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r : ALFONSO CASO: LA COMUNIDAD INDIGENA Prélogo de GonzaLo Acumenr BrLtran a l Prélogo EI panorama de la antropologia mexicana estuvo ocupado, durante sus afios formuativos, por las figuras eefieras de hone bres de wna elevade eatatura cientificr. Entre ellos des- F —taca may especiahnente el doctor don Alfonso Caso y An- rade. Nacido en Ja ciudad de México en 1896, estodié le- yes y filosofi al tiempo que la Repilica se conmovie con los suoesos de la Decens Tragica y Tos que eondujoron a la promulgacién de la Constituctén de 1917. Ejercié la eitedra en I Eocuela Nacional Preperstoris, on la do Loyes y en la de Alioe Estudios, y en ella ve manifesté desde muy joven |, como maestro avezado y diestro expositor. En esto signi, ‘—sélo por un momento, el camino que le trazé su hermano mayor, don-Antonio, filésofo idealisia célcbre por su oposi- cién al positiviamo, con quien a menudo le confumden Jos indoctos, Don Alfonso dejé pronto sus propensiones filoaS- fico-jurfdicas at sentirse inclinado a le promocién do les artes ¢ industries populares, como paso previo que Te llev6 + al ectudio de las antigtiedades mexicenss y, en sequida, al descubrimiento de la Tumba 7 de Monte Albin, Este ha- Taxgo determin su vocacién antropoligiea en la que per- sitio hata los dias que precedieron a su muerte en 1970. * Alfonzo Caso os, posiblemente, el intelectual mexicano que ‘akcaneé e acumular mayor mémero de honras, distinciones \-y condecoraciones. Varias mmiversidedes nacionales y ex: tranjeras le hicieron doctor Ronoris causa; fue miembro ho- rorario de numerceas sociodades cientificas; presidente de ccongresoe y reunlones de estudiosos de fas elencias sociales; Pvimer editén en lel clecin Ser /Sorbnras ; i < a © Surat to Eauagies Pie calico, consejero ¥ socio de agrupaciones profesional. new y bilo on Méxeo / Pred and made in Mexico Dead 19%3, en que México y el mundo reconocieron pleas. UNTVERSIOND 5 owencank a ‘mente el significado trasomdente de su descubrimiento ar- -queolbgieo, a la fecha, no pas6 ao en que no fuera objeto ‘de un homenaje, un premio o alguna otra muestra de afecto y admiracin. La contribucién antropoligica de Caso se vertié finde. rmentalmente en Ia arqueologia; sus estudios sobre las cul- furs mixteca y azteca fe Hevaron a dominar ese campo, ¥ el det desciframiento de los védives del México antiguo. Es tablecide su fama como arquodlogo, cl movimiento indige- nist le Hev6 a ocuparse de los problemas sociales de la po- blacién americana heredera do los constructores de Monte Albin y de la gran Tenochtitlan. Su eportacién al indige- ‘aise foe importante en Jo que concierne a la organizacién de la agencia gubernamental que con mayor éxito ee ocu- mejoramiento de las comunidades ‘cas, eapevialmente en cuanto ateiie ¢ ta doterminacién de Ta comunidad indigena y do. la revaloracién del arte popular ‘en [a cultura de nuestro pats. ” EL presente volumien se compone de una scleecién de ar- tions que Caso redacté, de los aiios 30 a los 70, para sor Pronunciades como discurso, leidos como conferencia, pre- sentados como pouencia o publicados en ta prensa disria ‘eon fines de divulgacién, y s6lo excepcionalmente, en re- vistas cientificas como tosis. Fa. todos estos articulos, Caso fue configurando une teoria que le sirvié como marco de re- ferencia en Ia orgamizacién, aplicacién, evaluacién y marcha ‘de los proyectos de accién integral que son las agencias de trabajo del Instituto Nucional Indigenista. Fa el pensamien- to rocial de Caso, en lo particular, su contribucién a Ia an- tropologia social, Ia que se discnte en este estudio introduce (otio, y To que se exhibe en la seleceiin que se ofrece al lector, Dejamos a un lado, para que sex analizada por quic- ties s¢ consideren con In autoridad para hacerlo, la contri- buciém de este eminente antropélogo a otras de las varias especialidades de [a clencia del hombre. DeFisretoN DEL 1NoT0 Cuenta Moisés Gonzalez Navarro que, recién iniciads la Re- pablica, el ayuntamiento de un pueblo de Jalisco se encon- tid en la necesidad de repartir entre los indios las tierras comunales, para cumplir con un ordenamiento que ast lo disponia. No sabiendo a quiénes catalogar como indios le- gitimos —dado el abundante mestizaje que habia tenido lugar desde tiempos coloniales— hizo Ja consabida consults a las autoridades superiores. Estas, por conducto del Senade;- respondieron en 17 de abril de 1826 que debia. teneree. por. Indios a los que la piblioa estimacién roputara como tale, aunque mostraran mezcla de otra raza, La reeolueién tuvo Ia virtud de ser facil de aplicar, no obstante su eminente caracter subjbtivo, pero comprende, como humillante incon- secuencia, la de poner la identidad de la persona al arbitrio prejuiciade de le comunidad blanca con Ie que éta se con- trast? Da, ‘Mas de un siglo {fone Caso invirtié tos tér- sinos de Ia respmesta y pus? ilidad en te enmanided indigena Fs ino divide que se siente perteneeer a una. co mismo como indigena_porque est ‘Puede edlatr sino ewando se acepta t ealeura del grupo; ccna ae be ae deal ‘estes, sociales y politicos del grupo; cuando pani en Tas simpatias y antipatias as y S603 de e-colaborador en sus acciones v roacciones.” de grupo, los ideales =dijo~ odo 3 Gonsilex Navarro (195493 125, Caso 8 (3948): 293.297 Tdagiute o Taate rowe 5 \gon de mayor importancia que los meramer finan ® que jeto ol indio lo Dev Rr igNceGa ae rp como reaccién natural defenciva y. €3_precisar piedre funda. tede-obendessaie-de le-axgunevaciin C5) ho ‘Caso comienza advirtiendo —al colocar los pfimeros ladri- Ils del edifieio que se propone construix— que ¢l probleme, ee ee dead = ao | : aia ae eae ane tra notar cudn débiles son para definir a individuos que sufren tun proceao de mestizaje biolégico y cultural. Aum la lengua ‘que habla una persona es incapar por si sola para determi- narla. Por offs parte, en un pais donde no existe desigual dad legal institucionalizada, la curacterizacidn individual del indo confines de aplicnién carece do wie gm parta definir os al grupo del cual el indio es parte, Ta comu- ‘Hidad Tndigena, objeto de los programas de desarrollo de la sma ~ "Teniendo, pues, en mente cl caricter utilitario de la defi nicién de la comunidad itiena, Tage a ta elem 20 en “indigena, sine posec ‘elements indigenas en «silica, cultinal, Entice y picligin; ol time com- ° Widen. 