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pene so CAPITULO 4 Perspectivas tedricas en el estudio de la domesticacién de plantas y los origenes de la agricultura en Colombia Theoretical perspectives on plant domestication studies and agriculture origins in Colombia Francisco Javier Aceituno Bocanegra’, Dr Resumen Este capitulo repasa los estudios sobre los origenes de la agricultura en Colombia, tanto desde un punto de vista tedrico como metodolégico. Se analiza el efecto que ha tenido la aplicacién de las diferentes corrientes tedricas, concretamente, en el plan- teamiento de modelos interpretativos, para explicar las causas de la domesticacién y la expansion de Ia agricultura entre las culturas prehispdnicas. Las primeras explica- ciones concibieron la agricultura como una innovacién econémica de origen alécto- no, ajustada a esquemas evolucionistas de desarrollo sociocultural. Estudios recientes, desde Ia década de los 90, vienen proponiendo que el Noroccidente de Suramérica jugo un papel fundamental en los origenes y expansién de la agricultura por el Area Intermedia, como epicentro de domesticacién de plantas autéctonas y aldctonas, cuyo origen se puede remontar a la transicién Pleistoceno/Holoceno, cuando los grupos forrajeros comenzaron a intervenir los bosques himedos tropicales con el fin de in- crementar su capacidad de carga. Palabras Clave: Colombia, domesticacién, agricultura prehispanica, costa Caribe, bosques himedos premontanos, paleobotinica. Summary ‘This chapter deals with the way the topic of agricultural origins has been dealt with in Colombia, from theoretical and methodological perspectives. The effect of different Doctor en Arqueologia Prehistérica por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor del Depar- tamento de Antropologia de la Universidad de Antioquia. Pertenece al grupo de investigacién Labo- ratorio de Arqueologia. Lineas de trabajo: paleoboténica, estudio de sociedades forrajeras, origen de la agricultura y el poblamiento temprano del Noroccidente de Suramérica. Ultimas publicaciones: 1) Aceituno, FJ. y Loaiza, N. (2007).Domesticaci6n del bosque en el Cauca medio colombiano entre el Pleistocene final y el Holoceno medio”, 2007 En: British Archaeological Reports, International Series S1654. Archaeopress, Oxford, 2) Castillo,N.y Aceinuno, FJ. (2006). "El Bosque domesticado, el bosque cultivado: un proceso milenario en al valle medio del rio Porce en el Noroceidente colombiano” 2006 En: Latin American Antiquity, V7 (4:561-578, Ambas publicaciones estan asociadas a los proyectos: 1)*Domesticaciéndel Bosqueen el Cauca Medioduranteel Holoceno'Tempranoy Medio’y2)*Proye- cto Arqueologia de Rescate Porce II respactivamente. Correo electronico: esfjace@ antares.udea.edu.co, Eeosistemas y culturas theoretical perspectives is analyzed, especially in suggesting interpretative models to explain the causes of domestication and agricultural expansion in prehispanic cul- tures. The first explanations conceived agriculture as a foreign economic innovation, based on sociocultural development in evolutionary models. Archaeological studies conducted since de 1990 have suggested that South American northwest had an important role in the origins and expansion of agriculture through the Intermediate Area; as a domestication center of both local and foreign plants since the Pleistocene Holocene transition when hunter-gatherers first started to manipulate forests to in- crease their carrying capacity. Keywords: Colombia, domestication, Prehispanic agriculture, Caribbean coast, pre- montane rainforest, Paleobotanics. Indice 1. Introduccién 2. Estructura del debate sobre los origenes de la agricultura en Colombia 3. La agricultura en las selvas de montafia 4. Conclusiones 5, Agradecimientos 6. Referencias bibliograficas 7.Glosario 1. Introduccién Lejos de ser un tema agotado, la domesticacién continta siendo uno de los tépicos mas vigentes, polémicos y discutidos en arqueologia, dadas las implicaciones culturales y biolégicas que ha tenido este hecho sobre la historia de la humanidad. El objetivo de este articulo es resefiar cémo se ha enfocado, desde un punto de vista tedrico y meto- dolégico, los orfgenes de la domesticacién de plantas y la agricultura en Colombia, y su relacién con las diferentes corrientes tedricas que han marcado la arqueologia colom- biana durante su devenir disciplinario. La domesticacion de plantas, materializada en forma de agricultura, se ha abordado principalmente desde una perspectiva dualista y evolucionista, basada en la dicotomia naturaleza-cultura, escisién conceptual que se consolida en el pensamiento