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LA VUELTA DE LOS DfAS RUFINO TAMAYO JUAN SORIANO No RECUERDO QUIEN NOS PRESENTO. Nt dénde, ni cuindo, ni en qué ciecuns- tancia. Lo que no olvido es la primera ‘vision de su obra. Fue un encuentro de- cisivo para mi sensibilidad, para el des- ‘cubeimiento de mi mismo. Al poco tiem catflogo. Eran su obra de ts weintas. Me Jimprestonaron mucho porque pintaban la Ciudad de México, el ambiente de al guns de sus calles que para mi esulta- cextranjeras, Cerys formar prt erie Nosh cmos amigos pese ala gran diferencia de cedades. Rufino era un hombre de grant fortaleza fisica —Io fe hasta us ultimos athos— y Olga, ackemas de guapa, s¢ dis- tinguid desde entonces por 34 agudexa Y lo Intenso de su personalidad. Era la €poca de su precioso cuadro de la Venus Después vendian esas ma- ‘avillas: ls sandias, tos helados..y otra ‘gran leccién para mi: supe que uno se ‘enamora de los grandes modelos de la ena sce Geert, de ip Seo (personas, que me gustaron mucho: ‘composicion rigurosa y, ala vez, un jue- ‘80 cuyo fin era encontrar los signs ex- restos de forma Ea em perso Eran ensayos no psicoligicos sino pews, enos de pespicsa apy dda intwici6n. Esa era su fuerza. €1 retra- 10 de Olga con el reloj me parecid, me ‘una obra macsira. sigue pareciendo, Mas tarde, en ta década de los cuaren- 3¢ 1s, lo vi en Nueva York. Yo habia ido alteatro chino, que duraba varios das; Rufina sobre pintura y sobre la vida co- ‘iden To mac tay vn para, los colores eran de fuego pero los am- Dientes, mas que un aire denso, me ha- cian sentir la ausencia de aire. Fue wn largo periodo en su trabajo que coinct ‘di6 con el dela guerra. No be conocido ingsin pintor Ya Gescrito tan bien la angustia, es €s tado come de espera dela catistrofe que avecina. lano.© mengano, Las veces que fue 2 co- mer a mi casa legs a decieme, frente a tano de mis cuadros: "Juan, este cuadro ‘es horrible!”. Cuatro semanas despues frente al mismo cuadro: “este si me gus: 12, estd muy bien". Mi explicaciin es ‘que rardo mucho en pintar. Aigo pare: ‘ido leg a pasarme con la escultara. De una de ellas me dijo algo mds o menos ast: “la forma es muy bonita pero el co lor que le merste es espantoso, es una "Nunca woo 43 JOAN SORIANO ‘vex me dijera que le gustabs mucho el retrato gris de Maria Asinsolo, Abora te ccuerde o«ro de sus comentarios. Una tarde me invitd a su estudho para ense- flarme un cuadro. Apenas empezaba 2 verlo cuando me dijo "con este cuadre ya me chingué a Orozco”. Fui sincera ¥ fe die, con todo respeto, que que fe importaba lo que hacia Oroaco sera tan distinto a su trabajo. Me contesté que ‘Orozco era un viejo desgraciado y repi- tid: "ya lo chingué, ya le di en la ma: dre". La verdad es que el cvadro era ‘magnifico: la cabeza de wn hombre que se rela de una manera muy cruel, tre- menda, muy expresionista. Era un tien- 20 con ese deamatismo que produce el ‘miedo a a locus, veias a alguien que ha: bia perdido a razée delante de ti, ‘Nuestra amistad me permits mostrar Je algunos de mis cvadros en proceso y ‘verlo trabajar en su estudio, Me llamada fuertemente fa atencién que canturres- raal trabajar y que sacara sus colores de ‘una paieta lena de costras. De su técni- «2 60 puedo deci que era muy suya. ‘¥ es que es un error tratar de definit 4 ‘un pintor por una técnica: existen nea ‘penerales pero cada quien hace la suya [Para expresar lo