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Discapacidad

y Educación
Facultad de Humanidades
Licenciatura en Sociología

La Realidad de la
Inclusión
Educativa en
Mar del Plata

Autores:
Marianela CERATTO
María Laura MANNINO
Xavier SANCHEZ REALES

Cátedra: Estructura y Cambio Social


Profesor Asociado: Dr. Eduardo CHAVEZ MOLINA
Profesor Adjunto: Dr. Astor MASSETTI
Ayudantes de Trabajos Prácticos: Prof. Agustín NIETO, Lic. Victoria SALVIA y Lic. Guillermo
COLOMBO
2

1. Introducción

El tema que guiará nuestro trabajo es el proceso de inclusión educativa; política que se
propone desde la normativa nacional a partir de la nueva ley de educación, (Ley Nacional de
Educación 26.206/06). Para ello, nos focalizaremos en escuelas de la ciudad de Mar del Plata y
en el caso específico de alumnos con discapacidad visual. Analizaremos que posibilidades
tienen estos alumnos de incluirse en escuelas comunes a través de los proyectos de
integración que impulsa la Dirección de Educación Especial del Partido de General Pueyrredón.

¿Tienen las escuelas comunes los recursos necesarios para que los chicos con discapacidad
visual puedan incorporarse a esta experiencia educativa? ¿Cuentan los docentes con la
capacitación necesaria para poder desarrollar una situación áulica que sea acorde a las
necesidades educativas especiales de estos alumnos? Estos son algunos de los interrogantes
que trataremos de resolver a lo largo de este trabajo. Los indicios nos llevan a creer que las
escuelas del partido de Gral. Pueyrredón no cuenta con los recursos, humanos y materiales,
que permitan la inclusión de estos estudiantes a la escuela común, generando así que un gran
número de alumnos con discapacidad visual queden excluídos de las condiciones dignas de
inserción social, limitando su capacidad de integración en el mercado laboral.

Para este trabajo, utilizaremos técnicas cualitativas. Consultaremos a docentes y directivos de


escuelas comunes, que tengan o no chicos ciegos integrados, para poder conocer cuáles son
sus posiciones respecto de la inclusión educativa y la diversidad dentro del aula,
específicamente del trabajo con chicos con discapacidad visual. A su vez, dialogaremos con el
personal directivo y docente de la Escuela Especial 504, especializada en chicos ciegos y
disminuidos visuales. Ellos nos darán su perspectiva acerca del trabajo con chicos con
discapacidad, y cuáles son sus expectativas y opiniones acerca de los proyectos de
integración. Por último, entrevistaremos a los inspectores de Educación Especial, que son
quienes están a cargo de los proyectos de integración, que articulan la escuela especial con la
escuela normal. Ellos nos brindarán un panorama más amplio acerca de la inclusión y del
impacto que está provoca en la vida de los chicos con discapacidad que participan de
proyectos de integración.

2. Marco teórico

Nuestro trabajo se va a apoyar en conceptos de las producciones de diferentes autores. En un


principio, como vamos a realizar un análisis de las instituciones educativas y su vínculo con la
integración social, nos pareció interesante hacer referencia a Emilie Durkheim. La idea de la
moralidad, como parte del proceso de integración social, a partir de la reproducción de la
misma a través de las instituciones educativas, es importante a la hora de entender el rol de la
3

escuela, quien se ocupa no solo de capacitar a nivel intelectual sino también de formar a los
individuos en los valores de su sociedad.

También, basándonos de la obra de este autor, “La división del trabajo social”, introducimos la
idea de desigualdad interna, es decir, la desigualdad producto del acceso diferente a
recompensas. La sociedad actual es meritocrática, lo que significa que si bien se poseen
igualdad de oportunidades, los méritos o credenciales que cada uno acumule son los que le
darán acceso a recompensas. Este punto es fundamental en el tratamiento de la discapacidad,
porque la discapacidad implica una limitación en las oportunidades que posee esa persona, lo
que afecta su acceso a recompensas dejándola en situación de desigualdad.

También hemos tomado el concepto de clases sociales de Max Weber, para definir el
posicionamiento dentro de la estructura social con referencia a las diferentes condiciones de
vida material y la posición del mercado. Enfocaremos nuestra mirada en la estructura de
oportunidades que poseen las personas con discapacidad, que les permitirá insertarse en
diferentes esferas sociales. Aquí nos referimos al "prestigio", la capacidad de influir sobre la
acción ajena a través de la impresión carismática que uno produce. El prestigio puede
obtenerse a través de medios institucionales, como los títulos honoríficos que se conceden
legalmente, o simplemente ejercerse en la interacción social.

