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r | XI LA ETICA DEL DESEO El descubrimiento freudiano de la represidn y de sus efectos en el sintoma impone una direccién de la cura que no deja al psicoanalista totalmente neutre EL analista quiere algo: levantar la represién.? En esas condiciones, sus intervenciones, su téenica, a interpretacion que va a proponet, implican que é1 tome partido sobre la pregunta que los filésofos han planteado siempre: jes jacesatioo no renunciar a sus deseos? Se sabe en que sentido, generalmente, los moralistas han decidido. “{. . .] El secreto politico de los moralistas, ha con- Sstido siempre en incitar al sujeto a desprender efectivamente algo: st casta- fla del fuego del deseo”,? Esta imputacion no puede serle hecha, evidentemente, a Freud: toda st obra consiste en poner de relieve los estragos a los que conduce “la renun Pulsiones”. El malestar de la cultura, efectivamente, se reduce al mal di deseo, Hay una dificultad especial en ser un hombre de deseo en una civilizacin Ave tiende, por principio, a reducit a lo titi! todas las actividades y, por lo tanto, fougttenar lo que no sirve para nada, ef goce sexual, En el fondo, lo que hace de {odas las morales, morales de la represion, es que consideran que la suspension del deseo, que el renunciamiento alas pulsiones, son siempre meritorios, Freud intentado dar su_fundamento “metapsicolbgico” a esta creencia con st Analisis del superyé, 122 La ética del deseo Ahora bien, se comprueba que todo un eje del descubrimi on hacer del renunciamiento, no una virtud, sino una cobal je una inversion de la moral ~tan aguella a la que condenaria~ sino por razones de estructura que interesan a la realidad psiquica, Hay en Freud una inversion de los valores atribuidos por los moralistas a la cculpabilidad: se es menos culpable, quizds, de un deseo interdicto que de la interdiccion de satisfacerlo, Pone de relieve la diferencia entre dos tipos de renunciamientos, el que impone la civlzacién y el que se impone el sujet. Es la famosa Versagung. * Contrariamente a la teoria de la adaptacion a la realidad como eriterio de normalidad, Freud ha indicado que el individuo cae enfermo y entra_en la neurosis en cierto modo, cuando trata de abandonar un tipo de satisfacciGn fantasmatica, por un objeto que significa “un progreso en el sentido de la vida real”. * Cita tres ejemplos, tres tipos de sujetos enfrentados con deseos 4 los cuales prefieren renunciar debido a los ideales de la civilizacion: un masturbador decide renunciar para hacer una “eleccién de objeto real”, una Joven hija quiere transmitis la ternura que siente por su padre a un hombre que la Sorteja; una mujer que tiene fantasmas de prostitucidn desea devenir una madre familia, de En los tres casos el desplazamiento es imposible, y los tres sujetos caen pafern renunciamiento. El conflicto entre la realidad y el deseo se salda ‘en detrimento de la adaptaciOn a la realidad, “La alteracion a la cual los enfermos aspiran, pero que slo producen incompleta 0 no Ia producen en modo alguno, tiene por regla general el valor de lun progreso en el sentido de la vida reab-objetiva. Diverso es, claro, si se lo mide “iu Pattomes.