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CAPITULO 3 LA CONFRONTACION DE MODELOS Y NIVELES EPISTEMOLOGICOS EN LA GENESIS E HISTORIA DE LA INVESTIGACION SOCIAL. Alfonse Ortt En cuanto proyecto pragmatico, la ciencia social fue concebida en sus origenes como parte y consecuencia del proyecto ilustrado de reconstitucidn, reforma o transformacién (CTacional” en todos los casos) del orden social europeo modemo, tras la revolucién bur- ‘guesa de fines del siglo XVIIW/principios del XIX. De este modo, la ciencia social (en su do- le y antitética fundaci6n: como “Sociologia del orden” positivista o comtiana versus al “materialismo histérico” revolucionario marxista) surge como un proyecto integral de co- nocimiento, previsién e intervencién en el proceso de rapido y turbulento cambio de las relaciones sociales fundamentales. Este proyecto integral, articulando teorfa y practica, en tomo a la idealizada “raz6n” en el programa de Ia Ilustraci6n como principio civilizatorio de la humanidad, presupone la visidn del orden social como totalidad en marcha (la per- feccidn organizativa de la divisién del trabajo industrial en la sociologia comtiana, o —con- trariamente— la transformaci6n revolucionaria del modo capitalista de produccién en la lépica “sociedad comunista” final en el proyecta marxiano, etc.). Pero muy pronto el cre- ciente enfrentamiento en el seno de la establecida sociedad burguesa —socialmente radica- lzaa por los desequilibrios del desarrotlo capitalista~ conduce en ambos frentes ideol6gi- rios a la disociacidn reificante entre teoria y prictica. En el campo marxista ciacién aparece come una consecuencia de la forzada politizacion de la teorfa del stitucionalizado y degradado en colectivismo burocratico (stalinismo, ete.), en las condiciones adversas del profundo subdesarrollo de la periferia de Occidente (en la que el modelo de desarrollo capitalista liberal tiende a quebrar por si mismo e impone una ruptura prerrevolucionaria prematura, como unica via posible de salida del subdesarrollo, etc.). Adversidad histérica —acentuada por la reaccién fascista en la semiperiferia capita- lista que a su vez degrada la teoria en doctrinarismo y consagra su primado sobre la prée- tica real de la investigacion social empitica. Por el contrario, en el campo conservador del ivismo burgués (en la Ifnea que conduce de Comte a Durkheim en el siglo xix y fi- 86 Parte I: La construccién del comtexto tedrico cualitative nalmente al funcionalismo norteamericano en el Xx), la defensa del amenazado orden bur- gués-capitalista burocratiza también a la teoria hasta su degradacién en un modelo de con- trol social (Parsons) para la integracién de la conducta desviante en el cada vez més insti- a. Y en ambos casos (positivismo funcionalista y marxi stalinista), la raz6n ilustrada deviene ahora instituida racionalizacién para la integracién represiva (burocriitica 0 mereantilizada). En el caso, para nosotros hegeménico (en la Europa occidental) del positivismo bur- gués, esirechamente asociado al corporativismo academicista y sus reglas de reproduecion jerdrquica en la Universidad, la burocratizada racionalizacién de la cuestién social concluye desembocando en una (reificada) operativizacién metodolégica que tiende a sustituir los he- chos por los datos y cl andlisis concreto de la situaci6n concreta (fundamentalmente: histori- £0, eritico, y totalizador) por el descontextualizado enfoque del denominado empirismo abs- tracto (véase Wright Mills, 1961}, Enfoque del empirismo abstracto que aplicando la meto- dologia desconstructivista del “vacio” o del Caeteris Paribus ~tal y como habia sido elaborada en las ciencias naturales, segiin expone Femando Conde en el primer capitule~ desemboca en la descomposicién analitica de lo social en una serie de factores particulares de naturaleza abstracta, Pretendiendo equipararse al status epistemoldgico (y de respetabilidad académica) de la triunfante ciencia natural, ¢ identificando los problemas metodolégicos de la (supuesta) medicién de los problemas/fenémenos sociales con la medici6n de aquellos fenémenos na- urales a los que resulta aplicable el modelo mecanicista newtoniano, el empirismo abstracto positivista culmina