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NUESTROS PAISANOS LOS INDIOS CARLOS MARTINEZ SARASOLA CapfruLo ml LAS COMUNIDADES QUE OCUPABAN NUESTRO TERRITORIO EN EL SIGLO XVI El terrtorio argentino se integra fisicamente a la porcién sur d te americano por contar con dos regiones que son clave en este dl Janura, Asimismo nuestro pais cuenta con otros pai yal Mesopotimico y el Extremo Sur (véase mapa 4, pag 42). En esas regiones bésicas, las comunidades naturaleza arias desplegaron su vi- nndicionaba pero también ENCUADRE GEOGRAFICO: LAS REGIONES CULTURALES La Montafa: Es una vasta regiGn del pafs dentro de la cual se incluye el s. EL Noroeste ia Pampa al sur, el Chaco al este y ido se encuentran a su vez la tarente de vegetacién y agua, con abundancia de salares, con temperaturas extremas y alturas de 4,000 me- tros. La otra parte importante est constituida por los Valles y Quebradas, que de por el sudoeste de Salta y Catamarca, oeste de Tucumén y La Rioja, y norte de San Juan, Es una zona geogréficamente homogénea, constituida por sistemas orogrificos independientes entre si. ste posit asentamiento de numerosis ypecfalmente en Ios Valles y Quebradas, verdaderos oasis de Ia montafa, 4, LAS REGIONES CULTURALES segtin el esquema trazado para este estudio a | + cw ag] Surana | Peps rien T —_] mm ermenio sur {conte Rese En cuanto a las Sierras Centrales, ellas son una regién de transicién y se cextienden por Cérdoba y San Luis. La Llanura: Extensisima regién de nuestro terrtorio integrada por dos Pampa-Patagonia y Chaco. El complejo Pampa-Patagonia abarca desde los Andes hasta el Atldntico y desde el sur de Cérdoba y San Luis hasta el fin del continente. La Pam- pea tiene un drea total de 600.000 km’ y abarca las actuales provincias de Buenos Aires, sur de Santa Fe, Cérdoba, San Luis, parte de Mendoza y La Pampa. En cuanto a Ja Patagonia, es la parte que se extiende al sur del rio Colo- 1a magalldnica. A diferencia de La Pampa, lugar de exqui- la Patagonia es una desolada estepa en su mayor parte, con, jentos de singular violencia 0s contrafuertes andinos. Generalmente se lo divide en tres zor ro Pilcomayo, fuera del teritorio ar poblamiento se produce a partir de esa fecha. Mesopotdmico: El eje hidrogréfico Parané-Paraguay configura articular que produjo adaptaciones ecolégicas muy especiales somunidades que ocuparon su zona de influencia. Incluso si tene- mos en cuenta la variedad pais cca: la parte norte es la selva tropic Ta fantdstica Amazor formado por lagunas, El Exremo Sur: Es la regiGn integrada por Tierra del Fuego (la isla ma menores del confin del continente. dividir en dos porciones: una norte y otra sur, cuyo l= inea que une de oeste a este, la bahia del Almirantazgo La porcién norte es una vasta llanura que ecolégica- mente constituye una prolongacién de la Patagonia. La porcin sur, por el ‘contrario, es montafiosa y con bosques, lo cual indica una protongaciéa del sector occidental de la Patagoni Desde el punto de vista geografico, el Extremo Sur se presenta como una continuacién del habitat patagénico. Sin embargo prefiero mencionarlo como una region cultural especifica por dos razones: | particular ubicacién en el contexto argeritino y contin« cconfin —finis terrae— y arrinconamiento); la segunda por sus pobladores originarios, que dieron peculiares caracteristicas a la regién. El Extremo Sur fue en tiempos prehispinicos una unidad cultural que se cextendia largamente por el territorio de la nacién hermana, En ese enton- ces no existian los limites que nos desunieron durante tantos aiios. Restarfa finalmente ubicar una zona particular como es Cuyo. Existen discrepancias entre los diversos autores ya que algunos lo consideran co- ‘mo parte de lo que aqui Iamamos la montafla y otros como la llanura. Por sus caracteristicas generales y especialmente por las comunidades en ella asentadas preferimos plantearlo como una regin de transicién en cone- xin con las otras dos tegiones basicas: la montafia y Ia Hanura. La Argentina presentaba asf un espacio riguisimo en posibilidades para Ja adaptacién de las comunidades que auf llegaran. Existieron mejores y eores condiciones, pero la variedad inmensa de suelos, elimas, vegeta- ciones y relieves fue la regla, Y las comunidades originarias vivieron en vinculacién profunda con sus territorios en una relacion de ida y vuelta hombre-paisaje que alimenté constantemente una antropodinamia geocultural singular. A ella nos refe- rimos en las proximas paginas, PRINCIPALES SISTEMATIZACIONES La historia de la antropologfa en la Argentina ha registrado infinidad de sistematizaciones de las comunidades indigenas en el momento de Ia lle- ‘ada de los espafioles. Es imposible mencionar y describir cada una de ellas, pero para tener una idea de cémo fue evolucionando el pensamiento de los investigadores hemos seleccionado cuatro como punto de partida, dado que a nuestro juicio son las més representativas ~Félix Outes-Carlos Bruch (1910): profesores de la Universidad de Bue- nos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata, “Historia de la Nacién Argentina (1939): En el volumen 1 de la colec- cidn dirigida por Ricardo Levene, se efectia una compilacién a cargo de los siguientes especialistas: Joaquin Frenguelli; Mileiades Alejo Vignati; José Imbelloni; Eduardo Casanova; Fernando Mérquez Miran- dda; Francisco de Aparicio; Enrique Palavecino; Antonio Serrano; Emi- lio y Duncan Wagner. Practicamente todos fueron los antropélogos ‘ms importantes del pais hasta 1940 y algo después. “Salvador Canals Frau (1953): otro prestigioso investigador de origen catalén, “Alberto Rex Gonzdlez-José A. Pérez (1976): Gonzdlez es doctor en Me- dicina y Arqueologta, profesor en varias universidades del pais, Esta- dos Unidos, Alemania y otros paises. Pérez es licenciado en Historia y ‘miembro del conicer, 4, CULTURAS ORIGINARIAS DEL ACTUAL TERRITORIO ARGENTINO EN EL SIGLO XVI Principates sistematizaciones ae| adi ele adalaridiniiast S\s| 225 |)a5S Ese 8242 3 ae an Waa i # HB 28 rl slaeeaé | el 248] ~ é Z ; i isd aliggbegdbieda| a) te laledeg i — i : : 2 H aii He Hoo i a = ~ 5 af saletsslavele as Z\a| ade hii: ran iii z ge . > 2 3 ap Sen STP F = ' als] fees Heeedledeaeieadlel ai Aa) 4A) (UE 3 g fe | $8 loa ab | aia [gdh En estas cuatro sistematizaciones por autor, tenemos précticamente cu- bierto el presente siglo en cuanto a la tematica que nos ocupa. Para un me- Jor ordenamiento y claridad hemos elaborado un cuadro de ellas donde se registran las regiones y las culturas (cuadro 4, pég. 45). Este cuadro nos permite obtener una primera visiGn de conjunto y al mismo tiempo com- arar las diferentes perspectivas. Una secuencia cartogrifica (véase Anexo I, mapas 5, 6, 7 y 8) nos muestra las dies tes sistematizaciones, NUESTRA SISTEMATIZACION Sobre la base del andlisis de las fuentes histéricas, los estudios arqueol6. ssicos y ctnogréficos y Ia comparacién analitica de las perspectivas de los lferentes autores, pasamos a exponer nuestra propia sistematizacién de s culturas indigenas argentinas en el siglo xvi, en el cuadro 5, que mis ld de sus minuciosos detalles apunta a hacer operativo un estudio de por si complejo. 