que quiere, lo que sten- fe. Si no Jo vemos asi wn cuadro serta afin de cuentas unos cvantos colores s0- ‘bre una telson muro. Piura y técnica ‘son la misma cose. Yo vi pintar 2 Tama: hasta lograr la texvura adecuada para que imager bx qu ves Lagat ‘fa y como lo hacia no _grarlo Cuevas ni Toledo ni yo msm Porque cada uno de nosotros maneya las ‘colores de manera diferente. Por ¢s0 ‘creo que pintara y técnica son lo mismo ‘y que en realidad los pintores deberian IMamarse tecnicos. Cada quien invensa si ‘modo de deci tas cosas, Naruraimente ba técnica de Tamayo fue cambianddo con ‘el tkempo; €n sus cuadros ha habido los _mismos cambios que en su espiritu, Re- ‘cucrde I felicidad que le prodjeron sus trabajos de mixografia, en a que se wt- liza un papel muy grveso para wna im ‘resin de mucho relieve. Su espiritu ‘era muy afin a. e508 materiales; con ellos ogrd verdaderas obras macstras que ‘otros no habrian podido aicanzar, Pero ‘80 puedo decie que me guste mds el co- lor ce Tamayo, ta luz de Tamayo que to- ‘26m tao call vadro. Lo que Tamayo Yunura 177 ACORTO OF 1991 smanejaba con la pintura, con el calor ‘era ta lax ¥ €%a fz itumminaba los colo- rex. Son elementos inseparables, como 4 son también su trazo y su emockin: ‘ean, son, la misma cosa. Muchos habla del colue de Tamayo 0 el de Tiiano que aseguran ¢3 el del atardecer. Son mets: foeas para expresarcusas que No om ex- resables. Uno las percibe en un mo- ‘mento de contemplacién. todo forma parte de una manera de mirar al mundo fen un espacio reducido, Estes la real dad de la poesia. Ninguin personaje de ‘Tamayo puede vivir més que en su pin- tuea; pero todos te hacen vivir otra vi dda, tener sensaciones que s6lo podds ‘encontrar en sus cuadros. De modo que fo sé cudl 3 la poesia de Tamayo. No sé. Necesitaria ser wa gran ertico para Primero, lo que es la poesia y. ‘epee cates one pte a pecial pars acercarme a las maneras en que conjugaba las imagenes, 2 las formas. ‘de que se valia para hacer vivir los co- Jores en unas armoniss como meralicas, ‘como de fa piel tensa de un tambor. Es Alf defini s0 poesia sobre todo cuan- do él yaa defini, ya taexpeeso, ya 0s ta puso frente 2 los ojos de una forma ‘an poderosa. Rufino Tamayo hizo muchos ovadrus importantes. ¥ ex0 €s mucho decir, si ppensamas que la importancia de un aF- ‘sta radica en haber logrado un cuadro ‘en toca su vids. Podemos ccontar los grandes cuaciros de Leonar- do da Vinci que son ¢ 0 10 en una widda ‘muy larga. Tiziano, también en una vi: a targa, logrd en cambio, machos cus ‘dros importantes. No podemes decir ‘que uno fuera mcjor que otto. Es initd discutir si es més grande la Gioconda que a Coatticue: amas son sibs de 1 mujer hasta la médula. El arte es a8, Por es0«s producto de la confusin que ‘un pintor tenga per hha venido sucediendo: I cada de a vota- dos formas de control y verificacion — dieron laclecci6n, Paraesta eleccion Fi én por ef peo y la recuperacién del ps, que le otorgan credibilidad. Sin embar- del Veldzquez silo obtuvo +” distitos y Sin embargo, estos no siempre han si- go, la organizacidn del proceso electoral 4 diputaciones plurinominales —ademés {do fendmenos directamente relaciona- €s de tal complejidad que es prematuro de $ asamblestas y « senadores (El Fi ‘408. En Baja California la caida del pk hacer cualquier evaluacion definitiva, manciero, 22ni1991), Es deci, le Oto 52 NebstS be wm g210n 6 diputados