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or uni- 2 edu- vstacar stituto inter- es, de da co- que él dirlos, ia que EDUCACION CRISTIANA EDUCACION EN CONTEXTO DE CRISTIANDAD En el siglo XVII francés contintia lo que, en la Historia de la Iglesia, se llama cristiandad, fenémeno cultural ocurtido en occidente, en cleter iminado periodo histérico, en el caso de Francia, de la Edad Media hasta la era de la Revolucién. A eso se afiade que, después del fuerte impulso religioso en Italia (Siglo XV), y en Espafia (siglo XVD, en el siglo XVII ex en Francia donde se lleva a cabo una notable renovacién pastoral y espiri tual, provocada por la aplicacién — aunque tardia ~ del Concilio de Trento, Promovida por la Iglesia oficial y por notables pastores y maestros espir. tuales, como San Francisco de Sales, y traducida en hechos como esfuer sos Para la restauracién del estado sacerdotal, coexistencia de profundidad mistica y ardor misionero, importancia dada a la catequesis, renovado esplendor litirgico, reforma de antiguas érdenes religiosas, introduccion de érdenes reformadas, como el Carmelo, fundacién de congregaciones religiosas nuevas, incremento de la caridad y nacimiento de nurmerosoe métodos de oracién mental. En este contexto de cristiandad y de renovacién espiritual, Dios es el centro de gravedad global, realidad omnipresente cuyo conocimiento es imprescindible para todos. Eles la explicacién tiltima, aquel de quien todo depende, a quien, na- tural y directamente, todo se atribuye, sin consideracién a las causae se, Bundas. Es lo que hace, por ejemplo, Juan Bautista Blain, al dar su vision tanto sobre el origen como sobre el propésito de la hambruna de 1699.93 (la mayor ocurrida en el Antiguo Régimen Francés): tal carestfa se consti- 'uyé, para él, en “flechas terribles que la mano de Dios irritado lanza con. tra justos y pecadores, para avivar la _piedad de unos y alejar a los otros de su extravio”. Epcanp Hancewdue Eneste siglo, practicamente todos los franceses son cristianos. El pensa- miento es cristiano, las certezas dogmaticas regulan la vida y son defendi- das con recursos como la censura (de libros...) y las pruebas de ortodoxia, Ese pensamiento se expresa en lenguaje que refleja el ambiente cristia- no en que se origina. Basta echar un vistazo a un diccionario de la época. Asi, en el Nuevo Diccionario de la Academia Francesa, de 1718, un afto antes del fallecimiento de La Salle, muchos ejemplos dados para aclarar el significado de las palabras son de naturaleza religiosa. Sirvan de ejem- plo los términos abismo y abismar. Para mostrar su significado y uso, el diccionario da ejemplos como: “los angeles rebeldes fueron arrojados al abismo; los abismos de la sabiduria, de la misericordia de Dios; Dios hun- dié en el abismo a las cinco ciudades; abismarse en la contemplacién de las misericordias de Dios’. Se vive cristianamente: el cumplimiento del precepto cuaresmal, por ejemplo, es practica casi universal. Cualquier abstencién (ademés, siem- pre excepcional) es sospechosa y practicamente se cobra, Se puede decir que lo sagrado impregna todo, que la religién penetra todo, hasta los mas intimos repliegues de la existencia privada y publica. El afio va al ritmo de los tiempos littirgicos y de las numerosas fiestas de los santos. Mas que las fechas del calendario, el nombre y dia de los santos son referencias para sefialar los acontecimientos de la vida de las personas: Fulano nacié en San Ignacio, o Zutano murié en San Roque; el arriendo se pagé en San Juan, o las clases empezaron en San Miguel. La vida toda se organiza en funcién de la religién, que es el punto de referencia definitivo. Mas que hacer actos cristianos, las personas parecen - vivir en estado cristiano. En sus vidas, lo religioso y lo profano se compe- netran, con preponderancia del primero, La propia practica lasallista puede servir de evidencia. En la escuela de La Salle, por ejemplo, fuera del feriado ordinario de los jueves, préc- ticamente todos los demas son fiestas religiosas, muchas de ellas de san- tos: Difuntos,San Nicolés y Ceniza; Semana Santa (que va desde el jueves santo hasta el miércoles después de Pascua); fiestas de Nuestro Sefior, de ‘Nuestra Sefiora, San José; fiestas solemnizadas en comunidad; fiestas de los Patronos de la parroquia y de las agremiaciones....®” En el libro de La Salle sobre urbanidad se juntan, en vivencia tnica, muchos elementos que hoy se celebran separadamente en la vida profana y en la religiosa. 5 RCW:9, 6,7 8. GE, 16,1, 11 16,1, 3516, 1, 13 EDUCAR EN Y FARA LA VIDA, PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACION LASALLISTA Politica y religién estén estrictamente entrecruzadas. La reli que se trata es la catélica, Ella es la religién del Estado, Otras confesiones, atin cristianas, no tienen derecho de ciudadania. Por un lado, el Estado penetra las estructuras eclesidsticas. Basta un ejemplo: El concordato de 1516 habia confiado al rey la “presentacién’, lo que significa en la_practica la nominacién para todos los “beneficios”** mayores (todos los obispos y la mayoria de los abades), y correspondia al papa la investidura canénica. Por otro lado, la Iglesia esté presente en los engranajes del Estado: el ey tiene confesor particular. Consulta a su “Consejo de Conciencia” en los asuntos religiosos. Las fiestas civicas, los acontecimientos nacionales son oportunidades de ritos religiosos, cuando no se confunden con ellos. Los clétigos, con frecuencia, estén presentes en el gobierno, como ministros (basta recordar a Richelieu y a Mazarino), consejeros, preceptores, y reali- zan tareas que después pasaron a ser especificas de funcionarios ptiblicos: en la instruccién religiosa a cargo del parroco, los domingos, éste lee la amonestacién publica que obliga a quien supiere, “a dar a conocer la verdad sobre algo no revelado’™, Particularmente en el medio rural, el registro de bautismo expedido por el clero, “constituye certificado legal de existencia; quien no esta bautizado no existe, ni civilmente”™. Los novios se administran recfprocamente el sacramento del matri- monio, delante de “nuestra Madre la Santa Iglesia”, la cual, y sélo lla, desde finales del siglo XVI, esta calificada para registrar y otor- gar las pruebas escritas, ya que de ahi en adelante, no se aceptan los anteriores certificados testimoniales, atin ante notario™®. {Qué Iglesia es ésta, presente en todas partes, atin en los engranajes del Estado? Hablar de cristiandad en Francia en tiempo de Juan Bautista de La Salle, es evocar estados animicos colectivos de identificacién con una institucién-Iglesia, pero con una Iglesia-Sociedad que nunca se sabe sies la de la escatologia o la del presente, la de Cristo, del Papa, del rey o de los “principes de la Iglesia’, Como « principe de la Iglesia », el obispo, con frecuencia, acumula Ia funcién religiosa y la publica, como es el caso de “Francisco Placido de Baudry de Piencourt, obispo, sefior y gobernador de la ciudad de Men- 3* Titulo eclesidstico con remuneracion, "DB 2, 10,4 © Goubert e Roche, I, p. 80 1d, p. 81 98 Figvet, p. 41 Encaro Henornti de...”, el cual, en 1707, “funda” escuelas y maestros “del Sefior Abate de La Salle”, que “son los mas famosos del reino y con los cuales la juventud progresa més en la virtud.”"". En todo eso, es fundamental el hecho de la docirina teolégica de la Iglesia de dar apoyo al régimen politico vigente, en este caso, “reinante”, es decir, la monarquia absoluta. Segiin tal doctrina, la monarquia es de derecho divino y el rey es el mediador entre Dios y los hombres. En esta linea va la obra escrita por Bossuet en 1709 titulada: Politica tomada de las propias palabras de la Sagrada Escritura. Y esa doctrina produjo ex- presiones como la de Henri, poeta de Lille: “La causa de Luis es la causa de Dios’, o la de Madame de Maintenon: “Yo lo amaba con la admiracién y el misterio debido a los dioses’™, ‘Tal reconocimiento y apoyo encontraron, evidentemente, “politica real compensatoria’, en la cual cuentan, por lo menos parcialmente, medidas