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Traduccion de VICTOR GOLDSTEIN NUNCA FUIMOS MODERNOS Ensayo de antropologia simétrica per Bruno Latour atone Satores > Siglo veintiuno editores Argentina s.a. Fun 217 HC acaAAC. BUENOS ARES, MEPLBUERARGENTINA Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. EAR EEL NGA 2, BELEGACE COYONE 610 MELE. Siglo veintiuno de Espafia editores, s.a. e2NDE2 Pom, 208 aH HAOAD et eevrage, prublié das ie cade doe Prager aide dala Publication Vitorie Oosmngo, binSfies ds sistion du Minar eds Affves Evans ot bu Service Cleat deVAnbassade de Prance on Argentine, sta obra, publicada en ol marco del Programa de Ayuda Ale Baicin Victoria Ocampo, hasido beneficada con el apoyo = * del Ministerio de Aauntos Bxtranjerosy det Servicio Cult de i Einbajada de Francia en la Argentina. {gtour, Bruno ‘Khinea fuimias mademos. Ensayo de anviopola Brine Latour red Bucnes Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2007 nipctnion “s Traduceibn de: Victor Goldstein ISRN 978:987-1220854 1. Anwopologia. II Ticats, co 138, inal: Nous n avons jamais 2 modemes, Essal anthropos spn © 198), Editions La Découverte, P (© 1097, Eaitions La Découverte & Sytos, Paris Portada de Peter Tjebbes Imagen de apa fotograffa de Bruno Latour (lragmento) © 2007, Siglo XX Fditoves Argentina SA. (SBN 978-987.1990-854 Impresa en Artes Grifiens Almirante Solee 2430, Avellaneda, fem el mes de mayosie 2007 Hecho el depésito que marea ta ley 1.728 Inpreso en Argentina Maden Argentina Indice Agradecimientos 1. Crisis 2. Constitucién, 3. Revolucion 4. Relativismo 5. Rediswibucién Referencias bibliograficas ul 13 31 al 135 189 213, Pav Elizabeth y Luc Agradecimientos De no haber sido por Francois Géze no habria escrito este ensayo, cuyos defectos ciectamente son innumerables, pero que habrian sido todavia mas sin los preciosos consejos de Gérard. de Vries, Francis Chateauraynaud, Isabelle Stengers, Luc Bol- tanski, Elizabeth Claverie y mis colegas de la Escuela de Minas, Agradezco a Harry Collins, Erman McMuttin, Jim Griesemer, Michel Izard, Clifford Geertz y Peter Galison por haberme per mitido ensayar sus argumentos durante diversos seminarios que elles cuvieron la amabilidad de organizar para mf, CRISIS La proliferacion de los hibridos En Ia pagina 4 del diario leo que este afio las mediciones por encima de Ja Antértida no son buenas: el agujero de la ca- pade ozono se agrancla peligrosamente. Al continuar con ia lec- tura, paso de los quimicos de la atmésfera a los ejecutivos de Atochem y de Monsanto, que modifican sus cadenas de produc- cién para remplazar los inocentes clorofluorcarbonos, acusados, de crimen contra la ecosfera, Algunos parrafos mas adelante te- nemos a los jefes de Estado de los grandes paises industrializa- dos que hablan de quimica, neladeras, aerosoles y gases inertes. Pero en la parte iaferior de la columna, me encuentro con que os meteordlogos ya no estan de acuerdo con los quimicos y ha- lan de fluctuaciones ciclicas. Por si fuera poco, los industria- les ya no saben qué hacer. Los capitostes también vacilan. (Hay que esperar? {Ya ¢s demasiado tarde? Més abajo, los paises del tercer mundo y los ecologistas se meten donde no fos llaran y hhablan de tratados internacionales, de derecho de las genera ciones futuras, de derecho al desarrollo y de moratorias. Asi, el articulo mezcla reacciones quimicas y politicas. Un mismo hilo reiaciona Ja mas esotérica de las ciencias y la pol tice més baja, el cielo mas lejano y una fabrica especifica en las afueras de Lyon, el peligro mas global y las elecciones que vie~ nen, o el préximo consejo de administracién, Los tamatios, Jos desafios, las duraciones, los actores no son comparables y sin embargo ahf estan, comprometidos en la misma historia, En la pgina 6 del diario me entero de que el virus del sida de Paris contaminé al de! laboratorio de! profesor Gallo, que 16 BRUNO LATOUR los sefiores Chirac y Reagan, sin embargo, habjan jurado