asi con un programa de cuantificacién absoluta de la investigacidn social (segtin advierte y critica Andrés Davila en el capitulo anterior) como ideal de progreso de la ciencia social, Lo que entraa la tendencia a la reduccién/trivializacién de todos los aspectos no ditectamente cuantificables en la investigaciOn social..., que quedan asf convertidos en el cadtico “cajén de sastre” de “lo cualitativo” (como lo todavia no cuantificable, @ que atin se resiste a la cuantificacién, en cuanto expresién de los aspectos no racionales de lo social, o atin no suficientemente “racionalizados”.,. para su integracin en el orden normativo burgués dominante). Sin embargo, paradéjicamente, en el proceso real del desarrollo de la investigacién social (estudios de estratificacién y actitudes, estudios de opiniones y de mercado, estudios de co- municacién social y publicitarios, etc.), a propia aplicacidn abusiva de Ia encuesta estadistica precodificada representativa por muestreo conduce, finalmente (desde una perspectiva praxeo- légica), al reconocimiento de sus limites. Lo que va a suponer —no sin un conflicte metodok gico permanenie— Ia recuperacién de la reprimida dimensidn cualisative de la investigacién social. Recuperacién a la que, entre otros esfuerzos y aportaciones, contribuye en Espafia en los afios 1960 —iras la primera fase de constitucién de la sociedad de consumo- la obra pione- ra y fundamental de Jestis Ibditez —véanse sus referencias bibliogréficas en esta misma obra~, y la posterior formacién, entre otros nticleos, de la que podemos denominar Escuela de Cualitativistas de Madrid, en su sentido mas amplio ~y dentro de su cardcter de movimiento modesto y académicamente marginal-, cada vez més extensa ¢ intermamente diversificada. Semejante recuperacién de ta dimensién cualitativa no tuvo lugar en los afios 1960, ademas (como se podria hoy creer), a wavés de un proceso de renovacién/importacién me- todoldgica de los nuevos modelos y protocolos de andlisis (como p. ej. los del estructura- lismo cultural o la semidtica), sino basicamente como una reaccién critica (enraizada en el espiritu “contestatario” original de la Escuela de Frankfurt) frente a las implicaciones y consecuencias de la absolutizacién metodelégica cuantitativista: tucionalizado orden capital Capitulo 3: La confrontacién de Modelos y Niveles epistemalégicos 87 1. Desde un punto de vista tedrico: reaccién critica frente a la denegacin cuantitati- vista del universo social en cuanto universo simbélico, y frente a la creciente caren- de sentido de la produccién masiva de datos cada vez ms precisos y menos re- levantes para la comprensién de la situacién y de los problemas sociales histéricos y concretos. 2. Desde el punto de vista ideoldgico: reaccién critica frente a la conservadurizacién de las representaciones sociales inherentes al proceso de comunicacién de la en- cuesta precodificada, en cuanto canal selectivo por el que sdlo circulaban con facili- dad los estereotipos convencionales y los valores idealégicos dominantes. 3. Desde el punto de vista sustantivo: reaccién critica frente al desconocimiento de la especificidad, riqueza y profundidad del orden simbélico y de sus formaciones (ane- xactas/ne cuantificables), empezando por las formaciones lingliisticas y los discursos sociales, En su aspecto positive, esta reaccién critica tiene como consecuencia la recuperacién de las verdaderas formas primitivas y directas de la encuesta social originaria: las entrevis- tas personales abiertas (no precodificadas) y los grupos de discusién (si bien estos dltimos constituyen, en parte, un fruto mas complejo de la propia evolucién de las practicas vivifi- cadoras de la investigacién social). En principio, estas primitivas/renovadoras pricticas histéricas cualitativas de investigacién social entrafian una recuperacién de la subjetividad real de las relaciones sociales, devolviendo (de forma relativa) el protagonismo y Ia voz a los propios sujetos/abjeto (entrevistados/erupos de referencia) de la investigacién social Pero a su vez, la renovacién de estas pricticas de investigacién supone el intento de susti- tuci6n del artificioso (y represivo) lenguaje informatico (reductivo) de la