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Carlos Monsivais Los rituales del cao. N MA cite Sa eatin? indice j Prélogo ‘ ‘ | [15] s | La hora de la identidad acumulativa ¢QUE FOTOS TOMARIA USTED EN LA. CUDADINTERMINABLE? U7) La hora del consumo de orgullos PROTAGONISTA: JULIO CESAR CHAVEZ [24] { La hora del consumo de emociones VAMONOS AL ANGEL Bu Parabolas de las postrimerfas "TEOLOGIADE MULTITUDES ! me [88] | La hora de la tradicién | {OH CONSUELO DEL MORTAL! | [39] | La hora de la sensibilidad arrasadora | LAS MANDAS DE LO SUBLIME | [53] La hora del control remoto 2ESLAVIDAUN COMERCIAL SIN PATROCINADORES? i [58] Lahora del gusto : LAS GLORIAS DEL FRACASO (60) Protagonista: Jestis Helguera EL ENCANTO DE LAS UTOPIAS EN LA PARED [65] La hora de las convicciones alternativas WUNACITA CON EL DIABLO: [72] La hora de la pluralidad VATENGO MI CREDO! [93] ( Protagonista: el Nifto Fidencio ‘TODOS LOS CAMINOS LLEVAN AL EXTASIS (97) Pardbolas de las postrimertas OCUPACION DEMOGRAFICA DEL SUENO {109} ( La hora del transporte ELMETRO: VIAJE HACIA ELFINDELAPRETUJON : (uy ( La hora de los amanecidos ( Lo QUESE HACE CUANDO NOSE VETELE [114] La hora del consumo alternativo ELTIANGUISDEL-CHOPO ‘ {120} ( La hora de la mascara protagénica ( FL SANTO CONTRA LOS ESCEPTICOSEN MATERIA DE MITOS [125] Pardbolas de las postrimerias DONDE, POR FAL TA DE SENALIZACION, SE CONFUNDEN ELALFAY ELOMEGA (134) La hora civica DEMONUMENTOS CIVICOS VSUSESPECTADORES ( (135) 10 La hora del paso tan chévere NO SE ME REPEGUE, QUE ESO NO ES COREOGRAFLA, [154] La hora del lobo DEL SEXO EN LA SOCIEDAD DE MASAS {163} Protagonista: Gloria Trevi LAS FROVOCACIONES DE LA VIRTUD, LAS VIRTUDES DE LA PROVOCACION [166] La hora de codearse con lo més granado LAPAREJA QUE LEIA i014? [178] Pardbolas de las postrimerias DE LAS GENEALOGIAS DE LA RESPETABILIDAD [183] La hora de la sociedad del espectéculo LAMULTITUD, ESE SIMBOLO DEL AISLAMIENTO [183] La hora del ascenso social ¥S1USTED NOTIENE EXITO NO SERA FOR CULPA MA (NOTAS SOBRE LA RELIGION DEL MIFDO AL FRACASO) (212) La hora de las adquisiciones espirituales EL.COLECCIONISMOEN MEXICO (SOTAS DISPERSAS QUE NO ASPIRAN A FORMAR UNA COLECCION) (232) Parabolas de las postrimerias ELAPOCALIPSIS EN ARRESTO DOMICILLARIO [248] Pardbola de las imagenes en vuelo (Entre pp. 16 y 17] in S6lo existe el buen verso, el mal verso, y el caos. *T.S. Eliot + Lo que caracteriza a la cultura de las nuevas ge- neraciones ¢s, antes que nada, el predominio de su mera existencia. Ya que la historia de este tiempo consiste en demografia, y no en Ia histo- ria, lo que estas generaciones han sido y Jo que han querido, constituye la historia de su tiempo. * George W. S. Trow * Within the Context of No Contest. Caos fue la primera fuerza que sopl6 sobre los campos . hizo centro en la entrada de un hormiguero par hacer de una planicie un remolino que su centro hundia, * Ricardo Castillo, La oruga* Lo tinico que puede decirse del caos es que es bueno para la libre empresa, + John Kenneth Galbraith + Como si existiese una eternidad de gentes, lo mismo que hay una eternidad de tiempo y de espacio. * Charles Dickens + Historia de dos ciudades Prologo Las formas enredadas —solemnes, divertidas 0 grotescas— dela vida en sociedad se identifican ante sf mismas de modo mas bien tipico: multitudes que se hacen y rehacen cada minuto, carnavales previstos ¢ iimprevistos, capacidades adquisitivas, pla- cer por extraviarse en los laberintos de la energfa o de la iner- cia. Aqui la avidez todo lo devora, la resignacién todo lo santifica, el relajo todo to conoce y desconoce a la vez. Visto desde fuera, el caos al que aluden estas crénicas (en su acep- ci6n tradicional, precientifica) se vincula, basicamente, a una de {as caracterizaciones mas constantes de la vida mexicana, la que sefiala su “feroz desorden”. $i esto alguna vez fue cierto ya ha dcjado de serlo, Segiin