como la tomada contra los protestantes con la revocacién en 1685, del Edicto de Nantes, y de la cual Madame de Sevigné escribia: “Nada hay més hermoso que esa declaracién. Nunca rey alguno hizo, ni hard algo mds memorable!”, y que hizo exclamar a Bossuet, dirigiéndose al rey: “Por Vos, la herejia ya no existe. Dios hizo esa maravilla”™, ; La Sallle, cristiano de su tiempo, a veces no diferencia estas dos institu- ciones, como incluyendo una en otra. Asi, al hablar de la oracién, dice que “las personas de la Iglesia, por las cuales es necesario orar con més frecuencia, son las que en ella ejercen alguna autoridad, espiritual, como son el Papa, los Obispos xy los Pérrocos, 0 temporal, como los Reyes, los Principes y los Magistrados”. O cuando, explicando el cuarto mandamiento de la Iglesia, ensefia que los magistrados tienen obligacién, entre otras cosas, de “impedir y castigar los escddalos, y procurar que se cumplan las leyes de Dias, de la Iglesia y del Princi- pe”, es decir, del rey”, Todo eso se reflejaba en la educacién y repercutia en todo lo referente a ella. La tarea educativa era casi exclusiva de la Iglesia. Ella determinaba su fin, fundamentalmente religioso: instruir a los nifios catdlicos y Uevarlos a vivir como tales, e iniciar a los protestantes en el catolicismo. Es lo que insinuaban y defendian las mas variadas voces dentro de 1a institucién eclesial. Bourdoise*” tenia y difundia la convi cién de que la escuela era “el noviciado del cristianismo”. El canénigo 55 Ap Poutet It p. Ap. Fiévet, p.50.N.6;39 % Ap, Fiévet, p. 40;51,.N. 10 2% DaA.403, 2,7; 206, 0, 14; cf, 205, 0, 10 3” Sacerdate que renov6 la parroquia de San Nicolas de Chardonnet, establecié en ella una co- municad de eclesidsticos alrededor del parroco. Esa parroquia se convirtié en una especie de seminario e inspiré otras comunidades semejantes en Francia, tede atud jel ate’, sde eta ade yee asa iin ral idas del hay algo "Por que los "EDUCAM EN Y PARA LA VIDA. PERSPECTIVA DB LA IDENTIDAD DB LA EDUCACIGN LASALAISTA Blain la veia como el lugar de aprendizaje de los conocimientos y de las practicas cristianas. Bs sabido, por ejemplo, que la Fscuela Domintcal que {a Salle fund6 en la parroquia parisiense de Sén Sulpicio, ademas del ox, fecismo, ayudaba a los jévenes a mejorar la lectura, escritura, el célealo y les ensefiaba dibujo. Pero, al hablar de ella, gqué recuerda el bidgrafo de La Salle?" “La puerta de esta escuela estaba abierta a todos los que St Presentaban con buena voluntad. De esa manera, ningtin joven podia alegar la necesidad de ganar la vida durante la semana para disculpar su ignorancia de la doctrina cristiana y de los deberes de la salvacion”™ La Iglesia fijaba igualmente los contenidos de fa educacién, esencial- monte religioso-catequisticos: la doctrina ortodoxa, el catecismo; la précti- ca dela vida conforme a la moral cristiana; y el culto (con el estudio de los Salmos, de otras oraciones, Ia asistencia diaria a la misa, la frecuencia de {os sacramentos...). Si se promovia el aprendizaje de la lectura del francés ¥ antes de él, del latin, era porque ello permitia acompafiar las ceremonias litargicas y aprender el catecismo. La Iglesia tomaba también para si la administracién de la educacién. Basta recordar: la educacién era supervisada por el parroco, en las esetie, las “de caridad”, y por el “escoléstico”, en las “escuelas menores” dle los maestros remunerados. Ambos — parroco y escolastico — respondian tam. bién por la seleccién de los maestros (para lo cual contaban mas la piedad ¥ les buenas costumbres que la capacidad intelectual y pedagégica), porla investidura en la funcién del magisterio (autorizacin para dar clase, nor, malmente renovada cada afio), por el control del ejercicio de esa funcion, Y por algiin barniz de formacién de los maestros, EI ambiente (imigenes...) de las escuelas respiraba religidn, La vida escolar iba al compas de los actos religiosos. Los materiales usados tenian mucho que ver con Ja religiGn: los libros de texto, por ejemplo, eran basi. camente “de piedad”., EScUELAS CRISTIANAS La Salle desarrolla su actividad educativa dentro de ese contexto yen gran parte, segiin los patrones del mismo. Bn su tiempo, todas las escuelas eran cristianas, catdlicas o protestan- tes Pero no se llamaban as{. Recibian diferentes nombres, entre los cuales, como es sabido, “escuelas de caridad” y “escuelas menores”. Nuestro pe. Epcanp HexcemOue dagogo de Reims y sus discfpulos, sin miedo de ser pleonasticos, Hamaron la suya “Escuela Cristiana”, Y al Instituto que la dirige lo denominaron “Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas”. Para él y sus cofundadores no habia por tanto, duda sobre el cardcter cristiano de su instrumento de accién educativa, fuera la escuela elemen- tal, la dominical, la normal o sus internados de diferentes naturalezas. EL adjetivo cristiano, por ellos escogido, no es un una afiadidura yuxtapuesta al sustantivo escuela. Para ellos, lo cristiano es constitutivo de su escuela. Identifica su total ser y hacer. Con todo lo que la Guia de las Escuelas Cristianas tiene de concreto, de didéctico, de administrativo, de cotidiano, de prosaico y de profano, es razonable que Zuluaga®” la vea como “a aplicacién a la préctica escolar de una teologia de la educacidn ”. En efecto, por més que la teoria peda- gogica y la practica educativa lasallistas sean de cardcter integral, vital, realista, eficaz y eficiente, tal teoria y prdctica se sititan en el terreno de la fe, se realizan en la perspectiva de Dios, se inspiran en el Evangelio, tienen a Jesucristo como su nticleo de referencia, constituyen un proyecto pasto- ral. Juan Pablo Il lo advirtié, en mensaje dirigido a los Lasallistas el 13 de mayo de 1980: "Gracias a esa concepcién de la escuela cristiana, el alumno era estimulado y ayudado en el descubrimiento de un centro de unidad en medio de las diversas disciplinas escolares. Ese centro era Cristo”. Esa identidad cristiana, juntamente con otros factores, como su sentido utilitario y su carécter de eficacia, contribuyé a que Ja escuela lasallista fuera deseada y solicitada por obispos, sacerdotes, lideres civiles y padres, cristianos. Atin, por el “rey cristianisimo” En efecto, en las letras patentes de 1724 estd escrito, con todas sus letras, que el rey quiere que los Herma- nos continiien en San Yon, “dirigiendo la escuela de caridad en la cual se ensefian los principios de la fe catélica”. En concreto, la escuela lasallista de los comienzos era cristiana en su origen, en su fin y en su accién formadora. Origen cristiano En sintesis, existe en primer lugar un designio de Dios: Dios es bueno, infinitamente bueno. Y en su bondad infinita, quiere que todos los hom- bres y mujeres se salven y Ileguen al conocimiento de la verdad™ Psd 39 MR193,1,1 3,1 TEDUCAR EN Y PARA LA VIDA. PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACIGN LASALLIsta lamaron En segundo lugar, hay un hecho. Mejor dicho, dos: un primero, a saber, minaron que ese designio salvador no se realiza entre los hijos de los artesanos y de los pobres, los cuales no tienen cémo llegar a la verdad y a la salvacion eternas, ni cémo salir de su situacién de inseguridad material y de falta de icaraeter perspectivas en cuanto a su futuro. Y un segundo, que la Providencia de ne Dios entra en accién: pone en marcha la realizacién de su designio “por el panes ministerio de los hombres” y mujeres, de personas “ilustradas y celosas”, “a sapueee Tas cuales destind a anunciar su Palabra a los nifios”, cuyos “corazones ilumi- escuela, 1n6...para que puedan instruirlos” ®, Entre esas personas “ilustradas y celosas”, llamadas a “tal ministerio” es- cantreto, tan los maestros cristianos, incluidos los maestros religiosos reunidos en ee el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, ria peda- Este Instituto es mas iniciativa de Dios que empresa humana. Los maes- ral, vital, tros cristianos asociados en las “Escuelas Cristianas” para la educacién cris- eno de la fiana y la educacién humana