5. CULTURAS ORIGINARIAS DEL ACTUAL TERRITORIO ARGENTINO EN EL SIGLO XVI Sistematizacién del autor Regiones | __Subregiones Calturas ‘Atacamas Dinguitas Notoeste Omagt (Lae Montana Tonocarés ) Comechingones Sanavirones irpes Pampa y Patagonia Tebuelches Neuguéa Pehuenches Lianura Guaikuries ‘Mataco-Mataguayos | craco | MBean Chané | Late-Viletas Litoral Guarantes Literal y (ea Chané-Timbdes Mesopotamia — wat terior Caingang + Charins Extremo Sur Canales Fueguinos ee Alakaluf | _Alekaluf fg. 90 la ubicacién de las comuni- 3, advirtiendo que cuadros y ma: ‘También volcamos en el mapa 1 dades indigenas en ese momento pas nos ayudan a focalizar vante en una instancia es nada més. Ni los mapas y dinimicas en pleno desarrollo, que iban mucho més allé de nuestras, actuales fronteras como pals, a cuando se consultan los cuadros y los mapas deberfa- , considerando que debajo de su aparente rigidez existia una realidad que era todo lo contrario: vital, mo- vediza, viva LAS CULTURAS ORIGINARIAS* La Montawa El Noroeste Los diaguitas La generalidad de los autores coincide en definir como diaguitas a las ‘comunidades que ocuparon el corazén del Noroeste, es decir los Valles y Quebradas. La confusién acerca de la denot in radica en que las primeras crénicas adjudicaron el gentilicio de “calchaqufes” a los habi- lantes de Ta regidn del mismo nombre y por extensidn a las restantes co- munidades del drea. En realidad los “calchagufes” eran diaguitas, cultura que estaba integrada por un conjunto de parcialidades como los pulares, luracataos, chicoanas, tolombones, yocaviles, quilmes, tafis, hualfines, evcétera Pero todas estaban aglutinadas alrededor de un elemento comin: su len- gua. Todas las fuentes coinciden en que la lengua cacd 0 cacin otorgaba aeneral utlizam la que elaboramos con un equipo de anropélog ‘uti, Mariano J. Garveta, Daniel A. Lope Ricardo {quien exo esribe) que entiende por bas, destaeindes las fchas de jo do Investigaciones de la Universidad Nacional de Sal y Diccionario de Ciencias Sociales y Poca, sapervisado por Torato 8. Di Te: ta 1989), unidad a estos pueblos (Canals Frau nos habla de “cacanos” y no de dia- ma de las variantes dialectales.? los aspectos, ida de px del Noroeste era p zaron a los animales como proveedores de lana para sus tejidos y t como carga, La recoleccidn fue otra de sus actividades, especialmente de la algarroba y el chafar, que almacenaban en grandes cantidades; en mucha menor medida practicaron la caza. Relaciones en el seno de la comunidad: Tentan fuertes jefaturas, proba bblemente hereditarias, que llegaban a desplegar su autoridad sobre varias, comunidades (algo semejante a los cacicazgos generales). La fa entre los caciques. En algunos casos pareceria que la organizacién comunitaria también se asentaba en la familia extensa. Probablemente la unin de varias de generaba una nueva estructura de macrofamilias, la que a su vez. posl ja el adecuado trabajo en las aldeas agricolas, que por sus necesidades defensivos, obras de irrigacién, el propio trabajo desbordarfa la capacidad de la familia y la fa- los andenes de cul milia extensa, Relaciones con lo sobrenaturat: Como cultura andina, participaban al igual que en otros de sus aspect itales propiciatorios de la laborada, expresior idad de fos campos y tenfan ito alos muertos como trinsito tra, junto se lo ente- de los ninos indiquen sac La cerdmica pre (anuneiador de asociadas al agu La lluvia era deci ‘para estas comunidades de agricultores y a ella de- ban sacrificios en sus lugares construidos a tal efecto, denominados se le ruega por la ampos, el buen viaje del peregrino, el buen parto de las, ieidad en todas las empresas. 3s de sangre y la ofrenda del primer tago, el pi mer bocado y el primer fruto de larecoleccin. En el mito andino, muchas veces la Pachamama esté acompaiiada de Pa- lamado Viracocha (en la sierra) y por Viracocha presenta algu- Noroeste portadores de sfmbo- nas semejanzas con ciertos personajes los astrales El arte diaguita,ditigido muchas veces a lo religioso, de nuestras culturas indigenas. No solo en ce lurgia Relaciones con otras comunidades: Con cultura diaguita fue guerrera; hecho demostrado inch Jos espafioles, cuando les opuso una feroz resistencia, fuere. Existen hoy como testimonio gran cantidad de recintos que han sido uti- lizados como fortalezas, por lo general acompatiados de poblados. rumental bélico era muy variado y la guerra contra eles mid las caracteristicas de un fendmeno integral en el que partici rmunidad entera Pero la guerra no fue la tnica actividad que puso en contacto a ls dstin- tas comunidades sino también el comercio que en esta regisn alcanz6 na ‘gran importancia, ray un hecho fundamental en la historia de la América prehispéniea que ‘mare6 a nuestro Noroeste y muy especialmente a la regién diaguita: la ex- pansign y penetraci6n incaica Se calcula que los incas ingresaron al actual tervtorio argentino hacia 1480, coincidiendo con el reinado del inca Tupac Yupanqui (hijo de Ps- chacutee) durante cuya administracién el Imperio aleanzé su maxima ex- pansidn, Uiilizaron para su penetraci6n las vias naturales que fueron transforman- 4do en caminos de acceso, comunicando al Cuzco con Bolivia, nuestro No- roeste y Chile, desparramando a su paso las tradicionales estructuras de asentamiento: los "tambos" y “pucaris Es muy probable que el mecanismo utilizado por Ios incas para la domi- nacién del Noroeste haya sido la introduccién de su propia lengua, l qui- paulatina que fue abruptamente interrumpida por el arribo de los espaitoles al Cuzco, Es por esa razén que nunca lleg6 a suplantar al ea- én o al omaguaca (la otra lengua original de la regién), aunque habia co- menzado a difundirse Otros indicadores como las edificaciones, las rutas de acceso y Ia alfare- ria nos sefialan la efectiva presencia incaica en el Noroeste en lo lo que podria suponerse, la ‘la Tlegada de Ta més XV y XVI, Sin embargo es dificil determinar el grado de relacién existente ccon los diaguitas. Es posible que esa relacién se haya coneretado también 4 partir de las poblaciones de “mitimaes”, que eran comunidades desarrai- gadas por la fuerza y trasladadas como cabeceras de conquista y coloniza- cin a otras dreas. Cuando llegaron los espafioles, los indigenas “chichas” de Bolivia estaban comenzando a ser trasladados hacia Humahuaca. inera de sis, podrfamos destacar algunos puntos: lel Noroeste en el siglo XVI se presenta como un sistema tentacular, homogéneo y comunicante con un eje que son los Valles y Quebradas. = Esa estructura peculiar constitufa un éptimo lugar de asentat permitia el desarrollo de las potencialidades de la cultura, posi ‘ademas Ia adecuada puesta en préctica de tres elementos clave de na; subsistencia, defensa y comur ‘ ~ Ala fecha de la conquista espaftola, la cultura diaguita presentaba una unidad que era consecuencia de un largo proceso de desarrollo cultural y con influencias de varias regiones del continente. Ja zona andina. La cultura diaguita toda la cadena andina de América del Sur. Ora corriente de influencia quizas hays del centro de Sudamérica, desde Amazonia (estilo cerimico “Candelari ago del Estero), Los omaguacas Omaguacas o humahvacas es el nombre con que casi todos los autores sin excepcin denominan a las comuni quebrada de Humahuaca conformaron ticas propias, a pesar de sus semejanzas con las parcialidades diag Los omaguacas eran comunidades agricultoras que posefan también im gacién anificial y andenes de e ‘gual que entre los diagutas el dad propiamente dicha y al recinto fortficado et tratégico, por lo general una elevacién Las industrias principales eran la alfarerfa aunque sin igualar la perfec- cidn de la diaguita, la metalurgia y los te Relaciones en el seno de la comunidad: Existen muy pocos datos, pero lo que més se sabe es acerca de la guerra que también en esta cultura de- Sempefiaba un rol preponderante. Las diferentes parcialidades estaban cargo de un cacique y todas ellas a su ver respondfan al cacique genera de los omaguacas. 