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E) La naturaleza Pero el Renacimiento no sélo nos ofrece un tipo nuevo de hombre; ademas, el redescubrimiento de la antigiiedad clasica supone también un retorno a la naturaleza (iniciado ya con cardeter primitive por los franciscanos en quienes comienza a quebrar la separacién entre naturaleza y espiritu segun puede ver. se en las obras pictéricas de Gioto Cimabue). El talante de la época Hevaré a considerar absurdo el pensamiento separado del contacto fisico con el objeto de investigacion; de suerte que, abandonando la pura especulacién, se introduce como objeto la observacidn de la naturaleza y de la realidad (como en lo polt- | tico haré Maquiavelo). ¥ ello se hard con un método analitico coherente con el momento enaltecedor de la razén y de los sentidos: la experiencia quedara elevada a la categoria de conocimiento exacto. E] Renacimiento, pues, comporta una revolucién en todos los érdenes de le vida viniendo a sentar, asi, las bases de lo que Paul Hazard denomin6 ‘crisis de la conciencia europea’ situdndola entre 1680 y 1715. Pues ésta no seré mas que el rechazo de todo lo tradicional y, consiguientemente, el desarrollo imparable de los gérmenes virulentos inoculados entonces en los espiritus y en los corazo- nes: *.pasién de buscar y de descubri, exigencia cre y ire examen, .orgullo humano aspuesto a en- frentarse con a vino, #oponer Dis creador el hombre que sebasta as smo, .La Era de la técnicas, al servicio del hombre y de su acon, sucede ala era mecleval de la ‘contemplacién’crientaca y dominate or Dios’. (Cheval) > Pues bien, junto a la economia y la técnica, junto a la renovacién religiosa, al hombre, la naturaleza y el arte va a brillar también, a partir de ahora, Estado. Bibliografia ABELLAN, J. L. Histo HL. Teoria del Estado, Fondo de Cultura Econémica, México, 1987. JELLINEK, G. Teoria General del Estado. Madrid, 1915. LARRAZ, J. La’ época del mercantilismo en Ca: 1500-1700, Aguilar, Madrid, 1963. MAYER, J. P. Trayectoria del Pensay F.CE., México, 1961. MORTATI, C. Le forme di governo, Cedam, Padova, 1973. PASSE- RIN DENTREVES, A, La nocion del Estado, Euroamérica, Madrid, 1970, PEREZ ROYO, J. Introduccion a la Teoria del Estado, Blume, Barcelona, 1980. PESET REIG, M.y otros, Formulacion de la idea de Estado y su primera manifestacion (El Absolutismo) 1. EL ESTADO COMO RESULTADO DEL PROCESO DE DETERMINACION DEL ORDEN POLITICO En el ambiente renacentista descrito se hallan elementos importantes para propiciar la aparicion del Estado Moderno cuya primera (aunque atin primitiva) formulacién nos viene dada por MAQUIAVELO. En él, como en general en los autores que se ocupan de cuestiones sociales, pesan extraordinariamente las circunstancias en que vive: nacido en Florencia, en 1469, el autor presencié los grandes acontecimientos que van a dar paso a l Edad Moderna (la invencién de la imprenta, los descubri en lo politico, la formacién de fuertes Estados nacionales en la Europa occi dental: Espafia se unifica, como también Inglaterra tras la guerra de las Dos Rosas, Francia se engrandece y Alemania despierta su espiritu imper ‘en cambio, permanece dividida y destrozada; en opinién de Maquiavelo, por dos ‘motivos fundamentales: su di lidad militar; a partir de esta inquietud, tratard de aportar ideas para superar la disgregacidn que impi- de la unidad 1. La aportacién de Maquiavelo El término “estado” (Jo stato) aparece usado por Maquiavelo aunque también Se atribuye su uso, por vez primera a Guicciardini; pero lo importante es que Maquiavelo es el primero que, aun sin definirlo, nos transmite la idea de lo que debe ser el Estado, bien que atin no dé é1 mismo el salto a la objetivacién de la idea, por cuanto la vincula a la persona del Principe. Efectivamente, como re- ‘cuerda Preiot, el concepto o contenido de lo que sea el Estado queda atin envuel foen una cierta penumbra: la nocién de Estado atin no queda desprendida de la Tealidad de los hombres que la constituyen. El fenémeno de “estatizacién" no ha legado a su plena madurez sino que queda estrechamente unido a la persona Hdad del Principe, lo que constituye un germen para la posterior consolidacin del absolutismo. Porque, en realidad, Maquiavelo no esté avanzando teorfas 0 especulando Sobre las formaciones estatales sino, simplemente, tratando de aproximar la descripcién tebrica a la realidad que le cireunda, Esta es la faceta mas novedosa, *epresentada por Maquiavelo (que desde esta perspectiva podria ser considera- 0 precursor del empirismo) y que traduce la aludida actitud racionalista del todo principe que qui quiavelo en su més conocida obra, El Principe, expone su juicio debe reunir el principe v que son, también, trasunto de la mentalidad secularizadora e individualista del momento. Tales condiciones son: — realismo: A diferencia de la preocupacién medieval por la conducta del considera que el Principe debe atenerse al ser, noal deber no seria sino un juego de tontos; — egoismo (el Principe debe practicar el culto y la cultura del “yo")s edileulo (debe preferir el Principe ser temido que amado pues, siendo impo- sible lograr ambas cosas, ha de elegir ser temido porque eso sélo depende de él mientras que el ser amado depende de los demas); indiferencia por el bien o el mal (aunque prefiera el bien pero decidir el ‘mal si a ello se le obliga’ habilidad (1a cualidad principal del Principe es la “virta” entendida como energfa y resolucién, pues sus cualidades exigen una creacién continuada, una tensién sin descanso hasta el final); simulacién (importa més la apariencia de poseer cualidades que el poser las); y, por ultimo; — grandeza: El Principe esté por encima de lo comtin; lo que le autoriza a ‘scapar a la moral es el hallarse por encima de la mediocridad situndose més allé del bien y del mal. Rapacidad, dolo, traicién... qué importa todo ello si no ha de ser juzgado por la medida comiin de las vidas privadas sino segin el ideal de un Estado que ha de consolidarse 0 mantenerse. Para que el Principe llegue a su fin no hay medio que no sea honorable. En las ultimas palabras, subrayadas, se condensa Ja aportacién fundamen- tal de Maquiavelo a la Teoria del Estado, la clave de su pensamiento, que es la raz6n de estado. La formula no es suya (aunque pronto su discipulo y amigo, Guicciardini, hable de ‘ragione e uso degli Stati’) pero ha dejado bien