Hoy en da, aunque el concepto de tortura ha sido monopolizado por los
organismos de derechos humanos para definir la serie de acciones mediante las cuales rganos o agentes del Estado ejercen la coercin contra una persona o grupo social, existe fundamento suficiente para establecer que cuando dichas acciones son cometidas por cualquier persona, pertenezca o no a la estructura gubernamental, no son menos graves y producen iguales y devastadores resultados.