de los hijos de los artesanos y de los pobres io, tienen son enviados de la Providencia para realizar su designio salvador de los sto pasto- hombres”. La escuela lasallista tiene origen cristiano. Esta es la lectura de sel 13 de La Salle, hecha en las Meditaciones para el tiempo de retiro. alumno inidad en. Fin cristiano usentido Elfin tiltimo de Ia Escuela lesallista, lo que se proponen los que en ella lasallista trabajan, es procurar la gloria de Dios: “Dios los llamé al ministerio que ejer- inde cen para que busquen su gloria”, es una de las convicciones fundamentales apatenua gue La Salle inculca a sus maestros, Es reiterativo con ellos en este punto. eras Por tanto, “todo lo que hicieren hdganilo para su gloria”. Sus discipulos y co- Ja cual se fundadores, fieles a su orientacién y estimulados por su ejemplo, dicen con él a Dios: “Santisima Trinidad, me consagro enteramente a Vos para proci- rar vuestra gloria. Y a este fin, prometo unirme y permanecer en sociedad con... ana en su para tener, juntos y por asociacién, las escuelas gratuitas’™ El fin intermedio para que esta gloria se realice es contribuir a la sal- vacién de los hijos de los artesanos y de los pobres™. De cada uno de sus. establecimientos de ensefianza podria decirse lo que Blain™ escribié de pao Ja escuela para hijos de marineros, dirigida por los Hermanos de La Salle os hom- MR193,1,1y 3.2 MR 194, 1, 2; ef. 207, 3,2 © MR 206, 1, 1. MF 90, 3,1. FV 2,0, 1-2, 0,2 © MF 148, 3, 2. MR 201, 3, 1. RC2, 10 7p. 384 Epcano HewoeMOue en Calais: “Esta escuela produjo siempre mucho fruto. Llena de hijos de marineros, es para ellos una academia de ciencia y de salvacién”. Dentro de la visién dicotémica de la persona humana existente en tiem- pos de La Salle, la comprensién de este fin exige alguna explicacién. Como ya se obsetvé anteriormente, examinando el trabajo concreto de nuestro educador de Reims con los nifios de las clases populares, quedé evidenciado que tal trabajo contribuyé a la salvacién material y temporal de éstas, es decir, a su tedencidn corporal, inielectual y social. Repasando algunos de sus textos, qued6 clara su preocupacién de que esos nifios se prepararan para ser “eapaces de todo”, e5 decir, en condiciones de ejercer dien un empleo. ‘También es verdad que, al usar la palabra salvacién, el Fundador de las “Escuelas Cristianas” se referia principalmente a la salvacién eterna, 0 a la “saloacién del alma", como entonces se decia y como mucho después atin se continud diciendo. Y el fin especifico, diriamos instrumental, para la realizacién de los fi- nes anteriores? Es “dar educacién cristiana a los nifios”**. Desde la primera carta de La Salle que hemos conservado, escrita el 20 de junio de 1682 al prefecto y alos magistrados de Chateau-Porcien, é1 habla de “instruccién cristiana”. La misma expresion que repite después ampliada en las Reglas Comunes™”. La “escuela cristiana” vino a Henar la laguna de los padres que no pueden dar a sus hijos “Ias instrucciones que les son necesarias y una educacién adecuada y cristiana”. Segiin LaSalle, zqué es “dar educacién cristiana”? Bs muy sencillo: hacer del alumno un cristiano, un discfpulo de Cristo™. Con ese fin, La Salle no se queda a medio camino. Desea que, asi como los demas cristianos, es decir, discipulos de Cristo, también el alumno for- mado en la escuela lasallista no sea solamente cristiano, sino buen cristia- no, cristiano verdadero. Que sea no sélo discipulo de Cristo, sino discipu- lo de verdad”. En otros términos, tiende a un ideal muy elevado. No quiere que con Ja colaboracién del Hermano, los nifios solamente se salven; aspira a que sean Ilevados a la santidad; en términos de San Pablo, “que todos leguen ala edad de hombre perfecto y a la plenitud de Cristo”, 5 RCLS P14 38 MD 57, 3,2. MF 102, 2,2 2 ME 187, 3,2; 150, 2, 2; 171, 3,2: 116,2, 2. GE9,3,4.DA0,05 © MD 39, 2,2. MF 131, 1, 2; 187, 3, 2. MR198,3, 1;205,3, 1. CE. Bf 4, 12-16 EDUCAR EN Y PARA 14 VIDA, PERSRECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACION Lasa‘LIsTA sde : Tan lejos va ese ideal que llega a proponer que el alumno no sélo conoz- - ca, adore y ame Jesucristo; sino que lo tenga como objeto de su pensamien- em- toy de sus palabras; que inclusive, s6lo aspire a El, y tespire por EI, ee Por consiguiente, teniendo en cuenta sobre todo las Meditaciones para ade el Tiempo de Retiro, se puede asegurar con entera certeza que La Salle eds q compartia plenamente la conviccién de Bourdoise de que “la escuela es oral F el noviciado del cristianismo. $i san Pablo y san Dionisio volviesen hoy a ado Francia se harian maestros de escuela”, $52 Considerando el fin especifico, qué es para La Salle hacer del alum- ney no un cristiano? Es darle instruccién religiosa, hacerlo desarrollar y vivir espiritu y motivaciones cristianas, prepararlo para tener conducta ético las : moral conforme a los principios cristianos e iniciarlo a la piedad cristiana, ala Es, mds que ensefiar a un alumno, iniciar a un discipulo en los misterios, van B en las practicas y en los ritos del mundo cristiano. fie E Instruccién religiosa era val a Un primer aspecto de la formacién del cristiano en la escuela lasallista ibn es la instruccién religiosa. El alumno de La Salle necesita ser iluminado is 4 doctrinalmente, Es necesario explicarle y hacerle estudiar las verdades de aa i Ta religi6n cristiana, las “cosas que un cristiano esta obligade a saber"™ na Explicar y hacer estudiar las verdades de la religién cristiana, es decir, a gn el caso de La Salle la religion catélica, es una exigencia de principio y a E. de realidad. De principio, porque - repitiendo ~ segiin la creencia de In P época, entre esas verdades, hay “cierto nsimero cuyo conacimiento es indis. j pensable para Ia salvacién”*; de realidad, porque los pequerios catolicos 20 Be necesitaban estar preparados para enfrentar los peligros que los amenaza- ” ban, yaal interior de la propia Iglesia, como el jansenismo, el galicanismo a © el quictismo™, ya fuera de ella, como, principalmente el protestantismo, © en el caso de Francia, los adeptos al calvinismo, conocidos en este pais como hugonotes, y muchas veces sefialados como los de la RPR (Religion am : Pretendidamente Reformada) o, sencillamente, los teligionarios, ie ; a 5° MF 102, 2,2 Pe = Ap. Viard, p. 785 * GE9,3,10 ™ MR194,3,1 Jansenismo: Doctrina teolgica que predic la corrupcisn radical de Ia persona humana y ln superioridad de la precestinacion y de la gracia sobre la libertad humana, Callcortonc zelvindica los privilegios franceses en el seno de la Iglesia universal y particularmente fe Bs ente al Papado. Quietismo: “Doctrina mistica que hace consistir la perfeccién cristiana en [mestado continuo de quietud y de unidn con Dios, y en que el alma se toma indiferente » las obras e inclusive a la propia salvacién” (Petit Robert). 