solemn- nemente no volver a cuestionar él historial de ese descubri- miento, que les industrias quimicas se demoran en poner en el mercado medicamentos reclamados a voz en cuello por enfer- mos organizados en asociaciones militantes, que la epidemia se extiende en el Africa negra, Una vez mas, capitostes, quimicos, bidlogos, pacientes desesperados, industriales, se encuentran comprometidos en una misma historia incierta. En la pagina 8 se habla de computadoras y de microchips controiados por los japoneses; en la 9, de embriones congela- dos: en la. 10, de bosques que arden arrasando en sus columnas de humo especies en peligro que algunos naturalistas quieren proteger; en la IL, de ballenas provistas de collares con radio~ balizas adosadas; también en la 11, un basural de} Norte, sim- olo de la explotacisn obrera, que se acaba de clasificar como reserva ecolégica a causa de la flora rara que allt se desarroll6. En la 12, el papa, los obispos, Roussel-Uclaf! las wompas de Fa lopio y los fundamentalistas tejanos se retinen alrededor del mismo contraceptivo en una extrafia cohorte. En la 14, 10 que yincula al sefior Delors, Thomson, la Comunidad Econémica Europea, las comisiones de estandarizacin, de nuevo los japo neses y los productores de telefilmes. Se cambian algurias lineas en el estandar de la pantalla y los miles de millones de francos, Jos millones de televisores, los miles de horas de telefilmes, los centenares de ingenieros, las decenas de ejecutivos se ponen a bailar. Felizmente, en el diasio hay algunas paginas wanquilas don- de se habla de pura politica (una reunién del partido radical), y el suplemento de libros donde las novelas relatan ‘as aventu- yas exultantes del yo profunde (ie amo, ya no te amo). Sin esas paginas despejadas, uno se marearfa. Lo que ocurre es que esos " Roussel-Uclaf es una filial de la firma alemana Hoechst, ue produjo RU«8G, llamada la pdora del aa después. [C1 NUNCA FUIMOS MODERNOS W articulos hibridos que dibujan madejas de ciencia, de politica, de economia, derecho, religién, técnica, ficcién, se multipl can. Si la lectura del diario ¢s la oracién del hombre moderno, entonces es un hombre muy extraiio el que hoy raga leyendo eso astintos embrollados. Aqui, la cultura y la nacuraleza resul- tan mezcladas todos los dias. Sin embargo, nadie parece preocuparse por ¢s0. Las pagi- nas de Economia, Politica, Ciencias, Libros, Cultura, Religién, Policiales se reparten los proyecios como si tal cosa. El mas pe- quedo virus del sida hace que uno pase del sexo al inconscien- te, al Africa, a los cultivos de células, al ADN, a San Francisco; pero los analistas, los pensadores, los periodistas y los que to- man decisiones van a recortarta fina red que dibyja el virus en pequefios compartimientos limpios donde sdlo se enconward ciencia, economia, representaciones sociales, policiales, pie- dad, sexo. Aprieten el aerosol mas inocente y se veran lievados hacia la Antartica, y de ahi hacia la Universidad de California en Icvine, las cadenas de montaje de Lyon, la quimica de los ga- ses inertes, y de ahi quizés hacia !a ONU, pero ese hilo frigil se- ri roto en otros tantos segments cuantas disciplinas puras hay: no mezclemos el conocimiento, el interés, la justicia, ¢] poder. No mezclemos el cielo y la terra, lo global y lo local, lo hurna- no y lo inhumano. “Pero, zesas madejas constituyen la mezcla —diran ustedes—, tejen nuestro mundo?” “Que sea como sino existieran’, responden Jos analistas. Ellos cortaron el nudo gor- diano con una espada bien afilada. El timén se ha rowo: a Ja iz- quierda el conocimiento dé las cosas, 2 la derecha el interés, eb poder y la politica de Jos hombres. Volviendo a atar el nude gordiano Desde hace unos veinte afios, mis amigos y yo estudiamos esas situaciones extrafias que Ia cultura intelectual en ta que vi vimos no sabe dénde ubicar. A falta de otra cosa, nos Ilamamos 8 BRUNO LATOUR soci6logos, historiadores, economistas, politélogos, ilésofos, an- tropdlogos. Pero