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Cap.2 de Mvamis y Poeranriers. “Estab s S0ece COs Cecer ES SociALes DEL PERovisuo * 1. Heterogeneidad obrera y nacionalismo popular Uno de los temas centrales para la mayoria de los andlisis ‘acerca de los llamados movimientos nacional populares de ‘América latina, particularmente en sus subtipos “peronista” y “vanguista’, es el de las relaciones entre esas variantes del populismo y la clase trabajadora, "EI problema se plantea en la medida en que se compruc- ba que esos movimientos —cuya ideologia, segtin el mode- Jo europeo, suele ser genéricamente ta"— obtienen el apoyo de vastos sectores de obreros industriales, siendo que esa adhesion no resultarfa compar tible con el modelo clisico de orientaciones de Ja clase obre- Tarmovillzadaja nial lob eoliisoe esend en aavinoond 9 EI punto de partida de ese modelo clisico de actitudes obreras esta dado por una proposiciGn segsin la cual la orien- taci6n propia de los trabajadores industriales debe conducir al apoyo movimientos inspirados en postulados de clase, sean e508 movimientos de tipo reformista 0 revolucionatio, (Gy nutridos por ideologias de “izquierda’ y fuertemente impreg- nados de tendencias hacia la defensa de su autonomfa en re- lacién con las elites politicas de otro origen social! Elapoyo obrero al populismo, frecuente en los paises de- pendientes y periféricos, aparecerta asi como una desviacién de ese modelo. Un modo tipico de integrar conceptualmen- te el apoyo obrero a los movimientos nacional populares con Ia teoria clésica jentaciones obreras consiste en pos tular, para aquellos paises que se industrializan tardfamente, icacla como “fascis- 14 MIGUEL MURMISY JUAN CARLOS PORTANTIERO Ia existencia de un corte interno en la clase obrera, origina- do en los diferentes momentos de integracién de los trabaja- dores a la industria, Las conductas ajustadas al modelo se atribuyen enton- ces al sector de trabajadores “viejos” (aquellos que propia- mente deben ser considerados como “obreros”) y las orien- taciones desviadas a sectores que, aunque incorporados a la industria, de algtin modo no serian plenamente obreros. El primer grupo estaria constituido por aquellos trabajadores, en su mayoria de origen europeo, formados a través de una larga experiencia dentro de la disciplina del trabajo indus- trial, y el segundo, en cambio, por los obreros mds recien- tes, “nuevos” no sélo para el Ambito de la empresa industrial sino también para la vida urbana, pues se tratarfa, en si. enorme mayoria, de migrantes provenientes de las zonas campesinas més atrasadas. Esta distincién teérica entre “nueva” y “vieja” clase obre- ra de los paises recientemente industrializados se vincula mds genéricamente con una conceptualizacién que propo- ne encontrar las bases sociales del “autoritarismo” y del *to- ismo” en estratos y clases que, segtin la etapa del pro- elite. En el caso del fascismo europeo se acepia que exe sector} lestuvo constituido por la baja clase media.’ El “autoritaris| cretamente del “peronismo” y del “varguismo”, seria fun- cidn del proceso de répida industrializacién posterior a 1930, el que tiene lugar “mientras las clases trabajadoras es- ‘Gn relativamente thal organizadas en sindicatos y partidos yen las poblaciones rurales existen todavia reductos de con- servadorismo tradicional”, “En el grado en que exista una [ESTUDIOS SOBRE LOS ORIGENES DEL. PERONISMO 115 dae oui rw infonietlérrctnis chicasetipienian! sarrollo econémico, la misma no reside en las clases medias nizadas, que sufren las tensiones inherentes a una ripida in- dustrializacién.”