101 Epcano Henoetne Sobre qué verdades es preciso iluminar las inteligencias jévenes? Tanto las précticas como las especulativas, que todo cristiano debe conocer. P~ ¢Qué verdades la Iglesia nos propone y nos manda creer? R= Dos tipos de verdades: las especulativas y las précticas. P-- ;Cudles son las verdades especulativas que la Iglesia nos propone y nos manda creer? R- Som las que debemos creer. Por ejemplo, que hay un solo Dios. P~ ;Qué se entiende por verdades practicas que la Iglesia nos manda creer? R= Son las que debemos no sélo creer, sino también practicar. Por ejemplo: que se debe perdonar a los enemigos y hacerles el bien**. En otros términos, en el area tedrica, ha de conocer la Historia Sagrada, los misterios de la religi6n, todo lo que en general se denomina el Dogma. Yen el terreno de la practica, es importante que domine los contenidos re- ferentes ala Moral: Jo que como cristiano debe hacer y lo que debe evitar, ena logica de su opcidn religiosa. Ese dominio de lo que La Salle lama “verdades pricticas”™”, él también lo expresa de otra manera, cuando dice que el alumno debe asimilar y aceptar las “méximas” y, a veces, con redundancia, las “mdximas priicticas” del Evangelio. Con redundancia porque, para el Fundador de las “Escue- las Cristianas”, maxima es ordinariamente un precepto, un compromiso concreto propuesto por el Evangelio, una palabra de la Escritura para vi- virla: amar a Dios sobre todas las cosas, amar al préjimo como a si mismo, amar ain a los enemigos, cargar todos los dias con la propia cruz, orar sin cesar... “Para llevar a los nirios que ustedes instruyen a asimilar el esptritu del cristianismo, deben ensefarles las verdades précticas de la fe de Jesucristo, y las mdximas del Santo Evangelio por lo menos con el mismo esimero con que los instruyen en las verdades puramente especulativas’®*. Espiritu cristiano Los alumnos “tendran no sdlo el nombre de cristianos, sino también su espi- ritu”, si sus maestros estuvieren “llenos de fe y de celo”, escribe el santo en Ja meditacién sobre San Bernabé™. DBL, 2 1. CEDA4S, 2,3. MR197, 2,1 MR 194, 3,1. GE9, 3, 10, ‘MR 194, 3, 1; cf. 197, 2,1 MF 134, 3,2 to 10s que da, na. re- tar, ién ry as” cue tiso vit no, rar ritu oY > los ssp pen EDUCAR ENY PARA LA VIDA, PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE TA EDUCACION LASALLISTA Este “espiritu cristiano”, ya es sabido que La Salle lo llama también “es- piritu del cristianismo”, cuando habla de los fieles cristianos en general, y lo designa por “espiritu de fe” cuando se refiere a sus religiosos. Pero lo importante, en ambos casos, es que para él, tal espiritu es esencial, Por eso, “es necesario que las personas destinadas a instruir a los nifios, se esmeren particularmente en formarlas” en él. Transmitirlo debe ser ain “su tinico cuidado”. Y deben ayudarles no sélo a poseerlo, sino a poseerlo ple- namente™®, {Qué es este espiritu? Es la propia fe como modo peculiar de ver y valorar la realidad. Es per- cibirse a si, al otro y al mundo con otro significado y cualidad, darles otro peso y atribuirles otro precio. ¢Cual es la luz que permite al cristiano esa mirada especial, la clave que le hace posible esa lectura particular del mundo, el prisma especial a través del cual puede verlo bajo otro Angulo y con un nuevo color? Cual es la balanza, la medida que le permite atribuir peso nuevo, precio distinto a las cosas? Es la propia mirada, la apreciacién de Dios, presente en las Escrituras y revelado en Jesucristo hecho hombre. Como Jesucristo se ha revelado particularmente en el Evangelio, para el cristiano éste ha de ser el primer punto referencial de comprensién y va- loracién de las personas, de las cosas y de los acontecimientos. El cristiano debe formarse una mentalidad y valoracién evangélicas. La Salle corrobora todo esto con ejemplos sacados del propio Evarige- lio: Aesta nueva luz los magos “adoran como a su Dios a un nirio amamantado por su madre”. San Pedro proclama a Jesiis, “aparentemente hombre contin segiin el mundo, y entonces destituido de todo brillo, el Cristo Hijo de Dios vivo” Tomas ve, “de un momento a otro, lo que antes le estaba velado” es decir, reco- noce a Jesiis cuando éste entra a la sala en donde los apéstoles estaban re- unidos después de la Resurreccidn, Pesados con esta balanza, San Esteban considera de manera distinta el sufrimiento y la propia muerte. Se juzga honrado porque con ellos, puede asemejarse a su maestro Jestis, sujeto también a padecer y morir™. Aplicando esto a la vida de los cristianos en general, ya se observ que La Salle les pide, por ejemplo, que vean los buenos modales en las relacio- nes humanas a esa nueva luz. 38 MIR 194, 2, 1; 195, 2,2 MF 115, 3, 8 ME 96, 3, 1,139, 1,2. MD 32, 2, 1. MF 87, 3,1 Epcanp HancesOue 104 ‘Alos maestros sugiere que busquen inspiracién para su pensar, sentir y obrar, on el lugar donde se revela el pensar, el sentir y el obrar de Dios y de los que lo imitan, la Sagrada Escritura. Que el amor al alumno, que llevard al maestro a sacrificarse y a consumir su vida a favor de él, tome como modelo el amor del Padre, que no perdoné a su propio Hijo por la zedencién del mundo; que la practica de la vigilancia sobre los alumnos y Ja exigencia de conocerlos a fondo sean lefdas y vividas a la Juz del ejem- plo de Jesiis buen pastor de sus ovejas; que el mismo Jestis, como evan- gelizador, sugiera el tema para explicar, la metodologia para emplear y la finalidad que se debe tener; que la correccién del alumno, prevista en la Guia de las Escuelas, sea trabajada con la clave biblica de la relacién entre David y Natén, llevado el primero a la conversién por el profeta’®. E] propio La Salle es el mejor ejemplo de lo que es tener el espiritu del cristianismo, 0 el espiritu de fe como vision de la realidad. La concepcién que él tiene de su Instituto docente, de su alumno, de su escuela y de su maestro es una visién de fe, cristiana. Volviendo a la lectura hecha por el Fundador, de los origenes de su Instituto, en las Meditaciones para el Tiempo de Retiro, es interesante compararla, atin siendo algo repetitivo, con Ja que hace en las Reglas Comunes™*. En éstas describe el hecho, sociolégico, de los padres pobres que no estin ellos mismos en condiciones de instruir y de dar educacién a sus hijos, y las funestas, mejor dicho, “funestisimas” consecuencias que de ello resultan: los malos habitos adquiridos, muy dificiles de extirpar mas ade- lante. Luego afiade: instruir y educar a esos hijos de los artesanos y de los pobres “es Ia razén por Ia cual se instituyeron™ las Escuelas Cristianas”. Y termina diciendo: Como el fin de este Instituto es precisamente remediar esta lamentable situacidn, al mismo tiempo, bajo el angulo material, so- cial, cultural y religioso, “es facil apreciar su importancia y necesidad”: “Este Instituto es de grandisima necesidad”. En las Meditaciones para el Tiempo de Retiro, repite exactamente el mismo cuadro sociolégico: los padres pobres no pueden instruir ni aten- der a los hijos, de lo cual resultan “consecuencias desastrosas”: los nifios, en vez de aprender a trabajar, se habitdan a la ociosidad. Pero ahora, en texto escrito para ser usado como tema de meditacién en la que el maestro inicia contemplando, en la fe, el designio salvador universal de Dios, la conchisién es totalmente diferente: para remediar esta situacién de aban- 52 MD 33. MR196, 1, 2, 3,201, 3,1; 208, 2.1y3,1 28 RC 1, 4-6; MR 199, 2 194, 1 o# Negrilla nuestra EDUCAR FN Y PARA LA VIDA. PERSYECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACION LASALLISTA dono material, social, cultural y espiritual, ya no son los hombres los que i 9 instituyeron las “Escuelas Cristianas”. Fue Dios quien las establecié "a fin o,que de remediar mal tan grande”. Fueron los hombres solamente instrumentos tome de que se valié la bondad providente del Sefior “para conceder a los nifios porla beneficios tan grandes”. Lectura lasallista definitiva de los origenes del Ins- nosy tituto. Lectura en la fe, lectura cristiana, gem En otro texto, Reglas que me he impuesto*®, él repite la misma idea de iat: que Dios esta en el origen del Instituto. Y afiade que también es El quien lo aryla dirige como obra suya: “Consideraré siempre la direccién de nuestra comuni- venla dad como obra de Dios. Por eso, le entregaré su cuidado para hacer sélo por orden vette suya lo que me corresponde. Le consultaré todo lo que tenga que hacer. Y le diré con frecuencia estas palabras del profeta Habacuc: Domine opus tuum’ (Seftor, inde Ia obraes tuya”), speién En este modo cristiano de ver, el alumno aparece, para La Salle, como desu hijo de Dios, consagrado a Ely leno de su Espiritu. Es el campo cultivado por Dios, por medio del maestro, al cual EI lo desu trae, a cuyos cuidados lo confia, y bajo cuya tutela lo coloca, para que lo on cuide como su protector, apoyo y padre”. ‘e i Y sies pobre, como es la gran mayorfa de los alumnos, para el maestro éles sacramento del propio Jesucristo, oculto bajo los "pobres harapos”#® pa que lo cubren. eello A través del prisma teolégico con que La Salle ve todo, la escuela es, en sate primer lugar, una forma de continuacién del trabajo evangelizador inicia- Jelos do por Jesucristo, confiado a los apéstoles