a esas disciplinas venerables siempre afiadi- mos el genitivo: de las ciencias y las téenicas. Science studies es la f6rmula de los ingleses, 0 ésta, demasiado pesada: “Ciencias, técnicas, sociedades”. Sea cual fuere la etiqueta, siempre se tra- ta de volver a atar el nudo gordiano atravesando, tantas veces como haga falta, el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder, digamos la naturaleza y la cultura, Hi bridos nosotros mismos, instalados de soslayo en el interior de jas instituciones cientificas, algo ingenieros, algo fildsofos, ter- ceros instruidos sin busearlo, hicimos la eleccién de describir Jas madejas dondequiera que nos lleven. Nuestro vehicylo es la noci6n de tradueciéa o de red. Més flexible que'la nocién de sistema, ms histérica que la de estructura, mas empirica que a de complejidad, la red es el hilo de Ariadna de esas historias, mezcladas. Sin embargo, es0s trabajos siguen siendo incomprensibles porque estin recoytados en tres segtin Tas caregorias usuales de las criticas. Forman parte de la naturaleza, de la politica 0 del discurso. Cuando MacKenzie describe la central de inercia de los mi- siles intercontinentales (1990);? cuando Callon describe los electrodes de las pilas de combustible (1989); cuando Hughes describe el filamento de la kimpara incandescente de Edison (1988a); cuando yo describo Ja bacteria del antrax atenuada por Pasteur (1984) 0 los péptidos det cerebro de Guillemin (1988a), los criticos se imaginan que estamos hablando de té~ nieas y de ciencias, Como en su opinion estas diltimas son mar- ginales 0 2 losumo no manifiestan mas que el puro pensamien- to instrumental y calculador, los que se interesan en la politica ‘o-en las almas pueden dejarlas a un lado. Sin embargo, 335 in- vestigaciones no tratan acerca de la naturaleza 0 del conoci- * Las referencias entre paréntesisremiten a i bibfograffa al final del votumen. NUNCA FUIMOs MODERNOS 19 miento, de las cosas en si, sino de su inclusion en nuestros co- lectivos y en los sujetos. No hablamos del pensamiento instru- mental sino de la misma materia de nuestras sociedades. Mac- Kenzie despliega toda la Armada norteamericana y hasta a los diputados para hablar de su central de inercia; Callon movii- zaa Hlectricité de France y Renault asi como a grandes secto- res de la politica energética francesa para comprender los in- tercambios de iones en el extremo de su electrodo; Hughes reconstruye todo Estados Unidos alrededor del hilo incandes- cente de la limpara de Edison; si uno tira del hito de las bacte- rias de Pasteur lo que viene es toda la sociedad francesa del st- glo xix, y se vuelve imposible comprender los péptidos del cerebro sin adosarles una comunidad cientifica, los instrumen- tos, las pricticas, pertrechos que se parecen muy poco a la ma- teria gris y el calculo. “Pero, entonces, ces politica? {Usted reduce la verdad cientifi- aa intereses y la eficacia técnica a maniobras politicas?” Este es el segundo malentendido. Si los hechos no ocupan el lugar a la vez marginal y sagrado que les reservan nuestras adoraciones, abi los tenemos, reducidos de inmediato a meras contingencias locales y apobres artimaiias. Sin embargo, no hablamos del contexto social ¥ de los intereses de poder, sino de su inclusidn en las cormunida- perar de la experimentacién, del razonamiento cientifico, de Jas formas de argumentacién politica y, en especial, de la bom. ta de aire, verdadera heroina de esta historia. Los desacuerdos de estos dos hombres, que se entienden en todo el resto, los convierten en las “droséfilas” de la nueva antropologia. Boyle se abstiene con cuidado de hablar de bomia de va- clo. Para poner orden en los debates que siguen al descubri- miento del espacio de Torricelli en la parte superior de un tu- bo de mercurio invertido en una cuba del mismo metal, no pretende buscar mds que el peso y el resorte del aire sin tomar partido en la pelea entre partidarios de lo pleno