Está en la página 1de 10

Texto: Miguel ngel Mesa Bouzas.

Presentacin: Asun Gutirrez Cabriada.


Msica: Pachelbel. Canon.

Felices quienes han aprendido que la fe no es solo creer lo que no se ve,


sino lo que queremos que sea, lo que necesitamos que permanezca.

Felices quienes se fan de los dems, quienes perdonan,


quienes creen en la potencialidad, el cambio,
el resurgir de las personas.

Felices quienes se asoman a la ventana de la confianza absoluta,


porque nunca se vern defraudados.

Felices quienes buscan las certezas bsicas para caminar,


pero que a la vez se dejan sorprender por lo inaudito,
lo insospechado, lo desconcertante.

Felices quienes acompaan la fe absoluta en el hombre y la mujer,


con la fe profunda en el Misterio:
habrn alcanzado la unidad del pensamiento creador de Dios.

Felices quienes no pueden separar la fe del amor ms intenso


y vital por los desvalidos:
solo entonces la fe ser verdadera, madura y liberadora.

Felices quienes alumbran siempre su fe con la llama pequea,


luminosa y permanente de la esperanza;
la una sin la otra se apagan y se extinguen.

Felices quienes creen en s mismos,


y se esfuerzan por mejorar,
crecer interiormente
y caminar felices junto a los dems.
Su fe habr alcanzado por fin la
unidad con su corazn.

Felices quienes han aprendido que la fe no es solo creer lo que no se ve, sino lo que
queremos que sea, lo que necesitamos que permanezca.
Felices quienes se fan de los dems, quienes perdonan, quienes creen en la
potencialidad, el cambio, el resurgir de las personas.
Felices quienes se asoman a la ventana de la confianza absoluta, porque nunca se
vern defraudados.
Felices quienes buscan las certezas bsicas para caminar, pero que a la vez se dejan
sorprender por lo inaudito, lo insospechado, lo desconcertante.
Felices quienes acompaan la fe absoluta en el hombre y la mujer, con la fe profunda
en el Misterio: habrn alcanzado la unidad del pensamiento creador de Dios.
Felices quienes no pueden separar la fe del amor ms intenso y vital por los
desvalidos: solo entonces la fe ser verdadera, madura y liberadora.
Felices quienes alumbran siempre su fe con la llama pequea, luminosa y permanente
de la esperanza; la una sin la otra se apagan y se extinguen.
Felices quienes creen en s mismos, y se esfuerzan por mejorar, crecer
interiormente y caminar felices junto a los dems. Su fe habr alcanzado por fin la
unidad con su corazn. (Miguel ngel Mesa Bouzas)

También podría gustarte