étcos; uno ve tos yres humanos enfermar tanto si reignan un como $i quieren alcanzarlo”. * Esta constatacién, destinada a justficar la ‘reserva prudente del analista, nos introduce a la cuestidn de la neutralidad. ‘Significacién de la neutralidad Como ta lamada “neutralidad benevolente”” no es un concepto de Freud, ‘conviene clarificar el empleo corriente del término de neutralidad, pues se acepta Ferenc 9 ns ea munclamento« e nigetin, eto no lo rede indiferencia y no excluye la int na veces activa. Ciertamente, ‘echaza el orgullo educativo: “Nos negamos de manera terminante a hacer del Paciente que s¢ pone en nuestras manos en busca de auxilio un patrimonio Personal, & plasmar por él su destino, a imponerle nuestros ideales y, con la ‘wrogancia del creador, a complacernos con nuestra obra hiego de haberlo formado a nuestra imagen y semejanza” — 44 erica det deseo ’ Sin embargo, en el contexto det congres de Forencei, Freud da un paso hacia ae eae bajo ta puesto, hata entonces, entre paténtei la cuestion de eee deus de un aniiss antes que éste catuviera termina, Proponents Bg dinensisn Tos limites de lk “abuinencha” del pageant doterminar by ringdn caso la abstinencia del deseo, We. nO. een, En sentido estricto, neutratidad no significa ni to . serecara.a la metdforaestratégca que gusta a Freud en meme eee gs ques sg lnsinicaciones suministrdas por él sobre el amney te eee no puede dar ms que una sla interpreta a eta neutral: elanng tiene que tomar partido por un término del conflicto inconscinte mis que por otro. Bs en efecto la estructura misma del sujeto det inconslente ee eet oncepto de la divisibn del sujeto, la que impone esa suspensidn qu ex de aan éxco: no suturar el conflieto por un forzamiento interpretativo, ave no pers me que una variante dela sugestiOn, o de un adiestramiento educative, En ambos ‘a808, se postula siempre, que una fuerza, por ejemplo el instinto, debe rer domesticada por otra, No es que Freud no recurra, dado el caso, a lautilizacion ‘del concepto de dominio, Pero incluso la famosa “dominacién” del yo sobre et ello, que ha engendrado la ideologia del yo fuerte, no debe ser tomada en una acepeiin dinimica, Freud quiere decir que el analista no tiene que slegir entre dos instancias 1 que gobiernan el inconsciente del ujeto, entre dos signficantes que dirigen contradictoriamente el inconsciente, Asi, cuando le escribe a Ferencei: “BL #sunto no es extipar sus complejos, sino a arregliryelas con ellos”, '* hace = sin ninguna duda a un tipo de division, cuyo modelo es el conflicto de las A partir de 1917, Freud acentuard de mis en mis el conflito de bi Uulsiones(Triebkonftkt) haciendo del youn dbitro, incluso una ictima, mAs que luno de los términos del conflicto, “Ni por asomo el consejo de gozar dela ¥ ‘eXvalmente cumple un papel en la terapia analitica ~aunque mis 0 bee Porel mero hecho de que proclamamos que en el enfermo se libra un bat nie Sonficto entre la mocidn libidinosa y la represiin sexual, entre a — ‘Sensual y la asedtica; y ese conflicto no se cancela por amgs.que se avude a % SsSorientaciones para que triunfe sobre su contraia’ Pini Freud entonees toma netamente posiiin contra una interpretackn exo Re 0 « or ef contrario ro Aa. ea pcoanalitica, tal com ser po elcome promerae F enfermo adopte sus decisiones 7 Lo. que mls anslamos e¢ que Siteon ate, el analista 2: stas estuviesen inspiradas por un ideal aseético trum 0 losyaliss Yendria nada que decir, dado. que slo el conflisto «3 pabigen.. Ro 108% %) Freud y el deseo del psicoanalista individuo cuando éstos se adecian a los de ta civiteacio wma sponte qe el pseeaaliss sa “enemigo dee caus ei fe en que estima que el precio que el individuo debe pagar es demenat Sito La paradoja esque justamente no se da cuenta de a “accion teapeens del isis refiriéndose al permiso que éste daria para gozar sexualmente de |y vida”. “* stale en apariencia, un Freud partidario del justo medio entre la ascesis, y at desenteno, el que 30 expresa en la Introducciin: después de haber enunciado Ia hipocresia sexual de la civilizacién, “cuya moral cuesta may sactificios de los que vale”, '* Fi itu critico de s1s pacientes “{...]Siuna vez completada su