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LA CAMPANA DE CRISTAL

de Sylvia Plath.
Sylvia Plath era una reconocida poeta cuando se suicid en 1963. Hay varios
libros que tratan de su figura, y en particular de su suicidio. El dios salvaje
de Alvarez es uno de los ms conmovedores. Fue a partir de este ensayo, que
compr en oferta en un supermercado, que conoc a Plath. Despus ocurri lo
que me ha ocurrido con la obra de varias escritoras (Marguerite Duras,
Katherine Mansfield, Carson McCullers, Emily Dickinson): fue una bsqueda
ardua e infructuosa, hasta que, de repente, apareca un libro y me llenaba de
felicidad. El primer libro de Plath fue una antologa potica bilinge, cuya
traduccin me result insufrible. Manejo vagamente algo de ingls y me daba
cuenta, al comparar la versin original con la traduccin, de una distancia
insalvable. Consegu despus un volumen de poesas de Plath en ingls. Me
aventur a algunos poemas, pero no segu. Si bien haba visto en la librera La
campana de cristal, no me lo compr. Y cuando me lo quise comprar, ya
haba sido descatalogado. Hace algunos meses lo volvieron a editar y para m
fue una alegra inmensa. En una casa de cambio de libros haba encontrado un
libro de cartas de Sylvia Plath a su madre. Pausadamente iba armando,
sospecho, una obra posible de Plath. Ahora bien, recin la semana pasada
tuve nimos de leer la nica novela que Plath escribi. En ella cuenta un
pasaje de la vida de Esther, una joven que lentamente enloquece, o queda
atrapada en la campana de cristal. La novela est contada en primer
persona, y es la voz de Esther la que escuchamos, la que gradualmente, con
talento, se va transformando a lo largo de la narracin.
Es una voz
apesadumbrada, tensa, aniada y por momentos insoportable, como si
contuviera el grito que reprime, que no sale, que no encuentra manera de salir.
Asimismo, algunos momentos perturbadores, como el intento de suicidio, estn
relatados de forma casi neutra, sin ninguna clase de dramatismo ni escndalo.
Porque simplemente haba que mostrarlo, porque no supone ningn escndalo,
ni para el personaje ni para quienes lo rodean. Tambin sorprende en la novela
una crtica tmida e incipiente a la psicologa, a la internacin. Denuncia los
mandatos sociales que en esa poca y hoy pesan sobre los cuerpos de las
mujeres.

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