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EL HUMANISMO. BURGUES* Anibal Ponce @ EN LAS escuelas y en Jos diccionarios se entiende por bumanismo un vasto movi- miento que comenz6 en el siglo XV y que puede catacterizarse por un retorno al estudio de los textos antiguos, olvidados, ignotados 0 despreciados durante In Edad Media. Se agrega, por lo comtin, que el descubrimiento de los autores clasicos deter- inind, por una parce, el final de la Escolastica; por otta, un vigoroso despertar de las ciencias y las artes designado por eso con el nombre de Renacimiento. Aunque pot Jo comin no se hacen distingos muy marcados entre uno y otto,’ se supone que el humanismo fue el prélogo y la causa del Renacimiento. No se necesita conocer muy a fondo la Edad Media para que salte a los ojos la superficialidad de ese criterio. Durante “las tinieblas del Medioevo” —como ditis un burgués anticlerical— el manejo de los autores clésicos fue cosa,corriente en los conyentos. Sin bablar de los primeros padzes de Ja Iglesia, imbuidos de letras griegas, no era excepcional el caso del monasterio de Bobbio, por ejemplo, que se enorgu- liecia en el siglo X-de poser a Deméscenes y Aristételes, con casi todos los poeras i latinos y no pocos de los graméticos. la Edad Media no slo conocié gran parte de los textos griegos y muchos de Jos latinos, sino que se acercé a ellos, como lo ba mostrado Etienne Gilson, con, amoroso impuiso, la oposicién del Renacimiento a I Edad Media no reside en textos més 0 en textos menos: el conflicto es muy profndo y se vineuwla 4 Je manera como, en uno y otro caso, Ia Antigtiedad ha sido interpretada, Para la Edad Media feudal la herencia legada por la Antigiedad debla ser recogida e integrada por la nobleza y la Iglesia catélica; para el Renacimiento burgués esa misma herencia debta ser asimilada en detrimento de la nobleza y de la Iglesia, y en conformidad con los intereses y la aspiraciones de una nueva clase social que en sazén juvenil empezaha a moverie de manera impetuosa? la Antigitedad comienza a ser valorada desde un dngulo distinto y a asumir por 259 mirmo, frente a otra clase social, und significacién que hasta entonces no tenta. 1 Messer, por ejemplo, y para no. citar més que uno solo, escriBe: «Impuls6, ante todo, @l desarrollo de In nueva filosofia aquel movimiento espirituel, iniciado en el siglo XIV, que se denomina Aumanismo o renacimiento.» Lg Filosofia moderna, Del Renacimiento a Kant. pag. 10, traduccida de Rodriguez Sadia, edicidn’ «Revista de Occidente> Madrid, 1927, Gentile, en cambio, los deslinda aproximadamente en Giordano Bruno ¢ i pensiero del Rinaicimento, pag. 244, edi- cidn Vellecchi, Firenze, 1920; «La orientacién general del Renacimiento es algo distiato a la del humanisnio: el humanista se encierra en el estudio y en Ia celebracién de lo que es estrechamente humano; el hombre del Renscimiento gira la mirada fuera del hombre y abraza con el intelecto lo totalidad del mundo en el cual el hombre vive y del cual forma parte, EI punto de vista es ¢l mismo pero tan amplio que comprende toda Je neturalezs.» 245i toda la época del Renacimiento, desde mediados del siglo XV, fue ua producto esen: cial de las ciudades, de_la burguesfe por’ consecuencia, otro tanto’ ocurrié coo Je filosofia que salié entonces de su’ suefio, Su contenido no era, en el fondo, mas que la expresién filosdfice de las ideas correspondientes al desenvolvimento de La buzgueste, pequefia y media hacia la gran burguesia.» Engels, Feuerbach y al fin de Ja jilosofia eldsica alemana, pig. 57, «ediciones Europa- Amenca», Barcelona, 1935, sin nombre de traductor. * Por razones de espacio se suprimieron algunas otas bibliogrificas que no alteran el sea- tido del texto (Nota de la Ed.) | EL MUNDO SE HACE REDONDO 121 Estamos ahora en Ja raz del problema, y es ese desplazamiento en el equilibrio de Jas clases denero de Is