Modi
ficar un programa o una técnica de
enseñanza sin cambiar el sistema de
evaluación, tiene todas las posibilidades de
no conducir a nada. D.C. Miller
Resumen
En este enfoque se propone fortalecer las principales funciones que históricamente se han
asignado a la educación formal que tiene como asiento el recinto escolar y que están
relacionadas con las funciones de la investigación, en tanto generadora de nuevos
conocimientos, el entrenamiento de personas altamente calificadas para los nuevos escenarios
laborales, garantizar la función social de la educación, dotando de capacidad a las personas
que se orientarán a proporcionar los servicios que requiere la sociedad, así como fomentar el
pensamiento crítico con el fin específico de cimentar las bases éticas de la nueva
estructuración del contexto global.
De esta manera es posible decir, que una competencia en la educación, es una convergencia
de los comportamientos sociales, afectivos y las habilidades cognoscitivas, psicológicas,
sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, un desempeño,
una actividad o una tarea. Expresado de otra manera se puede afirmar que las competencias
en la educación pueden definirse como la convergencia entre los conocimientos de la
disciplina, las habilidades genéricas y la comunicación de ideas.
Las habilidades genéricas especifican lo que se debe hacer para construir una competencia u
obtener un resultado o un desempeño: trabajo de equipo, planteamiento de problemas,
encontrar y evaluar la información, expresión verbal y escrita, uso de las nuevas tecnologías y
resolución de problemas.
El producto o desempeño debe presentarse de acuerdo con los términos o criterios de las
exigencias de calidad que previamente se habrán acordado o establecido para la presentación
o el desempeño. Las competencias son parte y producto final del proceso educativo.
“Competencia” es su construcción durante el proceso educativo, como también lo es su
desempeño, es decir, el resultado práctico del conocer.
De tal manera la educación basada en competencias se refiere a una experiencia práctica, que
necesariamente se enlaza a los contenidos para lograr un fin. La teoría y la experiencia práctica
se vinculan, utilizando la primera para aplicar el conocimiento a la construcción o desempeño
de algo que deberá fundamentar tanto la práctica laboral futura como su integración a una
sociedad en la que los valores y el conocimiento se renuevan cada vez con mayor celeridad.
Los nuevos escenarios educativos han generado, entre otros muchos aspectos, la necesidad
de incorporar nuevos sistemas de evaluación configurados por diferentes estrategias y
recursos, tendientes a valorar el logro de las competencias por parte del alumnado.
El aprendizaje factual es de tipo reproductivo (recuerdo literal), por lo que para la evaluación
son útiles las pruebas objetivas estructuradas.
Para una adecuada valoración del aprendizaje conceptual, en la Educación Basada en
Competencias, se requiere del uso de estrategias e instrumentos que se basen principalmente
en la exigencia de la definición intensiva (lo esencial de un concepto) o la exposición de temas
(interpretaciones o explicaciones organizadas), por lo que son útiles: la elaboración de
resúmenes, desarrollo de monografías, ensayos y categorización y organización de la
información conceptual a través de mapas conceptuales o redes semánticas. Para la
evaluación intensiva es necesario establecer criterios precisos y que los sujetos de evaluación
tengan claras las exigencias de la definición literal del concepto. (Díaz-Barriga, 1998)
Debe realizarse en forma preferentemente individual y con la intermediación directa del tutor
(profesor), quien debe tener muy claros los criterios de estimación de los procedimientos. Los
componentes procedimentales deben evaluarse en forma cualitativa en cuanto al modo de
ejecución, no deben ser evaluados como acontecimientos memorísticos. Son útiles; las guías
de verificación (listas de cotejo), las escalas u otros sistemas de registro, auxiliados de la
observación directa o indirecta y de la entrevista.
Una valoración integral debe incorporar los siguientes aspectos (Díaz-Barriga, op.cit)
• El conocimiento y el grado de comprensión de los pasos involucrados en el
procedimiento.
• La ejecución de las operaciones involucradas en el procedimiento.
• La precisión en la aplicación del procedimiento, cuando se requiera.
• El uso funcional y flexible del procedimiento.
• La generalización y transferencia a otros contextos de aplicación.
• Su grado de permanencia.
La expresión de las actitudes debe ser interpretada no sólo por medio de la verbalización, sino
contemplar el uso de diferentes técnicas que permitan que las actitudes se manifiesten a través
de conductas o acciones concretas en contextos determinados. Para valorar con menor
subjetividad se puede recurrir a la observación directa e indirecta del participante a través de
registros de tipo anecdótico, listas de comprobación o de cotejo, a partir de la consideración de
los tres componentes de las actitudes (cognitivo, afectivo y conductual).
Para la interpretación de la exploración de las actitudes, Sarabia (1998) propone un modelo de
análisis integrador.
Características de la evaluación
Funciones de la evaluación
Planeación de la evaluación
Momentos de la evaluación
Modalidades de la evaluación
Evaluación de competencia
Proceso por medio del cual se obtienen y analizan las evidencias del desempeño de un alumno
con base en la guía de evaluación, para emitir un juicio de competente o aún no competente.
