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Revista de Neuro Psiquiatria, 55: 156-166, 1992 LA CONCEPCION DEL HOMBRE Y DE LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO PERU Por JAVIER MARIATEGUI RESUMEN Este trabajo revisa el concepto de salud y de enfermedad en el Antiguo Pera la luz de la historia de la medicina prehispanica. Se pone énfasis especial en los datos aportados por los vocabularios quechuas para el diseiio de una imago homini dentro de la concep- cidn valorativa general det mundo andino. Se destaca que, si bien la enfermedad estuvo ligada al pecado o a la fatta -como lo fue en todas las grandes culturas del mundo antiguo- yel diagndstico se hacia por adivinacidn y ta curacién por la invocacién, la confesin oral y otros procedimientos magicos, se pusieron en evidencia aspectos relacionados al conacimiento de las enfermedades -como experiencia total, pstquica y somética- como lo pone en evidencia el acertado empleo de vegetales con principios terapéuticos. Con especial referencia a las plantas con sustancias psicoactivas, se examina el papel de las mismas en el arte de curar y los eficaces controles sociales que limitaban su empleo a la prdctica ceremonial. Finalmente se destaca la quiebra en el orden creencial y en los principios que regian la existencia comunitaria que produjo la conquista y sus graves consecuencias inmediatas y su proyeccién hasta nuestros dias. SUMMARY This paper revises the concepts of health and sickness in Ancient Peru in the light of the history of Pre-Hispanic medicine. Special emphasis is placed on the data offered by the quechua vocabularies for the design of an imago homini in the valorative conception of the Andean world. it underlines that even though sickness was linked to sin or failing -as happened in all great cultures of the ancient world- and diagnosis was made through divination and cure through invocation, vocal confession and other magic processes, other aspects related 10 the knowledge of sickness -as a total experience, psychic and somatic become evident as is demonstrated by the proper use of vegetables with therapeutic prin- ciples. With special reference to plants that contain psychosomatic substances, their role in the art of curing and the effective social controls that limited their use to ceremonial EL HOMBRE Y LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO PERU 157 practices are examined. Finally, the paper examines the break-up in the order of beliefs and in the principles that governed the communal existance and its grave consecuences, both inmediate and lasting until our days. PALAuRas - CLAVE: Mentalidad pre-colombina, medicina mAgica, curanderismo, plantas medicinales, ‘Key worps: Precolumbian mind, magic medicine, "curanderismo", curative plants. SALUD Y ENFERMEDAD En el Antiguo Perf, como en las ‘grandes civilizaciones del mundo antiguo, del greco-romano en particular, la enfer- medad fue vista como impureza, imper- fecciGn, castigo 0 pecado. Se exaltaba al hombre sano no solamente por su condi cin de tal sino porque exhibia orepresen- taba los valores superiores. Esto no puede sorprender desde que aun en fas culturas actuales mds avanzadas solo se considera normal la salud. En el enfermo de hoy, ‘como apunta Marsden Wacner, no solo las enfermedades y las anomalfas son consideradas anormales sino que "la en- fermedad crénica, de acuerdo a este punto de vista, representa un fracaso tanto para el individuo como para él sistema de aten- cién de salud, porque el sistema perfecto de salud deberia estar en condiciones de curarlo todo. La enfermedad crénica se considera incluso un fracaso social, por- que en una sociedad ideal todo el mundo deberia disfrutar de una salud perfecta". | El mismo desideratum acompaté a la humanidad en su larga marcha a través de Jos siglos. El “saludismo" ha sido el obje- tivo de toda teoria sobre la naturaleza hu- mana. "Salus populis suprema lex" es el dictum ciceroniano, Los utopistas de to- dos los tiempos, inclusive los del siglo pasado no dejaron de anotar que, en las sociedades ideales que proponian, la en- fermedad, producto de las defectuosas