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y, Refagiadc : poyo en der ncierto tu di Espera en el Seftor. Y no tenga Cuando Cuando rujan los fieros aquilones Y brame contra ti Ja tempestad Y te cerquen espesos nubarrones Espera en su bondad. El Universo todo esta en su mano; if a re te su potente voz, En Cielo a el Eterno es soberano Espera en el Seftor. CA. El Nuevo Testamento. un libro de 364 paginas con ilustraciones en colores, que contiene la historia y ensefianzas de Jesucristo y de sus apdstoles, se ofrece gratuitamente a cualquier rélugia- do que lo solicite por carta 0 tarjeta postal a la Redaccién le : EL REFUGIADO, 60, Avenue Mistral, BEZIERS. Cualquier pregunta sobre los asuntos que se.tratan en este boletin, sera contestada con mucho gusto a los ami- gos relugiados, tan extensamente como nos sea posible. Los relugiados que entren en Espafia son invitados a dirigirse a la Casa de la Biblia, calle de Cortes, 552; BARCELONA, para solicitar literatura evangélica y wuak quier clase de informes que puedan interesarles sobre la agrupacién Cristiana Evangélica mas préxima a su loca- lidad. El Cristianismo Evangélico no tiene ningun cardcter nolitico siendo su misién esencialmente religiosa y espi- ritual. EL REFUGIADO Ano 14 Boletin Evangélico Ne4 Direction: Ex ReruGiapo, 60, Avenue Mistral, Bi SALUDO ; Compatriota que te encuentras en pai: rano, habien- de dejado tu hogar deshecho, tu familia esparcida, tus ilusiones rotas...y llevas la amargura del pasado en tu al- ma, el dolor presente en tu cuerpo y la incertidumbre del futuro en tu mente salud. Esta hoja viene a traerte un mensaje de optimismo y esperan’ viene a decirte que no todo est perdido, no tanto en el sentido politico como en el sentido moral y ual, Viene a elevar tus pensamientos en una direc- ci6n quizA nueva y original para ti. Viene a mostrarte que el dolor y la tragedia de Espaiia es parte de un problema no tan solo europeo o mundial, sino universal. Todo hombre culto sabe hoy que nuestro mundo no es sino un pequefio pueblo del Universo. Pero no es posible que nos hallemos abandonados al azar en un Universo que se rige por leyes muy bien orde- nadas y preci El dolor y la injusticia no son lo propio, ni pueden ser lo permanente en un Universo que vemos organizado con admirable sabiduria. No puede ser tampoco el triunfo final del mas fuerte, sino del mas justo, en un mundo donde existe el admirable fenomeno de Ia Concienc' fenomeno espiritual que no tiene explicacién posible dentro de las leyes del azar, ni dentro de las de un 6rden puramente material. La tragedia de hoy puede ser dolorosa, pero no es deli- nitiva. !Hay esperanza para e] mundo en época quizd no muy lejana ! ! Hay esperanza para ti mismo como indivi- duo! Jesucristo, el Maestro ideal y Salvador de la Humant- dad, nos habl6 de a €poca en que los hombres viviran sobre Ia tierra como hermanos. Un tiempo en que vencido lo peor que existe en cada hoinbi el egoismo, la ambi- cidn, el orgullo; todas aquellas pasiones que El solia desi- gnar con el nombre comun de pecado, el designio original -—47- del Créador se cumpliré de un modo natural y perlecto, en la tierra como en los cielos. Y en cuanto a la tragedia personal inmediata de tu vida, podemos decirte, y lo decimos con perfecta confianza, que no te hallas solo y abandonado, Alguien mas fuerte que los fuertes, mas rico que los potentados, piensa en ti y busca hacerte bien. Bien presente y eterno, aun en medio o por medio de] mal. Hay consuelo y direccién nueva para tu porvenir, Tus ldgrimas actuales seran translormadas en una sonrisa, y la perplejidad presente dara lugar a una paz profunda en tu alma, cuando hayas comprendido el verdadero signili- cado de tu vida, y te sientas, no un abandonado de te, sino el objeto especial, como lo eres; de la misericor- dia un de un Padre Universal que te ama entrafiablemen- te, como tu amas a tus hijos cuando se hallan alligidos por alguna enfermedad o desgracia. Buscar a este Ser poderoso, pero no insensible; ponerte en contacto