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RONKIKI,

Un pajarillo dormilón

Érase una vez, una vez un pajarillo que en la rama de su árbol, dormía y dormía. Dormía
de noche y dormía de día. Cuánto sueño tenía.

Ronkikí era un pajarillo perezosillo para volar y esperaba a su mamá o papá para que le
trajeran la comida a la rama de su árbol.

Un buen día cuando ya los otros pajarillos se alistaban para emigrar a otros lugares más
cálidos porque se acercaba el invierno, llamaban con insistencia: ¡Ronkikí, Ronkikí
despierta! ¡Ya nos debemos de ir, ya el frío llegó!
Pero Ronkikí no le creyó, abrió un ojo, pero al ver todavía algunas hojas kataplash! Se
echó de nuevo a dormir.

No pasó mucho tiempo de ver las hojas en los árboles. Un viento fuerte dejó a los árboles
tan sólo en ramas. De pronto Ronkikí entre sueños abría su piquito soñando que le traían
un bocadito y se volvió a dormir.

Como una oportunidad para Ronkikí, un último pajarillo, amigo del perezosillo quien de
lejos lo reconoció y asustado fuerte le gritó: “Ronkikí, el invierno llegó” levanta vuelo y
salgamos de aquí!, pero Ronkikí abrió El otro ojito y dijo “un ratito más” pero el
inteligente amigo pajarillo no esperó ni un minuto más y veloz de ese árbol voló.

Pasaron los días y con hambre y frío el débil vaguillo pajarillo despertó llamando con
desesperación ¡Mamá, mamá! ¡Papáaaaaaaa! ¿Dónde están?, pero ninguno contestó..
De pronto Ronkikí se encontró en su árbol sin hojas, sin frutos y ahora sin familia, con
frío y con mucha hambre y mucho frio- Rokniki tenia tanto frio que se volvio a dormir.
De pronto Ronkiki comenzó a soñar que un gavilán lo perseguía con ganas de comérselo
como un delicioso bocadillo… En el preciso momento en que el gavilán logra atraparlo y
tenerlo entre sus garras, Ronkiki exclamaba: Nooooooooooooooo.
De pronto Ronkiki despertó de su terrible y horrorosa pesadilla y con el corazón agitado
a mil por hora, grito con desesperación:
¡Que susto, que disgusto! ¡Solo fue una pesadilla!

Unas lágrimas brotaron de sus ojitos al recordar que todos lo habían llamado y que él no
obedeció. Ronkikí se sentía arrepentido, pidió perdón al Creador y se prometió que
nunca más perdería una mañana, que aprovecharía su vida de instante en instante y que
valoraría todo cuanto se le había otorgado.

Cansado de llorar, trató de volar, pero al intentar levantar vuelo de debilidad cayó al piso
dándose cuenta de su triste realidad: Ronkikí se encontraba muy débil. De pronto intentó
dar unos brincos y como pudo llegó a un establo donde había un burrito comiendo en
gran cantidad.

Con algo de temor, Ronkikí se fue acercando al burrito y al darle la bienvenida, con mas
confianza sus tristezas le contó y después le preguntó: Señor burrito, ahora me siento
arrepentido de todo cuanto perdí, pero como hace mucho que no he probado un bocado,
no tengo qué comer y tengo mucha hambre y si puede, de su bandeja un poquito de

ofrenda me deja.

Dijo el burrito: Ronkikí yo quedé solo al igual que tú, pero te he oído y he visto tu
humildad y honestidad en tus palabras y puedo decirte que con gusto te daré a probar y si
en ti está el poder cantar, me gustaría proponerte que tú me cantes y yo te de comer.

Con mucho gusto lo haré señor burrito! Ronkikí feliz contestó. Cuando Ronkikí terminó
de comer, se puso feliz a cantar y logró así al burrito alegrar.

De pronto el burrito al ver de nuevo triste a Ronkikí le pregunto: ¿Te pasa algo? ¿Acaso
te cayó la comida mal?

No, la comida estuvo muy rica Ronkikí exclamó. Es que me puse a pensar que ya no
volveré a ver a mi familia, y que tan sólo hoy logre comer, pero ¿qué será de mí mañana?
Bueno, dijo el burrito, conmigo te podrás quedar, así nos haremos compañía los dos, tú
me cantarás y yo te daré de comer…

Agradeciendo Ronkikí por la oferta, volvió a cantar y cantar y a seguir de los días no
dejaba un solo día de levantarse temprano y a primeras horas sus cánticos al Cielo elevar.

Y así pasaron los días durante el invierno y al llegar de nuevo la primavera y llenarse los
árboles de hojas y de flores el burrito en su bondad, le dijo a Ronkikí: Ve a la rama de tu
árbol por si quieres volar y a tus amigos visitar. El burrito en su nobleza corría el riesgo
de quedarse solo de nuevo y había la posibilidad de que ya no vuelva a ver a Ronkiki,
mas el se dijo a si mismo que ¨la libertad consistía en ver feliz a los demás. En este caso
su alegría era ver a Ronkiki feliz con sus seres queridos.

Ronkikí no se hizo esperar y muy alegre salió a volar.

Grande fue su sorpresa al reconocer a sus hermanos pajarillos jugando por las ramas y
entre ellos también vio a sus papás. Ronkikí, sus padres y hermanos se abrazaron con
gran algarabía y después de contarles lo sucedido durante el invierno, todos juntos
volaron donde el señor burrito y para su sorpresa le dieron una linda y hermosa serenata
agradeciéndole por su buen corazón y ayuda.

A seguir de ese día el señor burrito no se volvió a sentir más solo porque la familia de
Ronkiki llegaban todas las mañanas a cantarle y alegrarle el corazón.

Una buena leccion que Ronkiki aprendio fue de agradecer siempre a Dios por todo lo
que recibió. Ronkiki se prometió que nunca más sería un pajarillo perezosillo y supo a
seguir de ese instante que “Ël tiempo no vuelve mas¨ y que ¨Quien perdió una mañana,
la perdió para siempre”

Con esta historia de Ronkikí aprendemos que “La virtud de la obediencia de un hijo evita
sufrimientos en el futuro” y que la siendo generosos como el burrito El cielo le
recompensa doblemente¨ porque ¨Quien mas da, mas recibe¨ De la misma forma
aprendemos mucho de las avecillas de agradecer de la mejor forma un bien que se recibe.

Y colorín colorado esta historia se ha terminado.

Aivihwer
Nora Saravia.

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