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LO FATAL

Dichoso el rbol, que es apenas sensitivo,


y ms la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor ms grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar maana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fnebres ramos,
y no saber adnde vamos,
ni de dnde venimos!...

ruben dario

Manuel Gutirrez Njera


PARA ENTONCES
Quiero morir cuando decline el da,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueo la agona
y el alma un ave que remonta el vuelo.
No escuchar en los ltimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
ms voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.
Morir cuando la luz triste retira
sus ureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira;
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven; antes que destruya


el tiempo aleve la gentil corona,
cuando la vida dice an: Soy tuya,
aunque sepamos bien que nos traiciona.

A UN IMPOSIBLE
Me arrancar, mujer, el imposible
amor de melanclica plegaria,
y aunque se quede el alma solitaria
huir la fe de mi pasin risible.
Ir muy lejos de tu vista grata
y morirs sin mi cario tierno,
como en las noches del helado invierno
se extingue la llorosa serenata.
Entonces, al caer desfallecido
con el fardo de todos mis pesares,
guardar los marchitos azahares
entre los pliegues del nupcial vestido.

Ramn Lpez velarde

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