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A.R. Luria El cerebro en accion Prélogo del Dr. Carlos Ballus Tilo original: OcHOBM Hef{poncaxonorHa reder hdunarodnaia Kniga, Mosc, U.R S.S “Traduecion al espaol por ISBN 968.21.0675:3, ISBN 84-270-0866.X (Eaiciones Martinez Roca, S.A.) Impreso en Mexico & in Mexico Prodélogo del autor a la edicién castellana en los procesos conductuales de los pacientes con lesiones locales del cerebro y de esta forma posibilita entender mejor la importancia de cada zona, cortical y subco Jel cerebro, en el rendimiento de los sistemas con funciones complejas que constituyen el sustrato de la com: ducta humana. Esta es ta razén por la que importancia bdsica para el fut del hombr idm con las ciencias psicotdgicas. Pero la Neuropsicologia también tiene una gran importancia préc- El progreso de la Neurologia y Neurocirugia hace que el diagnds- tico precoz y bien localizado de lesiones locales del cerebro sea un problema muy importante en la medicina moderna. Aqui la Neuropsi: cologta juega un papel muy destacado. Los métodos neuropsicolégicos hacen posible analizar los sintomas de perturbacién de las zonas del cértex mds complejas y especificamente humanas, que hasta hace poco se suponia eran “zonas mudas” y que eran inaccesibles a la ex- ploracién neurolégica ordinaria, Es un gran honor para mi y me causa un enorme placer ta publica- cidn de este libro en castellano, ta lengua de Ramén y Cajal y la de todos tos lectores de habla hispana, que disfrutan de la importante tradicién cientifica de este destacado erudi Quiero expresar mi mas caluroso agradecimiento al traductor de este libro, Moscii, abril de 1974 A Cs Pb Prélogo \ wey ~_! Hasta hace unos arios al estudio de la conducta humana se le hacia verdaderamente di Ello se debia a que en ciertos aspectos tan antigua como conocimientos y informacién, un les de aguellas otras triviales e ss, mds abundantes en muchos dmbitos que las primeras. n una palabra, hacerse con una formacién bdsica desde 1a que aventurarse por caminos mas 0 menos de fiar en el estudio 0 investigacion psi Han pasado el adjetivo joven le sienta cada vez ‘menos a la psi ‘aun a aquella de base experimental con un siglo casi en su haber, importantes aportaciones en su trayectoria que la han permitido plantearse desde diferentes dngulos cuestiones funda- mentales con ayuda de los importantes recursos tecnolégicos que ha recibido en los tiltimos decenios, tanto por la vertiente de ta Uamada psicologia experimental, como de la psicologia de base organismica (fisiotdgica, neurofisiolégica, bioguimica, etc.), sin olvidar el apoyo que representan los nuevos métodos de verificacién matemdtico -esta- disticos. Ante tal situacién cabe preguntarse si resulta, en la actualidad, més fécil y asequible orientarse en el estudio de la parte contestamos que si, dado que se dispone de medic ccentros, institutos, departamentos, pi cializads disponia. Pero contestamos que no, en cuanto seguimos sin contar con una unidad de conocimientos y puntos de partida bésicos para ade trarnos en el estudio de la conducta humana, seguimos sin defini 105 operables o al menos univocos, sin tan solo una ter. n establecida que nos permita a cada uno de nosotros hablar de fo mismo. Cualquiera puede hacer ta prueba de leer un texto de psicologia escrito, por ejemplo, por un autor enraizado en una escuela de orien- tacién social, otro que lo haya sido por un autor de orientacidn psico- dindmica y un tercero escrito por un psicélogo conductista, Aunque los tres tuvieran el mismo titulo, a buen seguro que no solo el en- foque conceptual global de cada obra, sino las materias objeto de estu- de que lo supuesto para estas tres escuelas se repe! ‘mente, con otras orientaciones psicoldgicas aparte las citadas. Ante este complejo panorama de la psicologia actual —y otro tanto podria decirse de la psiquiatria y de otras ciencias del hombre—, pa- rnorama al que no negamos aspectos comprensibles y aun productivos, estamos cada vez mds necesitados de una labor de seleccién, verifica- cidn y sistematizacin de los conocimientos psicoldgicos hasta el lo se preci de las hipétesis y experiencias de lus dist mas en boga, escritos por expertos a prueba de partidismo n los que se salvara cuanto 1a experiencia y los conoci- ‘mientos actuales de las ciencias del hombre permitan salvar y, en cambio, se desestimara cuanto se haya demostrado estéril, erréneo 0 rnocivo para 1a salvacién de dicho conocimiento, Asimismo, dentro de cada linea o enfoque conceptual de ta conduct humana, debe aspirarse a que los trabajos y libros que sobre nuevas perspectivas y campos de investigacién vayan apareciendo respondan en su base, en ito hipotético y en su diseiio a las mini- mas exigencias metodoldgicas, sobradamente conocidas. No debe ol. vidarse que hoy disponenios, en términos generates, de medios que permiten trabajar debidamente en multiples campos de ta conducta ridual y social, pudiendo superarse de una vez las hipdtesis gra y dejarse de repetir argumentos de una herencia psicoldgica que se derrumba al primer envite critico que recibe repetia hasta 1a saciedad que era necesario estudiar al hombre desde ‘ tun enfoque antropolégico décticos o herencia, al menos en parte, del pensamiento cartestano, pero llegado el momento de plantear problemas y soluciones se caia sisteméticamente en la pendiente de la psicogénesis o de la somato- rénesis, también, en lo que a ta interdisciplinariedad se refiere, cae- ‘mos, con frecuencia, en andlogo escollo. Es cierto que la conducta puede hacerse mds asequi otros trabajan cada uno cuidando con afén el desarrollo de sus propias concepciones, desconociendo a menudo y aun despreo- ‘cupdndose de lo que hacen sus vecinos. De esta forma, puede darse al caso de que unos estén levantando serios edificios conceptuales o experimentales sobre puntos de partida que otros ya hayan suverado, 0 que se empefien en explicar por dridos y estériles senderos aguello que por otras veredas ya se ha vislumbrado o resuelto, res personales y hal académica en que nos mov en los que cada uno se cob rnuye las oportunidades para sional. De esta suerte ocurre con minima frecuencia que nos sentemos en torno a una mesa para conocer primero, plantear y discutir después quello que otros mejor conocen sobre un tema o un problema que a rio choca, ciertamente, con las di rmientos @ que el enorme desarro than conducido en los el pensador de formacic dagogo, el biofisico, el neuroc cuando se encuentran para un trabajo en equipo, parten solamente de unos puntos parciales de conocimiento comin y silo c esfuerzo pueden adentrarse en I ros referimos. ¥ es que hemos para un cerebro humano no campos de ta ciencia, sino las di de abarcar y asimilar no ya tas especialidades de una misma 5 10 que constituye como es sabido una de las preoew 1es mds importantes de quienes se ocupan de la comunicacion Cuanto hasta aqui se ha dicho viene perfectamente a tono con el libro que nos cabe el honor de protogar. Como el lector, posiblemente, sabe se trata del primer libro reciente e importante publicado en nues. ico ruso A. R. LURIA, Profesor de Psico- logia de 1a Universidad de Mosc y poseedor, entre otros muchos . del de Miembro de la Academia de Ciencias Pedagdgicas de la URSS. Estos suscintos y escogidos datos que citamos del Prof. LURIA, @ decir verdad, corresponden excepcionalmente al autor de un libro como EL CEREBRO EN ACCION con el indice de materias que en el ‘mismo consta. Ello constituye una prueba clara de que se trata de tuno de los libros que, como deciamos en pérrafos anteriores, necesita la psicologia de nuestros dias En tal sentido podemos afirmar que EL CEREBRO EN ACCION porta una sintesis sobre importantes aspectos de la Neuropsicologia en los que, desde hace arios, viene trabajando el autor y sus colabora- en lo que concierne a la descripcién tales cerebrales reguladoras, respective del tono y alerta, de ta recepcién, andlisis y almacenaje de la informacién y de ta programacién, regulacién y verificacién de la acti- como de sus interacciones. Pero, junto a elto, el autor presenta una selecci6n de investigacion nes dirigidas a explicar los mecanismos cerebrales que estén en la base de las funciones psiquicas o, en otros términos, de los procesos de la conducta normal o patolégica, aportando datos y experiencias de un maximo rigor acerca de la organi funciones de los tébu. los cerebrales y de actividades mentales sintéticas cuales son per- memoria, lenguaje y pensamiento, ofreciendo un ejemplo, dificilmente superable, de lo que es un tra: bajo serio y profundo de investigacién en neuropsicologia y psicologia, ‘aun aceptando que en determinados aspectos y dreas de estudio los resultados no puedan considerarse plenamente satisfactorios ni de- finitivos. En iiltimo término, debemos subrayar otro aspecto altamente sig. nificativo de esta obra: su cardcter aglutinante de enfoques y su orien- tacién interdisciplinaria. En efecto; emparentado con la linea concep. tual de psicdlogos y pedagogos rusos ya cldsicos, tan conocidos como Vygotsky y Leontiev, afrontando problemas psicolégicos inquietantes tro pais del eminente cient de las tres unidades funci 6 para tos psicologias de todas las épocas, A. LURIA, con