y continuado por los pastores sY de la Iglesia a lo largo de los sighos™®, Es lugar donde se aruncia, se vive y ediar se celebra el Evangelio. Ls Es instrumento pastoral de la Iglesia, lugar privilegiado de perfeccio- “Este namiento y construcci6n de la propia Iglesia. En la escuela, por la accién de maestros cristianos conscientes y comprometidos, se echan los funda- rte el mentos de la Iglesia, iniciando a los cristianos en todo lo que va a hacer de aton- ellos las piedras vivas que la constituiran, y se contribuye a que ella sea fos, purificada, embellecida y santificada™, ae estro 0s,lk bane RIS 08 © MD 46,3, 1. ME 102, 1, 2133, 2,2 2 MR 205,1, 1. MD37,1,2y 37, 3, 1 8 ME 96,3,2 5 MR 199-200 © MR 198, 3, 1;199, 1, 2;200, 1,1; 205, 3,1 105 Encano Hencenue 106 Eneste sentido, siempre que una ciudad ofrece a La Salle financiar maestros, él empieza por ob- tener al mismo tiempo el consentimiento del parroco y del obispo locales, porque, si la autoridad de los maestros les viene de los pa- dres (que les confian sus hijos), ella emana también, en las escuelas cristianas, de la Iglesia, representada por el parroco legitimo y por el obispo del lugar. La imagen que la Salle tiene del maestro y que quiere desarrollar en él es construida practicamente toda sobre un fundamento religioso. Este protagonista de la educacién es alguien, escogido, llamado, desti- nado y enviado por Dios, su instrumento de salvacién, sacramento de su amor para los jévenes, operario de su vifia™". Es puesto como mediador entre El y los alumnos, angel dela guarda de sus discipulos*, padre es- piritual de cada uno de ellos, sustituto de los padres y de las madres en Ja tarea de ensefiarles a conocer a Dios y sus misterios 355. Con relacién a Jesucristo, entre otras cosas, es ministro, embajador y representante enviado por El para anunciar su Evangelio®*. De parte de la Iglesia, es su ministro y participe del ministerio de los pastores, del obispo particularmente™”. En las “Meditaciones para el Tiempo de Retiro’, el Fundador re- cuerda que el bautismo y la confirmacién convierten a todo cristiano en participante de los “ministerios” de los cuales los obispos tienen la responsabilidad. El maestro no necesita un sacramento suplemen- tario para ejercer su “ministerio” educativo. La Salle va atin més lejos. Ya que, en la Iglesia, son los obispos y no los simples sacerdotes, los responsables del “ministerio” docente, Jos maestros cristianos participan més de los “ministerios” de los obispos que del ministerio de los sacerdotes 0 de cualquier otro gra- do del sacramento del orden, Poutet, 1995, p. 91 MR 1913, 1, 23,1. MD37, 3, 1, MF 201, 1,2 MD 56, 3, 2. MR 197-198. A propésito de su funcibn mediadora, conviene recordar la doctrina del sigio XVII, segiin la cual, entre Dios y el “stibdito”, cl “inferior” habia sélo una mediacidn: la del "superior", fuese quien fuese: obispo, director de comunidad, o profesor. Cualquier persona revestida de autoridad, comenzando por el rey, la ejercfa de parte de Dios y en su nom- bre, MD37,3,1 55 MR195,2,2 MR 195, 2, 1; 201, 2,1 ‘MR 201, 2, 1. MF 132, 3,1; 186, 3,2 Poutet-Pungier, p. 59 ae ean _—_ EDUCAR EN ¥ PARA LA VIDA, PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DB LA EDUCACIGN LASALLISTA :— En resumen, el Sefior, de quien proceden todos los dones, hizo del maestro cristiano un “privilegiado”. Lo enriquecié con un don extraordi- A nario: el de instruir, exhortar y animar al bien a los hijos de Dios™®, Le con- fid la parte més preciada de sus tesoros, los nifios pobres, y lo establecié administrador del depésito de la fe para transmitirselo a ellos, Pero Dios, habiéndole confiado tal riqueza, habiéndolo responsabili- zado de ella, le pedira cuentas de su servicio y, si lo Hevé a cabo con celo, , lo recompensa ya en esta tierra y lo recompensara por toda la eternidad. ug Las recompensas que lo esperan, atin las terrenas, son principalmente de cardcter religioso. Y son anunciadas con “acentos nada habituales” en el esti- comtin de los textos de La Salle. Al hablar de ellas, el Fundador sale de su esu estilo acostumbrado, normalmente tranquilo, y su voz se carga de emo- dor cién y se inflama*'. Sobre todo en los dos iltimos puntos de la tiltima Des: 4 : de sus Meditaciones para el Tiempo de Retiro es donde resuenan tales sen acentos, como en un intento culminante de comunicar el alto concepto que j La Salle terminé haciéndose del ministerio del maestro cristiano, concepto a) construido fundamentalmente sobre base religiosa, con una vista de fe de alguien animado por el espiritu cristiano. ros Motivaciones cristianas Para La Salle, tener el espiritu del cristianismo, no es sélo ver todo con otros ojos y valorar todo con otros patrones. Es también hacer las cosas por otros motivos. Para él, la educacién no consiste slo en modelar un comportamiento exterior. Ella debe también alcanzar las motivaciones més profundas de los actos. Esto se aplica a todo cristiano. En el prefacio de las Reglas de Urba- nidad, dice que todas las acciones y, especificamente, todas las normas de cortesia, tanto de nobles, burgueses o plebeyos, se deben cumplir “por motivos puramente cristianos”. Quiere decir que con relacién a los buenos modales se debe adoptar una perspectiva de fe cristina, una referencia consciente a Dios. No pocos pasajes de su libro sobre las buenas maneras harfan una buena figura en las paginas de un catecismo: “Como, segiin San Pablo, ninguna de nuestras acciones debe dejar de ser sarsta, ninguna tampoco debe dejar de hacerse por motivos puramente cristianos. Asi que todas nuestras acciones exteriores, las uinicas que pueden regularse por la etiqueta, deben estar sefaladas con el cardcter de virtud”*®, 5 MF 170,3, 2MR 193, 2, 2,201, 1,1 S* MD 61, 2, 1. MF 154, 1,2 % MR 205-206; 207-208 % RU0,0,3 Encano Henosntite {Por qué, por ejemplo, el respeto al cuerpo, el decoro de que trata toda la primera parte de las Reglas de Urbanidad? El respeto, tanto al propio cuer- po como al de los demas, ha de tener por motivacién no intereses puramen- te humanos, como la ética social, 0 el miedo a la reprensidn de los demés, sino el hecho de que tanto el cuerpo ajeno como el propio estén animados por el Espiritu Santo y son miembros de Jesucristo: Dios esta en ellos. Capelle** sintetiza muy bien estas ideas de otra manera: para La Salle, “educar en los comportamientos sociales, adoptar un trato social de per. sona educada no es sacrificarse a cierta moda y querer vivir por encima de su condicién; es, ante todo, manifestar el amor debido a Dios, al préjimo y a si mismo”. Si esa orientacién es valida para todos los cristianos, vale e3- pecialmente para el maestro y el alumno lasallistas, a quienes el Fundador se dirige en primer lugar. En la légica de la finalidad tiltima de la educacién lasallista, la motiva- cién que debe impulsar y presidir el trabajo del educador religioso es la gloria de Dios y su amor, no la gloria personal, los lucros materiales o las retribuciones afectivas buscadas por si mismas: en las “Escuelas Cristianas se ensefia por Ia gloria de Dios". "Gran gloria es para ustedes instruir a sus discipulos en las verdades del Evangelio puramente por el amor de Dios’™* Poutet™ recuerda que en San Yon habia pensionistas libres, jévenes dificiles y delincuentes. ¥ comenta: “Toda esa gente pertenece a categorias muy distintas, atin opuestas. A todos, La Salle exige que sus Hermanos muestren gran estima”. ;Cudl es la razén? Porque “todos son iguales de- ante de Dios, y porque ellos mismos, pobres Hermanos, no deben consi- derarse superiores a nadie, a fin de participar de la humildad del Hijo de Dios hecho hombre” El educador lasallista trabaja con los pobres. Debe amarlos. ;Por qué? Por interés practico, por la probabilidad de mayor resultado positivo en el propio trabajo: los pobres estén més dispuestos a recibir el mensaje de Dios. Lo que ya es motivacién de cardcter religioso. También por otro mo- tivo de fe: ellos son imagen de Cristo y sus miembros”. Existe el problema espinoso de los castigos fisicos. Pero ni para este caso deja de valer la orientacién. También los castigos deben aplicarse no “por motives meramente humanos”, sino por “espiritu de fe’ 8 1587, p38 MR194,1,2 MR207,2,2 1995, p. 83 * MF 166, 2,2;96, 3,2 ™ GEIS, 4,8 EDUCAR EN Y PARA LA ViDA. PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACION LASALLISTA El maestro pide silencio a los alumnos. ;Por qué raz6n? Les hard “com- re prender que deben guardar silencio no porque él - el maestro ~ est pre- Boe sente, sino porque Dios los ve y porque ésta es su santa voluntad’”™. nds, La misma presencia del Sefior ser el motivo para que el alumno entre dos respetuosamente al salén de clase: “Se procurard que los alumnos entren a suis salones con un profundo respeto en consideraciin a la presencia de Dios’”®”, alle, De cuando en cuando, el maestro estimulara a los alumnos a hacer per- obras de caridad (por ejemplo, repartir el pan con los mas pobres). Eso ade con qué motivo? Con “algiin ejemplo, o algiin argumento estimulante que los wy anime a hacerlo de buen grado y con afecto por amor de Dios”?”