condiciones de vida, de la explotacién del hombre por el hombre, desapareceria 0 por lo menos se haria episodio aislado cu- rable y la vida se extenderfa, como en los. tiempos biblicos, por mas de una centuria. IMAGEN DEL HOMBRE Volviendo a nuestra materia, la concepcisn y el paradigma del hombre en el Antiguo Peni se refiere al hombre sano. En una revisién sobre la concepcién del hombre y las caracteristicas del alcoholis- mo en el Antiguo Peri, hemos condensa- doel siguiente aserto; "De laterminologia quechua registrada en el Siglo XVI se extrae importantes inferencias en torno de ta condicién humana, de la imago homini del peruano precolombino", Porras ha seftalado sobre este particular que “en la colmena incaica el arquetipo es el hombre medio, el yuyay runa, el hombre cuerdo, adutto y de raz6n, el buen trabajador, el fiel cumplidor de sus deberes: checcan soncco 0 sullullsoncco" % Fray Domingo de Santo TomAs traduce este término como "el hombre verdadero”; el "hombre auténtico” como dirfamos en nuestro tiempo, Y para Gonzétez Horcutn el checcan soncco es el hombre “fiel de con- fianza, que ni encubre ni hurta ni esconde ni haze menos de lo que Je entregan" Los vocabularios seiscentistas nos permiten asf aproximamos a ta imagen ideal del hombre del Incario, miembro de 158 J. MARIATEGUL una sociedad solidaria y cooperativa, po- seido por lo que hoy se llamaria una eleva- da moral de productores. Son frecuentes las voces existentes para ponderar el tra- bajo y la actividad, asf como repetidas las que fustigan la pereza, el ocio, ja elusién de los trabajos personales. Ccapac runa es el nombre alegre en el trabajo, coapa- cha cumuni expresa la voluntad de traba- jar mas que los demas, cciriochhoqgeruna pondera al que trabaja incansablemente hasta envejecer.... Y son igualmente numerosas las sanciones que califican las inconductas, tas trasgresiones y los deli- tos. Sobre el particular, Herman Tea- oR en un interesante ensayo de jurispru- dencia etnoldgica, escribe sobre la san- cién de la falta: "El ejercicio del derecho penal en las altas culturas seftoriales tem- pranas -excepto cn formulaciones abstrac- tas- esti dominado por la idea que hoy se nos presenta bajo la f6rmula nullum cri- men sine poena” >. En ausencia de ley escrita lo que ‘Trimporn Ilama "consciencia de derecho" permite esclarecer Ia imagen del hombre. precolombino y proyectarla en sus institu- ciones. De ahi que, al producirse el en- cuentro de Dos Mundos, se dio el encuen- tro de dos culturas de alguna manera an- ~wopocéntricas y antropoplisticas, centra- das en Ja idea del hombre como realidad concreta y perfectible. "La formacién de. nuestra nacionalidad -escribe Jorge BASA- DRE- nO se produjo, pues, del choque entre niicleos errantes o dispersos de aborigenes con exploradores 0 aventureros adventi- ios, emanados de una sociedad incipien- te. Surgié antes bien, de dos civilizaciones de estilo divergente, conrespondientes a planos irreconciliables, pero dotadas, cada una a su manera, de madurez y autentici- dag"*, LA ENFERMEDAD COMO PECADO Si to bello y lo noble de la condi- cidn humana estaban representados por la salud, la enfermedad debfa entrafiar una desviacién de la norma 0 una trasgresién en as relaciones del hombre con la divini- dad, De ahi la nocién de fa enfermedad como pecado, que caracteriza a las cultu- ras antiguas y a los peruanos precolombi- nos. No se dio en ellos lo que fuera la culminacién del pensamiento griego, el trdnsito del mythos al Idgos >. Las medicinas precolombinas, que fueron tantas como culturas precolombi- nas existieron, todas tenfan como comin denominador el origen sobrenatural de la enfermedad y las précticas curativas te- nian por lo tanto una orientacién religiosa, un sentido magico. Es por ello que el papel de curandero, como lo seftala Fran- cisco Guerra “no fue mero conocimiento técnico, sino el vector de los dioses de los ‘males de un ser que confiaba en su integri- dad y en su poder magico" ®. El peruano precolombino, regfa su conducta de conformidad con normas reli- giosas las que mediante la catarsis y otros ritos de indole curativo canalizaba modos de