occidental durante la Tlustracion. La arqueologia colombiana no ha sido ajena a esta perspectiva, ademés con el agravante de que Ja agricultura fue concebida, principalmente, como una innovacién ecolégica y econémica, que habia sido importada desde otras regiones americanas; de este modo, la era de 1a agricultura se instaurarfa con la llegada de la yuca (Manihot esculenta) y el maiz (Zea mays); ambas plantas se identificaron con dos fases de desarrollo agricola, con fuertes implicaciones evolutivas: la vegecultura y la semicultura. Bajo este esquema evolutivo, la agricultura se convirtié en el principal rasgo del Periodo Formativo, etapa antecesora del Periodo de los Desarrollos Regionales, asociados con la ---» Perspectives teSricas en el estudio de la domesticacién.. emergencia de los cacicazgos (Reichel Dolmatoff, 1997). Esta concepcién neoevolucionista empieza a revaluarse durante la década de los 90, cuando con la aplicacién de nuevas técnicas de andlisis, se obtuvieron datos pa- Jeabotanicos que no encajaban con las teorfas evolucionistas sobre los origenes de Ja agricultura. A partir de este momento y en contra de Ja perspectiva dualista, se empieza a considerar la domesticacién mas como una conducta biocultural que como una consecuencia; es decir, el espectro de plantas domesticadas no se podia reducir Yinicamente a las especies fordneas con fuertes transformaciones morfolégicas y ge~ néticas. Rechazando el dualismo salvaje-domesticado, se ha comenzado a estudiar la for- ma como las sociedades forrajeras comenzaron, desde el Holoceno temprano, a do- mesticar familias de plantas autdctonas de los bosques hiimedos tropicales. Los datos arqueobotanicos indican que antes de la legada de la yuca y el maiz, las sociedades prehispanicas habian acumulado una amplia experiencia en el manejo selective de plantas autéctonas, tales como las pertenecientes a las familias SOLANACEAE, ANONACEAE, ARECACEAE, ARACEAE, entre otras (Aceituno y Loaiza, 2007; Castillo y Aceituno, 2006; Gnecco y Aceituno, 2006) Bajo esta perspectiva, ya no interesa tanto el tema sobre los origenes de la domes- ticaci6n y la agricultura, como las diferentes formas de agricultura y los diferentes niveles de domesticacién que alcanzaron las plantas manipuladas por las sociedades prchispdnicas. Precisamente, éste es uno de los retos de la arqueologia colombiana: reconstruir los diferentes tipos de agricultura prehispanicas que pudieron darse si- multéneamente,y que han sido opacadas por los enfoques evolucionistas, basados en etapas de desarrollo agricolas. 2. Estructura del debate sobre los origenes de la agricultura en Colombia Tradicionalmente, se ha considerado la agricultura como uno de los grandes saltos de la humanidad, hasta tal punto ha sido su relevancia que el arquedlogo australiano Gordon Childe (1977) elevé la agricultura al rango de Revolucién, por el impacto que tuvo en las sociedades cazadoras-recolectoras del Préximo Oriente, durante el Holoceno temprano. Actualmente, hay un consenso sobre la idea de que la agri- cultura es un pretrequisito para la emergencia de la civilizacin y de que cambié la demografia del planeta desde el Holoceno temprano (Diamond, 2002). La arqueologia americana establecié dos grandes centros para el origen de la agri- cultura: Mesoamérica y los Andes Centrales; de donde proceden cultigenos como el maiz (Zea mays), la yuca (Manihot esculenta), el tomate, (Lycopersicon escultelum), Ya papa (Solanum tuberosum), la calabaza (Cucurbita moschata), el frfjol (Phaseolus vulga- ris) y la batata (Ipomea batata), entre otros. Sin embargo, a pesar de que hoy dia hay una gran certeza sobre el origen de muchas de Jas plantas domesticadas, la estructura de este debate ha seguido un pensamiento dualista que se refleja en dos ideas bésicas; e a Bcosistemas y culturas la primera, la definicién de dos grandes centros agroecolégicos versus zonas periféri- cas; la segunda, la agricultura como estrategia excluyente de la caza y la recoleccién ¥, por consiguiente, como una forma superior de produccién econdmica y ecolégica, asociada a grandes transformaciones culturales. En este rapido esbozo continental, Colombia por su posicién geografica entre los dos grandes centros originarios, forma parte de la asi denominada Area Intermedia, considerada tradicionalmente como una zona periférica de radiacién de la agricultu- ra, desde los centros originarios de domesticacion. Embarcada en tesis migracionis- tas, la arqueologia colombiana no fue ajena a este pensamiento y consideré durante mucho tiempo la agricultura como una innovacién aléctona que habia legado desde otras regiones americanas. E] principal