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JACQUELINE BALCELLS EL NINO QUE SE FUE EN UN ARBOL PROLOGO DE ‘ANA MARIA LARRAIN ILUSTRACIONES DE EDUARDO OSORIO. " EDITORIAL ANDRES BELLO INDICE Prologo, de ana Maria Larrain <.--ers=t-« ? HL ito que se fue en un bol 6 ese eee 03 ‘Como empez6 el OWIGO sess ceeceveeeeeeeeees Helix de las sirenas areas 4s 1a princesa y el enano verde a 1a pasa encantada B HL pececito que tenia sed oF Al gigante enterrado si a Sere | otros eventos ... us PROLOGO En os cuentos tradicionales, el némero 7 es, asi como el 3 © el 12, uno de los denominades “‘nimeros magicos”, por cuanto encierran un concepto de totalidad y perfeccién que por sf Solo resulta, en la itaginacién popular y lo mismo en la in‘antil,altamente sugerente, hasta el punto de no mere cer mayores explicaciones. Pues bien, no s¢ si por magia 0 simple casualidad, este conjunto de relatos infantiles esta. conformado, también, por siete narraciones de calidad bastante pareja —Io que no deja de ser un acierto cuando ésta es buena y de una in- Yentiva ciertamente original que en repetidos: momentos alcanza, en virtud de un uso apropiado y creador del lenguee jo, mis de alein atisbo de excelencia Fs asi como ya el primero de ellos (E1 mito que se fue en wn drbol), que sire de titulo al texto, se revele al lector, desde sus mismos inicios, como un hermoso relato de amor, ‘maravilla y suspenso, donde una engafadora simpleza del ‘stile. no oculta a est profunda conocedora de la sicologta del nino que es Jacqueline Balcels. Esto no s6lo se aprecia (ne ratamiento de personajes y situaciones narrativas, sino ambién desde Iuego—en un manejo lingistico. que re- utte preferentemente a figuras podticas extraidas del ‘ada inagotable de la vida “‘cotidiana”, cuyos avatares no lesan dle causar asombro en la sensibilidad siempre alerta de Jos mis pequetios. Gradaciones y reiteraciones, hipérboles y comparaciones van configurando esa realidad en la que el lector infantil se moverd con interés y soltura; “bajo él algo se movia y crujia con un ruido como de papeles que se eaturtesen arrugando". O tarsbién: “era un pao blanco, tan bianco, que reflejba los rayos de sol como si fuesen nieve”; “(la naranja) se encendid como un farol y comenz6 a hin ccharse mas que un melon, mas que un zapallo.": “cada ver més fuerte, como i un sacacorchos gigante estuviese destapando una botela del porte de wna casa € ido subia y subia..” ‘Al modo de aquellos vejos relatos que ya pertenecen al inconsciente colectivo, se insinia en esta colezcién —que Por muchos indices pertencce a nuestro tiempo, sin perte necer del todo a él, en realidad, ni tampoco a ningtin otro— tuna simbiosis perfecta entre hombre y naturaeza, tal cual se aprecia (para seguir con nuestro ejemplo) entre el extraflo nino aparecido como por arte de magia en el hozar de los Pérez y ese drbol no menos extrafo que ese! narunjo, cuya brillante y estratosériea lr lumina con desconocidos rayos el huerto familiar, Lo curioso es que sobre esta base se Jogra, precisumente, tanto aqui como en los demds cuentos, un clfmmax de honda emotividad y suspenso. El desenlace de la historia es por otra parte igualmente inesperado y quirds por eso impacta reiteradamente en cada rlato, salvo tal vez én El peceeito que tenia sed, a nuestro juicio el de menor inventiva y calidad literaria. Y aunque més de alguno de ellos recordar al lector habitual ls grandes cisicos infanti- les (de un modo, por cierto, dificlmente precisable), como Elgigante egoista de Wilde, 0 EZ prinepito de Saint Exupéry (escontando, evidentement, la riquisima fuente de inspi facion que constituyen los cuentos de hadastradiionales), In orignalidad creadora de Jacqueline Balcells va quedando ‘una y otra ver plasmada en el encanto, la finura y esa suge- Tonle mezclade ingenuidad y sabidurfa ancestral, de ambi n '¥ precision tanto del sentimiento mismo como de la Dottica que se concreta linea a linea en est texto, PRoLo6o . “Seré para siempre tu hijo en las estrellas”, le dice el niio “que se fue en un drbol" a su madre adoptiva, con quien ha establecido los irrompibles y misteriosos lazos del amor materno-flal, nico por su gratuidad, entraieza y raigam- bre, Ginico también en. sus infinitas e imprevisibles pro- lonzaciones. “Seré para siempre tu hijo en ls estrellas”. Bien sabe 1a autora de hijos (y bien sabe, en verdad, deesiellas): por ‘algo alos 24 aos, cuando comienza su actividad literaria, lo hace para entretener 2 sus propios hijos ydesarrollarles una imaginacin sin trabas que vuele més ali de os limites del espacio. Nacida en Valparaiso en 1944, Jacqueline Marty aban- dona los cerros de su ciudad natal para estudiar en Santiago, primero en la Alianza Francesa y después en la Cruz Roja LLueao de desemperiarse como arsenalera en el Hospital Mii tar, viaja a México, Estados Unidos y Europa. A su rearesa ingrosa Ia escuela de Periodismo de ta Universidad Cat6li a, En 1966 se casa y se trasada a vivira Valparafso, donde ‘comienza a escribir cuentos para sus hijos, actividad que no ubandona hasta el dia de hoy, e inicia paralelamente una setie de trabajos periodisticos que tomarin otro giro a ratz dde su residencia en Francia desde 1982 hasta 1985 (Paris) {Alt participa en seminarios de teologia c imparte