cura y wueltos autnomos, deciden por su crests adoptar alguna posicién intermedia entre el pleno gozar de la vida y el asceticme incondicional, no sentimas sobre nuestra conciencia el peso de ninguno de esos desenlaces. Quien consigue educarse "® para autoconfesarse la verdad, nos decimos, queda duramente protegido del peligro de la inmoralidad, por mis que su patrdn de moral se desvie de algin modo del usual en la sociedad”. "” ‘Sin ninguna duda, Freud considera aqui que el neurético esti enfrentado a tun conflicto de naturaleza moral que hay que respetar. No hace del conficto un -pitor s ecadicar,ya.que ¢s la represion de ese conflicto Jo que ¢s patologico. El malestar en la cultura requiere otros dispensadores de calmantes. ‘La imposible armonia ef _No id, entor i una invitacién al_ sctivismo sexual Prometedor de una “felicidad falica”. En este sentido, Freud no ‘nunc ‘nueva ni la promesa de dna reconciliacién entre las instan- cia del psiquismo. Sin la direccién: la cura es del i espa Psiquismo, Sin embargo, la direccidn que impone a analista, suentro del sujeto con su deseo inconsciente y con eso se enfrenta el el_conflicto es in mientras los 5 Stucion. “Una dec i puede producirse si los dos se encuentran £n.el mismo terreno. Pienso la terapia consiste en posibilitar_ Se podria sin duda hacer valer aqui una suspensi6n del deseo de Freud, una apatia algo sospechosa. Esta indiferencia Do ow ques, el aspecto principal « fetener.. Pues si el analista se Propone como fin “el encuentro” con el deseo rerimido, no debe creer que asi saca su castaha del fuego. Lo prueba la ae ttt que surge cuando el analista lega a encarnar ese objeto 0 ue tae tl. Todo sucede como si, al contrario, una vez levantada la represin hacia obtéculo a ese * ‘sl jerte ya estd echada; el sujeto no La étioa det deseo mis que constatar ws aionacidn fundamen ar ESaamai ha xcoae et Obi ee Freud mismo, si el deseo @& indesteugtible, imposible y al sujeto. ne tiene mas posibilidad que bo que Freud exeluye Ah 08 que el analista con 680 real sea eu cletta forma fin cceataiia San ha Lacan, -Zanravameode «te opinkin de Freud un encuomtee ae Ge cataria tentado de pedir al psicoandlivy ate de vivir. Pero ademas de que éste no aporte a que las exigencias a las que el aerditan Ueda ds he ne potas son el mundo exterior, el superyd y el ello”, 2% Sin duda, esa debilidad del yo para lograr la imposible anwonia justiea ¢ “conirato™ que el analista va a intentar instaurar con et YO. Pero asi or el Otro, {qué garantia tenemos de lograr el triunfo? Si el ‘Yo fracas en sa ‘entativa de lograr la conciliaciOn, jen que s¢ apoya el analista para “reforeat el yo" Esta fOrmula que se ha hecho receta y que ha conocklo et éxito que ges la de Freud? Seria razonable fundar esta ayuda del psigcanalista al 0 débil, “dislocado y limitado”, 2 ;Dos vias, dos estrategias guian al analista y plantean un problema étiga, O lun refuerzo del yo, y el recurso a la ileologia del dominio, © ido por la libido, ni por sulibersctoa.ni por agonal ‘es una contra 1a caperanca de un control de la lib e8 un ye: que no comand nse 9 44688 8 rebelde a toda operacion de corte que x intente eevee tts, La segunda vi, més de acuerdo on el texto dels Nenad Cowra we drain <2Asise en una mejor reparticign de la bide, cuyo atitee ee Wa Bacas a transferencia de la que et objeto Sino anposile de la libido, su modo de circulacidn, es decir su plastiad, antes aut atB9s, ve efectuaria seg las vests de ls pulses, ea n proceso Ahora bien, es un hecho que Freud no hace dle la cura anata ui pros Somparable a la sublimaciGn yethay ‘al sujeto hacia la sublimacion a 126 Freud y el deseo del psicoanalista fuente en el orgullo terapéutico, agriamente combatido por F; ‘"Ademds, considérese que muchas personas han enfermado justanente erate intero de sublmar eos pulsions rebasando Ia medida que su organincg St ea blimacién, segtin Freud deja libre el " wl a libre el campo a la muerte, como sila desexualizaciin de la libido fuera “una, ibereaninns de pullones de agresin en el uperyo".