con El de una forma nueya, mas consciente y real que aquella rutinaria que te ensefiaron en tu infan- cia, es el mejor medio para que tu vida entre en una nueva direccién de la que jamas tendrés que arrepen Y para ello te olrece su desinteresado concurso, por esta hoja y por cuantos otros medios se hallen a su alcan- ce, saluddndote atentamente. ces La Redaccidn. Palabras alentadoras de la Biblia Fiel es el que ha dicho : No te dejaré ni te desampararé. Asi dice el Sefior : Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros; pensamientos de paz y no de mal; para daros el que esperais. El Sefior tu Dios te ha traido por todo este camino lar- go y penoso, para a la postre hacerte bien. ! Ojal4 miraras tu a mis mandamientos j Fuera entonces tu Paz como rio, y tu Justicia como las ondas de la mar. — 6 3 Porque tolera Dios el dolor y la injusticia Un compafiero refugiado a quien trataba de hablar de los asuntos espirituales me puso esta cuestion, que ya me habia sido presentada muchas veces en otros términos en Espafia « Siexiste un Dios justo y bueno, ¢ por qué permite los males que padecemos? ¢ Por qué ha de querer que los po- bres suframos de tal modo? éPor qué no termina de una vez con tantas inju ias como se cometen en el mundo? « Y otro me repitié esta fi aprendida del librito de Sebastian Faure sobre la existencia de Dios: « Oh bien Dios quiere hacer el bien y no puede, con lo que se de- muestra impotente, o puede hacer el bien y no quiere, lo que nos haria pensar que no es tan justo como dicen ». Yo les respondi que el dilema aunque bien presentads, no puede conyencer a quien trate de examinar el proble- ma, no en parte, sino en su totalidad. Dios quiere hacer el bien, el mdximo bien, pero tiene aleuna 6n para no hacerlo. de un modo inmediato. El mundo se halla a prueba Segun las indicaciones del libro que Emilio Castelar Ila- maba : « La revelacién mas pura que-de Dios existe », y que millones de hombres aceptan como base de su fé ,o sea la Biblia, una de las razones de este aparente abando- no, es que : alguien en el Universo acusé a Dios por im- ponerse con exceso a sus criaturas, dictando reglas mora- les y obligandoles a cumplir su voluntad. La acusacién no podia ser mas injusta, pero fué repetida y creida por los primeros hombres, segun el relato del Eden, y desde en- tonces Dios determin6 dejar a la Humanidad enteramente libre de su tutela, por lo menos en el sentido coercitivo ; si bien no nos ha dejado sin testimonio, revelandose a nosotros por métodos persuasivos : por las obras de la Naturaleza, por nuestra Conciencia y, sobre todo, por la venida de Cristo al mundo. 2Y cual ha sido el resultado de esta mal entendida y mal aprovechada libertad? Muy pronto el egoismo personal, de familia : de raza, did lugar'a toda clase de odios y pioleneine) y la Huma- — §6— nidad, que hubiera podido ser feliz con someterse a oe leyes muy suaves y paternales bajo la proteccién directa del Creador, vino a convertirse en un campo de batalla, donde grupos de esclavos de otras criaturas tan peque- fias y limitadas como los propios avasallados se han de- dicado a destruirse y esclavizarse mutuamente. Esta es Ja historia de las antiguas civilizaciones, y la de nuestros dias. No estamos abandonados Esta en el plan de Dios no intervenir para obligar a los hombres a cumplir sus deseos. Pero como el padre que se pone iejos para ver que hard el nifio, no lo abandona enteramente a su suerte, Dios no ha abandonado de] todo a la Humanidad. Su voz nos habla en la Conciencia yen la Sagrada Escritura. é Te parece atrevida esta tiltima afirmacién? No vamos a discutir ahora todos los problemas que se relacionan con Ja Biblia y su inspiracién, Quizé lo hagamos en otros nu- meros. Pero de momento ten a bien fijar tu atencién en un solo hecho : Que los pueblos que de alguna manera Aan procurado dejarse guiar por ese Libro son los mas Prosperados, y aquellos en que sus habitantes gozan de mas libertad y bienestar. Suiza, Holanda, Dinamarca. Suecia y Noruega son buenos ejemplos de