catequesis fo ls Parroguia de Saint-Laurent; organiza la biblioteca de 4a Embaiada de Chile en Paris; esribe en la revista Année Mateaws: traduce diversos temas para la revista Poésic y Publica, Finalmente, eventos infantilesen lacoleccion J aime Aine, de la Editorial Orial Bayar. Presse, uno de los cuales (le Risin Enchantée) aparcee entre los més lefdos del ano 1984, segun las encuestas pertinentes. Hoy, tras su regreso a Chile en 1985 y sin abandonar lel todo 4 sus lectorestranceses, la autora publica en la Ed {oil Andrés Bello su exitoso cuento La pose encantade, ‘onl otros que configuran este volumen. La version espanola de aqué! mantiene el sin Nimite de tuna imaginaciGn desbordante que no cae, a pesar de una temética diffcil de abordar para el nifio, en el motbo de la tragedia excesiva, Por el contrario, el humor que corre, imperceptible, por cada linea del relato va salvando del absurdo cada una de las situaciones que le tocan de soslayo, dle manera tal que, en vez de aterrorizarse por los efectos que la reiterada desobediencia de sus vistagos ha provocado ‘en la madre del cuento, el lector infantil no podri sino gozar con el triunfo final de ésta: por mucho que se halle convert da literalmente en una arrugada pasa, segiin tantas veces le habfa anunciado en su desesperaci6n a la prot, ella logra permanecer junto a sus hijos para seguiries entregando su amor desmedido... y para seguir alecciondndolos en el plano Gtieo, como Lo habia venido haciendo cuando aun conserva- ba la gracia y el garho de... sw figura humana, No faltan, de paso, las criticas sutiles al acendrado machismo de una so- ciedad como la nuestra, donde “a mujer muerta, mujer puesta”, en una consideracién de la fémina como un trasto indtil o ail, pero fécilmente reemplazable, Todo ello, mis luna acei6n vertiginosa que muchas veces, paradOjicamente, parece estancada, hacen que el lector quede prisionero en las redes de una trama genial aunque, en el fondo, espeluz nante y, sobre todo, maravillosa, maravillosa, Dificil seré olvidar, por otra parte, esa suerte de biblica pero desenfadada pardbola moderna que es Cémo empezé el ‘olvido, donde los matices més sobresalientes de la sicolozia femenina y masculina van quedando plasinados ya desde los eomienz0s del mundo; lo mismo ocurre con es cautivante Felato que constituye La princesa y ef enano verde, en el ‘cual baila, junto al humor més eenuino, toda la inocencia de ‘un mundo incontaminado donde lo bueno es bello y donde Jomaloes, naturalmente, de horripilante y/o rid fculo aspecto. ‘Como una sombra cultural siempre presente, las Meta ‘morfosis de Ovidio. parecen ordenar el caos latente en cada historia, especialmente en ese cuento escrito, al. parecer, bajo 1a inspiracién nostdlgica del recuerdo de Chile, esta tierra nuestra euyos reiterados remezones quedan plena- ‘mente “Justificados” ante los ojos infantiles con la historia de ese Gigante enterrado que se mueve, inquieto, ante Ia aftoranza del mar. Aventura, magia, realidad, sicologfa, humor, belleza y mmarayilla! son los ingredientes que Jacqueline Balcells ma- fieja a voluntad, aprisionando en su relato a un lector, que bien puede tener cinco, cincuenta o quinientos afios de vida. (Todo depende de la capacidad de asombro que cada luno, en definitiva, posea! ANA MARIA LARRAIN EL NIRO QUE SE FUE EN UN ARBOL, g ‘A seftora Pérez estaba regendo el huerto cuando alguien tocé a la puerta de su casa, En ese mo- mento ella miraba perplefa un nuevo Arbol que habia Aparecido entre 1os otros drboles frutales. El huerto de los Pérez. era muy pequefto y por eso ella estaba segura de que fest planta no estaba ahf antes, A simple vista parecia un Inaranjo igual los demas, pero... tenia algo extrano: su ojo de campesina, acostumbrado a conocer cada planta de la Wier le decia que all habia algo equivocado... (Como no lo hubia visto antes? Por qué sus escasas hojas tendrian ese illo raro, como metalic? Sus hijos interrumpieron sus pensamientos, Venian los {fes corriendo desde la casa, gritando muy agitados. Mama! Mamé! Han dejado un paquete en le puer- «Ajo Manuel, et mayor, casi sin aliento =No... jTonio! ;No es un paquete! Fs un bulto en- jo en sibanas...—tab¥6 Melisa. —Mamé.,.. mamé.... jyen a verto! Parece que es un fnorme, porque se mueve y hace un raido rarisimo. José, el mis pequefio. ‘Uy sotiora Pérez, secdindose las manos en ef delantal Wid a su cintura y dando un suspiro, caminé lentamen- wach ta casa “Finti® por la cocina, atravesd el viejo comedor y tleg® Puerta principal, que estaba entreabierta, La empujé un nis y,.. alli en el suelo estaba lo que habia causado JACQUELINE RALCHLAS. tanta consternacin a los nifios: era un patio blanco, tan blanco, que reflejaba los rayos del sol como si fuese nieve Bajo €l algo se movia y etujfa, con un ruido como de papeles que se estuviesen arrugando, La sefora Pérez se quedé ahi parada sin atreverse a to- arlo —Pero nos. pregunt6. No, mamé. Golpearon a la puerta y cuando yo fui a abrir no habia nadie ~dijo Melisa =Yo incluso miré hacia el camino —agregé Manuel, eto sblo x vefan las piedras y los érboles. Y no lo vas a mirar, mama? ,Qué estis esperando? ~atité José, ef menor, tirindola de la fa Entonces la sefiora Pérez les contest: ~ jAlgjense un poco, por ses algo que