y del vacio. EL aparato que desarrolla a partir del de Otto von Guericke para sacar en forma duradera el aire de un recipiente de vidrio tansparente es el equivalente para la época en cuanto a costo, complicacién, novedad, de uno de los grandes equipamientos de la fisica actual. Ya se trata de Big Science. La gran ventaja de los equipos de Boyle ¢s permitic la observacién a través de las Paredes de vidrio y poder introducir o incluso manipular mues- tras gracias a una serie de ingeniosos mecanismos de esclusas y tapas. Ni los pistones de la bomba ni los gruesos vidrios ni las _juncuras poseen la calidad necesaria. Por lo tanto, Boyle debe evar la investigaci6n tecnolégica lo bastante lejos para poder realizar la experiencia que més le interesa: la del vacio en el va clo. Encierra un tubo de Torricelli en el recinto de vidrio de la bomba y asi obtiene un primer espacio en ta cumbre del tubo invertido. Luego, al accionar la bomba por uno de sus técnicos ~ Por lo demas invisibles (Schapin, 1991.)—, suprime lo sufi. ciente el peso del aire para hacer descender el nivel de la co- Jumna, que baja casi al nivel del mercurio de la cubeta. Boyle desarrollard decenas de experiencias en el interior del recinto confinado de su bomba de aire, como aquellas encargadas de NUNCA FUIMOS MODERNOS 39 detectar el viento de éter postulade por sus adversarios, 0 ex- plicard la cohesidn de cilindros de mérmol, o har sofocar ani- malitos y apagaré velas, como lo populatiz6 mas tarde la entre- tenida fisiea del siglo xvi. Cuando una decena de guerras civiles causan estragos, Boy le escoge un método de argumentacida, el de Ia opinién, de- nigrado por la mas vieja tradicién escolistica. Boyle y sus cole- gas abandonan la certeza del razonamiento apodictico por la doxa. Esta doxa no es la imaginacién divagante de las masas cré- dulas, sino un dispositivo nuevo para acarrear la adhesion de los pares. Mas que sobre la l6gica, las matemiticas 0 Ia rev6ri- ca, Boyle se funda en una metifora parajuridica: algunos testi- gos creibles, adinerados y de buena fe reunidos alrededor de la escena de la accion pueden atestiguar acerca de la existen- cia de un hecho, the matter of fact, aunque no conozcan su ver- dadera naturaleza. Asi, Boyle inventa el estilo empirico que uti- lizamos todavia hoy (Shapin, 19912). Este no requiere la opinién de los gentileshombres, sino ia observacién de un fenémeno producido artificialmente en el lugar cerrado y protegido del Iaboratorio. Irénicamente, la cuestién clave de los constructivistas —dos hechos son construi- dos de cabo a rabo en los laboratorios?— es precisamente ia cuestién que Boyle suscita y resuelve. Sf, lisa y Jlanamente los hechos son construidos en la nueva instalaci6n del Laboratorio ¥ por el intermedio artificial de la bomba de aire. El nivel en realidad desciende en el tabo de Torricelli insertado en el re- into transparente de la bomba accionada por técnicos sin aliento. “Los hechos son hechos", dirfa Bachelard, Pero, cons- truidos por el hombre, gson por ello falsos? No, porque Boyle, asi como Hobbes, extiende al hombre el “constructivismo” de Dios; Dios conoce las cosas porque él las crea (Funkenstein, 1986). Nosotros conocemos la nawuraleza de los hechos porque os hemos elaborado en circunstancias que controlamos a la perfeccién. La debilidad se convierte en una fuerza, con tal que se limite el conocimiento a la naturaleza instrumentalizada de 0 BRUNO LATOUR, los hechos y que se haga a un lado Ia interpretacién de las cau- sas. Una vez més, Boyle wansforma un defect —Io tinico que producimos son matiers of fact creados en laboratories y que 20 tienen otro valor que no sea el Jocal— en una ventaje decisiva jamés se modificaran esos hechos, no importa qué ocurra, por Io demas, en materia de teoria, de metafisica, de religion, de politica 0 de légica. Hobbes y sus temas Hobbes desaprueba todo el dispositive de Boyle. El también quiere poner fin a la guerra civil; él también quiere