encuesta precodi- ficada (lenguaje del poder encuestador) por la riqueza viva del proceso de comunicacién real del intercambio simbolico entre sujetos totales, capaces no sélo de reformular las pre- guntas, sino incluso de cambiar el cédigo del intetcambio. Y de tal modo, los sujetos/obje- to de la investigacién social dejan de ser considerados/metodolégicamente tratades como masa pasiva e indiferenciada de individuos/autématas “sefializadores” para poder expresar (supuestamente) sus propios valores, deseos y creencias, etc., (véase Alfonso Orti, 1986). Por lo que, en definitiva, la apertura del enfoque cuatitativo o estructural (como lo denomi- na Jestis Tbafiez, 1986), reconociendo la complejidad de la realidad social, y la existencia en la misma de diversos niveles (féictico o distributivo, significative o estructural-cualitati- vo: cédigos, morivacional 0 simbélico intencional: deseos, valores, creencias, intenciones, etc,), tiende a recuperar el proyecto integral de conocimiento originario de la ciencia social, como articulacién de teoria y practica para la transformacién social (de acuerdo con la filo- sofia de ia praxis de las Tesis sobre Feuerbach de Marx). 3.1 La complementariedad de los enfoques cualitativo-cuantitativo en el analisis de la realidad social: una complementariedad por deficiencia Atreverse a postular la existencia misma de una dimensién cualitativa en toda investigi cién social, y atin mas, la pertinencia, especificidad y (relativa) consistencia de unas priicticas concretas de anélisis cualitativo, reabre, de forma inmediata, un debate metodolégico apasio- nado e interminable. Frente a ambos extremos contrapuestos y radicales de este debate (abso- lutizacion de cuantitativismo objetivista/versus absolutizacién del cualitativismo formalista), 88 Parie 1: La construccién del contexto tedrico cualitativo pensamos que enriquecidos por su evoluci6n hist6rica, los términos antagénicos de la con- frontacién cuantitativismo/cualitativismo estén condenados a reproducirse una y otra vez. Por una parte, porque las (evidentemente enojosas) cuestiones que “lo cualitativo” eveca en el proceso real de toda investigacién social concreta nunca conseguirdn ser evacuadas, Aunque el cientifismo abstracto inherente al imperialismo cuantitativista (véase el capitulo precedente de Andrés Davila), no obstante, persiste en considerar lo cualitative como el agu- jero negro de lo no cuantitativo, en cuanto fruto silvestre de 1a confusién (subjetivista) ideo- ldgica y precientifica originaria de una “ciencia social” siempre en trance de aleanzar su ma- durez definitiva, hasta conseguir equipararse, finalmente, —se postula— al (envidiado) estatuto epistemolégico de las ciencias naturales. Una meta inalcanzable —creemos— pero que estimu- lael desarrollo de las investigaciones sociales de naturaleza cuantitativa, Ahora bien, por otra parte, en el extremo opuesto metodoldgico, correspondiente de for- ma contradictoria ¢ igualmente excluyente al absolutismo cualitativista (al que hemos carac- terizado ya —con Andrés Davila— como ériunfalismo cualitativista en el capitulo anterior), la critica de las limitaciones de la perspectiva cuantitativista tiende a desembocar en una dene- gacién dogmatica e igualmente excluyente de la dimensién cuantitativa de los fenémenos y de la investigacién. Si bien el postulado de una supuesta autosuficiencia del enfoque cualita- tivo contribuye igualmente al desarrollo de modelos teéricos cada vez mas compren: i Pero en todo caso, la realidad concreta de la investigaci6n social nos informa una y otra vez de la insuficiencia abstracta de ambos enfoques tomados por separado. Pues los procesos de la interaccién social y del comportamiento personal implican tanto aspectos simb6licos como elementos medibles (nuimero de actores intervinientes, tamafio de los gru- pos, caracteristicas 0 tipos objetivos, etc.). Mientras que el enfoque cualitativo de esos mis- mos fendmenos (significaciones de los discursos/sentidos de su proceso motivacional, etc.) ni es suficiente -en cuanto se supera el nivel de las observaciones localizadas— para deter- minar el marco “objetivado™ de su extension o frecuencia..., ni tampoco su estatuto y