sata! Y aachiindose, tom con mucha precauecion el albo Pano por una esquina y le dio un tirén hacia atrés, Inmedia- tamente el género voIS por los aires y se deshizo como si fuera una telarafia barrida por el més feroz de los huracanes. Y lo que quedé ahi en el suelo, entre Ia seftora Pérez y sus tres hijos, era tan inesperado, que los custto se quedaron boquiabiertos mirindolo. Acostada de espaldas y completamente desnuda, unt guaqua gorda y rosada los miraba con dos enormes ojos nogros. Petaleaba, manoteaba y hacia un ruido tan curioso que no parecia llanto, sino, més bien, el grito de algiin péja- 1, Su carita estaba banada en Iigrimas. La sefiora Pérez, sin vacilar un instante, se incling y tomé a la guagua entre sus brazos. Y ésta, inmediatamente, dej6 de chillar Pobrecito! jPobrecito! —dijo la buena sefora, mien tras lo mecia, Por el momento no se Je ovurrfa otra cosa que decir. {no vieron quién dej6 esto aqui? —Ies EL NIRO QUESE FUEEN UN ARBOL 6 Los nifios, en cambio, a atiborraron de preguntas —Mamé, {de quién sera? ~{Quién lo habré dejado agus? ~ {Qué vamos a hacer con él? Li madre, entrando a la casa con elnino, les contest: =Por el momento lo abrigaré y le daré de comer. Le 0, veremos. Porla tanle, cuando se puso el sol y las faenas del cam- po terminaron, el senor Pérez yolvi6 a su casa. En cuanto Abrié la puerta, los nifos se abalanzaron a darle la noticia —jPap4, tenemos una guagual dijo Manuel. —Papé, encontramos un paquete en la puerta! ~hablé Melisa, anitada, = Papi, no me gusta como Hora... parece un horaible nijaro! — agrees Joss. = (Peto qué tonterias hablan! ;Dénde esté la mama? “Alijo el setior Pérez. std con la guagua! —contestaron los tres a coro, ~~ {Si es una broma... —los amensz® el padre medio “ehojado=, van a ver lo que les pasar. Yen dos pasos atravesd Ia sala y entré a la cocina IFestaba la sefiora Pérez, sentada en un banco, dando un in de leche a uns robusta guagua vestida con unas que Ie quedaban enormes AY este nino? ;Quién lo dej atu cargo? —te pregun- su mujer. No lo sabemos... ~contest6 ella con voz. compunsida, | {C6mo que no lo sabemos! —vocifers el seior Pérez {Lo dejaron en la puerta! —dijo Molisa, quo estaba a ‘Hi senor Pérez apret6 Jos puics y comenz6 a hablar ‘remadamente calmada: an ex-pli-carme, antes de que me dé un ata- Je qué se trata es-io? -Y sefiald con su dedo a 16 JACOUELINE BALCELLS Ja gusgua que 10 miraba plécidamente desde los brazos de la sefiora Pérez. Ella entonces le conté en detalle y con ealma c6mo la habfan encontrado. Cuando termin6, su marido dio modia vuelta ¥ salié de la casa diciendo: —jEsto no puede ser! Iré a averiguar quién lo dejé aqui. Se fue donde los vecinos mis proximos y luego sigui6 hasta el pueblo. Hablé con toda la gente que conocia y final ‘mente preunt6 en la iglesia y a los carabineros Peto nadie pusdo decirle nad. Volvi6 a su casa cubizbajo y preocupado. Encontté a sus hijos ya durmiendo y a la nueva guagua junto a la eama de su mujer en una vieja cuna rescatada del desvin. La seno- +a Pérez le preguint6 por el resultado de sus averiguaciones y, al saberlo, se qued6 largo rato en silencio, Luezo, cuando el seflor Pérez ya se dormia, le dijo: —{Sabias que hoy también aparecié un drbot nuevo en el huerfo? Fs un naranjo que no parece naranjo... Muy raro, muy raro, =Dejate de hablar tonterfas —Ie contest malhumorax do su marido—, No sabemos qué hacer con esta suagua y td preocupada de un irbol. Al dia siguiente los despert6 el Manto —como graznido de p4jaro del nifio, El sefior Pérez se vent6 en lacama de un salto y le dijo a su mujer = {Esto no es posible! jAhora mismo hay que llevar a este niflo a alguna parte donde lo reciban! —Pero.... jadénde? —le pregunté su mujer en tono angustiado, —A.un asilo de huérfanos en la ciudad, no sé; ya encon- traremos un lugar, ELNIRO QUE SE FUE RN UN ARHOL 8 La sentora Pérez mir6 a la eriatura y los ojos se le lena- ron de ligrimes. Pobrecito! Me va a costar mucho entregarlo... Td, una princesa? |Una princesa no se viste ast! Pero cla Ie contesté ‘Sepa usted, Principe Oro, que soy una verdadera prin- esa y que, ademds, esta ropa me gusta. Por lo tanto, el pri ibe que se quiera casar conmigo tendré que aceptarme tl ‘cual soy. La princess habia encontrado al Principe Oro tan feo ¥ ridiculo, que en el fondo estaba feliz de no haberle gus. lado, Pero el Principe Oro lo contesto: ~ (Tienes razon! No me importa tu pobreza... Eres tan bella que me voy a casar contigo tal cual eres. {No nos van ‘mos a pelear por un vestido! Por lo demas, cuando seas mi mujer tendrds vestidos hilados de oro con piedras preciosas ¥ tendrés cadenas de oro como las mias y medallay de oro Que colgarin de tu cuello como manzanas de un drbol A la sola idea de andar vestida ast ol resto de st vida, la princesa sinti6 que se desmayaba > Jamas nunca, porningtin motivo! te dijoal principe, Pero el Principe Oro no estaba acostumbrado 4 los re chazos. Golpeé el suelo con su bota dorada y grito: imtac nomena ~ eeeeiaea ateemien Sek = Seasons nce alos dos pasos se enred6 en las ramas con sus cadenas de ia) eerste cn rai yee aes Grbol hueco. Apoy6 la cabeza sobre su bolso de cuero y se q De pronto despert sobresaltada, Alguicn le tiraba el eer see ee et toto oo oe as o JIACQUELINE BALCELLs Terso como