precisado su sentido: el Estado es una creacién teleoldgica, persecutoria de fines a los que se encamina la actividad del prineipe y por los que ésta se justifica; para que el Principe llegue a su fin no hay medio que no sea honorable porque el fin jus: tifiea los medios. De este modo Maquiavelo es el artifice de una fisura en el orden de ideas imperante en el periodo medieval que resulta trascendental para el rompimiento de éste y para la consolidacién del Estado Moderno: Ia separa~ ci6n entre la moral y la politica. Esta, desvinculada de aquélla, inicia desde ahora su propia andadura, 2. Valorac método 2 ic obra de Maquiavelo. La importancia del La intensa polémica que la mas conocida obra de Maquiavelo (El Princi despertadoalcanza hasta nuestros dios por Io que merevs alguna, aunque breve consideracién. Se han intentado todo tipo de explicaciones ante fo que siempre ge ha juzgado de cinismo 0 “desparpajo” amoral del autor y. sin embargo, es sabido que su pensamiento ha inspirado los mas conocidos personajes politicos aunque todos se hayan cuidado bien de vituperarlo, No obstante, el valor de su aportacién ha sido reivindicado desde la historiografia contemporénea en torno aados lineas de pensamiento En primer lugar, se insiste en la necesidad de comprender la obra de Ma- quiavelo sin ignorar que el método que utiliza es racionalista y empirico de Suerte que no expone sus opiniones sino que se limita a extraer consecuencias précticas de la realidad que le rodea (aunque no le sea grata), Por ello, observa Schmitt, es su método, y no los contenidos de su obra, lo que explica que el Ma- quiavelo de E! Principe sea compatible con el Maquiavelo de los Discursos sobre la Década de Tito Livio en los que muestra un talante liberal. ¥ tal vez valga la pena recordar en defensa de una mayor autenticidad de su pensamiento en los Discursos, que Et Principe es obra que escribe en momentos de dificultades per- sonales y econémicas y con Ia que espera granjearse el favor de un Principe que le apoye (en concreto, Lorenzo de Médicis a quien se la dedica para que “pueda aprender en pocas horas lo que el autor no ha conocido ni comprendido mas que fn muchos afios con suma fatiga y grandisimos peligros") Bn segundo lugar, se niega el talante amoral de Maquiavelo al observar el conjunto de su obra y el interés que en ella se manifesta por las ensefanzas de la Historia, En tal sentido, Sabine escribe: “Ningin hombre de su época vio con tanta claridad la direecén que estaba tomando en toda Buropa la evolcién pol fea, Nate comprentio mejor que lel areismo de as intituciones que estaban Siendo desplazadas..Nadie eomprendié con mayor claridad que é a corrupcin rmoral y politica que acompanaba 2 la decadencia de leltades y devociones con- fetudinarias,y sin embargo, araso no hub quien sintiese una nostalgia més {ude de una vida soa mds sana, tal emo la que representaba 8 jue la — bane - Cae de 9 Maquievalo no se entendié. Como tal vez él tam- manydude maginar la intensidad con que ain en el perfodo subsiguentese- {ite le religgn incidiendo en lo politico, Pues, en efecto, ls argumentos que fejeeeirsn utlzando son teolgicos; slo que a partir dela Reforma (princi Belmente en virtud de las diversas adscripeiones de los nuevos Estados a una Afra cortiente religos) In guerra se nstala en las propiasconcepeiones religo BE ntonces ya, divergentes), Import rsaltar este aspecto porque contribuye rmente a configurar y robustecer el absolutism. de la p a lugar a regimenes que, al deci 0 podian ser absolutos:“...Mien, tras se mantuviera esta teoria no habia lugar para la libertad, ni la democracia, ni el constitucionalismo, y se estaba obligado a permanecer en un perenne esta. do de guerra civil e internacional... Y hasta que Europa se encontré totalmente exhausta por las guerras religiosas, no se vio claro que la herejia no podria ser nunca extirpada pi Jenta y s6lo entonees comenz6 a fructificar la idea de la tolerancia. y esta idea no podia surgir sino siendo el Estado tnicamen. te un poder secular (como Maquiavelo lo habia concebido) que dejase la cuestién religiosa al arbitrio de la conciencia individual’. 3. Otras aportaciones en la configuracién del concepto de Esta. do Moderno: Bodino y la teoria de la soberania Acabamos de ver emo se van asentando las bases sociopolitieas para que se consolide el Estado Moderno a medida que van cediendo los planteamientos medievales. Maquiavelo intuys la esencia del nuevo Estado desvinculando la politica de 1a moral; pero atin se requeria de otras importantes aportaciones para que cuajara definitivamente la idea. Lo cierto es que el fenémeno més generalizado en la Europa occidental de mediados del siglo XVI, es el fortaleci- miento del poder monarquico. Aunque, evidentemente, su realizacién préctica difiere de unos paises a otros en el tiempo y en el modo en qué se lleva a cabo, seguiremos apuntando breves notas generales que expliquen el fendmeno si centrarlo en ningin émbito nacional. Baste advertir que, en formas y ritmos diversos, lo que se va consolidando es la conjuncién de los tres elementos que, integrandose, constituyen la esencia del Estado; tales son la nacién, el territorio y el poder soberano, Si en lo que ya se ha dicho se ha podido captar e6mo se iban configurando los dos primeros de tales elementos, nos queda por exponer ahora cémo aparece el tercero, la idea de soberania, porque es ésta una aportacion doctrinal fundamental (la segunda, tras la de Maquiavelo) para comprender el Estado Moderno, Ciertamente, la semilla echada por Maquiavelo encuentra de inmediato un campo abonado en el que la idea de Estado se perfila y desarrolla. De entre las corrientes y autores que contribuyen a la formulacién teérica del Estado, justifi- cando el acrecentamiento de su poder, uno destaca sobre todos por ofrecernos la exposicién mas madura de la Teoria politica del siglo XVI. Se trata de Bodino. Interesa recordar la fecha de su mas conocida obra (Los seis libros de la Re- publica), 1576, porque en este autor pesan también, extraordinariamente, las circunstancias que le rodean. Bodino vive toda la confusi6n propia de una Fran- cia, y hasta una Europa, ensangrentada por las guerras de religi6n. Por ello, st. principal propésito es formular ideas que contribuyan a fortalecer el poder del Estado para que éste pueda evitar la violencia derivada tanto de las inmiscusio- i 08 partidarios de Ia religi¢n mayoritaria 3, No en vano se contiene yaen su obra, como en general en la de los “politicos” (grupo de pensadores y po- Hiticos moderados, franceses, dirigidos por Miguel de LHopital), una incipiente formulacidn de la tolerancia religiosa. 