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VALE MS UN BUEN CORAZN QUE UNA FACHADA ELEGANTE

LOS

HOMBRES

SUPERFICIALES

CREEN

EN

LA

SUERTE

LAS

CIRCUNSTANCIAS, LOS FUERTES EN LAS CAUSAS Y EFECTOS.


La inseguridad implica inestabilidad emocional y de personalidad, dificultad al
tomar decisiones e incluso dudar de uno mismo y de nuestras acciones, la
inseguridad lleva a un miedo al fracaso y a ser juzgado, por lo cual este
sentimiento conlleva a esconderse en la superficialidad para intentar subir el
autoestima

equilibrio

emocional.

La gente slo repara en lo obvio y en las apariencias, y no advierte los


cambios en la hondura del ser.
(Landero, 2005)
Aquella persona superficial e insegura intenta siempre imitar lo mejor y guiarse
solamente de apariencias, pierde la confianza en s mismo y en los dems, no
admite sus fracasos si no que a toda costa intenta evadir el error en sus actos
dando la contraria a los dems.
La superficialidad es el arma de la impersonalidad.
(Carasa, 2009)
Intenta estar un paso adelante y ganar al resto en todo sentido sin importar los
daos que se hagan en el intento y as es como terminan haciendo dao a los que
los rodean con el pretexto de protegerse de su inseguridad en el escudo de la
superficialidad
Ciertas personas, en el afn de querer construir un mundo donde ninguna
amenaza externa pueda penetrar, aumentan exageradamente sus defensas
contra el exterior y dejan su interior desguarnecido.
(coelho, 2008)

Una persona superficial no se conoce realmente, no se sabe valorar; con el afn


de ser el mejor se concentra en un solo objetivo e incluso pierde la moral en sus
acciones por lograrlo por lo cual no entiende el verdadero significado y valor que
tiene cada persona, que valen mucho ms las buenas acciones que se van
sembrando y la huella que se deja siendo una buena persona antes que
impresionar al resto, pero principalmente el sentirse bien con uno mismo que sin
duda es la mejor recompensa de la vida.
Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos, hay personas que nos
hieren y no dejan ni cicatriz, pero hay personas que simplemente aparecen
en nuestra vida y nos marcan para siempre
(Meireles, 2008)

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