sociedad lo que nos toca examinar antes de comprendetlo... Una confianza cada vez més firme en los poderes del hombre empieza a crecer~ con Ia burguests que asciende, Cuando la miseria es horrible y la esperanza aula, todo lleva a maldecir Ia tierra en que se pisa y a poner los ojos en el cielo, Pero tan pronto las perspectivas mejoran y los horizontes se dilatan, renace In fe en da energis del hombre y se afianza un deseo paralelo de Innzar por todos los caminos, las ambiciones y los instintos, Muchos eran ya los que creian que el Paraiso debia ser buscado en esta ticrza;... Everso d’Anguillara no ocultaba lo que pensaba de Dios: cuando sus gentes le ruegan que descanse el dia domingo porque es el dia del Seior, 41 contesta iracundo que el sedor es él, Ese seorio del hombre que el burgués inoré- dulo opone a la servidumbre del creyente, colora de tal modo la actitud del “cuatto- clentos” que el siglo comienza con un libro de Manetti sobre Ia Superioridad del hombre y se clerra con otro de Mirdndola sobte la Dignidad del hombre, La sealidad primaria ha dejado de ser Ia otra vida, el trasmundo, el més allé, Todo lo que existe, comprendido el hombre mismo, empieza a ser explicado por sus propios principios.. sin recurrir para nada a una realidad que lo trasciende, No es slo la mofa descareda de cuanto hasta entonces se tenia por sagrado; el poema de Pulci, por ‘ejemplo, qu lleva en ceda canto un epigrafe bufén con los Hosannas tomados de Ja:miss. 18 la critica reflexiva al concepto de la inmortalidad del alma: critica tan sostenida, can tenaz, tan recomenzada bajo todas Jas formas que se'ha podido ver en ella y con sa26n, a uno de los rasgos més caracteristicos del siglo. El interés por lo inmediato y terrenal ha sustirwido a Ia fe en la inmortalidad del individeo, y ei consuelo de un Paraiso para después de la muerte, empalidece frente a Ja confianza en el progreso indefinido y en el concepto humano de la gloria. Supersticiosos todavia en muchas cosas* menudas, no por eso flaquean frente a un universo que ya muy poco pecesita de un Dios que lo dirij2, El hijo de un tejedor ha descubjerto un mundo: el hijo de tn panadero ha cambisdo las leyes del seino de Jos cielos. Y si Colbn y Copérnico avanzan como dos gigantes en el umbral de la: "época de los descubrimientos’, otto descendiente de tejedores, Jacobo Fugger, va a demostrar lo que vale ea manos de la burguesia ese torrente de oro que Coléa ha volcado sobre Europa Desde el escudo del gran almirante todo emperaba'a gritar la potencia del oro: sobre fondo de azul, cinco anclas de oro; sobre olas det mar, veintinueve isles de oro, Pero no le fue dado a —a él que sabla que con oro se podian enviar las almas al Paraiso— demostrar basta dénde el oro: es el gran “nivelador”. Fugget, en cambio, lo probaria con creces. Tejedores en los comienzos, comerciances de telas des- pués, los Fugger fueron los primeros que trajeron a Venecia el algodén de Levante. La lana, la seda, las especias, Jes habjan dado una fortuna; la fortuna que Jacobo Fugger (1459-1525), el mis grande de todos, centuplicaria con la explocacién de las mi- nas y las especulaciones de sus baacos. Por el auevo camino que Vasco de Gama acababa de abrir, las carabelas de Fugger iben y venian atestadas de riquezas. Un avevo poder ha surgido en el mundo, En el centro de Europa Fugger esti con su oro, y hasta Fugger llegan los emperadores y los Papas, Maximiliano, Cerlos V, Leén X, buscan sv alianza, solicican su apoyo, le contemplan y adulan. El emperador lo nombra consejero. dulico; el papa, conde palatino. Los cardenales se ievantan cuando & entra; como a un 122 DE ESPARTACO AL CHE Y DE NERON A NIXON hijo bien amado el Sumo Pontifice Je besa en la frente ‘La burguesia tiene en él sur orgullo y su simbolo, Y como Fogger, hay ahora en cada ciudad poderosa ‘wn mer- cader y un banquero de estatura apenas diferente. ;Acss0 