!, jon El amor de Dios. La misma motivacién ha de emplearse también en otros momentos. Por ejemplo: si un alumno no estuvo en clase por enfer- medad, el “visitador de los ausentes”, irda verlo y lo animaré a sufrir "su mal iva- por amor de Dios”. sla vas Conducta ético-moral cristiana mas sus En varios lugares y de diferentes maneras, insiste La Salle sobre la ver- dad de que no es suficiente el estudio de las verdades cristianas y la asimi nes lacién del espiritu cristiano, sino que es preciso llevar vida cristiana: “Para tlas alcanzar la salvacién, no basta conocer las verdades cristianas de manera tedri- at a...No es suficiente transmitir a los nifios el espiritu del cristianismo... Ustedes ide deben, ademds de eso, ensefar a sus discipulos las maximas practicas del Santo ast Evangelio; deben exhortarlos a cumplir esas miximas y ensefiurles los medios Hae {faciles (de levarlas a la practicay?. En otras palabras, la formaci6n cristiana lasallista alcanzara también ud? el ser ético-moral del alumno, su accién y la manera de realizarla. Este na aspecto es objeto de atencién desde la entrevista para la matricula™, en Ja cual, paralelamente a otros aspectos, se manifiesta el interés por el lado moral, hasta el final de cada afio, cuando el maestro elabora la ficha de las “buenas y malas cualidades””® de sus alumnos. En esa formacién ético-moral, ocupaba lugar importante el cuidado de orientar a los estudiantes con relacién a los posibles defectos, en el lengua- je del tiempo y en el de La Salle, facilmente llamados pecados o vicios. ste ‘no CEILS *GEL1,9 7°GE2,3,2cf.2,1,6 "GEIS, 9,7 MIR 197, 2,1; ef 200,3, 1, MF 134,32, GED, 2;22,3, CE13,4 109 Las Meditaciones para el Tiempo de Retiro sefialan algunos que de- ben combatirse. En el catélogo de las cualidades, hay otras “cualidades més” para tener en cuenta, Otros defectos se recuerdan en el auto-examen que el alumno hace al fin del dia. La Instruccién metédica para aprender a confesarse bien enumera otros mas", Cudles son ellos? Son faltas como: la no asistencia a misa, 0 la asistencia negligente a ella; la falta de respeto en la iglesia o durante las oraciones; la impureza y la gula, la mentira y el juramento, el hurto, la desobediencia y falta de respeto a los superiores, sobre todo a los padres, las rifias y grose- rias en el trato con Jos colegas, la pereza y faltar a clase. El vicio con el cual, en el contexto del tiempo, hay verdadera obsesién es la impureza. Cuando, por ejemplo, las Reglas Comunes™ afirman que “el espiritu del Instituto consiste en un celo ardiente para llevar a los nifios a con- servar su inocencia si no la hubieren perdido”, la inocencia a que se refieren es practicamente sinénimo de pureza. Ya desde la entrevista para la matricula, el Director se informa sobre puntos concretos relacionados con esa preacupacién y hace exigencias cla- ras con relaci6n a ella. ¥ a lo largo de la Guia vuelve a temas como el cui- dado con las personas con las cuales duermen los alumnos, la restriccién en los bafios durante las vacaciones, atencién al lugar donde se aplica el castigo fisico y las recomendaciones sobre la postura que se debe tener” En varios lugares se manifiesta el recelo en el trato de los nifios con las. representantes del sexo femenino. En la escuela, “no se permitird Ia entrada «a chicas ni mujeres por ningiin motivo. A no ser que vengan a visitar a los nitios pobres y acompaftadas por el pirroco u otro eclesistico encargado de cuidar de los pobres de Ia ciudad”®”, El Inspector debe vigilar que “Ios alumnos eviten con gran cuidado la compafia de las muchachas’*®, At en la matricula, el Director notifica a los padres que los hijos, si quieren ser admitidos, “no {frecuenten a las nifias, aunque solo fuese para jugar con ellas”®#. Para advertir como esas medidas estaban en la linea de una preocupa- cién generalizada entre los educadores de la época, basta recordar que, conforme a las Recomendaciones para dar el catecismo con provecho, del Padre Barré, se aconseja a las alumnas a “nunca tener descubierto el cuello ni los brazos, como hacen las mundanas y prostitutas”. Igualmente, a evitar “los 55 MIR 198, 3, 2;202, 1,2 GE13, 42. &, p. 30-33. 1, p, 104-106; 219-233 729 % GES, 4, 9;15, 8,2:17,3,7;22, 2,4;22,3,7;22,3, 8. GE1720, p. 172173 RCO, 20 © GE213,8 GE 21, 3,8; 22, 38; cf. 15, 6,6 EDUCAR EN Y PARA LA VIDA, PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACION LASALLISTA, ede- paseos y juegos con los muchachos, aunque éstos sean sus hermanos y parientes”. lades Y sus maestras nunca permitiran “que las hagan dormir con sus hermanos, ni amen con sus padres o madres”, nder Relativamente a esos varios defectos, 0 pecados o vicios, la tarea del educador cristiano para con los educandos, es miiltiple segiin La Salle. aia En primer lugar, debe inspirar “gran horror” a todos ellos**. way Luego, es preciso no sélo apartarlos de los vicios, sino Ievarlos a evi- roe tar toda ocasién que pueda hacerlos caer en ellos™, como serian las ma- Jas compaiiias o los malos libros. $i el maestro, por ejemplo, hallare a un “ alumno con uno de esos impresos, lo recoger4, lo entregara al Director, ean quien lo quemara. “Esto es muy importante’, aque i La Guia de las Escuelas no lo dice expresamente. Pero parece evidente ches que esa preocupacién de evitar el contacto con el mal y con las ocasiones que inducen a cometerlo esta tras la prescripcién de no dar vacaciones en el carnaval: sobre scla- 4 ‘Nunca ni en ningun lugar se dard asueto el lunes y martes que pre- Leui- ceden inmediatamente al primer dia de Cuaresma, dias general- odién mente lamados lunes y martes de carnaval. Atin se impondrd a icvel los alumnos ia obligacién de ser més fieles en venir a la escuela en - ; esos dias que en los demas, y no ausentarse entonces a no ser por iar enfermedad, nlas trada : EI maestro tiene igualmente conciencia de que las faltas cometidas re- nifios petidamente por los nifios muchas veces terminan adquiriendo la fuerza lar de ~o la debilidad? ~ de habitos. soften Pero independientemente de que la falta, 0 pecado se hayan vuelto ha- aie bituales ono, hay una tiltima y definitiva tarea del educador con relacién eee a ellos: ayudar a los discipulos que cayeran en ellos a “renunciar a su vida asada’; llevarlos a dejar esa vida que, en el lenguaje de su tiempo, La Salle cupa- : lama de “libertinaje’*. “Tocar el corazén” de los nifios “libertinos” y trans- que, formarlos es, inclusive, uno de los “‘milagros que Dios” no sélo concede al 9,del educador cristiano “el poder de hacer”, sino que atin le pide realizar". ae Esa formacién ético-moral no se reduce al esfuerzo ascético de evitar los defectos, pecados y vicios. El cristiano de la escuela lasallista debe ser ‘Ap, Poutet 1995, p. 63 RC2,9. MR202, 1,2 RC2,9, GE17, 3,7, MR206,2,1 E11, 2,8 GE 17,213 MR 198,32 MF 114,12 MF 180, 3,2 feeaeag Epcarp Hencemine también iniciado en la vivencia evangélica: ser evado a Ia docilidad, la fidelidad, la