ello, y esto a pesar de que algunas tienen contra si la naturaleza de su suelo y de su clima. Sin decir nada de las grandes nacio- nes como Inglaterra y Norteamerica, donde a pesar de la dificultad para cor var la pureza de su Cristianismo a causa de su misma grandeza, hay muchos millares de per- sonas que ador tratan de servir a Cristo, no, por ruti- na, sino procurando interpretar su voluntad en la vida practica. Les falta mucho, sin duda, a estas naciones é individuos para llegar al ideal del Evangelio; pero aun en medio de la imperleccién presente nos estamos dando cuenta de que las ensefianzas de la Biblia son el tinico remedio de fa Hu- manidad, porque atacan el mal no en sus manilestaciones, sino en su raiz. E] egoismo, el orgullo, la ambicién, la tendencia al odio y a la envidia, en una palabra: el pecado, que todos lleva- —F7= mos dentro de nuestro ser, es lo que nos Cutivierte en ti- s a la primera oportunidad, ya sea que nos Ilamemos de erda o de derecha. Es este modo de ser fntimo, contra eJ cual a veces lucha en vano nuestra propia conciencia, le sa de nuestra desdicha y la del mundo entero. Cuando vemos el ultado que nuestro pecado ha trai- do, sentimos que Dios nos dejara en nuestra libertad. Com- prendemos que hubjera sido mucho mejor cumplir la suya !Cuan felices serfamos si todos los hombres cumplier siquiera los 10 mandamientos! an Pero el remedio est4 en nuestra mano, Volvamonos a Dios, y El se volvera a nosotros,. Haremos con ello nues- tra propia felicidad y contribuiremos con nues la de los demas. ra parte a El concepto de Dios segun la Biblia El Dios que hizo el mundo y todas las que en él hay, como sea Seftor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos; ni es honrado con manos de hombres, necesitado de algo; pues El da a todos vida, y aliento, y todas las cosas. Y de una misma sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habitasen sobre toda Ja faz de la tierra; y que procurasen buscar a su Dios; si en alguna manera palpando le hallen; aunque cierto, no esta lejos de cada uno de nosotros: Porque en El vivimos, y nos movemos y somos; ccmo tambien algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de este somos tambien. Siendo pues linaje de Dios, no hemos de estimar la Di vinidad ser semejante a oro, 0 a plata, o a piedra, escultu- ra dea io o de imaginacién de hombres. Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignordncfa, ahora denuncia a todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan : Por cuanto ha estableci- do un dia, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varon al cual determind; dando fe a todos con ha- berle levantado de los muertos. Parrafos del discurso de S. Pablo, en Atenas, eased Porque tenai Jesus que morir como redentor Algunas personas me han dicho « Tenemos que reco- nocer que somos pecadores; nadie hay perfecto en e] mun- do. Por otra parte, esta misteriosa voz interior que nos reprende cuando dejamos de hacer la justo, aunque los actos reprendidos sean agradables o favorables a noso- tras mismos, es una prueba evidente de que existe una ley moral en el Universo, y por tanto de la realidad del peca- do. Pero, ¢ por qué tenfa Jesus que morir por mis pecados, 0, que tienen que ver mis actos del presente con la muerte de un hombre mas 0 menos justo que vivid hace 1900 aiios ? », Quien era Jesus Siempre he respondido a tal objeccidn tratando de acla- rar ante todo, el punto principal: la personalidad de Jesus. Hay pruebas contundentes de que Jesus no era tan solo un hombre mas 0 menos Justo, sino el Justo por excelen- cia, el Santo de Dios, el Verbo Eterno que misteriosamen- te existia con Dios desde la Eternitad, y que se hizo hom- bre, murié y resucité para nuestro bien, Si no hubiese si- do mas que un hombre, ni hubiese realizado actos que le acreditaron como el Hijo Eterno de Dios, no tiene expli- cacién posible e] que millares de hombres que vivieron en su época se dejaran quitar la vida alirmando que E] era el Hijo de Dios, que le habjan visto hacer milagros, y