proto- colo metodolégico como modelo de andlisis social Hegarén nunca a satisfacer las exigen- cias de un modelo epistemolégico autosuficiente y comparable al modelo cientifice-natural. Mis atin, la deriva del triunfalismo 0 absolutismo cualitativista hacia modelos de formaliza- cién perfectamente cerrada y (supuestamente) autosuficiente, como garantfa de una preten- dida cientificidad, concluye traicionando —pensamos algunos— la caracteristica especifica del enfoque cualitativo en cuanto apertura a la multidimensionalidad (inagotable) de lo social real. Y comparte también con el absolutismo cuantitativista un mismo estéril simulacro del ri- gor metodolégico cientifico-natural sin conseguir producir, a su vez, mais que abstracciones va- cfas, sin relevancia ninguna para la praxis de la intervencién social. ‘Asf pues, la dicotomizacién radical de ambos enfoques, en cuanto pretenden una abso- lutizacién excluyente, en lugar de reconocer sus respectivas limitaciones y mutua comple- mentariedad (por deficiencia), tiende a concluir —por ambas partes en el refugio en un me- todologismo estéril, tanto més irrelevante para la praxis de la intervencién social cuanto mas riguroso —en un plano abstracto— se pretende. Y en este sentido, inspirado en un modesto rea- lismo metodolégico, y en la investigacién social realmente existente, lejos de toda preten- sién imperialista, la adecuada comprensién de las posibilidades y limites, tanto de la pers- pectiva epistemolégica y de las técnicas cuantitativas, como de la propia perspectiva epistemo- légica y de las practicas cualitativas de investigacién social, pasa por el honest reconocimiento de su radical deficiencia en la representaci6n y andlisis de la realidad social. Mediante la critica de sus pretensiones de absolutizacién de su forma especifica de conocimiento, ambas perspectivas deben ser definidas asi, de modo consecuente, por sus Capitulo 3: La canfrontacion de Modelos y Niveles epistemalégicos 89 limites epistemolégicos, que circunseriben su nivel de adecuacién, pertinencia, validez y relevancia. Por lo que, como ya hemos advertido, su complementariedad metodolégica puede y debe concebirse como una complementariedad por deficiencia, que se centra pre- cisamente a través de la demarcacién, exploracién y andlisis del territorio que queda mas alld de los limites, posibilidades y caracteristicas del enfoque opueste. Una modesta y au- tocritica relativizacién de su propio nivel y del campo especifico de conocimiento -im- puesta por Ia estructura misma de la realidad social- que es, de forma paraddjica, la cond cin epistemolégica de su propia fecundidad creativa y relevancia, Desde el punto de vista de esta confrontacién metodolégica permanente, la especifiea- cién de la dimensién cualitativa de la investigacién social entrafia, ante todo, el reconoci miento del papel estructurante en la interaccién personal/grupal de las mediaciones simbé- licas de Ja vida social, en cuanto estructuras significantes con una autonomia relativa, Lo gue igualmente supone el paso del campo abstracto de la légica analitica cuantitativa de la productividad (hay/no hay-mds/menos) a la /égica (integradora) cualitativa de lo simbélic Ya que en contraposicién de la légiea analitica cuantitativa de la productividad (que con- vierte y reduce a los fenémenos sociales a factores unidi jionales mensurables mediante la ficcién analitica de una escala homogénea infinitesimalmente continua), la Iégica cuali- tativa de lo simbdlico es una Iégica de la diferencia en un universo estructurado por un tema de valores singulares y concretos, irreductibles a medida por su propia naturaleza rela- cional. Si la légica del cuantitativismo estad/stico en Tas ciencias sociales tiende a reducir lo social a series distributivas de elementos, la Iégica simbdlica del cualitativismo reintegra ~en cambio~ la unidad concreta real de lo social en cuanto estructuracién diferencial de las relaciones entre elementos (véase Jestis Tbafiez, 1986). En fin, para concluir este breve apartado, dedicado a la dimensién metodolégica y epis~ temoldgica de la confrontacién euantitativismo-cualitativisme hay que referirse igualmente a las condiciones reales de su articulacién