su formacién polifacética, consigue hablar y analizar en términos neuropsicoldgicos problemas cruciales de la pedagogia, lo mismo que habla en términos psicoldgicos 0 pedagdgicos de sus elaboradas investigaciones neuropsi. cotdgicas, interesando en todo momento. Por si ello fuera poco habia ‘con datos, casi siempre de acuRacin propia, sin concesiones ni gratui dades a si mismo ni a los demés; habla también, sin fronteras, coteja do sus investigaciones y las de datos y resultados de los grande desde Papez, Gelb, Hebb, Pen} in, Lorenz, Tinberge Subirana, para citar s6lo unos pocos, hasta los de K. H. Pribram quien encabeza las paginas de ta versidn inglesa de este libro con wn ejem: plar prétogo critico y amical, He aqui un libro para aprender psiculogia de hoy, anticipéndose a fa del futuro Dr. C. Baus Profesor Agregado de Psi de la Universidad de Ba Barcelona, agosto 1974, Prefacio A través de las décadas los psicélogos han estudiado el curso de los procesos mentales: de la percepcién y la memoria, del lenguaje y cl pensamiento, de la organizacion del movimiento y de la accién. Cientos de cursos para estudiantes universitarios se han preparado y miles de libros se han publicado durante este periodo de intensa acti- Vidad para ensefiar y describir el cardcter de los procesos gnosticos del hombre, del lenguaje y de la conducta activa. Su intenso estudio, en el contexto de las ciencias conductuales, ha proporcionado informa- cién de valor inestimable y ha dado importantes datos sobre la natu- raleza de las leyes cientificas que gobiernan estos procesos. ‘Sin embargo, un aspecto muy importante de este problema ha per- manecido sin explicar: cuales son los mecanismos cerebrales en los Las respuestas a estas preguntas no sélo serfan de gran ayuda para el andlisis de la base cerebral de la actividad psicolégica humana, sino {que ademés nos acercarian mucho més a la comprensién de la estruc- tura interna de la activida favorecerian el estudio de los com ponentes de cada acto mental, y de esta forma pe de la larga pero recompensadora tarea de reconstruir la ciencia psico- légica sobre fundamentos nuevos y realistas, El propésito de este libro es traer esta tarea a la atencién del lec- tor. Intenta describir de modo mas sucinto posible los re formas superiores de autor analiza la organizacién de la atencién y de la memoria, del lenguaje y de los proces: e intente encajar los hechos obtenidos en los estudio: gicos de sistemas cerebrales luales dentro de su lugar adecuado dentro del gran disefio de la ciencia psicologica Por supuesto, todas las secciones de la neuropsicologia no reciben el mismo tratamiento en este libro, y parte de ellas, como la seccién que trata de las partes mediales del cértex y de las funciones de los hemisferios subdominantes (para la que atin no se ha recopilado su- ficiente material), sélo pueden ser tratadas superficialmente. No obs el autor confia en que el libro, en su estado actual, resulte itil en Particular a los psicélogos, neurdlogos y psiquiatras, para quienes el estudio de los mecanismos cerebrales de la actividad humana com. pleja es un tema del mayor interés, Primera Parte ORGANIZACION FUNCIONAL Y ACTIVIDAD MENTAL El interés cientifico en el estudio del cerebro, como rgano de la I, se ha agudizado considerablemente en las pasadas El cerebro humano, este tan sofisticado instrumento, capaz de re. Alejar las complejidades e intrincaciones del mundo que nos rodea, gcémo esta construido, y cuél es la naturaleza de su organizacién funcional? ,Qué estructuras o sistemas cerebrales generan esas com- Plejas necesidades ¢ intenciones que distinguen al hombre de los ani- males? ;Cémo estén organizados esos procesos nerviosos que nos capa- citan para analizar y almacenar informacién del mundo ex ‘cémo estén construidos estos pués verifican esas com ior, y temas que programan, regulan y des- fad mental que van dirigidas a la consecucién de metas, cumplimiento de designios y reali- zacién de planes? Estas cuestiones no se planteaban tan vivamente una generacién antes. En aquella época la ciencia se contentaba con trazar una ana- logia entre el cerebro y una serie de sistemas reactivos y dirigir por completo sus energias hacia la representacién del cerebro comio un grupo de esquemas elementales, que comprendian los estimulos afe- rentes del mundo exterior y las respuestas dadas En las décadas siguientes, la situacién cambié radicalmente. Ha quedado suficientemente claro que el comportamiento humano tiene lun cardcter activo, que no esté determinado solamente por la expe- también por los planes y designios que formulan el futuro, y que el cerebro humano es un notable instrumento que no sélo puede crear estos modelos del futuro, sino ademés subordinar su conducta a ellos. Al mismo tiempo, ha llegado a ser evidente que no se B puede permitir que el reconocimiento del decisive papel jugado por tales planes y designios, estos esquemas para el futuro y los programas por los que son materializadus, permanezcan fuera de la esfera del conocimiento cientifico, y que los mecanismos en los que se basan pueden y deben ser objeto de an y de explicacién Esta tendencia a crear mecanismos en los que el futuro ejerce su influencia sobre el comportamiento presente, ha conducido al enun- T.O.TE de Pribram fueron signos del radical aumento de interés en la ciencia de la fisiologia, que comenz6 a reconocer como su propésito logia de la actividad”, La base tedrica de la ciencia del cerebro también ha experimentado tun cambio radical. Si bien durante muchas décadas Ia teoria del cere- bro se basaba en conceptos que asemejaban su actividad a la de ciertos conocidos modelos mecanicos, y su propésito parecia ser el de explicar €l trabajo del cerebro por analogia con una central telefonica o un cuadro de control, los intereses actuales de la ciencia han tendido a moverse en direccién opuesta, El cerebro humano ha llegado a ser considerado como un sistema truccién Gnica que trabaja nunca pueden ser repre: in instrumento tan sofisticado, y ‘su conocimiento debe urgir jador a trazar nuevos esquemas matematicos que reflejen realmente la actividad del cerebro. Es por esto que el estudio de nan el trabajo del cerebro —a pi sién— ha legado a ser la fu nuevas construcciones, y la nueva disciplina de la bidnica, no sélo ha prohibido al investigador la inter- pretacién del trabajo del cerebro a la luz de conocidos esquemas me. cénicos, sino que, por el contrario, para comprender los nuevos princi- pios, le ha impulsado a buscar fuentes en el estudio del cerebro, capaces de mismas en el de creativo de las ma- funcional altamente compl tad de su compren- El estudio de las leyes que gobiernan el trabajo del cerebro como organo de la fad mental es un problema muy dificil y complejo que, obviamente, no ser resuelto mediante la invencién especulativa de esquemas que Gnicamente pueden acomodarse a esta importante 4 rama de la ciencia y que, si bien aparentemente proporcionan una solu: cién a los més dificiles problemas, de hecho se convierten fécilmente ‘en un obstéculo para un ulterior progreso en este campo, Esta es la razén por la que docenas bro" 0 “el cerebro como que més bien “estorban” el avance del verdadero conocimic fico del cerebro como el érgano de la mente. El verdadero progreso en este importante campo no debe ocurrir, como es natural, con demasiada rapidez, pues de otro modo el cono- cimiento real seré sustituido por esquemas prematuros que, aunque hoy parezcan tentadores, mafiana estarén olvidados por carecer de base. El progreso debe basarse, desde luego, en hechos reales, en la : morfologia y fsiologi Fequeriré, como es natu Por etapas, aportando cada una su propia contribucién a la solucién de este problema tan dificil, Hace ahora casi un cuarto de siglo que aparecié el famoso libro de Grey Walter “El cerebro viviente" en el que por primera vez se fento de encontrar una explicacién de los mecanismos mos de la actividad del cerebro humano en términos ay Igunas confirmadas, formas bisicas de la vida del cerebro y a los principios bésicos que gobiernan su fur- cionamiento. Varios afios después de este acontecimiento aparece un segun do libro de la pluma del eminente anatomista y fisiélogo H. Magoun: “El cerebro despierto”. Este libro registra el primer intento de apro- ién al cerebro en base a los tiltimos estudios anatémicos y neu: Tofisioldgicos, como un sistema responsable de la vigilia, del estado el ser vivo. La importancia del libro de Magoun, que generaliza los logros de un considerable grupo de brillant 121, Jasper, Penfield y otros— no debe sobreestimarse. Con su aparicién, 1 cerebro del hombre y de! animal dejé de ser considerado como un aparato puramente emisor de respuestas pasivas, y por ende se dieron los primeros pasos en su reconocimiento como un sistema activo, despierto, ‘Aunque dicho libro descubrié los mecanismos yacentes en la base de la vigilia, no intent6 analizar las formas fundamentales de actividad 15 fisiol6gica humana concreta. Cuestiones como los mecanismos funda. mentales de la actividad (percepeién y pensamiento), del lenguaje y Ja comunicacién social, de la formacion de planes y programas de conducta y de la regulacion y control de su realizacién activa