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Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados - ANEP

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Unidad de Formación, Información y Comunicación, UFIC-ANEP
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Discurso de Laura Chinchilla Miranda,


Presidenta electa de Costa Rica, ante la 2da Sesión
del Consejo Consultivo Nacional de la ANEP

Consejo Consultivo ANEP


5 de mayo de 2010
Señoras y señores:

Primero que nada quiero agradecer la amabilidad y el espíritu de apertura con que el Consejo
Consultivo de la ANEP respondió a mi invitación de sostener un encuentro para iniciar un diálogo que
se augura fecundo y altamente productivo para los intereses de nuestro país.

Acudo a este encuentro con un espíritu de optimismo, porque sé que lo hacemos con seriedad y
madurez. Tanto ustedes como yo hemos demostrado en el pasado que creemos en el diálogo;
sabemos que es gracias a una larga tradición de diálogo y tolerancia que nuestros ancestros
construyeron la nación pacífica y próspera que somos hoy, y que es un diálogo igualmente serio y
consistente lo único que puede evitar que la perdamos.

La ANEP ha demostrado en muchas oportunidades que es capaz de hacer propuestas constructivas y


de participar en complejas negociaciones que han culminado con éxito. Con un solo ejemplo basta.
Todos recordamos su protagonismo en las negociaciones que culminaron con la reforma del régimen
de Invalidez, Vejez y Muerte de la CCSS que se aprobó en abril de 2005. La responsabilidad técnica y
política que demostraron la ANEP y UNDECA, junto a otras organizaciones sociales y empresariales,
permitió que el país llevara adelante la primera reforma integral del sistema público de pensiones desde
su establecimiento en los años cuarenta. Fue una reforma que dio a ese régimen un respiro de varias
décadas. Y que al mismo tiempo aumentó su naturaleza solidaria y corrigió injustas inequidades entre
pobres y ricos así como entre hombres y mujeres. Gracias al diálogo serio esa reforma se dio con el
apoyo unánime de trabajadores, cooperativistas, empresarios y organizaciones de mujeres.

Por mi parte, la misma noche del siete de febrero pasado, en el cual Costa Rica me honró con su
confianza, manifesté que la primera de mis obligaciones era dialogar, de manera seria y
permanentemente, con todos los partidos y sectores sociales del país; especialmente con aquellos que
no estuvieron con nosotros.

Los que estamos aquí sabemos que dialogar no es sencillo, si concebimos el diálogo no como una
simple excusa para evitar o frenar el progreso, sino como un instrumento para que las decisiones sean
mejores y más legítimas, requiere que aflore en cada una y cada uno de nosotros lo mejor de nuestras
actitudes cívicas y democráticas.

Es indispensable, en primer término, saber que el objetivo que se persigue aunque sectorial, no debe
generar consecuencias negativas para el bienestar general; todo lo contrario, debe ser capaz de
alimentarlo y reforzarlo.

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Es necesaria una actitud de respeto y de humildad; eso significa ser capaces de reconocer que no
tenemos el monopolio de la verdad, que en los otros puede haber razones aún más poderosas que las
nuestras y que estamos dispuestos a ceder en nuestras tesis y a procurar soluciones alternativas.

Es imperativo también, un sentido de urgencia frente a los problemas que estamos llamados a resolver
para que el diálogo tenga consecuencias, así como mucha valentía para defender ante los nuestros,
acuerdos en los que no siempre se sabrán cien por ciento triunfadores.

Considero que ustedes y yo tenemos un excelente punto de partida, gran parte de las aspiraciones de
la ANEP son las mías: construir un país más inclusivo, más solidario y en el que nuestro norte sea el
bienestar común. Y aunque no siempre las acciones que propongamos sean las mismas, sé que
también compartiremos la convicción de que sólo juntos podremos acercarnos a hacer realidad dichas
aspiraciones.

Recibo con agradecimiento el documento que contiene los “Planteamientos Sindicales para la
Recuperación de la inclusión social y de la solidaridad”. Estos planteamientos están fundamentados en
otro valioso esfuerzo por ustedes realizado en el pasado conocido como las “Diez medidas para
enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva”.

Aunque no es el propósito de este encuentro el abordar en detalle los temas con los que podríamos
construir una agenda común, sí deseo destacar algunos aspectos en los que encuentro coincidencias y
que concentrarán nuestra atención en los próximos cuatro años.