mas de los que gan €en as elecciones del ws, pero 11 menos de los que tenfa como candidatos. La (CTM perdi6 peso como consecuencia de sus derrotas del 6 de julio y de las ne- gociaciones con la direccidn del parti do. Su debilitamiento no fue ocasionado [por el nuevo método de designacién de Jos candidatos: lo que el corporativismo hha perdido no lo han ganado las bases, sino la direccién nacional del Pa ‘Al mismo tiempo que se produce este endmeno, grupos de empresarios orga- nizados aportan recursos para las campa fas. La sanci6n penal contra los funci ‘arios puiblicos que apoyan con recursos de la administracion publica al Pkt obli- gaa buscar nuevas alternativas, El finan Ciamiento empresarial es una opcién cfectiva al uso (abuso) de los recursos ppblicos, pero sin duda repercutiri en las relaciones de poder y de fuerza en el partido. Gracias al debilitamiento det corporativismo y 2 esta nueva forma de financiamiento, el predominio de los li deres del partido se fortalece ain mis {Qué es lo que no ha cambiado? Del ropésito de elegir los candidatos me: diante asambleas democraticas se pas a las candidanuras tinicas. Las asambleas ¥ fa competencia intema entre varios Ccandidatos s6lo se realizaron en los dis ttitos donde la oposicién tiene grandes probabilidades de triunfar. Unicamen: fe en 17 distritos —de los 260 que exis ten en 10s 31 estados de la Repiiblica— se efectuaron elecciones demacriticas cen los 243 restantes se registr6 un solo ‘candidato por “consenso” de todas las. fuerzas vives” (La Jornada, 9/19). En algunos casos fue notoria ba nego: Ciacion entre los gobernadores y la direc ‘ién nacional, pero en todos fue eviden: te que las candidaturas inicas fueron de: cisiones romadas (0 concertadas) por Ia direccién nacional. independientemen: te de los espacios que hayan ganado al ggunos gobernadores, es evidente que las Candidaturas wnicas cancelaron cual quiet veleidad democratica. Los esta: tutos de la xv Asamblea Nacional se convintieron en letra muerta antes de ha berse aplicado. ‘Al instalarse las comisiones para la re forma det Pui, José Carrefo, a nombre del Comité Ejecutivo Nacional, declar6 que el momento era crucial: ‘ahora 0 nunca”, dijo (El Nacional, sinis90) ‘Ahora, no fue; nunca, es cada vez més probable. El pal estd evolucionando no hacia un partido democritico, sino ha cia un partido en el que e! peso de sus lideres es cada ver mayor. Est no es ne: cesariamente malo, la misma tendencia se puede observar en otros paises y en ‘otros partidos. Sin embargo, en el caso del Ph esta tendencia acentta sus con: tradicciones. Su dilema se sintetiza en ‘una pregunta: cs un partido del gobier- ‘no 0 en el gobierno? Hasta la xv Asam blea Nacional es claro que era un par ido del gobierno; la reforma debia for (alecer su identidad y su autonomia y transformarlo en un partido en el go: bierno; la democratizacién del partido era indispensable. El fracaso de su democratizacién corre paralelo a otro hecho: desde el primero de diciembre de 19 ha sido arrastrado por el liderazgp presidencial. La quiebra del impulso reformador lo deja mds su peditado al poder Ejecutivo. Como par ido del gobierno no puede concebirse al margen del mismo: su derrota electo- ‘al —por improbable que sea— acarrea sia su desintegracién, Es Gerto que no (odo es negro. La claridad en el manejo ~Ramén Lopex Velarde, en Homenajes, Strsetenas 36, Meso, 1972 * Segin Pacheco, Froces0 315,13 de junio de i983. ° Revista dela UNAM 451, 2gosto de 1988. "Ram Ldper Velarde, Su mundo inte Ieciual y afetivo, EM, México, 1971 “Rambo Lopes Velarde, México moder. no, 11, nomembre de 1521 ° La goceta dl F.C B. 176, agosto de 1985 "9 La redondes de a creacién, Ws, Merico, 1951, p33. Segin Margarita Garcia Fores, "Sexo y quill", Aproximaciones y'reiniegros, ‘Textos de humanidades 33, UNAM, 1982, ps +S Varios testimoniantes hacen constar el fet= ‘Yor putanesco de LY, del que el poeta no se avergonzaba, por ejemplo Bernardo ‘Ontz-de Montellano en "Sombra y iz de RLY", Papel de poesta 3, junio de 1946, Salil, El poeta mismo hace referencias {recwentes a esta actividad, por ejemplo, ea “Plates” "6 Boletin det Departamento de Salubridad Piiblica, |, 1926, p.298 y s. " Gacela médica de México, 1XI,6, México, B. 356 "Todos estos datos vienen, se amplian y se ‘comentan en "El cuerpo y el enigma se xual, en Historia dela vida privada,V, P. Aries y G. Duby, editores, Taurus, Ma iid, 1999, pp 381'y ss '9 "La familia triunfante”, pp. 121 y ss. 29-4 parte de 180 las enfermedades geni {alesse vuelven obsesionantes. El dogma ascendente de la hetedostfis mantiene I Idea de fa imposibildad de la curacins y fraba en el esptitu del enfermo la ima en de una descendencia de engendros, Sestinades ura muerte precaz. Occiden te sue [a tentaion del exgenismo.” Du by y Aries, op cit, 1V, p. 518 2 sta hima una metéfors elocuente que, supongo, serefuerea por la asociacion fo. rética con ta verole, ef nombre popular ela enfermedad en Francia * Por cierto que este Dr. Bergeret al que ‘se refiere Lopez Velarde en ‘Semana Ma- yor" (Obras, p. 255), que no al seud6ni- mo de Anatole France como lo sefala el Indice onomdtico, Bergetet era el prin ‘cipal propugnador de las campafas pro- Aldticas que suponian como primer paso contra a epidemia de siflis el control de la prostituciGn. El goblemo del Distrito Federal, en su campatia de 1916, aba que alude Lopes Velarde en ese texto, piso ‘en prictca sus recomendaciones 2 Me parece dé la idea de que alguien que \deseabacasarse entonces nolo hicera por razones de dinero. Aprovecho, yan es- te terreno, para oponer ala idea de Zaid sobre el hecho de que LV viva “atrima- do" contra su voluntad ala casa de Jalis- 0 71, la circunstancia de que funciona ‘como uno de los sostenes de la familia; , suflprafo de la Academia Nacional 1, 4 enero de 1920, pp. 15— 18 ° Sobre laclorosisy su relaciin com la ima inacion Inerara finisccuar, eave Jean Starobinsk: "Sur la chloro”, Romans: ime, $1, Sangs, Pais, 198 - Demacrada a Purera 0 exangue la Lut ‘na, €lencunteaba en los repliegues dest ccompuncida, donde habia uid domo de sadismo. la peneruss munificiencts dice, aunque oo explique a naturaleza be ‘2 compunciin,refréndase ala misma cuareta, Fernindez Ledesma. (p.cit. "Ramén Liper Velarde y su ubea". en La La prsioncra el Valle de Mex”. Pre #81 00, 5 de junio de 18, (pH ~ 82 En exe hermoso trabajo, por cierto, se ‘de Medicina, en su articulo det mismo aclaran algunas de tx Judas Ue 73d 50> ‘nombre nl Gaceta médica de México, bre Marganta Quito. ARTA DE MADRID QuaNDO FAZEN LAS CALORES {odo el tiempo, supervisado por More WW, que parece haber supervisado 3 Cor tdzar, alguna vez. Jugar es inventar una epla del jueRo, pero el juego cortazariano esté muy de terminado por relas muy claras, de una legante y persuasva