Se centra en el desempeño real de los alumnos, soportado por evidencias válidas y confiables
frente al referente (guía de evaluación).
Podemos decir a grandes rasgos que la evaluación formativa o evaluación continua o bien
evaluación de proceso: “Es la búsqueda de información respecto a los procesos de
enseñanza-aprendizaje, para determinar en cada etapa de un curso los logros alcanzados
hasta ese momento y determinar los que faltan por alcanzar” (Fernández, 2004).
El énfasis en esta forma de evaluación radica en el intenso recambio de información de la
moderna sociedad de la información que plantea la necesidad de aprender y de enseñar
nuevos contenidos, nuevas formas de seguir aprendiendo, recabar información con respecto a
la apropiación de los contenidos, tomar conciencia de cómo se está realizando el proceso de
aprendizaje: METACOGNICIÓN.
Estamos refiriéndonos en este contexto a procesos complejos de autorregulación del
aprendizaje, por supuesto con una amplia participación cada vez más activa de los estudiantes.
Podemos intentar una definición de la autorregulación del aprendizaje si lo relacionamos con el
progresivo pasaje de formas dependientes de regulación del aprendizaje a formas autónomas,
más propias del adolescente y el adulto.
Podemos decir que el estudiante autorregulado
• Planifica su actividad.
• Sabe buscar, seleccionar, clasificar y manejar la información.
• Desarrolla maneras propias de monitorizar su aprendizaje.
• Tiene iniciativa para participar en grupo y proyectos.
• Revisa críticamente sus propios procesos.
• Toma conciencia de la marcha de su aprendizaje.
“Se concibe la evaluación como la tarea de realizar mediciones sobre la importancia de las
características de un objeto, hecho o situación particular, incluye actividades de estimación
cuantitativa o cualitativa, pero incluye otros factores que la definen. Debe considerarse, desde
una perspectiva constructivista, como una actividad continua” (Díaz-Barriga, 2003), y tiene las
siguientes implicaciones:
1.- La demarcación del objeto, situación o nivel de referencia que se ha de evaluar,
(identificación de los objetivos de evaluación).
2.- El uso de determinados criterios para la realización de la evaluación. Saber si para
un objeto de evaluación dado se han alcanzado los conocimientos y en qué grado.
3.- Una cierta sistematización mínima necesaria para la obtención de la información,
técnicas, instrumentos y procedimientos evaluativos.
4.- A partir de la obtención de la información será posible construir una representación
fidedigna del objeto de evaluación. Deben tenerse en cuenta la mayor cantidad de
elementos y fuentes.
5.- Elaborar un juicio de naturaleza cualitativa sobre lo que se ha evaluado, que permite
realizar una interpretación sobre cómo y qué tanto han sido satisfechos los criterios
establecidos.
6.- La toma de decisiones contemplas dos aspectos, uno de naturaleza pedagógico,
que involucra el proceso y otro de naturaleza social, que está relacionado con aspectos
como la promoción y acreditación.
La ocurrencia de algún tipo de aprendizaje está respaldada por todo un proceso de actividad
constructiva que finaliza con la representación de los contenidos curriculares.
El docente puede considerar todos los recursos cognitivos que el estudiante utiliza durante el
proceso de construcción del aprendizaje:
Mtra. Lidia Rangel Blanco
Mtro.Jorge de Jesùs Romero Rivas
Lista de Cotejo
El listado de ítems debe incluir todos los criterios esenciales que necesariamente debe
tener un producto calificado en su graduación máxima.
Permite al evaluado conocer con anticipación los componentes de su evaluación, y
hacer una pre-autoevaluación constructiva para ver en qué grado ha alcanzado su
objetivo de aprendizaje.
Los ítems deben dividir los componentes que pueden ser valorados.
Cada componente de la lista debe ser valorado de acuerdo al criterio especificado en el
objetivo.
La escala de valor debe ser clara, simple y fácil de usar para el evaluador y debe
presentar rangos para la elección, tales como: muy bueno, bueno, suficiente,
insatisfactorio.
Portafolio de Evidencia
El portafolio es un instrumento que permite la compilación de todos los trabajos realizados por
los estudiantes durante un curso o disciplina. En él pueden ser agrupados datos de vistas
técnicas, resúmenes de textos, proyectos, informes, anotaciones diversas. El portafolio incluye,
también, las pruebas y las autoevaluaciones de los alumnos. La estructura formal que debería
contener un Portafolio de Evidencia:
Portada
Diferenciación, organización y clasificación de cada:
Sector da aprendizaje o materias
Mtra. Lidia Rangel Blanco
Mtro.Jorge de Jesùs Romero Rivas
Trabajos prácticos
Documentos mercantiles o técnicos
Evaluaciones
Otros o varios
Anotaciones personales
Evaluaciones del Portafolio
Conclusiones.