tendian mucho qué envi- Giarle los Ango, de Dieppe 0 los Chiggi, de Siena? Porque los: portugueses saquean uno de sus navios, Jesn Ango arma una flora, bloguea Lisboa, incendia las costas, y hublera de veras arrasado con todo si el propio rey no Je ofrece Ja paz. i Cien navios tiene Chiggi; veinte mil empleados trabajan en sus sucursales. Desde Londres al Cairo €l sabe cuanto ocurre, y ha prestado al papa, Julio Iran inapreciables servicios financieros, que ha conseguido para sus negocios una ayuda que le vizne del siemfsimo cielo: cada vez que un devdor no le paga, Chiggi consigne que él pap Jo excomulgue. .. Como Jos Fugger en Ausburgo; como los Ango en Dieppe; como los Altoviti en Roma: como los Chiggi en Siena, asi son también en Florencia, los Medicis. Descen- dientes de cardadores 0 dé sporicarios, ellos han ido acentuando. su poder a medida que se mulkiplicaba su forcuna. A fines del siglo XIII, un Medicis esti a la cabeza del cuerpo de los oficias; a comienzos del siglo XIV, orro Médicis es, gonfalonero de la Ginded: ‘2 mediados del siglo XIV, Cosme ¢s el duefio de Florencia. Uno a uno -ha ido aplastando a los bengueros rivales; y tiene hasta tal punto entre sus manos dl control de casi toda Europa que cuando el rey de Napoles se une a los venecianos para atacarlo, Cosme de Médicis ni siquiera se molesta en encontrar algin ¢jército de condotsieri: se. limita’“a cerrar~sus establecimientos, de crédito en las _mismas natices de Jos adversarios, y Jos venecianos y los napolitanos capitulan. Un siglo antes ex el poeta Hans Sachs’ proclame que “es el dinero el dios de Ja tierra”... Cosme de Médicis Jo sabla y lo decla eri su cinico lenguaje de.banquezo: “De buenas ganas —solia repetit— le hubiera prestado plata a Dios padre, a Dios hijo y al: Espiritu Santo, para tenerlos en las columnas de mis libros de cuentas’, 1 oro, al poder que f} oro da y Ja disciplina que su manejo impone, no slo habjan permitido a la burguesia ese familiaridad con el Eterno que hasta enconces la Iglesia decentaba, si0 tina manera original de “racionalizar la vidd" en que la apreciaciin de lo cusntite tivo pecuniario no slo puso orden y claridad en lor negocins, sino que cred wn 1mevo expiritn del cual recogieron lat ciencias nacientes sw marcada preocupacion por Io namérico, Elsfeudslismo ignoraba el célculo; to propio del noble es gastar sin medida, es ignorar lo que entra y Jo que sale, La burguesia, en cambio, necesitaba el ndmero, Ia i precisidn, la exactid, la contabilided. Donde lla aparece, se inaugira al. poco tiempo wna escuela de célculos! Pero ese auge del célcvlo hubiera sido imposible, narural- tmente, sin la moneda de metal, Calcular y contar es casi irrealizable en la economia natural fundada en el trueque, El célculo reposa sobre el niimero que representa un grandor, y no hay en economia grandores mensurables sino @ condicién de que puedan expresarse con dinero, La economia fundada sobre el dinero lleva a pensar que tado puede ser narrado en el idioma de los avimeros, es decit, a sobseestimar Jo cuan- titative en dettimento de lo cualitativo. Los torrentes de oro y plata que América ® 1 Seis escuelas con 1,200 slumnoe, tenia Florencia desde el siglo’ XIV. Ver Sombart, Le bourgeois, pag. 157, traduccién Yankelevich, editor, Payot, Paris. EL MUNDO SE HACE REDONDO volcé sobre Europa dieron precisamente la posibilidad de convertis a la economia monetaria en fundamento de todo. Y eso trajo un vuelco en las inteligencias como ya Jo habia traido entre las clases. El artesano que construye un itil se siente vinculado a I como algo en Jo cual ha puesto un poco de si mismo. Nada de su persona comprome- te, en cambio, ef comerciante, cuando enfoca Jos mismos titiles como a objetos que sélo sirven para ser vendidos. Ajeno ha permanecido al proceso del artesano: ignora las penas y alegrias que esos utiles pudieron procuratle mientras