abasidonar la interpretacién libre de la Biblia hecha tanto por los clérigos como por el pueblo. Pero pretende alcanzar su objetivo me- diante una unificacién del cuerpo politico. El soberano crea- do por el contrato —“ese Dios mortal al que debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra protecci6n”— no es mas que él representance de la multitud. “Es la unidad del que re- presenta, no la unidad del representado, lo que hace una a la persona,” Hobbes esté obsesionado por esa unidad de la Per- sona que es, para emplear sus términos, €1 Actor cuyos Autores somos nosotros, los ciudadanos (Hobbes, 1971). Precisamente a causa de ella no puede haber trascendencia, Las guerras civi- les causardn estragos mientras existan entidades sobrenatura- les a las que los ciudadanos se sientan con derecho a implorar cuando las autoridades de este mundo miserable los persigan. La lealtad de la vieja sociedad medieval —Dios y el Rey— ya no es posible si cada uno puede implorar directamente a Dios 0 designar a su rey, Hobbes quiere hacer tabla rasa de cualquier Tarnado a entidades superiores a la autoridad civil, Quiere rex cuperar la unidad catélica, pero cerrando todos los accesos a la trascendencia divina Para Hobbes, el poder es conocimiento, lo que equivale a decir que no puede existir més que un solo conocimiento y un NUNCA FLIMOS MODERNOS a solo poder si se quiere poner término a las guerras civiles. Por 50, la mayor parte del Leviatdn hace Ia exégesis del Antiguo ‘Testamento y del Nuevo. Uno de Jos mayores peligros para la paz civil viene de la creencia en Ios cuerpos inmateriales tales ‘como los espiritus, los fantasmas © las almas, a Jos que apela la gente contra el juicio del poder civil. Antigona, al proclamar la superioridad de la piedad sobre ta “raz6n de Estado" de Creon- 1e, seria petigrosa; Jos iguatitarios, los Lnuelley los Diggzrslo son todavia mas cuando invocan los poderes activos de fa materia y la interpretacién de la Biblia para desobedecer a sus principes legitimos. Una naateria inerte y mecdnica es tan esencial para Ja paz civil como una interpretaciGn meramente simbélica de la Biblia, En ambos casos, conviene evitar a cualquier precio que algunas facciones puedan invocar una Entidad superior la Naturateza 0 Dios— que 1 soberano no controlaria plena- mente Este reduecionismo no conduce a un Estado cotalitario, puesto que Hobbes fo aplica aun a la Reptiblica: el soberano ja- més es otra cosa que un actor designado por ef contrato social. No hay derecho divino ni instancia supetior que el soberano podria invocar para actuar como él lo entiende y desmantelar el Leviatin. En este nuevw régimen donde el conocimiento iguala el poder, todo esta reducido: el soberano, Dios, la mate- ria y la multitud. Hobbes hasta se prohibe hacer de su propia Giencia del Estado la invocacién de una trascendencia eualquie- ra, El no llega a sus resultados cientificos a través de la opinion, la observacién © la revelacién, sino por una demostracién ma- tematica, el tinico método de argumentacién capaz de obligar a cada uno a dar su asentimiento, y a esta demostracién no lle- ga mediante célculos trascendentales, a la manera del rey de Plat6n, sino mediante un instrumento de pura computacién, el cerebro mecéniso, computadora precoz. Hasta el famoso contrate social no ¢s més que la surtia de un célculo al que to- dos los ciudadanos aterrorvzados que tratan de liberarse del es- tado de la naturaleza Negan juntos stibitamente. Tal es el cons- StMOS MODERNOS 2 prunctarour | MARE teictivismo generalizado de Hobbes para pacificar las guerras | F*ediacion det Jaborarorio civiles: ninguna trascendencia, sea cual fuere, ningtin recurso 4 Dios ni a una materia activa nia an poder de derecho divino pi siquiers a las ideas matematicas. ‘Ahora todo esté preparado para la confromtacién entce Hobbes y Boyle. Después de que Hobbes redujo y reunificé el cuerpo politica, de pronto sobreviene In Royal Society para di- Vidir las