el agua Duro como la roca Duerme bajo la tierra Y despierta en la guerra, ¥ el enano, Hlevando al hombro el peine de plata, desa parecio, La princesa reflexion6 durante un largo tiempo, sent a a la sombra de un olmo. Pero no encontrd la tespuesta Entonees abrié su libro de poesfa y se puso a ler. De prom (o grit: Ya sé... jes el fierro! Es el fierro el que es duro como a roca y ters0 como el agua, Ese fietro de las espadas pull. ds ol que ducrme bajo la tetra y despierta en la guerra. ;Mi Principe se lama el Principe Fierro! En al mismo instante un caballo aparecié galopando y © dctuvo en seco frente a la princesa, El eaballero era un hombre robusto y sucio, cubierto con una armadura toda abollada y con el pelo en desorden, én Obs lisbres muertas colzatan de su cintura, Un jabalire- cin eazado y chorreando sangre estaba amarrado al anca de su caballo, El caballero grito: fenogy 1° 9 Prince Fiero, suerrero tere, cazalor para impresionar a la princesa, remolines su espada {tes veces © hizo corcovear a su caballo = {Quien eres tt, jovencita? 1a princess, aterrorizads, respondio rapidamente ~ Soy una princesa que quiere casarse, Pero soy pobre ¥ amo los animales y los pares, ELcaballero, con voz atronadora, le contest: ves patos amo con fura, Te ensefiaré a gustar de Plaros en escabeche y de los jabalies asx ami ‘os pai ¥ de los jabalies asados.;Sube a m [La princess, ante tan horrible perspectiva, huy6 a todo 4 que daban sus piernas. Oy6 detris de ella el galopefutioso [ELNIRO QUE SE FUE EN UN ARBOL « 4el caballo cubierto de sangre. Se tird, entonces, bajo un ar- bbusto y un segundo después el principe paso a su lado, tan cerca que ella se desmay6 de miedo. Tiempo después, cuando recobe6 el conocimiento, ya ‘no se ofa ningun galope en el bosque y el enano verde estaba sentado a su lado mirindola Vamos, senorita. ;siempre tan diffeil, porlo que veo! Pero ereo que atin tengo otra oportunidad para ti EI enano cruzé las manos sobre su vientre y continu6 ‘con su vor aguda: —Eres muy inteligente, princesa, y sabes muchas cosas. Quizés se lo debas a exe libro de pocmas que llevas siempre contigo, Quiero que me lo des para que mi mujercita se pon- ‘2a tan inteligente como ti al leerlo y para que deie de insta larse todos los dias ante el espejo con tu maldito peine de plat La princesa se levant6 de un salt. ~Darte mi libro? [Eso jamés! Bueno, bueno... -siguio hablando el enano~, No te ‘enojes, A cambio de tu libro, yo tengo an otro principe ‘que ofrecerte, y creo que esta ver no te arrepentirés, Pero, jeuidado!, ese ultimo que me queda, Entonces la princesa le dio et libro y el enano se puso a Esdulee como la mie! Es fuerte como mn efecto Es ligero como el aire Y¥ hace bailar al universo. Y ol enano desaparecid, esta vez para siempre, La princesa se sent6 a pensar. Ya no tenia su libro, ‘pero como se sabia todos los poemas de memoria, comenz6 ” JACQUELINE maLeRLLS 4 recitals uno a uno. De pronto pronuncid el nombre ean- to. ¥ grit: Ya 36! ;Ya st! jBs ef eanto el que es dulce como la mic, fuerte como un ejécito y ligero como el aire! El canto es cl que hace danzar al unverso.. En ese mismo instante oy6 una misica maravillosa, Se levanto y buscindota Tleg6 a un claro del bosque. Un joven éstaba sentado sobre la hierba, Tocaba una mandolina, La princesa le pregunt6 con timidez: ¢Bres 1, por casuaidad, un principe? Eljoven se levant6e inclinindose ante ella, ke respondié ~Soy «1 Principe Trovador. Me gustan la poesia la mid- sica. S€ tocar todos lo instrumentos y entonar todas las canciones. Hasta los pajaros vienen a veces a acompanarme con sus cantos. :¥ tu, quign eres? La princesd mird al principe, embobada, Y euando le cont, lena de rubor, que ella era una princeso que buscaba marido,éste le respond ~Desde ef momento en que te vi llegar, comence 9 que- rerte, ero vo soy un principe pobre, Mis sols riquetas son mis poemas y mis canciones, ={Es0 no importa nada! —gritd la princesa~, Yo tam- bien soy pobre y asi soy feliz. Estamos hechos para vivit juntos! Ven conmigo al castillo de mi padre, te mostaré mi Pieza, mis libros y mis péjaros, en lo alto dé la torre de ma. dera Y asi fue como Ia princesa y su Principe Trovador se Pusieron en camino, uno al lado del otro, cantando melo- Gas de amor. Cuando {a princesa y el trovador legaron al viejo casti- lo, vieron que dolante de la puerta habia un palanaun dex rado v un caballo cubierto de sanare, La princess dio un gnto: jHorror!jEl Principe Oro y el Principe Fierro estan ‘aqui Oh, mi trovador, espérame aqui escondido! eeu a casllo vent vino ties Fos de red, coe footen a eect ‘ “Hin fs. jaué sure que hayes regesado! Jos ceva We eeae wate, ose fet ee ariel its Seale ae tenet pisces. (eel Prtscbs SRM rauY cee : BW cicerastea ckcmcn seat Oats ot ” JACQUELINE BALCELLS Silencio, mujer! Soy yo el que tengo un mardo para usr hia. Es elds fuerte lms Tero ye mas eurrero Se todos ls princes jl Prnipe Feo! princen, sin vaca, dio media vets, como hack el Jadiny tome su Principe Trovador de a thane y aay trindolo hacia la torre subi con i, escaera aria. Eley, ta rin, el Principe Oroy el Principe Peto se lnearon tas tle, pesautndolos, __ Peto la joyas del Principe Oro y ls armas dl Principe Fierro eran tan pesidas que I visa sclera se puso a tem blar con