0. Entre los. omaguacas, ye importante, practicéndose la de fo maderas que presionaban los hue- Ja deformacién ritual era ut tipo tabular-oblicuo, es deci sos frontal y occipital Relaciones con otras comunidades: La Quebrada era un corredor de (0. Una gigantesca via de comunicacién natural que sirvio como te- ritorio de encuentro de distintas zonas convergentes en ella, La guerra y el comercio aparecen nuevamente como Ios vehiculos de co- ‘municacién con las otras comunidades. El intercambio fue intenso. Es sabido que la coca, sumamente valorada (acompaiiaba al muerto en su viaje final) era traida desde Bolivia. Se han encontrado valvas de moluscos traidas probablemente de la costa del Pa- -0 come objetos de trueque asi como también artesanfas diaguitas de distintas procedencias. La expansién incaica hizo a los omaguacas ‘con las avanzadas imperiales del Cuzco, Ala Ilegada de los espafoles, en Ia Quebrada aparte de la poblacién ori- ginal estaban algunos néicleos poblacionales de “mitimaes”, parcialidades de los “chichas" de Bolivia tales como los churumatas, paypayas, y otros, ue sirvieron como barrera de contencién de las belicosas comunidades guaranies que ya se desprendian desde el Chaco: los chiriguanos. A su vez, y como ya vimos, esos grupos chichas sirvieron como via de penetra- ‘cin incaica al ser portadores de Ia lengua quichua, ren temprano contacto Los atacamas por un conjunto de comunidades Argentina y extendiéndose a la re- que ocupaba el este de Jujuy, cconjunto cultural de la Puna, precisado como una verdadera unidad, Bennet detini6 como Puna complex, con caracteristicas adapta- io decididamente hos 2, papa y porotos; construyeron iY es poco probable que hayan tenido canales de andenes de gran ext invigacién. Conservaban su alimento en grandes cantidades y como reflejo de un sistema adap lo quedan vestigios en el variado instru- ‘mental: hachas (para la extraccién de sal), palos cavadores, cucharas, olla, azadones, eteétera. Como sus hermanos de la regién, también fue- ores y en menor medida cazadores. El patrén de asentamiento repite el modelo de di Por un lado, el poblado (aunque en este caso con es tas y omaguacas: vviviendas) y por able que Ia familia haya constituido el niicleo bisico sobre la cual estaba la parcialidad, que a su vez quedaba a cargo de un cacique, en un esquema organizativo semejante al del resto de las culturas del Noroeste. Relaciones con lo sobrenatural: En algunos poblados se han encontrado cconstrucciones de dimensiones mucho mayores que las habitaciones, pro- bablemente templos. Son interesantes los hallazgos del Pucari de Rinconada, en donde fueron cencontrados menhires de hasta dos metros de altura, y pequefios fdolos antropomorfos de piedra (;amuletos?). Es importante consignar asimismo el descubrimiento de tabletas para la absorcién de alucinégenos, decoradas con figuras antropomorfas. Ade- ‘més de haber sido utilizada como elemento de ayuda en la adaptacién de! hombre a ese territorio inhéspito, es casi seguro que Ia préctica de la ab- sorciGn de alucinégenos estuviera vinculada con rituales de origen reli- iso. La droga utilizada, el cebil o piptadenia, es de un uso muy difundido en nuestro continente, desde el Caribe hasta el noroeste, en donde adems de Jos atacamas la tenan incorporada los comechingones y los lules. Los usos que se daban a esta droga eran miltiples, pero siempre encua- drados dentro de lo sagrado: los trances, las curas chaminicas, las ce- remonias colectivas. En otras oportunidades y segdn las culturas, se la em- pleaba antes de las guerras para aumentar la capacidad comt dades de esta droga se conocen también entre los guarantes y los matacos, ‘Como siempre, la funebria aporta elementos para la comprensién més erraban a sus muertos en grutas El difunto era depositado os humanos. El ejemplo més claro al respecto es el ss Grandes en 1903. Se trata de un nino de alrededor de siete afios,Iujosamente vestido con adomnos de oro y La muerte se produjo por estrangulamiento y la cuerda se encon- ada al pescuezo. rras comunidades: La Puna, al igual que la quebrada de comercio pero al ' precedentemente, la guerra fue el lazo igual que en las dos culturas de contacto con otros pueblos, si bien no alcanzé el desarrollo observado diaguitas y omaguacas. wgar de origen en la zona occi aguayos y al oeste de los te ures. Es probable que en la migracidn hacia el oeste y sur hayan participado exclusivamente los lules, permaneciendo en el terri torio original sélo los vilela, que tardfamente se enfrentaron con el espa- fol (hacia 1672) Alberto Rex Gonzalez, al cel tema del proceso dinémico anterior a Ja conquista en esta regi6n de transiciGn entre el Chaco y la Montafa, ha- bla de “influencias orientales tardias en el Noroeste” y explica: “en diversos momentos, grupos indfgenas procedentes del Chaco 0 de las florestas tropicales invadieron los valles andinos y el pie de la mon- tafia, hostigando o destruyendo a tas tribus sedentarias preexistentes y asenténdose sobre sus vencidos. Este proceso fue cumplido por distin- tos pueblos, los guaranies entre ellos. En el momento de la Conqy fueron los lules quienes, desde Jujuy a Santiago del Estero, se encon- ‘aban en un proceso cultural cuyos primeros antecedentes aparecen claramente hacia la cuarta centuria de la era cristiana, pero que quizés hubiera comenzado antes”? Seguin el rastreo arqueolégico, pareceria que est lules son evidentes a partir del aio 900 y ya hacia el final del siglo xv la presencia en el borde de la montafia se hace estable. Incl que estas migraci nen que ver con la penetraci6r roeste en donde los haya tenido otra caus la en el mismo Chaco: la pre- sencia de las comunidades guaikurdes que igualmente se encontraban en unos némadas, cazadores de jabalfes y recolectores de algarroba y ‘al interior del Chaco y otros s jores en Ia parte de la Juso en el curso superior del Bermejo. Es indudable que en sector en expansién de esta cultura habia in- ‘como parte bisica de su subsistencia diaria. Es y tomando en cuenta las influencias ejervidas por lan de los lule-vilelas co- por esta diferenc Ta regién de la Montaiia que algunos autores ‘mo de una cultura “andinizada”.® ‘comunidad y con lo sobrenatural: Son esca- cesta cultura vemos que 10s I ima relacién con sus hermanos de la Ilanura chaquefia, especialmente con los mataco-mata- ‘guayos y los guaikurtes. Al mismo tiempo se relacionaron con los seden- las desplegaban una forma de vida no integrada e inc xin las parcialidades en un espectro que variaba de la agri ¥ la recoleccién como modos de subsistencia primordiales. Es Alllas Civilizaciones de los Andes...” por el hecho de que dichas comuni- ddades presentan un cuadro de agricultores tardios en la resign Lo cierto ¢s que esta cultura, tipicamente chaquefia, abandond en parte todo no conocidas hasta la region idades que se superpuso asi a un substrétum original dor-recolector. Los tonocotés La cultura tonocoté estuvo asentada en la parte centro-occidental de la actual provincia de Santiago del Estero, en una regiGn Ilana al pie de la rmontaiia, en la zona stravesada por los rios Salado y Dulce. Geogréfica- ‘mente es tna zona encajonada entre el Chaco occidental, la montaha y las Sierras Centrales de Cordoba y San Luis por el sur. Pero desde el punto de mente ligada a la regién de Ia Monta. El panorama éinico-cultural de esta zona fue objeto durante varios afios de arduos debates entre los especialistas, particularmente a partir de hallazgos de los hermanos Emilio y Duncan Wagner y de la publicacién idn chaco-santiagueita y sus correlaciones con las. , por Lo menos contamos tos que nos permiten intentar una reconstrucciGn fuerte presencia diagui ‘Acerca del origen de I fo de diversas formas y especialmente una bastante jido una hoya de enormes dimensiones se secara, La haya en época de ere ipalizada seguramente com fi= .g0 diagnéstico de las culturas de ‘Selva sudamericana, ipales industrias eran el tejido y la alfareria. ss en el seno de la comunidad y con lo sobrenatural: Las infor- maviones con que contamos acerca de la organizacién comunitaria son es- as. En cuanto a lo sobrenatural sabemos que tenfan en su cosmovi- 2 un ser supremo al que le ofrecfan rogativas para los cultivos. Relaciones con otras comunidades: Es casi seguro que los tonocotés han estado en contacto amistoso con Ios diaguitas, no asf con los Iules, por ue por esa razén se construyeraa las aldeas con empalizadas como asf también que el armamento sofisticado (puntas de fecha envenenadas) no fuera exclusivamente par lacaza. Es indudable que en el conjunto de la cultura existen una cantidad de elementos provenientes del rea amaz6nica, Hasta aqui legamos en nues- tra interpretacin de los datos y en la econstruccién de la vida comunita- ria. Mis arriesgado es sostener Io que Canals Frau asevera cuando decidi- damente atribuye alos tonocotés origen arawak. Y para terminar esta descripci6n quiero referirme brevemente a un