10 st prendido en el anntida social de comunidad aidade, ex decir, ect ia —que le otorga una , Ta conciencia Se er diferente, diaistt 7 ——— | "La definicidn dio motivo a criticas desde sngulos muy verses. Rodolfo Staverhagen y la pefia de jovenes sntro- élogas que ponen en gran estima la realidad objetiva, ta fildan de subjetivista y, en consecuencia, emparentada con Ia escuela norteamericana quo patrocina esta orientacién, a ln que uninimemente condenan.! Luis Villoro, como parte sig- ificativa del corre de filésofos que estudia-lo mexicano, juzga que la definicién representa un paso atrés, ya que ‘Timita excesivamente el aleance de Ia nocin de lo india!” * Julio de la Fuente, anticipindose a la formulacién de una Gifinicién como la propuesta y haciéndose eco de la corriente sociolégica que buses en la integracién regional nueros ca- rings para la teoria y Ia accién, advierte con clarided mest. diana que si bien es cierto que wn solo rasgo ex incapar de definir al indio, tampoco Jo logra la suma de muchos, pues con ello se ineluye @ gente que no se reennoce como india. ++ Strvenhagen (1964): 242; comentando la dfinciin, die: "Aun que cata definien cea roucho més scoptable por el hecho de que ya to considers al indio come tn scr sislado sino perteneciendo a am ‘grupo seca bien Tititad, ol autor reduce Ts calidad de indio a {tn sentimiento subjetivo y eroca, a pessr de él eonsideraciomes resi Teo al diferenciar Ing comunidades Tndiaa de las comunidades de ‘Blancos x moatins’. Se podria infort do acuerdo eon extn definictin ‘que latino, por comperselén con el indi, es €1 que sinte pertentoes ‘Bias comunidad ladina on In coal predomina In lengea expafol, ls ‘earcteres blolégicos de origen europeo y los elementos cultures, anateriaes y expiritvales, del mismo origen. En suma, eta definiciéa fan al 00 sporta todrs Tor elementos necostrios part un anilisis de Ing relasionen que exison entre log indies y los ladinow; en cami ‘seratén Ja idea de dos mundos caftaraes autéaomos que se encut taan yuxtapaentos onl por ust.” " Villero (1950) + 200; dice: “Desgracixdamente Ja definiciin de dicho tipa de comunided queda restingida a Tas comonidades indige- wu ‘El comunero, las més de las veces, no se considera a s{ mismo un indio, sino un eco 0 un efo, esto es, un nativo de un ugar o tna regién determinados.* ‘Las objeciones levantadas por tinos y otros son carteras; sefialan debitidades notorias en la definicién, de ‘ss cuales Caso extuvo conseiente, Con honradez cientifiea, en el curso de Ia discnsidn, puso de relieve el exracter subjetivo del rasgo que toma como definitive y da Jas razones que le evan a reducir et smbito del problema al conjunto de indi- vviduos que viven dentro del marco cultural de una conn dad. Sin duda conocié oportunamente In objecién entrada ‘en Io regional pucsto que aparecid, apenas el alfo anterior, ‘en Ta misma pablicacin en que dio a conocer el producto de sus vigilias; no obstante ello La pasé por alto al conceder ‘un valor preferente 2] rentide de conranided. Caso redacts au trabajo como wna ponencia especialmente destinada a ser debatida en Ins sesionos del 2° Congreso In- ddigenista del Cuzco. A pesar de que no concurrié a Ja reu nidn y no pudo, por tanto, defender au tesis que, ambicioss- mente, pretendia determiner la politica indigeniste para la poblacién de le América intertropical, el éxito que obtuve tas aisladas dentro de otras comunidades y que poscen determinadss ‘eeraceristcae racales y Hngiliticss; oon lo que se wielre a dar um aso ards y re Timita exeesivamente al aleance de fa nosién de Jo at.” § De le Pune 7 (09): 6968; has “Un cae decade tx {de oa zaponecos de Tehoantepee, ‘que comininents rel ‘al cor lmudos indios y ce daxignan (y son designados) como teas ror en genera, juchiteccs, ete, en fagciéa de Ta eomaren o el Tugar ‘specific, El \frmino sixteco, ramblén on Oaxace, tiende cads vez tain a dejoe de preci ‘indio mixteco’ y u sinificar en cambio ‘na- tivo de la {regién) Mixtoce’. El autor ba reallaado Investigaciones en tuna toma en que muchos “indies” no 20 Henen como tales, exiende ‘entre ellos clert reauencia a oliitar amxilios del Departamento do ‘Aountos Tndigenns, Esta rertencla existe también en otras comatcas ‘ex Las que of “indo! we tehosa e ser Iamndo y teatado ‘como, indio'” 2 ‘esti fuera de toda duda y puede medirse por el hecho de J que su concepto de sensido social de comunidad, substitu do por el de conciencia social, fue tomado en cuenta cuando al aprobarse una definiein oficial del punto oontrovertido ‘ dijo: “EL indio os ol deseendiente de los pueblos y nacio- tes omens aoe ie Taney la BISA aRTeee aT Fr contin humana, ssnicu cons terete Por Geass See oases abajo, on. su Jes. o naciones a (dinieten paca ape la nacionalidad y comaidad se Tallan eases dodo signi “El quehacer de dar forma y contentdo a una es euestién de azar; por el contrario representa uma necesi- dad que, en un momento dado, debe ser expresada para que siya de guia a la aociSn, .Ademés, es inconcuso que una definicién por simple o deficiente que pueda parecer a nucs- tro juicio, no brota espontineamente de la neda, ni es con- sectencia de Ia ingeniosa Tucubracién-de une mente despier- 1a; es el precipitado de estudios, desvelos y formulaciones anteriores que se debaten en ef mando acadénico. Una defi- icin genuina refleja los cambios que se presentan en las condiciones de 1a existencia, el nexus nuevo de las relaco- 4 Bes de ns cosas; exisaliza Ia cortiente de opinién que exige ‘wna formulactén que racionalico la orientasién politica re- ign determinada, Si contemplamos desde esta perspectiva la que concierne a Ja fuerza del xacionalismo, ‘ouanto en To que se reficre a Te magaitnd de los grupos étni ‘cos implicados y a los niveles que en ellos aleanza Ja indi viduacién, Esto explica el injerto, en la definicidn oficiel aprobada en e] Cuzco, de expresianes como Ie de naciones aborigenes que la politica indigenista mexicane se niega terminantemente a aceptar como Ia designacién de un fond- ‘meno feotnal. ‘Llegé @ esa conchisién categorioa ol sufrir el inpacto que en ella produjeron los descubrimientos que redituaban Tos cestudios de comunidad; antos de que este movimiento tomara selocidad y volumen, Jos antrop6logos mexicanos —~entre los ‘cuales debe contarse en primer lugar a Gamio, pionero s0- 38 Caeo 8 (1946) ; 209-247, cial— se referian a loa gropos énicos como s} constituyeran equefias patrias y lea concedian un vigoroso sentido de na- Gionalidad.!* Las cosas comenzaron a carabiar en la década de los treinta cumndo aparecieron las obras de Redfield y Villa Rojas sobre los maya de Yucatén, Ia de Taylor sobro Jos blanoos de Arandas, la de Elsie Clews Parsons sobre los zapoteca de Mitla y In de Spicer sobre los yaqui de Arizona: a marea, sin embargo, subié considereblemente durante la década siguiente, Realizaron trabajo do campo y publica- ron monografias sobre comunidades —popoluca, mije, tara ca, tieltal, tzoltsl, nahua, totonaca, mestiza— Foster, Beals, Cémara, Ospina, Calixta Guiterns, Corona Nitez,’ Pozas, Carrasco, Pelerm, Isabel Kelly, Brand, De la Fuente y, final mente, Lewis, « quien toob cerrar el ciclo con su re-studio de Tepoctlin.!