2 Sadie furan env los aemeros quo is ilerencia religiosas que no podian desh ‘nia a naccnatdad rancesa aunque se perdiera la unicad dea rebgion” Esta es la conviccién que el propio Bodino expone en su Colloquium heptaplo- ‘meres (Coloquio de los siete sabios sobre arcanos relativos a cuestiones witimas), obra en la que, tras analizar siete creencias religiosas distintas, se llega a la conclusién de que todas pueden y deben convivir en un mismo Estado que ha de ser tolerante con todas y cada una de ellas La gran aportacién doctrinal de Bodino, sin embargo, esta representada por la formulacién de la teorfa de la soberania, concepto bésico sobre el que gira toda la problemética politica moderna y, muy especialmente, la concepcién juri- dica del Estado. Como se vers en la leccién correspondiente, sin poder soberano fo hay Estado; si el pueblo y el territorio configuran una comunidad politica, s6lo cuando disponga de poder soberano estaremos ante un Estado. Veamos los Supuestos sobre los que el autor asienta su teoria, para ver después sus conse- cuencias: Bodino parte de la consideracién de la familia como fuente originaria de toda asociacién politica que representa y encarna la propiedad y la autoridad; ella constituye una “sociedad natural”, de la que derivan las demas sociedades; por ello, es condicién esencial del Estado “bien ordenado” la existencia de familias s6lidamente estructuradas en torno a la fuerte (absoluta) autoridad del “pater familias”. La insistencia y el detalle con que Bodino estudia la familia parece indicar su interés y preocupacién por sostener a toda costa sus convicciones (la Propiedad entendida como derecho natural que se vincula a la familia y no al istado y la autoridad que, encarnada en el pater familias, no debe conocer fisu- as); pero, sin embargo, no llega a engarzar coherentemente los dos elementos fundamentales de su doctrina (la familia y el Estado). Es decir, sus reflexiones Ros permiten saber lo que quiere pero no nos ofrece la estructura tedrica sufi- lente por sf sola para vincular una y otra pretensién. En efecto, dos son las intenciones de Bodino: de una parte, definir el poder faberano como punto de referencia tinico e indiscutible dentro del Estado, capaz de dirimir todos los conflictos y, consiguientemente, de imponer la paz (desde ‘ta perspectiva si cobra sentido 1a defensa de una autoridad paterna sin fisuras Estado para el que la propiedad comporta un limite infran. iene disosiar dos mundos que no eben inmiscvirse rivada de la que, con cardcter soberano, s6lo podria de um lado Is propiedad otro el poder la eapacidad de decir lo asuntos politicos que es, solamente, competencia exclusiva del Estado. : Pues bien, con tales planteamientos, el Estado, concebido como culminacién del proveso de agrupacion de familias, queda definido por Bodine como “aso. ofadion de familias y de lo que les es comin, gobernada rectamente Gon potestad soberana” (Republique est un droit gouvernement de plusieurs mesnages et de cet qui leur est commun, avee puissance souverain”) Asi, Bod set eetjender que el Estado supone un poder soberano que exige Ia obediencia aeeluta de cuantos Ia integran, ha venido a sustituir la idea del pacto medieval aoa “dominio”. La soberania es, pues, esa fuerza de cohesién, de la comuni- Gad politica sin la cual esta se dislocaria; es la idea que cristaliza ese trueque de (nando y obedieneia que la naturaleza de las cosas impone a todo grupo social revive El propio autor I define, en La edn Jatna desu més co ra, "Los seis libros de la Reptiblica” como “el poder supremo entre fos cinta ge cabditos, 0 sometido a leyes”. Y, en la edicion francesa, tPulesanee absclue et perpetuelle d'une République”. En efecto, ademas de ser ra soberania es perpetua, no delegada por nadie y, consiguientemente, imprescriptible y no sometida a leyes. Bs la més alta ‘4 humana que puede darse en la sociedad, la unidad que cin tenia consecuencias decisivas quel poder soberano del queable, Se diria que pret que quiere sobi suprema, originaria, inalienable, expresién de la voluntad t se impone sobre la diversidad. La formula cabe resumir en palabras de Chevalier: cam 3 feutaldad, cascada 6 Com eminents y de hamerales de lzosjodruins perso ed esl a str: pcs aise tees pe J bates Tra ar eaveraata bp el choqe de ela soorn'aabsola, armada con el monopoio de day de anual Bodo cata! oUt de apni dea monaria attics Francesa Bodin cab. 8 roe, re, o ove do agora de todas ls petenionesponiales (desde el punto de vate tempor) imperlessooe erro de Francia que es soberano ro, en quién habria de residir tan extraordinario poder? La soberanta, se sa Bodine, Suede tedricamente residir tanto en la muchedumbre (democracia) oon una miuoria (aristocracia) como en un solo hombre (monarquia) aunque e3 fhnegable que se estan sentando las bases de la monarquia absoluta, como s° advierte en las propias palabras de Bodino: sretacpane aaa pari aronessearade pica mdse 88 ‘considera quel fama, que e512 verdadera imagen de farepblica, sto puede tener una cabeza é 1o a dos limitacio- En todo caso, para Bodino, también el poder esta sometido a d nes.) la Ley de Dios y de la naturaleza que “brilla en todas partes como el sol’ $d) las Leyes Pundamentales del reino de Francia, que no pueden ser violadas _ ®r significativas, no lo son tanto como las que, de cardcter ci puede, a partir de esta concep- Bn conclusidn, ningun poder social ni p éste no admite igual en el interior ion, limitar el poder del soberano que Si superior en el exterior. I. EL ESTADO ABSOLUTO Y SU FORMULACION DOCTRINAL: ESPECIAL REFERENCIA A HOBBES ® Maquiavelo y Bodino han definido el Estado Moderno pero, al mismo tiempo, huin sentado las bases para la aparicién de su primera configuracién histérica: | absolutismo. Su formulacién doctrinal se verd culminada (aunque con plan- mientos metodolgicos muy dispares) por Hobbes y por quienes defienden la ina del derecho divino de los Reyes (Bossuet, especialmente). Muy breves de ser aqui las referencias a estos autores porque nos interesa el Estado ntre sus formas hist6ricas, no precisamente el absolutismo, sino el Estado al y el Social de Derecho habida cuenta de que son éstos los marcos socio- ticos y juridicos en que se van a situar todos los contenidos y problemas fue se suscitan hoy en torno al Derecho Constitucional. Por ello, baste recordar Bossuet que trata de sacralizar el absolutismo defendiendo la justificacién a del poder del monarca (es ilustrativo al respecto el titulo de su mas co- jcida obra, La politica extratda de las Sagradas Escrituras, escrita, en buena e, para el Delfin de quien Bossuet fue preceptor de 1670 a 1679). Algo mas, i cambio, hay que decir de Hobbes. Pero antes, hemos de situar estas aporta- es en el contexto que después nos permitiré retomar el proceso de construc- ‘i6n doctrinal de los futuros postulados constitucionales (tolerancia, libertad, limitacién del poder). 