Parece reconocerse en general que la autognosis constituye el
propósito supremo de la indagación filosófica. En todos los conflictos entre las diferentes escuelas este objetivo a permanecido invariable e inconmovible: probo ser el punto arquimedico, el centro fijo el centro fijo e inmutable de todo pensamiento. Tampoco los pensadores más escépticos negaron la posibilidad y la necesidad del autoconocimiento. Desconfiaban de todos los principios generales concernientes a las naturalezas de las cosas pero esta desconfianza se enderezaba e ha inaugurar nuevos y más seguros modos de investigación. En la historia de la filosofía del escepticismo ha sido, muy a menudo, el mero envés de un humanismo resuelto. Al negar y destruir la certeza objetiva del mundo exterior, el escéptico espera conducir todos los pensamientos del hombre hacia sí mismo. El conocimiento propio, declara, es el requisito previo principal de la realización que nos conecta con el mundo exterior a fin de gozar de sí mismo. Tenemos que tratar de romper la cadena de nuestra verdadera libertad. La plus grande chose du monde c´ est de sçavoir etre a soy, escribe Montaigne . SIN EMBARGO, TAMPOCO ESTA MANERA DE ABORDAR EL PROBLEMA – EL MÉTODO INTROSPECTIVO- NOS ABROQUELA CONTRA LAS DUDAS ESCÉPTICAS. LA FILOSOFÍA MODERNA COMENZÓ CON EL PRINCIPIO DE QUE LA EVIDENCIA DE NUESTRO PROPIO SER ES INVENCIBLE E INVULNERABLE. PERO EL PROGRESO DEL CONOCIMIENTO PSICOLÓGICO APENAS SI HA CONFIRMADO ESTE PRINCIPIO CARTESIANO. LA TENDENCIA GENERAL DEL PENSAMIENTO SE DIRIGE ACTUALMENTE HACIA EL POLO OPUESTO. POCOS PSICÓLOGOS MODERNOS RECONOCERÍAN O RECOMENDARÍAN UN PURO MÉTODO DE INTROSPECCIÓN. EN GENERAL NOS DICE QUE UN MÉTODO SEMEJANTE ES VERDADERAMENTE PRECARIO.