™ Que el analista se transform on gst del deseo equivale a adecuarse a la demanda del neurdtico, cuyo suftimiemone debe a la angustia de no desear conforme con su superyé. co NOTAS 1, J-Lacan, “La direceién, ..",en Escritos, Tomo I ig. 246. be Fomo I, op.cit. pig. 246. 2. S. Freud, Cinco conferencies sobre pricoandliss, op cit. bak. 34 picoandlisis, op. cit, pig. 398. Sobre cate toma conmultar el articulo de JA. Miler “Revel en Ornicer? 1980, Nro ‘interminable, G.W., XVI, pig. 64. "en op. cit, pig. 97. Mis allé del principio del placer, en 28. S. Freud, “Consejos al médico. .." en op.cit, pig. 118. S. Freud, £1 yo y el ello, en op. cit. pig. $7. EI analsta, nos dice Freud, en el Exquema de paicoandlss, aado en el conflicto psiquico. Gracias ag ae segin el cual el paciente se compromet= s formulacién. {Objeto a del fantasma o amo? Nuestro intento tiende a elucidar la cuestin del lugar del analist en la kansfecencia y a precisar cual era la estrategia de Freud en sus andlisis Mis alld ‘4 discurso educativo; veremos surgir el deseo de Freud. Al analista en el fantasma y en lo real Se dice habitualmente Freud ocupaba el lugar del padre en sus ‘aélsis.? Mas de un texto, eh vcd ep oe eh, come Pot ‘Semplo el Hombre de las ratas. Mas a menudo todavia, la relacion analizante- malsta es pensada en términos de tutela, debiendo és iltimo representat un i las formulas de Andlss Rodelo, un maestro en relacion al primero. Esas son . a r ee ein CO ‘Scliso antes de que uno se pregunte qué spol ob ets eee Dor iemplo, el término de modelo concierne a a 130 Freud y el deseo del psicoanalista incluso juridica, del contrato, Las relaciones de fuerza que van a . arronch i; de entrada, incriptasenel espacio del semblcne se — Freud habia get nie ilar mi punto de spoyo meafones tee que Freud habla del yo fuerte y del yo debit, det mefecae i Yo. Se sabe cuin Mane uaudas fueron esas formulas, ya que 1040 un moviniente ge andlisis se ha onficte sgn tacis una empresa reeducativa: “El yo ent derit or el prema t interior, y nosotros tenemos que scudir en wi spade como una , En diversas funciones servimos al paciente como autoridad Y sistituto de sue aur er aamaestto y educador, y habremos hecho lo mejor pare GEs que aqui el ideal del analista se junta con el del amo? ¢Se trata de recovectar los fragmentos dispersos de la personalidad, de hacer alia cor "i, arte sana del yo”, como se ha podido decir? Ensayemos describir mejor la accién del analista a partir de dos metéforas, noareniitat y otra politica, que utiliza Freud. Como se trata de socorrer Un 9 peurotico, el analista, muleta del yo, protesis, interviene, dice, para permit al cotteto mein (28 Dette: mistrfds am divcciia, La. recrpanieacion. dal Sauilbrio intrepsiquico en beneficio del yo es, en ews texton, lo que verdadera- Cl eg del pu iue#° en la relacion con el analista; al suponer que este representa ¢l s€0 del paciente, se comprende como la relacion de fucrace dete inmediata- Tene ars hacia su lado; en cuanto al resultado del combate, Dice Reconocerd a los suyos: “{...] el desenlace final de la lucha que hemos Gmbrendido depende de relaciones cuantitarivas, del monto de energia que en el roe cre eodamos movilizar en favor nuestro, comparado con la suma de poderes ie fica en contra. También aqui Dios esté de parte de los iPero se trata realmente de