creo, la descripcién mas justa de lo que ccurre equilibra la falta aparente de sentido con la imposicién altanera de Iimites. Y en el caos se inicia el perfeccionamiento del orden. En el centro, el consumo. En el mundo de las grandes su- Persticiones contemporaneas, la compra y el anhelo de compra se han convertido en el don para reflejarse en el espejo del Prestigio intimo, y, en el juego donde las imagenes son lo esen- cial, lo que se alaba es ia creencia en el consumo (de fe, de atmésferas privilegiadas, de sensaciones Gnicas, de productos basicos y superfluos, de shows), al que se califica como fuerza que verdaderamente encauza a la sociedad Sin embargo, el consumo es uno entre tantos factores en el espacio donde concurren las variedades del caos. Hay otro ele- mento inevitable, ubicuo. Si, como se dice, el poder es la raiz de la nocién misma de especticulo, a lo que se presenta con ese nombre se Ie reconocen virtudes totalizadoras y los atribu- tos de lo arménico. Gracias al especticulo, segdn se declara con 15 otras palabras, pero de manera inequivoca, el desorden se aquieta, las multitudes admiten las disciplinas del pasmo, y tie- ne lugar la mezcla perfecta de imposicién autocratica y nivela cién democr: La hipétesis anterior cuenta con cl apoyo de sectores muy amplios, seguros de que tras el falso caos se alva fa normati dad del especticulo, Pero a esta dictadura de la fascinacién electronica (de los manuales del sojuzgamicnto) le falta, para ser convincente, tomar en cuenta los valores de la diversion, “el aje fuido de la anti-idcologia”, segtin Guy Debord, La di- In genuina escapa a los controles, deseree de las bendicio- hes del consumo, no imagina detras de cada show los alta consagrados al orden. La diversién genuina (ironia, humor, re- lajo) es la demostracién més tangible de que, pese a todo, algu- nos de los rituales del caos pueden ser también una fuerza liberadora. 16 PARABOLA DE LAS IMAGENES EN VUELO Desde tas estadisticas, la gente acecha. Als, en esa plaza fuerte de | demografia, la gente se sabe a salvo y en expansién continua, Rec: abandonamos a la pareja 'y ya su descendencia cotma el esadio. amparo de las tempestades demogréficas, la gente se ufana de su continencia, y, aunque diga lo contrario, e enongullece de su pode reproductor. Donde hace un siglo se ocalizaba a los prototips, hoy desbordan las especies: los admiradores de quien sea, los adversar ( de lo que sea, los reprimides, los ansiosos de empleo, los ganasos ciercer ta fama, los dvidos de los aprendizajes que jamds desembo ov la prédctica. ¥ fodos cuantas vagan, y todos cwantos se inmovilizan, de la den ‘ grafia sus mil virtudes van refiriendo, El émbito de las maltiplicac nes reta al infinito y despoja de sentido a las profectas. &¥ qué es crecimiento sino la negacién de los augurias? Siempre, las miimen ast se les disminuya, haven palidecer a los vaticinis. éHay una pe. dilla més entranable que la demografia? ¥ las imdgenes iluninan perpetuo Camino del Exceso (la intimidad masificada), y en las in. genes la gente se acomoda en el espacio fisico que es, también, la Sin del mundo. Todos juntos aunque nadie lo quiera, en inplosién de recursos y la explosién de familias, en la tujuria ascetismo. La diosa de los modernos, la demografia, expulsa y aire preseron y anega, es un diluuio y es la sequéa que florece. ( Todo lo que respie, silogra hacerlo, alabe a la denografia, Bea ob= % A ec (slaria Trevi y los condones © Sativea Live La hora de la identidad acumulativa ¢QUI FOTOS TOMARIA USTED EN LA CIUDAD INTERMINAMLE? En el terreno visual, la Ciudad de México es, sobre todo, la demasiada gente. Se puede hacer abstraccién del asunto, ver 0 fotografiar amaneceres desolados, gozar el poderio estético de muros y plazuelas, redescubrir la perfeccién del aislamiento. Pe- ro en el Distrito Federal Ia obsesi6n permanente (el tema insos- layable) es