adalid intelectual de esta idea fue Reichel Dolmatoff (1997), quien planteo que las evidencias mas antiguas de agricultura en Colombia se encontraban en la costa Caribe, por donde habia penetrado la yuca, procedente de Venezuela. Desde los aftos 90, ¢l panorama ha cambiado sensiblemente gracias a la apertura a nuevos horizontes tedricos y metodologicos. En primer lugar, ha habido un atractivo cambio tedrico respecto al concepto de domesticacién. Hoy empezamos a entender domesticacién como un conjunto de interacciones bioculturales, mediante las cuales el ser humano ha alterado y sigue alterando la ecologia natural de las plantas con el fin de reproducir determinados fenotipos, produciendo nuevos estados que pueden desembocar en una codependencia evolutiva que, potencialmente, puede manifestar- se en transformaciones biolégicas y culturales de profundo calado. En este sentido, la domesticacién’ ya no debe ser tinicamente una cuestién de cambios en el disefio morfologico de Las plantas, sino que se sustenta en una ecologia relacional a largo plazo entre el ser humano y determinadas plantas (Smith, 2006) que, como lo demuestran muchos ejemplos etnogrificos, puede adoptar diferentes pulsos y formas de domesticacién, que no se pueden reducir a la perspectiva morfo- Iégica del término. Esta definicién se basa en el modelo de Rindos (1990), segtin el cual la domesticacidn es el resultado de una relacién mutualista entre el ser humano y las plantas, que se puede dividir en diferentes etapas, de acuerdo a Ja intensidad de las relaciones mutualistas que, a su vez, van a determinar el grado de codependencia entre los agentes implicados. Con esto no estamos negando la importancia de los cambios morfoldgicos, puesto que es obvio que las plantas que se han ajustado genética y morfolégicamente al ser humano son més reproductivas (Balter, 2007); anicamente, estamos reivindicando un proceso de larga duracién, con diferentes pulsos, que, para comprenderlo, no se debe fragmentar en su génesis de formacién y desarrollo. Una de las posibilidades de 2 Respecto al concepto de domesticacién, hay dos corrientes, la primera asume que Ia domesticaciéin ocurre tinicamente cuando se han producido evidentes cambios morfologicos en las plantas, mien- tras que la segunda, la considera como la culminacién de un proceso selectivo de larga duracién (Balter, 2007). De acuerdo con los argumentos esgrimidos, este articulo se alinea con la segunda acepcién que es Ia seguida por Rindos. 90 ceseereeansnnerteeeseeseeceneetessseontsiceeieceesessesess son Peropectivas teéricas en el estudio de la domesticacién, asumir el concepto de domesticacién de esta manera, ha sido buscar en el registro arqueobotinico las primeras etapas de la domesticacién, cuando las plantas todavia no manifiestan evidentes cambios morfoldgicos, como el aumento del tamafio de las semillas 0 la atrofia de algtin rgano vegetativo. En contra de la perspectiva dualista, la domesticacidn es tanto una conducta como una consecuencia; por lo tanto, el espectro de recursos domesticados por el ser humano, no se puede reducir tinicamente a las especies que més han evolucionado morfolégica y genéticamente (Terrell e/ al, 2003). Esta concepcién socava el dualismo salvaje-do- mesticado, razén por la cual, consideramos que sociedades, como los cazadores-reco- lectores también domesticaron el espacio fisico, creando paisajes culturales en base ala alteracion y percepcién de Ja naturaleza (Terrell ef a/,, 2003). Luego, la cuestién sobre el origen de la domesticacién se vuelve secundaria, a favor de la pregunta sobre las causas de las diferentes formas de domesticacién que ha adoptado el ser humano a lo largo de su historia, involucrando tanto acciones técnicas como simbélicas, puesto que toda accién material est4 legitimada por una forma simbélica de estar en el mundo que depende de la idiosincrasia particular de los pueblos. Esta redefinicin en parte deriva de trabajos de campo que han hecho varios ecé- logos sobre el manejo de la selva tropical en Suramérica. Balée (1989; 2006) y Posey (1984) coinciden en que las sociedades tradicionales practican economias agrofores- tales que consisten en la explotacién de un amplio espectro de plantas silvestres y domesticadas, cuyo efecto ha sido la creacién de bosques antrépicos, en la medida en que la distribucién ecoldgica ha sido alterada fuertemente por la presencia humana. En este sentido, se puede plantear que tales bosques son domesticados si tenemos en cuenta que la distribucién de algunas familias de plantas, como las palmas, ha sido alterada por la intervencién humana desde hace miles de afios, como