los trabajaba, No les ve sino como a objetos de cambio, y por lo tanto, como a grandores que pueden ser medidos con dinero! : Pero el comercio que se realiza ademis en gran escala —y bien sabemos que el descubrimiento de América cred el mercado mundial— Heva consigo otras exigencias que extirpan muchas maneras tradicionales de pensar y de sentir. Todo comercio, @) efecto, que obliga a cambiar de residencia y de medio; que exige el conocimient de lenguas y de costumbres extrafias; no sélo ensancha el horizonte mental y predis- pone a la tolerancia sino que hace ver por debajo de las diferencias superficiales entre Jos hombres, ciertas identidades que permanecen. Racionalistas en su concepcién del mundo, indiferentes frente a las diversas regio- nes, pacifistas porque asi lo exigia el interés de sus caravanas y de sus navios, los banqueros del siglo XV y del XVI crearon Ia atmédsfera en que el humanismo nacié y Jo apoyaron después con su fortuna y sus honores, Porque subrayémoslo una vex mis: sobre el plana de la cultura, el bumanismo fue una derrota del fendalismo caté- Jico frente a la burgwesia comerciante. Entre mercaderes nacié el culto de la Antigiedad, y ellos, los mercaderes, fueron quienes lo impusieron a los prelados y a los principes. los castellaaos y a las castellanas? Todo Jo que la Iglesia les negaba: Ia potencia del dinero que ella calificaba de execrable® Ia necesidad de Ia accién orientada en lo terreno; el goce de la vida cenido hasta entonces por pecado —todo eso y mucho més se lo daban los antiguos tal como ahora ¢] humanismo habia aprendido a descifras- los desde el punto de vista de la clase burguesa. En una pagina magistral, Maquiavelo (1469-1527) opuso la seligién cristiana al paganismo y recalcé cémo aquélla glorifica el desprecio de las cosas humanas mientcas este otro exalta la grandeza del alma y Ia for- taleza del cuerpo, Y casi en cada linea de Lor libros de la familia de Leon Battista Alberti —quizd el més acabado represenrante de la época— pasan y repasan las citas de los antiguos tal como ahora renacia al tlamado del capitalismo comercial iQué afinidad podia existir entre un mercader de lana como Alberti y les concep- ciones de los antiguos? 4 Lo que deriva precisamente de la misma creencia en la “razin” como rorma de la vida, Esa creencia, que los estoicos erigieron en sistema, es tan favo- sable al desarrollo del capitalismo que nada cuesta imaginar a Alberti leyendo en Marco Avrelio que "la naturaleza procede siempre en vista de In utilidad” 0 aprobando a 1 Sombart, ob. cit, pigs. 403-404, En igual sentido Lucien Henry. Les origines de la religion, pag. 51, «Editions Sociales Internacionales+, Paris, 1935: «El predominio de la economia mer- amtil, fundada sobre el cambio, constiruye un terreno favorable al pensamiento abstracto.» 2 Asi lo reconoce con palabras casi idénticas un historiador tan poco sospechoso de marxismo como Frantz Funk-Brentano, La Renaitsance, pagina 83. Execrable en los demés, no en ells misma. GYt Sombart escribe: «La existencia de una relacign estrecha entre las. concepciones de los antiguos y las ideas econémicas de las primeras fases del capitslismo italiano es facil de demos- rat.» Le Bourgeois, pig. 266. 124 DE ESPARTACO AL CHE Y DE NERON A NIXON’ Séneea cuando aconsejaba a! sabio no desprecias la riqueza, sino més bien acrecentarla GY qué orsa cosa era lo que aconsejaba Ciceréa —santo patrono del humanismo— Cicerbn, inerédulo’ y ¢odicioso como ellos; como ellos, advenedizo y homo novus? “BI dinero es deseable no por si mismo, no por Is acracciOn que cjeree, sino por Ins ven- or que e5 capaa de procurar.” Y si eso ocurria con los moralistas que les eran tan J hnes —moralistas 4 Jo Séneca, que prestaban a intereses usurasios millones de sexser- ios, gcémo no habrfan de estudiar con profunda simpatia a aquellos-otros escritores que manejaban directamente, a