la multitud que rodea a la multiuid, la manera en qne cada persona, asf no lo sepa o no lo admita, se precave y atrinchera en el minimo sitio que la ciudad le concede. Lo inti tio es un permiso, fa “licencia poética” que olvida por un se- gundo que allé estén, només a unos milimetros, los contingentes que hacen de la vitalidad urbana una opresion sin salida El reposo de los citadinos se llama tumullo, el torbellino que instrumenta armonias secretas y limitaciones pablicas. €¥ qué es hoy, desde angulos descriptivos, la Ciudad de México? El gran hacinamiento, cl arrepentimiento ante la falta de culpa, el espa- cio inabareable donde casi todo es posible a causa de “el Mila- gro”, esa zona de encuentro del trabajo, la tecnologia y el azar. Fn la capital, éstas som algunas de las frecuentes * las multitudes en ef Metro (casi scis millones de usuarios yen para cederle espacio a la idea misma de espacio, multitudes en el Estadio de Ciudad Universitaria hacen sti examen de inscripcién. + Ia economia subterrénea desborda las aceras, y hace del tianguis la subsistencia de la calle. En torno a los semsforos, los vendedores ambulantes anegan al cliente con ofertas de klinex, utensilios de cocina, juguctes, malabarismos. De tan extrema, la simple indefensién resul a, mientras un joven hace del fuego (Ia ingestién y la devolucién) el eje de su gastronomia. 7 _. las pifiatas donde se resguardan los elementos de la tradi- cién: el Demonio, el Nabual, las Tortugas Ninja, Bauman, ef Pin. lupe. * el hervidero de vehiculos. De golpe parece que todos los auloméviles de la tierra se concentrasen en un punto para avanzar sin avanzar, mientras el embotellamiento es ya segunda naturaleza del ser humano, es el afin de llegar tarde y a buen Paso al Juicio Final, es la prisién en crujias méviles, es el cubi- Culo donde se estudia la radio, universidad del aquietamicnto Entre las dos y las seis de la mafana, hay un respiro, la especie Parece aletargada... y de pronto todo se reanuda. * las azoteas, continuacién de Ia vida agraria en donde se Puede, extensi6n natural del rancho, reducto de la Reforma Agraria, En las azoteas se concentran las evocaciones y las nec sidades, hay gallinas y chivos, hay gritos a los helicépteros por. Aue espantan a las vacas y los labriegos que las ordefian, hay la Topa tendida a modo de maiz crecido, hay cuartos en donde faben familias que se reproducen sin dejar de caber, los hijos y los nietos van y regresan, los compadres y las comadves se {neta lan por unos meses, y el cuarto se amplia, digo es un decin, hasta contener al pueblo entero de donde emigré su primer habitante. A estas imagenes elegidas hay que afiadir el Museo de Antro- Pologia, el Zécalo a cualquier hora, la Catedral, y tal vex, una fScena de violencia con la policia que golpea vendedores ambu- lantes, o Ia policia que detiene jovenes y los levanta del cabello, © la policia que asegura no haber golpeado a nadie. Asi va ef Tepertorio tipico, y si no incluf a los mariachis en la Plaza Cari- baldi, es por un imperativo actistico: este texto no lleva miisica de acompafiamiento. El tumulto despliega sus propuestas estét cas y la ciudad popular entrega sus rituales, De los orgullos que dan (o deberian dar) escalofrios Bullos q stata certo qullyo deberia serie lel al pesadita de mi eletdon SJoeph Conrad cnein de ls tn eA donde se file el chovinismo del “Como México no hay dos”? No muy lejos desde luego, y volvié protagonizando el chovinis- mo de la catastrofe y del estallido demografico. Enumero algu- nos orgullos (compensaciones psicol6gicas): + México es la ciudad Inds poblada del mundo (iLa Super-Cal- cutal!) a + México ¢s la ciudad mas contaminada del planeta ((EI labo- ratorio dela extinciéti de las especies!) eer ¥ + México es la'gitdad en donde lo ins6lito seria que unvacto, el que fuera, fracasise por inasistencia, Publico és 16 que abun- da, y en la capital, a