lo demuestran los datos etnobotinicos y el registro en varias regiones de Suramérica. En la misma linea, Chase (1989) propone el concepto de domicultura para explicar Ja estrategia de aprovechamiento de los aborigenes australianos en la peninsula Cape Cork. Rechazando la dicotom{a tradicional, este autor plantea que los cazadores-reco- lectores australianos no pueden ser considerados ecoldgicamente pasivos, ya que estos grupos son conscientes de los efectos que producen en el medio ambiente. Durante el manejo de un ecosistema concreto, los aborigenes lo consideran domesticado, pero no solamente en su dimensién ecoldgica sino social, en la medida en que la accién domesticadora involucra toda una serie de conceptos relacionados con su particular cosmovisién del mundo que influyen en la forma de relacionarse con la naturaleza. En nuestro medio, un trabajo que ha tenido una fuerte repercusién para rechazar el dualismo forrajero/agricultor en los origenes de la produccion artificial, ha sido el de Gustavo Politis (2007) con los nukak maku, un grupo némada que habita en la Amazonia colombiana, cuya estrategia de explotacién de la selva se basa en una com- binacién exitosa del nomadisma, la agricultura a pequefia escala y el forrajeo de un amplio espectro de plantas, animales e insectos. Este grupo no encaja en las taxono- mias culturales tradicionales y deja entrever la rigidez de un esquema que, claramente, Ecosistemas y culturas ajust6 Ia escala evolutiva de la humanidad a los parimetos evolutivos de la época decimonénica. Estos sistemas no intensivos, consisten en alterar la cobertura vegetal, plantando y dispersando especies de forma alcatoria, con el fin, no solamente de asegurar la despensa alimenticia, sino también de conservar la biodiversidad del medio. Otro rasgo de estos sistemas, es que la relacién con el medio se ha basado por milenios, no simplemente en una rclacién técnica, sino simbdlica. Las sociedades tradicionales han proyectado el sentido de lo sagrado al medio ambiente (Ramakrishnan, 2004), desarrollando modelos agroccolégicos cuyo fin es la conservacién del medio ambien- te; esta es la razén por la cual tales culturas rechazan el monocultivo y replican en sus huertos la estructura natural del bosque, en la medida de que dicho sistema de explotacion intensivo, ni técnica ni moralmente, es una forma correcta de relacionarse con el mundo natural (Ramakrishnan, 2004). Por otra parte, se han revitalizado viejas hipétesis sobre el papel de los ecosistemas tropicales en los origenes de la agricultura en América. Sauer (en Lathrap, 1970: 49) planteé en los afios 60, que antes que en areas sabanizadas con una marcada esta- cién seca, el origen de la agricultura habria que buscarlo en una zona del Norte de Suramérica, con grandes riveras fluviales y pobladas de bosques hiimedos tropicales. Siguiendo a Sauer, Lathrap (1970:50) planteé que una gran parte de las plantas do- mesticadas en América procede de las selvas pluviales del Neotrépico, en concreto de la cuenca del rio Amazonas. Este es el caso de Peri, donde gran parte de las plantas domesticadas se ha demostrado que proceden de la regi6n selvatica de la vertiente oriental de los Andes Centrales (Hastorf, 1999: 42). De este modo, la recuperacién de la hipétesis de los bosques himedos tropica- les, la gran diversidad de plantas y las diferentes formas de domesticacién que nos brindan las sociedades amerindias actuales, han inducido a que ahora se estudie el origen de la agricultura en Colombia, como un eslabén mas del complejo proceso de domesticacién de plantas en América, reconociendo la importancia de la répida circulacién que pudieron tener plantas como Manihot esculenta y Zea mays, y las idio- sinerasias locales en la domesticacién de las plantas autéctonas y foraneas. La gran diversidad de esos dos taxones es consecuencia de que dichas plantas siguieron siendo domesticadas, casi de forma simulténea, muy lejos de sus centros originarios, donde se encuentran sus ancestros silvestres. E] otro gran revulsivo ha venido de la mano de nuevas técnicas de anilisis, ccneretamente del andlisis de érganos microscépicos como son: polen, almidones y fitolitos (Piperno, 2006; Piperno y Pearsall, 1998). En condiciones de dificil preservacién o donde no se encuentran semillas, como son los contextos tempra- nos de Colombia, estas particulas microbotanicas han pasado de un anonimato metodolégico a una omnipresencia en Jos estudios paleobotinicos de la arqueo- logia tropical, que han abierto nuevas vias para el estudio del origen de la agricul- tura. En Colombia, los anilisis de fitolitos y almidones todavia estan en una