sobre todo, que habia resucitado de los muertos, Durante toda su vida Jesus habia venido alirmando que tenia que morir de una muerte piiblica y atroz para ser el Redentor de Ja Humanidad. Palabras suyas son estas : « Como Moisés levanté la serpiente en el desierto, asi es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en el creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el crée, no se pierda, mas tenga vida eterna ». (Evangelio de S. Juan, cap. 3; 15 y 16.) =) — Quiz4 el lector se pregunte: Y ¢ Por qué tenia Dios que dar a su Hijo para salvar a los pecadores ? ¢No podia El perdonar a quien quisiera, o a quien se mostrara arrepen- tido, sin necesidad de tal sacrilicio ? No; pues en tal caso hubiese habido arbitrariedad, Dios mismo no puede pasar por alto su propia Ley sin violacién de la Justici: El dilema de un padre Cuenta la historia que un rey de Grecia dié un decreto contra el adulterio condenando al culpable a perder sus dos ojos. Pero se did el caso de que, el primero que falté a tal ley fué su proprio hijo. Entonces el legislador se en- contré en el dificil dilema: del amor paterno que le im- pulsaba a perdonar, y la ley que le exigia no hacer una excepcidn arbitraria a fayor de su propio hijo. En tal circunstancia, e] amor de padre arbitré el recurso que aunaba ambas exigencias. Mandé que sacaran un ojo al hijo y otro a si mismo. La ley y el amor se encontraron en el sacrificio a que el mismo rey se sometid voluntaria- mente. Esta era la situacién moral del Divino Creador para con sus criaturas pecadoras. La paga del pecado es muerte. La muerte espiritual, la separacién absoluta del ser peca- dor de los otros seres obedientes, y sobre todo del Padre. Dios no puede perdonar a ningun pecador sin faltar grave- mente a su propia ley. Nuestra situacién en el Universo es pues de criaturas separadas de Dios, no solo durante este breve tiempo que vivimos sobre la tierra, sino lo que e: mucho mas sensible, en la vida mas alla. Como dice el apostol Pablo a los Romanos cap, 3: « No hay justo ni aun uno; todos pecaron y estan destituidos de la gloria de Dios ». Hubiera sido terrible descubrir esta situacidn nuestra en la vida, o despues de la muerte, si Dios mismo no hu- biese provisto el recurso amantisimo que le permite per- donarnos y admitirnos como hijos reconciliados, por el sacrilicio voluntario de Cristo. En virtud de esta obra de sustitucién, nadie puede acusar a Dios de arbitrariedad cuando perdona a un alma arrepentida que se dirige a El. De otro modo, el arrepentimiento no era suficiente. Es enalVa eicss seguro que el hijo adtiltero se hallaba arrepentido de su torpe ligereza, pero la ley se tenia que cumplir, y sin el sac io del padre el culpable habria tenido que quedar sumido en las tiniebla: Amor engendra amor Pero el sacrificio de Cristo tiene aun otra virtud y ob- jeto, y es; atraer nuestra voluntad y alecto hacia El, y por El a Dios. Solo de este modo el arrepentimiento puede ser verdadero y traer resultados positivos. Si Dios perdonara sin mas ni mas a cualquier ser peca- dor que lo solicitara, e] pecado Ilegaria a ser una cosa cor- riente en el Universo, y los perdonados de tal modo no se sentirian unidos a Dios, como nos sentimos los verdade- ros cristianos, por lazos de indisoluble amor. Pero cuando pensamos que; no un hombre, sino un Scr que dominaba sobre todos los Seres Espirituales del Universo, se hizo hombre, (gusano de la tierra podria ser llamado desde aquellas alturas), y que como hombre po- bre y despreciado de los mortales se entregé a una vida de ejemplo y sacrilicio y a una muerte ignominiosa por amor de nosotros, no podemos menos que amarle. Cuanto mas fo consideramos mas lleno se siente nuestro corazon de gratitud y alabanza. El hecho de creer o aceptar la salvacién que Dios nos olrece es un acto indispensable para que Dios pueda concedernos la Salvacién, aplicéndonos los méritos del sacrilicio de la cruz. Dios no va a salvar a nadie por la fuerza. Si no quieres relacionarte con Cristo en esta vida, no debes