tema ya mencionado pero que nuevamente aparece en esta zona: la expansiéa incaicay la penetracién de la lengua quichua. En general todos los investigadores coinciden en adjudicar a la penetra- cién incaica en nuesio territorio consecuencias importantes para la vida de las comunidades del Noroeste. Sin embargo, lo que no se ba determi nado atin fehacientemente es la forma de esa penetracién. Muchos ele- nos permiten suponer empero que una de las formas fue in de Ia lengua como elemento de dominacién. Inclusive es que la lengua se introduyjera entre los caciques, chamanes Y otros notables de la comunidad para posteriormente pasar al resto de ella Es indudable que los conquistadores y los misioneros utilizaron el qui- en el Noroeste con el objetivo de unificar la Ly ver faclitados sus proyectos. Esto nos indu- ‘ce a pensar no solo que el quichua era una de las lenguas de mayor expan- sin en Sudamérica sino que habia penetrado en muchas regiones en las cuales estaba en vias de consolidacion a la Hlegada de los espaol y hablaba su idioma”? La mes hnabitat de esta comun Nosottos insistimos en el origen local de la cultura tonocoté, pero en to- 40 caso hip6tesis como la mencionada contribuyen a enriquecer un pano- rama que una vez mds se nos aparece como esenc dingmico.” El Noroeste, corazén de la regién de Ia Montafa,bulle as en profundas relaciones interculturales, penetraciones bélicas 0 expansiones,ofreciendo| en el siglo xv1 una riguisima antropodinamia producto de los magnificos desarollos que estaban aleanzando sus comunidades (mapa 9. 9. ANTROPODINAMIA DEL NOROESTE ARGENTINO EN EL SIGLO XVI eects Om desde 480+ Q ssa somites ‘Cees ens thee ypesmcd Aine Onprtnde Bavisen 140 o @ “wins ait © txpeiinl Orestes! 0 epecanen 19004, INTERCULTURALES RELAGIONES FENETRACIONES nL = CAS DEXPANSION CULTURAL Las Sierras Centrales Los comechingones Las Sierras Centrales constituyen un peculiar mbito geoct tado hacia el norte y el nordeste por el Chaco; hacia el noroeste por mada Area Andina Meridional de Ias Sierras Central ‘mos niicleos de hor Pampa Sabemos que las Sierras Centrales estuvieron habitadas desde hace unos 8,000 altos y podemos afirmar que tanto los comechingones co- ‘mo sus hermanos zonales, los sanavirones se fueron configurando como ‘una cultura definida desde el afio 500 a.C. Los comechingones son la etnia correspondiente a las sierras del oeste de Ia provincia de Cordoba y estaban organizados en dos parcialidades: los henia al norte y los camiare al su. Los primeros cronistas nos hablan de “barbudos como nosotros” o tam= bién de “la provincia de los comechingones, que es Ia gente barbuda Pareceria que el atributo de 1a barba llamé la atencién de los espaiiol peculiaridad que pas6 a través del tiempo como uno de los rasgos iden catorios de estas comunidades. Los comechingones eran agricultores de mafz, porotos y zapallos. Utii- zaban el regadio artificial sobre campos de cultivo de gran extensién que también impresion6 a los conquistadores, Practicaban la conservacién del cereal en silos subterréneos. Aunque sin el grado de desarrollo aleanzado por las comunidades dia agricola de esta cultura ofrecia un pat dina Meridional. Fueron pastores, practicando la erianza de lamas y en ‘menor medida cazadores y recolectores. En Io que se refiere a las principales industrias, la cerdmica no tuvo un gran desarrollo: Bia es casi Relaciones en el seno de la comunidad: La familia extensa era el mticleo de la comunidad y un conjunto de ina parcialidad a cargo de un cacique con jerarqufa y posiblemente hereditario. Las parcialidades tenian territorios propios delimitados y pareceria que ello provocaba cons- ‘antes fricciones entre Ja guerra por lo gene! Expertos combatientes, ciatorio de la buena for por los chamanes que ul enterratorios son Jez comenta que res, puesto que perdura en el centro del noroeste en épocas tempranas, de noche “para que la an un elaborado ritual propi s eran presididas magica. Los como en el caso de El Alamito y hasta poco antes de 1a Conquista en ‘Humahuaca” Relaciones con otras comunidades: Sabemos poco acerca de! comercio. Los yacimientos arqueolégicos parecen indicar un gran aislamiento, por- {que al contrario de lo que hemos visto en otras zonas no se encuentran vestigios de la presencia de otras culturas. ‘Tuvieron por el contrario relaciones belicosas con los sans rones, de Los incas sin embargo no pudieron penetrar en sus territorios. Aunque ‘que entre otras figure la ampliamente demostrada ccapacidad guerrera de esta cultura, que qu jormente frente al conguist 1a “maquinaria bélica” estaba sumamenteclaborada, marchaban al comba- te en forma de escuadrones con flechadores, portadores de fuego y veneno. Es posible que hayan construido sitios defensivos semejantes a los Pucaré y que las empalizadas hayan tenido por fin la proteccin de la comunidad. Eran frecuentes las alianzas de parcialidades en caso de enemigo comin Itura comechingén es uno de los tiltimos desprendimientos de la in- fvencias de las comunidades de la Montafia. Como vimos, muchos de los aspectos hacen que tengamos que vincularla con los pueblos andinos.. Pero ademis existen otros elementos diferentes. Dado el papel jugado por sus hermanos los sanavirones, es posible que éstos hayan actuado como vehfculos de penetracién cultural, itroduciendo entre los comechingones de elementos y por creacién de otros, que los conformaron como una entidad étnico-cultural original que incorpor6, aparte de sus propios patrones, aquellos prove: nientes de la Montafia y en menor medida los del Chaco y la selva ama- Los sanavirones ‘Ocupaban también parte de las Sierras Centrales, en el norte de Cérdoba. Al norte estaban los tonocotés y al este los guaikurdes del Chaco; por el ‘este comenzaban a desplazarse sobre los comechingones. ‘Se asentaban sobre una gran extensidn en el bajo rio Dulce, incluyendo toda la zona de la laguna de Mar Chiquita ‘Al igual que los comechingones fueron agricultores especialmente de vvaban en vastas extensiones. Practicaron asimismo la re~ ceaza, la pesca y el pastoreo de llamas. ndas eran de gran tamafio (jalbergue de vari semejanza de los comechingones rodeaban un grupo de ppalizada de troncos. Ambos elementos, “casas comunal ros remiten a influencias de las culturas de la Selva. En cuanto a las industrias poco se sabe, aunque eran alfareros ¢ inclusive decoraban y pintaban sus cerimicas, que eran parecidas a las elaboradas por los tonocotés y empalizadas ccidas por venganzas ‘cularidad de la lucha intestina nos tropical), De la cosmovisi6n nada sabemos, solo que quizas hayan recibido aportes de tonocotés y comechingones. En cuanto a la relacién con otras comunidades lo que si es seguro es que ala Hegada de los espaftoles estas comunidades de fuerte contenido gue- rrero estaban presionando el habitat comechingén en un intento por desa- lojartos. Indudablemente existen una serie de peculiaridades que hacen aparccer a esta cultura con importantes influencias de la selva topical, posiblemente de antepasados que a través de la regiGn del cruzaron el sur del Chaco y se asentaron en el territorio sanavirén. Sin embargo, por la esca- sez de datos no estamos en condiciones de asegurar esta hipstesis. Mucho ‘mas sencillo es en cambio demostrar a influencia de la region de a Mon- tafia, de la cual participaron por una forma de vida sedentaria, agricola, y alrededor de la cual giré la organizacién comunitaria,"" Cuyo Los huarpes io cuyano, ocupaba en el siglo xvi del rfo San Juan (algunos autores co- més al norte: desde la cuenca del rio | centro de la actual provincia de San Juan); al sur la la provincia de Mendoza; al oeste la cordillera de los Andes y al este el valle de Conlara. En total, ocupaban las actuales provincias de San Juan, San Luis y Mendoza. La regién huarpe es su interesante desde el punto de vista cultu- ral ya que por un lado es ‘meridional de la expansién de los pue- blos agricultores de la act en tiempos prehispanicos y por el otro, representa un habitat transicional con las culturas de Pampa y