1. Ambiente social y politico Efectivamente, parece oportuna una nueva referencia al ambiente histérico Politico del siglo XVI y primera mitad del XVII que nos ayude a comprender e6mo, al tiempo (en profundos y encendidos debates doctrinales), se esgrimen teorias de libertad y teorfas autoritarias, la tolerancia y la persecueién religiosa, ‘1 poder real limitado por el Derecho Natural y, a la vez, un poder real que, por Yepresentar la divinidad en la tierra, es un “misterio” indiscutible... Y, una vez mds, serd inevitable tener presente el factor religioso. Ya he dicho que a partir de la Reforma los diversos Estados se decantan por ‘na u otra religién y ponen al servicio de la misma su fuerza politica. En cual- Quier caso, las guerras que en este perfodo mantienen los Estados entre si, con , se desarrollan je envidiar la italianos que Burckhardt deseribia. Como entonces Maquiav necesaria unidad, aun al precio de justificar cualquier comportamiento del Pr cipe, también ahora son muchas las voces que se alzan para tratar de pacificar las naciones rotas por las disidencias religiosas. Asi lo hemos visto ya en Bodino veivindics la y el grupo de los advertir en Hobbes la misma obsesién por la paz y la seguridad, Sin embargo, existe divergencia entre las teorias politicas de la época pues, ‘como se ha advertido, no todas persiguen el fortalecimiento del poder. Con la Reforma y la Contrarreforma se desarrolla la contestacién al poder absoluto (tanto desde las posiciones protestantes como desde las catélicas entre las que destacan los tedlogos espatioles a los que nos vamos a referir después). Es mas, las ideas que defienden el origen divino del poder no son, como dice Sabine, sino a reacci6n o respuesta a las que tratan de limitarlo. En todo caso, lo decisivo es la dinmica politica que estos debates traducen, 2. Nuevas formulaciones del Derecho Natural. La importancia del método (una vez mas) Coincidiendo con el ambiente descrito, y en el fermento intelectual que el mismo comporta, se va a reformular la idea del Derecho Natural. Dos son las ideas que en esta corriente deben resaltarse por cuanto van sentando las bases del futuro constitucionalismo. La primera, es la propia concepcién del Derecho ‘Natural que difiere de las concepciones anteriores en la medida en que, inician- do el final de su estrecha vinculacién a la Teologfa, avanza tun paso mds hacia el triunfo del racionalismo. La segunda, se refiere a lo que va a constituir uno d los contenidos esenciales de tal Derecho Natural, la idea del contrato social; el contrato o paeto es, también, idea muy extendida en los periodos precedentes (que lleva, incluso, a fundamentar todas las relaciones medievales, segdin vimos enel capitulo anterior) pero su diferencia con la que se difunde en el siglo XVII es bien patente: si en la Edad Media tiene una significacién privada, ahora va @ cobrar una significacién publica y auténoma, Es decir, la teoria politica va a poder fundarse a partir de un contrato que s¢ explica cémo hecho natural vinculado a la sociabilidad humana; de tal suerte que ni uno nj otra van a depender de las explicaciones religiosas. Ello se observ ya en Altusio y en Grocio. El interés de Grocio en la aparicién del Derecho Cons: titucional es escaso por cuanto sus preocupaciones se centran en las relaciones entre los Estados y, consiguientemente, en lo que seré el Derecho Internacional; hay, sin embargo, en él una precision en toro a la titularidad de la soberania: la distincién entre su titular o sujeto comtin (el Estado) y su sujeto especial que puede ser una o més personas de conformidad con ei derecho interno de cada Estado. Bs decir, se va formulando la idea del Estado conceptualmente des prendido de las personas que ejercen sus poderes. Mayor interés reviste aun Ia. iques” entre los que se adscribe; y enseguida podremos | ales y po en torno a la idea del consentimiento que se expresa mediante el pac explicaci6n alguna exterior a ella. Si la sociedad politica se explica por el pact, social, lo que la distingue de otras es la soberania. Esta es inalienable pues «i le sociedad politica se desprendiera de ella la sociedad ya no seria tal, Le cetauae al problema que plantea la necesidad de unos administradores que le rijan vie ne dada por la cel segundo pacto en el que la sociedad encarga su propio gobierno a quienes sepan conducirla a su propio fin. - Pero la teorfa del contrato no es idéntica en todas sus formulaciones ni lev alos mismos resultados. En concreto respecto del poder, en unos casos justifies el absolutismo y en otros representa serias limitaciones al ejercicio del poder real como vamos a ver. Sin embargo, en el siglo XVII si hay festa danciaical el punto de partida, es decir, en la consideracién del contrato social como el origen de la sociedad (fruto intelectual, sin duda, de la revalorizacion del individuo que se inicia con el Renacimiento) y en el cardcter natural de ésta. La posterior organizacién de la sociedad, también necesaria, llevard a la idea de un doble pacto o no en funcién de los fines que cada autor persiga; en este sentido es paradigmatico el caso de Hobbes que suprime el segundo pacto porque, ob. viamente, el mismo podia introducir elementos de distorsi6n en su concepcion monolitica del Estado. Pero, de cualquier modo, lo que llama la atencién es, como recuerda Sabine, la expansién de la idea. Ahora bien, el interés de las aportacio. nes. doctrinales del XVII, mas que en sus contenidos, se halla, tal como también ‘subraya Sabine, en su novedad metodolégica. La confianza en la razén como Principal instrumento