> A partir de estos supuestos, la explicacién de las relacio- aeesnaatonmiber capliiury cad onemaediress ficada, entonces, como relacién entre “totalitarismo” (enten- |dido en sentido lato como férmula de participacién hostil a Ha democracia representativa de estilo occidental) 9 nueva cla- se obrera. Los comportamientos de los “viejos" obreros incorpora- dos a la fabrica durante la primera etapa de crecimiento in- dustrial, y su relacién con la génesis de los movimientos na- cional populares o es relegada como punto de interés te6rico Swern nunenter haiaNareaderiaaalpan Jismo, cuyo surgimiento queda explicado, por afiadidura, co- ‘mo manifestacién del fracaso de los “viejos” en sus tentativas nce eae ens ee ena sieary ST turas organizacionales.* Ea Ad ati latte era ef FFE eos protagonistas del apoyo de masas al populismo, poscerian ‘una serie de caracteristicas distintivas que separarfan radical- ‘mente sus orientaciones de las de los obreros “viejos”. En pri- .er lugar se trataria de masas populares atraidas mas por la (CU iitirennaqustpercreateyoincarenipasentastcous ‘experiencias estarfan preferentemente impregnadas por los valores de movilidad ascendente incluidos en su desplaza- ie ac Cane erase ion ad ears cal “condicién obrera” estructurada a partir del ingreso en Ia fa- brica. Sobre esta base se disefiarfan los siguientes rasgos dis- tintivos en términos de orientaciones, centrales para definir su participaci6n en el area politica. 116 MIGUEL MURMIS Y JUAN CARLOS PORTANTIERO 1) predominio de un sistema de valores orientado hacia la biisqueda individual de ventajas econémicas; 2) sentimiento de pertenencia a un grupo primario, en lugar de solidaridad de clase conducida por principios, ideolégicos; 3) conciencia social en términos de “pobres” y no de clases. Esta orientacién normativa, como indicadora de una fractura en el interior de la clase obrera definida en térmi- nos socioculturales pero estructurada a partir de caracteris- ticas situacionales diversas, lega a tener tna importancia de- cisiva para el andlisis de las actitudes politicas, en tanto se traduce nego en una separacién organizacional entre obre~ 10s “vigjos” y “nuevos”, que no participan de organizaciones comunes, y convierte a los “nuevos” en “masas disponibles” cuya existencia da lugar a la formacién de movimientos po- pulistas que las canalizan, Uno de los puntos centrales para la distincién entre “vie- jos” y “nuevos” es la dicotomia entre tendencias ala accion auténoma y tendencias a la accién heterénoma que caracte- rizarfan sus respectivos comportamientos politicos. En gene- ral, las interpretaciones acerca del papel que los obreros “nuevos”, como expresién de las “masas desplazadas” de que habla Lipset, tienen en la génesis de los movimientos popu listas va unida a la consideracién de estos movimientos como, casos de manipulacién de masas pasivas o heterénomas, tran- sicionalmente desorientadas. Dentro de ese enfoque se tien- dea acentuar que la base fundamental para la participacién de esas masas en el movimiento populista es la satisfaccién de tipo emotivo que la participacién en un movimiento globali- zante les procura® > En ese sentido, parece quedar descartada toda interpre- tacién que explique la participacién en el movimiento popu- ESTUDIOS SOBRE LOS ORIGENES DEL, PERONISMO 17 lista sobre la base de la coinciclencia en un proyecto de desa- la manipulacién se convier. igen el azo bisico enue “masas"yider del movimiento.” (Y Dentro de un marco general en el cual Ta satisfaccion emocional derivada de formas de participacién masiva es con. siderada central, se aclmite a veces que también intereses 0 pro. yectos individuales pueden desempefiar un papel en la adhe. sién de los obreros “nuevos” al movimiento. Pero esos intereses son definidos como inmediatos y lo que queda des. cartado aparentemente en esos andlisis ¢s la ligazon entre e505 intereses inmediatosy otros Intereses proplos de la situa: cién de clase a mediano o Tango plazo que pudieran configu. rar las bases para una alianza explicita entre los trabajadores tras clases y grupos sociales. Este énfasis puesto en el corte entre obreros “viejos” y obreros “nuevos” como condicién del populismo, no apare. ce solamente en Ia literatura mas estrictamente