falta de cielos limpidos, se tienen, y a rau- dales, habitantes, espectadores, automovilisias, peatones. * México-es la.ciudad donde lo invivible tiene sus compensa- ciones, la primera de ellas el nuevo status de la sobrevivencia. Qué es una mentalidad apocaliptica? Hasta donde veo, lo antagénico a lo que se observa en la Ciudad de México. Alli, en medio de cifras pavorosas que cada quien inventa (y que suelen quedarse cortas), muy pocos se van porque, sociedad laica a simple vista, muy pocos toman en serio las predicciones del fin del mundo, de este mundo. é¥ cuales son los poderes retentivos de la megal6polis que, sin duda, ha tocado su techo hist6rico? De qué manera conciliar el sentimiento del limite con los planes a mediano y largo plazo de cada uno de los capitali- nos? éS6lo la ansiedad centralista determina la intensidad del arraigo?... Para muchos, el mayor encanto de la capital de la Repiiblica Mexicana es su (verdadera y falsa) condicién “apoca- liptica". He aqui —presumiblemente— ala primera megalépolis que caer victima de su propia desmesura. iCémo fascinan las profecias biblicas, las estadisticas ltigubres y la seleccién catas- trofista de experiencias personales! En las reuniones se discute si se vive la inminencia del desastre o en medio de las ruinas, y 19 ¢l humor colectivo describe los paisajes urbanos con el entusias- mo de un testigo de primera fila del Juicio Final: iQué horror, tes horas en mi antomévil para recorrer dos kilémetros!/ é¥a oiste hablar de tos que caen desmayados por la contaminacién?/ Falta el ‘agua en muchas partes/ Nada més de viviendas se necesitan otros tres millones... Siempre se vuelve a la gran explicacién: pese a los desastres veinte millones de personas no renuncian a fa ciudad y al Valle de México, porque no hay otro sitio adonde quieran ix 5, en rigor, no hhay otro sitio adonde puedan ir. En el origen del fendmeno, el centralismo, la concentracion de poderes que, sin enibargo, tie- ne algunas ventajas, la primera de las cuales ¢s la identificacin entre libertad y tolerancia, “No tengo ganas de hacer juicios morales porque ¢so me llevaria a conocer a mis vecinos." Al tradicionalismo lo destruyen el apretujamiento, el trueque de la familia tribal por la familia nuclear, el anhelo de individualiza- Gi6n extrema que acompafa a la anomia, los grados del desa- rrollo cultural, la carencia de valores democriticos que obliga a las personas a (en algo} democratizar su vida. “Lo que debe su- primirse” se convierte paulatinamente gusta” Quedarse en la capital de la repiiblica es afrontar los riesgos de la contaminacién, el ozono, la inversién térmica, el plomo en la sangre, la violencia, Ia carrera de ratas, la falta de sig- nificaci6n individual. Irse es perder las ventajas formativas e in- formativas de la extrema concentracién, las sensaciones de modernidad (0 de postimodernidad) que aportan el crecimiento y las zonas ingobernables de la masificacién. A la mayorfa, asi Jo niegue con quejas y promesas de huida, le alegra quedarse, atenida a las razones de la esperanza: Esto se conpondré de algiin modo/ Lo peor nunca Uega/ Antes de ta catdstrofe, lograremios fir. De hecho, la argumentacién se unifica: todo, afuera, esté igual © peor. éAdénde ir que no nos alcancen Ia violencia urbana, la sobrepoblacién, los desechos industriales, el Efecto Inverna- dero? Entre los mas incrédulos, los escritores. No hay antiutopias, Ja ciudad no es el gran peso opresivo (es0 lo siguen siendo las Lo que a mi no me 20 regiones) sino la libertad posible a costo muy alto; en la précti- ca, nada mas alejado del animo capitalino que las profecias de Carlos Fuentes en Cristébal Nonato y en el relato “Andrés Apar cio”, de Agua quemada. Segiin Fuentes, la ciudad ha legado a su limite Reflexiona uno de sus person: Le daba vergiienza que un pais de iglesias y pirdmides edi cadas para la eternidad acabara