Por último, utilizaremos la obra de Robert Castel “La dinámica de los procesos de
marginalización: de la vulnerabilidad a la exclusión”, donde se plantea la existencia de un grupo
de individuos expulsados del circuito ordinario de los intercambios sociales. Nos focalizaremos
en la zona de marginalidad o de desafiliación (ausencia de trabajo y aislamiento relacional)
donde las personas marginales quedan substraídas de la vida social ordinaria y se encuentra
institucionalizados en espacios separados. “La propensión de los servicios médicos y sociales
es la de caracterizar a esas poblaciones a partir de una deficiencia especifica”. A estas
personas se les provee de un status establecido sobre la base de una deficiencia y esto les
impone un régimen especial, un tratamiento diferencial. Este último punto esta
indiscutiblemente relacionado con la educación del discapacitado, que por ley solo se impartía
en escuelas especiales. Es alrededor de estos conceptos que analizaremos la situación actual
de los estudiantes con discapacidad visual en el partido de General Pueyrredón.
4

3. La discapacidad.

“La discapacidad es una relación compleja,


cambiante y variable; la discapacidad es una hecho
social” (Ferreira, Miguel1 )

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la discapacidad como “un fenómeno


complejo que refleja una interacción entre las características del organismo humano y las
características de la sociedad en la que vive.”2 A esto agrega que la discapacidad es el término
amplio porque el que se denominan las deficiencias, de carácter anatómico, las limitaciones de
actividad, que implican dificultad en la ejecución de tareas, y las restricciones de la
participación, que dificultan precisamente la participación en situaciones vitales. A su vez, la
discapacidad puede separarse en temporal o permanente. La discapacidad temporal es
transitoria y puede ser resuelta a través de tratamientos específicos (quirúrgicos o de
rehabilitación), mientras que la permanente, suele ser irreversible.

Para este estudio nos centralizamos en la discapacidad visual, que abarca todas aquellas
deficiencias que involucran a la vista. La discapacidad visual leve puede tratarse y curarse o
bien corregirse por medio de anteojos, operaciones o medicación. La discapacidad visual grave
y la ceguera son las formas más severas, porque impiden el normal desarrollo de las
actividades cotidianas y, en el caso de la ceguera, impiden el desplazamiento autónomo. Si
bien todas son curables, la discapacidad visual grave y la ceguera tienen mayores
posibilidades de manifestarse de forma permanente.

La OMS en su definición hace alusión a la interacción entre el cuerpo y la sociedad. Este es un


elemento esencial para comprender a la discapacidad, ya que se dará una discapacidad solo
en relación al sistema social en el que habite el individuo. La sociedad es quien, una vez
determinada la discapacidad, deberá dar respuesta al individuo para que pueda desarrollarse
en todos los aspectos de su vida.

En la Argentina la discapacidad se define como “una alteración funcional permanente o


prolongada, motora, sensorial o mental, que en relación a su edad y medio social implique
desventajas considerables en su integración familiar, social, educacional o laboral.”3 En la
sociedad argentina, la Ley de Discapacidad 24.901/97 es la que reglamenta y regula el sistema
de prestaciones básicas en habilitación y rehabilitación integral para personas con
discapacidad. Dentro de esta normativa, en el artículo 17 se manifiesta la obligación del Estado
de proveer prestaciones educativas atentas a todas las necesidades especiales que las

1
Ferreira, M. A. V. http://www.mferreira.es/Documentos_nuevo/Investigaci%F3n.htm , consultado el día 10-11-
2009
2
OMS, página oficial: http://www.who.int/topics/disabilities/es/, consultado el día 6-11-2009.
3
Ley 22.431/81, Título I, Capítulo I, Art. 2
5

personas con discapacidad requieran, permitiendo que el acceso a la formación sea una
oportunidad para todos.