tanto pao, Cruliéy de pronto, pata, se vino abalo con este, Eley, Ineinay 1s doe ping oda. on hasta el suelo, envueltos en una nube de aserrin y bajo una livia de spades, punales, medals dora, maderas vin y caves rofdon, Felzmente ia princes y st Principe Trovdor habfan eanzado a lear sos ¥sahos alo ato de torre antes det devrumbe, Estaban tan felces de star los dos solos en fsa leva entre los libros 9 os pros, que deiieron gue dase aviv all para siempre Los aos pasaton. Los vjotos que enuzan a veces esa rogion suentan gue la forre de madera estan ah on meio de-un jardin leno de ores, Al pie de ella, nos felces ha cen ronda tomas del mano, Venlo alto dela for, la ventana et siempre abirta ¥ los pir wlan entrando'ysaliendo por ela. Noche y dha se oyen masa delicious y cancones de amor LA PASA ENCANTADA ABIA una vez una mamé que tenia tres hijos abso- Iutamente insoportables. Hacian todas las tonterias y maldades imaginables y las impensables también. Varias ‘veces habfan estado @ punto de incendiar Ia casa, cien veces Ja habfan inundado. Rompian los muebles, quebraban los platos, se peleaban y gritaban como malos de la cabeza, Saban vuelta los tinteros arriba de las sibanas blancas y se columpiaban en las cortinas como si fueran monos en Is jungle, Y para qué decir cuando los echaban a jugar afuera: sembraban el panico en todo el barrio. El papé no estaba casi nunca en la casa y le pobre ma- dre no se la podia con estos tres pequetios demonios. De tanto correr detris de ellos, terminaba los dias completa- ‘mente exhgusta, Hijos mios —Ies deefa—, por favor dejen de hacer ton terias aunque sea por una sola vez. Miren el estado en que ime tienen: cada una de sus maldades y cada uno de sus gri- {os es una arruga mas en mi cara, Estoy hecha una anciana, 'Y era verdad, Esta mujer que habia sido grande y bella, se arrugaba y se encogia dia a dia, ‘Sus hijos no se daban cuenta de nada. Pero un dia en aque ella los fue a esperar a la salida del colegio, sus compa ‘eros, asombrados al vera, les preguntaron: ~ {Por qué ahora viene a buscarlos la abuelita? Por un instante Jos nifios se sintieron mal: no les hacfs ninguna gracia que su mama fuera confundida con la abue- ” IACOUELINE BALCELLS lita. Pero no penssron mucho tiempo en elle ;tenian tan- tas cosas que hacer! Y la pobte senora continuo arrugindose y encogiéndo- se a.una velocidad increible. Lleg6 un momento en que ya asi no podia caminar: sus piernas se habian convertido en lunos patos tan delgados que parecian dos talitos de cere- 2a y su espalde estaba tan encorvada que apenas vefa hacia adelante. No por ello sus tres hijos dejaron de inventar eo- sas cada vez més expantosas, splumemos 1s almohadones! jAranquémosle los pelos al perro! iCortémosle las oreas al gato! ~jHagamos un hoyo en el pasto para que caigs en 1 ol jardiner La madre, ahora, se habia achicado tanto, que de pie no Hlegaba @ la altura de la rodilla del menor de sus hijos. Y suspirab Hlijos mos, jbasta! Miren mi tamano, miren mis arm tas. Si esto continia, me encogeré tanto que ya no podrin verme siquira, Pero clla munca pens6 que lo que deeia s iba a cum- blir. Un dia, después de cenar, so arrastré muy cansada hasta su pieza. Se puso la camisa de dormir, en la que ahora cabia en veces, Trepo luego hasia su cama y enrollendose como una bolita, quedé profundamente dormida Al dia siguiente, al despertarse, los tes nitos hicieron lode costumbre. Saltaron como unos demonios sobre sus ‘menzaron a gritar: iMaméaaaaa, tréenos el desayunoooo, No hubo respuesta, Gritaron mas fuerte, sin ningin éxito. Volvieron, en- tonces, a aullar, una vez, dos veces, diez veces, teinta veces ELNINO QUE SE FUEEN UN ARBOL 1s A grito niimero cineuenta y uno, con las eargantas ya ado- loridas, decidicron ir hasta la pieza de la mamé. Encontraron su cama deshecha, pero ella no estaba en ‘ninguna parte Los nitos se dieron cuenta de que algo raro sucedia De pronto, el mas chico se inclino sobre la aimohads y dio un alarido, {Qué te pasa? —le preguntaron sus hermanos. —jMiren,.., miren.. ahi... abl! Entre Jos plicgues de la camisa de dormir de la madre haba una bolita oscura, Era una pasa, Los nifios se asustaron, Llamaron cada vez mis fuerte: jmaméaa, maméaaa.! [No hubo mds respuesta que las otras veces, pero el ma Yor se dio cuenta entonces de que, a cada llamado, la pasa cn la almohada se movia levemente. Se quedaron mudos, mmirandola: Ia pasa se qued6 quieta, Gritaron “jmamé!”, la asa se mene6 un poquito, Entonees se acordaron de las palabras de su mama: “si sue, me encogeré tanto que al final no me podrin esto, Y, horrorizados, se dieron cuenta de que est pass que se movia cuando ellos gritaban "jmamé!” era todo to que quedaba de su madre, que asi trataba de hacetse reconocer por ellos Cémo Horaron y se lamentaron! ;Pobres de nosotros! ;Qué vamos a hacer ahora con una. mamd convertida en pasa? ¥ qué ve a decir el papé ‘cuando Hegue y Ia vea? El padre habja salido en viaje de negocios por algunas semanas, pero justamente regresaba esa misma noche, Los nifos, asustados y sin saber qué hacer, se quedaron espera dojo ene] cuarto durante todo ef dia, De ver en cuando, para asegurarse, uno u otto se avercaba a la pasa y la lama- ba “jmamé!” La pasa, invariablemente, se movi, am JACQUELINE BALCELLS