* 1 efecto acumulativo de los estudios de comunidad pron: to se dejé sentir en el mundo académico; poco a poco fue adquiriendo forma una imagen del indio bien distinta de la que antes prevalocia, Le investigacién integral do Gamio en Teotihuacan constituye um modelo meindolégico ¥ ma pauta para la aceién que conserva eu pristina valides y hoy la in- ‘crementa con el mejoremiento en las téenicas de Is peoquisa ¥.In aplicacién; pero no eontribuye significativamente, en su tiempo, al conocimiento del indio supérstite:* Lag pobla- csignes regionalos —aei se designé «Jos grupos éinioos para ‘ontraitarios con la poblaciGn necional-— nonce fueron tudisdas con la asiduidad y penetracién requeridas para tener de elias una nocién adecuada de sus patrones de vide de Ia estructura de sus relaciones sociales, Fata fue la tarca ‘de valor incalculable que Uevaron.a.cabo Redfield ¥ su es cuela; nos percatamos entonces de Ja distancia cultaral que 29 Ganlo, (1916): 17 2H Gline 82 (1952): 212242, #8 Gamio (1922). nos separa del indio al percibirlo tal y como efectivamente fs, no como suponianaos que era.”* Por este camino la cormmidad pas6 a convertirse no silo + en Ja unidad espacial, social y cultural més adecuada para observar y conocer al indio sino, ademas, en Ia unidad.capas de definirlo, y esto lo advirtié con gran perepicacia Alfonso Caso. Es necesario, sin embargo, hacer notar que I adop- idm do la categoria redfieldiana como medida definitoria implied un ooste, el pago de un precio; a saber, la resta con- siderable en el némero de indios que los estudiosos Te caleu- Inban a Bic. Anes de Ta defini or pstleasgnarie tun olevado porcentaje a la poblacién nativa; en Ja prictica toda In poblaciin rural, co ctenpcioaes locaizaas en el norte del pais, podia ser eatslogada como india sin graves contradicciones. La sentencia popular que afirma: “;Fuers de México todo es Cuautitlin!”, habia dejado de sor ciertas no todos los campesinos son indios. Por supussto, un vueleo de tal dimensién no pudo ser el resultado exclusivo, ni principal, de la especulacién en torno ala vida y la estructura de la’corsunidad; muchas de les conchusiones de los estudiosos y las construeciones légicas que pretendieron elaborar —como el continuum folk-urbeno que explica el cambio cultural— han sido repetidas y apasionada- ‘mente controvertidas; lguion eg al extremo de calificar a la comunidad como ua mito, en forma un tanto parcial YEL auge de los estudios de comunidad en México corrié areja con la modificacién sustantiva de las condiciones E Ja produccién en ef campo, como corolarlo de la reforma gratia, que el régimen eardenista condujo con vigor y wi lencia inusitados. [a tierra, el poder y la felicidad que, sogin + el clamor de Ricardo Flores Magén,** se encontraben en unas 4 Eraswous (1952): Th 28 Adama 3 (1963) : 1641. 2 Flores Magda (1923): 1.28 20 ‘cuantas manos fueron redistribuidos con Jargueza y mientras la clase sefiorial perdi sus hicnes y las recompensas que ‘acu apsrejades, ernbos quedaron en las manos de los cam- pesinos antes despojados. Estos adquirieron tierra, poder y ‘Hatus al organizarce esa invenciOn social que se lama efido, ideada por la Revoluciém Mexicana como um substituto de Ja comunided indigena corporads, sacra y sutocontenida?* La reforma agratia favorecié la recularizacién e individua- ién de un gran niimero de campesinos que dejaron de set indios; épermanecieron como tales quienes contervaron su organizacién tradicional y prefirieron In seguridad de a vineulacign, primazia con Is naturaleza a la incertidumbre que representa toda innovacién social.) Fl menoscabo cuali- tativo ¥ cuantitativo de Ta nocién de lo indio, que atinads- mente advirtié Villoro, devino inevitable; In definicién, en efecto, como un reflejo de] cambro acaecido en las relaciones materiales, restringia ls condicidn de indio a los miembros do un cierto mimero de comunidades que tenfan caracteris- Yicas somiticas, culturales, Iingifeticas y psicolégiens que les determinsban como distintas de los poblamientos campesi- nos en lo general ‘La idea de une integraciin regionsl, timidemente levan- tade por Julio de la Fuente contra el exquema comunitario ‘ex una época en que éte contaba con el consenso casi total ‘del mundo académico, fue puesta a un lado por Caso sin -muayores complicaciones. En México, por tales afios, ape- znas comenzaban a crearse las condiciones neoeserias para a aceptacién del nuevo conceptay Los organismos inte: retariakes establecidos por el régimen cardenista cristal ‘aron una década después en Tas comisiones fundadas espo- ‘ilicamente pare encauzar el desarrollo de las grandes ciien- es hidrograficas —como Ia del Papaloapan oct ‘Tepal- eatepee— que por su dilatada magnitud mo se prestaron 7 Aguire Belin y Porss A. (1958), 2 EEE EEE EEE EE ‘4 concebirlas como unidades do integracién regional. Fue mucho mas tarde, especificamente el 21 de marzo de 1951, es decis, a partir de la inauguracién por el propio Caso del eentro coordinador teltal-tzotzl, como primer proyecto de 1 desarvollo regional del Instituto Nacional Indigenista, que Te nocién de una estructura mayor que la couunal volvis a ser considerade.*j EL que eso escribe fue el fondador del proyecto. El conocimiento que adquisié de In zona y de los mecanis- nos de cohesién que en ella operan pars dar forma a una. regién intercultural de refugio, Iv Uevaron a redactar une ‘poqueta obra on la que expone las razones que Yo obliga- on a establecer 1a sede del centro en Ja ciudad primada, " 0, ¥ MO en una u otra comunided in- 12+ Nacid asi, un nuevo enfoque; el de le teoria ¥ prictica de Ia integracin regional. Caso, en un articulo everito para Ta Organizacién Internacional del Trabajo en 11955, se hizo solidario de la perspectiva recién descubierta; textualmente dijo: LHablamos ahora no silo de comuni- dades indigense, sino de regiones indigenas, es decir, do regions mis 0 menos extensss, que tienen Ia caractoristica de eta integradas por numerosts comunidades indigenes 0 indigenasmastizas y que dopenden, desde el punto de vista econdmico, cultural, social y politico, de wna ciudad mes- tito, a la que le damos el nombre de metrépoli de la regién jndigena de que se trata. Tn otro artioola orfginalmerte publicado en inglés con al titulo de Ideals of ax Action Program, que luego fue ampliamente divulgado en castellano en diversas publion- tiones del 181 y que se considera como cl decilogo de la accion indigenista oficial, don Alfonso, en ef mandamiento 58 Aguire Beltsin (19580). 