4. La novedad educativa, la nueva ley.

“La educación brindará las oportunidades


necesarias para desarrollar y fortalecer la
formación integral de las personas a lo largo de
toda la vida y promover en cada educando/a la
capacidad de definir su proyecto de vida” (Ley
26.2064)

Adscribiendo a lineamientos internacionales, en el año 2006 se sanciona la Ley Nacional de


Educación 26.206. Esta nueva ley está enmarcada dentro de un proyecto de la Organización
de la Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO), que promueve una
política conocida como inclusión educativa. Esta surge como respuesta a los altos índices de
exclusión, discriminación y desigualdad de los sistemas educativos a nivel mundial. Rosa
Blanco, especialista en educación, explica que la inclusión propone una adaptación de la
experiencia áulica a las necesidades educativas diversas que éstas presentan actualmente 5.
Por medio de la adaptación de la enseñanza se logran satisfacer las necesidades de todos
aquellos, que de otra manera quedan excluidos del sistema escolar.

La nueva ley contempla dentro de sus objetivos el “garantizar la inclusión educativa a través de
políticas universales y de estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen
prioridad a los sectores más desfavorecidos de la sociedad”6. Este objetivo de la inclusión está
estrechamente vinculado con el que postula “la comprensión de eliminación de todas las
formas de discriminación”7. Esta nueva ley propone una situación áulica fundada en la
diversidad y la pluralidad, que aseguren condiciones de igualdad y respeto8.

Uno de los grupos beneficiarios de estas políticas de inclusión es el de los estudiantes de


modalidad especial. Esta modalidad es la “destinada a asegurar el derecho a la educación de
las personas con discapacidades, temporales o permanentes, en todos los niveles y
modalidades del Sistema Educativo”9, y se rige por el principio de inclusión previamente
mencionado, lo que implica que el Estado es el responsable de la educación especial y de los
recursos necesarios para el desarrollo de esta. A su vez, la educación especial cumple con
una segunda función: la de la integración de personas discapacitadas dentro de la escuela

4
Ley 26.206/06, Título I, Capítulo I, Art. 8
5
Blanco, R: http://www.rinace.net/arts/vol4num3/art1_htm.htm , consultado el día 28-10-2009
6
Ley 26.206/06, Título I, Capítulo II, Art. 11. Inc. e)
7
Ley 26.206/06. Título I, Capítulo II, Art. 11. Inc. v)
8
Ley 26.206/06. Título I, Capítulo II, Art. 11. Inc. f)
9
Ley 26.206/06. Título II, Capítulo VIII, Art. 42.
6

común. Esto implica que toda aquella persona con discapacidad temporal o permanente, que
esté en condiciones de integrarse a una escuela común, con o sin asistencia terapéutica, tiene
el derecho a elegir esta opción. De esta manera el discapacitado tiene la posibilidad de
insertarse en el medio social común, y abandonar su lugar diferencial.

Este aporte es muy importante considerando que la normativa vigente aún no contempla una
terminalidad para la Educación Especial. Siendo ésta la situación, la única posibilidad que
tienen las personas con discapacidad de recibir su diplomatura secundaria, que los habilite
para poder continuar sus estudios o integrarse en el mundo laboral, es a través de la inclusión
a una escuela común. Los estudiantes que logran ser partícipes de estos proyectos, cuentan
entonces con más posibilidades de superar la situación de desigualdad que plantaban las
anteriores normas legislativas, que limitaban su capacidad de inserción, y los ubicaban
automáticamente dentro de una zona de desafiliación del sistema social.

Durante mucho tiempo, los discapacitados fueron víctimas del proceso de marginalización, que
analiza Robert Castel. Estas personas eran consideradas marginales, e integraban la categoría
de dependencia. Debían ser asistidos, y para ello se utilizaban instituciones específicas, como
la escuela especial, y diferenciadas de las instituciones comunes. Esto acarreaba
consecuencias negativas; en muchas ocasiones generaba un carácter estigmatizante, es decir,
contribuía al estereotipo que el discapacitado debía ser asistido producto de su
disfuncionalidad respecto de la sociedad, y a su vez cristalizaba la idea de que la discapacidad
era un destino social e institucional definitivo.