esperar que El te obligue a hacerlo despues de la muerte, pero la pér- dida que esto signilica para ti, en medio de este tiempo tan dilicultoso, cuando necesitamos toda la ayuda divina para pasar las calamidades en que nos encontramos; y sobre todo: la pérdida y desgracia que ello puede traer al alma en la Eternidad, esté por encima de toda pondera- cion. No lo dudes amigo, y si tus dudas son muy fuertes no ce- ses de examinar y estudiar bien el asunto, hasta que te conyenzas de esta gloriosa realidad: Existe un Cristo vivo, ite personal, presente, cercano a ti por su espiritu, que te ama te conoce y desea hacerte bien. Lee sus palabras en el Evangelio. Dirijete a El en oracién a solas, en secreto. Pronto sentir As, si asi lo haces, su presencia en tu vida. Tu mente serA iluminada para descubrir lo que Dios es para ti. Tendras una paz y un gozo como nunca has podi- do siquiera imaginarlo, y toda tu existencia serA cam- biada por completo, No digas que tras vetes has rezado a Dios 6 a los san. tos y no te ha dado resultado. Una cosa es rezar algunas palabras de rutina y otra muy diferente orar a Dios con inteligencia. Presentarle las promesas que encontramos en su Palabra, y solicitan respetuosa, pero firmente, su ‘cumplimiento, Si te sientes tentado a pensar que todo esto no es sino una ilusion de unos Cuantos fandticos ignorantes, permf- teme decirte que en mis viajes he estado en relacion con doctores distinguidos y con catedraticos de grandes uni- versidades, a Ios cuales %e +: sa adoracién to arrodiliados en, respetuo- ante el Infinito, solicitando sus mercedes y su perdén en el nombre de Jesucristo, Tu puedes hacerlo tambien, y con mas motivo, puesto que el Padre Celestial esté mas atento a las stplicas de sus criaturas cuanto mas alligid: y necesitadas se hallan de SU auXxilio, Dice Jestis: « Venid a Mi todos los que estais trabaja- dos y cargados, que yo os haré descansar, Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mi, que soy manso y humil- de de corazén, y hallareis descanso para vuestras almas. (Evangelio de S. Mateo, 11; 28.) » « éY no quereis venir a Mi para que tengais vida? Juan 5:40, Al que a mi viene no le echo fuera » (Evangelio de S. Juan. 6, 37.) » Buscad al Sefor mientras puede ser hallado; Ilamadle en tanto que esta cercano, Deje el impfo su camino yel hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase al Sefior, el cual tendra de él misericordia. Al Dios nuestro, el cual sera amplio en perdonar., (Isaias, 55;6.) 3 Escucha Dios la oracion ? « ... Existen otra clase de milagros en los que sin inter- venir el elemento sobrenatural, se da una tan maravillosa coincidencia de circunstancias felices, que el hombre creyente, y aun el excéptico son obligados a preguntarse no hay en ello mucho mas que la casualidad, He aqui un caso entre muchos miles que podriamos citar. Un joven cristiano farmaceutico cuenta que el principio de hallarse empleado en la farmacia le molestaban mucho las llamadas de noche, a las que no estaba acostumbrado. Una noche, era la tercera vez que habia sido interrum- pido su suefio, y se hallaba de pésimo humor. Esta ultima llamada era de un muchacho que venia buscando medicina para su madre. E] joven cogié sofio- liento la receta y se apresuré a cumplirla. Después de despedir aj muchacho, y mientras yolyia los botes a los estantes, se did cuenta de que se habia equivo- cado. En lugar de una droga inofensiva, habfa puesto entre los ingredientes de la medicina, un yeneno activisimo en cantidad aterradora. Iba a ser culpable de la muerte de una mujer. Consternado salid a la puerta, miré la calle de un lado a otro, se llegé hasta la esquina, pero el muchacho habia desaparecido corriendo para llevar a su madre la medicina salyadora. El farmacéutico, no hallando r curso humano para repar su obra, volvié a la farmacia, cayé de rodillas y conlié el caso a Dios con corazén angustiado. Aun se hallaba de rodillas cuando se abrié de nuevo la puerta y vid con asombro al mismo muchacho que volvia temeroso, explicando que