tecnolégica en la experiencia cotidiana de la in- vestigacién social en nuestra pais. Desde este punto de vista, que podrfamos denominar convencional, casi al margen de toda discusién teérica sobre su legitimidad y limites, la ra- dical divisién metodolégica entre el andlisis cuantitativo y el andlisis cualita cesos sociales constituye una diferenciacién de facto en las practicas establecidas de inves- tigacién social (sea sociolgica general sobre valores @ ideologias, psicosociolégica 0 de gmipos, educativa, laboral, electoral, de consumo o de salud publica, ete. TEN 6 prictica o institucional encarnada, desde hace tiempo, por una parte, en fécnicas de investi- gacion cuantitativa tales como el “registro de casos” o la “encuesta estadistica”, en contra- posicién, por otra, a las prdcticas cuatitativas de investigacién mas tépicas, como los “gru- pos de diseusién”, las “entrevistas en profundidad” o las “historias de vida”, Por su cardcter factico, en cuanto contraposicién institucional (no exenta de malentendidos y desenfoques 0s), esta simplificadora diferenciacién tecnoldgiea se comprende y articula con frecuencia en la existencia incluso de dos tipos de investigadores sociales (“cuantitativis- tas” versus “cualitativistas”). Una dicotomia profesional que a su vez supondria dos tipos de formaciones “técnicas” mds o menos particularizadas 0 contradictorias. Pero este mismo énfasis en la contraposicién tecnoldgica entre métodos cuantitativos y métodos cualitativos de ana de la realidad social tiende, en definitiva, (ignorando la complejidad de un plan- teamiento metodolégice integral), a reducir la cuestién a una acritica divisién instrumental del trabajo entre scnicas cuantitativas y practicas cualitativas como enfoques o tratamien- tos alternativos para el estudio de cualquier proceso o problema social. 90 Parte J: La construecién del contexto tedrico cualitativo Cuando un planteamiento metodolégico integral del proceso de investigacién sociolé- gica de la conducta y de la interaccién supone una pluralidad de contextos concretos, a los emolégica, una pluralidad de métodos y s e interpretacion. Y en este sentido, la formacién de un in- vestigador social debe ser, ante todo, la de un metod6logo que sepa y decida qué enfogue y técnica debe ser criticamente aplicada para cada aspecto y dimensién especifica de los pro- cesos sociales. De modo concreto, al enfoque etic o “externalista” -y por tanto susceptible de cuamtificacidn- responden (en nuestro modelo de organizacién de la complementarie- dad) la téenica del “registro de casos” (para comportamientos/acontecimientos singulares), asi como la técnica “encuesta estadistica representativa por muestreo precodificada” (para los valores y normas cristalizados y dominantes: estereotipos, etc., su asociacién con com- portamientos y su localizaci6n “topolégica”, etc. sobre el mapa social; j6venes/viejos de grandes ciudades 0 de pequefias aldeas, etc,), Mientas que al enfoque emic o “intemalista” (orientado a la comprensién ¢ interpretacion cualitativa de la significacién de los discursos y de la dimensién simbélica de la conducta), responden las pricticas “grupos de discusién socializados” (para la definicién de las claves de codificacién de los paradigmas del con- senso ideoldgico), de “andlisis de los mensajes de los medios de comunicacién™, de los “grupos de discusién personalizados o triangulares” (para intentar la descodificacion ideo- l6gica de los discursos) y “entrevistas abiertas 0 en profundidad” (para el estudio dramato- légico de las estructuras simbélicas de la personalizacién). En fin, las pricticas metodold; ‘cas integrales como “observacidn pa de vida" representarian a su vez el lugar de encuentro entre los enfoques etic (cuantificable) y emic (cualitative) como con- textos para el andlisis conereto de la situacién concreta. Pero ante-el cardcter parcial (y por tanto, deficiente y metodolégicamente complementario) de todas y cada una de las técnicas y pricticas, la sintesis dialéctica totalizadora final de una investigaciOn social corresponde siempre al sujeto investigador que, como Jestis Ibafiez advierte, es un “sujeto en proceso” abierto a la multidimensionalidad de lo real (Ibéiiez, 1986). 