del conocimiento y los progresos alcanzados en la época_ Por las ciencias fisieas hacen que también las ciencias sociales quieran seguir ere herbed tanto, ut i ae método. La sustantividad de éste, tal ‘ 9ea se llega a concobir, aleanza su mejor expresién en Descartes iS Race del Método,) y, por lo que respecta a la configuracién del Estado, 3. Hobbes ee Vacido en 1588, Hobbes vive la época en que triunfa el pensamient a ve Tae jos, politicos empleando un método dogmatico, mecanicista y deducti- ién en él van. sar las circunstancias histéricas que le ha tocado vivir fimodne del movimiento constitucional posterior), la de Hobbes halla su mas cea eee en las monarquias reinantes. Es en las circunstancias de gue- luto deseo de seguridad y paz que va a impregnar toda su obra. jo tambien explica =u ¢0 : , la vida en el estado de naturaleza, Para Hobbes en el estado de naturaleza todos los hombres son iguales y. por ello, todos compiten entre sf viniendo a com- portar cada uno, para el otro, un grave riesgo por cuanto sus deseos egoistas son incompatibles. Competencia, desconfianza reciproca, avidez de gloria o de repu- tacidn, hacen que en tales circunstancias el hombre sea et lobo del hombre, ¥ que el estado de naturaleza no sea sino una situacién de guerra perpetua de todos contra todos (bellum omniwum cor ), Asi, Hobbes traslada a su obra su propia inseguridad, su horror a la violencia que le hace ver la vida solitaria, pobre, grosera, embrutecida y corta. En la situacién de guerra a que conduce el estado de naturaleza “...no existe oportunidad para la industria ya que su fruto es incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra ni navegacién, ni uso de los artfeulos que pueden ser importados por mar... ni artes, ni letras, ni socie dad...”. ¥ lo que es peor, nada sinjst puede ser: “al dende no hay poder comin, no hay ie: ll donde no hay ley, no hay inustca La tera ylaastucia son en a que, las dos vides cardinals’. Ental qutra no hay pope, oy tio y mio dstnios sino que sl erence a cada unole que puede coger y date e tempo que Ja pune retane’ Hoobes El Levit Es tal situacién la que, a su juicio, obliga a los hombres a concluir el pacto social por el que, renunciando a la libertad de que gozaban en el estado de naturaleza, la transfieren a un soberano que impondra las leyes y estableceré Jo que es justo y lo que es injusto. ¥ delimitaré el contenido devla libertad pues ésta, siendo total en el estado de naturaleza, resulta por lo dicho absolutamente inutil Por lo demas, también sus azarosas circunstancias vitales influyen en su concepcién del Estado. Este no es la simple reunién de los ciudadanos, es un or- ganismo nuevo y auténomo, una persona artificial orgénicamente unitaria y con voluntad propia; es una especie de Dios en la tierra, el Leviatén (como titula su principal obra); es un magno artefacto que opera segin leyes racionales con la mision de acabar con Ia inseguridad y asegurar la paz. Es obvio, por ello, que Hobbes imagina un Estado fuerte. Es curiosa la reflexién de Carl Schmitt en los dificiles momentos en que, esperando el juicio de Nuremberg, escribe desde la prisidn sobre la delicada situacién del constitucionalista en épocas criticas y peso extraordinario que tienen las circunstancias en la propia obra, La situacion de guerra civil, viene a decir, genera un drama inigualable al de ninguna otra guerra y, por ello, sin perjuicio de la admiracién que siente por todos los padres del Jus publicum Europeum (Vitoria, Grocio, etc.), e8 s6lo con dos autores con quienes siente en tales momentos una especial familiaridad, con Bodino y con Hobbes, E] primero sienta las bases del Derecho Publico Europeo pero no llega ala formulacién perfecta de Hobbes porque (dird Schmitt) “su desesperacién no era alin suficiente para lograr tanto”. Si lo fue, en cambio, la de Hobbes y esa es la razén de su construecién, no el que sea un hombre despiadado, ni siquiera un iluminista como los del siglo XVIII y XIX. ‘Asf pues, el Estado no ha de someterse a religién ni moral algunas, su po- der es omnimodo; no esta obligado a cumplir 18s leyes por él promuigadas, ni puede ser revocado ni resistido, pero tiene obligaciones de cuyo cumplimiento es responsable ante Dios, bajo la pena de muerte: tales son las de garantizar ja seguridad y el bienestar. Lo cual implica una estructura compleja pero bien articulada, tanto como el organismo humano... Veamos cémo lo define el propio Hobbes: Pues obra delat es, citament, exe gran Levatn que s€ lama cosa pica o Estado (Com ‘monweat etn Cvs, y que no eso cosa que un harbr® artical, aunque ce una ala macho mayor {que las de hombre natural, para cuya protcciény defonsa Na So imaginado. En dl, a soberania es un ama aici, puesto que ca vid ye movimiento a cuerpo entero. Laracompensa ye easton. son sus nenvios. La oplencia as rquezas de todos los parculares 80" Su uerza. Salus popula salud de puedo, 5 Su fur. La euiasy las les son para una raz ¥ UN Vlutad aia, La concord es su sated; a sedcib, su enfermedad, ls quera cl su muerte. En fos pacts yloscanratos que, en el arge,pesderon al constucn, ala agupacn y unin de l28 Pats de este cuerpo palin se paecen eset ohagaros a nombre qe prnuncé Dos enla Crean Bodino (dira Chevalier) habia definido rigurosamente la soberania pero se habia prohibido a sf mismo investigar su origen: existia, como Dios, porque si. Hobbes, en cambio, dara un paso adelante: realiza la hazafa de fundar sobre el contrato una soberania absoluta e indivisible, ™4s intransigente atin que la de Bodino. Lo consigue rompiendo con un dualismo anterior, haciendo de los os contratos (el pactum societatis y el pactum subiectionis) uno s6lo. Ensefia Hobbes que, por un solo y mismo acto, los hombres del estado de naturaleza se constituyen en sociedad politica y se someten a u0 Soberano. No contratan con este amo, sino entre ellos. Entre ellos renuncian en provecho de este amo, a todo derecho y a toda libertad que hubiesen de petitidicar a la paz. Este duefo, este soberano, cseré un hombre 0 ¥N@ asamblea? Te6ricamente, dice Chevallier, apenas importa (lo mismo vimos en Bodino). El contenido de la soberania no habré de quedar modificado por la respuesta a tal cuestién: ‘Cuando el representante es un hombre, entonce® &l Estado es una Monarquia, Cuando es una asamblea de todos los que se une®. entonces es una democracia ° Estado popular. Cuando es