30 | MUCHAS LUNAS
Una vez, en un reno junto al mar, vivia una prinesita amd Leonora
Tenia diez aos, para once. Un di, Leonora se enfermé a causa de una
indigestin con pastelitos de frambuesay twvo que quardar came
El Médico Real fue a vera le tomé la temperatura y le contrlé ef
tuo Ie hizo sacar la lengua. E! Médico "eal estab preocupado. Man
46 a buscar al Rey —el pare de Leonora y ef Rey fue a verla,
—Consequiré cualquier cosa que tu corazin desee —dijo el Rey—
{Hay algo que desea tu corazén?
Si —tijo la princesa—, Quiero ta luna. Si puedo obtener la luna,
ime pondré bien otra ver.
Como el Rey contaba con muchos hombres sabos que siempre le con-
‘eqn cuter cos ue louie do a uh ue iba
toner la una
Entonces fue aia sala dl tron y tind de una cuerda, dando tes trones
largos uno corto. De inmediato, ef Gran Chambelén enré en la sala
Gran Chambolén era un hombre grandote y gordo, y usaba qruesos
anteojos, que hacian aparecer sus ojos dos veces mas grandes de Io
(que en realidad eran,
Quiero que consges la luna —le dijo el Rey La Princesa Leonora
‘wiere la luna. Si ella puede obtener la ina, se sana.
ila luna? —exclamé el Gran Chambelén, abriendo sus ojas amis
ro poder Esto lo hacia aparecer custo veces mas sabia de Io que en
realidad era
—Si, lo lna le io el rey— Luiva, luna. Tréesela esta noc
matin, @ mds tarda,
Gran Ghombelin se sec la frenta con un pafvelo y luego se sond
ruidosamente lanai. He conseguido muchisimas cosas para Ud. en
‘ni época, Su Majsted —ijo—.dustamente Tlevo conmigo une
elas ensas ave he conseaudo para usted en mi época. —Y sacé un
largo rollo de perganino de su bolsillo.
—Veamos, bara, —Eehé un vistazo @ la lista, funciendo el caio—
Le procuré mari, monos y pavos reales; rubies, alos’ y esmeral-
as; orquldeas negrs,elefantes roses y purus wales; chinches Je
0, escarabajos y moscas de mbar; lengua de colbris,plumas de
fngeles y cuernos de unicomins” gigantes, masouitos y sirens, in-
lens, dmbar gris y mia;’ tovadres, ministos y ballin; una
libra de manteca, dos docenas de huevos y una balsa de azicar.
ht sculpe, ml esposa aot esta aqui.
No reeverdo ningin pero azul —¢ijo el fey.
—Aqui en a lista dice perros azul, y extn conrolados con un tide
“dijo ol Gran Chambelin—. De modo que debe haber habido pers
azules. Usted lo obvi
=o imporian los pets azules —jo el Rey. Lo que yo quer ahora
esa lina.
—Para conseguir coss para usted, Majestad, he mandado por ellas
fasta Gomarkanda y Arabia y Zazibor —dljo ol Gran Chambeléo—
Paro la luna esté fuera de mis posbildaes. Queda 35.000 mils de
anuiy es més grande qu la habitacin dela princesa. Adem, etd
hhecha de cobrefundo, No puedo consogi a luna para usted. Pers
azuls, sf; la una, no,
El Rey se enfrociéy arden al Gran Chambelén abandonar la etancia
enviar al Hechicer Real a sal del trono.
* ge Mia poe,» de Ge tes,
3 le Mi a fest prs ayo aera
‘vem a de es
"i rnin ene de iy, de guts ono, noi, y tll.El Hechicero Real era un hombrecito delgado, con una cara larga.
Usaba un sombrero en punta, colorado, con estelasplateadas, y una
larga tinea azul bordada con lechucas de oro. Se puso muy pélido
caando of Roy le dijo que queria la luna para su hija, y que espereba,
‘que olla consiguiera
He hecho mucha maga para usted en mi época, Su Majestad —dijo
el Hechicero Real. Casualmente tengo en mi bosllo una lista de las
Iechiveras que hice para usted
un papel do un profundo bolle de su tinic.
Estimada Hechicoro Real. Le dewelvo edjumta al pre:
sente la asf Hamada plea flosofal* que Ud. reclamabe, No. No es
to
! Hechicero Real sacé un largo rollode pergamino de otro bolslo de
su tice. —Aqu esti —jo—. Ahora veams. Delos nabos, he expri-
‘nido sangre pare usted, y do la sangre, nabos. Saqué conejos de som-
‘reros do seda y sombrerus Ww seda de ls conejs, Hie aparece flo-
res y palomas de la nada, y nada de los flores paloma. Le procuré
‘artes para proftizar’varitas mégicas y bolas de cristal en donde
‘adivinr el futuro Invent fitros, ungdents'y pociones para cuarata-
‘ques al coraain, empacho y zumbido de vides. Hice para Ud. mi mezola
special de veneno de Jobo, sombra de lw noche y lysines de biho,
ara espantar brujs, demonis y cosas que aparezen en le noche. Le
{i boas de siete lequas, el poder de convertr en oro lo que toca y una
capa para hacoree invisible.
=o sitvié —aj el ey La capa para hacerme invisible no sirvid.
Si qu sirvié —dijo el Hechicero Real
—to — dijo el Rey— Segui levéndome las cosas por dent, lo misma
‘we siempre.
St aa oe spi pai bc on
* Pn are seas i a lar wo!
* ee Mdenesv eswoe e
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Le copa es para hacerlo invisible a Ud. —dijo el Hechicero—. No para
eta que trpiece con las cosas.
—Tado lo que sé es que segu tropezando con las cosas —
dnd y chata como una moneda, heche sélo de fbrocemento y mide
la ited de este reino, Ademds, esté pegoda al cielo. Nadie puede
consogoir a luna
Er fy se enfurecis una vez mis.y echo al Matemétio Rel. Deapués
llamé al Buf6n do la Corte. El Bufén aparecié como una lecha en la
sala del trono, con su traje multicolor, su gorray sus cescebeles, y se
sont al pie del trono.
—aEn qué puedo sorvrle, Su Majestal? Je prequnt el Butén
Nadie puede ayuderme —djo el Roy trstementa—. La princesa Leo-
hora quiere le luna y no va a saarse hasta que la obtenga, pero nadie
fede procuérsela. Cada vez que le pregunto a alguien por Ia una,
fst se viene mis grande y ljana. No hay nada que puedas hacer por
Imi excepto tocar tu loi” Algo triste. .
{Cima dicen ells que la luna es de grande? —pregunt el Bufdn de
la Corto 2¥ qué lejos esti?
“El Gran Chambelén dee que queda a 35000 milas y que es més
‘rande que la habitacién dela princese Leonora —le respond o rey
El Hechicero Real dice que queda a 150.000 milla y que es dos veces
mds grande que este paacio, £1 Matomstico Real dice que queda a
300-000 milla y que mide La mitad de este rina
1 Bufén do fa corte ted su lad un ratitn. Todos ellos son hombres
* ak met ul
sabios —io— y por lo tanta todos deben tener raz, Si tas tienen
razin, lala debe ser enfonces tan grande y estar tan ljana como
cada persona cree. Lo que hay que hacer es averiquarcuén grande
ens la Princesa Leonora ques, y cus eos est
Nunca se me hubiere ocutdo —dijo el Rey.