Pata- gonia, A su ver, ¢s posible que a esta re sgado influencias de los araueanos desde. La cultura huarpe eran portadoras de sus respectivos dialectos: Seguin A, Metraux," los primers, los haarpes allenic, habitaba ‘unas de Guanacache, la provincia de San Juan y la de San Luis, mientras taba integrada por ue los segundos estaban asentados al sur de Guanacache hasta el rfo Dia ‘mante en toda la provincia de Mendoza. los querandies: “Del instante en que ellos sorprendian uno (un venado) se le aproxima- ban, lo perseguian a pie, a medio tote y no lo perdian jams de vista. No Jo dejaban detenetse ni a comer hasta que, al eabo de uno o dos dias, el animal se fatigaba y se rendia: van ellos entonces a atraparlo y, cargados ‘con su presa, retomnan a la casa donde celebraban una fiesta con su fa- nila” Pero mas ain: existe un tercer sector con caracteristicas propias, debido en el que se asentaban: as lagunas de Guanacache, en fan vastas zonas inundadas que condicionaron un tipo de vida de las comunidades, lIamadas tradicionalmente “huarpes lagune- En este habitat las comunidades huarpes se adaptaron a base de la caza y la pesca, Realizaban esta ultima actividad con un tipo de bals més antiguo de que se tenga conocimiento como embarcacién. Su cons- ‘uccién es elemental: 1a unién de tallos de juncos atados con fibras vege- tales. En esas lagunas también se practicaba Ia caza de patos. En conjunto, como vernos, habfa una relacién con la naturaleza diversa cencontrames con el “toldo” que es practicamente el modelo tehuelche, “Sus casas son portdtiles y estén hechas de pieles de guanaco cosidas unas con otras. Estén tendidas sobre estacas clavadas en el ciendo unas las veces de techo, mientras que las otras constituyen las paredes. Cuando la caza escaseaba cargaban sus casas después de haber enrollado las pieles. De un punto se trasladaban a otro y volvian a le- vvantar su pueblo’ Ademés de la ceri en Guanacache), Relaciones en el seno de la comunidad: Cada parcialidad estaba a cargo de un cacique, aspecto que en Ia zona del este de los huarpes cazadores debe haber sido mas Taxo. Existian una serie de précticas muy difundidas como el levirato (la viuda jos pasan a depender del hermano menor del fallecido) y el sorora- hombre al casarse lo hace también con las hermanas de la mujer). 1n comunes los ritos de iniciacién, con semejanzas en algunos casos a if ‘sobrenatural: Por lo menos entre los huarpes all se sabe de Ia existencia de un ser supremo con su opuesto maligno. En cuanto al ritual finebre algunas erénicas mencionan ceremonias co- hhuarpes trabajaron en cesteria (especialmente iclones con otras comunidades: Las comunidades huarpes parecen haber conformado alguna cultura pacffica, hecho comprobado por la ré- pda incorporacién al sistema impuesto por el conquistador espafiol A la poblacién original de origen cazador Iegaron las influencias de la cultura diaguita con la cual estuvo vinculada (no olvidemos que los huat- ‘pes seplentrionales estaban asentados en territorio diaguita) y de la cual seguramente incorporé la agric Relacionado con este patrén por corredores del Neuquén. expansién y la penetracién incaica en el noroeste 3 arqueoldgicos parece ser que en el valle de U fue trasladada una poblaciGn de mitimaes, con el objetivo acostumbrado: cconstituirse en cabecera de desembarco del ulterior dominio de la regiGn a través de la quichuizacién. 's componentes meridionales de los huarpes han de haber estado en contacto con parcialidades tehuelches septentrionales. Algunas conclusiones acerca de Jas culturas de la Montaiia en el siglo xv1 Esbozado asf el panorama cultural de la regién de la Montafta hasta el si- slo xvi pasamos a exponer algunas conclusiones generales: a) La region de la Montafia se presenta como la de mayor complejidad desde el punto de vista cultural en todos sus aspects, sustentada en las si- Buientes caracteristicas: “comunidades de agricultores y pastores sedentarios, completada con ‘oleccién y caza. —solida organizacién social y fuertes jefaturas. las mayores concentraciones demogrificas (centros urbanos de hasta ‘én de habitat estratégicos para la subsistencia, defensa y comu- -gidn de la Montafia es la zona por excelencia de la agri by La a con su limite norte en la Puna y el sur en Cuyo y las Sierras Centrale, Son excepcién a esta regla las comunidades guaranies y del Chaco, que se presentan como “insulas culturales” dent propios contextos, diferentes al que estamos analizando, ©) A su vez, la actividad de Ia agricultura y su dispersidn nos leva a ‘considerar dos datos fundamentales: a influencia que sobre esta regién ejercié el Area Andina Meridional especialmente a través de la expansién ineaica, Las variedades Pero ademés de estas explicaciones, no puede dejar de co que la agricultura para estas comunidades no era wna actividad econdmi- , Un ritual que estaba directamente ado a la concep- ccidn del universo y que se expresaba a través del intento constante por organizar lo desorganizado, transformando el caos en cosmos (el orden y la armonia), Por medio de Ia tarea ag ra a si mismo, domesticandola ‘el hombre de 1a Montafia incorpora Ia tie- vida, y la agricultura, co- st seno, generdndose entonces una idad vital, que se desarrol rada entre el hombre y influencia de la regién de la 6 ‘monttaia para internarnos en a llanura al sur o al este, los, ales originales se van desdibujando y se presenta un panora- ‘ma que empieza a mostrar hasta aparecer con todo su vigor las culturas originarias de esos nuevos habitat La LLANURA Pampa y Patagonia Pampa y Patagonia presentan un cuadro cultural complejo y desde los primeros eronistas hasta nuestros dias se han venido realizando una serie de clasificaciones de sus diferentes comunidades. Entre las principales razones por las cuales ese panorama aparece confu- ede mencionarse: \én prematura de algunos grupos, como los querandies. iento fragmentario al tomar contacto s6lo con algunas parciali- Después de haber efe: las fuentes y sobre I nacién dada por Escalada (1949) tesis de los componentes dk de la siguiente 7 ~Tehuelches septentrion: ~Tehuelches meridionales (penken y aoniken) ‘Onas (selknam y haus): Tierra del Fuego. 6 terminar aunque no defi } continenaes todos los tehuelches o tehuelches meridionales). Pampas (‘ehtuelches septentrionales) —Chonekas 0 chénik (equivalentes a patagones). lad de los tehuelches septentrionales). idades puelches). Plata y parte de Buenos Aires, aunque con estos grupos como verem jetracién araucana desde Chi ‘ocupaban los territorios limitados al norte por Cérdoba, San Luis y Mendoza; al oeste por la cordi sur abarcando todo el territorio de Tierra del Fuego y al este por el océano ‘Adléntico, conformaban una unidad cultural mayor y fueron denominadas por los araucanos como tehuelches. (Chehuelches: cheuel, bravo; che: gente... la gente brava). A su ver, cada componente presentaba diferencias respecto a los dems, de una forma de vida comin por lo cual se para definirla, teniendo en cuenta ua comin a pesar de las variantes dialectales. Casamiquela establece un cuadro general de la cultura tehuelehe, a base de estudios personales sobre el terreno, las fuentes etnohistéricas, a toponi- ‘mia, la onoméstica y las genealogias, al qu “Cazadores Patagénicos 6. CAZADORES PATAGONICOS SUDAMERICANOS Grupo Meridional: Tehuelches secundaria Primaria Tehwelches | Gowace Sepintie- |" rramesns |" Queran Grupo | mS | Austates | Nerpaaénins | -Sueaken! arale | Chewacheken (luego. | Tehueiches | poreles | aesopanginicos| Penken patagénico- | Meridionales Sere ee ppampeano) | PagoesS.St.)) Australes | Surpetagénicos Tebuelches | En cuanto a los limites internos de esa cultura, en el siglo xvi eran apro- ximadamente los siguientes: Ito. No olvidemos que estamos considerando a grupos némadas en per: ‘manente desplazamiento. Se han constatado rutas ce migracién de ambos sectores hacia uno y otro lado. Los tehuelches septentrionales efectuaban ral atléntico buscando no slo ‘cos que también se dirigfan en esa direccién. Los tehuelches meridionales por su parte, se desplazaban hacia el noroeste y atin hacia el nordeste (en cl primer caso para comerciar con grupos araucanos) E] segundo limite es entre las parcialidades de los tehuelches meridiona- les. Los penken (nortefios) estarian ubicados entre el rio Chubut y el Santa Cruz y los aoniken (surefios) entre cl rio Santa Cruz y el estrecho de Ma- gallanes (mapa 10). 