conformandose con la ci dad de cartén, caliche y caca. Lo encajaron, lo sofocaron, le quitaron el sol y et aire, los ojos y el olfato. Induso el universo de Cristébal Nonato (desolacién ecolégica, politica, social, lingiifstica) se deja invadir por el relajo. En el fondo, si la catastrofe es muy cierta, el catastrofismo es la fiesta de los incrédulos, donde se funden la irresponsabilidad, Ia ré signaci6n y la esperanza, y en donde —doctrina no tan secreta de la Ciudad de México—, cunden las sensaciones del fin del mundo, con las aglomeraciones que son el inficrno.de lo conti- guo, y la apoteosis de las turbas que consumen el aire y el agua, y que de tan numerosas parecen flotar sobre la tierra. Y a esta confianza la complementan la resignacién, el cinisino y la paciencia, A la ciudad con signo apocaliptico la habitan quie- nes, a través de su conducta sedentaria, se manifiestan como optimistas radicales, Enla prictica gana el animo contabilizador. En Ghima instan- cia, parecen mayores las ventajas que los horrores. Y éste es cl resultado: México, ciudad post-apocaliptica. Lo peor ya ocurrié (y lo peer es la poblacién monstruosa cuyo crecimiento nada di tiene), y sin embargo la ciudad funciona de modo que a la ma- yoria le parece inexplicable, y cada q Tecompensas que cn ien extrae del caos las igo cquilibran las sensaciones de vida in- ible. El odio y el amor a la ciudad se integran en la fascina- ci6n, y la energfa citadina crea sobre la marcha especticulos inicos, el “teatro callejero” de los diez millones de personas que a diario se movilizan en el Metro, en autobuses, en camio- nes, en camionetas, en motocicletas, en bicicletas, en autos, Y el show mis eategorico ¢s la pérdida del miedo al ridiculo de una 21 sociedad antes tan sojuzgada por el “Qué diran?” La mezcla incesante es también propuesta estética, y al lado de las piri des de Teotihuacdn, de los altares barrocos y de las zonas del México elegante, la ciudad popular proyecta la versién mas fa- vorecida —la brutalinente masificada— del siglo venidero. De las ventajas de la desventaja Todavia en 1960 0 1965 ef término masas es sblo despreciati- ¥o, porque, segiin el mercado de valores semsntico, masas es el sinénimo de los seres que carecen, entre otras cosas, de moral, de freno a los instintos, de educacién, de vestuario apropiado. A la-oscuridad-iluminada-por-el-rechazo se le ha llamado “la ba”, “el popolo”, “la leperuza”, “el peladaje”, “la grey astros “el populacho”, “el infelizaje”, el conjunto amenazador 0, las menos de las veces, compadecible que, segiin los conservadores, halla su justa descripcién en un libro-epitafio: La rebelign de las masas de José Ortega y Gasset, heredero de Psicologia de la mul fitud, de Gustave Le Bon, el ensayo donde se localiza al arqueti- Po que destruiré la civilizacién: el hombre-masa inhabilitado para la autonom{a psicol6gica, enemigo de lo que no compren- de (todo) y rencoroso ante lo sobresaliente. Gracias a La rebe. in de las masas (no que se lea, si que se intuye), la élite afina su desprecio por el mar de sembiantes cobrizos, por los invaso- res ocasionales de su panorama visual. iCémo’ se multiplican! La fertilidad demografica los acompagia y les permite conver- lirse en el alud amenazador y pintoresco que sumer a las clus dades eit la uniformidad. Y de acuerdo a los criterios de la derecha, la gran rebelién de las masas es su existencia misma, Fe de crratas o rectificaciones: en donde decia Pueblo dice Piibico; en donde se hablaba de ia Sociedad crecen por via par- tenogénica las Masas; donde se ponderaba a la Nactin 0 el Puc. blo se clogia a la Gente; en dorde la Gente era la vaguedad humerosa se habla de la Gente, proyeccién de la primera perso- na, (Para entender de modo cabal las expresiones “La Gente dice, La Gente piensa que..", coléquese “Yo digo, yo creo...) 22 te se resigna, da por concluido su libre disfrute de las ciudades y se adentra en los ghettos del privilegio: “Aquf todo fanciona tan bien que parece que no viviéramos aqui". Y lo ex- clusivo quicre compensar por la desaparicion de lo urbano. Al cambio de vocabulario lo acelera la vivencia de la socie- dad de masas, las realidades, presiones y pasiones del diluvio poblacional. Y cuando se habla de “sociedad de masas” se alude a lo inevitable: todos los que debian nacer han nacido, y los ‘que siguen naciendo, importantes para cada familia, no alteran «lemasiado el paisaje. 