La nueva ley impulsa un cambio profundo en el sistema educativo. Se busca disminuir la


brecha diferencial que existe entre la educación común y la especial. Y a su vez, se intenta
generar espacios de educación de calidad para todos, que permitan que todos los estudiantes
del sistema estén en las misma condiciones de alcanzar los logros esperados, y puedan
también acceder a instancias superiores de formación adquiriendo de esta manera los “méritos”
que le permitan posicionarse luego en la sociedad.
7

5. De la ley a los hechos10.

“…la discapacidad no es una condición a curar, a completar


o reparar: es una construcción relacional entre la sociedad y
un sujeto (individual o colectivo). La discapacidad toma
cuerpo en un espacio situacional, dinámico e interactivo
entre alguien con cierta particularidad y la comunidad que lo
rodea.”(Brogna, Patricia 11)

Frente a las perspectivas que propone esta nueva ley, nos acercamos a dialogar con las
personas que son participes de la modalidad especial y que día a día viven el proceso de
inclusión. Ellos nos contaron las experiencias de estos años de trabajo.

Cuando entrevistamos a los inspectores de Educación Especial del partido 12, nos encontramos
con una realidad inesperada. Solo son 2 personas las que coordinan la implementación de las
políticas inclusiva, abarcando desde la estimulación temprana (previa a la Educación inicial)
hasta los proyectos de integración en el mundo del trabajo. Estas 2 personas están a cargo de
diagramar, coordinar e implementar proyectos de integración en diferentes ámbitos y niveles
para aproximadamente 30.000 personas con discapacidad. “No tenemos los números exactos
porque no todos están insertos en el sistema, y los censos están desactualizados”, nos decía
Marta, la inspectora. Su compañero el inspector Juan Carlos, nos explicaba que para poder
realizar cada proyecto de integración se debe hacer un análisis exhaustivo de la escuela de
destino, tanto en el nivel infraestructural como en sus recursos humanos. “La realidad es que
no todas las escuelas están en condiciones de recibir a los chicos” nos explicaba Juan Carlos,
y agrega “además no es fácil elegir la escuela porque no todos los docentes están capacitados
para afrontar esta situación”. Cuando preguntamos sobre los motivos por los cuales creían que
la escuela no estaba preparada, Marta nos contaba que la ley, si bien es una instancia
superadora que posiciona al país dentro de los marcos de las políticas internacionales de
inclusión, no hubo una planificación acorde al cambio que representa la nueva normativa.
Frente a la pregunta de si encontraban resistencia por parte de los docentes, ambos aseguran
que ahora la resistencia es mucho menor en contraste con los primeros proyectos de
integración que realizaron. “Las que se resistían más al cambio eran las maestras especiales”.
Está respuesta nos extraño, y frente a nuestro asombro, ellos explicaron que estás docentes
acostumbradas a trabajar en una institución diferenciada, temían la pérdida de su espacio
laboral.

10
Las personas entrevistadas para este trabajo serán citados con su nombre de pila para preservar su identidad.
11
Brogna, P: “El nuevo paradigma de la discapacidad y el rol de los profesionales de la rehabilitación”, En El cisne,
abril 2006, Argentina.
12
Profesora Marta y Licenciado Juan Carlos. Entrevistados el día 18-11-2009
8

Cuando nos acercamos a la Profesora Elsa, directora de la Escuela Especial 504,


especializada en ciegos y disminuidos visuales, lo primero que nos comentó fue en relación a
la gran dificultad para poder integrar estudiantes ciegos en las escuelas comunes. “En la
sociedad pasa todo por los ojos y el que no ve queda aislado”, ella resaltó que la discapacidad
visual es la más difícil de poder adaptar a la situación áulica. Para esto, se precisa no solo de
recursos materiales especiales, entre ellos la pizarra13 por ejemplo, sino que también de una
serie de estrategias pedagógicas que permitan que el alumno pueda recibir su formación de
calidad y respetando su condición desigual dentro del aula, producto de la deficiencia que
padece. En el dialogo con los docentes de esta institución, nos comentaron que el trabajo con
alumnos ciegos conlleva “un desgaste mayor”14, debido a la necesidad de verbalizar todo lo
que ocurre dentro del aula.

Consultando a otras instituciones, que rechazaron proyectos de integración, sobre los motivos
por los cuales se tomaron estas decisiones, la respuesta recibida fue que la escuela no
contaba con los recursos necesarios. Más allá de las cuestiones infraestructurales, resaltaban
la falta de capacitación. La profesora Lidia, directora de la escuela 47, manifestó que “no están
preparados para manejar a chicos como esos”. La justificación gira en torno a la falta de
calificación, pero eso no es todo. Hay una concepción estigmatizada del alumno con
discapacidad visual, que pregona que los alumnos ciegos o disminuidos visuales no deberían
juntarse con los “chicos normales”; “No, pibitos ciegos no, es un quilombo el aula sino”
manifestó Mery, la secretaria de esta escuela. “El tema con los ciegos, es que es muy difícil
adaptar la clase”15, “nadie nunca nos enseño como trabajar con eso”16, “los que hacen las leyes
no saben lo que pasa en el aula” 17, éstas son algunos de los argumentos que los docentes
utilizan para justificar el rechazo a la inclusión.