fase incipiente, mientras que los estudios palinolégicos cuentan con una arraigada Perspectivas teéricas en el estudio de la domesticacion, tradicién, en parte, por los trabajos transdiciplinares del holandés ‘Thommas Van der Hammen. Pero 25 aftos después, todavia una parte de la arqueologia colombiana, sigue pegada al modelo migracionista y a la vieja idea de que las tierras bajas, con una profunda estacién seca, fueron el vector de expansidn de la agricultura en Colom- bia hacia el sexto milenio antes del presente (Langebaek, 1996: 25), ocupando, la zona andina, una posicion periférica respecto a las tierras bajas. Este modelo, no es otro que la aplicacion de la teorfa de las areas marginales de Binford (1988) basada en el desequilibrio poblacion-recursos (Redding, 1988). Este plantea que la transicién Pleistoceno/Holoceno favorecié la concentracién de recursos ma- ritimos en las tierras bajas del Caribe, atrayendo a poblaciones de cazadores- recolectores que encontraron las condiciones idéneas, para una fuerte reduccién de la movilidad y un consecuente aumento demografico. La contradiccién entre un ecosistema rico, pero dificil para aumentar su produccién de forma artificial, ilevé a estas sociedades a depender cada vez mis de los recursos vegetales, que si bien pueden ser menos eficientes energéticamente hablando, son mas predecibles y controlables desde un punto de vista humano. Reichel Dolmatoff (en Langebaek y Dever, 2000: 11) encasillé los orfgenes de Ia agricultura en el Periodo Formativo, que definié como “aquella etapa de desarrollo cultural que se caracteriza por la integracién y el aumento de la vida aldeana sedentaria basada sobre una economia agricola alimenticia estable”. Si- guiendo los planteamientos de Reichel Dolmatoff (1997) y Angulo Valdés (1981, 1988) Langeback (1996:26) diferencia dos tipos de agricultura como dos modos de produccién diferentes, con repercusiones en el grado de complejizacién social. La primera y mas simple cs la vegecultura, representada principalmente por la yuca; la segunda es la semicultura, que se refiere a Ja agricultura de granos y esta representada principalmente por el maiz. El grado de complejizacién se ha rela- cionado con la capacidad productiva y de almacenamiento, mayor en el caso del maiz, razon por la cual se ha asociado el cultivo del maiz con procesos de com- plejizacién social y el advenimiento de los cacicazgos. En términos cronolégicos, la introduccin de Manihot esculenta (yuca) define el Periodo Formativo medio y la Ilegada del Zea mays el Formativo tardio (Lan- gebaek y Dever, 2000: 15, 18). Siguiendo un esquema difusionista, muy proba- blemente, la M. esculenta habria penetrado por la costa desde Venezuela. La evi- dencia mas temprana de este hecho procede del sitio Rancho Peludo (Venezuela), donde se han encontrado fragmentos de budares, platos de ceramica asociados con el procesamiento de la yuca amarga, que han sido datados en c.4.700 a.P (Lathrap, 1970: 56). Empero, realmente, los datos sobre los que plantearon la anterior explica- cién fueron bastante débiles. Relacionaron la vida sedentaria con el aumento del consumo de plantas y la adopcién de Ja vegecultura. Los datos empiricos que enlazaban estos dos hechos, fueron unos fragmentos de budares, azadas liticas y Eeosisternas y culturas pequefias lascas utilizadas para rallar tubérculos; este tipo de evidencias se han hallado en sitios arqueoldgicos como Puerto Hormiga, Mons, Puerto Chacho y San Jacinto 1 (Oynela, 1996), Aunque actualmente todos Jos investigadores reconocen que no se puede asociar de forma ontolégica Ja cerdmica con la agricultura, este binomio conceptual sigue teniendo peso como argumento probatorio, especialmente cuando faltan otras evidencias. E1 problema del esquema anteriormente esbozado, no es la debilidad o fortaleza pro- batoria, sino que se convirtié en el modelo explicativo del cambio para explicar el paso del Periodo Arcaico al Formativo. La rapidez e intensiclad de los cambios demostraban una ver més la eficiencia de la agricultura y su peso evolutivo. Sin embargo, incluso para la costa Caribe hay datos paleoecolégicos que indican, al menos que los hechos no fueron tan di- reccionales; en efecto, actualmente para el Formativo Temprano se pone en duda la idea de agricultura y sedentarizacién, lo que ha llevado a algunos autores a dudar, también, y a re- plantear el papel de la costa Caribe como centro originario de la agricultura para Colombia (Langeback y Dever, 2000:52). Lattiltima anotacién que se podria realizar a este respecto es la consideracién del exiguo peso que actualmente tiene esta problemitica en la arqueologia colombiana, como lo de- muestran las escasas publicaciones y muy recientemente, la suspensién de un simposio sobre los origenes de la agricultura en el tiltimo congreso de arqueologia en Colombia, celebrado en diciembre del 2007. En parte, considero que esta situacién se debe a que en Colombia, por las caracteristicas del registro arqueolégico, no se puede establecer la relacién entre gran- des civilizaciones y agricultura, como en otras regiones americanas, a lo que hay que afiadir, como ya se ha indicado anteriormente, el escaso registro macrobotanico, para el Holoceno temprano y medio. 