terapéutica sugestiva enérgica, suscep- Libles de actuar en la modificacién de las enfermedades mds frecuentes, principal- mente de las hoy Hamadas funcionales, superando los males y restableciendo el equilibrio del individuo con el medio ambiente cultural y creencial, de tanta imporiancia como el biolégico, asistido por practicas curativas y materia terapéu- tica vegetal, que actuaba sobre los aspec- tos propiamente fisicos de las enfermeda- des, Ambos procedimientos se daban simultdneamente en el caso conereto de! paciente, estimutando la tendencia nawural EL HOMBRE Y LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO PERU 159 del organismo al restablecimiento del equilibrio perdido responsable, en iiltimo andlisis, del mal, Era una apelacién a la vis medicatrix naturae, el poder curativo del organismo en la tradicién clsica, hi- pocritica, de la medicina, Por otra parte, sila enfermedad es la resultamte del peca- do, 1a trasgresin de la norma moral, el culto religioso y la creencia en la divini- dad es un modo de prevenir las enferme- dades, de evitar su manifestacién tras un sometimiento a los principios y los ritos sacros: es la vis conservatrix naturae, Ja fuerza natural del organismo para re- sistira las enfermedades, también confor- me con el dictum hipocrético. La transmi- si6n oral precolombina -en culturas fgra- fas-, preservé los "modelos éticos y reli- siosos donde se amalgamaron los concep- tos religiosos en que se fundaron las pric- ticas médicas... capaces de mantener la salud a lo largo de muchos siglos" . Gureea®), MAGIA ¥ CIENCIA En relaci6n a fa "magia", como ve- remos més adelante, creemos, con MALI- Nowski, que no es necesariamente antitesis dela ciencia, William W. Srey, a propé- sito de su experiencia de Vieos (Huaraz), ha sefialado que "si abordamos el hecho mégico con la productividad de la mente, pues bien entonces Maunowsk1 puede es- tar en locorrecto al proponer que la magi- caes "pariente” de la ciencia, debido aque “estd dirigida hacia la realizacién de fines précticos,.."”, Entonces, la practicidad, la operatividad de la magia, en el campo médico, supone una nueva definicién y un nuevo planteamiento, Del mismo modo puede decirse que la magicidad que adn acompafia a la ciencia, demuestra las difi- cultades del deslinde, En pocas palabras, sibien la separaci6n entre magia y ciencia mareé el més grande proceso en el pensa- miento grecolatino, mythos y logos tienen ain mucho en comiin, La cérémica abori- gen en su miltiple expresividad, y tos ddibujos de Felipe HUMAN PoMA DE AYALA -denotativos de una "mezcla decandidez y de malicia” como acertadamente apunta F, Guerra 6- muestran aspectos objetivos de la medicina, descriptivos de estados 0 fa- ses clinicos, asf como la deformacién cra- neana intencional y la trepanacién impli- can unas formas de técnica semejantes a los bocetos medioevales de la medicina occidental. Sin escritura conocida, el Peri pre- colombino acumul6 de manera sistemsti- ca una rica tradicién oral -ademds de los procedimientos mnemotécnicos de los quipos- que vinculé siempre la medicina con la religién, el arte de curar con la creencia mitica y la enfermedad como pecado cuya cura demandaba ceremonias expiatorias y confesionales, "No supieron levantar el conocimiento cosas invi bles; toda la Teologia de los Incas se ence- 116 en el nombre de Pachacamac" (GaR- emaso®), ENFERMEDAD TOTAL: CUERPO Y ALMA La medicina precolombina partici- ‘p6 de la concepcién general de toda medi- ccina primitivaen su curdcter unitario total como afirma B, H, ACKERKNECHT, que no hace diferencia entre el cuerpo y el alma, porque “el acto diagnéstico es ya al mismo tiempo terapéutico” ®, No existia entonces Ja dicotomia entre las enfermedades fisi- cas y mentales que no logra superar fa medicina contemporénea malgrado su orientacién psicosomdtica 0, més ain, antropol6gica. Ello lleva a considerar el 160 J. MARIATEGUI empleo de la psicoterapia como una forma implicata a todo el procedimiento médico precolombino. Se trata de una forma genérica de psicoterapia, como la usada en ta Antigiledad Clfsica y que Pedro Latn Ewrrato ha revisado en las