y otros problemas de esta amplia gama no fueron discutidos © tomados en consideracién en las numerosas investigaciones en las que se basaba el libro Sin embargo, gradualmente fueron recogiéndose en diversos cam pos de la ciencia hechos que podrian permitir un acercamiento a la solucién de sus problemas y est del cerebro como érgano de la a Una aproximacién al andlisis de estos hechos ha sido posible a tra: vés del progreso realizado en la moderna psicologia cientifica, una disciplina cuyo propésito es describir la estructura de la a mana y explorar en profundidad la estructura funcional de la per- cepcién y de la memoria, de la actividad intelectual y del del movimiento y de la accién, y su formacién ontogenética. Una gran Fiqueza de aportaciones se ha obtenido gracias a la moderna neuro- nica y a la neurocirugia. Los avances en estos campos han ‘ado cl estudio detallado de como se alteran las formas alta- complejas de jones locales del cerebro. Una contribucién sustancial al éxito en la solucién de estos problemas se ha realizado gracias a la creacién de la neuropsicologia, una nueva rama de la ciencia cuyo fin Unico y especifico es investigar el papel de los sistemas cerebrales particulares en las formas complejas de ac- idad mental, Como resultado de estos progresos se ha hecho posible la prepara- cidn del presente libro, que su autor ha decidido llamar “El cerebro en accién". Su propésito es generalizar las ideas modernas referentes a la base cerebral de la compleja actividad de la mente humana y estu- diar los sistemas del cerebro que participan en la construccién de | percepcién y la accist ct y la int del movimiento y la actividad co 2.una meta. Este libro est basado en m jo por su autor durante un largo periodo de trabajo cumo neuropsicdlogo, que cubre mas de cuarenta afios, enteramente dedicado al estudio de pacientes con le- ica el hecho de que una gran parte de cambios que aparecen en la cond humana debido a lesiones locales del cerebro. En las pasadas décadas la neuropsicologia sc ha convertido en un importante campo de me- dicina practica, con la consiguiente introduccién de nuevos métodos 16 que facilitan el diagnéstico topolégico precoz y mis exacto de lesiones locales en el cerebro. Al mismo tiempo, sin embargo, también se ha convertido en un poderoso instrumento para la revisin de nuestros conceptos fundamentales de la estructura interna de los procesos psicoldgicos, y un factor primordial conducente a la creacién de una teoria de la base cerebral de la aciividad mental del hombre. El principal propésito de este libro es presentar recopilados los hechos disponibles en el presente estado de nuestro conocimiento con la completa conviccién de que este conocimiento puede cambiar sus- tancialmente en las etapas futuras, 0 I. Lesiones locales del cerebro y localizacion de funciones capié en los conocimientos que conlleva este estudio. Primeras soluciones Fig. 1. —Diagrama de los “tes veniculos cerebrales” 19 por primera ver la diferencia entre sustancia cerebro, sostuvo con conviecién que las ee oerese humanas estén situadas en areas particulares y estricta = a izadas del cerebro. Si estas areas estan particularmente sega santaine enietne bien desarrolladas conducirén a la formacién de pr eisconane lean raneo, y la observacion de Sonston seat s para proyectar, sin basars nen facultades” muy en boga por aqu consis tanto, fueron répidamente olvidados. A estos estudios tos para distinguir zonas funcionales del cOrtex cerebral sobre la base de observaciones positivas en los cambios del comportamiento huma. no, ocurridos después de lesiones locales del cerebro. Las observaciones clinicas sobre las secuelas de lesiones cerebrales motlacn dl nempe atone orden: tte tempezaron hace muchos afos; incluso en una etapa temprana se des- Stone mere, cubrié que una lesion del c6rtex motor conducfa a una pardlisis de los ae miembros del lado opuesto, una lesién de la regién postcentral del = cértex conduce a una pérdida de la sensacién de la parte opuesta aoa ‘eneion del cuerpo, y lesiones en la regién occipital del cerebro ocasionan una cceguera central. ——— EI verdadero nacimiento de la investigacién cientffica de las alte- raciones de procesos mentales puede situarse con toda justicia en el afio 1861, cuando el joven anatomista francés Paul Broca tuvo ocasién de describir el cerebro de un paciente que, durante muchos afios, ha- bia sido observado en la Salpétriére con una importante alteracién del lenguaje motor (expresivo) y mostré que el tercio posterior del ferior) del cerebro del paciente estaba destruido. Varios como resultado de observaciones adicionales, Broca informacién mayor y mAs precisa, y mostrar que el len- 10 esta asociado con una regién localizada del cerebro, ferior inquierdo. ior del giro frontal inferior iz quierdo es “el centro de " y que una lesién de esta region de pérdida de expresivo, que él y, mas tarde, Fig. 2. — Mapa frenolégico de Gall Asi, Broca postulé que ef por primera vez habia sido ‘en una parte precisa del cértex y esta Fr) a intentado establecer una base cientifica para su "frenologia" (una doc: ina de la localizacion de facultades complejas en Areas localizadas del cerebro)—, descansaba sobre una base de hechos clinicos. Por otro lado, este descubrimiento mostré por primera vez la radical icando el hemisferio izquierdo (en personas diestras) como el hemisterio dominante en el que estaban comprendidas las mas im- portantes funciones del lenguaje. Una simple década fue suficiente para revelar el provechoso des- cubrimiento de Broca: en 1873, el psiquiatra aleman Carl Wernicke i6 casos en que una lesién de otra parte del cerebro, en este caso el tercio posterior del giro temporal superior i2quierdo, ocasioné tun cuadro igualmente claro pero ahora de carécter opuesto, pérdida de la habilidad para comprender el lenguaje audible, mientras que el deseri lenguaje expresivo (motérico) permanecia relativamente inalterado. Continuando iado por Broca, Wernicke expres6 la creen- cia de que ef terci uierdo es el “centro de las ©, como él expresé en aque! (Wortbegriff) iempo, el centro de la comprensién del lenguaje pueden ser consideradas como funciones de Areas locales del ©, en otras palabras, que pueden ser localizadas en limitadas mes del cortex corebral como las funciones etementales (movi- ‘0, sensacién) desperté en la ciencia neurolégica un entusiasmo acti abajo del cerebro como un todo, de areas locales particulares de su cértex. Como resultado de este gran interés por la “localizacién” directa de \ciones en zonas particulares del cértex cerebral, dentro de un corto tros” en el inferior izquierda) y un “centro para la escritura” en la par- ior del giro frontal medio izquierdo. A éstos siguieron “un centro para el célculo matemético", un “centro para la lectura” y un. “centro para la orientacidn en el espacio", seguidos por una descrip- cién de los -onexién entre ellos. Hacia el neurélogos y psiquiatras, familiarizados con la inci- iente psicol época, pudieron asf dibujar “mapas fun- cionales” del cértex cerebral, los cuales, seguin ellos creyeron, final 2 mente resolvian el problema de la estructura funcional del cerebro ‘como érgano de actividad mental de una vez para siempre. La acumu- lacién de mas material no interrumpié estos intentos, y la tendencia izar procesos psicolégicos complejos en areas locales del cere- in de nuevos a Jot bro continué durante mais de medio siglo, con Ia adi hechos tomados de observaciones sobre pacientes con lesiones cere- brales locales producidas por heridas o hemorragias. Estos intentos por parte de “estrictos localizacionistas”, que obser- varon cémo lesiones locales del cértex cerebral inducian la pérdida del snto de nlimeros, dificultad para la comprension de palabras -apacidad para reconocer objetos, alteraciones en la moti fad, terminaron en una nueva serie ue, en su opinion, eran “centros para la p. tos animados", distinguiéndolas de otras :ireas donde, en su opinion, se localizaba la percepcién de “obj La crisis Seria falso, sin embargo, suponer que el intento tamente procesos psicologicos complejos en lesion: ogico 7 que no encon logos. Ya en los albores Broca y sus seguidor 1a del jn de la base cerebral de la ac ida, las ideas “integra les” (0 como son Hamadas a veces noéticas) de los procesos mentales esta claro que no podian proporcionar la base necesaria para una pos- 's bien preservaron las anticuadas "del hombre y ides la im: posibilidad en un pris ideas igualmente obsoletas del cerebro como una masa nerviosa pri- fa e indiferenciada. crisis obligé a una busqueda de nuevos caminos que condujeron al descubrimiento de los verdaderos mecanismos idad mental, reteniendo los mismos principios cientificos de investigacién \dio de las formas elementales n adecuados para el estudio de la igen socio - hist6rico, y su com- cerebrales de las mas altas formas de act para este cx que se habian revelado eficaces en el de procesos actividad humana consciente, con st pleja estructura jerérquica Esta tarea requirid, por un lado, la revisién radical de la compren- sién basica del término “Tunciones” y, por el otro, de los principios bbasicos que gobiernan su “localizaci6n”. RECONSIDERACION DE LOS CONCEPTOS BASICOS