34 Aguirre Bolicin (1955). 28 Cave 52 (1955) + 591598. Bo 4quinto, confirma su spoyo al enfoque regional. “Seria iam posible —dice— el desarrollo aislado de una comunidad si o se desarrolla al mismo tiempo toda la zona a la que pertencce. Por eso muestra accidn. creemos que debe ser regional” Las dificaltades pricticas de la aplicaci6n, en Jo particular Jas que derivan de Ia intorvancién do grupos de presiém que a menudo impiden ef estricto apogo a la pla- peacién leSrica, no siempro permite que el trabajo del ma, comandado por Caso, siga las normas estatuidas en los idea” les. El aimo de los centros coordinadores instalado em la regién tarasca no tine su sede en la metr6poli mestiza y la aecién que reslien —#i ha de ser medida por el mo- slo mostrado en Turicuaro a los delegados americanos que ‘oncurrizon al congreso indigenista de Patzcuaro, cl 20 de abril de 1968— ho royetido a ta filocofia dol desarrollo de | comunidad, Allonco-Gase no es propiamente un te6rioo social, su enor ime contribcién 2 In antropologia mexicana hemes dicho aque Ia voled sobre la_arqueologia; al igual que Gamio, teniendo ya formada a persotalidad y el renombre en el campo do las antistodades, pasaron 2 gcuparse de proble- amas de aplicacidn fCaso estuvo veintid6slargos afcs al frente de la administracfOn del no pouienda ea préetiea progea: amas de desarrollo en once centros coordinadores que, con exfnerzo meritorio Inayguré.j La. politica explicita © im- plicita que contiene la definicién del indio, de 1948, es la que le sirviG do guia para le implementacin de los dise Batos proyectos que Fuso en marcha; pero no debemoe Grider que tanto para Gamio como pare Caso, Ia arqueo- _Jogia en nuostro pais tiene: como eminente funcién aplica- 4 ‘Gra In de proporcionarle identidad a]. mexicano, exto es, ‘ane ruiz exw el mis remoto pasadg. Peddock, quien recalea A trirsito de una o otza disciplizn en embos antropélogos, © Caro 17 (1958): 2729; 100 (1962) ; (1966): 1113, | difiere de ellos al suponer que la funcién mis importante de Is arqueologia es la de restaurar fa confianza del indio en si mismo" ‘Ademés del antecedente arqueolégico, es necesario to- ‘mar on eventa premisas conceptuales diverses que don Al- fonso internalizé durante sus afios juveniles; todas ellas impregnadas por la filosofin positiva de Comte que Gabino Barreda, con gran inteligencia, reinterpreté en la realidad nacional. La doctrina del orden, el progres y la libertad del médico mexicano tuvo la vitrud prodigiosa de hacer que sus adherentes, sin apsrtarse de le politica conserradora ori- ginal, se concibieran a si mismos como liberales. Segim, las ropias palabras de Caso, el postiviamo de Barreda inten- sifiod “el estudio de la ciencia gue ora entonces, como @ ahora, el més firme cimiento de la libertad y ls democrs- cia pero, In ciencia tuvo una consecuencia de mayor trascendencia ya que sm propésito era entonces, comma es 3 Paddock 18 (1958): 71481. 8 Viante pige 545, donde Caro dice: “Juirex comprendi que no ‘er posible crear una paciin nueva, como Te que él queria crear, si fe contsha eon une eeeacla musta, como la que él pretendia funda, Tuivea comprendis que ov accién seria momentines, intraxendente, tno habla una ovcuela que plasmars cus idess y por ee reain Ind fentonees x un grupo de hombres distinmldos, preddides por don ‘Gabino Barroda, ya cae grupo Te encemendé funder la escuela. 2Cadl seria Ta eatuela teva, el nuovo ideal? Tuvimos el honor de realizar, per primers vex en a mundo, ean eamucla. Barreda, dicipalo de Aw ‘gusto Comte, trté de hacer un expetimento en México; jimgi que ‘be recesitaba una exeuda que no foers wn semicart, ura excuela que fcercera al hombre a la realidad del mondo y de sus eomtemporinens, ‘gue Te dlera al hombre una viién del futur, y tomb de Comte le clasifieaciin de Tes clenlay, y, aceptando los criterion de le etastiea- ida, que ademés de lies, 2 bistbrica y didctiea —regin ef fléso- fo, yons6 cnsicr lui matonéticar como el fandemento de toda que es una esperanza, come te ciispide do jente para crear und smueve generaién.” ms ahora, que podamos ‘realizar nuestra propia individuali- dad”, que podamos “reslizarnos como pueblo”. Tal fue 4a razén que llevé a Caso a moaificar ol sforiemo comtiano en su segunda clfusula para decit: “saber para prever y prever para amar, sf, para amar @ este pais qne es nuestro toes! La arqueclogia y el positivismo som influencias que ss0- man a cada instante ex el pensamiento social de Caso. Todo su concepto de la cultura deriva de esas ascendencias, En 1939, al reatizar un balance de pérdidas y ganancias en las ciencias sociales, pudo verificar que, no obstante lo mucho que se habia adclantede, més aGm era lo que se ignorabs.* La tarea, pues, que tienen por delante etnélogos y_socidlogos —dijo— es la de incrementar el conocimiento ‘Gentifico por la recoleccidn de heehos sociales que permitan comprender, de una vex por todas, la realidad americana. Por exo, de momento, es precizo vencer In proclividad m Tas especulaciones tedricas: en las ciencias sociales, como en Tas demas ciencias, las grafias son anteriores a ins logias; de’ acuerdo con la norma positiva “laa descripciones deben preceder a Jas generaliraciones”.** Necesitemos todavia uaa 2 Caso (19500): 60 2% idem, Ea ofr lager (1958): 104, don Alfonso chs el feme vicinal: Yea lan slncasseile, como on cules ot cena f tolls d-forisma de Gomes Sabor pare prever¥ preverpart Sheri concent prove ingle aber ae wae Sid, y sin mber lo que tat octets sede que oe ‘ ciega y estd condeneda el fracasa.” se = erprende 2 Geo (6H) 58 % Giso (1958): 38, Bliwood (1989): 262; informe: “Com tk Yerba ls lost saa ya Tas chneansacinea del cxenro de cops: Mili. Lo inn em pects gracing tas mas megecasonsy ve saborae de meoiones pero ea wan parte tarbieninstiond on ‘we le hited deberan ear seme snadinndas tly hechor ies do experincns Adit en stor palabra, limiacon de Bes metodoe epeclativs 2 proré que wal algaaoy de lor pens 25 ran soma de investigaci6n y la acumulacién de una masa Considerable de datos antes de que podamee fundamentar en hechos una teoria. El eonocimiento cientfico, por si solo, constitaye el nix “deo de le cultura; tal parece ser Ie esis axial de don Alfonso ‘para quien os conceptos cultura y conocimiento vienen a ser singnimos, Fsta equivalencia no s6lo brota implicita fen muchas de sus proposiciones sino quo expresamente 1a feteblece en varios lugares. En los pérrafos finales de su ponencia sobre el indio y lo indio, después de enumerat fos ‘aspectos nobles de las vicjas culturas, en lo especial, l arte popular que manifiesta Iz maravillosa intuicién de los indios transformer en bellos objetos los mis totcos y rudos ma- niet era edn ise a dicienda “nsec lo qe i para_resqlye7sus problemas, ¢=_cultura” Pati aieulo de fecha poserior, insite: “Lo que cl indigona necesita com conocnientos de toda clases collagen som Sf Tilo fngeresmencionalos, por sues, el término cultura en sa acepcién popular sino a 1) Jos conocizaienios, 2). log procediniientos. au auienfas willizan y 3) los productos. que res ” Geaimiientos y_o9t fl valor de Ya bigsvesis en Te dinara a Toe hechos observadon” 32 Can & (1948) : 209287, 2M Gaso 13 (1953) + 258-202, %5 Gao 34 (1956). 