3. Laagricultura en las selvas de montafia En una de las mejores secuencias cronoculturales del pais, la de la Sabana de Bogoté, las evidencias mds antiguas sobre domesticacién proceden del sitio de Aguazuque, donde se recuperaron semillas calcinadas de Cucurbita pepo (calabaza), Oxalis tuberosa (Ibia) y Dios- corea spp. en un contexto datado en 3.850+35 a.P (Correal, 1990: 248-251). De estos tres taxones, solamente Oxa/is suberosa puede tener un origen local en el altiplano de la Cordi- llera Oriental. Entue finales de los 80 y comienzos de los afios 90, varios proyectos realizados en kk Cor- dillera Central presentaron datos novedosos, que dieron paso a nuevas propuestas sobre el desarrollo de la agricultura, en el Noroccidente de Suramérica. En el valle del rio Calima,en. Ja zona de vida denominada bosque muy himedo premontano (Bmh-PM) (Espinal, 1990: 65) se hallaron granos de polen de maiz fechados en c.6.680 a.P (Monsalve, 1985). En Po- payan, en el sitio de San Isidro, Gnecco (2003: 8-9) ha recuperado semillas carbonizadas de Persea (of americana) y de Erythrina (¢f edulis) y fitolitos de Marantacea (of Maranta arundi- nacea). Para este autor, estos restos, mas las evidencias de vegetaci6n secundaria halladas en el polen, son pruebas suficientes que demuestran que los habitantes de este sitio ya estaban Perspectivas tedricas en el estudio de la domesticacién.. manejando selectivamente el bosque. Estos datos fueron muy novedosos porque incluian a Colombia dentro de la agrogeografia sobre los origenes del cultivo de plantas. Gnecco (2000; 2003), siguiendo el modelo de Rindos (1990), ha introducido el concepto de agrilocalidad para explicar los origenes de la agricultura en las selvas de montaiia de los Andes Septentrionales; este concepto implica manipulacién y transformacion antropica de los ecosistemas; dicho con otras palabras, lo que Gnecco plantea es que los cazadores-recolectores que poblaron el Noroccidente de Suramé- rica manipularon, desde el Pleistoceno final, los ecosistemas que habitaban, mediante la creacion de parches antrépicos, emergiendo de este modo relaciones de codepen- dencia con las especies de plantas seleccionadas, lo que desembocard en formas agri- colas mas especializadas con cultigenos con diferentes grados de domesticacién. En los afios 90 se adelanta el proyecto Porce II, en el valle del rio Porce en Ia Cordillera Central; uno de los objetivos principales fue determinar las estrategias de adaptacién de los grupos forrajeros que poblaron este valle subandino. Los in- vestigadores que trabajaron en esta zona, dada la escasez de restos macrobotinicos ¢ influenciados por los anteriores autores, buscaron evidencias indirectas de mani- pulacién y domesticacién de plantas a través de Ia palinologia (Aceituno y Castillo, 2005; Castillo y Aceituno, 2006). De los sitios 021 y 045, datados entre el c.9.000 y el c.3.500 a. P, se extrajeron dos columnas de polen, con el fin reconstruir la evolu- cidn de la paleovegetacion de la zona de estudio. Dichas columnas aportaron datos muy relevantes, sobre la domesticacién de plantas y la expansién andina de cultivos americanos. Alrededor de! c.7.500 a.P se manifiesta un descenso considerable de las asociaciones naturales del bosque, que coincide con el aumento de vegetacién secun- daria, tales como melastomaticeas, solandceas, ariceas y palmas, indicadora de areas perturbadas. Hacia el 6,000 a.P se registra Ia Ilegada de cult(genos como Manihot spp» Z. mays y cucurbitaceas (Aceituno y Castillo, 2005; Castillo y Aceituno, 2006). La continuidad estratigrifica entre los mayores niveles de perturbacién y la apari- cién de cultigenos, sin precedentes bioestratigrificos en el valle del Porce, pueden ser leidas como un proceso de domesticacién, que comienza con plantas locales y se complejiza con la integracién de cultigenos procedentes de otras regiones americanas (Castillo y Aceituno, 2006). En el caso del Cauca medio, desde mediados de los aftos 90, también se han adelantado varios proyectos con el objetivo de analizar las