Para acercarse a la cuestidn de la localizacién cerebral de la acti. vidad mental humana, el primer paso debe ser una revisién de los con- ceptos basicos, sin la cual seria imposible resolver este problema co- rrectamente. Vamos a revisar primeramente el concepto de " seguiremos con una reconsideracién del concepto de “I y, finalmente, con una revaluacién de lo que es llamado 0 la “pérdida de funcién” en las lesiones locales del cerebro. Revisién del concepto de «funcién» Los investigadores que han examinado el problema de la “locali- zacién" cortical de las funciones elementales mediante la estimulacién o exclusion de areas locales cerebrales, han entendido cién” queriendo significar la funcion de un pretacién posee una Idgica incuestionabl considerar que la secrecién de bilis es una funcién del higado y que % mentos lizadas del cortex impulsos motores es una funcién de Betz, Sin embargo, esta di © usos del término “funcién” Cuando hablamos de i: neuronas altamente especia- los, ¥ que la generacién de los las gigantescas células piramidales 1 no cubre todas las aceptaciones funcién d transporte del Ja accién del jugo gastrico, la part sas en este proceso, el acto de 1ag0 ¢ intestinos, el recorrido del tinal y, finalmente, la absorcién de los componentes transformados de los alimentos a través de las paredes del intestino delgado. Ocurre exactamente lo mismo con la funcién respiratoria. El ultimo (0 de la respiracion es de oxigeno a los alvéolos de los pu y yéolos. Sin embargo, para llevar a cabo este ultimo propésito es ne- cesario un complejo aparato muscular que comprende el diafragma y rmiisculos intercostales, capaz di do por un complejo sistema de estructuras nerviosas dé bral y contros superiores, a diferentes niveles de los stema funcional (el término 1940; 1949; 1963; nente en la complejidad de su estructura, lad de sus part ss. La tarea la homeostasis alterada) y el resultado vos a las paredes del 10 los de su absorcién in inalterados en cada riables), Sin em- fea es ejecutada pucde variar cons 10 principal de miisculos que trabajan de actuar, los musculos in- oF una u otra razén éstos estan izan y el animal o perso- n snza los alvéolos completamente diferente. La presencia de na comienzan a tragar aire, que de este modo al pulmonares por una ‘stema funcional, que incluye siempre una serie de impulsos aferentes (de ajuste) y eferentes (efectores), de una funcién como el fur >. este concepto puede ‘funciones" complejas de la Esto puede ilustrarse haciendo referencia a la funcién del movi- cuya detallada estructura ha sido analizada por el fisidlogo soviético Bernstein movimientos de una persona conducentes a cambiar su po: espacio, a golpear en un cierto punto, o a ejecutar cierta accién nunca pueden tener lugar simplemente por medio de impulsos eferentes, mo- "an en el movimiento y cada estadio del movimiento cambia el tono inicial de los muisculos, el movimiento es en principio incontrolable simplemente por los impulsos eferentes. Para que ocurra lun movimiento debe haber una constante correccién del movimiento ‘mediante impulsos aferentes que dan informacién sobre la osicién del miembro que se desplaza en el espacio y del cambi tono muscular, para que durante su transcurso pueda ef quier correccién necesaria. S wariable, su ejecucién por medios varia- inte de un resultado constante en virtud bles, y la consecucién resul de estos medios dinémicos variables, El hecho de que todo movimien- to tiene el cardcter de un sistema funcional complejo y que los ele- ‘mentos que lo ejecutan pueden ser de cardcter intercambiable es evi- dente porque se puede obtener el mismo resultado por métodos total- mente diferentes. En el conocido experimento de Hunt + un ratén alcanzé su meta 28 ndo una cierta ruta, pero cuando un elemen: ido por un plato con agua, lo consiguié por ientos natatorios. En algunas de las observaciones de Lashley, tuna rata entrenada para seguir una cierta pauta de m bi6 radicalmente la estructura de sus movimientos tras la extirpacion {del cerebelo 0 tras la division de la médula espinal por dos hemisec- ciones opuestas, de modo que ninguna fibra podia alcanzar la perife Fla: en estos casos, Ia rata, aunque incapaz de reproducir los movi- mientos aprendidos durante el entrenamiento, f de aleanzar fue completado para la obtencién del trabajo requerido, El mismo cardcter intercambiable de los movimientos necesarios para conseguir una meta requerida puede verse también claramente si se analiza cuidadosamente cualquier acto humano locomotor: alcan- zar un blanco (que se hace con una diferente secuencia de movimien- tos segiin la posicién inicial del cuerpo), 1a manipulacién de objetos (que puede ejecutarse mediante di tein, 1947). ‘Aunque esta estructui smica” es caracteristica de actos con- ductuales relativamente simples, es mucho mas caracteristica de for: mas més complejas de actividad mental. Naturalmer tados grupos de células © estar “localizadas” en areas particulares del cerebro. hecho de que todos se formaran a través de un largo desarrollo ico, que son sociales en su origen y complejos y jerérquicos en su estructura, y que estén todos basados en un sistema complejo de métodos y medios, como ha mostrado el trabajo del eminente psicé- logo Vygotsky (1956, 1960) y sus discfpulos Leontiev, 1959; Zaporozhets, ite deben ser consideradas como siste- ales complejos; consecuentemente, el » Revisién del concepto de «localizacién» Nuestro examen de la estructura de los sist la funciones psicoligicas superiores nos ha a contemplar de forma com funciones elementales de un tejido pucd localizacién precisa en grupos particul toda duda que no ocurre lo mismo con la localizacién de los sistemas funcionales complejos en areas limitadas del cerebro 0 de su cortex, al principio creiamos que seria algo d de una cabeza de alfiler dentro del bulbo raquideo.... ahora ha de- mostrado ser extremadamente vago, que asciende al interior det cere- bro y baja hasta Ja médula espinal, y hasta ahora nadie puede trazar Galperin, 1959). Por regla general, estas formas estan basadas en una serie de dis- positivos externos, tales como cl lenguaje, el sistema mediante cifras de contar, formados en el proceso de la historia social, son mediatiza- irse sin su participacion su significado si se considera sep: por la cual las funciones ment plejos, no pueden localizarse en zonas restringidas del cértex o en grupos celulares aislados, sino que deben estar organizadas en siste- ‘mas de zonas que trabajan concertadamente, cada una de las cuales ejerce su papel dentro det icional complejo, y que pueden estar situadas en areas compl Ya menudo, muy distantes del cerebro. Dos hechos, que disting ie esta forma de trabajo det is elementales de trabajo del cerebro icas mas esenciales de este concepto localizacién de los procesos mentales en el cortex. Mientras que las formas elevadas de actividad consciente estén basa- das en ciertos mecanismos externos (buenos ejemplos son el nudo que hacemos en nuestro pafiuelo para recordai binacién de letras que escribimos para no les en el establecimiento de conexiones funcionales entre partes individuales del cerebro, y que, gracias a su ayuda, areas del cerebro que antes eran independientes se vuelven componentes de un sistema funcional tinico. Esto puede expresarse més vividamente diciendo que las medidas formadas hist- ricamente para la organizacién del comportamiento humano atan nuevos nudos en la actividad del cerebro humano, y es esta presencia de nudos funcionales, (rganos funcional cional del cerebro humano de la del cerebro animal. Este principio de construccién de sistemas funcionales en el cerebro humano es lo que Vygotsky (1960) llamé el de las funciones mentales complejas”, implicando mediante esta ex- presién un tanto rebuscada que todos los tipos de actividad humana consciente se forman siempre con la asistencia de instrumentos auxi tural. El desarrollo de cualquier tipo de actividad consciente compleja al principio se va extendiendo y requiere un cierto mimero de dispo- sitivos externos para ello y hasta mas tarde no se va condensando gradualmente y se convi En las etapas ini memorizacién de la f de una cadena de es responsable de mn de un solo elemento de la estructura ‘réfica; con la practica, la estructura de este proceso cambia radical- ‘mente y la escritura se convierte en una tinica “melodia cinética” que a letra. Se efectia a través 3s cuales 3 ya nunca mas necesitara la memorizacién de la forma visual de cada Ictra aislada ni de impulsos motores individuales para hacer cada raya. La misma situacién ocurre con el proceso mediante el cual el cambio para escribir un engrama firma) ya no depende del ai (0 de la forma visual de sus realizarse como una “melodia cinética’ también durante el desarrollo de otros procesos psicolégicos supe- Enel curso de este desarrollo no es sélo la estructura fur proceso la que cambia, sino que también lo hace, como es natur del |, su lorganizacion” cerebral. La participacién de las areas auditivas y vi suales del cortex, esencial en las primeras etapas de formacién de la actividad, no sera ya necesaria en las posteriores etapas, y la actividad empezard a depender de un nas de trabajo con- certado (Luria, Simernitskaya