6 “consiituyen Ia cultura. Como yoy de wu seg, pniaracte fos Hedlgn slomare. No ee ies pba ieis, pero insistié en que se subor- antropSlogo que es —y para é] las ciencias antropol6gicas tienen como fin estudiar ese fendmeno extreordinario que e@ hombre, su vida y su cultura," no niega, desde luego, | exltura al indio, “No hay hombro sin cultura porque no hay. hombre que viva fuera de una sociedad”. De lo que carece lindio es de conocimientos y muestra obligaciéu como miom- bros de una sociedad més desarrollada es proporcionarles lo sre since fala iam Cris \oAingox souk, es Como corolario de ta equivalencia anotada el concepto de senlturacién, en Ceso, adquiere un sentido completamente Ieterodoxo;?© para €T Comnota la trasmisiéa del conocimiento, ns “samba ex ndpenbl zero problem de 5 fa educacton proplament ecoolar, sino la in dete COMMUTER, 6TH We OUT TG, acsTerar Para don Alfonso glos raggos nobles de iivas Tadhdé —el arte popular, ef uso de trajes regio- Ia solidaridad del individuo con su comunidad, el res feducaciOn de la comunidad debe preservatlos. Mas, como destruimos sus antiguas culturas en el momento del contacto, fevesirs ayuda debo coneistir on euxiiarlos a reconstruirlas Jeambiando por rasgos positivos de Ia cultura moderna, los tos nocivos que en ellas subsisten como un residuo de Siconsiderames, con don Manuel Gamio, que el progreso % Caso (1968b): 36. Caso 34 (1950) % Jorochayora (1568): 228238; afima que el eonceptn de acultm ‘en Ciso deren de préstamos tomados de los norteamericanos, Tun error on esto: deriva de Gamlo y, al través de ste, dal post de Berraday, en conseouenels, del pensainento’ floefico dal siglo déotmonoao, Cano 17 (1958): 2729, ae slo es genuino en el conocimiento cientifico, ¢6 indudable {que este conocimiento es cl imioo positive y aquel que la edt cacién de la comunidad debe innover® A decir verdad, don ‘Manuel es e] responsable de ects tooria dicotémica de To po- sitivo y Jo negativo. Caso le tom5 en préstamo para definir su concepto de aculturacion, Partiondo del concepto téenico de la cultura se propuso averiguer qué entendemos por acul turacién y en Ja bisquedn de una respuesta satistactoria razoné asf: {Frente a una educacién como Ie nuestra, que pugna por dar al hombre un concepto mis adecuado del uni- verso y del hombre mismo, en sus relaciones con sus seme jantes; frente # una organizacién compleja como le nuestra, en que cl individuo wo sélo es parte de la pequetia oo-p So Ma . sunkad que bukit, sino gue, adem ett Ueno lull Sosa ' : formecién en los aspectos econdmico, higiénico, educativo ¥ politico; es decir, en una palabra, la transformacién de sa| ‘cultura, cambiazdo los aspectos arcaicos, deficientes —y en xmuchos casos nocivos, de ese cultura—, en espoctos més Jes para Ja vida del individuo y de la comunidad. Lograt esa -transformaciéa es lo que s¢ lama aculuraciin§ #8 Garnio (1916): 188. Cam 34 (1956); Comas 9 (1950) # 187-166; da I siguiente de| “Sinton de acultaractén que coincide w la letra con In de Caso: “El gona, ‘sto; al ideal es azar ambas tendencies, que lo indigena y Io europea ‘ complementen on lo que tienen de til y digo de ser mejorado 7 perpetundo.” Fs bien ssbido que Comas fue ‘nsimo colaborador de Garsio y, como era de esperar, suid au influencin en of éinbio| \e.te Heaniepaogin social: Ta definictn de aeltaraciin de Camas 28 - La educacién,y transformecién de la comunidad, o acul ‘weraci6n, no deben quedar al arbitrio y voluntad de las fuer- sam incontrolables quo emergen del contacto, donde la cultura ‘wis fuerte os 1a que 2e impone. Le acalturaciin debe sor Sxigida o plancada con ol fin de evitar ln desorganizacion pb explotacién de la comunidad més débil por la mis des- ‘mtoliada, como sucede en Ins colonias de explotacion, eek ae a Sa ino se presenten como obsticules pare fo JE Ta navi st Po coxecn Cue SO" id por Ja aculturaciénes> sp ye dot te 2a re fmsiones y conflictos que origina la fuerza, es decir, por io de la educacién y del ejemplo; ef cambio debe ser ‘gadual y su logro por medio de la persuasién; sin mandar bordenar, sin pereeguir ni obligar. La invitacién, Ia demos- ‘wacién, el lento eemino de la educacién y la solicitud inoan- Jauble dol consentimiento de la comunidad para sleanzar st ‘emtianza y cooperacién es la conducta a seguir. Para acct ‘eames a Ia comunidad ol ‘nico modo spropiado es el que smscomend el primer congreso indigenista de Patzeuaro: de. ar con el ejemplo Ie utilidad de una medida antes do invitar practicar dicha medida, pero nunca © Caro 86 (1956). imponorla, respetando siempre In personalidad del indivi- duo. £1 énfasis que Caso pone en Ia aculturaciéa —‘Ia aeul turacién ¢8 una educaciGn”, asevera en el decimotercer maar Taimiento de los ideaiee de le accién indigenista— le leva en ocasiones a sobrecslimar las posibilidades de cambio por 1 simple trasvase del conocimiento ciontifico, En su ponen: tia sobre Ta dofiniciéa del indio, tantas veces mencionada, ‘concede importancia mayor a los factores culturales deriva: + dos que & Ja estructura econémica. Su afirmacién de que “los grandes problemas del indio, por lo menos en México, -no_ son eélo econémicos, sino fundamentalmente cniturales”, cexpresa ess aobrevaloracién que, por otra parte, cs congruch- te on el eoncepto que Hene de Ia culture. Las veoes que| argumenta on favor de una medida aplicativa destinade a resolver la situacién indeeeable quo sufte 1a poblacién india Jlega a una conclusién que varia en lo circunstancial, pero ‘que, en lo sustantivo, termina propalando como receta ‘iti a el conocimiento cientifioog ‘EI modo como contempla le aplicacién de Ta legislact nacional a los grupos étnicos nativos que ain no so integra Jen ta sociedad moderna, es un ejemplo que fustra nuestro} Plaserto, Caso contradice le actitud Liberal, por todos concep ~ |tos generose, que declara a todos los ciudadanos iguales ant ls Tey y no hace distineién alguna entre indioe y no-indiosy loposicién Ia funda en que le igualdad séfo es justa ent iguales, y el indio, debido @ su atraxo cultural, no e i al reato de los mexicans. (Nada hay més peligroso que co! siderar iguales ante la ley a quienes no Jo som por su situe [cin social y econémica.”