sociolégica sobre el tema. La preocupacién por buscar en un proceso de heterogencizacién de la clase obrera las bases sobre las que se estructuré la viabilidad politica del nacionalismo po- pular también orienta, por ejemplo, el cuadro de las propo siciones habituales que pueden reconstruirse en el examen de la literatura sociopolitica argentina dedicada al tema del peronismo. Claro esta que aun cuando el punto de partida sea el mis mo, las consecuencias que se atribuyen al proceso difieren sustancialmente. Para la mayorfa de los autores enrolados en una corriente que pretende enfatizar los significados revolu- cionarios que asumié el peronismo, el punto clave de su ar- gumentacién sigue siendo la distincién entre obreros viejos yobreros nuevos que se produce a mediados de la década del 40, pero los separa rotundamente de la literatura académica la valoracién explicita que efectitan acerca de las caracteris- ticas de dicho enfrentamiento. 18 MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS FORTANTIERO Luso En este modelo los nuevos, ms espontneos jeza son, dentro de Ta clase obrera, 55 se hallan para romper con el inmo- rereses inmediatos propia de los vie- Balmente ala colaboracién con las clases dominantes Uno de sus representantes seala al referirse a la divi- si6n que se produce en el interior de la clase obrera en mo- mentos de los origenes del peronismo: “La otra ala del mo- vimiento obrero del pais esté dada por el caudal de los {jovenes nativos, descendientes de los criollos y gauchos de las ‘montoneras, que bajan a la ciudad-puerto. Son ellos los que se ven obligados a levantar las denominadas ‘villas miseria’ por la carencia de viviendas. Sus brazos fuertes se tornan ha- biles al contacto con las maquinas y herramientas mecénica: Posen una mentalidad virgen sin mayor ¢xy Giencia de su ubicaciOn como clase en la sociedad moderna. Hasta la tradicién de sus antepasados se halla quebrada por el triunfo de la oligarqufa portefia que habia arrasado con el interior. Arrinconados en su terrutio, puestos de espalda al idados, relegados por la minoria capitalina que mo- fen un resorte poderoso que, al ser pues: to en libertad, configura el verdadero rostro de nuestro pue- blo, amordazado desde hacfa 80 afios. La fuerza de estos hombres provenia de las mismas entrafias de la tierra y del pueblo argentino y ello los capacita a marcar un nuevo rum- bo nacional’* ‘Los mismos rasgos que para la literatura académica apare- cen como condicionantes de pasividad, heteronomia ¢ inme- diatez en los reclamos, para los ensayos positivamente orienta- dos hacia el peronismo surgen como causa de actividad dirigida hacia programas revolucionarios de largo plazo. “De Jas provincias mediterrineas bajaron los ‘cabecitas negras’ [...] Los riisticos pastores criollos descendientes del montonero ESTUDIOS SOBRE LOS ORIGENES DEL PERONISMO ‘ep6nimo se trocaron en obreros industriales y cons spina dorsal de nuestro joven proletariado, Venian sin tradi- ci6n sindical ni -a, elevados en la escala de Ta avilizacion al pasar del campo a la ciudad, envueltos en un nacionalismo elemental, verndculo, ingenuo y hondo, que debfa chocar ne- cesariamente con las formas politicas arcaicas y europeizantes de los partidos sobrevivios en la ciudad-puerto.”™ Estas referencias acerca del peso que la literatura politica Ic otorga a los nuevos obreros en la configuracién del pero- nismo, en coincide: de la teoria sox cémo el papel privil rece ya un dato de sentido comtin para todo an: ‘A partir de esta percepcién generalizada, compartida por intérpretes de la més variada extracci6n, nuestro objetivo se~ 14 poner en duda los supuestos que parecen més obvios co- mo explicacién eficiente del proceso de configuracién de un movimiento nacional popular en las condiciones propias de iar la década del 40. El primer paso para ello debe consistir, necesariamente, de los supuestos mas generales acerca de los alcances de dicha diferenciacién entre obreros viejos yobreros nuevos, en sociedades en trénsito hacia la industria- lizacion dentro de areas periféricas, tal como ellos surgen de Ia literatura te6rica mas difundida. Sefialamos ya que dichas teorias, ullizadas para especitr que se manifiesta entre clase obrera y movi- miento populista, incluyen proposiciones acerca de: jetivas de Ia diferenciacién entre “viejos” y jon en términos de orientaciones (especi- ficada en algunos casos como diferenciacién en térmi- nos de intereses).. 