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Burbujas en el mar

No sabemos la razn exacta ni el motivo correcto, los dos hablamos sobre eso; te lo
pregunto muchas veces al da Por qu estamos aqu? Abandonamos todas esas actividades
asesinas del alma humana, toda la podredumbre ofensiva, hostil y daina. Te miro de
manera directa, justo ahora no estoy diciendo nada. Vamos a caminar, me dices; me levanto
de la tumbona, tomo tu mano, te acerco hacia m. Los dos andamos descalzos sobre la arena
hmeda, cargamos nuestras sandalias en las manos. En ocasiones no extraas tu trabajo?
Me preguntas. Respondo de manera negativa. Extrao a mis amigos, te digo viendo como
se oculta el sol en el horizonte del pacfico. Me siento muy cansada, dices.
Cuando llegamos a nuestro pequeo departamento de inters social decides
encender la televisin, sintonizas ese canal sobre gente famosa; yo me sirvo un vaso de
agua purificada. Tomo cualquier libro del estante, me acomodo en el silln, enciendo la
pequea lmpara. Cuando me empieza avencer el sueo decido irme a la habitacin, t
continuas despierta. Nuestras sbanas despiden un olor agradable, me doy cuenta de ello y
despus me quedo dormido. Me despierta el olor del desayuno: huevos y frijoles refritos.
Me levanto, me acerco a la cocino, te tomo de la cintura, toco con mi frente tu cabeza. Otra
vez no pude dormir, me dices, estoy muy cansada, manifiestas.
Qu te gustara hacer hoy? Pregunto. Quisiera descansar, respondes.

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