4) Tehuelches septentrionates y meridionales. Constituyen una cultura némada sustentada en la caza y la recoleccién, Las presas principales eran el guanaco y el Handi y otras menores, como la liebre y el zorro. Los sistemas de cava eran bastante rudimentarios: por ppersecucién del animal hasta agotarlo. Otras veces se usaban “sefiuctos” ‘como disfraces de plumas de avestruz.o se utilizaban pequetios guanacos ianadas, La permanente persecucién de los animales ar Ins aldeas que de esta manera se convertfan en vir- ‘Conocfan Is desecacién de la came, es decir, su conservacién a través del secado al sol y su salado. imento sino vestimenta y vivienda. La agén", confeccionado con varias pieles de i adentro, mientras que la vivienda era el, onsistente en una serie de estacas sobre las Relaciones en el seno de la comunidad: La unidad minima era la familia ¥ Ia familia extensa, un grupo de ellos constitufa la banda, que era la orga- hizacién social méxima. Por lo general no excedfa del centenar de indivi- duos. A cargo de cada banda estaba un cacique de relativa autoridad que por Io general decidfa la organizaci6n de las cacerfas y ta direccién de las ‘marchas. Relaciones con lo sobrenatural: En ambos grupos existe la creencia en lun ser supremo: Tukutzual entre los septentrionales y Kooch entre los me- ridionales. Entre los primeros esté la figura de Elal, héroe civilizador que segiin la 6 dde hombres a ser peces por ha- abstencién de comer a sus icin de la pesca ‘omnipresentes en las cultu- ber violado un tabi sexual propios antepasados a través Los tesméforos 0 héroes ci welche muestra la préctica de enterrar al difunto en la ci- is (meridionales) 0 cavernas y grutas (septentrionales) re- sdras (“chengue). lades: Las comunidades tel tuvie- sea por comercio o guerra, Esta vtima se 10, PANORAMA ETNOLOGICO DE PAMPA Y PATAGONIA EN LOS SIGLOS XV Y XVI segiin Rodolfo Casamiquela, 1968. En el momento de la llegada de los espatioles, la principal movilidad se ‘daba en el sector de los tehuelches septentrionales, es decir desde el rio Chubut hacia el norte. En toda esta area se producfan desp Kos ‘continuos de los diversos grupos especialmente hacia el norte, por parte de Jos tehuelches septentrionales australes que también se dirigian hacia los asentamientos pehuenches en el actual Neuquén. Por ese entonces las avanzadas araucanas a modo de “cua” hacen pie del Jado argentino también en Neuquén y es fundamentalmente con ese despre {que tehuelches y araucanos comienzan a entrar en una relacién que seri cada vez més fluida, hecho que a la postre resultaria fa somo ya veremos, jentras tanto los tchuelches meridionales permanecen estiticos en su Anabitat, proceso que se invierte a partir del siglo Xv [No quiero avanzar en el anilisis del componente ona de los tehuelches sin ‘mencionar aunque mas no sea en forma breve a los qué Casamiquela considera que pertenecen al grupo de los ancestros de los hes septentrionales y en la época de la Conquista, a una “porcién de ese componente. Algo semejante sostiene Canals Frau al presentar a los querandfes co- mo el sector oriental de las pampas (para nosotros un componente gue- lesde el punto de vista un sector, el més, tehuelche porque compartian con las comunida- ra una forma de vida cazadora, una organiza- jovisiOn y seguramente una misma lengua. jeron algunos grupos 0 subgrupos que presentaron ‘especialmente aquellos que estuvieron pré- la Plata, Esas caracteristicas peculiares que ignifica “gente probablemente de la pesca (inexistente entre los tehuelches) que Hlevaban a cabo en canoas. Asociada a esa act de la harina de pescado. La pesca y arian una vinculacién més estrecha de los querandies 1 Chaco le desplegaban su vida los hace aparecer como ira mayor de la Lianura, algo asf como un nexo entre los tehuelches wuaikures; sin ‘querandies impidis la comprensién acabada de oy de un edimulo de informacion atrayente Ja Pampa. Ia isla y los haus (0 maneke En un ambiente ecolégico ‘a los cazadores de Patagonia, los onas ‘compartieron una misma forma de vida, sustentada en la eaza del guanaco x etcetera, Fueron también re- ‘seno de la comunidad: Al igual que entre los tehvelches continentales Ia unidad minima era la famitia extensa y el conjunto de ellas hhaefan Ia banda, A su cargo no habfa jefes, salvo en periodos de guet mds bien la autoridad recafa en ancianos y chamanes. ‘Los onas tenfan complejamente dividido el terrtorio en sectores de caza ppara cada una de las bandas, 1o que provocaba constantes enfrentamientos por la violacién de los limites Los ritos de iniciacién ona han sido estudiados especialmente por Gusin- de," que nos habla de la incorporacién de los adolescentes varones a la comunidad adulta y su participacion en el “kloketen” o sociedad secreta de hombres, destinada a sembrar el terror entre las mujeres. EI matrimonio era exogimico y por lo general monogimico, aunque se practicaba el levirato y el soro lo y de la tierra, dador de la igual que entre los tehuelches rmeridionales habria una superposicién con un héroe civilizador, Kénos, que en tiempos inmemoriales habria formado el cielo y la tierra y era portador de la ley moral. Esta concepcién se complements con un conjunto de “demonios de la naturaleza” que por lo general actian sobre las mujeres, acechéndolas. La ‘muerte de un miembro de la comunidad es vivida como tabu. Su nombre no vuelve a mencionarse y sus pertenencias son destruidas, iacion y ciertas Neuquén Los pehuenches La cultura pehuenche, si bien no ocupé exactamente Lianura, estuvo emparentada pectiva siempre cultura, por lo que con Ia observacién de insertarla en una “subregidn” part por la actual provincia de Neuguén, aproximadamente Canals Frau suma a los pehuenches los que él lama pueiches de Cuyo 0 puelches algarroberos (para diferenciarlos de sus puelche-zuenaken, nues- tros guenaken) y los engloba bajo el rétulo de “montafeses primitives”. Serrano, por su parte, unifica ambos grupos como pehuenches, posicién ‘que hacemos nuestra Pehuenche fue el gentilicio que les dieron los araucanos, cuyo significa- do es “gente de los pinares" (pehuén: pino; che: gente), porgue estaban asentados en medio de ls pinares neuguinos: las araucaias Esa cultura estaba constituida por un gran nimero de parcialidades que racialmente parecfan conformar una poblacisn distinta ala tehuelehe y la ‘raucana, mais semejante a los huarpes. ‘Quizé los araucanos no solamente denominaron asa los pehuenches por las caracteristicas del lugar que habitaban sino porque el pehuén, el pin de la araucaria, era su alimento isco, al que no slo reeolectaban en gran- des cantidades sino que también almacenaban en silos subtrrineos Algunas erdnicas sefialan que solfan guardar dichos pifones durante tes ¥ cuatro afios. Las comunidades del sur de Mendoza también recolectaban ia algarroba, otorgando asf a la cultura un perfil claramente recolector y secundariamente cazador. Inclusive con un nomadismo relativo dado que cambiaban de asentamiento pocas veees al af Relaciones en el eno de la comunidad y con lo sobrenatural: Poseian la tipica organizacién en bandas que reunian a un grupo de familias; no exis- in territorios de recoleccién y un ser supremo que moraba tian jefaturas al menos con autoridad; te Los pehuenches vieron rodeado su ddieron una gran di En los siglos xv y xv1 desde la Patagonia comienzan a sentir la presencia tchuelche septentrional que en continuo despl tio pehuenche. Por el norte, aparentemente mantenfan res con los huarpes. Hacia el sur de Neuquén, se hacen sentir las primeras influencias araucanas, Todas estas culturas ejercieron sobre el frigil pueblo pehuenche una cconstante presién que concluyé con