observancia de las maximas del Evangelio™; ser ayudado a iniciarse en la practica de las virtudes cristianas: recogimiento, modestia y piedad, mansedumbre y paciencia, sencillez y humildad, delicadeza, res- peto a los padres™; ser estimulado y ensefiado a fructificar en las buenas obras de que es capaz a su edad™; y atin ser invitado a vivir las bienaven- turanzas evangélicas™, Piedad cristiana La formacién cristiana incluye también la prictica de lo que La Salle lamaba, en el lenguaje de su tiempo, piedad™. Esa palabra, piedad, cu- ria en el siglo XVII, una gran gama de manifestaciones. Entre otras cosas, en la escuela lasallista se expresaba por el respeto a lo sagrado; por el ejercicio de la relacién con Dios, en Ja oracién privada y en la liturgia; y en ésta, particularmente por la recepcién de los sacramentos, y muy par- ticularmente, por la celebraci6n de la Eucaristia. El respeto a lo sagrado es uno de los aspectos de lo que en la época de La Salle se llamaba “espiritu de religién’™. Evidentemente este respeto se exige en primer lugar con relacién a los lugares sagrados por excelencia que son las iglesias. En su catecismo litir- gico™, ala pregunta sobre “Io que debemos hacer para celebrar dignamente la fiesta de la dedicaciOn de la iglesia”, La Salle responde que, entre otras cosas, ““debemos proponernos, con la gracia de Dios, nunca entrar en ella sino con sen- Limientos de religién, y pedir a Dios perdin por todas las irreverencias y faltas de devocién que en ella cometemos”. Pero ese respeto también se impone en otros lugares, hasta en forma que sorptende: “Los nifios entran con profundo respeto, en consideracién a la presencia de Dios. Cuando estén en el centro, hacen una profunda inclinacién al crucifijo, se ponen de rodillas para adorar a Dias, se levantan, hacen una nueva inclinacién al crucifijo, y van a su puesto pausadamente y sin ruido"*. Aqué lugar entran? A la escuela cristiana. Respetuosos por la presencia invisible de Dios y por la presencia visible de Jesucristo en el crucifijo. ME 160, 3, 2)175, 2, 180,32. MR197, 1 y2;198,3,2 MR 194, 2, 2 3, 2; 196, 2,2; 198, 3, 2; 200, 3,2 M198, 2, 2;200, 3,1 MR 196, 2,1 ME 122,1,2;125,3,2. RC2,1 DA 405, 4,6. DC 20, 3,9.1.[, p. 12, MD 62, 1, 2; 116, 2,2; 186,2,2 DC 44, 24,10 GELL9 a EY : [EDUCAR EN Y PARA LA VIDA. PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA BDUCACION LASALLISTA via & Otro ejemplo: en el mismo escenario y con las mismas personas, ahora oa con el profesor presente, para iniciar la oracién, todos los alumnos, “a la ay primera campanaia del reloj (de las 8:00 y de las 13:30) se ponen de rodillas, con es: los brazos cruzados y en una postura exterior muy recogida’®”, et Todas las oraciones deben “rezarse pausacia y atentamente’*, Otra sefial en ; ; f de la importancia y de la consideracién por lo sagrado se pide esta vez al profesor: ademés de no aplicar castigos a los alumnos durante el catecis- ‘mo, tampoco lo hard durante las oraciones™. Paralelo a la idea del respeto a las cosas sagradas, esta el sentimiento lle del santo temor de Dios, en el cual el celo del maestro debe educar al alu- cu mno. Conforme al catecismo de La Salle el temor puede ser filial o servil. as, En el caso, por ejemplo, del dolor sentido por los pecados cometidos, tal el temor seré filial o servil segyin la contricién por el mal hecho fuere perfecta uy o imperfecta”, ar La pedagog/a lasallista atribuye parte fundamental a la accién de Dios enel desarrollo global del educando. En el desarrollo de las actividades de de Ja escuela hay gran espacio reservado a El. Aproximadamente el 50% del tiempo empleado en ellas est dedicado a las clases. El otro 50% a ejerci- cios piadosos. Hay un libro entero para indicarlos y con todas las ribricas ee sobre el modo de hacerlos*: Ejercicios de piedad hechos a Io largo del on dia en las escuelas cristianas. as, Toda la jornada, en una “escuela cristiana”, esta regulada por los ejerci- mn cios y practicas religiosas, que constituyen su eslabén unificador y vivifi- de cador. “El capitulo séptimo (de la primera parte de la Guia), que enumera las oraciones y los momentos en que se debe rezar en la escuela, constituye aan el hilo invisible y vivificador de todas y cada una de las actividades reali- 7 zadas por los alumnos lasallistas”*?. al Entre estos ejercicios y practicas, el més frecuente es el de la relacién "va con Dios en la oracién, fuerte e insistentemente recomendado por La Salle. Al entrar a Ja escuela, cada alumno se persigna con agua bendita. Al principio de las clases, tanto de la mafiana como de la tarde, se hace la sefial de la cruz, se invoca al Espiritu Santo y se recuerda la presencia de Dios, * GEL28 * GEIB 1,4 2 GE 15, 8,5; 21, 2,17. RC8,7 © RC 2.9 DAO, 2, 12y 307, 2,13 “© © 20,11; 19, 19,18, 8 “© MAGAZ. Lasalliana 09-A-48 s© MF 122, 1,2. MR 202, 2, 2; 206, 2,1 Encarp Hexcemiue Ademés de la oracién del comienzo, se hace una oracién mas larga al final de la mafiana y de la tarde. Oraci6n de la mafiana y de la tarde que ni en vacaciones deben dejar de hacer los alumnos*. ‘También se reza al comienzo de cada leccién y se hace una répida invo- cacién al final de ella". Lo mismo ocurre también al principio y al fin del “ejercicio escolar” de tomar un refrigeric en el salén de clase. Todo con la finalidad de una formacién cristiana: “Es necesario darles a entender que si la gente quiere que coman en la escuela, es para ensefiarles a rezar antes y después de hacerlo”®, Lasefial de la cruz, hecha sobre si al entrar al salon y al principio de las cla- ses, se repite en diversos momentos a lo largo del dia. Emiliano® llega a ver la escuela de La Salle como “una especie de liturgia marcada por la cruz”. En su valioso tratado sobre la oracién, La Salle recuerda que San Juan Criséstomo ordena a los fieles “no dejar pasar una sola hora durante el dia sin ofrecer a Dios alguna oraci6n, a fin de que el fluir de nuestras oraciones acompaie el transcurrir del dia”. Y cuando, en el mismo cate- cismo, habla de nuestra manera de amar a Dios*®, ensefia que “si queremos realmente poseer el verdadero amor a Dios, uno de nuestros primeros cuidados debe ser procurar realizar todas nuestras acciones por amor de Dios y debemos hacer durante el dia frecuentes actos de amor a Dios”. Esta ensefianza y esta orden los alumnos las cumplen por el ejercicio llamado de la presencia de Dios, uno de los actos privilegiados de la pedagogia lasallista: a cada hora y en algunas medias horas el trabajo cesa. Un alumno convida a todos a recordar que viven y trabajan bajo la mirada divina. Cada dia se recuerda un misterio diferente de la religién. Los alumnos intercalan estas inter- -venciones con varias oraciones y terminan diciendo: “Continuaré, Dios mio, haciendo todas mis acciones por vuestro amor. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo, Amén"™®, que ademés es la formula con que terminan todas las oraciones hechas en la escuela de La Salle. En ésta se reza también una especie de “rosario perpetuo”, pues los alumnos, por turnos y de dos en dos, recitan esa oracién dedicada a la Santisima Virgen, oracién que se les sugiere igualmente para el tiempo de vacaciones“. RCW, 2. GE7,117,1,6.7,1,717,35 © E4,2;1, 61, 12:2, 2:6, 1;6,3;6,5;8,2..GE7, 1,4 “0 GE7,1,3;17,3,7 TBDUCAR EN Y PARA LA VIDA. PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACIGN LASALLISTA gaal F En Ia escuela también se recitan salmos. Por ejemplo, el “de profun- ueni dis”*? por los fallecidos. En determinadas ocasiones se rezan las letanias. En las visperas de la fiesta de la Circuncisién del Sefior se recitan las del Santisimo nombre de Jestis, y en la vigilia de San José se rezan las del ndel pater ona Los actos de la rutina escolar, atin en aquellos en que menos se espe- esila raria, se tornan en objetos de oracién ya por el profesor, ya por el alumno. spués Por ejemplo, el castigo impuesto y recibido. El profesor, al pensar en apli- carlo, examina “delante de Dios, qué correccién merece la falta”. El alumno al ser castigado pide a Dios