una asamblea compuesta solamente de una parte de los que se unen, es lo que se llama una aristocracia. No puede haber otra ‘clase de Estado, porque es indispensable que uno, 0 mas de uno, 0 todos, posean el soberano poder que es... indivisible, entero” (Hobbes). No cabe desconocer, sin ‘embargo, la preferencia de Hobbes, como de Bodino, por la Monarquia pues en ella, como en ninguna otra forma, se encarna la soberania en su unidad e indi- Yisibilidad. Cuantos defectos puedan reprocharsele & la Monarquia se encontra- Fn, agravados, en las otras formas de gobierno. ILL, DEL ESTADO ABSOLUTO AL ESTADO LIBERA‘ 1. Manifestaciones historicas del Estado Absoluto No suele discutirse le naturaleza absolutista del Estado desde sus origenes y apmicion como Estado Moderno hasta el advenimiento del Estado Liberal que, por Io que respecta a la Europa Continental, se produce formalment¢ 60 Re. pefucién Francesa, Sin embargo, el periado que entre uno y otro fenémenos es vores discurre,es dilatado y cabe observar en él la propia evolucién del Estee ‘aa titista que, si no varia en las relaciones de poder gobernantes-gobernados puesto que estos permanecen siempre como sabditos sin cambios sustanciales ea os que se produciran con el advenimiento del Estado Liberal), <1 ¢s, en cane ee aigran interés en el plano institucional. Tanto es asi, que podria ha- tiunse sle dos formas histéricas de Estado, absolutistas en cualquier caso, pero bien diferenciadas si se procede a un andlisis que las compare. El propio Mortati, siguiendo planteamientos de Ia doctrina alemena, diferen- ciaka soneeptuaimente el Estado patrimonial (propio de los siglos XVI y XV"), Se conde de poliefatipico del siglo XVIII Elo sin perjuicio de la continuidad presente en los fenémenos histériens a los que dlificilmente pueden aplicarse Presenffatinciones eronoldgicas y menos atin cuando, como ahora. se procede perma sintesis expositiva muy general y referida a los Estados europeos con « duros evolutivos bien diversos. Es obvio, ademés, que en esta descripcién si Tere ge la realidad estatal del siglo XVIII no puede considergrse comprendide Inglaterra que (por su divergente evolucién historica, ya explicada) represents se mperiencia contraria, Pues bien, el enfoque institucional permite reflexit se are la apentada distinci6n. Porque, ciertamente, afirmar que el Estade fe polieia no es sino la fase iluminista de lz monarquia absoluta, de 18 ane dl Heees patrimonial no seria sino la fase empirica, es decir verdad, pero desde el punto de vista juridico, es una verdad insuficiente por las siguientes razones que apuntamos con Mortati: ‘in primer lugar, no encontramos en el Estado patrimonial la distincion (queird apareciendo a medida que el Estado Moderno evoluciona) entre el deve ee rvado y el piblico. En la primera manifestacién histérica del Estado, 1a concepeiones privatistas invaden el propio ambito estatal En segundo lugar, las relaciones de poder entre el Monarea y los stibditos quen reflejando la mentalidad medieval, que también esta presidida por la com sepcién privatista con la que se resuelven situaciones que hoy, sin duda alguns seesienrainos com tipieas del Derecho puiblico, Del mismo modo, en el Estad? patrimonial el balance de gastos e ingresos personales del Res, se confunde co eavropto balance del Estado, y otro tanto cabe decir del personal que ejerce 198 funciones ejecutivas y judiciales, puesto que no son funcionarios del Estado sin? pitidores del Rey: y estos cargos publicos, generalmente, son considerados co” ser biomes de intereambio susceptibles de ser comprados o vendidos y hasta her ct advenim ante del Estado Liberal. Por ello, la situacién ird evolucionando hasta que el Estado queda configu- ado como Estado de policia en el siglo XVIII, sitima fase va, hasta el es- ravrecimiento del Estado liberal. Ha de matizarse, de entrada, que el término ‘ebifta’ no se refiere solamente a la tutela del orden paiblic, tal como hey lo entendemos, sino que se refiere a la actividad o actividades tipicas del Gobierno favgn vano, como advierte Mortati, el termino “policia® con que caracterizamos (ae erstado proved de “polis” y “politeia" en este sentido, el Bstado de poticia SEceracteriza por la universalidad de sus fines y por Ia complitud de su se denamiento, aspecto éste que, como veremos, hereda el Estado Liberal (no ereivide que, ya en la mitad del siglo XVII, se inicia y difunde la corriente co- Gifcadora), Su estudio en los Manuales de Historia del Derecho nos exime de ina mayor explicacién, bastando con recordar su esencial contribucién a la obra de unificacin y racionalizacién del ordenamiento sin la cual, dificilmente, se hhabria llegado al Estado de Derecho. " Enel Estado de policfa ya se halla concluida la obra de unificacién del poder yeu concentracién en manos del Monarea. Kste, contando ya con un ejército Permanente y con ingresos que no dependen directamente de 1a aprobacién es- famental, deja de reunir al Parlamento. Ahora bien, aunque estamos sin lugar a dudas ante un Estado absolutista y el respeto del ordenamiento sea nominal y sin efectos précticos sobre los sabditos, si hay una clara percepcién de los limites ¥las reglas del gobierno que se manifiestan, fundamentalmente, en el abandono del cardcter privado de los tres ambitos siguientes: 1. En el ejercicio de las funciones burocréticas que se someten a una serie de reglas o procedimientos (al tiempo que ird especializdndose y jerarquizén- dose) y se empieza a hablar de funcionarios del Estado; 2. Va asentandose la idea de que “el Fisco” es patrimonio distinto al patri- a personal del rey vque ls particulares pueden exigir de dicho fondo rimonial “puiblico” el resarcimiento de dafios sufridos en su propio pa~ trimonio; : iia 3. Comienza también a configurarse la distincién capital entre la Ley (de cardetor general y sometida a una serie de formalidades como la publici- lad) y la Ordenanza (que regula aspectos puntuales y no requit S formalidadesdelaiey) Hes y no requlere dee Por todo ello, puede afi ae lo, puede afirmarse que la nota mas destacade entre las que di- ferencian el Estado patrimonial del Estado de potiia es el hecho de que “lo etiatal, a medida que adquiere grandes dimensiones, va constituyendo una en tided separada del Rey y dotandose de un ordenamiento propio que, aun siendo Iestructura que aun sostiene Ia concentracion de poder del “Ancien