Esto nos demuestra que, a la hora de la inclusión, la escasez de recursos no es el único factor
limitante. Las barreras humanas son el condicionante más determinante a la hora de definir las
relaciones sociales dentro de las instituciones educativas. Y el estigma que recae sobre los
estudiantes con discapacidad termina definiendo la situación de exclusión.

13
Pizarra: tabla de madera, con orificios que se utiliza para la escritura braille.
14
Profesora Laura, Escuela nº 504, entrevistada día 25-11-2009.
15
Profesora Mirta, Escuela nº 47, entrevistada el 26-11-2009
16
Profesora Susana, Escuela nº 47, entrevistada el 26-11-2009
17
Profesora Amabilia, Escuela Cooperativa de Batán , entrevistada el 22-11-2009
9

6. Entonces: ¿es la discapacidad un fenómeno social?

“La discapacidad […] es un hecho de la


diversidad humana y como tal exigimos que se
nos respete” (Bascones, Luis)

Uno de los obstáculos para la implementación de las políticas de inclusión educativa son las
que llamamos barreras humanas. El trato diferencial hacia la persona discapacitada por parte
de los docentes y los compañeros de aula en las escuelas es notorio. Como persona, el
discapacitado es concebido y tratado como diferente.

En muchos casos, a este ser diferente le es atribuido un conjunto de características y


concepciones que corresponden a una representación social de una persona inferior. Irving
Goffman define esto como estigma: “La sociedad establece los medios para categorizar a las
personas y el complemento de atributos que se perciben como corrientes y naturales en los
miembros de cada una de esas categorías. El medio social establece las categorías de
personas que en él se pueden encontrar”18. En otras palabras, es la sociedad la que define lo
que está bien o mal, qué es normal y qué no lo es.

A esta categorización social cristalizada en el sentido común, se le suma la falta de


información. Los discapacitados padecen la discriminación al ser tratados como seres inferiores
y dependientes, recibiendo por esto una actitud paternalista por parte de las personas que se
consideran normales. El asistencialismo y la caridad propiciaron que la desigualdad natural
precedente se transforme en una desigualdad inferior, provocando que el individuo quede fuera
del parámetro de lo normal.

Actualmente se ha escuchado en discursos políticos, en periodistas y también en


organizaciones no gubernamentales, la expresión capacidades diferentes al querer referirse a
personas con discapacidad. Sin embargo, este término corre una suerte de relativismo cultural
y no colabora con la aceptación de una discapacidad, ya que dentro de las capacidades
especiales se puede englobar un sin número de casos. La directora de la biblioteca parlante
municipal, Liliana, nos explicó esta diferencia de conceptos, manifestando que:

“Una cosa es la igualdad y otra la equidad. Lo que se trata es de


tener una actitud de equidad donde hay un sector desfavorecido. Por
eso los ciegos insisten en hablar de discapacidad, porque todos
tenemos capacidades especiales. Hay gente que requiere una mayor
ayuda desde el Estado para lograr lo mismo que otra persona. El
hablar de lo que se trata realmente es de equiparar oportunidades,

18
Goffman, I: Estigma. Amorrortu, Bs. As. (1986)
10

pero es importante reconocer y aceptar una realidad, para luego


poder actuar sobre ella”19

Esta nueva concepción en las políticas educativas de inclusión supone una visión diferente de
lo que constituyen las posibilidades de vida de las personas con discapacidad. Enfatiza en la
“autodeterminación, la integración, la igualdad de derechos y las capacidades” 20.

Este enfoque sobre la inclusión en la escolarización cambia su eje de manera radical; antes se
concebía que era el individuo quien debía adaptarse, ahora el debate se centra en la
adaptación del entorno, de la sociedad y más específicamente, en este caso, de las
instituciones educativas al alumno.

Estas nuevas políticas demandan la inclusión frente a la exclusión, la independencia y la


autodeterminación frente a la dependencia y la estigmatización, y el fortalecimiento frente a las
posturas paternalistas.