en su prisa para Hegar pronto a casa habia tropezado, caido, y roto el frasco que contenfa el remedio de su madre. El joven farmacéutico no podfa retener su emocidén ante esta prueba de la intervencién divina, y lo ha contado muchas yeces para testilicar que : ” no ha pasado todavia el tiempo de los milagros” . (el libro’: « La Religién al alcance del Pueblo », réplica a la obra de IBARRETA : « La R. al alcance de todos >, por Samuel VILA.) : Keruba el bandido Keruba era un salteador que tenia aterrorizada una comarca de Africa del Sur. Las autoridades inglesas habian ofrecido un premio a quien lograra detenerle, pero el sa- bia burlar toda persecucidn. Los creyentes evengélicos que se reunian en una capilla recien instalada por un misionero procedente de otra tribu habian orado mas de una vez a Dios por el hombre cuyo nombre corria con espanto de boca en boca, pero nadie pensaba que seria este el medio por e] cual se lograrfa su captura, o algo mejor. E] misioaero acababa de regresar de un viaje a una al- dea préxima en donde habia tenido ocasion de hablar a un humeroso grupo de indigenas que se reunieron al aire libre, cuando fué anunciada la visita de un hombre que pedia insistentemente hablarle en particular. El visitante parecia fatizado y con voz entrecortada por el cansancio dijo ; « M (maestro) V. ha estado dicien- do en la aldea que el Gran Espiritu piensa acerca de no- sotros como un padre de sus hijos, y que esta dispuesto a perdonar a los que soliciten su perdon y su fuerza para Vivir una nueva vida. » — Este ha sido mi tema de hoy, respondié el misionero. — Pero debe ser solo para ciertos pecados replicé el ne- gro. Yo he visto al jefe de la tribu perdonar a los que han robado algunas espigas de maiz en otro campo, porque es una falta pequefia, pero nunca le he visto perdonar faltas grandes. Supongamos de un hombre aue hubiese matado a otro hombre, ¢ perdonaria el Gran Espiritu a semejante hombre ? ‘ — En la Biblia leemes de alguien que hizo matar a-otro hombre de un modo alevoso, y sin embargo pudo ser per- donado cuando clamé a Dios : « Contra Ti, contra Ti he pecado y he hecho lo malo delante de tus ojos, mientras lo oculté, calléndolo. se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el dia ». (Salmo 51); — Pero y si hubiese hecho por sus manos mas de una muerte, interrumpié el visitante, podria Dios perdonarle igualmente ? Supongamos que hubiese hecho dos o tres muertes.... —4- — No sabemos cuales eran los hechos del ladrén que Jestis perdoné en la cruz, respondid el misionero, pero no debian ser muy recomendables cuando el mismo decia : « Nosotros justamente padecemos; porque recibimos I¢ que merecieron nuestros hechos : mas éste, (Jestis) nin- gun mal hizo », (Evangelio de S. Lucas, cap, 23;41.) — Mas, écree V. que este ladrén habrfa llegado a asesi- nar a diez personas ? dijo el. hombre. — No podema aberlo, fué la respuesta del misionero pero yo estoy seguro que Dios podrfa perdonar a una per- sona que hubiese HWegado a tal grado de maldad, e pw siera en la misma actitud que se puso aque] ladrén. - El indigena reflexioné un instante, y prosiguid 2 Y si hubiese matado a quince personas, cree V. que Dios le habria perdonado ? —La gracia de Dios es suficiente atin para tal pers dijo el misionero. E] visitante se iba animando cuando elevé e] ntimero a dieciocho personas, y recibid la misma respuesta. — Y si hubiese matado a veinte, dijo por fin. — La sangre (0 sea el sacrilicio) del Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado (la Juan, 1;7), fué la respuesta final del misionero. — Pues yo soy el tal hombre, exclamé6 sollozando e] fo- rastero. Yo he auitado la vida con mi mano a yeinte per sonas inocentes. Yo soy Keruba el bandido. Yo necesito como nadie esta sanere que limpia. ¢ Que es lo que debo hacer para obtener aque] indulto de parte de Dios, del cual habl6é V. en su predicacién ? El misionero le explicé mas detenidamente la historia de la redencién; como Dios hallé un sustituto para la Hu- manidad caida, y le Jevé una