Al igual que ustedes, considero que una de las mejores formas de combatir la pobreza y la exclusión,
es mediante la promoción de empleos de calidad. Por eso me propongo impulsar una política integral
de empleo que nos permita superar los rezagos, disfuncionalidades e inequidades que tenemos en esta
materia. Para ello, concibo un Ministerio de Trabajo en un papel mucho más proactivo, convocando y
liderando un proceso de diálogo y de consulta que nos permita concretar una propuesta en esta
materia.

Cualquier estrategia en materia de empleo para nuestro país, deberá partir de la premisa de que las
ventajas competitivas de nuestro desarrollo económico no serán la degradación salarial o laboral, sino
la calidad de nuestra mano de obra.

Una propuesta en esta materia, deberá además no sólo atender los retos del empleo en el sector
privado sino también en el sector público. Para esto último, nos comprometemos a tomar como base los
estudios de la Contraloría General de la República y a identificar las distintas iniciativas que en esta
materia radiquen en la Asamblea Legislativa.

En el marco del diálogo y la consulta, estamos dispuestos a enfrentar con seriedad la discusión, en
sede parlamentaria, de propuestas de ley como las que ustedes proponen, pero también aquellas como
las que el sector privado demanda. No debemos tener miedo a discutir y negociar este tipo de reformas.

Pero mientras avanzamos en estos aspectos que requerirán de un intenso ejercicio de negociación, mi
gobierno se propone no retrasar decisiones en las que sólo encuentro coincidencias. Me refiero a
medidas como modernizar y extender la enseñanza técnica y vocacional para garantizar mayores

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opciones de empleo a nuestra juventud; adecuar la oferta de capacitación del INA a las necesidades de
los sectores más dinámicos de nuestra economía, para que se multiplique el aporte de sus egresados a
la riqueza nacional. Medidas como, dar un firme soporte al desarrollo de la micro y pequeña empresa
como instrumento al servicio de la competitividad y la democratización económica del país, mediante
mayores encadenamientos productivos, soportados por el acceso al crédito y la asistencia técnica; en
este sentido, considero que la inversión extranjera directa, más que para crear enclaves, debe servir
para promover el aprendizaje y las oportunidades de negocio recíproco de las empresas locales.

Me refiero también a medidas que garanticen el cumplimiento de los derechos laborales y sociales de
nuestra población trabajadora, tales como el fortalecimiento de la inspectoría laboral del Ministerio de
Trabajo cuyas prioridades deberán ser garantizar el cumplimiento del pago del salario mínimo y
combatir la discriminación laboral que sufren las mujeres por el simple hecho de su condición de mujer.

Me refiero finalmente, al impulso de medidas específicas de apoyo a algunos grupos vulnerables de la


población y en general a toda la clase trabajadora del país. Tal es el caso de la Red Nacional de Cuido,
la cual es un medio para que toda la sociedad asuma una responsabilidad que hoy recae de manera
predominante sobre las mujeres y que les permita liberar parte del tiempo que hoy dedican al cuido de
los niños, los enfermos y los ancianos.

Aparte de estos hay muchos otros temas, mencionados en su documento, sobre los que tenemos una
preocupación común: la revisión y modernización de nuestra estructura y sistema tributario, el
fortalecimiento de nuestra seguridad social y la modernización de nuestro transporte público, son
algunos de ellos.

Amigas y amigos:

Desde ya podemos decir que hemos sacado una conclusión común, esta conclusión es la que ustedes
recogen al final de su propuesta: el diálogo social como estrategia.

Al igual que lo dije hace algunos días cuando desde el sector empresarial representado por la UCCAEP
me presentó su documento denominado “Diez mandatos impostergables con visión de largo plazo para
potenciar el desarrollo del país”, los planteamientos que he recibido de parte de ustedes serán
analizados con responsabilidad; adonde haya coincidencias deberemos avanzar con celeridad, pero
adonde haya discrepancias no deberemos recurrir a la parálisis o a la obstrucción; deberemos dialogar
y proponer.

En nuestro país todas las personas tienen derecho a disentir. Pero en el medio político, quien disiente
tiene la obligación moral de proponer alternativas. La crítica constructiva, será siempre recibida con
respeto y gratitud en mi gobierno.

Emprendo este camino dándoles las mayores garantías de que tienen en mí una servidora pública
dispuesta a trabajar con ustedes para que construyamos un país aún más cerca de nuestros sueños.

Muchas gracias.

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