120 MIGUEL MURMIS ¥ JUAN CARLOS PORTANTIERO ‘Trataremos ahora de pasar revista a la teorfa en estas dos fireas para ver, luego, en qué medida sus supuestos tienen aplicacién en nuestro caso o bien se trata de tina traslacisit a Jas condiciones de Ia sociedad argentina de hipdtesis aplica- bles a otras sociedades de diferente grado de desarrollo. En verdad, si bien dentro de esa literatura algunos auto- res han englobado distintos regimenes, tales como el pero- nismo y el varguismo, bajo la categoria de nacionales popt- lares, homogeneizando asi de algtin modo sus caracteristicas Y us causas, la mera presentaciGn de las caracteristicas de los regimenes y de las condiciones ligadas a su emergencia, ha- ce necesario introducir diferenciaciones que pueden llegar incluso a poner en duda Ia presencia de un marco conce de una teorfa causal comtin que permita tratarlos co- ‘mo casos de la misma categoria, En lo que sigue partiremos de aquellos aspectos que cree- ‘mos aparecen como comtnes en dos modelos, derivados del caso brasilefio y del caso argentino, que, con el paso del tiem (Gp. han ido consoliddndose como descripciones tedricas de todos los regimenes nacionales populares. Luego mostrare- ‘mos c6mo ciertas dimensiones son manejadas por ambos ti os de modelos pero presentando ya distintos valores como propios de uno u otro régimen. El nivel de las orientaciones El punto de mayor coincidencia entre ambos enfoques se da en el nivel de las orientaciones que se atribuyen global mente a los obreros viejos por contraste con las que se adjue dican a los nuevos. Los primeros, a diferencia de los recientemente incorpo- rados a la industria, tendrian definido un marco normativo estable, dentro del cual se encontrarian en condiciones de definir intereses especificos propios y de buscar formas orga- ESTUDIOS SOBRE LOS ORIGENES DEL PERONISMO 121 nizativas presumiblemente adecuadas a e303 intereses. A par- lir de estos supuestos, sus conductas sersin definidas concep- tualmente en términos del modelo clisico de orientaciones obreras y no poseerdn ningtin interés te6rico particular, Los obreros nuevos por su parte serian incapaces de de-| sarrollar un programa propio de reivindicaciones que inclu ya reclamos de autonoméa, asi como una programacién de metas que fueran més alla del corto plazo. Esta incapacidad de autonomia se proyectarfa al plano institucional. Los comportamientos heter6nomos de los nue- vos obreros estarfan motivados por su oscilacién pendular en- tre dos polos de exigencias: por un lado, la necesidad de par- ticipaci6n afectiva en un orden social; por el otro, la urgencia de resolver problemas muy inmediatos. La heteronomia y la inmediatez derivadas de la urgencia de un soporte integrax dor totalizante y de nivel emotivo, junto con la carencia de ‘un marco normativo referencial, instrumentado sobre una ra- cionalidad a mediano y largo plazo, sélo dejarfan abierto el camino de la pasividad. Silaimagen de la “situacién normativa” de los nuevos im- plica cierta mezela de desonganizacién anémica con restos de tradicionalidad, en el caso de los viejos, por el contrario, la posesin de un claro punto de referencia autnomo repre- sentado por un sistema normativo yuna percepcién clara de suubicacién dentro de la sociedad, les permitird guiarse mas por la biisqueda de satisfacci6n a mediano y largo plazo ya autoorganizarse para ello, en encuadres asociativos propios, de