lo Jenofonte y Cotumels, ‘materias econdmicas que les rcaban mids de cence? "Roma ed ma radon grosete ~—be dicho Rendn—, pero §8 28" erent Y eso fue lo que e} humanisoo tomé de los antiguos para darlo a los banqueros: la filosofia préctica que les era necesaria para justificar 3% amor de la riqueza 9 de la genencia, su gusto por la vida laica y el pentamiento bre. ‘Algunos ejemplos hébilment= escogides 0 parcialmente interpretados han desfigu- ado de tal modo la verdadera sitaacidn social del humanista, que ya parece indesteucti- ble la leyenda que lo presenta como a un poderoso sefior de la inteligencia tronando por encima de los banqueros y los reyes. Es verdad que Petrarcs se sentd alguna ver @ la mesa de los Dux, que cuando Pontano le visita, de pie se pone el rey Alfonso de Ara- gn, Pero por un husanista que recoge honores, jcuéntos orros humillados, envilecidos, explorados! "“Sucesivamente preceptor, secretario, profesor, sirviente de los’ principes, Consimiéndose en estudios iogratos, victima de enemistades mortales y de peligros Jncesantes, levantado basta las aubes o hundido en ei desprecio, opulento hoy, miserable vnafana (el huraniste), es ta imagen viva de la inestabilidad’, Asf lo presenta Jacobo Burckhardt, y as{ fueron en verdad, lejos de Ia leyenda, Periodistas antes del periodismo; agentes de propaganda antes de la “reclame”, adorno de banquetes y salones, elogiado- ide casamientos o bautizos, Uorones de velorios y entierros, cuanto ganaban Jo reci- ban como dadiva, Cierto es que por seis versos latinos dedicados a la gloria de Ve- necia, la Serenisima gratificd a Sannazaro con seiscientos ducados de oro; pero ain sett mismo momento de colmarlos de regalos, ;cuéntos eran los que, como Carlos 1X, pensaban de Ronsard: "a ian buen poeta hay que cuidarlo como a un buen caballo!” Imelvetual al servicio del sefor que lo pagaba, el humanista cambiaba de opinién como de climas, aceptaba los mis bajos menesteres, importunaba dia y noche en busca de Jimosnas. Insirumentos apéndices de la gran burguesia, los bumanistas comparten con ella sus entusiasmos ¥ sus odios, Enemigos de lx noblera de cuna como éstt, son tembién comorésta enemigos de la Iglesia. "Yo me he hecho a mi mismo” decia Pontano. Y lo repite Latini, Y 10 confirma Alberti. Ateos vergonzantes los més deistas bios algunos; todos sienten por los dogmas de la Iglesia, antipatia y despsecio. Paganos camplidos, 00 ven en la teligiGn nada de sobre natural, y no eran pocos los que creian, como ese des- Jenguado de Lorenzo Valla, que una prosticura era mas Gri! a la sociedad que una reli- giosa. Sobre el plano de Ja cultura, ellos servian con sus traducciones y sus comentarios, 1 Los dos libros que legarian a ser en breve Jos mayores séxitos de libreriar de ba époce, Jos Adagios y el Enquiridion, de Erasmo, 0 era0 en el fondo mas que una manera de entregar a los qifemporistcs, bajo las formas de las «miximasy antiguas, ua esbozo. de cfistianismo sin meta fica y de ica sin dogmas, Ver Maison, Fraime, ple. 106 y siguientes, edicién Gallimard. Paris, 1933. EL MUNDO SE HACE REDONDO 125 S ja causa de Ja burguesia; y mientras los banqueros socavaban el poder de la nobleza comprindole los bienes, el.os liberaban las almas de los terrores y las pesadillas de Is Iglesia. Pero como le burguesia también, los humanistas derenfan su avance allt donde in burguesia no podré pasar jamas, Y ese otro aspecto, del humanismo —esencial para nosotros porque le niege al humanismo burgués su pretensién a realizar la “totalidad” del hombre— ¢s lo que vamos a ver ahora ances de terminar. Sabido es que Ia burguesia tiene de caraceristica como clase social que 90 puede avanzat sin sentirse trabada por las clases que explota. Para que crezca, se desarrolle y s¢ fiance, es menester que ejércitos enteros de obreros libres estén en condiciones de ven- fletle Ig fuerza de trabajo. La