* Tampoco aoepta Ie is Glade leyes especiales para los indios que les dem un status dis Coren e DAD Caso (1958a) 30 ‘into frente al, comin de Jos ciudadanas, porque una legis lacign protectora para indigenas los mantendsia pars siem- pre, come sucede en las colonias, en perpetua minora de edad yes Impedia sir los derechos gue teen como Ja accién gubernamental no debe ser limitae tiva ni iutelar, sino expacitadora, To quo debe hacerse 6 darle a ia comunided indigena “los medios técnicos indis- penzables para su vida y st propia defensa, y uno de estos medios, quizé el mas eficaz, es la ensefianza del idioma na- cional,en el que estan redactadas nuestras leyes, en el que se redactan las gestiones ante los poderes pablieot, los eon- tratos celebrados entre los particulares y que permiten al individuo adquirir una educacién no sdlo elemental, sino elevarse cada yer més en el camino de Ia cultura” Caltura fen esta oeasién, como en fas antericres, parec® evidento- mente connotar el eonocimiente ciemtifieo, y Ie proposicién general contiene una vigoross conviccién en Ia fuerza del conocimiento en ‘si. Basta conocer la ley para que ésta se imponga al ser exigide, podrfamas decir, siguiendo el razo- nemiento de Barreda que lo llevé a formular su oélebre apotegma: “La verdad se impone por sf misma al ser cono- ‘La opinién que tiene en lo que concierne al uso de las len- ‘gu2s indigenas sigue el mismo patrén de pensamiento. Quien habla una lengua indigens y desconoce Is oficial no esta ‘eapacitado para colaborar en tn vida ecomémica, social ¥ po- Tidica de su pais; su horizonte cultural mo exeede a su co- ‘munidad y su regién. Con el uso exclusive do Ia Tengua in- Aigena no se puede lograr el progreso cultura, el incremento ex el conccimniento cientifico, porque éta ex inhibil para aptar los modernos descubrimientos de las técnicas y cl Gauo 52 (1955) : 591598, Len (1566); 95. aL UNIVERSIDAD ISEROAMERICANA ‘movimiento intelectual del mundo. La liberacién del indio sélo es posible si éste acreoe su canoeimiento con el apren- dizaje de una lengua que sea veh{eulo del conocimiento cien- tifieo, como cl castellano. Por supuesto, este ineremento no impliea el abandono, ni la probibicién de uso, de las lenguas vernéculss; Io que s¢ propone es hacer del indio un bi- Tingiie) 5 Por 3u carieter altamonte significative, permitasenos i: {medicina moderna en las comunidades indias. Sabido es que 4 [nalmente snotar un ejemplo mis; el de Ie innovacién de la 3? éstas disponen de un sistema de seguridad en cuanto ataiie s ‘ala enfermedad y la muerte totalmente distinto del que sus- ‘tenia In medicina cientifica; esa segurided la fandan en el funcionamiento de ideas y conceptos magico-religiosos que Jes otorgan una gran cohesién frente al contacto agresivo de Jan ident moderns, 1 contol socal, oad grape e- io, las obligaciones que impone el parentesco, la reciproci- Sed em el trebajo y en las relacionse socaler; todo, es en ‘eran medida contenido por las ideas y ereencias migico-re- Figiosas. Caso, y en esto también lo acompatia Gamio, tienen por nocivo al brujo y abominan Ja ultlizacién de. procedi- Imionios migicos anacrSnicos para curar enfermedades que hoy en dia la medicina cientifica yugula con extrenna faci lidad. El remedio, logicamente, reside on innovar el ennoci- riento cientifico sustituyendo los elementos negatives de Le ‘magia por los manifiestamente positives de la terapia occ dental * ; “Machos son los reparos que pueslen ponerse a lus defini- ciones de culura y aculturacién propuestas por Caso, asi como a la teoria de los valores que adopté de Gamio y dix vulgé deede la diveceién det dinico organise indigenista nacional que en México ha estado siempre gobernado por un 49 Cao (19608): 52. antropdlogo y que conté con un cuerpo de cientificos socia Jes que tuvicron a su cargo, tahto la asesoria técnica como Ja implementaci6n directa del trabajo. Ese grupo lo compu- seron estudiosos que dejaron obra escrita entre otros Al- fonso Villa Rojas, Julio de Ix Fuente, Ricardo Pozas, Ale jandro Marroquin y quien esto eseribe— que en wna ui otra medida son también responsables de la obra que ee realizé. Nosotros mismos defendimos o combatimos los lineamientos politions y las ideas que constituyeron el szbsteatum en que s cimenté la sccién.® Los afios dhimos que estamos viviendo han sido prédigos ex desarrolles sorprendemtes, La filosofia que respalda el desarrollo de la comunidad esti siendo impugnada eon vigor desusado:** los antropélogos de In nueva generacién se pre- guntan hoy dia si, realmente, zes aplicable la antropologta aplicada?“ Bueno es, pues, en estos momentes de crisis, te ner siempre presente los elogios que tantos esclarecidos pro- fesionales, mexicanos y extranjeros, hicieron de Alfonso Caso por su Inbor destacada al frente del 1x1, antes de exponer las cxtieas que se le hacen ¥ que en parte comprenden su obra y en parte sus postulados tebricos. ‘Tres han sido los antropélogos que recién han objetado a Caso, el froncés Henry Favre, cl mexicano Danicl Caxés y dl holandés Rudolf A.M. van Zantwijk? Nos detendreimos 5 Villa Rojas (1855); De lk Fuente (1964), (1968); Poaae 11950); Macroquia (1957) ; Agulere Belinin (1952), (1957); Aguie Bolurin y Paoas A. (1954), 2 Veawe el debate: “Deaarrollo de le comunidad: agin?”, Arniricn Indigena, 29° (1969 SS Bonlll § (1963): 2952. Vinee, ademés, el “Social Responilli- ‘ex Symposium’ Current Anchropology 9 (1968): 391-495, 4 'Viase ln hoje informative Acclin Tndigentara del INL Hlaer Basa) iencia ideo Favre (1962); Cards (1966); van Zantwtjk (1967). RIEL (ONCATD ! Whatesn EDAD cen este timo por ser su réplica la més nueva y por refe: rirse a aspectos tedricos que ameritan clerificacion. Van Zantwijk dedica un capitulo" de su monografia sobre la ¢0- munidad tarasea de Tbuatzio a refutar, primero, el concepto de desargollo de comunidad aceptado por las Naciones Uni- das y, Inego, Its ideas y patrones de accién que Alfonso Gaso, ‘como director del Ist, puso en operacién de acuerdo coon cl concepto de desarrollo mencionado y con la experien cia que los clentificos mexicanos adguirieron a partir de la aplicacién de la antropologia, formalimente iniciada por Ma nue] Gamio, en su proyecto piloto integral del valle de Teo- sthuacan. Las objeciones que van Zantwijk levanta contra le defi- nicfén propuesta por las Naciones Unidas se basan en eu inconformidad respecto: 1) al énfasis que se pone en el concepto sociolégien de comunidad