y Tubylevich, 1970), El desarrollo de las funciones mentales superiores en la ontogenia iene ain otra caracteristica de decisiva importancia para su organiza: cién funcional en el cért Como demostré Vygotsky (1960) hace algun tiempo, durante la ontogenia no sélo cambia la estructura de los procesos mentales superiores, sino también sus relaciones entre si, o, en otras palabras, su “organizacion it Mientras que fen las primeras etapas del desarrollo, una actividad mental compleja descansa sobre una base mas elemental y depende de una funcién ‘basal”, en periodos subsiguientes del desarrollo, no sélo adquiere una estructura mas compleja, sino que también empieza a realizarse con la estrecha participacién de formas de actividad estructuralmente su- siores. perpor ejemplo, el nfo piensa en términos de formas visuales de per- cepcién y memoria, o, en otras palabras, piensa por recopilacién. En posteriores etapas de la adi cia o en la vida adulta, el pen- samiento abstracto con la ayuda de las funciones de abstraccion y ge: neralizacién esta tan altamente desarrollado que incluso procesos Te: jvamente simples, tales como la percepcién y la memoria, son con- vertidos en formas complejas de ané esis, y la persona en este punto comienza a percibir 0 Este cambio de la relacion ct mentales esta destinado a guiar los cambios de la relacién entre los sistemas fundamentales del c6rtex, sobre cuya base estos procesos se wan a cabo. Consccuentemente, en el nifio, una lesion de una zona cortical responsable de una ‘amente elemental de actividad 2 ‘mental (por ejemplo, el cértex visual) invariablemente da lugar, como efecto secundario 0 “sistémico”, al desarrollo impertecto de las estruc- turas superiores superpuestas a dicha zona; en el adulto, en quien estos complejos sistemas no sélo se han formado sino que han legado a ejercer una influencia decisiva sobre la organizacién de formas sim- ples de actividad, una lesién de las areas “inferiores” no es ya tan importante como lo podia ser en las primeras etapas del desarrollo Reciprocamente, una lesin de las areas “superiores” conduce a la desintegracién de las funciones més elementales, que ahora han adqui ido una estructura compleja y han empezado a depender mente de las formas més altamente organizadas de actividad, Esta es una de las proposiciones fundamentales introducidas en la teoria de la“localizacién dinémica” de las funciones mentales superio- res por la clencia psicoligica sovittica. Fue formulada por Vygotsky en una ley que establece que una lesin de una zona particular del ce- rebro en los primeros pasos de la nifiez tiene un efecto sistémico sobre las areas corticales superiores superpuestas a dicha zona, mientras que una lesién de la misma regién en la vida adulta afecta a las zonas inferiores del cértex, que ahora comienzan a depender de ellas. Esto puede ilustrarse por el hecho de que una lesién de las Areas secunda: rias del cértex visual en las primeras fases de la nifiez puede conducir 4 un subdesarrollo sistémico de las zonas superiores responsables del Pensamiento visual, mientras que una lesién de estas mismas zonas en el adulto puede ocasionar sélo defectos parciales del andlisis y sinte- sis visuales, y deja inalteradas las formas mas complejas de pensa- rmiento, formadas en una etapa anterior. Todo lo que se ha dicho sobre la estructura sistémica de los pro- cesos psicol6gicos superiores obliga a una revision radical de las ideas clasicas sobre su “localizacion" en el cdrtex cerebral. Por consiguiente, nuestra misién no es “localizar” los procesos psicolégicos superiores del hombre en areas limitadas del cértex, sino averiguar, mediante un cuidado andlisis, qué grupos de zonas de trabajo concertado del ce- rebro son responsables de la ejecucidn de la actividad mental com- pleja; qué contribucion aporta cada una de estas zonas al sistema funcional complejo; y cémo cambia la relacién entre estas partes de trabajo concertado del cerebro en la reaizacién de ta actividad mental compleja, en las distintas etapas de su desarrollo aproximacién debe modificar la forma de trabajo prdctico del psicélogo que intenta estudiar la organizacién cerebral de la actividad mental. El intento de determinar la base cerebral de un particular proceso de la mente humana debe ser precedido por un cuidadoso es- ma- 3B tudio de 1a estructura de este proceso psicoldgico cuya organizacién cerebral se espera establecer, y por la identificacién de aquellos de sus componentes que puedan ser clasificados hasta cierto punto entre sis- temas cerebrales determinados. Sélo trabajando de esta forma para aclarar Ia estructura funcional de los procesos psi sa estudiar, con la identificacién de sus componentes y is de su “situacion” entre los sistemas cerebrales, se hallaré una solucion al viejo problema de la “localizacion” de los procesos mentales en el cér- tex cerebral. Revision del concepto de «sintoma» izacién de las funcio- acerca de la izando las ob: jones locales en Las investigaciones clasic: nes mentales en el cortex, de comportamiento tras suposicién simplista de que una al de una funcién mental particular (lenguaje, escritura, lectura, praxis © gnosis), originada como resultado de la destruccién de una parte cerebral, es la prueba directa de que esta “funcién” esta “localizada” en esta parte del cere- bro (ahora destruida). Los hechos examinados anteriormente obligan aun radical reexamen de estas ideas demasiado Una alteracién de la sensacién general debe indicar siempre una lesion del giro postcentral de sus tractos, del mismo modo que la pér- dida de parte del campo visual debe indicar una lesién de la retina, de los tractos épticos o del cértex visual. En tales casos identificar el ‘oma significa obtener informacién concreta para el diagndstico ico de la lesién, y, a partir de aqui, para la localizacién de la funcién en el sistema nervioso. Es un asunto completamente vvaciones sobre cambios cerebro, partieron de la casos en que procesos mentales superiores esti cientes con lesiones locales del cerebro. .d mental es un sistema fun« (y algunas veces, areas del cerebro muy distantes), tuna lesién de cada una de estas zonas 0 dreas puede conducir a la de- sintegracién de todo el sistema funcional, y de este modo el pérdida de una funcién particular no nos dice nada sobre su “loca- lizacion’. Para poder progresar desde el establecimiento del sintoma (pér- dida de una funcién dada) hasta la localizacién de la correspondiente, queda ain mucho camino por hacer. Su parte mas Fy sistema funcional, 0, en otras palabras, una cualificacion dera sistema observado. Vamos a clarificar esto con un ejemplo, En el cuadro clinico de le- siones locales del cerebro un sintoma observado muy frecuentemente ¢s la apraxia, cuando el paciente es incapaz de manipular objetos en ciertas ocasiones. En la neurologia clasica era suficiente concluir que la lesién estaba localizada en la regién parietal inferior, considerada como “el centro de la praxis compleja”, 0, si la apraxia tomaba forma de una dificultad en ejecutar un esquema de movimiento clara. i6n localizada en areas del cértex Nada puede ser mas erréneo que tal idea y el sintoma de apraxia (y consecuentemente la funcién de la “praxis”) en un area estricta del cértex. Tras las investigaciones de los fisi6logos (sobre todo el fisidlogo so- viético Bernstein), quedé suficientemente claro que cualquier movi miento voluntario y, todavia més, cualquier movimiento manipulativo, debe ser un sistema funcional complejo que supone un cierto numero de condiciones, en cuya ausencia el mo 'y que indican e! grado de tono muscular ¢ informan de la po- sicién de las articulaciones. Si estos impulsos aferentes (cuya recep- cién ¢ integracién es llevada a cabo por las areas sensoriales generales en el cértex postcentral) no existen, el movimiento pierde su base aferente y los impulsos efectores que pasan desde el cértex a los miisculos quedan virtualmente incontrolados. Como resultado de este hecho, del cértex postcentral pueden xia kinesté: to, Esta dolencia consist I- mente diferenciados como la incapacidad de situar la mano en la po- sicién necesaria para la accién manipulativa que va a ejecutar. Pero Ja presencia de la aferentizacién kinestésica esencial, por muy impor- tante que pueda llegar a ser, no es suficiente por si misma para la eje- ‘cucién de la accién correspondiente. Cualquier mi to, tanto si es un movimiento en el espacio ‘como dar en un blanco o una operacién manipi siempre se efectia en un cierto sistema de coordenadas espaciales. Siempre se lle- 35 siempre requiere 10 espaciales que, en ¢: ‘ocasién es realizada por las zonas terciarias de la regién parieto. pital del cértex, que reciben impulso de los sistemas visual y ve ular y del sistema de sensacion kinestésica cuténea. Si esta regién del cerebro es afectada por una iesién que altere las sintesis espacia- les, debe ocurrir una alteracion de los movimientos de tal complejidad estructural. Sin embargo, la apraxia que aparece en estos casos es de . principalmente como tia atravesada; no puede mantener el tenedor que sostiene en la reccién debida, moviéndolo a veces verticalmente en vez de hacerlo ‘0 correctamente, y asi camente. La apraxia espacial de