rigider. La gratul: dad de su fantasia tiene que ver con otca ‘cosa. con la gracia del humorista, que ‘se rie de lo mds trégico y con la perdida Gracia de los dioses muertos. Rayuela c& una enésima alegoria de la muerte de Dios en un mundo secularizado por la ran, lo que Cortézar lama “mundo Cartesiand™ Muerto Dios, el camino de Perfeccidn que leva del lfierno al Ce- fo, sequin elesquema de la rayuela, que- da reducido aun juego de ifs, a una ‘nocua parodia de desarrollo de destino Yel cardcter, del adentto y el fuera del heétoe que se va educando mientras nos- ‘tro, Jos lectores, vamos internndonos en su aventura y educindonos con él EI mundo sin Dios se queda sin om bligo y sin cj, sin Omphalos y sin Ip drasil Sin flo, dria un psicoanalista El héroe de Cortézar no puede tener hi- jos el hijo de su amante, fa Maga, mue- re asfiiado durante una conversaciOn crudita del Chub de la Serpiente, simbo- to del saber profano y parodia del axis mundi. por la Serpiente perdimos la BLAS MATAMORO inocenciay, en lugar de ser un cic vig do, €5 una sinuost caricatura axial. Por eso, Oliveira, tal vez. busca siem pte relaciones en tridngulo, donde é queda en situaciin de hijo, El otto v Oneself maestro, el que hace de padre. Pero como Dios ha muerto, su autori- dad carece de Ukima lepalidad, St Dios ha muerto, no hay capitanes de atille- sia, dicamos, ecordandoa Dostoievsk Cortézar es, sigue siendo, un sujeto Secisivamemte religioso, Esto puede ras- trearse en su historia personal: catolico y falangistaen su uventud, ta de “Julio Denis", la de su libro de sonetos (esto Jo ha investigado Ernesto Goldar en su trabajo sobre los argentinos y la guerra civil espafiol),transité luego a un escep- ticismo estetizante, calcado sobre lare- ligion del arte de los simbolisias, que habiamos recibido, en nuestra lengua, sracias al obra de Rubén Dario. Corts 22 paso por la Escucta Normal de Profe sores, en Buenos ites, donde enseaban 0s buenos conacedores del simbo lismo francés: Arturo Marasso y Le6ni das de Vedia, Por fin, la revolucién ocupa el lugar el ane, que habia sustinuido a la rei fi6n. El lider revolucionatio es Cristo Pantocritor y a queria instaura un ‘nuevo orden, inspirado en un cuarteto QeARDD FAZEN AS CALE de Mozart. A Ia vuelta de los aftos, Ia historia reine, en torno ala revolucién Sandinista, a otros antiguos catGlicos fa langistas, reciclados por I ideologia de 1a liberacién y del tercermundismo. Pero las relaciones de Cortizar com la historia fueron siempre confictivas. Lo 0, que tenia en él un fundamen: ‘o religioso desplazado, conservaba la le Jania abd deo intocable. Argelia, Cuba y Nicaragua le interesaron porque esta ban lejos de Paris. La politica francesa ro le interesé nada ni, cuando vivia en la Argentina, la politica argentina. Las ‘ianifestaciones peronistas no le dejaban escuchar a Mozart. Luego, en La Haba: na, gozé con las multitudes convocadas por su Pantocrétor del Caribe. Y, por fin, se volvia a Paris, ata distancia que cxigen los dioses. Como cuando, en su juventud, mititaba en el Socorro Falan- sista Internacional, Infrecuente, sorprendente, revelado- 1, la revolucion se parece ala sobrerrea lidad de los surrealistas y a lo siniestro freudiano, por donde habla la intermi- tencia del inconsciente. Cortizar pas de los simbolistasfranceses a los romdn- ticos ingleses y alos surrealistas. Le fas- cinaban los aledafios del surrcaismo, los