3.2. Las téenicas de investigacién cualitativa como practicas estratégicas de investigacion social conereta En los modelos alta (pero abstractamente formalizades) de la metedologia de las técni- cas cuantitativa, el protocolo basico ex-ante de la investigacién (tal y como lo ha definido, en comunicacién personal, Angel de Lucas) implica un programa analitico de operaciones sucesivas y encadenadas sisteméticamente, que se encuentran desde un principio absoluta y definitivamente predeterminadas. Tal proceso empitico es un proceso empitico con formato tecnolégico y rigorosamente analitico, pero abstracto. Por el contraria, el proceso empirico ica tivas (pues nada més directamente emp(rico que un encuentro personal real) constituye un proceso concreto, socialmente condicionado, multi- dimensional, abierto y contingente (y en este sentido, nunca controlable de: forma absoluta) Por lo que la totalizacién ex post del sentido real del proceso (y la valoracién ad hoc de sus incidencias y elementos concretos) debe ser igualmente asumida y definida por la subjetivi- dad en situacién del propio sujeto (personal o colectivo) investigador, De aqui que si por su estructura metodolégica, los estudios cuantitatives (basicamente; la encuesta estadistica precodificada representativa por muestreo) pueden y deben ser caracterizados y denomina- Capitulo 3: La confrontacién de Modelos y Niveles epistemoldgicos 91 dos como “técnicas” de investigacion social (lo que implica tanto su eficacia operativa, co- ‘mo sus limitaciones epistemolégicas) la estructura metodolégica especifica de los estudios cualitativos no rebasa el nivel técnico de simples “précticas” de investigacién social (tan abiertas y desarmadas en su reglamentacién técnica-operativa, como potencialmente enri- quecedoras por su implicacién directa en la realidad social). Por una parte, las practicas cualitativas lo son porque constituyen una forma mas o menos simulada y controlada, o ensayo tentativo de reproducir, o al menos evocar, las for- mas del intercambio simbdélico de la praxis social real. Responden asi a la Idgica del senti- do concreto, caracteristica de la légica situacional de la practica social misma. Pero fundamentalmente, por otra parte, las pricticas cualitativas de la investigacién social son pricticas en cuanto responden a “estrategias explicitamente orientadas por refe- a fines explicitos marcados por un proyecto libre” (como describe Bourdieu las pricticas sociales a partir de las concepciones de la filosofia de la accién en Jean Paul Sartre). Pues frente a las técnicas cuantitativas, definidas por su operativizaci6n en funcién de la medida distributiva de los fenémenos sociales, las pricticas cualitativas entrafan un proyecto estratégico libre de comprensi6n totalizadora de los procesos sociales para la in- tervencién institucional/reafirmadora, modificativa o transformadora de los mismos, como criterio y eje central pragmitico de la propia investigacién, al que deben subordinarse téc- ticamente todos sus momentos e intervenciones. Y en este sentido, la perspectiva cualitative (a través de la descodificacién simbélica, pero sin absolutizarla ni reducirse a la misma) tiende a coincidir, en ultima instancia, con la propia perspectiva dialéctica. Convergencia, en definitiva, de la perspectiva cualitativa con la dialéctica que entrafia tanto una actitud critica de /o instituido en cuanto cristaliza- do/reificado (previa e inspiradora de la labor de descodificacién ideolégica), como una in- tencionalidad instituyente (al menos en el plano de lo simbélico) transformadora de lo real (concebido asi en términos histéricos de cambio y conflicto entre fuerzas 0 tendencias). 