este tipo difiere claramente de praxia kinestésica” descrita anteriormente, no y estructura, sino también cn sus mecanismos y en la localizacion de los efectos responsables de ella. solos son insuficientes para la perf mn, Cada accién consta de una ca ada uno de cuyos elementos debe ir que el proximo se les de formacién, esta cadena de ele- 1 discreto y cada elemento motor re- 0 aislado. En la formacién de un jos se reduce y los mo- horizontalmente, no puede accrtar un obj ser desnervado tras su real Neve a cabo. En las etapas i mentos motores es de cari quiere su propio y particular imp: ‘a cadena de impulsos ai < son afectadas por lesiones pero esta vez es una “apraxia izar los clementos como la dificultad de arse, y en pasar con siguiente. La estructura de esta ivamente de las formas de apr tada como la incapacidad de descritas previamente, y el origen local de estos sintomas es bien di. feren’ Consideraremos ahora la condicién para la correcta ejecu- 2. A nivel de comportamiento estas tareas motoras son dic- tadas por programas innatos; a nivel de una accién compleja cons- ciente formada durante la vida, son dictadas por intenciones que se forman con la estrecha participacién del lenguaje, que regula el com. portamiento humano (Luria, 1961). Investigaciones especiales (Lu 1966, 1966b, 1966c; Luria y Homskaya, 1966) han de- reguladas por medio del ipacién de los Idbulos fron. Por regia general, consiste en la incapacidad del paciente para subor- dinar sus movimientos a la intencién expresada verbalmente, la desin- tegracién de los programas organizados, y el reemplazamiento de una accién - encaminada -a-un--fin racional, por la repeticién ecopréxica de los movimientos del paciente o por estereotipos inertes que han este libro. De estos hechos descritos puede deducirse una importante conclu- sién, El sintoma de una alteracién de la praxis (apraxia) es sefial de embargo, este sintoma por si mismo no nos dice nada respecto a la localizacién especifica del foco que causa su aparicién. El movimiento voluntario (praxis) constituye un complejo que reiine un cierto nimero de condicio- jue dependen del trabajo concertado de todo un grupo les, cada una de las cuales aporta su propia contribucién para la realizacién del movimiento y aporta su propio factor a su estructura. La manipulacién compleja de objetos puede, por tanto, ser alterada por lesiones de diferentes dreas corticales (0 estructuras subcorticales); sin embargo, en cada caso la alteracian es diferente y la estructura de esta alteracién difiere en cada ocasién. La inmediata labor del investigador es estudiar la estructura de los defectos observados y cualificar los sintomas. S6lo entonces, mediante a icidn del factor bésico que extraer conclusiones re- joma observado, sera ps ferentes a la localizacion del foco que ya cién de una funcién” y siones locales relativas a la ién” (0, mAs exactamente, la organizacién cerebral de un sistema funcional), el sindrome debe ser sometido a un analisis estructural complejo, que es la base del método neurofisiolégico de investigacién. organizacién sistémica de los procesos psicolégicos La cualificacién del sintoma es sélo el primer paso en el andlisis de la organizacién cerebral de los procesos mentales. Para que los resul- tados de este anilisis sean fiables, y los datos de patologia local del cerebro sirvan como base para conclusiones fiables relativas a la es- tructura de los procesos mentales y a sy "localizacién” en el cértex cerebral humano, el siguiente paso debe ser pasar de la cualificacién del sindrome tinico a la descripcién del comy pleto, 0, como se le llama generalmente, hasta el andi de cambios de la conducta que bro. Como ya he dicho, toda actividad mental humana es un sistema funcional complejo que se efectia a través de la combinacién de es- tructuras cerebrales que trabajan concertadamente, cada una de las cuales aporta su propia contribucién al sistema funcional como un todo. Esto significa, en la préctica, que el sistema funcional como un todo puede ser alterado por Ia lesion de un gran nimero de zonas y también que puede ser alterada distintamente en lesiones de diferen- tes localizaciones. Esta ultima afirmacién, como se comprenderé f4- esta conectada con el hecho de que cada érea del cerebro fa en cste sistema funcional introduce su propio factor parti: cular esencial para su realizacién, y la exclusin de este factor hace imposible la normal actuacién de este sistema fur dado anteriormente de la construccién de un movis ¥ 10s tipos de alteracién que sufre por lesiones locales del cerebro muestra este hecho con suficiente claridad. Las reglas que gobiernan, la estructura y destruccién de los sistemas funcionales que he des- crito son de decisiva importancia para el siguiente paso, que ocupa 38 lun lugar central en la estructura de los procesos mentales y.en su organizacién cerebral. neuropsicélogo que se enfrente a estos problemas deb asegurarse de qué factores estén involucrados de hecho en la mental particular y qué estructuras cerebrales constituyen su base neuronal. Estos dos problemas s6lo pueden ser resueltos por compa racién de todos los sintomas que aparecen en lesiones de un foco es- ado del cortex (0 subcortex), por una parte, y por un vasto anilisis del cardcter de una alteracién de este sistema por lesiones cerebrales en diferentes lugares, por la otra. Consideremos io basico. in de un movimiento complejo precisa 0, en otras palabras, la es- tructura del movimiento en un sistema definido de coordenadas espa- ciales. Esta condicién es satisfecha por las porciones terciarias "viso- kkinestésico -vestibulares” del cértex parieto - occipital, y la supresién de esta condicién causa la desintegracién del movimiento espacialmen- te organizado. No obstante, surge naturalmente la pregunta: ¢qué otros tipos de actividad mental son alterados por lesiones de estas “erebro que son responsables de la ientos? Si podemos contestar a entre un grupo de procesos que es afectado por un foco en esta localizacién, y otro grupo de procesos ue permanece intacto en presencia de este foco patoldgico, habremos dado un importante paso hacia el descubrimiento de qué tipos de ac- tamente con estas regiones parieto -occipitales del cértex. Los hechos que demuestran que todo foco patolégico local que aparece en el cértex cerebral altera de hecho la correct de algunos procesos psicolégicos mientras deja a otros bras, que todo foco local da lugar a lo que Tenber !lamé “el principio de la doble disociacién de la se encuentran en gran abundancia a través de una cuidadosa .cién neuropsicolégica. Por ejemplo, un foco local en la region occipital (0 parietal inferior) del hemisferio izquierdo altera la organizacién espacial de la percepcién y el movi mente da lugar también a otros sintomas: estos general, no pueden interpretar la posicién de las agujas del reloj ni encontrar su situacién en un mapa; no pueden encontrar el camino en una barriada donde viven; no pueden resolver incluso problemas icos relativamente simples y se confunden cuando se enfren- 39 tan con problemas de sustraccién a un mimero de dos cifras que re. Guiere pasar de la columna de los dieces: cuando sustraen 7 de 31 mplo, ellos hacen el primer paso de esta operacién (30—7 = =23), pero entonces no saben si el 1 restante tiene que ser afiadido 9 sustraido o si el resultado final es 22 6 24. Finalmente empiezan a tener dificultad en a comprensin de estructuras gramaticales que incluyen relaciones Iogicas, tales como “el hermano del padre” y “el padre del hermano”; “primavera después de verano" y “verano des. pués de primavera”, mientras que la comprensién de estructuras gra- maticales mis simples permanecen inalteradas. Sin embargo, tal foco no produce alteraciones de procesos como lenguaje fluido, captacién o interpretacién de melodias musicales, la uniforme sucesin de elementos del movimiento y otros Todo esto mues 1 grupo de procesos arriba indicado ve un factor “es tras que el segundo grupo de proce. $05 no comprende tal factor y, por tanto, permanece intacto en una lesiGn de la regién parieto- occipital del cértex. Muy al contrario ocu- tre en lesiones locales del cértex temporal (auditivo). Las lesiones en esta zona, como veremos, conducen a una alteracién de la organizacién compleja de la percepcién auditiva, de modo que la organizacién de estimulos actisticos dentro de su estructura propia se hace imposible Como consecuencia, los pai paces de reproducir memoria audioverbal, puede est pacientes. Sin embargo, la ori la organizacién espa: cial del movimiento, las operaciones matematicas y la comprensién de ciertas relaciones I6gico- gramaticales, permanecen intactas por regla general. Estas observaciones muestran claramente que un cuidadoso andli- que aparece en lesiones locales del cerebro pueden aportar una gran contribucin al andlisis estructural de los procesos psicoldgi- cos en si mismos y pueden sefialar los factores involuntarios en un Brupo de procesos mentales pero no en otros, Como veremos, esto es luna gran ayuda a la solucién del problema de la composicién interna de tos procesos psicoldgicos, que no podia ser resuelto por las inves- tigaciones ordinarias, pues, de esta forma, procesos psicoldgicos apa- rentemente idénticos pueden ser distinguidos, y formas aparentemente diferentes de actividad mental pueden ser reconcitiadas. Dos ejem- plos servirdn para ilustrar este hecho. 