cosas de nuevo: algunos gentileshombres proclaman al derecho a poseer una opinién independiente en un espacio cerrado, el laboratorio, sobre el cual el Estado no ejerce nit grin control. Y cuando esos facciosos se ponen de acuerdo, no sta interpretacién politica del plenismo de Hobbes no bas taria para hacer dei ibro de Shapin y Schaffer Ia fundacién de Ja antropologia comparada. En summa, cualquier buen historia dor de les ideas habria podido hacer el mismo wabajo. Pero en ‘es capitulos decisivos nuestros autores atandonan los confines de la historia intelectual y pasan del mundo de las opiniones y de la argumentacién a) de la préctica y las redes. Por primers vez en los estudios sobre las ciencias, todas las ideas refativas Dios, al rey, a la materia, a los milagros y a la moral son tradue cidas, transceitas y forzadas a pasar por los detalles de funcio™ es mediante una demostracién matemética que todos estacian obligados a aceptar, sino a través de experiencias observadas por los senticos engaiiosos, experiencias que permanecen inex plicables y poco concluyentes, Peor agin, esa nueva camarilla elige concentsar sus trabajos sobre una bomba de aire que wel- ve a producir cuerpos inmateriales, él vacio, jcomo sia Hobbes no le hubiese costado el suficiente trabajo librarse de los fantas- mas y los espiritus! {Yaqui estamos otra ver, 5¢ inquieta Hobbes, en plena guerra civil! Ya no tendremos que padecer a los Levellers y los Diggers, que innpugnaben ta autoridad del rey en nombre de su interpretacién personal de Dios y de las propiedades de Jamateria—de hecho se Jos ha exterminado—, pero seré nece- sario padecer a esa nueva pandilla de sabios, que vaa ponerse a discutir la autoridad de cada uno én nombre de la naturale- za invocando acontecimientos de laboratoria fabricados de puntaa cabo! Si ustedes permiten que las experiencias produz- can sus matters of facty si éstas dejan que el vacio se infiltre en la bomba de aire y, de ahi, en Ia filosofia natural, entonces di- ‘vidirdu la autoridad: los espitiuus inmateriales volverén a empu- jara cada uno ala rebeldia ofreciendo una corte de apelacién ‘a las frustraciones. El conocimiento y el poder seran divididos una vez més. “Verdin doble”, segiin la expresién de Hobbes, Esas son Jas advertencias que le dirige al rey para denunciar las ar- timahas de le Royal Society. hamiento de un instrumento, Antes que ellos, otros historiado- es de las ciencias habian estudiado Ja préctica cientificas otros historiadores habfan estudiado el contexto religioso, politico y cultural de la cienci de hacer las dos cosas a la vez. vero hasta ahora nadie habfa sido capaz “Asi como Boyle logs tcansformar el bricolage alrededor de una bomba de aire remendada en el asentimiento parcial de genuileshombres a propésito de hechas ya indiscutibles, de) mismo modo Shapin y Schaifer logran explicar cOmo y por qué fas discusiones acerca del cuerpe politico, Dios y sus milagros, la materia y su poder, deen pasar por la bomba de aire. Este misterio jamés fue 2clarado por aquellos que buscan una Expl cacion consextwalista de las ciencias. Parten del principio de que existe un macrocontexto social Inglaterra, le querella di néstica, el capitalismo, Ia revohucién, los comercianses, la Igle- sia y que ese contexto, de cierta manera, influye, forma, re- Deja, repercute y ejerce una presi6n sobre “las ideas relativas a ia materia, a la elasticidad del aire, al vacio y los tubos de To- micelli, Pero nunca explican el establecimiento previo de Us tazo entre Dios, el rey, el Parlamento y un péjaro que se sofoca en el recinto cerrado y transparente de una bomba, euyo aire es aspirado gracias a una manjvela accionada por un tecnico. 