En muchas asignaturas en la actualidad, los conocimientos disciplinarios (saber), son aún los
únicos índices en que se basa la evaluación. En el nuevo marco educativo el profesor pasa a
ser un gestor del proceso de aprendizaje, un facilitador de competencias, más que un
depositario unilateral y absoluto del saber, lo que implica, como señala Zabalza (2002), que el
docente pase a un segundo plano al perder su exclusividad en el proceso de enseñanza-
aprendizaje. Asistimos a una nueva organización de las actividades en el aula en la que se
privilegia la producción del estudiante orientada esta a la construcción de un aprendizaje
significativo basado en conocimientos previos y no en expectativas curriculares rígidas. Desde
esta perspectiva, el proceso de evaluación constituye un aspecto crucial para el desarrollo de la
transformación que requiere un nuevo modelo de educación centrado en el aprendizaje.
La actividad docente ha de sustentarse en el uso de técnicas didácticas que le permitan al
estudiante trabajar de forma autónoma y manejar recursos de distinta naturaleza, que partan de
una adecuada definición de objetivos de aprendizaje basados en competencias (saber hacer).
Un modelo que se base en la autonomía del alumno promueve una metodología activa,
participativa y que fomenta el diálogo entre profesor-alumno y entre los propios alumnos.
Se trata de una carpeta de trabajo en la que el alumno recopila las tareas diseñadas para
adquirir las competencias que como objetivo se marca el docente en su disciplina. Los alumnos
deben guardar en esta carpeta todos los borradores y las diferentes versiones de las tareas
que sean requeridas por el profesor. El portafolio sirve, además, para que los alumnos mejoren
su nivel de escritura, con lo que la utilidad de este método es amplia.
Martínez, M. y Crespo, E. (2007) proponen 4 fases a través de las cuales puede organizarse un
portafolio de evidencias:
Elección de tareas.
Se debe elegir un número de tareas relacionadas con los objetivos y las competencias de
aprendizaje. En caso de un número elevado de alumnos, el número de tareas no debería ser
excesivo, de manera que sea posible dedicar a cada estudiante el suficiente tiempo y
monitorizar su progreso adecuadamente. Debemos ser, en este sentido, realistas y cautos.
Recogida de información.
A partir de la tarea propuesta, los estudiantes han de ser capaces de manejar distintas fuentes
de información. Así, se demuestra hasta qué punto el alumno es autónomo y progresa en su
aprendizaje.
Selección. De la información recogida, el estudiante deberá ser capaz de distinguir los datos
relevantes para su objetivo de los meramente anecdóticos.
Reflexión.
El alumno ha de manejar los datos obtenidos, contrastarlos entre sí y llegar a determinadas
conclusiones que aporten una solución satisfactoria a la pregunta o problemática presentada
por el profesor.
Publicación.
Se trata de la fase final del portafolio. El alumno presenta su material de trabajo, ya sea en una
tutoría individualizada, grupal o en clase, dependiendo de la tarea propuesta para cada tema.
El portafolio supone una herramienta útil pues ofrece materiales que manifiestan el progreso de
los alumnos, el grado de asimilación de los contenidos y la capacidad para desarrollar
competencias. Concretamente, el portafolio permite, en primer lugar, integrar las tareas del
proceso de aprendizaje con la evaluación; en segundo lugar, ayuda a evaluar los logros de los
alumnos así como su grado de madurez y autonomía; y en tercer lugar, ofrece al profesorado
más información sobre el esfuerzo que los alumnos realizan y sobre el cumplimiento de cada
una de las tareas. De esta manera, en las carpetas de trabajo se ilustra la totalidad del proceso
de aprendizaje y se refleja cómo, cuándo y dónde los conceptos, las destrezas y las
competencias han sido adquiridas por los alumnos.
Conclusión
Uno de los impactos de estas importantes transformaciones recae en los roles del docente y
del alumno, pues el docente debe dejar de ser el principal transmisor de conocimientos para
pasar a cumplir más bien un rol de orientador, facilitador, dinamizador de aprendizajes, asesor,
colaborador, relator de experiencias.
Por su parte, el alumno pasará de ser un receptor pasivo a un activo controlador de su propio
proceso de aprendizaje. La interactividad constituirá uno de los soportes de estos nuevos
modelos de enseñanza que contemplan a los estudiantes como activos protagonistas de sus
propios procesos de aprendizaje.
Esta era nos exige que la educación sea más flexible, que se adapte a las necesidades de los
estudiantes, aumentando la calidad del aprendizaje. Los progresos de los medios de
comunicación y tecnologías de la información pueden ser utilizados en la educación como un
instrumento importante para conseguir tal adaptación a las nuevas realidades del contexto
socio-cultural. En los últimos años los nuevos sistemas de almacenamiento y distribución de la
información nos conducen a vislumbrar transformaciones cada vez más profundas en
educación. Sin embargo, la aplicación de las nuevas tecnologías a la enseñanza constituye un
reto aún por lograr más en el plano pedagógico que en el tecnológico.
Bibliografía