hermosas péiginas de La curacién por la palabra en la Antigitedad Clasica®, “Lo importante es tener en mente que los Indios America- nos, como los Griegos, fueron capaces de curar por medio de la palabra" (Guera!!), Ademés del puro efecto catértico, de suyo ya paliativo y a veces curativo, la funci6n de la palabra -que nunca perdié su efecto terapéutico-, con cardcter magico, al mis- mo tiempo que racional y de siplica, mantuvo toda su poderosa influencia en la conciencia del hombre. LOS INGENTES RECURSOS VEGETALES Enel texto “Medicina Incaica’ del Diccionario de Medicina Peruana, el eru- dito Hermilio VaLDZAn comienzacon una ccita del Padre José ve Acosta: "Yo diré solamente que en el tiempo de los Reyes Incas del Cuzco y de los Reyes Mexicanos hhubo muchos grandes personajes expertos en curar y medicinar con los simples y hacfan muy bellas curaciones tanto que ellos tenfan conocimiento de' muchas vir- tudes y propiedades de las yerbas, raices, leftos y de las plantas que crecen por all y de las cuales los antiguos de Europa no tenian ningiin conocimiento", Mas ade- ante agrega VatbizAn: "Es de creer que era muy antiguo entre los indios el conoci- miento de las virtudes de la cascarilla y el de aquellos vegetales dotados de propie- dades estupefacientes que le hacen decir a Garcitaso que los primitivos peruanos tenfan remedios para matar, alocar y aton- tar: ‘También huvo hombres y mujeres que daban ponzofa -testimonia GarciLa- so-, asi para matar con ella de presto 0 despacio como para sacar de juicio y aton- tar a los que querian y para afear en sus rostros y cuerpos, que los dexaban remen- dados de blanco y negro y alvarazados y tullidos de sus miembros'*!2, Bl concepto clasico grecolatino de phdrmakon, en su ambigiiedad semantica, entre remedio y veneeno, est presente implicitamente en el uso médico de vegetales en el Antiguo Peri y es una idea que pervive atin en la Medicina Tradicional. OBSERVACION ¥ EXPERIMENTACION "La wansformacién de humildes figuras vegetales ~dice Arturo Jiwcenez Bonsa- en otras altamente tiles... deman- d6 al hombre arcaico un paciente trabajo y una amorosa aproximacién al mundo ye- getal en procura de su entendimiento” Una extraordinaria y diferenciada farma- copea fue el resultado de pacientes obser- vaciones y experiencias acumuladas y una capacidad de conjugacién y de sinte- sis, todo lo que, conforme registra Junaé- ez Borsa, "denota un espiritu despierto, vivaz, atento sobremanera, casi se dirfa tuna suerte de curiosidad de cientifico, ues en este conocimiento antes que satis- faccidn pura de necesidades hay mucho de exigencia intelecwal por tomar contacto con detalles, complemento de la sabidu- rig"13, En el mismo sentido se pronuncia Femando Castses cuando escribe: "La impresionante acumulacién de conoci- mientos indigenas sobre las propiedades del mundo vegetal -escribe Canuises- no puede ser explicada simplemente como un producto del misticismo o de la magia in- caica. El descubrimiento de acciones far- EL HOMBRE Y LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO PERU 161 macolégicas en muchas especies de la flora peruana fue, con toda seguridad, el resultado de prolongados periodos de ob- servacién y experimentacién que, aunque disfrazados con ropaje mfstico, estén itus- trados entre las gonass que ilustran el ‘pasado peruano" HAMPI CAMAYOC, CCAMASCAS Y CALLAHUAYAS A los agentes que administran es- tas especies psicoactivas se les llama hoy generalmente “curanderos". Derivan del “hombre de las medicinas” precolombino Namado hampi Camayoc en quechua, del hampi mana colla mana en aimara, quien era, en comparacién con el status de la medicina renacentista traida por los espa- fioles, propiameate el médico, encargado: de la asistencia de la minoria de linaje y poder, de la atencién del Inca y la corte teal, al lado de los amautas, los sabios consejeros y los quipucamayoc, intérpre- tes de los quipus. Pero Jos "hombres- medicina” (medicine men). dedicados al comin de las gentes, los ccamascas, los hacariecue, los villac, eran modalidades de practicos, de “curanderos", como se les denomina hasta ahora y a quienes se les Haman también