2Cémo la experiencia del pajare puede traducir, desplazar, “ BRUNO LATOUR transportar, deformar todas las otras controversias, de tal ma- nera que aquellos que dominan ta bomba también dominen al rey, a Dios y su contexto entero? Hobbes realmente buscaba soslayar todo cuanto tiene rela- cién con el trabajo experimental, pero Boyle fuerza a que en la discusién intervenga un conjunto de detalles sordidos refe~ rentes a las fugas, las junturas y las manivelas de su maquina, Del mismo modo, los filésofos de las ciencias y los historiade- res de Jas ideas querrian evitar el mundo del Laboratorio, esa cocina repugnante donde se sofocan los conceptos con frusle- rigs. Schapin y Schaffer obligan a sus andlisis a girar alrededor del objeto, alrededor de tal fuga, tal juntura de tal bormba de aire, La prictica de fabricacién de los objetos recupera el lugar preponderante que habia perdide con Ia critica. El fibro de nuestros dos camaradas no es solamente empfrico porque abunda en detalles, es empitico porque hace la arqueologia de ese objeto nuevo que nace en el siglo 1 en el laboratorio. Sha- pin y Schaffer, como Hacking (Hacking, 1989), hacen de una manera casi etnografica lo que 10s fildsofos de las ciencias ya casi no hacen: mostrar los fundamentos realistas de las ciencias. Sin embargo, mds que hablar de la realidad exterior ou! there afianzan la realidad indiscutible de la ciencia, down there, en Ta mesa de ceabajo Las expetiencias nunca funcionan muy bien. La bomba tiene fugas. Hay que remendarla. Los que son incapaces de explicar ia irrupcidn de Jos objetos en el colective human, con todas las manipulaciones y practicas que requieren, no son antropélogos, porque lo que constituye, desde la época de Boyle, el aspecto més fundamental de nuestra cultura se les escapa: vivimos en sociedades que tienen por laze social los objetos fabricados en laboratorio; se remplazaron las ideas por las pricticas, los razonamientos apodicticos por la doxa controlada y el acuerdo universal por grupos de colegas. El bello orden que Hobbes trax taba de recuperar es aniquilado por la multiplicacion de los es- pacios privados donde se proclama el origen trascendental de NUNCA FUIMOS MODERNOS 5 hechos que, aunque fabricados por el hombre, no son obra de nadie y que, aunque no tengan causa, no obstante son ex: cables. » 2C6mo entregar una sociedad, se indigna Hobbes, al lamen- table fundamento de los mailers of fact Ei esta particularmente irtitado por el cambio relativo en la escala de Los fendmenos- Seguin Boyle, las grandes evestiones referentes a la materia y a Jos poderes divinos pueden ser sometidas a una resoludi6n ex perimental, y esta resolucion ser4 parcial y modesta, Sin embas- £0, Hobbes cechaza la posibilidad del vacio por razones onto logicas y politicas de filosofia primaria y signe alegando la ‘existencia de un éter invisible que debe estar presente, aunque el obrero de Boyle ya casi no tiene aliento para accionar su ‘pomba. En otras palabras, exige una respuesta macroscépica & sus “macro”argumentos, una demostracion que probaria que su ontologia no es necesaria, que él vacio ¢8 politicamente aceptable, -Y qué hace Boyle como respuesta? Por el contrario, lige volver més sofisticada su experiencia, para mostrar elefec- to que produce sobre un detector —juna simple pluma de po- llo!-~ el viento de éter postulade por Hobbes, con la esperar: za de invalidat ta teoria de su detractor (p. 182), 1Ridieulo! Hobbes suscita un problema fundamental de Slesofia politica, jy uno refutaria sus teorfas con una pluma ca el interior de un Jaso en el interior del castillo de Boyle! Por supuesto, Ie pluma ipo tembla ni por asomo, y de esko Boyle saca la conclusion de qué Hobbes esté en un error, que no hay viento de éter. Sin em- argo, Hobbes no puede equivocarse, porque se niega 2 admi- far que el fendmeno del que habla pueda producirse # otra es- cala que la de toda la Reptiblica. Blniega lo que vaa convertirse in el cardcter esencia) del poder moderno: ¢l cambie de escar lay los desplazamientos que presupone él trabajo de laborato- rio. Boyle, nuevo Gato con Batas, no tendri mas que apoderar se del Ogro reducido al tamatio de un ratén.

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