23 La hora del consumo de orgulios PROTAGONISTA: JULIO CESAR CHAVEZ, Si algo Je queda al nacionalismo es su condicién pop. No po- pular, algo ya mas bien anacrénico a fuerza de lo sentimental, sino pop, con el acento en el perfil publcitario, en los mensajes subliminales, en ese “barullo de las estaciones” que es la moda Ast por Io menos lo percibo hoy, ecinto de la pelea entre el campedn Julio César Chavez y el retador Greg Haugen. Este, y de manera certificada, es un acto de la Nacién, la entidad que antecede y, tal ver, sucede al piblico televisivo. La variedad de las camisetas confirma que ya se vive en una socie dad plural, y el vocinglerio da vucltas alrededor de la plaza co- mo si todavia las plazas existieran. Dentro-y fuera del Estadio todo es obligatoriamente tricolor, en la escala que, segiin los himnos escolares de antaiio, combina “la sangre abnegada de los paladines, ef verde pomposo de nuestros jardincs, la nieve sin mancha de nuestros volcanes”. Todo es tricolor en la venta y en la contemplacién: los carteles, las cucrdas del ring, la psi- cologia a flor de piel de los asistentes. (En asuntos donde la patria se la juega, no hay vibraciones monocrométicas.) Y aun- que uno, por falta de oido civico, no lo intuya, deben existir las porras tricolores. Van mis guantes en prenda, No en balde el presidente Carlos Salinas de Gortari asistié al entrenamicnto de Julio César, a transmitirle no el estimulo deportivo sino el saludo det gobier no al enviado del gobierno en el ring... Pero por qué soy tan burocratico y hablo del “representante del gobierno” y no del Pueblo y la Nacién? Eso es en rigor Julio César, sinaloense na do en Ciudad Obregén, Sonor indadlo en Culiacan por razones familiares (“Me siento mas sinialoense que muchos de By ustedes” ntegrante del boxeo profesional desde 1980, posce- dor de un récord devastador: 84 peleas, 84 victorias, 72 no- cauts. El Boxeador Nacional exhibe lo que tiene, su legitino amor por el hijo, los automoviles que deslumbran, ef relojazo que da la hora y tonitica et ego, el anillo como promontorio, la cadena cuajada de gemas, “pero todo con gusto, sin ostenta- ci6n”. Y por lo mismo el promotor Don King le regal a Cha- vez un Lamborghini de mas de cien mil ddlares, Un dia histérico. Banco del Atlintico.” En el cuadrilitero, las chavas del grupo Las Tropicosas, se afanan en extenuarse. Que su cansancio sea para nuestro bien. No son artistas, si tal especie ain perdura. Son, digamos, pretexto para el despliegue de Ja tecnologia, Ellas bailan, las luces las siguen. Ellas persis- ten, las luces se aburren uieren otra? Nooco, Digs: =Nooco — Pues de castigo, ahi les va otra La rechifla bien podria cubrir los rincones de la tierra. En el Estadio Azteca ni las artistas ni los presentes cucntan, exponen- tes residuales de los millones que ven la tele, Ahora las chavas se recupcran en dos idiomas. Gon mucho carifio porque somos mexicanos, WE LOVE IQueremos otra! you, 51 helirSptero atrucna. EI Estadio aleanza su punto de sereni- dad al vo verse inaudible el estruendo, Las tres jévenes seudo-norteitas se dejan cachondear por ta repulsa, 20 necesariamente libidinosa pero qué importa. Los concurrentes agitan las cachuchas y detestan el show. Algunos posesos del nacionalismo instantinco bailan envueltos en la bandera, y lo nacional se vuelve lo hogareio, cilido, inevitable- mente