autores que lo anunciaban (Jarry), que se le parectan (Cendrars) o eran sus resul tados tardios (Roussel, Michaux). Cerran- do el ciclo, el psicoandlisis y su logica de los suetios se toca con el surrealismo y la herencia romdntica. ‘También convendria repasar el caréc- ter rupturista de Raywela, La metanove- la, el exto que se desmonta al narrarse, on una tradiciGn espatiola barroca, al: vidada por el mundo hispanico y gana- a por los ingleses y los franceses, por Lawrence Steme y Denis Diderot. Me re- fiero al Quijote, naturalmente. Pero, sin it tan lejos, he alli las “falsas novelas” de Ramén Gomez de la Serna, los des: montayes de Macedonio Fernandez y. sobre todo, el Addn Buenosayres de Leopoldo Marechal, obra insoslayable cen la narrativa de vanguardia en caste- ltano. Ni Cortézar, ni el Fernando del Pa so de Palinuro de México o el Lezama Lima de Paradiso, son legibles sin Ma- rechal. Curiosamente, Marechal era un catblico amante de las formas ctisicas, el soneto, el versiculo, el romance. Al- ‘20 asi como James Joyce. Y también, an- tiguo alumno de la Escuela Normal ‘Me revolvieron la memoria estos ac tos de academizacion cortazariana. Yo también fui normalista, 4 mediados de los cincuenta. Cuando Cortizar estaba cen Paris y nadie lo leia atin, lo mismo {que a Marechal, oscurecido por su mi: litancia peronista. La Normal es un fe nomeno muy caructeristico de Buenos ‘ies: un palacio con peristlos yentabla- ‘mentos que recuerdan el Renacimiento italiano, montado en pleno barrio de Mi: serere, luego llamado del Once, allé por ‘Ws, cuando era un suburbio fangoso y sofoliento. Alli aprendia sentirme lejos, aa sentir que estaba lejos de algo que sim: bolizaban aquellos Srdenes jGnicas y aquellos patios paladianos. All lea Rac ‘nc, a Moligre,a Corneille, en unas edicio- nes que habia mandado comprar Sar miento, siendo ministro de educacién de la entonces independiente Buenos Aires. Los habrin leido Marechal y Cor tivar. Sus impalpables miradas estaban cen aquella paginas, Ahora, ellos son cli sicos encuadernados y glosados como los cadenciosos maestros del barroco francés. Estabamos, sin saberlo, apren- diendo lejanias, exilios. POUR RAVEL De Ravel se cuenta que, estando de visi en la ciudad marrogui de Fez, y obser: vvando una de las construcciones tipicas del lugar, exclam6: “El dia en que yoes: criba una milsica arabe, serd mucho mas arabe que esto”. De hecho, poco antes ide morir, proyectaba un ballet con tema de Las Mil y una noches que estrenaria la ya veterana Ida Rubinstein. No duds ‘mos de que habria resultado mds drabe que toda Fez y que el maestro habria vuelto 2 Marruecos para comprobarlo, Los ejemplos pueden aumentarse. Abundan las paginas ravelianas de ins piracidin espatola, una Habanera, una Tzigane, una Rapsodia espariola para orquesta, un vodevil levemente verdo- so titulado La bora espariola, en que 1a ‘mujer de un relojero toledano conside- racercano al Guadalquivir y se ve como compatriota de Doria Sol (un personaje de Victor Hugo). Hasta hay textas galie: {208 y castellanos en sus Canciones po- ulares. Por no invocat su consabido Bolero, que abrumatia su memoria con tuna fama tal vez injusta, si se tiene en cuenta la variedad y el seguro nivel de su obra considerada como un conjunto, ‘Y mds: hay unas canciones malgaches, ariegas, hebreas debidas 2 Ravel. que se despide de 1a historia de la miisica en unas