantitativo, se
planean los problemas previos: ¿quién manda aquí? ¿Cómo se pueden
Valoramos mucho contrarrestar los efectos negativos de los intereses en juego? No es sólo
las metodologías una cuestión de ética o de ideología, es una cuestión metodológica bási-
participativas, porque ca la que planteamos.
parten de tener en
cuenta a los diferentes A) Siempre hay un promotor, un cliente, un empresario, una uni-
actores sociales que versidad, una ONG, etc. que es quien marca unos tiempos y unos
tienen intereses recursos en los que se encuadra un proceso. Y por ejemplo, una
tesis tiene también un para quién y un para qué, aún cuando parezca
en los procesos de
que es un producto que el/la director/a de tesis y persona que la realiza
investigación o de la pueden hacer con cierta autonomía. Es para obtener un grado en la
intervención academia, pero no solo. Hay unos tiempos que se pueden vincular a
una plaza futura de profesor, hay un tema que puede interesar o no a
la “comunidad” de profesores que la juzgarán, hay unos objetivos de
La llamada “comunidad
prestigio de las personas que intervienen, hay una potencial utilidad del
científica” no es un diagnóstico y de posibles propuestas que contenga, las personas estudia-
todo objetivo, sino una das pueden sentirse usadas o no, pero sobre todo lo que se juega es el
suerte de tendencias prestigio académico.
en disputa, por lo que
Por eso una tesis es muy distinta de un informe para un Ayuntamiento,
quien promueve una o de un trabajo para impulsar una empresa (y depende de qué tipo
investigación puede de emprendimiento se trate), y muy distinto de una estrategia de un
estar apoyando unas movimiento social, por ejemplo. No es tanto que “quién paga manda”,
pues aunque hay algo de verdad en esto, siempre hay un margen de
u otras tendencias de
maniobra, y estos procesos no son tan mecánicos, como que el jefe,
“poder” y de “saber” el profesor, o el dirigente político, vayan a decidir lo que se pone en
el informe. Pero cuando menos sí que se ve afectado el tiempo de
dedicación, que es una cuestión esencial. ¿De qué vive el investigador
mientras dura la investigación?¿Cómo marca esto de forma más o
menos consciente todo el proceso? Estos son condicionantes que se
han de poner a debate y que se han de tener en cuenta, pues no es
lo mismo hacer un informe rápido porque hay alguna urgencia que
atender, que disponer de financiación para hacer una investigación de
varios años.
Por eso los profesionales podemos saber una serie de preguntas que
hacernos, y ver que hay otras preguntas interesantes que surgen de los
dolores de las personas. Pero las respuestas hemos de construirlas con
las personas afectadas, implicadas, desde “sus verdades”, no desde las
nuestras. Esto parece una contradicción, pero no lo es si vemos que se
trata de un proceso de cierta duración. En el proceso de construcción
de la acción y del conocimiento podemos intervenir todos, desde las
diferentes posiciones, pero el papel del profesional debe ser sobre todo
tener rigor en la metodología. Las preguntas no pueden ser sólo las que
están en los libros, las respuestas (que deben ser concretas en cada caso)
mucho menos, deben estar abiertas a lo que pida cada situación. Pero
para poder llegar a las más acertadas lo que tiene que tener rigor son los
pasos a dar, y en esto sí debemos ayudar, pidiendo a las personas que
respeten la construcción colectiva y operativa para poder dar resultados
satisfactorios a la comunidad.
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miles de votos, ni pueden dedicarle tanto tiempo y conocimiento como
los que están pagados para ello. Sin embargo su papel lo consideramos
imprescindible, pues por su dedicación voluntaria saben mostrar los dolo-
res y síntomas de los que partir.