porcién de textos de la Biblia sobre el particular. Finalmente se arrodillaron y el predi- cador oré6 a Dios, mientras el visitante procuraba seguir en voz baja sus palabras Cuando se levantaron su mismia faz parecia haberse cambiado por completo. « Me he quitado un gran peso de encima, decia, y con su lenguaje alricano, rico en figuras afadiéd : Parece que la Primavera con sus pajaritos can- tando, ha entrado en mi alma », Por seis meses este pobre hombre venfa al atardecer a la casa del misionero para oir hablar un poco mas del ona, — 15 — amor de Dios que perdona; y en poco tiempo cono- cia bien los Evangelios, los Hechos de los Apdstoles, y los principales textos de las epistolas que hablan de] asunto de la salyacién. Cada dia pasaba un buen rato aprendien- do a leer para poder leer por si mismo las palabras del pre- cioso Libro. Por fin se present6 a las autoridades, las que de mo- mento no podian creer en su conyersién, Una sentencia de muerte pesd sobre él, la cual fué conmutada por prisién. Mas tarde pudo obtener su libertad, viniendo a ser desde entonces un entusiasta colaborador de los misioneros, v su mejor amigo, « Puede conlidrsele cualquier trabajo o suma de dinero — decia afios despues el misionero. No hay hombre mas honrado que él, desde que el Espiritu de Dios hizo la obra en su corazon ». Casos como estos han sucedido a millares no solo en Africa. sino en todo los paises del mundo como resultado de la vredicacién del Evangelio, y son una de las grandes pruebas actuales aue tenemos a favor de la autenticidad del Cr mo. Los psicdlogos han estudiado estos casos formulando diyersas explicaciénes, pero tienen que reco- nocer que tales cambios morales no acostumbran a produ- cirse aparte de lo que Ilaman : « El fendémeno religioso de la conversién » Toda persona humana tiene necesidad de que tal fend- meno se produzc: or o menor grado en su alma- Nuestra moralidad no nos sittia aparte de tal deber. Todos tenemos algo pendiente con la Justicia Divina. Pero Dios nos dice en la Palabra inspirada dada como revelacién suya a este mundo :.« Venid luego, y estemos a cuentas: Si vuestros pecados fueren como la grana, como nieve se~ r4n emblanquecidos. Si fueren rojos como el carmesi ven- dran a ser como blanca lana, (Isaias, 1;18). Al que salvé y translormé a Keruba, no le es mas dificil Ivar a ti, y a mi. El camino A abierto por Su parte. Pon la tuya lector. Pruébalo, y jamas te arrepentirds de ello. Lo que grandes hombres dijeron... acerca de la Religion AURREDENEDEUGEGORAREOEEG ell WALLACE : El materialismo esta muerto para las mentes verda- deramente inteligentes, y no dudo que los hombres reconoceran pronto que el concepto ateista de] Uni- verso es la mayor de las necesidades. Creo que hay un propésito en la Creacidéa. Ese propdsito lo encuentro dondequiera que di ta. No puedo examrinar el ser mas insignilicante sin sentir edificada mi razén, y sin e iarme en la belle: poder y sabiduria del Creador. rlos DARWIN : Y 0 opino que lo que sabemos de las leyes impuestas: a la materia por el Creador se armoniza mejor con mi hipétesis que con ninguna otra. M AMPERE:: (Fundator de 1a teoria electrodi- nadmica) Alfredo Ru A Octipate de las cosas de este mundo con una mano. Con la otra cégete a Dios como un nifio se coge al vestido de su padre. Juan JAURES : No creo que la vida natural y social baste al hombr Cuando en el orden social haya realizado la justicia advertira que aun le queda un gran vacio que Ilenar en el terreno espiritual. Ha sonado Ia hora de la democracia, No de burlarse o de ultrajar las antiguas creencias, sino de inquirir lo ir en que tienen de vivo y verdadero, y puede subs las conciencias libre y depurado. Juan Jacobo ROUSSEAU : ( En « Emilio ») El Evangelio tiene rasgos de verdad tan sublimes, tan notables, tan enteramente inimitables, que el in- yentor de él serfa una maravilla todavia mayor que el héroe. Narbonne. — Imprimerie Narbonnoise, & bis, Quai Victor-Hugo Le Gérant: A. ROY.

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