3.3, El criterio de la adecuacién metodolégica en los modelos y niveles epistemolégicos empleados en el analisis de la realidad social Frente a las pretensiones imperialistas de cualquier modelo metodoldgico general uni- dimensional, igualmente valido para todos los niveles y fases de un proceso de investiga- cién social concreta, la complejidad multidimensional de la realidad social determina, por el contrario, la configuracién de modelos de andlisis (en principio) parciales y diferencia dos en correspondencia con los distintos niveles estructurales especificos de Ia propia rea- lidad social. Pluralismo cognitivo de lo social que entrafia consecuentemente un pluralis mo metodolégico y tecnolégico (Beltrin, 1985). Esta concepcién pluralista plantea, ademds, la cuestién de la demarcacién teérica y de la pertinencia metodolégica de cualquier modelo concreto de anilisis social como una cuestién, ante todo, de especificacién del nivel estructural de la realidad social al que co- mesponde. Una especificacin del nivel de la realidad a analizar metodolégicamente perti- nente, que el psiquiatra Carlos Castilla del Pino -de forma para nosotros ilustrativa— con- sidera como el enfoque basico y constituyente, por ejemplo, para el caso de la psiquiatria (y por extensién de la propia psicologia). “Pues la psiquiatria no habra de ser mas cien- cia... porque sea neurolégica, en tiltima instancia, fisicalista, sino porque sittic exactamen- 92 Parte I: La.construccién del contexto teérico cualitative te -observa Castilla~ el nivel de realidad en que tiene lugar lo psico(pato)légico, porque plantee correctamente su relacién con el nivel bioldgico por abajo, y el nivel socioldgico por arriba, y porque en momento alguno renuncie a la peculiaridad de lo psicolégico” (en Jorge L. Tizén, 1978: p, VIII). Planteamiento metodoldgico que una vez mas alude a la basica contraposicién —que atraviesa todas las ciencias sociales, 0 si se quiere, las ciencias humanas- entre la supuesta objetividad factica (fisicalismo neurolégico) de la que pode- mos caracterizar como “infraestructura” de la personalidad y de la accién humana, frente a la manifiesta significacin subjetiva (en cuanto peculiaridad especifica y sustantiva de “lo psicolégico™) de la conducta personal en situacién (que de forma analégica podriamos considerar como su “superestructura”, en cuanto entraiia la cuestién de su sentido). Plan- teamiento metodolégico elemental, pero basico, que por su parte formula precisamente, en términos claros y sencillos, el psiquiatra Jorge L. Tizén -en la misma obra prologada por Castilla del Pino— al afirmar que “el andlisis de la conducta... ha de comprender: 1) el and- lisis de los componentes ‘fisicos’, “energéticos” de la conducta (mas iImente verifica- bles, cuantificables, mensurables, etc.); 2) el analisis de los componentes informacionales del sentido, el significado de dicha conducta” (J. L. Tizén, 1978: 31). Y en fin, plantea- miento metodolégico elemental y clasico que podemos generalizar en cuanto dualidad estructural y epistemolégica basica— al conjunto de los procesos sociales para delimitar los ambitos, dimensiones, objetos y estructuras cognitivas especificas del enfoque cualita- tivo frente al enfoque cuantitativo en el andlisis de la realidad social. Pues la diferenciacién tecnolégica o instrumental en los procesos de investigacién so- cial concreta entre el enfoque cualitativo versus al cuantitativo no es mds que la conse- cuencia de una previa y mas fundamental diferenciacién metodoldgica, determinada por la existencia y exigencias especificas de dimensiones y problemas epistemolégicos de natu- raleza heterogénea. Una heterogeneidad epistemolégica radical que, en principio, se en- cuentra conformada por la contraposicién entre la dimensién simbélica de los procesos so- ciales (como ambito o universo de la significatividad y el sentido fundantes de lo cualitati- yo), frente a una dimensién factica (como campo de los objetos mensurables propio de lo cuantitativo). Y que, por ello mismo, exige ¢ impone necesariamente (lambién en princi pio) la existencia y desarrollo metodolégico en permanente proceso autocritico de mode- los de representacién y andlisis de la realidad social conformados por criterios epistemolé- gicos de pertinencia, validacién e inferencia radicalmente diferentes. En suma, puede decirse que hacemos investigaciones sociales para lograr un saber pragmitico, que debe atender a todos los niveles de la realidad social, los cuales tienen distinta naturaleza epistemolégica. En este sentido, podemos distinguir -segiin la figura adjunta— tres niveles al menos en la realidad social: 1. Nivel 0 campo de los hechos, conformado por las relaciones de indicacién o