shamanes aunque resulte un uso exagerado de una categoria espe- cial de "curanderos" o "hechiceros". Las diversas formas de denominarios tenia que ver con el medio a través del cual aliviaban 0 curaban las enfermedades: “hechiceros de suefios” -de quienes habla HuaMAN Poma- los "hechiceros de fuego", yacarcaes, "que hacfan presagios de la enfermedad escuchando la palabra de las. lamas y examinando las contorsiones del fuego; los curanderos que chupaban los lugares doloridos del cuerpo y hacfan es- carificaciones y sangrias para expulsar el mat" (Francisco Gursixa® ). LACONFESION ORAL: INCHURIY OPACUNAS. Ms diferenciados son dos tipos de curanderos incaicos: "Los inchuri o con- fesores de pecados, de los que habia hom- bres y mujeres, pues algunas de ellas eran muy buenas confesoras, y los callahua- ‘yas, Curanderos itinerantes que portaban una bolsa grande con las diferentes hier- bas medicinales que utilizaban para curar las enfermedades. La profesién solia ser hereditaria y se iniciaba en la juventud con ayunos y penitencias para continuar el ‘huamac 0 aprendizaje junto a su padre 0 maestro" (F. Guerra®). "Et Inga no con- fesaba sus pecados a ningiin hombre -se- fiala Acosta- sino solo al Sot, para que 1 lo dijese al Viracocha y le perdonase"!5, EI Inca también completaba la confesién como epacuna, "bafio con agua corrien- te". Este bafio cuidadoso no tenia mucho que vercon la higiene personal: se trataba de un ritual de purificacién, “una limpieza sel cg después de una catarsis espiri- ual" ‘Sibien el diagndstico era por adivi- nacién, no se dejaba de cxaminar fisica- mente a los enfermos, como lo pone de manifiesto algunos ceramios. Asimismo Ja atenci6n de los heridos, las fracturas ‘6seas y las curaciones, por ejemplo, de le- siones trauméticas del eréneo producidas por las guerras -independientemente de la préctica de la tepanacién, de distinta in- terpretacién-, demuestran, por el sola dato de ta sobrevivencia que testimonia el cre- cimiento ése0, una cuidadosa técnica ope- ratoria y un diestro manejo del convale- ciente. PROTOPSICOFARMACOTERAPIA La préctica diagndstica y terapéu- tica, como acabamos de exponer, esti es- 162 J. MARIATEGUI tructurada dentro de una concepcién glo- bal o totalizame que tiene su mejor expre- siGn en los Ramados procedimientos psi- coterapéuticos. La herbolaria precolom- bina es también global y finca, como lo sefiala AVENDANO, en que "fa alteraci6n de la funcionalidad del organismo humano sea restablecido por principios y férmacos que respeten esencialmente lo humano”, principio que preside la mejor igticien actual de la Medicina Tradicional” un enfogue asi, el agregado de las pienas alucinégenas aflade un elemento reforza- dor, dela mayor importancia en el resulta- do, Las plantas con alcaloides psicotépi- cos, con definidas alteraciones del mundo de la percepcién, del pensamiento, del sentimiento, del complejo espacio-tempo- ral, Ia conciencia en general y la concien- cia del yo, entre las principales parcelas abstractivas de la vida mental, se combi- nan sutilmente en el enfermo-receptor, ampliando la conciencia de ta realidad registran detalles perceptivos finos, mati- ces emocionales sui generis, en fin, expe- riencias complejas susceptibles de movili- zar las fuerzas salutiferas insitas en la na- turaleza humana, en ese “animal fuerte” (Ackerkneci?) que es el hombre. Se oftecerfa asf una verdadera psicofarmaco- terapia poderosa, capaz de dar cuenta de la ‘mayoria de las enfermedades que se dan a lo largo de ta vida, Los principios psicoactivos de las plantas formaban parte de! ritual curativo, esto es, no Io eran por sus principios pro- pios sino por los que le eran atribuidos por los dioses y sus representantes en la tierra, los sacerdotes. Los efectos magicos, ex- traordinarios 0 fantdsticos de ciertas plan- tas se imputaban a acci6n demoniaca: Supay-hampi. A la manera de las plega- rias, los rezos y las invocaciones sagradas, habria existido en el Incario, dice Garci- Laso, ademas de la confesidn vocal “otra lengua particular, que hablaban entre ellos, que no la entendian los demés indios ni Ie era licito aprenderla, como