tipo politico 0 gremial. El comportamiento politico de los nuevos, en cambio, orientados por su esquema normativo hacia la satisfacciOn de ‘una necesidad convergente de participacion emotivay deso- Iuciones para problemas inmediatos e individuales, los alga: ra de Tas tradiciones de autonomia sostenidas por los viejos obreros, llevindolos a integrarse en un movimiento nacional ry! m MIGUEL MURMIS YJUAN CARLOS PORTANTIERO popular, dirigido por una elite ajenaa la clase obrera, que, desde el poder, les proporcionaré los canales para Ia partici- pacién social y politica, aunque ella sea finalmente ilusoria y por lo cual deban sacrificar su posibilidad de autonomia. El populismo se define asia partir de la situacién de des- plazamiento en que llegan a encontrarse grandes contingen- tes humanos, lo que fos transforma en masas manipulables. ‘Abora bien, en este nivel es necesario destacar una dife- rencia significativa en los dos modelos en cuanto a la génesis, de este caricter manipulable, heterénomo, inmediatista atri- buido a las nuevas masas obreras, Ciertamente, el esquema cexplicativo derivado del caso brasileiio supone, del mismo modo que el claborado a partir de la situaci6n argentina, que el factor fundamental para la emergencia de este tipo de orientaci6n es el cambio reciente a que estan sometidos gran- des contingentes humanos, pero ambos divergen en cuanto al aleance que se atribuye al mismo proceso. En el caso argentino, los obreros carecerfan de ese mar- €o normativo en tanto su situacién de cambio reciente, con entrada en un “medio modemo”, habria destruido sus raices wadicionales sin permitirles atin encontrar nuevos anclajes normativo emotivos. Se supone entonces que tal situacién crea una tensi6n ge- neralizada que los lleva a buscar, no ya soluciones especificas para problemas claramente definidos, sino mas bien una oportunidad de adhesién que les permita reconstruir, aun- que sea vicariamente, un marco normativo. Hablamos precisamente de reconstruccién de un marco normativo, porque de acuerdo con la teorfa, no se operaria una modificacién sustancial de los valores latentes en sus ac- titudes: los restos de tradlicionalidad atin vigentes en ellos ha- ran a estos obreros int Jadas por un tipo de autoridad paternalista, como la que @jerceran los caudillos populistas. ESTUDIOS SOBRELOS ORIGENES DEL PERONISMO 123 El otro modelo, ejemplificado a partir del caso brasileno, cenfatiza, en lugar del estado de anomia, una continuidad de Jos valores tradicionales que orientan la conducta de los nue- vos, lo que los impulsa a buscar una integracién con la socie- dad y con el poder a través de lazos de tipo primario. EI nivel de la situacién Cuando pasamos al nivel de las condiciones objetivas, tal como aparecen resefiadas en la literatura corriente como ba- se para Ia diferenciaci6n entre obreros viejos y obreros nue- ‘Vos, nos encontramos con que el cambio de situacién es ca- racterizado mediante la utilizacién de tres dimensiones: trabajo, consumo y participacién politica. A) Relacin con el trabajo industrial, En esta dimensién ha- amos coincidencia entre ambos enfoques, coinciden- cia que, por afiadidura, se extiende a las descripcio- nes més corrientes de la situaci6n de las masas obreras en los perfodos clasicos de industrializacién. En efecto, uno y otro modelo parecen suponer diferen- cias entre viejos y nuevos en varios niveles; 1) en términos de calificacién, conceptuando a los nue- ‘os como menos calificados; 2) en términos de pertenencia a uno w otro sistema de tra- bajo industrial, como base para la calificacién, 1o que darfa un tipo de experiencia obrera productiva distinta. Los viejos habrian obtenido su calificacién dentro de un sistema en el cual el trabajo no esta lejos del tfpico del productor artesanal, mientras que los nuevos ten- drian experiencia sélo con la etapa de especializacién como “apéndice de la maquina”. Esto traerfa apareja- 124 