No nos basta una descripción o interpretación sólo con algunos datos que
siempre juzga el profesional. Hacemos “devoluciones creativas” dentro del
proceso para que la propia gente implicada sea quien establezca las distin-
ciones, sepa separar las opiniones dominantes (las de la mayoría), de otras
emergentes (que pueden ser de minorías, pero capaces de abrir caminos a
nuevas mayorías). Lo veremos más adelante, pero esto es muy distinto de
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habituales en los programas de cooperación social, de apoyo a comu-
nidades, de salud comunitaria, etc. Metodologías como la planificación
estratégica, el marco lógico, etc., han sido tenidas en cuenta aquí,
pero sólo como un referente o primer paso que en muchas ocasiones
se queda un poco superficial, por no responder a las preguntas más de
fondo que la experiencia nos ha venido mostrando que deben hacerse.
En las metodologías ¿Cómo combatir determinados prejuicios que los investigadores y pla-
participativas nificadores tenemos antes de iniciar un proceso? ¿Cómo ir más allá de
proponemos un primer las redes de asociaciones e instituciones formales, para llegar a sectores
importantes de la población no organizada? ¿Cómo devolver los diag-
paso metodológico
nósticos para que no se queden en intercambio de información, y pasen
sobre la autocrítica a ser elementos de creatividad social, y de nuevas líneas superadoras?
de lo que venimos ¿Cómo organizarse en redes participativas? ¿Cómo seguir los desbordes
haciendo, desde los e imprevistos, conjugando indicadores y monitoreo?
distintos intereses en
juego 1. Antes de meternos en los procesos en sí, abiertos a las comunidades
con que se vaya a trabajar, hay que hacer un trabajo inicial de nego-
ciación y aclaración de los objetivos más explícitos y de las formas de
superación de los prejuicios que nos van a marcar todo el proceso. Los
condicionantes iniciales de cualquier proceso no están tan sólo en las evi-
dencias de tipo geográfico, histórico, demografía, economía, etc. Están
en los actores que van a protagonizar las preguntas, los síntomas
a qué responder, los objetivos, los planes de trabajo, y los medios
disponibles. Las frases genéricas con que se suelen describir los proble-
mas y los objetivos suelen encubrir una serie de conflictos no explícitos,
que pueden ir minando el proceso si no se saben cuidar y tratar. No es
que haya que hacer terapias en profundidad antes de empezar cualquier
proceso participativo, pero tampoco ser ingenuos pensando que todos
los partícipes quieren lo mismo por haber escrito un documento inicial
en común.
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les que deben ser atendidos por su efecto multiplicador. De esta manera
esperamos que los auto-diagnósticos sean más participativos y realistas,
pero también que al mismo tiempo se esté construyendo un “sujeto
colectivo” más allá de las diferencias iniciales de los actores de cualquier
proceso social.
De esta manera
esperamos que los 4. La planificación de procesos participativos nos lleva de un diagnósti-
auto-diagnósticos sean co inicial a la redacción de un Plan que pretenda ser operativo. A estos
efectos se suelen construir mesas temáticas en los Planes estratégicos
más participativos y
para ir construyendo propuestas para cada uno de los sub-temas que el
realistas, pero también diagnóstico haya detectado. Esto parece necesario para poder profun-
que al mismo tiempo dizar en las complejidades de cada asunto, donde los aspectos técnicos
se esté construyendo se suelen complicar en cuestiones jurídicas, presupuestarias, etc., pero
el peligro de este modo de proceder es tecnocratizar todo el proceso.
un “sujeto colectivo”
Es decir, que a esas mesas, dado su carácter de especialización acudan
más allá de las prioritariamente expertos, y el lenguaje y contenido no sea apropiado
diferencias iniciales de para la participación de sectores populares. Por eso, aun manteniendo
los actores de cualquier su necesidad, será bueno dotarse de metodologías para continuar, y aun
intensificar, la participación de las bases sociales. Otro problema que se
proceso social.
suele dar es la sectorialización y no coordinación entre unos programas y
otros, compitiendo incluso, más que llegar a una integración en un pro-
ceso realmente unitario.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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