coreografico, Sin 1ecnologfa no saigas a la ca celular a eel le. Los ligues hoy se hacen de Har. Dest fos walkies-talkies se previene y exhorta Concluyen ste niimero Las Tropicosas, GRACIAS. Aparece Don King, el mas que controvertido empresario de box. Trae el pelo sublevado, crispado. PEINE, QUE SE PEINE! El anunciador alaba “la técnica computarizada del siglo 4”. El rayo liser irrumpe en las conciencias, y censura implicita mente ese hoyo provinciano, el siglo xx Abundan los jévenes con bandas rojas en la cabeza. Ondean, Jas banderas nacionales. La Ola es interminable y precisa, la ma- ravilla disciplinaria, En el ring-side (la Zona Dorada) conversan con los ojos iluminados los que vendieron todo para comprar tun boleto (900 délares, dos mil ochocientos nuevos pesos). Es Ja EXPERIENGIAUNICA, y aqui la vehemencia se anula a sf mis- ma, iMEXICO! IMEXICO! y sdlo gritando uno puede resentir el fragor de los vocablos. La tele capta al piblico en su delirio y el Ptiblico delira en exclusivo beneficio de la tele. —iQué locural iEs de locos! Las frases son comentarios de autoclogio. Si hay locura, valié la pena venir y uno desquita la entrada legalizando el motin de los sentidos. Se grita para tener la garganta en forma, y ser el sparring del alboroto propio. (EI simil es horrible pero la sensa- cién se le aproxima peligrosamente). En la Fiesta Deportiva bro- tan los encendedores, y sea lo que sea, el apoyo de las luces es siempre portentoso, El Bano de Mexicanidad. En el video-clip difundido por las pantallas inmensas, se moviliza el Mexico que debi6 existir si los aztecas hubiesen conseguido patrocinadores. Las bailarinas con mascaras de jade quieren ser estatuillas o estelas mayas. En- trado en gastos, el promocional vierte {dolos, mtisica de caraco- las, acercamientos a las pirémides. Los treinta siglos de esplendor se adhieren a Ia causa de Julio César Chavez, Fl Esta- dio desborda iluminaciones tricolorés. El grito es undnime: CHA vez. En el video-clip cruzan figuras prehispanicas de computadora. Resuena el teponaxtle y uno siente aunque no los oiga (épara qué? Ya estan inscritos en nuestro cédigo genéti- co) los acordes de himnos, marchas, canciones desafiantes. Que me maten y al cabo y qué. Seamos posmnodernos, ahora que hay modo. El léser en suce- 26 sin acelerada forma glifos, redes con el trasfondo de las pirée ides, signos prehispanicos, el mapa de la Repiiblica, el éguila que no desciende. El alarde tecnol6gico es la tercera patria (la segunda es la television). Se entrecruzan las lineas, el infinito alcanza al finite y Ie reprocha su carencia de ambiciones, Los Fayos liser son el techo, son la guerra, son el horizonte incan- descente, son la Iluvia, son la distancia mas corta entre dos asombros. Las imagenes se abaten pertinaces: Tléloc, concheros, Monte Albin, Uxmal, Palenque, Teotihuacan, Mitla... Con la tecnologia se puede hacer todo menos acostumbrar a los usua- Fios a que prescindan de ella en el siguiente espectaculo. Creo hallarme, felizmente, en la Convencién Césmica de Concheros. Algo de pronto, tal vez el ring, me recuerda la exis- tencia del box. En la pantalla unas cartas de la baraja forman el Estadio Azteca con los campeones. El liser dibuja el ring: PO. KER DE ASES a distancia, Al cabo de dos horas ya nada signilicé lo que significa, ni las rechiflas, ni los aplausos (inaudibles), ni Ja Ola (calistenia de masas), ni el boxeo. Aqui no se viene a encumbrar al Famoso, ya lo esta y en exceso, se viene a recono- cerse en algtin hivel"del éxito. Muy probablemente por eso han pagado lo que han pagado los de Tepito y La Lagunilla y La Merced. En este momento el peinado de Don King parece la insu- rreccién del Himalaya, y los palcos son los cuartos de vecindad mas caros del mundo. El que pega es nuestro delegado en el ring, El que recibe golpes es un perfecto desconocido Durante ta mayor parte del siglo, el box fue