estrategias adaptativas de los primeros pobladotes (Aceituno, 2001; 2002; Aceituno y Loaiza, 2007). Las evi- dencias indican que dicha regién se pobld hacia el c.10.000 a.P por grupos forrajeros, que muestran una fuerte continuidad cultural hasta el c.4.000 a.P (Aceituno y Loai- za, 2007). En telacién con el manejo del bosque, en el perfodo que coincide con el Holoceno temprano, entre el c.9.000 y el c.7.000 a.P, los datos de polen del sitio El Jazmin, indican un descenso considerable del bosque, que coincide con el aumento de la vegetacion secundaria, incluyendo palmas, gramineas, rastrojos bajos y plantas pioneras en general (Aceituno y Loaiza, 2007; 2006; Aceituno, 2002), Esta propor- ci6n coincide con el momento de mayor intensidad de uso de los sitios y se puede in- oe Ecosistemas y culturas . terpretar como un mayor impacto de las poblaciones locales sobre el medio. Otro dato que corrobora esta afirmacién es que la diversidad de las asociaciones vegetales también aumenta, lo que es de esperar en espacios intervenidos. En este periodo se destaca la presencia importante de palmas Bactris sp., Ceonoma sp., Astracaryum sp., Scheelea sp. y Sccratea sp., y de los géneros Solanum sp. y Passiffora sp. a los cuales pertenecen numero- sas especies silvestres con frutos comestibles, ampliamente distribuidas en los bosques premontanos (Pérez, 1956). Las evidencias de plantas domesticadas en el Cauca medio todavia son promisorias, siendo la més clara el manejo selectivo de Xanthosoma spp. (mafafa), probable cultigeno recuperado en abundancia en la columna de polen del Jazmin, en un intervalo crono- Jogico entre el c.8.000 a.P y el c.5.000 a.P (Aceituno y Loaiza, 2007). En el sitio San German también se ha recuperado polen de este taxon, en un nivel datado en c. 8.600 a.P (Mercado, comunicacién personal, 2008). [gualmente, se han recuperado granos de polen de Zea mays en El Jazmin, datados alrededor de 7.500 a.P; no obstante, estos datos, dada la fecha tan temprana hay que tomarlos con mucha prudencia a falta de nuevos estudios. A través de granos de almidén se han recuperado evidencias de Manihot spp. enlos sitios La Selva y Los Arrayanes en niveles precertimicos, pero cuya cronologia no se puede precisar dada la ausencia de fechas de radiocarbono. La presencia de Manihot £pp- y posiblemente Z. mays en el Cauca medio, demostraria que la ripida y temprana expansi6n de las plantas domesticadas auments su diversidad genética y morfolégica en las regiones de adopcién, como en términos generales fueron los Andes colombianos. Siguiendo el modelo de Gnecco, en la presente investigacion se considera también que el modelo de Rindos (1990) se ajusta bien a los datos disponibles de los bosques de montajia, en la medida en que las evidencias recuperadas en contextos cordilleranos, indican que el proceso fue bastante gradual y no hay prucbas de concentracién de po- blacién, ni de fuertes crisis ambientales, que Ilevasen a las poblaciones a rapidos ajustes adaptativos, De acuerdo con este modelo, la domesticacién, comenzaria mediante la dispersién incidental de las plantas en Jas areas perturbadas, proximas a los asenta~ mientos; cuando esta conducta se vuelve regular, pueden aparecer cambios genéticos y morfoldgicos, y, por consiguiente, mayores niveles de codependencia fitocultural En el caso de los bosques de montafa, en la presente investigacién se plantea que la domesticacién incidental se materializé mediante la formacion de nichos domésticos dispetsos a lo largo del territorio. Los primeros parches antrépicos serian los campa- mentos abandonados, donde las semillas descartadas comenzatian a germinat, convir- tiéndose, estos espacios gestionados por el ser humano, en vectores de expansién de las plantas de mayor preferencia, En una estrategia itinerante, cl efecto seria la delimitacién de pequerios jardines, que representan potenciales laboratorios de domesticacién, debi- do a la concentracion de plantas alimenticias en estos espacios de scleccién antrépica. Esta estrategia encaja en la logica de incrementar la capacidad de carga de los bos- ques hiimedos tropicales, los cuales se caracterizan por una proporcidn inversa entre produccion primaria y disponibilidad de recursos alimenticios; es decir, las selvas tro- picales son muy ricas en diversidad y produccién de biomasa primaria, pero con li- Perspectivas tedricas en el estudio de ta domesticacin, mitaciones en disponibilidad y accesibilidad de recursos alimenticios (Kelly, 1983). Sin embargo, como han sejialado varios autores (Bailey y Headland, 1991; Balée y Gely, 1989; Bauchet e¢ af, 1991), los bosques antrépicos son mas productivos, debido