Cuando cay6 la tarde, l padre teas. Abrio la puerta, dejé su maletin, s¢ sac6 el sombrero, sl abrigo,y llamo desde el vestsbulo a su mujer: a ~iOh.,. {Estas ah? gNo vienes a saludarme? A ab arm A servirme un vaso ‘evn? be vez de su mujer vio aparecer sus tres hijos que ve- nan, uno dettés del ot, com la cabern gach, El ayer trafa una cajita entre sus manos. cs ~{Qué significa esto? Por qué no estin ya a 2 i¥ donde est iamama “ania S» puso su sombrero y sali. Dio una welt bari, le donde fos esos, done os parents, donde er amigos. A todos les preguntaba: ae No an vite amt mujer? cht # He lta Peo tos tampoopuieron Paxé otra noche, oto diay ots noche Ya medida que e temp transcursay 50 mujer conte suaba sn apace, l padre con mucha pons comenss e Drewunta ell no haba muett ong SgUMER Se The a pasar bow dl ao y se ‘oqo YY pores une ob! ae Inert ELNIRO QUESE FUE EN UN ARBOL ” Pasaron los meses sin ninguna noticia. Finalmente este hombre, que se sentia muy solo, decidi casarse de nuevo. —Una nueva esposa me ayudari a cuidar a estos tres salvajes. Eligi6, entonces, a una mujer no tan bonita como la an- terior —por no decir horrorosa, pero que parecia dulee y ‘abnegada, En realidad asi de fea’ cra su cara como mato si corazon: le hacia creer que adoraba a los nifos, mas la ver~ dad era que los detestaba, EI padre no se daba cuenta de nada. Peto los tres nifios comprendieron de inmediato que la madrastra era mala y ida a una roca pelada, hecha tun nudo, y aun asf estornudabe, Delo de alimentarse. Tenfa los ojos toes y 4a nariz hinchada, Era el hazmerreir de las otras serpientes ‘que pasaban al ado suyo, buslindose con sus silbidos. No es vda vivir artustrindose por el polvo... ,Qué asco! ;Qué tormento! ~se lamental Debilitada por ls falta de comida y desmoraizada, a ‘més no poder, ech6 a mort, Pero entonces la sacudié un escalofrio que la recorria de cabera a cola. Tanto tirtaba, que daba grandes saltos, ¥ en uno de ellosse cay6 dela roca. jhorror, al suelo, sobre ¢l polvo y la tiers, Estomudo, se retorcié, se estremecio Su cuerpo empez® —una vez mas a cambiar de forma, Co. Yeron sus escamas y en su lugar le crecieron pelos latBos ¥ brillantes, unos vigotes enormes y una sedosa cola. ¥ cuando cuatro pata terminadas en garras la levantaron del suelo, so. bre ella saio corriendo a toda camera, aleiindose de ese Iu- g2r polvoriento, Atraves6 © bosque y lego a una ciudad donde ya no ELNIRO QUE SE FUE EN UN ARBOL a habia tier en cl suelo, sno baldowas y cemento, All se sent6 en ia vreda, 1 implase oon la lengua hasta cLltimo frano depolvoadberdo a ss pitas —1Quién seré ahora? —se preguntd. Bh Gu po en imo ao um ve senor pasa por ai. Y elo lew as casa ee ise gato my limp y feliz con a vista durante un met. Dormia sobre cone ¥eaminaba por alfombra, {jos habianqudado el polvo y fs estomudos de cuando tra seriente y todo {UE perfeto, hasta ‘un dia en que, asomado a Ja ventana, vio a un pajaro que pasaba volando. Oh, qué marvila se djo el Mos yo pudera volar asi seria el ser mas feliz del mundo, {Qué ridiculos son ins salts comparados con ew velo! Yi tratara de volr? Yo learia tal vex mds alto que codon lox plaos del mor fpioncs, sin mis, se lnzbporla ventana desde ltr cerpiso dela can 5 SAVY! cp la vieja dana, Qué has hecho, gait? ‘Te vss eaelaren oslo. aus panto, moni! —Y oid coniendo a csalers haste sae ale Pero el gatto,. ya no eraun gato, por lo que la viet, ri vivo i muerto,pudo encontrar jus. Al caytndo le Maan ceedo als Ios pelos sc le haan muetoplumas ¥ Algerado eat su cuerpo, voabe yee, leon, mds ald a Giady de las nubs ial uitn sé ahor? st premio e gto mientras alecab,sinéndose possi porn felicidad tot * Gntonoes fo aleanzO una bandada de golondrinas,- deindol, 9 como ninguna lo miro sigue, edo ovnta de que ahora ca una ds cll, Volo con ls golondnas de tn pus @ oto siulendo la primavera jos habia quedado Gl tempo en que ea sat, oe tempo en que ea serpent, © al lampo en que ert mono, oe empo en que ea tort 2 JACQUELINE RALCELLS 82, 0 el tiempo en que cra pez, Hasta que lleg6 una tarde en ue el pescadito, que ahora era golondrina, se quedé miran- do las estrellas que comenzaban a aparecer en lo alto. ~Fstis volando muy lento, ya cae la noche y todavia tenemos que encontrar un Ivgar donde dormis, Te quedarés attis —e djeron las otras golondrinas. =Es que no puedo dejar de mirar hacia arriba y de pen- sar en lo que habré detrés de las estrellas. Volamos tan bajo. ~Tan arriba no sc puede Megar, Olvidate de las estre- las y no te quedes rezazada. Sola, moriis. No puedo seguir... Tengo que subir. Esta misma no- che tengo que subir y alcanzar las estrella, YY, dejando abajo a sus hermanas, remonto por los ai- es, cruzé las nubes y siguio subiendo, hasta que sus alas va ‘no tuvieron ire que batir y la oscuridad la envolvi6. por ‘completo, Entonces comenzé a perder altura y a caer, Cafa y caia vertiginosamente. Haba descendido tanto {que estaba va por estrellarse contra un picacho, cuando un escalofrio la estremeci6, Sintid que su cuerpo se alivianaba ¥ que sus alas le pesaban menos y menos, Se mir y no s¢ Vio el euerpo, “LY qué es esto ahora”, penso, En ese momento oy6 lun coro de voces que parecia venir de una altura mayor que la de las estrellas y que lo lamaba: <" jAngel! ;Angel! Ven