Regime”, stituye, dice Mortati, la osamenta del Estado posterior, , : de los siglos anteriores, conoce también en sién, En cuanto a sus fines, se entiende que el Estado ha de ocuparse de la sani Gad, de las obras publicas, costumbres, religion. ciencia y arte, ete., pues todo ha de hacerlo el Estado que el monarea encarna, con tal de lograr “la felicidad” de sus stibditos. Sobre esta mentalidad que justifica el “todo para el pueblo pero sin el pueblo” en la busqueda de su felicidad, recuérdese que nuestros Constituyen. tes de CAdiz (ya en plena revolucién liberal) hicieron constar en la Constitucién de 1812 (art. 13) que “el objeto del Gobierno es la felicidad de la Nacién puesto que el fin de toda sociedad politica no es otro que el bienestar de los individuos que la compone”. La evolucién del Estado absoluto y sus fases, que son tan visibles desde enfoque institucional, no lo son en el plano de las relaciones del poder politi ‘co. Pues, mientras evolucionan los conceptos en la forma que acabamos de ve no cabe atin hablar de ciudadanos ni mucho menos de su libertad e igualdad ‘Aunque hubiera zonas de libertad, se trata sdlo de privilegios, inmunidade: franquicias, ete., concedidas por el monarca, bien a grupos, bien a ambitos geo- gréficos determinados. Son precisamente las desigualdades y abusos las que llevan a las revoluciones liberales a invocar la libertad y la igualdad como ban- dera de las mismas. No en vano las Declaraciones de Derechos se formulan con ocasién de dichas revoluciones y surgen paralelamente (y, ademés, como su prin: cipal elemento estructural) al Constitucionalismo. Pues no ha de olvidarse que Jos Monarcas han ido vaciando de contenido las funciones que tradicionalmente desempenaba la nobleza (excepeién hecha, una vez mas, del caso inglés en el que los nobles se supieron ir adaptando a los cambios sociales e integrarse en las nuevas actividades aun de cardcter mercantil) pese a lo cual, ésta sigue conser vando la mayor parte de sus privilegios. Asi, de algyin modo, los Reyes también contribuyen al enfrentamiento entre burguesia y nobleza derivado de la acuso- ccidn que aquélla hace a esta de ser pardsitos de la sociedad que, sin desempeniar funcién alguna en ella, disfrutan, en cambio, de muchos privilegios. En el caso espaiiol la tesis de la permanencia del sistema nobiliario a lo largo del s. XVIII parece haber prevalecido definitivamente sobre la interprets cién que vefa en las reformas operadas por Carlos III un auténtico cambio de régimen y hasta la realizacién historica de la revolucién burguesa bajo dicho reinado (problemas a los que he aludido supra). No se discute por los histori dores que la politica reformista de los Borbones, la propia racionalizacién del aparato estatal, sdlo tiende a fortalecer dicho régimen mds y mas. La imitacion del modelo francés llega a superarlo en Espafia como pone de relieve Maravall “La monarquia espa habia sido, al vez, menas engoade. menos fasuosa quel ances, menos Todo érgano intermedi cen cts postidades de cot mona riamentcs habian quedado en pe. Hat zy al cl pero habia apayado aia burgesi y haba echo Ge asia una forisma caze soca La police Bugvesa de la monaruia expat fu, en cabo, esc 9 equtocada,y no do ocasen de que formare una capa social como ade ls bugueses Fanceses, Por. s2qutoo parte dela misma monarquia.. De ahi que ep tad funoone en Espafa con un rgory con una de represen de as ceasaurgueses de cue no alana en aa pates ‘si hay, en cambio, un fermento ideol6gico importante que socava progresiva- mente las bases del sistema tradicional, aun en vigor tal como vamos a ver, y prepara el cambio revolucionari 7 2, El despotismo ilustrado en Espana Pose a las caracteristicas propias del pensamiento espaiiol que nuestro siglo XVIII no abandona, hay en éste elementos suficientes para afirmar que nos movemos dentro del pensamiento europeo del XVIII y en concreto, como escribe ‘Sanchez Agesta, “en el més noble exponente de ese movimiento singular del mundo europeo del setecientos...: el despotismo ilustrado”. Dos son los factores {que facilitan su establecimiento en Espafia: de una parte, la decadencia subsi- guiente al esplendoroso periodo de nuestro Siglo de Oro incitaba las ansias de Teforma. De otra, la actitud propicia de los reyes de la dinastia de Borbén invita- baa servirse del poder real como “nervio principal de la reforma”. El movimien- to ideologico que enlaza el Estado absoluto con el liberal se caracteriza, desde el punto de vista de su contenido ideolégico, por las siguientes notas: 1. Razén frente a tradicién. Bl sentimiento de decadencia lleva a un des- precio por todo lo que representan los cénones tradicionales y al deseo de renovar Espaiia con el convencimiento de que sélo con una organizacién racional se obtendria la mayor utilidad para todos. 2. El principio de la utilidad racional conduce a una revalorizacién de la ciencia por la consiguiente oposicién ilustrada a la religién que cuaja en medidas de control sobre la Iglesia e, incluso, supresién de érdenes religio- sas (fundamentalmente la Compania de Jestis) 8. Revalorizacién de las artes utiles. La reforma que se pretende necesita del trabajo y el esfuerzo material por lo que no pueden seguir considerandose oficios “bajos y viles” todos aquellos de los que el pais necesita. En este pensamiento Se inspiran las obras més ambiciosas de la literatura politico econdémica de la época: el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos, y los Discursos sobre la Industria y la Educacién popular, de Campomanes” (Sanchez Agesta). Con semejantes planteamientos se explican los duros ataques que ha de suftir la nobleza cuyos privilegios y “honor” tradicional representan obs- téculos para el programa técnico. El individualismo se va fraguando en el 8. XVII: La defensa de la libertad de trabajo, de industria, ete. se opondra abiertamente a la permanencia de los privilegios del gremio, como al man- tenimiento los vinculos y mayorazgos que las obstaculizan, para imponer tan wa: J 7a pedagogia social. La educacién como programa a aplicar a todas las tases y estamentos constituye la esperanza de los ilustrados para que Con el tiempo la reforma y e] progreso sean una realidad. Pero el princi pal instrumento es la adhesin de los Reyes a este espiritu reformador su protagonismo como impulsores del progreso. Por autoridad Sstatal sale reforzada en