Lenguaje divino’ RELIGION, MITO Y LEYENDA La mentalidad aborigen es forjado- ra de mitos y leyendas sobre seres sobre- naturales, unos buenos, en la linea del Hacedor, Viracocha, otros malos, los demonios, puesios para alterar 0 modifi- car la obra del Hacedor. El mundo cdsmi- co, 1a naturaleza, animada ¢ inanimada, estaba dotada de significaciones subjeti- vvas, provistas de poderes 0 virtualidades, susceptibles de actuarse 0 no, de confor- midad con normas de culto religioso, "Mil aftos antes de Cristo -escribe Jimenez Bor- sa- Chavin de Hudntar levanta su compli- cado alarde de galerfas, escaleras, terra- zas, etc, Esté hablando este edificio con un lenguaje de sfmbolos. Piedra blanca y piedra negra. Arriba: cielo, luz y faledni- das. Abajo: oscuridad y reino de las ser- pientes y los muertos" }3. Los cambios horarios y calenda- rios, las fuerzas de la naturaleza expresa- das por los grandes cambios climéticos, las Muvias, los rayos y los truenos, las tormentas, los cambios de los oceanos, los movimientos sismicos, las grandes cala- midades y las pestes extendidas, genera- ron mecanismos de defensa expresados a través del mito, que permitfa superar el “pénico primordial” y poner orden en el mundo exterior amenazante. Parece que en Ia cultura Chavin se daban las més frecuentes manifestaciones de este "pani- co" que esta en ef origen de todas las cosas, empezando por el universo. Hablando de la cultyra mochica Duccio BONAvIA sefiala que la religién EL, HOMBRE Y LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO PERU 163 representé un aspecto muy imporiante, “Pero no podemos entrever en sus mi festaciones ese terror csmico que estaba difundido en ef mundo sobrenatural de la teogonia chavinense" 17. Los fendmenos sobrecogedores de! medio ambiente con una causaciGn extratelirica, superior, reli- giosa, susceptible de modificarse atenién- dose a los principios regulacios en la vida diaria por los representantes o delegados del poder divino. Una cosmogonia con principios acatados por la mayoria de los habitantes, ponia orden en el caos creen- cial, creaba y daba sentido al mundo y al universo. El ‘otem familiar, a huaca, fue ob- jeto de permanente reconocimiento a tra- vvés de distintas formas de culto y homena- je, las prohibiciones, los rabies, se cum- plian estrictamente, a sabiendas de los males que producia su trasgresion, La satud es bien supremo, el resultado de la armonfa entre el indiviuo y la naturaleza, de la persona con la divinidad. Su modifi- cacidn, 1a enfermedad, se produce por acciones 0 mandatos extemnos, cuando se trasgrede el principio divino, cuando no se respeta el tabii, en fin cuando el rito y la ofrenda a la huaca se han omitido o son insuficientes. Entonces se produce la en- fermedad, la alteraciGn de la conducta ol extravio de la mentalidad hasta las formas més extrafias, que hoy llamariamos de pérdida de contacto con Ja realidad, El mundo todo, 1a naturaleza, que rodea al hombre est animada'de vida, imegrado a la existencia visible por la creencia "ani- mista". El universo animado es protector de quien se disciplina a los mandatos nor- mativos, éticos, de los dioses, que regulan las relaciones de los hombres con otros hombres, de los hombres con la naturale- za, de Jos hombres con los poderes sabre- naturales, "MUNDO INTERIOR" Y NATURA- LEZA OBJETIVA El uso de plantascon determinados efectos somiticos esti inextricablemente unido a las invocaciones y el diagndstico augurales 0 por adivinacién, los rituales se combinaban con el uso de animales y plantas en un contexto especial que hace dificil et destinde del efecto propiamente farmacolégico. En la experiencia, lo re- calca Jimenez Boria, intervienen dos fac- tores: los principios activos del cactus y Jos factores inductores. Adin hoy, con la incorporacién del conocimiento cientifi- co, los aspectos rituales y creenciales acerca de la enfermedad y su cura, no permiten demarcar los limites de lo fisico y de lo magico, sugestivo-persuasivo, Es portante también “la receptividad de quien busca la experiencia maravillosa, “la conduccién sabia del técnico" entre los factores determinantes (JiMENEZ Borsal8), Escribiendo sobre el arte en Ia cultura paracas Fernando pe Szysz.o ha mencio- nado un aspecto que tiene el mayor interés para entender el “mundo psicolégico" det hombre andino, su integracién con la na- turaleza, como forma eficaz de superar la angustia de la individuacién aislante y alienante: "Al juzgar elarie producido por sociedades tan diferentes a la nuestra es tener permanentemente en cuenta hasta {qué punto el hombre contemporaneo se ha separado de la naturaleza y vive envuelio enla tecnologia que ha desarroltado o que si ha puesto a su servicio y dominado en gran parte el mundo de su alrededor, el precio que ha pagado ha sido también ‘enorme pues como dice Jun ‘el hombre se siente aistado en el cosmos porque no esté ya comprometido, envuelto en la vida de Ja naturaleza y ha perdido su «identidad inconsciente» con los fenémenos natura- 164 J.MARIATEGUI Jes que poco a poco han dejado de tener implicaciones simbélicas: el trueno no es ya la voz de un dios airado, ni-el rayo su espada vengadora, Los rios no estén habi- tados por ningiin espiritu, La serpiente no personifica la sabiduria, ni la cueva en la montafia es la casa de un gran demonio. No hay voces ahora que le hablen al hom- bre desde las plantas, desde fas piedras, desde los animales, ni dialoga el hombre con ellos con la conviccién de que fo pue- den oir. Ese contacto con la naturaleza se ha desvanecido y con él se ha ido la pro- funda energia emocional que esta cone- xi6n simbélica proveia' "19, El trance ilusorio o alucinatorio del curandero se consigue mediante el estado de conciencia inducido por plantas de efectos psicotropos, o la intoxicacién con estas sustancias del enfermo sometido a ‘cura, sea por efectos catirticoso ventilato- rios,. sea. por.experiencias de trance, El ansia metafisica, del.aborigen tiene una serie de manifestaciones en su tradicién. Pero Ia ligada al “vuelo”, en relacién al efecto alucinégeno como es la acepcién popular, esti bien expresada por Arturo Jimnez Bona cuando escribe: "Bl anhelo de volar es algo universal, revela oscura- mente ideas de trascendencia, liberacién de ataduras y grande espiritualidad. Esta divagaci6n sobre el anhelo de volar, no es vana. Desde Chavin, 1500 altos antes de Cristo y quizé mucho més atrés, la imagen del hombre aparece asociada a cactus, pasando por los mochicas, nazcas y paracas hasta llegar a nuestros dfas don- de el uso de Cactus cerus Namado San Pedro, seguird, hasta no se sabe cuindo, no solo los cactus sino la ayahuasca en la floresta, la coca en las altas montafias, todo invita a elevar los ojos al cielo y contemplgy el limpio y elegante volar de las aves” LA CONQUISTA: QUIEBRA DEL MUNDO CREENCIAL Producida la conquista, destrufda la forma de vida con una admirable econo- mia agraria distribuida en los elevados pi- 0s ecol6gicos de una poblacién predomi- nantemente andina, quebrados los valores espirituales y creenciales que sustentaban Jaraz6n de existir de una cultura evolucio- nada sibitamente cambiada por la presen- cia del extranjero expoliador, desapare- cen los controles sociales eficaces y el uso de una planta psicoactiva, la coca, se secu- lariza y difunde fuera del émbito religioso y desde entonces se liga a la existencia del nativo, alejando el espectro de la realidad impuesta y haciendo menos penosas las tareas asignadas arbitrariamente ¥, ‘Una reciente revisi6n hist6rica do- cumentada de Antonio Esconotapo sobre la Historia de las drogas, al sitar en su contexto el uso restringido de la cocaen el Antiguo Peri, descubre el mandato prohi- bitivo y lo penaliza: "Mascar sin autoriza- ciGn constituia un crimen de lesa majes- tad. Se daba asi el caso de que una parte considerable de la corvea o tributo de tra- bajo se centraba en producir los llamsdos panes de coca -consumidos por la Corte en enormes cantidades-, mientras al mismo tiempo ef control de su consurio por el pueblo bajo consolidaba un sistema de prokibicién que hacia esas fechas ningiin pais (salvo China por la que respecta a los aguardientes) habja practicado con droga alguna, De ahi que los Incas representa- Tan un vigoroso estimulo al cultive de