acd! ;Sube! jSube!” Mis rpido que la luz subié, paso la luna, eso, y lego donde un millon de angeles radiantes como él volaban de es- trella en estrella Y como uno mis de ellos, con un cuerpo de luz pura, vivid lejos de la tierra durante un tiempo que no se puede contar ni en dias ni en noches ni en afios. Ahora si que me quedaré tal cual soy —se dijo el Angel. ;Qué més podrfa ya desear? Pero una vez mas se equivocaba, Porque llego un dia en EL NINO QUESHCFUE HIN UN ARBOL, ” {que experiment un vacio tremendo en el estomago ¥, tigndose muy débil, comenzé a quejarse.. : Pero, ,qué te pasa? —le preguntaron los otros angeles— ‘Tu luminosidad se esta apagando y te estés poniendo muy palo. —jAyluy@s que me siento tan mal, tengo como un tnuseo en la barrigh, creo que... tengo hambre, Sf, hams hhambre es Jo que tengo. ‘ —Cémo... sun éngel con hambre? Si nosotros no tene- ‘mes estémago...,eS0 no nos puede sueeder, Pero a esis altura, el Angel, de tanta hambre, ya se ha- bia desmayado, ‘Los otros, entonces, turbados a mis no poder, tomdn- dolo en sus brazos cortieron hacia San Pedro, Seftor... jParece que este Angel se ha enfermado! San Pedro lo miro, s¢ rasco la barba, lo volvié a mirar, se rasod la cabeza y les hablo: ; Lo que pasa es que desde el comienzo aqui hubo un cor... Porque resulta que este dng no es dngel.. = {Como que no es éngel? No, no lo es, En realidad toda su vida ha sido una cquivocacion, El tampoco fue pez, ni tortuga, ai mono, ni serpiente, ni gato, ni golondrina.. AY qué es entonces? —le preguntaron los otros, asom brados. En verdad él ha sido siempre, es y serd...un hombre. Si... un hombre, Porque solamente un hombre puede vivir deseando set algo distinto a lo que es. Y ahora. evento donde tiene que estar OMT Ge angles fomaron,entoncs a dewaneido, dxcen dieron con ély lo depositaron enla plaza de una bela ciudad, Se despert6 tendido en cl pasto, a It sombra de un 4ibol. A su lado, una joven precios: To mirabs, comiendo “ JACQUELINE BALCELLS =i¥ quitn sore esta vez? —se pregun mientras exaninaba su nuevo cuerpo, nnn” "8 ~ Como! ;Que quién eres? —te contest a joven, rien- dose TW ers Juan. mi novo, y has domo une lags enno un hambreterible Ie dijo Juan —Toma esta manzana y vamos, Ya es tarde —contes Pe, ¢s tarde —contest6 ¥ Juan partié con ella, mordiendo la manzana, fel olvidado ya de su sueno. eae Llegaron junto a la fuente de la plaza, Unos za, Unos peces ro: jos, com aletas azules y verdes nadaban en sis aguas transpar Tees Juans Tos quedo mirandoextsad yd de ron. ~ {Qué maravi ‘Mira como nadan! Sf Ie contesto ella, pero im: 0 imamate que una vez vwelto pes y simergido en el era. sed ett per y smergido ene agua te det. edt. yque {Qué ganas me dan de ser un pez EL GIGANTE ENTERRADO, ABIA una vez un pafs en el que temblaba mucho. %} Sus habitantes sabian que cientos de metros bajo la tierra dormia un gigante cuan largo era. Y que éste era tan largo como todo un pais. El problema con el gigante eran sus pesidillas, porque entonces se movia tanto, que la tierra entera se estromecia como si fuese apenas una delgada sdbana que lo cubriera, — {Por qué suena tanto nuestro gigante, mama? —pre- szuntaban los ninos, despues de un dia en que habia tembla- do treinta veees. Yo creo que es un gigante muy nervioso ~contestabs tuna madre—, ya que los de otros pafses duermen tranquilos, Las abuelitas tenfan otra opinion ‘Lo mis seguro es que cuando se fue a dormir acababa de comerse unos cien corderitos, 10 que es tun exceso aun ‘para un gigante, Por eso su digestion es pesada y le provoca pesadillas, Fuese cual fuese la causa de los malos suefios y sacudi- das del gigante, no habia dfa en el pais en que no temblara ¥y no se oyeran sordos ruidos subterrineos, Mas, los habitan- ‘os estaban tan acostumbrados a vivir sobre una tierra que se ‘movia, que aparte deo tener repisas con adornos de poree- Jana en las paredes, ni cristalerfas que se pudieran caer, vi- ‘vian mas 0 menos tranquilos. cl gigante se revuelea y grafic durmiendo, qué hhara cuando se despierte? ~seguian preguntando los nities, 96 JACQUELINE BALCELLS ~iAy, his! ~contestaban los padres~. iEsperemos ‘que no se levante nunca, porque nuestro pais que lo cubre saltaria en pedazos! Las abuelitas, en cambio, eran mas confiadas: La noche de los gigantes dura un mln deafios,nitios No tienen de qué preocuparse, Mas, # medida que paso el tiempo, el sigante enterrado comenz6 a tener pesadillas cada vez mis espantosas y 10s temblores eran mis y mas violentos. Los habitantes del pais, entonces, empezaron de ver- dad a asustarse. Parece que su noche de un millon de afos se acaba y que ol gigante esta despertindose —dec {an los mds nerviosos. Estos gigantes que duermen un millén de afios se de- ‘moran por lo menos mil en despertarse —les respondian los ris calmados Pero cuando, a raiz de los temblores mas fuertes, se agrietaron paredes de casas hechas de piedra y se cayeron cosas que nunca antes se habfan caido, hasta los plévidos se inquietaron, Entonces se juntaron los hombres y las mujeres més sabios del pafs, cada uno con una idea distinta para cal- mar al gigante, —Cavemos un pozo muy profundo, tan profundo que Hegue hasta la nariz del gigante dijo un ingeniero~. Enton- ces inyectaremos por él litros y litros de éter hasta que