puro deporte y pura psicologia y pura sociologia, el Ambito de los jovenes po- bres con facultades, de los chavos sobrados de coraje a corto plazo y faltos de voluntad a largo plazo. No todos se avecinda- ban en el arroyo, pero el arroyo era la metafora predilecta de quienes veian en las afueras de los gimnasios a los seres atrofia. dos que fueron promesas alucinantes, Nacidos-para-perder: los 27 COG EG GV GGG UGG GOGO UG SG SY boxeadores cuya agonia existential recreé Alejandro Galindo «1 Campeén sin corona, en la secuencia donde Kid Terranova (D: vid Silva), el personaje basado en Rodolfo el Chango Casanova, el nevero con puiios de roca, vacila a un paso de 1a victoria, 2Comio es posible que él, un mexicano feo, un peladito, le gane a un gringo? Y Kid Terranova elige perder porque eso va con el destino de Ia raza, que naci nte, Uno recuerda también icardo cl Pajarito Moreno, Rubén el Péas Olivares, José cl Toluco Lépez, Mantequilla Népoles. iQué historias! Qué de no- ches en vela y de dias sin tregua! Qué puiios y qué arremetidas Y qué desplomes (psicol6gicos y de los otros)! Tuvieron y gasta- Fon; tuvicron y comparticron; tuvicron y no les quedé nada Tuvicron y ni quién los salude. Tal vez el problema casi insalva ble es la calidad de simbolo, Ellos muy pronto o de inmediato as{ se consideraron, y quizés por eso no les afect6 tanto la caf da, porque lo que a fin de cuentas se derrumbaba era el simbo- lo, no cada uno en particular, pero lo malo —nada es perfecto — al venirse abajo el simbolo sus fragmentos se precipi n sobre sus anfitriones de tiempo completo. El simbolo caia y el simbolo brotaba el afio siguiente, porque la explicacién avin funciona: “Mientras haya jévenes hambrientos, habra boxco", y Rocky Graziano tuvo razén al decir: “La vida ¢s la pelea”, En otra época, la dimensisn racial y la nacional eran definit vas, y la psique de colectividades enicras se la jugaba con un boxeador, por ejemplo en Estados Unidos con el negro enfren- tado a The Great White Hope, 0 con el blanco que desafiaba a {a raza barbara, 0 con el primitive que pelcaba con el preten cioso (Jack Dempsey versus Gene Tunney), © con el negro ad- versario del teutn (Joé Luis versus Max Schemmeling), 0 con cl negro que se burlaba de sa contendiente (Cassius Clay 0 Mu- hammad Ali versus Sonny Liston 0 George Frazier), 0 con el latino que se enfrentaba al hijo del ghetto (Roberto Duran ver- sus Sugar Ray Leonard), Pero eso fue antes det crecimiento det Kigante corporativo, y las denuncias sobre el papel de la Mafia, Y luego Mike Tyson fue a la carcel En el box de los noventas ef centro es el negocio, y ya hasta €1 final vienen los peleadores y las peleas. Se desgasté lo emble- 28 inaitico y slo representa a su pais el boxeador que gana. El que pierde es apatrida, Piénsese en un boxeador legendario: Rail el Raton Macias. En los cincuentas, él enriquecié al refranero na- ional al contestarle al locutor Paco Malgesto, que le pregunta. ba sobre sus agradecimientos: “Todo se lo debo a mi manager y 4 la Virgencita de Guadalupe”. En ese orden. Hoy deberia res- ponder: “Todo se lo debo a la Corporacién, a mi representante, al equipo de promocién, a las cadenas de televisién y a la Vir. gencita de Guadalupe” “Fijate en la pantalla” A los contendlientes se les vé avanzar hacia el ring gracias a las antallas. Esta escrito: ha concluido el tiempo y los testigos di. Fectos. La television ha eliminado ese dudoso privilegio, y el n mor ansioso de las arenas de box. El dentro y el afuera se extinguen como categorias inapelables, y en el Estadio Arteea por cortesia de Jos ¢clulares, los que vinicron les refieren el ame Dbientazo a sus amigos y familiares, “iMira! Se acaba de subir al ring un espont bandera mexicana”, 'ranscurren tres peleas inocuas y el ardor se consume y las porras se adelgazan hasta cl susurro.

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