0 Para el observador sin prejuicios, la audicion musical y la audicion lenguaje pueden parecerle dos versiones del mismo proceso psico- -o. Sin embargo, las observaciones sobre pacientes con lesiones locales cerebrales muestran que la destruccién de ciertas partes de la regién temporal izquicrda conduce a una marcada alteracién de la audicion del lenguaj lenguaje es completamente imposible), mientras que deja ‘ign musical. En el informe de uno de mis casos hay una des- tor que, tras una hemorragia en la apaz de distinguir los sonidos del decian; sin embargo (Luria, Tsvetko- va y Futer, 1965). Esto significa que procesos mentales aparentemente yres como la audicién musical y la audicién del lenguaje no solo incorporan factores diferentes, sino que también dependen del trabajo de Areas del cerebro completamente diferentes. Otros ejemplos que demuestran las intrinsecas similitudes entre procesos psicolégicos totalmente diferentes en aparie conocidos en neuropsi jen dispuesto a ace} ta inferior) izquierda del cértex conduce rracién de todos estos procesos, de tal ‘modo que un paciente con una lesién de est ficultades para encontrar su situacién en el espacio, sino que también célculos y no comprende las estruc- s. Esto significa que todas estas incorporan un factor comin, y ello permite efectuar una aproximacién a los andlisis mds {ntimos de la estructura de los procesos psicolégicos. ‘Se vera fécilmente que el andlisis del s{ndrome arroja considerable luz sobre la organizacién cerebral de los procesos mentales, y también da considerable vision de su estructura interna, algo que por muchos siglos los psicdlogos han sido incapaces de hacer. este problema no puede ser afrontado con tanto d EI hecho de que toda ac ‘que puede ser alterado en diferentes componentes y dafado por lesiones cerebrales en diferentes ubicacione: comete errores en I que sea daftado de forma difer significa que podemos llegar més cerca de la descripcidn de los factores que lo comprenden y a partir de aqui descubrir nuevas formas de andlisis neurofisiol6gicos de la es- tructura interna de los procesos mentales. Una parte completa de este libro estara dedicada a ilustraciones de este principio, cuya importancia no puede ser sobreestimada, y, por tanto, lo-dejaremos a un lado por ef momento. De todo Jo sefialado hasta aqui quedara claro que el uso de las ob- servaciones 's que aparecen fuentes mas im- Portantes de nuestro conocimiento de la organizacion cerebral de la te método s6lo es posible si se icin directa de los procesos sica tarea es reemplazada por jerada la actividad mental en dife- factores son introducidos den- rentes I de la neuropsicolo cesos mentales del 2 II. Las tres principales unidades funcionales He dicho que los procesos grupos de estructuras cerebrales que trabajan concertadamente, cada una de las cuales efectia su particular aportacién a la organizacion de este sistema funcional. De acuerdo con esto, la primera tarea esencial debe ser descubrir las unidades funcionales basicas que componen cerebro humano, jecutado por cada una de ellas en las for- s6lidos fundamentos para distinguir tres principales unida: les del cerebro cuya participacién es necesaria para todo lad mental. Con bastante aproximacién a la verdad po- demos cifrarlas en una unidad para regular el rono 0 una uunidad para obtener, procesar vy almacenar la informacién que llega del mundo exterior y una unidad para programar, regular y verifi- car ta actividad mental. Los procesos mentales del hombre en ge- neral y su actividad consciente en particular, siempre tienen lugar con la pa ida una de las cuales tiene su "6 procesos mentales y aporta su contribucién importante es que cada una de estas unidades basicas en si misma es de estructura jerarquica y consiste, por lo me- ‘nos, en tres zonas corticales una sobre la otra: el drea primaria (de royeccién) que recibe impulsos de, o los manda a, la periferia; Ia secundaria (de proyeccién - asociacién), donde la informacién que re- cibe es procesada, o donde se preparan los programas, y, finalmente, la terciaria (zonas de superposicién), los mas complejas formas de at que requieren la par- \cién concertada de muchas areas corticales. Examinemos la es- tructura y propiedades funcionales de cada unidad por separado. La unidad para regular tono y vigilia, y estados mentales les humanos sigan su curso corrector, 1. Sélo bajo condiciones éptimas de vigi reciba y analice la informacién, que los de conexiones puedan ser amados a la ‘ogramada, y comprobado el curso de s, corregidos sus errores, y mantenida su activi- Es bien sabido que esta precisa regulacién de los procesos menta. les es imposible durante el suefio; el curso de rei ciones que se desarr mental propiamente muchos afos, afirmando hipotéticamente que si fuera posible ver el sistema de excitacién que se extiende por todo el cértex de un animal despierto observariamos “un punto de luz” concentrado, moviendose por todo el cértex al camt pposcopio” inventado por Liva- téneamente entre 60 y 150 puntos de excitacién cortical y presentar por television las dindmicas de estos Puntos, podemos ver la forma en la que aparece el punto de excita cién éptima real en el cértex de un animal despierto, el patrén de su movimiento sobre el cortex, y la forma en la que pierde su movilidad, se hace inerte, y, finalmente, es completamente extinguido cuando el animal pasa a un estado de suefio 0, incluso més obvio, en un animal agonizando.* El crédito no sélo por indicar necesidad de un tal estado éptimo del cértex para que ocurra cualquier forma de actividad organizada, sino también por establecer las leyes neurodinamicas fundamentales que caracterizan este estado dptimo del cértex, es debido a Pavlov. Como muchas de sus observaciones mostraron, los procesos de excita: cién que tienen lugar en el cértex despierto obedecen a una ley de la fuerza, segiin la cual todo estimulo fuerte (0 biolégicamente significa tivo) evoca una fuerte respuesta, mientras todo est a racteriza por un cierto grado de con 1 y un cierto balance en las rela- ciones entre la excitacién ¢ inhibicién y, finalmente, por una gran movilidad de los procesos nerviosos, de modo que es facil cambiar de una actividad a otra Son estas caracteristicas fundamentales de neurodinémica éptima las que desaparecen en el suefio o eu el estado que le precede, cuando ‘el tono cortical disminuye. En estos estados de inhibicién, 0, como Pavlov los llamaba, estados “fasicos”, la ley de la fuerza se rompe, y los estimulos debiles pueden evocar respuestas tan fuertes como los luna respuesta débil. Este se incluso pueden continuar evocando una respuesta cuando los estimu- los fuertes dejan de hacerlo (“Ia fase ultraparad6jica"). También es la relacién normal entre lad del sistema nervio- fo que en un estado de tono cortical ba; icidn e inhibicién es alterada, y la mos so, tan necesaria para que la actividad mental prosiga su curso normal, se pierde. Estas observaciones muestran que el mantenimiento del rebrales son las responsables del mantenimiento del nivel ptimo del tono cortical que acabamos de mencionar. También seria necesa averiguar qué partes del cerebro regulan y modifican el tono cortical, Jo mantienen el tiempo debido y lo elevan. Un descubrimiento de la méxima importancia, hecho s6lo hace treinta afios, fue que las estructuras que mantienen regular el tono al no yacen en el mismo cértes, sino debajo de él, en el subcdr- tono de éste y al mismo tiempo experimentando encia reguladora. nuevo perfodo en nuestro conocim organizacién funcional del cerebro. En este aiio dos sobres vestigadores, Magoun y Maruzzi, mostraron que hay una formacién nerviosa especial en el tallo cerebral que esté especialmente adaptada tanto por su estructura morfolégica como por sus propiedades funcio- nales, para ejercer el papel de un mecanismo que regula el estado del cértex cerebral, cambiando su tono y manteniendo su estado de vigi- lia, Al contrario que el c6rtex, esta formacién no consiste en neuronas aisladas, capaces de enviar 08 (axones) y operar segiin gas que conducen a la inervacién de los muisculos. Esta formacién tiene la estructura de una red nerviosa, en la cual se intercalan los tex, influyendo en dela jentes in- “65 cuerpos de las células nerviosas conectadas entre si mediante cortos procesos. La excitacién se extiende sobre la red de esta estructura ner- vviosa, conocida como la formacién reticular, no como impulsos sim: ples aislados y en desacuerdo con la ley del “todo 0 nadi sular suben para estructuras nerviosas superiores, tales como el télamo, e! micleo cau- dado, el archicértex y, finalmente, las estructuras del neocértex. Estas estructuras fueron Ilamadas el sistema reticular ascendente. Como demostraron observaciones posteriores, éste juega un papel decisivo cen la activacion del cértex y la regulacién del estado de su actividad. tras fibras de la formacién reticular corren en direccién opuesta: ‘comienzan turas nerviosas superiores del neocértex y archi- cértex, cuerpo caudado y micleos corren hacia estructuras