tricas de Don Quijote a Duleinea, con lea francesa y que debi6 cantar (y 1no cant) el bajo ruso Feodor Chaliapin en una atrabiliaria version centrocuro- pea de Ia novela cervantina, debida al alemdn Pabst. Todo esto viene a cuento, solamente, del hecho de Fez: Ravel nunca estuvo ‘en Grecia, ni en Palestina ni en Madagas- ‘ear, y conocié Espatia ya cincuent6n, ‘cuando habia escrito cast toda su obra "espafiola”. La inspiraciOn para sus bole- rasmo le vino, desde luego, de Mallorca Cabria pensar, pues, que, en rigor. no reconoci6 a Espafia en sus viajes, sino {que viaj6 al pais de su misica: en un ho- tel bilbaino oy, alo lejos, una vor. que entonaba una malaguefa Por contra, su época y los lugares que frecuenté apenas lo nutrieron de mate- riales para su misica. A menudo, sus ‘obras evocan la Francia del casicismo, cl sig xv y sus danzas cortesanas, so: bre todo. Como los hermanos Goncour mientras proyectaban sus novelas con sirvientas y acrObatas de circo, suspira ban por et perdido orden aristocritico cen un siglo de buenos (o malos) nego- cios y de verdades estadisticas, {Como era el Asia de los sefiores de 1a guerra chinos, del Mahatma Gandhi ¥ de los caballeros de industria Japone- ses, ese continente perverso y refinado {que Ravel invent en sus canciones so: bre versos de Tristan Klingsor? Qué decia Ravel cuando decta China, Espa: fha, Madagascar? ;Qué dice el arte cuan- do dice algo? Una de las eficaces ravelianas —y tie ne tantas que pueden evaluar los que sa ben de misica— consist, precisamente, en mostrar, a cada paso, como cl arte Pertenece al orden de fo imaginario y no al orden de la experiencia, Ya lo habia insinuado su maestro Debussy (con el cual las relaciones, de puro intimas, co ‘mo corresponde, no fueron siempre 6p- timas), répidamente catalogado como “impresionista”: los titulos de sus pre: ludios para piano, a menudo enigmdti os, estén puestas al final de cada pieza La impresion no es la del mundo sobre ¢l artista, sino la de la obra sobre el artis ta, Lo dicho se le impone y el composi tor ordena esta imposicidn y la revela ena forma corregida. Asfes posible es- cuchar lo que dice el viento del Oeste 0 ver a una nifia con cabellos de lino, Imagino a Ravel sentado a su piano (convenientemente desafinado, segin 59 Yurtta 177 AGOSTO DE 1991 MATAMORO explicaba Manuel de Falla, para obtener mejores sugestiones armOnicas), escu- chando a ese otf sin rostro y sin nom- bre, pero con vor (y voto) que le dictaba su misica y le describia pases Iejanos: tuna remota isla al Sur del Africa, o la ‘nmediata Espana, disponible a pocas horas de tren. Y Ravel, obediente, to- mando not. Hacia el fial desu vida, una enferme- ad paciente implacable lo fue dejando sin memoria y permit que se desasiera con lentitud y prolijidad de un mundo ue habia contribuido a mejorar armo- nlosamente. Todo se le volviaslencio- s0y aleno. En 1935, recorriendo Sevilla on Ernesto Halffer y Joaquin Romero Murube, entre otros, s¢ lo veta caer en ‘mutismas y ausencs que permitan pre- guntarse: ;DOnde est Ravel, en qué Es- pata vaga el autor del Botero? Adolfo Salazar recordaria luego, en su exilio TEDIO, FATIGA Y Cia. JEAN CLAUDE MASSON ‘TODOS RECUERDAN LA FRASECITA DE iM baud, escrita no al margen sino en el ccoraz6n mismo de su experiencia de vi- dente: "Me aburro inefablemente”. Ines- timable tedio, valioso como la sombra que el drbol cava dia tras dia. Estoy