desig- nacién de la proposicién (Deleuze, 1989), en cuanto puesta en evidencia de cuanto acontece o se hace. Los hechos (asi configurados) como estados individuados apa- Tecen como evidentes en ¢! nivel de lo manifiesto o consciente. En fin, de este mo- do, los hechos tienden a ser concebidos como procesos facticos, constituidos por cargas de energia, y por tanto, como una res extensa cuantificable (correspondiente al nivel te6rico de /o instituido segiin la filosofia presentada por Andrés Davila). Frente al simple campo de los hechos, la significacién de la proposicién (Deleuze, 1989) entra la existencia del wniverso de fos discursos, donde las significaciones no se establecen. por extensién, sino referidas a si mismas en el cuadro de un sistema de p (MQ °y coonaepip oudsig) “PeI908 § a 5 Zz A E S a 5 i 5 3 g 5 ie B & 5 Z & Z € 5 = (al (B) (cl (D] ) NIVELES ¥ PROCESOS | NIVELES DE LA ELEMENTOS TIPOS © MODELOS ENFOQUES CONSTITUYENTES |CONCIENCIA PERSONAL} UNIDADES BASICAS TEORICOS Y MODELOS DELA DELOSPROCESOS | EPISTEMOLOGICOS | METODOLOGICOS REALIDAD SOCIAL | (Segtin I? tpica de Freud) | DEL ANALISIS SOCIAL | DE INFERENCIA PERTINENTES R, “HECHOS” ————_. “LO MANIFIESTO" i : Camp oe oe bt 2 neoaraOpEDATOS || EstabisTIco loque acontece “CONSCIENTE” ¥ ANALISIS y se hace Ph etentas (post hoc ergo (Tratamiento de datos an proptes hoc, para la reconstruccién PROCESOS ore Y FACTORES atribueién de causas) de procesos fécticas) FACTICOS J R,“DISCURSOS” “LO LATENTE” ——___. oO COMPREHENSION Lice f nem leaden: “eRBCONS CORPUS DETEXTOS SIGNIFICATIVA eee aie NTE” Y ANALISIS DE encia cultural: istematizacion cexpresao significa ‘SISTEMAS DE [Competencis culms de significaciones __| [ evocacién de vivencias ey FORMACIONES SIGNIFICACIONES y articulacién de cotupesbenslte “sia” CULTURALES E significados) c sy ee de su orientacion ideoigica) R,“MOTIV ACIONES” ccidn social: su sentido, intencionalidad o finalidad, cconsciente y no cansciente PROYECTOS PROYECTIVOS CONFIGURACION DE SINTOMAS Y DESCIFRAMIENTO DELAS SIMBOLIZACIONES INTERPRETACION HERMENEUTICA (Definicién proyectiva de sentidos profundos...) MODELOS HEURISTICOS Modelos aes, { Racionales Pulsiones { Modelos Deseos | Psicoanaliticos sopapoyy ap up}emoyfuos 1 =¢ omy i ES jap sod) pepatrewoui 189JO1908 upIOBTNsoAW! 2p Osgood [| "7g LINTLY “sisayeausspeisa wisanaua) SeameHUEND SvaIUd>Y SE] 2p (BIDUAIDL sv] ap & ( -a|dwos :jesaiu osasoad owed monpuod ey ap E>) |) PERSPECTIVA RESINTERFRETARIVA, FINAL SUE SERIE OPCIONAL (ORTENTADO ESPECIFICAMENTE) DEGRUPOSDE DISCUSEON YENTREVISTAS ABIBETAS DETERMINACION DE DATOS ANALISIS a vent ve iSite rece ELAS Q ~ cvrmercin nsrcones S| Brklaas ai ein LnFORME FIA 7 oon esc EFRESENTATIVODELOS FROCESOS SOCIALES EMIIN C1cL0 Y DELS RITMOS Y coNeLUsIONES ESTRATIGIASPARALA IRCORVENCION SOCIOL OCA DELASTRECUENCIAS [EINTERRELACIONES DELASDATOS) CATEGORIAS ——_BETERWEACION ESTRUCTURALES DE PRECUENCIAS DE (WARIARLES LAS VARIABLES INDEVENDIENTES —DEFENDIENTES ExANTE) 4 " >6SAROS <1s AROS ALTA oe TOROLOGHLACION, «LOCALIZATION EN EL CAMPOSOCTAL PRE-ESTRUCTURADO DE LAS FRECLENCIAS DELAS VARIABLES EX AVE. CONFIGURADAS MEDIANTE SIGNIFICAMTES EINDICADORES PRECODDIFICADOS.) murstma esTapisrica POBLACION ESTUDIADA Excussraesranismica, REPRESENTATIVA POR MUESTRED Dy PERSPECTIVA EXTENSTA STRUCTURAL TOPOLOICA Y CUANTTIATIVA AV PERSFECTIVA CUALITATIVA INTENSIVAY ESTRUCTURAL SEMANTICA joa or [— SRE INICIAL DEGRUPOS DE DISCLSIONVENTREVISTAS L— satexras “CONTEXTO ABIERTO (V-C4TEGO- RIAACION ELAOST.. Prwacia Dea SUMENVIBAb TOTALIZADORA DEL SUJETO INVESPIGADOR) CCAPTURA De aise Ksos [EINTERFREEACION Y aN Lasts NEREENELTI€D DEL OS PROCESS [DESIGNIFICACION MULTIDIMENSIONAL (IRE DEFINICION FOR Las SUIETOS. DESUSENTIDO. © masicics aaa, Pun TR taacres ner Se ene D vesoom cursimsno FRECODIFICADO: COpInEAEION, — BLABORACION DEUNSISTENA rorwaLizacion: | BESKINFICA SISTEMA DE PERO. Stonmmicares _ | PARADIGNAS {ITEMS VERBALES)| (ESTEREGTIPOS FORMAL Z3= ts) scataniow: — | basPaka st SISTEMA DE CONTRAST. IspIcADOR con ws. (VARIABLES CACONTPAL Terexsivaspara | SACION)POR: MEDIA.DE inscins sa reer ENTREE, vuewcias | OSES +6 OunDnIFOM 031499) AFraNWOD Jap UpLINAISUOI BT

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