que teva a suponer que el desarrollo de ésta no implica su desaparicién como enti- dad social; 2) Ia iden de que la aculturacion y la integre cién —mezels de culturas ¥ agrupamientos sociules opues tos— dan a luz nuevas culturas y sociedades integradas, y 3) el fin manifiesto que so asigna a desarrollo de In eomi- nidad, a saber, Ia integracién nacional. Para van Zantwijk teste objetivo fortalece ef poder de los gobieraos nacionales costa del desarrollo auténomo de las comunidades, espe- Gialmente, cuando estas comunidades constituyen unidades politicas, sociales y econdmicas, como ocurte con las com. nidades indigenas en México, Las objecioncs a Caso derivan de fas aserciones categor cas que reiteradamente éte hace en discursos, ponencias y Acclaraciones. De ellas le parecen a su impugnador trascen- denies: 1) la gran confimzs que deposita en la aplicacién de Ia antropologis como instrumenio que permite gobemnar 58 Van Zanbetj (1967): 238.2%, ” en Go el cambio; greduarlo o acelerarlo a voluntad;** 2) la con- 3a conseeuente que demuestra en la aculturacién dir ds, To que supone Ia realizacién selectiva del cambio, y 3)'Ia finalidad nica, exclusiva y teraminante, que asigna al desarrollo; a saber, la incorporacién de las comunidades in- dias en Ia sociedad nacional. Las palabras de don Alfonso, ‘en efecto, son concluyentes: “No hay en_ consecnes Tewalver cl problema indigena sino un camino; Sinise ffeamanté correcto 3 js , ara resolver ol problema indigem ij que ineorporar las comunidades muna wy yroposiciones porque se fundan en ol uso de normas de juicio cubjetivas para de- terminar lo que debe innovarse y lo que debe substraerse de las culturas indias para lograr su desarvollo. Los valores po- sitivos que se debon proporcioner y los negativos a eer subs- timidos cambian de signo si la aculturacién dirigida tiene éxito. Un valor positive que Caso enfatiza ima y mis veces es el sentido de comunidad, et espiritm comunal, cuya pre survaridn considera deseable; mss, si el deesrrollo de Ia ¢o- munidad se lleva al eabo con fortuna, este valor cambia de signo para los fines de le integraciéa acional, ya que st ceonservacién entra en eonflicto con el espiritu nacional que, | por so propia naturaleza, no consiente en su seno el fortale: Ganiento de los esprits de corps locales. [La sustitucién mecanica de elementos de una cultura por nuevos o similares de mma cultura opuesta es dudoso que pueda verificatse; un cambio drastico en las relaciones de Ja producciin eronimica acaccea consigo mutaciones socia kes en cadenaLas culturas indias no son, como tienden a ceonsideverlas szuchos estudios de oculturacién, mezclas de 5° Caso 28 (1968): 260-215. 5 Coeo (19588): 103, 18 ovceoh 33 elementos indigenes ¥ espafioles; son culturas integradas ‘que, a pesar del colonialismo y el liberslismo de la pasnds ceaturia, han sebido conservar su propia identidad que las have diferentes de la cultura naciona}, La integracién na- cional mediante el tinieo camino que Caso le abre al indio, cl do la ineorporacién, no tiene ut consenso general ni ex de hecho el jnico camino a seguir. En Europa los desarro- los de grupos étnicos, con preservacién de la identidad eul- tural, ha dado lugar a Fstados multinacionales como Ja URSS, Suiza y Jos Paises Bajos, que para van Zanbwijk cons: tituyen modelos que es posible seguir; en ellos las minorins €rnicas ban aleanzado niveles econéinices y sociales rauy al- tos, no obstante que han preservaio trediciones, lengua y Titeranira propias. ‘A decir verdad, las inconformidades que van Zentwijk le- vanta a Ia teoria y la accién prictica de Alfonto Caso som razonables y los puntos e=pecffioos en que las eontradice, par- ficularmente ciertos; empero, al dar importancia extiema a pormenores definitorios y detalles de aplicacién aislados de su contexto, escamotea a Caso Ta evencia misma de a pensaitiento y los fines éitimos que persigue. Digamos en primer lugar que don Alfonso no es clinica responsable de In teor‘a indigenista y de Ia politica que de ella deriva; como toda teoria y politica en las que se discu- te un postulado de naturaleza substentiva para Ia formacion de la nacionalidad, en su formulacién y en su ejecuctin in- tervienen un coucurso de personas y experiencias. La tesis y la praxis de Ia antropologis aplicada, hoy sujetas a debate, srrancan de Ja flosoffa comtiana de la vuelta de siglo que cen México tuvo una Targa vida en aspectos mary variados de Ja administracién, La teorla de los valores en que To postivo ¥ To negativo se contraponen provieno directamente de Ta coneepcién barrediana de la lhertad del hombre ouyos im- pukos morales le conducen indistintamente hacia lo biseno 36 i © hacia Jo malo. Funcién del gobierno ex favorecer los bue- nos impulkos y obstaculizar los malos pare que Ie sociedad marche por el camino que le sefalan sus propias leyes de crecimiento.” Manuel Gamio, digamoslo una vez més, propuso en 1916, ppor vez primera en México y hasta donde alcanza nuestra informacién, también antes que nadie en el émebito mundial de ta disciplina, la necesidad de una antropologia splicads y una teoria de los valores que Je sirviers de norma para ta ‘accidn practica.*® Eata concepcion de la ciencia del hombre ceatuvo en gran parte determinada por el conoepto arqueolé- gico que Gamio y sus contempordneos tuvieron de Ia eultura ¥ que les hizo dicotomizarla en una parte material y otra ‘spiritual. No es éste el momento de analizar Ins ideas de don Manuel; en otro lugar demostramos con Iargura sus inconsistoncias** En gran medida estas dltimas jones Jevantades por van Zantwijk, Erasmus, Manners y tantos otros més a la teoria ¥ practica del desarrollo de la commidad;* el hecho de que hubiése- mos ervido conveniente sustituirlas por Ia teoria y Ta préc- tien de la integracién regional hace ostensible que tovimes concienea de swe debiidades presets como fundanento para Ia accidn. Ula tesis de una antropologia aplicada con base en una’ valoracién —meciinica 9 veces, subjetivas otras— de los pro- ductos snateriales o intelectuales de Ja cultura, sin embargo, de las fragilidades que hoy ficitmonte advertisnos, eumplic con prodigalidad su cometido: racionalizar el proceso de in- tegracién nacional que la Revolucidn hobia puesto en marcha desordenadamente. El tiovitticnto armado, al tomar en su 8 Zea (1956): WA, De Te Fueote (1968): 1455156, # Aguirre Bolin (1969? 