la preeminencia tehuelche primero y con Ia asimilacién final a los araucanos después, Pero los pehuenches del momento de Ia Conquista espafola son u cultura original, diferente. Estas caracteristicas Hevan a pensar a Casa guela que es posible ademas de una especificidad de los pehuenches, su ligazén cultural con los huarpes, y la de ambos grupos con las del tipo yamana-alakaluf del Extremo Sur “Los pehuenches del siglo xv1, econémicamente dependientes de la reco- leccién del pifién (y otros frutos) y los huarpes laguneros, con presuntas wugieren fuertemente un emparentamiento cultural con ides del tipo yémana-alakaluf. En el sur de Mendoza parece gravitar fuerterente un sustrato de esta clase.” Sea como fuere y sin dejar de considerar est lad, lo que una vez ‘més nos sugiere el movimiento y dindmica de las culturas otiginarias, no ‘creemos aii estar en condiciones de formular una aseveracin de este tipo a pehuenche y aun identidad pehuenche del ustiva acerea de Ia organizacién social y sobre- is acertado y permitirfan una cculturas;tereero, por el habitat muy huenches, observamos que estén ra parte son una zona de NO ereemos que es- | tipo ysmana, por en- empordneos, que en todo caso, Chaco La subregién chaquefia, componente boreal de la Llanura, presentaba a Ja Ilegada de los espaioles un rico panorama cultural con un conjunto de comunidades originarias del rea (culturas del Chaco, tradicionalmente ‘denominadas “chaquenses tipicos”); otras provenientes de la selva tropical sudamericana (culturas de la Selva, también llamada finalmente por el sudeste y en contacto con los diaguitas, las culturas an dinizadas, por recibir precisamente las influencias de Ia regién de la Montaa. Cada uno de esos conjuntos culturales aglutinaron a su vez varias etnias ‘que le dieron al Chaco una poderosa fuente de energfa que se irradié hacia adentro y hacia afuera. El cuadro 7 deseribiendo, y que pasamos a particul 7.CULTURAS DEL CHACO. Clasificacn Tronco Etnica General Lingitistico intel 1 Pilaga Mbayé- | Tb | Aquitor Gusikuri | Mocovies Culturas | __Abipones a ‘del Chaco: Matacos Mateo Matainyo Cults | TupeGunand_| _Chikiguanos dela Selva “Arawak Chanés | Culturas: brea eee dciChaco | Lale-VilelaLule-Vielas Aina | Los guaituries Es esta la denominacién general con que se engloba a tobas, mocovies y abipones, probablemente por obra de los conquistadores espatoles, tal co- mo se desprende de una cita de Fray Francisco Morillo: “A todes los de estas naciones llamamos los espaftoles guaikurtes no porque haya nacién guaikuri sino porque esta voz guaikuré significa inhumanidad o fiereza”. {que espaitoles y portugueses llamaron guaikuries a todas aquellas parcialidades del Chaco que habian incorporado el caballo, en un proceso similar al tehuelche, bien aquella otra que incluye a los guaikurdes como etnia del conjunto bays. Lo cierto es que se toma el apelat ‘grado por las comunidades ya mencionadas (tobas, moc ‘que ocupaban vastas zonas del Chaco, précticamente todo el Central y el Austral en el territorio delimitado al norte por el rio Pileomayo; al sur por cl Salado; al este por el eje Parané-Paraguay y por el meridiano de 62° al ‘este, aproximadamente. junto a los pilags; abipones y mocovies se asentaron en aunque con la incorporacién posterior del caballo esos fueron desbordados. La llanura chaquefa fue un paraiso para vvidemos que Ia voz chacu en quichus ‘encontraron en pecaries, venados, tapires y andes la fuente bésica de su subsistenci Se recolectaba de todo, especialmente frutos de algartobo, el chair, el rafces diversas, estando la tarea a cargo de la mujer. langosta y la miel era un producto por el que tenfan es- Las téenicas de caza eran semejantes a las practicadas por los tehuelches septentrionales (incendio de praderas; sefiuelos) y la pesca, otra actividad fundamental de subsistencia se Ilevaba a cabo en la época de erecida de los ros mediante arcos y flechas o redes “tijera” Los guaikuries también conocieron la conservacién del alimento, del ahumado del pescado. ‘Todos ellos eran esencialmente cazadores y recolec és pero entre iene. de tejeduria parece ser original del Chaco y ocupa un lugar preponderante en las artesanias comunitarias. Relaciones en el seno de la comunidad: La organizaci6n social se basa cen Ia banda compuesta (conjunto de familias extensas) dirigida por un cacique hereditario cuyo poder estaba controlado pot un “consejo de an- cera monogémica pero existfa poligamia entre los jefes. Es im- portante tener en cuenta que las jefaturas eran mucho més rigidas en aque- Ios grupos cercanos a los guaranes que en el resto. En estas comunidades, wulados a su vez iciacion y la -xto sobrenatural originario se dio centierro secundario de los huesos, que eran ‘cuidadosos rituales, Relaciones con otras comunidades: Las comunidades gu: sa relacién con todos los mataco-mataguayos y con Ia jones, participando ambos grupos de una Chaco sucede con los mataco-mataguayos ire los tehuelches: su permanencia como “cultura Los mataco-mataguayos Es la fami istica integrada por los grupos matacos, mataguayos, cchorotes y chulupies que ocupaban parte del Chaco Austral y Centr ‘Son comunidades de cazadores, recolectores y pescadores, est ividad practicada en la época de crecida de los rios con singular sidad, al igual que ocurria con la busqueda de la miel. Una industria ancestral es el tejido mediante la fibra de caraguats, con lo cual fabricaban bolsas para Ia recoleccién (la tradicin persiste hoy y ali ‘menta las modas femeninas de los grandes centros urbanos: las "yicas Relaciones en el seno de la comunidad: Pequefas parcialidades integra- das por un mimero no muy grande de familias, constituian las distintas ‘comunidades, a cuyo frente estaba un cacique de autoridad relativa. Al pa- recer la familia nuclear era la base de la comunidad y a su vez era monogé: ‘mica, aunque entre los jefes era comin la poliginia, Cada parcialidad tenia su territorio de caza y la propiedad del mismo era colectiva, Relaciones con lo sobrenatural: La idea de un ser supremo preside la concepcién del universo aunque no hay mayor informacién con respecto a ceultos i chamén, verdadero puente entre la el custadio de los mitos que ex- taco-mataguayo en el cn en la resin eeeida icultades con los chiriguanos, guerreros sumamente belicosos. siglo xvi deben de haber ocupado parte del sector Chaco-occidental las, quienes posteriormente, como vimos, se ex ie. ccon las comunidades de ta los maki. jido mayor fa banda del sidad y esto de al yemos que vineular c i del caballo. Al con: trario de los guaikuries, los mataco-mataguayos no se transformaron en pueblos ecuestres, Se conocen muy pocas acciones guerreras por parte de estas comunidades. Quiza la més importante fue en el siglo xvu, cuando avanzaron sobre las fronteras de Salta y Jujuy con fines no pacificos. La respuesta fue el envio de una expedicién punitiva que concluyé con ta in- ccorporacién de los supuestamente rebeldes al trabajo impuesto, Los chiriguanos La familia lingUistica twpf-guarant, junto a Ia arawak y la carib, consti- tuyen lo que denominamos culturas de la Selva y que para otros autores, jes amaz6nicos” 0 los “horticultores de aldea”. En tiempos prehispanicos, alcanzaron una formidable expansion partiendo desde sus centros de dispersin ubicados en la actual Guayanas (arawak y ccarib) y el Amazonas inferi del continente poblando las islas del mar Caribe y legando incluso hasta Ja peninsula de Florida y también hacia el sur, alcanzando el territorio Los arawak y los tup/-guaranies fueron Tos de mayor capacidad expansi- ‘va, Estos diltimos, a través del componente guarant, ocuparon el sur del Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina, Los chiriguanos, a su vez, son un sector de los guaranies que se extendie- ‘on pot Jos tes tiltimos paises mencionados. EI mismo gentilicio —que lo ‘amos porque es el que ha pasado con mayor vigor hasta nuestros ura que en el ‘este de Bolivia les impidi6 penetrar en la selva. Era una denominacién des- pectiva para una comunidad que odiaban