esto? {Permitir al yo la reconquista de una parte Pérdida? Ironizando sobre el destino de la psicologia del ego, Lacan dice Que ("La sintesis de un yo fuerte se emite como consigna, en el corazon de una {écnica donde el practicante se concibe como consiguiendo s1 efecto por el hecho de encarnar é mismo ese Ideal". * Se termina por “sustituir el tono Presocritico del precepto de Freud: Wo es war, soll Ich werden, por el cua-cus i {{del analista sin duda) debe desslojar el ello (por supuesto del Ciertamente, muchas expresiones freudianas se prestan a confusidn, 0 al encargado de representar la realidad. Asi, lo que Fread designs en términes de sxtitad del médico en los Eteritor réouivas puede recibir sa extatuto metapsce Kigico. Asi ocurre, por ejemplo, con su reserva. Se trata de una “reserva é Saatidades”. Existe, nos dice, “un grupo de neuroeas cargadas de manera Permanente y deviniendo asi vehiculo de las reservas de cantidades que exige lt funciéa secundaria”. Y més adelante: “Si por lo tanto un yo existe, debe ‘tabar los procesos psiquicos primarice”. “* El yo, entonces, construye, hace reservas, imhibe. La posta del pacoanr sta se aclara a la haz de esos textos, los que, sin embargo, se adaptan a exchasion. No es la regs de la abstinencia la compattera de lb libre asociacia” Asi el Pacto analista-paciente puede encontrar su fundamento metapswolopeo. Destra el aparato psiquico. El analista esti al servicio de la funciée secundaria y el ge rewd» elidesee det psicounaisea we scot, sujet 2 sep fnamental Je I woo, pasiente, ann Raquema, parece adedecer al imperative, ge Bt 30. 0 gatuacen 00d DIPIO Ue cealidad a ve deca Ben, postergar In emeresaproyecte “f «debe ser desplazada o sy eigen Fumo none oe st soci Pe caplet ome peigro [eam eteh renin si como oll we ote co, eres ce gamete de Pace, a godernado minminato ys Zest Mmrpentenin, que ek elo parece deadenar” 15 2% Ba propuesio Si se Ine mis atentamente ee texto, y se comstata que et papel de cuniradice al pencipio det placer para nada y que se tats, de hecho, pace ™? de insiir ung prueba de realidad, Jstamente, exe papel es et que rae? ‘en. neurosis. El yo, modecando Ia actividad primaria, no hace tonne e % somete 4 i 4 unig ‘a fs exitacidn sino que interpone tepresentaciones, signitic, - ‘cuales una puesta a prueba de la realidad de la satisfaccion Va expers Tt Dupiicidad det anaitsea sae pore cea ont mugoabe dominio de ba ett poi y experiencia wean YO pues fb a allo, depende la experiencia anabitica es patenie en 8 yo destinado ecordade que “el psicoanalisis ¢s un instrument “Come ‘a conquista progresiva del ello”. *” Freud ese: allo obedezca mediar entre el mundo y et elo, hacer que el ue et mundo kravés de mus propias acciones musculares~ hace médico ‘deseo del ello, Em verdad, se compocta come «l ‘ecomienda ‘Pues con su miramiento por el mundo real ® ote Ne silo Libidinal y quiere dirigir sobve sii ibido del amor de ay det ellos es tambign su siervo sumiso, que cortea eh weaken Posible, procura mantenerse avenido con el ll, eet ello a tacionalizaciones prece, simula ly odedieecit ‘igo © inflexible, tealidad aun cuando et ello ha permanecide & Posie, onflictos det ello com la realidad y, toda vee ave a con et superyd. Con sx posickin intermedia ‘melo intelecciin de ing wenti#o80 Come un estadista que, aunque tenienle um SPinisn pablia SOE quite seguir contando empero con el favor ce __ eneeaesct OD Sa ee ee ome Pon ta introduccion de ta un yo endeble, impotente, sing le de op qreyend at evap de de perder el amor aclara esta funclon det ya consideraciones éticas que, a com sustituye, dice Freud, al yo en peligro fa a vac aia herd uo prtenare de quen bea hicene amar. Aboraicg