2 Erasmus (1968); Manners 16 (1956): 7.38. | & Car ‘engranaje a las comunidades indias y voltcarlas de tra no s¢ cuid6 de los datos irreparables que producia en =u estructura social y en sus formas tradicionales' de vida; an- tes por el contrario, buscaba destruirlas inmisericorde para producir con violencia y velocidad desconcertada el cambio social y cultural, Pocss fueron en verdad las comunidades que no conmovié la lucha agraria con secuelas de sangre y la revolucién educacional con la intransigente imposicién ‘dela lengua castellana,\ ue un tedrico de altos yuelos, pero nunca des- tac6 como administrador; Caso, por el contrario, fue un magnifico administrador. Ambos, en sus respectivas capaci dades, edificaron la antropologia en México y le dieron la caracttristicas que hoy tiene; ambos también influyeron con- siderablemente en sus realizaciones, Hablaron de In aplica- cin gradual del cambio en pleno movimiento revolueions- ios propalaron el cardcter positivo del arte indi tctablecieron las bass para el desenvolvimento del arte po- pular cusndo Tos modelos europens se tenjan por las dnicas y exclusivas expresiones validas; pusieron de manifiesto el va- Jor de las Fenguas indias y la conveniencia del bilingiismo ‘cuando las urgencias de ln integraciéu, sentidas por los race- ‘ros revolucionarios, negaban a Jos alunos indics el derecho a hablar y a sor instruidas en sn lengua vernacut; valora- ron, en fin, positivamente el pasado mesoamericano en con- traposicién al presente pugnado por I Revolucién, para dar- Je una identidad india al mexicano. . Las definiciones de cultura y aculturacién y Ye teoria de Jos valores formuladas y propaladas por Gamio y Caso sdlo pueden discutirse y oriticarse teniendo como trasfondo ese eontexto, para no escamotearles su vera esencia, Dijimos on anteriovidad que las definiciones genuinas expresan un cambio en tas condiciones de la existencias sus ervores son el reflejo de-una situacién conflictiva. Nada més justo si eon 38 cesta vara modimoe las realizaciones de Ta antropologia apli- cada en México: El explosivo crecimiento de Ix poblacién, el proceso de industeielizacién, urbaxi ¥y modemnizacién ‘econémica que experimenta el pais exigen cada ver con ma yor apremio un ritmo acelerado en Ia formulacién de las efiniciones y teorias que expliquen las mudateas que s2 vienen sucediendo y propongen giias para la acaién. Si alk fin reproche puede hacerse a muestra anttopologia aplicada ts su escasa disposicién para perfeccionar y reelaborar sus teorias acrecenténdolas, enmendindolas y corrigiéndolas a medida que cambian y mudan las relaciones entre las cosas ¥ entre las personas. Por ejemplo, pars 1970 el ntimero relativo de la poblaciin que hable lenguas natives no pasara probablemente de un 8 96; esta cifea impone a los antropélogos aplicados la tarea de contemplar la integracién nacional desde unt nueva pers pectivad México, desde un punto de vista prictico, se esté ‘convirtiendo répidamente en una nacién mestiza monoétniea muy distinta de la que en sus afios mozos emocieron Gamio yy Caso, México muy pronto podrd darse el lujo de permitir que sus indios supérstites permanezcan indios si asi lo do- sean. Algunos grupos étnicos americanos —entre los cuales tal yez se encuentren los yaquis, los huicholes y otros mis que seria presuntuoso seialar desde ahora— seguramente escogerdin este camino si al propio tiempo Ts sociedad nacio- rnal esta dispuesta a concederles y respetarles el derecho que tienen, como mexicanos primados que son, a una doble ciu- dedania en la que lx cindadania mexicana sea compatible ‘con su identided comunal menor,)Pero esto requiere osadia fen al pensamiento y en la accién en un momento especial: mente dificil para la antropologia aplicada oficial. Desde 1916 en que Gamio propuso su teoria de In accién y Ia investigacién integrales hasta que quien esto escribe 39 Provhujo en 1955 su teoria de le integracién regional trans currieron enarenta afios en Ios que el ejercicio especulativo, en To que conciere a a aplicacién de los conocimientos a tropoldgicas, fue lento y parco en Ja generacién de nuevas ideas. Esto quizé explique por qué Rudolf A.M. van Za twijk, muy a pesar de la eritica que hace a Ia antropologi aplicada y al desarrollo de la comunidad en su implementa- idm en las comunidades indias, revierta a elles tanto al ver- se en Ia necesidad de definir ¢) progreso como “el avance hhacia fines deseables”, como al aplicar el concepto a Ie ‘eomunidad que e=tudia. Rudolf propone como la éniea sol én efectiva la irvigacién cn gran escale y a industriali zacién,** ¢s decir, dos medidas positivas que de llevarse ‘cabo destruirian a Ia comunidad como unided social, eco némica y enltucal y producie‘an Ia incorporacién de los in- dios a Ia sociedad moderna, esto es, Ia integzacién nacional que ¢l antropélogo ncerlandés condena en la definicién de desarrollo de es Naciones Unidas y en Jas formulaciones prictices de Alfonso Caso. EI anilisis de las aportaciones tebricas de Alfonso Caso a Ja problematica del indigenismo, hasta aqui realizado, y su fillacidn evidente a Ta tesls positive, como fandamento de lz aceién indigenista, mostraria un’ aspecto unilateral dol pensamiento de este emineate antropélogo, si a esto lo de; ramos reducido, Caso, liberal, racionaliste ¥ antimperialis- ta, fue en ou menera de contemplar el arte popular y cl arte en Jo general, un pensador que trascendié ta explicacién ‘meramente racional, para introducirse en el cxmpo de ht interpretacién espiritual ¢ intuitiva. Para él, la obra de arte, 4 Aguirre Beltran 6 (2955) : 666%. «Foster 28 (1968): 4551; hace notar a van Zamtwijle que un roseeto de drrgacién en Ia roma det Iago de Pétoeuaro seria nege ‘oo pate Ts regtin va que la exteserdém de apa para rego per ceria’ a Toa pueblos rhoreos, 40 tanto le produeide por Tos antiguos mexicanos, cuanto por Jos indigenas actuales en eu manufactura attesanal, no podia apreciarse simplemente a base de una valoracién de Ia for: sma, el contenido y otzos conmponentes plisticos mas, sino que ‘era necesario contemplarlo desde el punto de vista de las creoncias religiosas, de le magia y del profundo y esotérico significado que el artista intuia al ercarla, Signiendo a Ga- mio, quien inicié en México la revaloracién de le calidad de la produccién artistica del indigena, Caso no sélo pro- fondia’ las ideas de su contemporéneo, en cuanto a la es timacién y mode de contemplar el arte mexicano, sino que, ademis, en su cepacidad de administrador, estableels. el Patronato de las Artes e Industrias Populares, organismo des- 'do al fomento de Is produceidn estétiea de los artesanos. La tihima parte de esta seleccién eontiene artéculos en que Caso expone, ampliamente, ideas que eonserven hoy en dia su vigor, y son la base en que se funda e! actual florecimiien- to de Ia artosenia mexicans. Gonzato Acumae Bacreix 2 de febrero de 1971.

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