la planta y, al mismo tiempo, una de las pri- ‘meras incursiones histéricas del derecho penal en semejante materia” (énfasis nuestros) ?0, La coca masticada (chacchada) con su efecto sobre la fatiga, ef hambre y BL HOMBRE Y LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO PERU 165 otros aspectos duros de la nueva civiliza- ci6n impuesta, aunque mantuvo su lugar en los ritos religiosos, sincretizados gra- dualmente al cristianismo impuesto, se hizo extenso y rutinario injertando el em- pleo de a coca en a vida diaria del indige- na. No existfa ya, se habfa destruido el esquema de mandatos y prohibiciones que normaron por mucho tiempo ta vida en tas poblaciones andinas, reducidas pasmosa- mente en nero por las matanzas feroces de la conquista y las enfermedades traidas por los espafiotes que contribuyeron, con las armas poderosas, los caballos y otros recursos guerreros, a diezmar a colectivi- dades sociales enteras. CONSUMOS ACTUALES La coca sigue siendo hoy una cos- tumbre extendida en la poblacién nativa del Peri, Esté en su ceremonial social, en sa retaciGn anitnista o Stlentidad plena con una naturaleza animada, en fin en la con- ducta social y laboral del indigena en su habitat natural, los Andes, y se conserva en la fase migratoria hacia la costa y no deja de emplearse hasta su sustitucién por el aguardiente, que desplaz6 a la bebida tradicional, la chicha de maiz, El "que- chua modemo" como llamaba José Maria Axcueas al native migrante a la costa, que se establece en la periferie de tas ciu- dades principales, reduce hasta renunciar aluso de la coca en la vida cotidiana. Para e1“quechua modemo” de ARGUEDAS el uso de la coca estd reservado al habitat andi- no. Usarla en otro contexto es chocante y quizé hasta vista como seal de atraso. Otros alimentos y otros apremios sustitu- yen en los hébitos de los migrantes a la “hoja mégica". Lo mismo ocurre cuando cumple con el servicio militar obligatorio. Si retorna al terrufio vuelve a usarla, pero yanoes necesaria en la etiqueta social del indio migrante, como dejé de serlo en el neoindio y el mestizo a predominio indi- gena, Pero lo que se mantuvo dentro de Jos mérgenes del controt social fueron las numerosas sustancias vegetates de las que Ja coca es solo un integrante. Esto es, la inmensa mayorfa de plantas psicoactivas mantienen su uso timitado mayormente a las practicas curativas 0 de adivinacién. En la Amazonia: peruana, recuerda Bo- Navia “una de tas zonas del mundo donde hay mayor variedad y cantidad de nareéticos nativos y otras drogas y su uso no es s6lo muy antiguo, sino que, a juzgar Por los estudios de Scuuizs no hay otra area en el mundo donde los pobladores tengan.tal dominio de tantas variedades de drogas y-alucinégenos"!”, Pero su usoest4 restringido al shamén 0 al curandero, So- Jo fugazmente accede a ellas el joven que evade la realidad en busca de los "paraisos attificiales” a los que es alentado por las “drogas sociales”, principalmente la mari- huana 0 los alcaloides de la coca, sulfato.o clorhidrato de cocaina, El uso de San Pe- droo de la ayahuasca generalmente acom- Pafiado de bebidas alcohdlicas, es una experiencia episédica, fugitiva en la histo- ria de un farmacodependiente costefio. Se diria que no funciona sin el aparato cere- monial, religioso o creenéial, y que su uso social serfa una transgresién no aceptable para los controles sociales que pueblan en Ja actualidad el imaginario nacional. 166 J. MARIATEGUI ZUSAMMENFASSUNG Es wurden dic Begriffe von Gesundheit und Krankheit im alten Peni nach der Geschichte der vorspanischen Medizin untersucht, Man haute in Quechua worten den Begriff der imago homini innerhalb der Andenwelt gesucht. Der Verfasser bhauptet, dass obwohl der Grund einer Krankheit die Siinde oder Schuld war, die Diagnose durch “Erraten" erstellt wurde und die Behandlung durch "Bekenninis" durchgefuhrt wurde, Sehr wichtig waren die Kenntnisse tiber die therapeutischen Wirkungen der Pflanzen im alten Pert. BIBLIOGRAFIA 1._M. Waonen: "jLe ponen ustedes anicar en el caf€?", Foro Mundial de la Salud, 12:93-98, 1991.~ 2. J. 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