MIGUEL MURMIS VJUAN CARLOS PORTANTIERO do para los viejos la vigencia de una més fuerte tra ci6n en cuanto a intentos de controlar las propias con- diciones de existencia, es decir, tendencias hacia una mayor autonomfa. En esa dimensién, los nuevos, por su tipo de experiencia en cuanto a pat sistema de trabajo, se hallarian en el polo opuesto; 8) en términos del volumen de experiencia, entendido co- mo tiempo de vinculacién con el trabajo industri 4) en términos del tipo de trabajo desempefiado por obrero antes de su ingreso a la industria. Los nuevos serfan agrarios muy recientes, habituados a una tarea 5) en términos de estabilidad en el trabajo, Se supone a los viejos como més fijados en un oficio yen una empresa, Es de hacer notar que estos dos enfoques cuyo referente empirico son situaciones de industrializaciéi ron lugar en Buenos teratura general sobre urbanizacién en paises dependientes: la carencia de relaciones con el trabajo industrial por parte de los nuevos, o sea el caso de los recientemente migrados que hallan ocupacién en servicios. De todos modos, en la medica en que en este campo no se sefalan diferencias muy marcadas con el caso clisico, las, esferas del consumo y la vida urbana, por un lado y la de la ipaci6n politica, por el otro, toman un papel crucial pa- ra explicar la causacin de las nuevas orientaciones. B) Relacién con el consumo y con la vide urbana, En este aspec- to se especifica que la entrada al mercado de los nuevos se haria en un momento en que se encuentra més desa- rrollado el consumo de masas, con mayor participacién ‘en esa firea de distintos estratos sociales. La experiencia ESTUDIOS SOBRE 10S ORIGENES DEI. PERONISMO 125 de los viejos en ese aspecto habria sido la de su segrega- nuevos percibirfan una posibilidad de ascenso social jada a estructuras ajenas a su propia condicién obi 11 Estado, por ejemplo) ylos viejos, en cambio, vin: in mucho més la pos \dicatos, partidos) o incluso a través de s pio esfiterzo personal. En cualquiera de estas d formas —aunque ellas puedan dar lugar a comporta- 10s politicos muy disimiles— los viejos se diferen- Giarfan en conjunto de los nuevos en tanto enfatizarfan mucho mas su autonomia en relacién con estructures, ajenasa su experiencia social o personal. En términos ge- nerales, la “conciencia de movilidad” de los nuevos fun- cionarfa como obstéculo para su conciencia de clase.!” tuaciones posibles: a) Una versién sostiene que lo decisivo en esa drea para ‘operar un refuerzo del corte entre viejosy nuevos es que cl ingreso de estos tiltimos a Ja vida urbana se produce sin que reciban ningtin tipo de convocatoria politica desde el Estado o sin que haya canales institucionaliza- dos en los que puedan participaro, en otro caso, que re- ciban convocatorias ajenas a su interés 0 asu capacidad las onganizaciones donde se de respuesta. Por lo tan agrupan los obreros viejos de una tradicién de autonomia, quedando asi ‘mo “masas disponibles” susceptibles de ser mani por una elite ajenaa la clase y/o por el Estado; eet) | 126 MIGUEL MURMIS YUAN CARLOS PORTANTIERO ) Ora versi6n sostiene que lo decisivo para el corte es, precisamente, un proceso de signo opuesto: los nuevos entran en la vida urbana en un momento de “interven- cionismo social” y de expansién de los consumos, Io que favorece una pronta canalizacion hacia formas de participacién subordinada, las que no son aceptadas or los obreros viejos. Ya no se trata de inexistencia de canales, sino de que éstos forman parte del Estado, por To que la autonomia obrera desaparece.!8 En los dos casos, el punto de partida del razonamiento es la dificultad que encuentran los sindicatos y los dirigentes tra- dicionales para organizar a los nuevos contingentes de traba- Jadores. ¥ el punto de llegada, la organizacion de éstos a tra- ‘vés del aparato estatal. Para configurar esa dificultad objetiva de homogeneiza-

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