Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LIBRO I
LA CONJURA DE TLATELOLCO
CICLO NAHUATL
Impreso en México
EL REGRESO DEL
POCHTECATL
CLEMENTINA MENDOZA C.
DEDICATORIA
Al México-Dual
Al Hombre
Porque es espíritu-materia
Y el que domina el espíritu,
domina la materia.
Aztlán-Espíritu
Tenochtitlan-Materia
INDICE
Págs.
Prólogo.................................................................... 11
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
IX. CHAKANPUTÚN
Siguiendo las órdenes de un exasperante Comitl Aca, que parecía infatigable, se
alejaron del campamento y dejaron atrás a los celosos comerciantes mayas comandados
por la anciana Ix Chel. El grupo de militares, ahora sabía, por experiencia personal, por
qué los esfuerzos de penetración en la península habían sido infructuosos. Huyendo
lentamente de sus perseguidores cocome, siguieron la ribera del río en dirección a la
corriente, salvando toda clase de dificultades en su empeño por sobrevivir a la aventura.
Exhaustos hasta la inanición, continuaron, aunque sin maldecir el infortunio, porque los
dioses, en su grandeza, les habían otorgado, en el último minuto, la destreza necesaria
para afrontar con éxito los peligros que acecharon sus almas. Pero no sólo las plantas y
accidentes del terreno eran dificultades a vencer, también estaban los jaguares que, de
vez en cuando, sorprendían acechando entre la maleza, con el brillo relumbrando en sus
fríos ojos amarillos; eso sin contar a las víboras, que a decir verdad, les sirvieron de
sustento durante esa penosa etapa de escasez. Por días vagaron chapaleando bajo la
lluvia, durmiendo mal y comiendo peor; hasta que por fin llegaron al mar, donde, por un
momento, se olvidaron de los sufrimientos.
Comitl, considerando que un breve descanso para reponer fuerzas era necesario, impuso
día de asueto, a excepción de los cazadores que traerían carne para todos y cocinarían,
él entre ellos. Pero a la mañana siguiente los puso a trabajar en la construcción de tres
canoas. Sin contar con herramientas adecuadas, los guerreros se esforzaron por
complacerlo; pero el inmisericorde Comitl, como todo buen capataz, extendía las
jornadas de trabajo hasta bien entrada la noche y no los bajaba de holgazanes,
insultándolos hasta que se cansaba, haciendo uso de un lenguaje florido y lleno de
reconcomios que salpicaba abundantemente de lodo hasta los más tiernos recuerdos
familiares de los soldados, presionándolos en todo momento para que trabajaran más
rápido. Entre las exquisiteces que se pueden mencionar, decía: ─¡No los he traído de
vacaciones, porque si quisiera vacacionar me hubiera ido con la familia a un lugar
confortable y no a la selva frente al mar con una pandilla de rufianes! ¡Buenos sólo para
tomar el sol y llenar la panza con agua de coco!─ Por su parte, los guerreros
acostumbrados a las florituras que salían de la boca de Comitl, estallaban de risa ante
cualquier nueva ocurrencia malediciente de su jefe. A pesar de la difícil situación, se
respetó la disciplina militar y después de mucho penar, lograron derribar los tres árboles
más propicios para la construcción de las canoas.