a que la alteracién incrementa la diversidad, favoreciendo cl crecimiento de plantas herbiceas de sotobosque, arbustos y arboles frutales, limitados en los bosques maduros por especies arbéreas de larga duracién (Piperno y Pearsall, 1998: 74). los ciclos fenoldgicos de las plantas alimenticias, dando lugar a una codependencia entre plantas y seres humanos. Los datos paleoecolégicos indican que, desde finales del Pleistocene, los caza- dores-recolectores del Noroccidente suramericano, sometieron al medio ambiente, con mayor o menor intencionalidad, a una perturbacién sostenible como parte de sus estrategias de explotacién del medio. Siguiendo el modelo coevolutivo de Rin- dos (1990), estos primeros pobladores desarrollaron una domesticacién incidental basada en la manipulacién de plantas, mediante la creacién de parches antrépicos, donde se concentrarian plantas de uso alimenticio tanto tubérculos y semillas como frutales, reproduciendo a pequefia escala la estructura jerarquica del dosel de! bos- que, como sucede actualmente entre las sociedades nativas del Amazonas (Correa, 1993) Otro contexto interesante para entender los origenes de la agricultura en Co- lombia, desde una ecologia relacional, es el sitio Pefia Roja, un sitio en Ja Amazonia colombiana datado en 9.250 + 140 y 9.125 + 250 a.P (Cavelier ef al, 1995: 27). Fl componente arqueoldgico esta formado por artefactos Iiticos de talla unifacial, por artefactos de molienda y un importante mimero de semillas carbonizadas, de las cuales el 68% se trata de semillas de palma, pertenecientes a los géneros Oenacar- pus, Mauritia y Astrocaryum. Este porcentaje tan alto indica que las palmas fueron un recurso de alta preferencia y probablemente estuvieron sometidas algiin tipo de manejo selectivo (Cavelier et a/, 1995: 36-41; Morcote ef a/, 1998). En relacién con la especializacién y el manejo de las palmas, se estima que probablemente la re- gion donde se encuentra este sitio fuera ocupada unos 500 afios antes de las fechas de radiocarbono (Morcote e¢ a/., 1998). En el planteamiento de este nuevo modelo ha contribuido el trabajo etnoar- queolégico de Politis (1996, 2007) con los nukak maki. Este grupo de la Amazonia colombiana constituye un referente actual de una sociedad némada de selva tropi- cal que practica la agricultura itinerante y con una baja visibilidad arqueolégica. Pa- trones de descarte dispersos, con baja visibilidad artefactual y paleobotanica, pero con evidencias de manipulacién de plantas, son rasgos comunes en los contextos cordilleranos tempranos y en los campamentos abandonados de los nukak (Carde- nas y Politis, 2000; Politis, 2002). En este sentido, el cultivo intencional no fue un salto conceptual, sino la conse- cuencia de una prolongada relacién ecolégica entre grupos humanos y plantas; que se materializ6 en los jardines adyacentes a los campamentos residenciales, donde los “I efecto de la seleccién en reas de uso recurrente fue un mayor control de 97 Ecosistemas y culturas..... saat cazadores recolectores concentraron y manipularon un amplio espectro de plantas, estableciendo diferentes niveles de codependencia. Si este fue el escenario paleoecol6gico, podemos aseverar que el cultivo de plan- tas no marcé una ruptura en la forma de vida de los cazadores-recolectores; la caza, la recoleccién y la agricultura incipiente formarian parte de un continuum de explo- tacién del medio (Gnecco y Aceituno, 2004, 2006), cuyo efecto fue la domesticacién del bosque derivando en sistemas agroecoldgicos basados en estrechas relaciones de dependencia que han pervivido hasta nuestros dias. Realmente, lo que en Ia presente investigacién se ha observado en los bosques de montafia es una caracteristica exten- sible a casi todo el continente americano. A diferencia del Viejo Mundo, en América hay evidencias tempranas de domesticacién hace 10.000 aiios, pero la vida sedentaria y la instauracién de economias plenamente agricolas no sucede antes del .5.000 aP (Balter, 2007). La teoria de Rindos representa un modelo elegante para entender cémo se produjo la domesticacin y ademés tiene la ventaja de que se aleja del paradigma de la con- ciencia, y no acude a fuertes crisis ecolégicas para explicar los origenes de la agricul- tura, Sin embargo, como modelo evolucionista hay una cuestién que no responde con claridad y es por qué se intensificé el manejo de plantas en el Holoceno en diferentes lugares del mundo; es decir, cudles fueron las presiones selectivas que actuaron a favor de la domesticacin de plantas con independencia del tipo de paisaje y zona de vida

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