se quede profundamente dormido, La idea fue aprobada y aslo hicieron, Durante muchas y muchas semanas cavaron no s6lo uno, sino que muchos: hhoyos profundisimos a fo largo del pais, porque nadie sabia con exactitud dénde estaba la cabeza del gigante y, menos, su nariz, Cuando los hoyos fueron tan hiondos que parecfan haber legado al centro de la tierra, volcaron en ellos tonela- ri NiRo QUESEFUEEN UN ARBOL ” ron para ceebrarlo adornando its ciudades con banderas ¥ intas 3 Pero no habia pasado medio dia cuando la tierra co ‘menz6 nucvamente a estremecerse, y esta vez con mucha fs fuerza que antes. es -Lo os paso fue que los hoyos no acertaron & dar -on la nariz del gigante —decian los médicos. ; Las excavaciones fueron muy poco profundas Opi aban los geolon0s. " ;Pamplinas! —alegaban los viejos~. {Lo aue asa ¢= que la ancstesia despierta los sigantes en Vez de dormir- 1 lost vies la azn tno o ninguno, el hecho era que ele gante se movia mis que antes. Ahora no s6lo, se serietaban Jos muros, sino que se deshordaban los rios y 9 salia el ‘mar, produciendo tremendas inundaciones. Y el susto dela gente era cas indominable. ‘Un aran mii propuso entonees: —Que un coro con ‘el mayor ntimero de voces posible, an cor inmenso, cante canciones de cuna en el crter d¢ ‘un voledn extinguido, La ‘miisica bajara por el abismo hasta las profundidades de la tierra y llegando al ‘oido del gigante Jo hari dormir tranquilo. ‘Asi fue como mil, dos il, cinco mil voces s®. juntaron en un inmenso criter, para cantar Tas canciones de cuna oe dulees y maravillosas ‘del mundo entero. El voledn parecia haberse despertado y vibraba entero con la potencia de esas miles de gargantas que sonaban a yoces de angeles y sera fi mes gigante se fue calmendo lentamente y despus de ‘unas horas de canto dej0 de moverse. Lo logos, io Yorramos! ~pritaban todos, locos ° JACQUELINE BALCELLS. cche pasaron sin que la tierra se moviera, Los eantantes baja ron del volean y se unieron ala alegria de los otros. y como sus voces hab jan logrado el milagro, fueron vitoreados y p». seados en andas, Pero al dia siguiente, muy temprano, un violento tem- blor sacudié la tierra entera El sisante ha vuelto a sus pesadilla... Hay que se- uircantando! ~ grito el musico de la idea, ¥ os cinco mi hombres y mujeres volvieron a subir fe- {ices al volein extinguido para continuar cantando sts can. ciones de cuna. Al poco rato el gigante, igual que el dia ane terior, se habia tranquilizado, Pasaron asi los dias y las noches. Cada ver que los co- Tistas, cansados, detenfan su canto, el gigante comenzaba muy despacito primero y mds fuerte después a moverse bajo tierra en un sueRo intranquilo, jLa miisica no. podia cesar! Mas, a medida que transcurria el tiempo, las voces enronquecieron y las canciones, de dulees y celestiales me. lodies que habjan sido, se transformaron en roncas y desafic nadas cantinelas que més parecian de guctra que de cuna Callado al fin ef coro por agotamiento, el gleante se agitd tanto bajo la ticrra que hubo un gran terremoto, Cientos de casas se derrumbaron, la tictra se agriet6, muchos puentes © cartaron. En tres minutos de saltos y bambcleos el pais entero quedd semidestruido y la gente tan aterrorizada, que ‘muchas familias decidieron ese mismo dia emisrar a otros Pafses de gisantes mas tranuilos. ~iEsta ved sf que se despertardl jNo nos quedaremos ‘aqui para morit aplastados! —gritaban, Muchos habia que no querfan abandonar sus tietras, pero en verdad les restaban apenas fucraas para seguir vivien. do asustados dia y noche. ‘¢Para qué —decian~ reconstruir nuestras casas, reps ‘ar 105 caminos 0 levantar los puentes, si maiiana estar nue. vamente todo en el suelo? rogues UREN oN ARBOL ‘“ By a pai dovanen, an, eon #8 ej de minstos 9 ldo serTofevc mano demi hay también mi tron 3 quien su capr de auitar al inte, PUBigueno Slimentot . oo Tah dl ca els por oa, de mit deci, no hub Joven casidero que mo 5 pes Inonares ys conagj con alguna idea. - “Propongo perforata tray hs eet Rss sane eps era exp fan ede ome tal ao un oven ub, vesido de ama a rey 3 sus conieos lo hiceron sai mientras del versa, ae = Rechazada wu prposion Es muy pelos ine que moe mucr que he lone sD me fro pats no quedaria masque un etter inmensol Te dos inno dl interior : Ya or snl Yo mtramos #0 8 divi pas oer coh pra sempre. Se inerina fhesela eo? agra eink de sad pba. oven rab se fe cabatno leg oto, colori vite proyeneo aus, de hoy enadslants, todos hate mos cba emo apts clea ord 2 Pale) came pnt es aa ae fone e que te se eastido 9 wv a alaora Ohio enced despre sos! Los Tis gue hacemos son los que perturban st sueno el g ante “io, exttado. Lene onl wu iea es incomplet, porque, aunque silence tudo de los Hombres, mo podranies aaa Ts uenes tel cele et gto de los animals os estampio das cata ratas? JACQUELINE BALCELLS Sali6 el joven colorin, furioso, y Mego otto muy more- 1o, vestido de negro, ~Mi idea es que se enciendan unos enormss fuegos a lo largo del pais, y que se los tenga encendidos dia y noche ca. lentando la tierra, porque estoy seguro de que el problema del gigante es que tiene frio, Al joven moreno le contest6 el ministro de agricultura — jImaginese lo que seria del pais con sus fuegos! Ten-

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