En la realidad actual, es necesario que los procesos de preparación para la participación estén
abiertos a los niños y estudiantes discapacitados. La escolarización es el momento
determinante de formación del individuo como ser social, para vivir en sociedad y realmente
estar incluido en ella como futuro trabajador, porque la exclusión y la discriminación
estructurales por motivo de discapacidad son visibles también en el acceso al mercado de
trabajo.

7. Conclusión

En el momento de elegir nuestro tema de estudio, no anticipábamos las grandes dificultades


que debíamos afrontar. La discapacidad es un tema vedado en la sociedad, producto del
estigma, y la sociología en Argentina aún no salda su deuda con los discapacitados. La agenda
de trabajo21, que debería guiar los temas de investigación, no contempla a la discapacidad
como problemática social. Esto fortalece y sostiene el estigma. Lo que no se dice, no existe.
Por eso nuestra intención en este breve ensayo, fue la de poder instaurar el debate en el
contexto académico que nos rodea, la carrera de Sociología en la Universidad Nacional de Mar
del Plata.

19
Liliana, Directora de la Biblioteca parlante de Mar del Plata. Entrevistada en día 17-11-2009.
20
Jiménez Lara, A: “La imagen social de la discapacidad”, http://usuarios.discapnet.es/AJimenez, 10-11-2009
21
Franco, R., León, A. y Atria, R.: “Estratificación y movilidad social en América Latina. Una agenda de trabajo”, en:
Estratificación y movilidad social en América Latina. Transformaciones estructurales de un cuarto de siglo, LOM-
CEPAL-GTZ, Santiago.
11

La nueva ley de educación propone la inclusión para poder superar las desigualdades dentro
del sistema educativo. De esta forma, no solo se superarían las cuestiones técnicas y
estadísticas, sino que además se busca formar a las generaciones futuras en contextos de
diversidad que ayuden a romper con los estigmas que aún hoy son fuertes en nuestra
sociedad. El camino es duro, pero los involucrados trabajan arduamente para poder superar las
barreras humanas, que hoy se presentan como el factor limitante más grande a la hora de la
inclusión.

La apertura propuesta a través de este nuevo marco legislativo implicará, no solo un cambio
radical en la concepción y el rol de la escuela, sino que además afectará otras instituciones. La
inclusión social de la discapacidad, la generación de espacios para que estas personas puedan
desarrollarse en el mundo del trabajo y de la vida cotidiana, generará en el futuro cambios
dentro de la estructura social. La inclusión es la puerta a un nuevo paradigma, a una nueva
forma de concebir a la sociedad.

“La igualdad es también un derecho


humano.” (Carlos, empleado no vidente
de la Biblioteca Parlante de Mar del Plata)
12

Bibliografía

Blanco, R: http://www.rinace.net/arts/vol4num3/art1_htm.htm , consultado el día 28-10-2009

Brogna, P: “El nuevo paradigma de la discapacidad y el rol de los profesionales de la


rehabilitación”, En El cisne, abril 2006, Argentina
Castel, R.: La dinámica de los procesos de marginalización: de la vulnerabilidad a la
exclusión. En: El Espacio Institucional I. Editorial Buenos Aires, 1991.
Durkheim, E: De la división del trabajo social, cap. II y III, editorial Schapire, 1973, Buenos
Aires.
Franco, R., León, A. y Atria, R.: “Estratificación y movilidad social en América Latina. Una
agenda de trabajo”, en: Estratificación y movilidad social en América Latina.
Transformaciones estructurales de un cuarto de siglo, LOM-CEPAL-GTZ, 2007, Santiago.

Ferreira, M. A. V. http://www.mferreira.es/Documentos_nuevo/Investigaci%F3n.htm ,
consultado el día 10-11-2009
Goffman, I: Estigma. Amorrortu, 1986, Bs. As.
Jiménez Lara, A: “La imagen social de la discapacidad”,
http://usuarios.discapnet.es/AJimenez, 10-11-2009
Ley 22.431/81
Ley 24.901/97
Ley 26.206/06
Organización Mundial de la Salud, página oficial: Http://www.who.int/topics/disabilities/es/,
consultado el día 6-11-2009.
Weber, M: “División del poder en la comunidad: clases, estamentos, partidos”, Segunda
parte, capítulo VIII en Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, 1996, México.

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