y ante la cual fueron casi sorpren- dias ia por Io menos jo antes de la Conquista y por los relatos que nos informan de la te- con los matacos del Chaco Central La llegada a Bolivia de los primeros ntcleos de guaranies chiriguanos se Produjo alrededor del siglo xV y fue 1a culminacién de un proceso expan- ‘ado en. Amazonia por los tup(-guaranies debido precisadas, entre las cuales podrian mencionarse las siguientes: dsqueda de nueva presién de parcial baisqueda mesi ‘Sea como fuere y més mos al tratar cierto es que los chiriguanos, legada de los espatioles ya habian pe- ino. ‘base de mandioca, zapallos, batatas i imazdnica, es dec! Eran agricultores sedentarios maiz. La téenica del ¢ lado de arboles, el co bre el terreno quemado. La tarea 4quedando a cargo de los primeros ccuidado y cosechado. Lo prod sranetos construidos sobre pilotes. La eaza y la pesca eran actividades secundarias de subsistencia, Las vi- viendas, de planta circular con techos cénicos, eran comunales: hhasta cerca de cien individuos. Un conjunto de viviendas constitufan una aldea que por lo general se ubicaba a a vera de un rf0, Como todo pueblo agricultor los chiriguanos tuvieron alfarerta, que mos- ‘raba la influencia andina en sus formas. Relaciones en el seno de la comunidad: La familia extensa era el nicleo de la comunidad que como ya vimos tenia su expresi6n fisica en Ia aldea, Cada aldea estaba a cargo de un jefe de gran poder, con autoridad no cues- ‘ionada. Estas jefaturas eran hereditarias y tenfan como misién la organiza- cidn y preservacién de la comunidad. A este cacique de la parcialidad se 1o denomina también cacique local (mrubicha) y tenia como lugartenientes a los igitra iva; sus hechiceros be- nignos (ipayé) y los capitanes de guerra (queremba), EL tinico momento en que estos caciques locales vefan superada su auto- ridad era en caso de guerra. En esa situacién, todos los caciques pasaban a depender del cacique regional (tubicha rubica, “el més grande entre los grandes"), jefe absoluto que a su vez lo era de la aldea més importante Relaciones con lo sobrenatural: Como en todas las comunidades indf- ena, (ura chiriguana mantiene con la naturaleza una relacién sa- cralizada. El espacio esti carzado de significacién, pletérico de espiritus, dueiios de los animales y plantas. Pueden mencionarse en este contexto los entre hombres y mujeres, talado y de las segundas el sembrado, ppor las cosechas era almacenado en rituales propiciatorios de la llavia para la buena cosecha y el comienzo de lasiembra, En la concepei ccésmico que se del universo predomina la basqueda de un ¢ fa permanentemente entre cl bi ‘Un personaje muy importa pititus y curador por excel do ademas uno de los hechos que més impresionaron a Jos croni ‘exageraron la realidad al definir a estos pueblos como “‘comedore' ne humana”. sometieron por comple los autores sufrieron un proceso de cas que indican que ese dominio se sustent6 en una sist imente devast6 a los chané como etna tica antropofa- Los chané La cultura chané pertenece a la familia lingfstica arawak, que como,ya ‘vimos, junto con sus hermanos de a Selva, los tupi-guarantes, se despia- zaron por toda Sudamérica y as islas del mar Caribe. ‘Se asentaron asf en el este del Pert (Ios campa); en el Alto Xing; en Bolivia Oriental (los mojo y los baure); en la zona oriental del rio Guapo- 16 y en el centro del Mato Grosso (los paressi) i “Hacia el sur los arawak se expandieron hasta cl Alto Paraguay (Jos guan) Iegando hasta el Chaco centro occidental, ya en territorio argentino, punto final de su expansiGn. La gran familia arawak es la que mis teritorio ocupé aunque no haya si- ‘Ademis es una cultura que retine en su seno una gran diversidad que va desde grupos semisedentarios pequefios hasta aldeas con una notable con- ‘hané tenfan un patron de vida semejante a las cul- inidad de origen de la que participabat de dénde proventan por les eran muy respetados 0 su nueva condicién de pue! e incluso una escasa poblaci ucron reducidos a esclavos y Algunas conclusiones acerca de Tas culturas de la Llanura en el siglo xvi ) Las culturas de la Llanura ocuparon un vast subregiones fundamentales: Pampa/Patagonia y tuna forma de vida comiin, basada en comunidades némadas de c recolectores y pescadores con una concepeién del mundo basada existencia de un ser supremo (a veces asociado a un héroe gran mimero de‘espiritus de la naturaleza con la consiguiente de la misma y una compleja red de relatos miticos asu vivida; ) En ambas subregiones, por lo menos dos cult (las: ms importan- tes desde el punto de vista demogritico) presentan a la llegada de los es- pafoles una forma de vida semejante y luego, con la irrupeién del horse- complex tuvieron un proceso cultural posterior que siguié casi idénticas tapas. Estas culturas son los tchuclches septentrionales y meridionales los guaikunies (Pampa y Patagonia y el Chaco respectivamente); ¢) Por el contrario, las ot idades de Ia regién, en un proceso clara todavia, no incorporaron el com- plejo ecuestre, persstiendo en su tradicional forma de vida: son los onas en ‘Tierra del Fuego y los mataco-mataguayos en el Chaco: 4) En a Llanura en el siglo xvt se produjo un proceso dinémico por los ccontinuos desplazamientos de las comunidades originarias y por la legada de comunidades provenientes de otras regiones del continente que dieron idad al Area y en algunos casos cambiarfan totalmente el pano- rama cultural. Son los chiriguanos y chané en el Chaco y los‘araucanos en Pampa y Patagonia, Ese proceso genera el conectar entre si ¢ integrar de alguna manera a las distintas regiones culturales del continente, En el caso del Chaco los chiriguanos y chané fueron portadores de la agricultura, préctica desconocida en el area. Incluso la concepcién del mundo era irradiada desde esos niicleos hacia los pobladores originarios del Chaco, que hicieron suyos algunos principios como la idea del tiempo ¥ sus fracturas apocalipticas; ‘Como en el caso de la regidn de la Montafia, Ia Llanura también esta ada a zonas intemas dentro del terrtorio nacional. Ast, la Las culturas del Chaco también estén en sopotimi 4) Un elemento final: en el caso de Pampa y Patagonia existia un lanura: Pampa/Patagonia y Chaco, si bien ‘mos como perteneciente al grupo de los tehuelches septentrionales: los ‘querandies, que aunque prematuramente desaparecidos, demuestran con ida idad de un proceso que aceptaba ¢ joraba la interrelacién permanente entre las distintas comunidades. EL Livorat: ¥ LA MESOPOTAMIA, El Litoral Los guaranies La expansi6n tupf-guarani, como vimos, Ileg6 hasta nuestro terrtorio a través de su componente guarani, que en anos. Pero esa expansidn lleg6 més al sur todavia: al )potamia, con comunidades provenientes de la selva amazénica que bajaron por las grandes vias naturales de los rfos Parand y Paraguay, ocu- pando las zonas aledafia. ida comunitaria muy particular. lades agricultoras y sedentarias en medio de cult ras cazadoras y muy aguerridas, coadyuyé a fomentar la situacién prepon derante a que hacemos referencia. En el siglo xvi existian varios asentamientos guaranies, pero el mas im- portante era el del norte de la provincia de Corrientes y el litoral de la de Misiones. Un segundo enclave estaba ubicado en las islas que forma el Paran4 hacia su desembocadura. Un tercer enclave parece haber estado en las islas del delta del Parand aunque de menor importancia. ‘Como vimos, en lo esencial eran una cultura semejante a las de 1a selva amazénica por lo que basaban la subsistencia en Ia agricultura. Fueron, a excepcién de los grupos chand-timbd, las Unicas comunidades agricultoras ya deseripta, Cada parcela ss hablan de cinco afios) ssmontaban ¢ iniciaban la bis: para hacer la guerra. La viviends era la gran casa comunal en la que se patrén de asentamiento era a su vez Ia expresada, Un rasgo caracteristico de Amazonia es la empalizada que protege a estas, aldeas. Aqui también fue utilizada esa técnica de! La instirucion det fan los chiriguanos,

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