disolucién del régimen feudal, evidente en el siglo XIV, fanzé al mercado masas compactas de trabajadores. Al modo de exploracion feudal fondado en el trabajo servil, la burguesia enfrentaba su modo de explocacién capitalisca fondado en el trabsjo asalariado. Cambiaban, sin duda, las grandes figuras sobre el esce- nario de Je historia, Pero las masas que sealizaban en el campo y en la ciudad las rateas mnés humildes —el popolo minuto, y macho més el minutiximo— continuaban més 0 menos arrastrando la misma vida miserable, Bien sabemos que los grandes burgueses del Renacimiento sabfen realizar, cuando Jo crefan oportuno, su adecuada demagogia: que Cosme de Médicis, por ejemplo, no sélo se vestfa de paisado y bajaba al taller de sus arcesanos, sino que cada vez que aplastaba a algin rival imponiéndole contribuciones ex: tenvantes, deciay repea que n0 buscaba otra cose qué, “el bien de su pusblo”.' EL pobie pueblo, sin embargo, contemplaba de lejos su opulencia insolent, y no participaba para sada en los negocios de aquella “repiblice” curiosa en la cul, segin un dilculo de 1494, sobre 90,000 habitantes s6lo contaban 3,200 ciudadanos. El popolo minuto, por el cual tanto se “sacrificeban” los Cosmes y los Lorenzos —pa- dres de Ia patria, era una pobre secua mansa o con furores ciegos, mantenida expro- feso en sa eeguera de sigios y excluida en absoluro de los oficios piblicos y del derecho de ciudad? Idedlogos fieles de la gran burguesia, los humanistas no 3610 no se ineteseron. en Jo mis minimo por la suerte de los trabajadores, sino que contribuyeron & mantener tn ignorancia y prolongar su mansedambre Sobre el frente antifeudal ya los hemos visto atacando'a la nobleza y a la Iglesia; ved rmoslos abora reaccionando contra el pueblo y justificando a Ios ojos de los banqueroy yy de los expecudadores, la explosacién inicua de las grandes masat, Para Marsilio Ficino! al pueblo es como el pulpo: “animal con muchos pies y sin cabeza”. Para Guicciardini, uien dice pueblo dice loco: chi disse 1m popolo disse veramente wn pazto, “monstruo fleno de confusidn y errores, cuyas vanas opiniones estén can alejadas de Ja verdad como la Espata de la India, segin Prolomeo”, Para Maffeo Vegio, los paisanos: n0 1 En El Principe que, como se sabe, esta dedicado a Lorenzo de Médicis, Maquiavelo acon seja a los principes def fess al pueblo y visitar de cuando, en cuando |ss_asembless de los guess. MACHIAVET, Le Prince, pisos 192, ttaduceién Girauder, editor Garnier, Paris, sin fecha, Ta Gebhoct, Les origines de la Rensitsance en lidie, pig. 101, sas hombres —dice Ma- quiavelow que en las repiblicas ejercea un arte mecinico Ao estén, jamés en condiciones. de TObetnar como. principes, porque nunca han sabido otra cosa que obedecer. Bs necesatio uo con: Farin direcrion sino 4 los cludadanos que no ban obedecido sino a los'reyes y a las leyes, es deci. a los que viven de sus rentas propias.» MACHIAVEL, Le Printe, pag. 201. 126 participaban de Ja naturaleza humana sino mis bien de la del buey: om bomtinwy species vestra, bovum magis est. a Pedagogos de los hijos de banqueros, los humanistas vuelven las espaldas con des: precio al bajo pueblo. Y ellos, los incrédulos.y los axcos, los que tantas veces s¢ mio- faron de Ja religion y de li! Iglesia, aconsejan para el pueblo Ia ensefianza de las su- persticiones. Hace un rato escuchamos a Maquiavelo repudiar al cristianismo y clogiar “a los estoicos, Con ligeras variantes sa exa la opinién de todo el humanismo, desde Pempo- nazzi hasta Bruno y Campanella, Pero para todo el bumanismo también, la religion era um instrumento necesario para mantener at pueblo en continencia. Enemigo: de la Iplesia en cuanto no reconoce sus aspiraciones @ someter la burguesia, Maquiavelo Ia saluda como aliada en cuanto ve en ella, y con razdn, un excelente instrumento para

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