ha- blando del tedio tan temido por las fi- guras del siglo, del tedio que mina las certidumbres, las verdades —ls grandes resisten menos que I2s pequefs— y que marca nuestras vidas con sello de hhierro. El tedio sagrado donde el ser vuelve a centrarse, antes de cortar ama ras Sin €1, no hay viaje interior que val- a no tiene ni pies nl cabeza. Es la otra cara del fervor creativo: Baudelaire no hhubiera escrito Armonia de la tarde” (El baled” sin l obsesion dela “ban- ddera negra. Subyugado por la amplitud, pot la majestad del tema, Eugenio D'Ors ‘compuso una Oceanografta del tedio. El Alegre Saber de Niewsache nace del Le teo (el olvido primordial) y, mal que le ese a su fan club, el periodista nortea- mericano Walt Whitman (West Hills, 1819 - Camden, 1992) debla tener una ca: acidad de tedio pasmos, El tedio es una obscenidad. Frente ala ‘mirada del mundo, es el opuesto exacto 60 wR, ‘AGOSTO DE 1991 pottefio, que una noche lo habia leva- do. una representacién de La zapatera rodigiosa y que, en medio del espec- teulo, entre su deterioro mental y lad ficultad para entender el espafol, le ti taba de la manga y le pedia ir a ver la etiteéglise prés de la gare. Se trataba de San Antonio de ta Florida, con el ‘monje paduano levitando sobre un alto ‘ielo de Madrid, almenado de majas y cchisperos. De pronto, la lena Espafia se tornaba ramalazo goyesco en su men- te penumbrosa, ciertamente, a a mane- ra. como debieron darse ls inspiraciones espafiolas en sus aftos de plenitud, Por esos dias se lo sorprendié escu- ‘chando una pagina suya (suya?) La Val- se, “Qué misica 8? Trae. 9.28 "Wid. p, LiTORAL JAIME GARCIA TERRES ejemplo, comentarios sobre viejos ami- 0s (Octavio, Mutis, Gabo, Fuentes 0 Le (Clézio).O esta eronica sobre Julien Ben- da (186° 1967) que ofrece Jean~ Paul Enthoven a propésico de la biografia re- cién publicada por Louis ~ Albert Revah, cen Plon. Reproduzco las lineas que le sir ven de preémbulo: “Sobreel testimonio de un sélo titulo demasiado famoso (La ‘trabison des clercs), una tenaz leyenda hha hecho de julien Benda e! modelo det intelectual incorruptible. Louis - Albert Revah ajusta cuentas a esta leyenda: ..No deberfa olvidarse que Benda acab6 con: vertido en el més maurraslano de los dreyfustanos, el més antisemita de los ju- dios, el mas ¢staliniano de los demécra- tas... S6lo una novela harfajusticia a ese destino edificante y patético... la extrafa urom personalidad de un hombre respetado Por su masoquismo y su insensibilidad...” LEXICcO A propésito de Claire Bretécher y en su desagravio, aclaremos que L'Evénement du jeudi, dedica ala joven Agripina (su personaje habitual a ultimas fechas) va ios patrafos, de la pluma de Elizabeth jouslan, y todo un léxico (precisamente EIéxico de Agripina”) para uso de los lectores no iniciados en el dialecto pecu liar de dicho personaje, surgido, se nos ‘comenta, “de una minuciosa observa: ‘cin lingdistca” y de las invenciones y desviaciones, respecto del lenguaje de los modernos adolescentes. La misma Breté cher se encargé de realizar este pequeiio vocabulario en obsequio a sus fieles y ppofanos seguidores. As, en tal dialecto, 1a palabra giga resulta derivada “de una ‘expresi6n griega utilizada en matemt cas, y significa “genial, extra, muy, de- rmasiado”. ¥ el verbo conclutr, por otto éjemplo, se refiere, nada menos, ala ac-

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