ron posteriores investigaciones, subordinan estas estructuras res al control de programas que aparecen en el cortex y que requieren la modificacién y modulacién del estado de vigilia para su ejecucién. Estas dos secciones de la formacién reticular constituyen asi un sistema funcional dispuesto verticalmente, un tinico aparato autorre- gulador construido sobre el principio capaz de cambiar el tono del cértex, pero tex y adaptandose fécilmente a las condiciones ambientales durante cl curso de la actividad. Con el descubrimiento de la formacién reticular se introdujo un nuevo principio: la organizacién vertical de todas las estructuras del cerebro. Esto puso fin a aquel largo periodo durante el cual la atencién, de los cientificos que intentaban descubrir los mecanismos nerviosos de los procesos mentales estaba concentrada enteramente en el cértex, egindose a pensar que el trabajo de estos sistemas era independiente las estructuras més profundas. Con la descripcién de la formacién icular se descubrié la primera unidad funcional del cerebro, un apa- rato que mantiene el tono cortical y el estado de vigilia y que regula estos estados de acuerdo con las demandas que en ese momento con- fronta el organismo. La funcién de la formacién reticular de regular el tono del cértex y modular su estado fue de ruzzi y Magoun, 1949; Lindsl ada por numerosos experimentos (Mo- y otros, 1949; Lindsley, 1960, 1961; 6 Fig. 4, — Esquema de la formacién reticular a Bremer, 1954, 1957; Jasper, 954, 1957, 1963; French y otros, 1955 (1958; 2 edicién, 1963) y de publicaciones por otros autores (Herndn- dez -Pedn, 1965, etc...). Estas series de investigaciones mostraron que la estimacién de la formacién reticular (en la regién del mesencéfald, parte posterior del hipotdlamo y estructuras subtalémicas adyacentes) este modo un efecto de ai cién de la formacién reticul de las reacciones motoras a los estimulos (fig. 7). Se descubrié el im- portante hecho de que una lesién de estas estructuras conduce a un agudo descenso en el tono cortical, a la aparicién de un estado de suefio con sincronizacién de EEG (fig. 8) y, algunas veces, a un estado de coma. No se presenta reaccién de “arousal” en animales con tales lesiones, ni aun en respuesta a una fuerte estimulacién nocioceptiva (Lindsley y otros, 1949; French y Magoun, 1952; French, 1952; Nari- i Kashi 1961, 19621968) a egeke J geste t } EREEs é {by ishl: uF fics gS22% f t oaFhs, s8iggs ' segees i ‘{o tfetat § gbyee eS ebs ~ LS Fel : GEN ~ yeege? M) ZN HH ox iisse Experimentos de otfot autores (Jouvet, 1961; Hernénden- Peén ebaed . - WF E8583 1966-1968; Narikashwili y Kadzhaya, 1963; Sager, Sy Sass todavia, Se demostré que, ademas de las posi gene J bEee gges Basis sus restantes ndcleos condo a cambios ca la actividad eléctrca del cSrtex y al desarrollo del propio sueio, Este hecho, como mostraron las observaciones, se aplica al cerebro de los animales como al de os hombres, Esta es la razén por la cual, cuando el cirujano soviético Burdenko estimulaba las paredes del tercer ven- triculo durante las operaciones neuroquinirgicas, se producia artifi- cialmente un estado de suefio en el paciente sobre la mesa de ope: raciones. ” La influencia det nivel superior del tallo cerebral y de la formacién reticular sobre la regulacién del estado de vigilia ya no esta en duda, ¥ este hecho ha tenido como resultado la estrecha atencién que se Presta a las estructuras de la primera unidad del cerebro, Existen mas Pruebas de esto en el estudio de las alteraciones que aparecen en los Procesos mentales del hombre al presentarse lesiones en estas partes del cerebro. La formacién reticular activadora, la parte més importante de la Primera unidad funcional del cerebro, fue descrita ya desde el princi Pio como no especifica; esto Ia distinguié radicalmente de la gran ‘mayoria de los sistemas corticales especificos (sensoriales y motores) Se considera que su accién activadora ¢ inhibidora afecta a todas las funciones sensoriales © motoras del cuerpo por un igual y que su fun- cién es meramente Ia de regular los estados de sueio y de vigilia, Ia bbase no-especifica sobre la que tienen lugar diferentes formas de ac- tividad. Los supuestos basicos de los pioneros en neuropsicologia que des cribieron por primera vez el sistema activador del cerebro no pueden ser considerados, sin embargo, como completamente correctos. Obser: vaciones posteriores han mostrado que el sistema reticular del cerebro tiene ciertos rasgos de diferenciacién o especificidad en cuanto a sus 58) y también en fes ¥ manifestaciones, aunque esta diferenciacién y nen nada en comiin con la modalidad de los érganos sensoriales primarios y, como han demostrado Anokhin (1959, 1962, 1963) y Yoshii (Yoshii et al., 1969), son unicos en cardcter. Consideremos por un momento el cardcter de diferenci las fuentes primarias de activacidn que es la funcién basica del mma reticular, esto es, st or pués sigamos para examinar las formas de activacién bdsicas en las que manifiesta su accién, EI sistema nervioso, como sabemos, muestra siempre una cierto antenimiento de este tono es una caract ividad biolégica. Sin embargo, existen situacio- nes en que este tono ordinario es insuficiente y debe ser elevado. Estas situaciones son las fuentes primarias de activacién. Pueden distinguir- se como minimo tres fuentes principales de esta activacién; la accién de cada una de ellas se transmite a través de la formacién reticular y, Por medio de sus varias partes. Esta es la ferenciaci6n o especificidad de Ia organizacién funcio- istema activador no espectfico”. La primera de estas fuentes es los procesos metabdlicos del orga- rnismo o, como se les llama a veces, su “economia interna’ Los procesos metabslicos que conducen al manteni librio interno del organismo (homeostasis) en sus formas mds simples estan conectados con los procesos respiratorios y digestivos, con el lismo de azucar y proteinas, con Ia secrecién interna, etc. los estén regulados principalmente por el hipotdlamo. La for- jento del equi- macién reticular de la médul lo-hipotalémica), estrechamente conectada con el hipot tun importante papel en esta forma simple de activ Otras formas mas complejas de este tipo de activacién estén rela- cionadas con los procesos metabélicos organizados de cierto: conductuales ; son ampliamente conocidas como si cidn. Una caracteristica comin de estas dos subdivisiones es que los procesos metabdlicos (y humorales) que tienen lugar en el cuerpo son en estos casos la fuente de activacién, Su diferencia yace en la dis- ‘a complejidad de su nivel de organizacién v en el hecho de que mientras el primer grupo de procesos, los mas elementales, evocan s6lo respuestas primitivas, automiticas, en relacién con deficiencia de oxigeno o con la liberacién de sustancias de reserva de sus depési- tos orgénicos de almacenamiento, los segundos estin organizados en -s complejos, como resultado de cuya accién se satisfacen las necesidades apropiadas y se restaura el necesario ba- lance de la “economia interna del organismo”. Naturalmente, para desencadenar esta formas com| es necesario una activacién especific -amente espectficas de esta activacién la responsabilidad de los micleos supe- riores de la formacién reticular mesencefélica, diencefdlica y limbica. Muchos experimentos recientes (Olds, 1958; MacLean, 1959; Miller, 1966; Bekhtereva, 1971) muestran de forma definitiva que mente especificos de la formacién reticular, cuya estimulacién puede conducir, bien a la activ mas complejas de conducta inst turas del tallo cerebral y archicértex. Un esquema que muestra la dis- posicion de estos nticleos que activan o bloquean la conducta al taria, sexual y de defensa aparece en la figura 9. La segunda fuente de activacién es de origen completamente dife- ente. Esté conectada con la Hegada de estimulos de! mundo exterior 3 del cuerpo y conduce a la produccién de formas completamente dife- Fentes de activacién, manifestadas como un reflejo de orientacién. El hombre vive en un mundo constantemente facilitador de infor- macién y la necesidad de esta informacién es a veces tan grande como la necesidad de! metabolismo orgénico. Si una persona es privada de formacién, como sucede en raros casos de ex- Por un suministro constante de informacién. Una persona lera con gran dificultad el contacto restringido con el mundo i se sittia a un nimero de su- intolerable y se producen aluc tun cierto grado, pueden compensar este flu Es por lo rncia de una forma tOnica de informa- en las estructuras de la formacién usando como fuente el flujo de excitacién de los érganos es y que posean una intensidad comparable con la fuente de in _que acabamos de mencionar. Sin embargo, esta ténica de activacién, conectada con el funcionamiento de los érganos senso- Fiales, es s6lo la fuente mas elemental de activacién de este tipo que s4 serd descrita. El hombre vive en un entorno que cambia cor ‘mente. y estos cambios, que a veces no son esperados por duo, requieren un nivel de alerta un tanto incrementado. Esta alerta incrementada debe acompafiar a todo cambio de las condiciones am- bientales, a toda aparicién de un cambio imprevisto (y, a veces, in.

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