Wine viet tetcin slitiea como modelo det actividad seins omemNo, inversa, e6 decit que la telacion anal cescena del teatro privado del oe the uprennindeteh camnpo NOTE. A. 14. DUBAI de Muerte, Bagg ? ao ahaa le SUED MAS ceo yy guns 10) 08 divertisto eaeUehar que ye une q acuolla on moe fear PR i pene amvanie dn cae tea Samo genom sr ores amon) faa sone. 1 y0 afoot noes sitaente, Penni a yo efctuar snipe ae La ater. sue sind -andinn o ann, aly ren Lacan ba mos qe Freud on la segunda tapi tot Shek ie desonocimiento, Pores. Aepble par et Sige eau » “adits enronces que ol psioanaliat, MehiySiaoe enol conte go uno ew as, cOSKITAYR WN tans POF qué seria su dewey Fortra yo a ste 8 un sinfomna ~estd estrcturadd comm tal y ait funeiin de dewonocimiento, ambas cosas no aon mds del yo que Freud reourre a la novidn dle benefloko secundaria de la e Desputs de haber seialado que no hay hestilidad natural ents el yoy alin io 8 dee azar entr ambos una barra que los divida Freud insist, por Ja contradiceiin inberente al yo y no en el conflict yo/ello en seoundaria nos muestra dos rostros de -expresiOn contradie. ira aly in h 0, Deseonoce, na La Mn efe0t0, satisaven las = o prado SoMO Wha instancia represora (en el yo) Iromtetizos coupe don (29 18 Ho reprimido, Como lo dice Freud, won pucrn ‘coupados a la vex oe “Asi ol sintoma es eneargady poco 4 fusions Hereses, cobra un valor para ta afiamacion desi a Sisto sant £00 €l.yo, se vuelve cada vex mis indiqpenuable pare a wenger proceso do enquistamiento de un cuerpo extrano “Rett lgo semejante”, Analisis $6 o asi con el beneficio que obtiene Mm yo Peto tun, 4.10 36 V0 asi facili, ‘Malis mismo, Es de -elyo busca asimilar es precisanente el -la.transferencia es una resistencia, Peto — utrategia y tictica os Pe una_defensa. Al contrario, resis seam, A conn dt ace do penn te de la represion. “Y cuando después intentamos presi; slate cient alyo en su lucha contra el sintoma, nos enc ad reconciliacion entre el yo y el sintoma acti nos resulta facil cortarlas”. ‘Sin embargo, el sintoma no es mis que una negacién de la y la representa, es decir, que cumple su papel. ts compuleny oy epee constituye, por otra parte, el limite de ese compromiso, porque la pulsion exipe sin descanso Ia satisfaccién. Nada puede ahogarla o hacerla callar, En cee condiciones, ella“. . Constrifiendo al yo a dar en caso la sefial de displacer y a ponerse a la defensiva”. * {Como puede el analista “asistir” al yo" en wus contradicciones, si el yo esté estructurado con un sintoma? La division del sujeto, no es, en definitiva, lo que el analista debe desear si, en esta funcin ‘uirirgica de separador debe producir la disyuncién del yo y el sintoma, esa coalescencia insostenible? Pero surge una dificultad suplementaria: je6mo puede lograrlo si él mismo entra en el fantasma, si él mismo es, gracias a la transferencia, objeto a, cuerpo extrafio que el neurético trata de “introyectar”? ”” Cuando Freud dice que el neurStico abandona sus sintomas por amor al analista en la transferencia, Ia situaciOn, empero, no es mejor. El analista se vuelve el sintoma_a_analizar, nuevo cuerpo extrafio que el yo intenta asimilar, {Debe prestarse a esta antropofagia? Su deseo, por el contrario, es la funcién que desalienta esta identificacion, en beneficio de la diferencia absoluta: el objeto a antinémico del yo. Estas formulaciones, ciertamente, son las de Lacan. Nada indica, en su obra, que Freud deseara ocupar el lugar de un objeto en sus anilisis. Ese es, sin embargo, el punto de referencia obligado para poder situar su acto. NOTAS 1. “El méaico anata y ot yo dbitado dl enfeamo, apuntaados en mundo

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