la persona del soberano y en detrimento de las rarquias tradicionales (nobleza, clero, etc). Ello es patente tanto en la ica regalista de los Borbones, tendente a controlar al clero, como en la cent del poder que se opera a costa de los organismos que tradi- cionalmente representaban algtin poder ajeno al del Rey: "Cada vez edna elrey ns dcetamenteyaecesta Paral nuevos elements ue le ayusen en later. ecna mana Geos unconars, que habia so stepre el medo mas efcaz en que se apoyo.a verre absoute Apsrecen asi nuevos funsonaros: ls minstos para ia adminsrecion central os ‘Tenders para la adminis terol ala vez que éta es mere también por la mutica de inc corapdoresy porlaszaizacncenvl que se pone als murcios, ya que por RR. CC de 1751 y "760 se ordenaba que sus cuentas fern nspecconadas po Casa. La ceacin de oi tendonts, que de serun puesto atminsratvo mila pasarona const ito, en la ley de la mayor! ‘pertad, 0 no lo est del mismo modo pues en ocasiones se llega al anarquis- ‘en otras al autoritarismo y, en otras, el laberinto mental de un mismo autor terpretaciones. Tal vez el caso de mayor interés para jue Brinton cita, sea el de Rousseau y su mas conocida respecto del cual han podido deducir sus intérpretes jbertad individual como el antecedente intelectual del tan totalitarismo moderno. 4, Recapitulacion Por cuanto puedan ser diversas las novedades ideolégicas del ‘ahora nos interesa subrayar es que la ideologia liberal (por lo demas, fen Inglaterra) se halla suficientemente madurada para cuajar de inm fl Continente. Pues, como diré Duverger, en el desarrollo de la ideologia liberal contribuyen factores de muy diversa indole y su gestacién se hizo “en dos fases con ros muy derenes. Alguos elements da! iberaism apareciere pierarente ‘ene sno del sistema de valores astoerico y manéquco que squid send dominant Fueon creciendo poco pos, lenamente, al go de muchos sigs. Posterinmert, se podjo una especie de {nts esis elements lomaren forma oruscamenie, coms éjésemos, elon come aga ‘La evolucin, en pate estuvo doinada pr la dels fuerza products y as estucuras ependencia de ambos tas de fendrmenes es muy coma. La version deco on fa revoiuén instal 830), peo la revlucén cura fue anerr,y construe! nuevo $- jdn considerable; esta revlucién curl tivo lugar 2 hes dt ‘niflermd, respondian al misma deseo ro sol {erntoraly local, sino tarbin de raconalzar. (Palacio Alar). 3. Contradiccién interna de la filosofia ilustrada trados, y en particular los fisideratas, necesitan de un poder fuerte fo depende que sus teorfas puedan llevarse a la préctica, la filosofia {gue les inspiraba contenta en s{ misma los gérmenes de la ruina del poder real: ¢, como diria Hazard, la alianza entre fildsofos y déspotas fue en realidad w engaiio. Baste pensar en las notas que se acaban de enumerar como caracteris: ticas del despotismo ilustrado: la razén frente a la tradicion habria de socavar el mismo eje de ésta representado por el Monarca; el libre desenvolvimento de la persona, desatandola de los vinculos de la tradicién, habia de desembocar en un Sentimiento de libertad politica incompatible con un gobierno despético Por lo demés, y como corresponde a todo periodo rico en aportaciones tuales, no todos los ilustrados comparten el mismo enfoque en la realizacién del progreso. Brinton lama la atencién sobre la escisién de las filas de los ilustra Gos en dos grupos fundamentales de los cuales nos interesa subrayar ahora él segundo por su influencia, ya inmediata, sobre el constitucionalismo: Unos eran los que, partiendo de una concepeién negativa y peyorativa del pueblo, crefan que s6lo una minoria escogida podria llevar a cabo el progreso en beneficio de pueblo. Otros, en cambio, creian que “el hombre ordinario, el hombre co- hombre de la calle o del campo, era un sujeto sensible y sano siendo, al ‘ema de valores y e do una sg XVI y durante todo XV za de F.CE, Méjico, 1965. CHEVALIER, nuestros dias, cit. DE. CABO, C., GER. M_Las dos caras de occide ral en la Tustracién espafiola, Tecnos, titucional Comparado, cit. Idea de la ‘europea, cit., HELLER, H. Teoria del Estado, iglo XVI, 1. E. B. " MORTATI, C, Le forme di govento, cit., PALACIO Cuestionario de autoevaluacién de las tres primeras lecciones” 1, Explica brevemente lo que entiendes por Estado de Partidos 2, En qué sentido puede la economia condicionar las actuaciones del Estado y en que ambitos de sus funciones se deja sentir con mayor incidencia, es necesariamente valorativo o sélo se afirma tal caracteristca 160 histéricamente en paises de raigambre cristina? 4. G65 inescindible el sistema democratico del desa ta? Razone sobre la exp ica y sobre la situacion actual 3 derivaciones poliicas. Justicia en la division de poderes y es capaz de mitigar la pérdida de vigencia de ia teoria por efecto del Estado de Partidos? 6. ZLe sugiere algtin tipo de reflexion que pudies configuracion politica de polis griega y, en particular, su concepcién de la libertad en términos de participacion real? 7. {Qué caracteristica de Roma resulta después de Ios siglos decisiva pera la contigurac el Estado Moderno? Por qué no resulta posible concobir el Estado mademo en la fos sriega y en cambio si pocriamos encontrar ciertos rasgos precursores en Roma? 8. Comente la naturaleza privada de las relaciones medievales y sus efectos en la conform: ‘i6n soc! 9. Razone la influencia de la organizacién del ejército y de la querra en el nacimiento del Estado Moderno, 40. ,Qué representa Santo Tamas de Aquino en el proceso de gestacién de la teoria del Estado? {En qué sentido podriamos atribuitie un importante punto de inflexion? 11. En qué sentido podemos afrmar que las Leyes de Toro condicionaron el post en Espafia? medieval en Ingl ‘se derivan. desa 412, Describa yen el Continente europea y las con secuencias que de 13, 2Qué papel desemperia el Derecho en e! ito del Medioevo a las nuevas forrmulaciones 's siguientes términos Cuestionario y ai sobre las 5 primeras Jeeciones preparado por los Prof. Rolinert Liern y Sanchez Ferviz, 46, ¢Por qué se die que Maquiavelo es quien estabiece la separacién entre moral {dualsmo moray? . — gue el contrato 0 pacto social de! blico? En este mi 19. ,Qué quiere decir que, para Hobbes. ios dos pactos © contratos eran uno sélo? 120. Qué preocupacién fundamental tienen en comiin los teéricos tts 0 prea

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