perdén por su falta, le manifiesta que acepta | de buen grado la penitencia impuesta, le agradece atin la correccién que recibié y le promete no caer més en el error cometido*", Forma ptiblica de oracidn es la liturgia celebrada en y por la comunidad cristiana. También a esa modalidad de oracién inicia la “escuela cristiana’” Se insta a los alumnos a recibir los sacramentos con frecuencia, con decoro y de acuerdo con la edad y las costumbres del tiempo. La Guia invita a los comulgantes a recibir la Eucaristia “por lo menos una vez al mes”. También esta practica religiosa es objeto de recomendacién para las vacaciones: que durante ese tiempo se confiesen y comulguen al ‘menos una vez, ademas de hacer todos los dias un minimo de quince mi- nutos de adoracién al Santisimo*. La Eucaristia es central en la liturgia. Los alumnos de la escuela lasa- llista asisten a misa diariamente. Se hard todo lo posible para que los au- torizados a entrar, por la mafiana, después de los demas, estén presentes a tiempo para asistir a este santo sacrificio". Todavia dentro de la liturgia, se da gran importancia a las fiestas y al domingo, vivido realmente como dia del Sefior. Fn estos dias, los alum- nos, ademés de asistir a misa por la majiana, tienen catecismo, oracién y 23 los visperas por la tarde. Tan serio e importante es esto que, asi como ausen- aala tarse por culpa de los padres, del catecismo los domingos y fiestas, no pode asistir a misa en estas oportunidades es una de las razones previstas como causa posible de expulsién del alumno*”, GF Salmo 130 (129) “9 GE7,3,3 «MR 206: 1, Ly 1,2. GE 15,7, 8; 15,7, 18; 15,9, 10 “8 GE 213,517, 3,6 “© RC7,7. GE 8; 224,8. E2,20-21 ©? RC10, 2 GE8,7;9,5;15, 1,22 Epcaap Hencemiur 116 Formacion cristiana Enla escuela lasallista gcémo se expresa la voluntad de formar al cris- tiano y a qué medios se acude para esto? Una expresién y un medio fundamental es el catecismo. De manera complementaria y paralela al catecismo se acude a practicas diarias como areflexién y el examen de conciencia. Se emplean también lecturas apro- piadas. Todo en la escuela esta pensado en esa perspectiva. Basicamente se confia en el modo de ser y en la accién del profesor. El catecismo es préctica constitutiva de la “escuela cristiana”. Asistir siempre al catecismo es condicién para ser alumno lasallista. En la entre~ vista hecha antes de la matricula, esta exigencia se comunica claramente alos padres: “No se recibird a ningiin alumno que no quiera asistir al catecis- mo”, Algunos alumnos pueden dispensarse de la presencia en la escuela ciertos dias de la semana por razén del trabajo. Con tal de que no sea después de mediodia. Por qué? Porque es en la tarde cuando se da la clase de catecismo. Por la misma raz6n se puede recibir a un alumno que venga ala escuela sélo después de medio dia, pero nunca se matricula a alguien para venir s6lo por la mafiana™. Como prescriben las Reglas comunes, y como La Salle recuerda innu- merables veces a sus discipulos en otros textos, ellos “hardn el catecismo todos los dias”, atin los domingos y fiestas. E] Fundador basa esa practica en la Escritura, en el Evangelio y en los Hechos especificamente, en los cuales se dice que Jesucristo y los apéstoles ensefiaban la doctrina diaria- mente en el templo y en diversos lugares" En Jos dias ordinarios la duracién de la clase es de media hora. En las visperas de los dias de asueto, de una hora: media hora sobre los princi- pales misterios y media sobre el tema de la semana. En los domingos y fiestas, durante hora y media: media hora ocupada con el repaso de los principales misterios y una con un tema particular. Para que el catecismo sea agradable y util se toman medidas practicas de cardcter didActico, como no hacer sermén, sino utilizar preguntas y sub-preguntas al nivel de los alumnos, para que éstos respondan, o narrar historias que despierten el interés y mantengan la atencién. CE 2,46 22,33 © GE22, 4,9 © RC7,6 Cf.GE9, 1,1 MF 150, 3, 2;159, 1,2 MR 200, 1, 2,206, 1, 1 €28,5 1 MR200,1, 1 #2 RCT, 6:28, 7-8 E7,2,1y7,22, GE%1 © GEG,3,4y9,3,5 [EDUCAR EN ¥ PARA LA VIDA. PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DB LA EDUCACIGN LASALLISTA Dos précticas lasallistas parecen destinadas especialmente a la forma- cién ético-moral del alumno: la reflexidn y el examen de conciencia. les La Salle invita al maestro a “emplear el don de instruir ensefiando y el de | exhortar estimulando”*, Esa exhortacién se hace particularmente en el mo- a | mento llamado de la reflexién, durante la oracién realizada al final de las ee | clases de la mafiana. agi | Hay cinco temas de reflexién: el dia en. curso como oportunidad de reste | salvacién; la inseguridad de la duracién de esta vida; la voluntad de servir bien a Dios; la determinacién de no ofenderlo; y el cuidado de evitar esa ofensa por la fuga del pecado. wsistit ote Cada dia el encargado de presidir la oracién lee primero los cinco pun- cose tos, haciendo una pequefia pausa entre uno y otro. Luego repite el que sti ser objeto particular de atencién en el dia. “En seguida, se hard una pause a con Ia duracién de un “Miserere”® durante la cual cada profesor en su clase, ose hard una pequetia exhortacién a sus alumnos sobre el tema de la reflexin, segiin dis el alcance de ellos”**, a La reflexién lasallista es distinta del catecismo. Este instruye ante todo = sobre verdades tesricas y practicas de la religién y trabaja mucho con pre- guntas y respuestas; la reflexién exhorta esencialmente para estimular la inn huida del mal y la préctica del bien y lo hace con lenguaje mas libre. Esta no i pues, muy en la linea del quehacer cristiano y es también un excelente scica momento para la formacién de la mentalidad cristiana, de la mentalidad nls que La Salle identifica con el “espiritu del cristiano”, a Esta modalidad exhortativa, que es también orientadora, él la explica mds ampliamente en esta verdadera sintesis de lo que debe ser para, La inks Salle, la actuacién del maestro en la formacién ético-moral del alumno, y vind que se encuentra en una de sus mejores meditaciones de caracter pedagé- sy gico*”, la meditacién sobre el buen pastor: “En sus exhortaciones, ustedes de- elos ben sefialarles con sencillez sus defectos, indicarles los medios para que se corrijan de ellos, darles a conocer las virtudes que deben practicar, y mostrarles la manera tes {cil de hacerlo, inspirarles grandisimo horror al pecado y Ia huida de las malas way compaitias. En una palabra, hablarles de todo lo que pueda levarlos a a piedad”. wnt El examen de conciencia se hace siempre en la oracién del final de las clases de la tarde. Se hace a partir de cuatro bloques de temas, llamados “articulos” en la Guia de las Escuelas y en el libro de los Ejercicios de Pie- = MR 193, 2,2 4% Salmo 51 (60), que en latin empieza con esa palabra, t® GE7,2,1. E,p.89 @ MD 33,31 GE7,2,4. B9 Eocaro Henonudts dad hechos durante el dia en las Escuelas Cristianas. Cada bloque consta de cinco puntos, cada uno de los cuales es objeto de examen en uno de los cinco dias de clase de la semana. Para el examen se sigue el mismo método usado en la reflexién de la majiana: lectura del bloque de temas de la semana, lectura del punto co- rrespondiente al dfa, intervencién sobre el mismo de parte del maestro. En él se examina el cumplimiento ono de los deberes con Dios: pensar en 4, adorarlo, ofrecerse a El, comportarse bien en la iglesia, guardar el domin- g0, asistir a misa, rezar antes y después de las comidas, cumplir los manda- mientos, escuchar, recordar y practicar las “instrucciones” recibidas. Alrealizarlo, el alumno todavia se examina, ante Dios, sobre el respeto y la obediencia a los superiores, el amor a todos, especialmente a los parien- tes y compafieros, el aprovechamiento del tiempo y el cumplimiento de los deberes escolares: ¢”No me ausenté de la escuela sin permiso? Me apliqué en ella al estudio de mis lecciones? ;INo fui causa de que otros faltasen a clase?” La Guia de las Escuelas da a entender que el maestro puede afiadir otros aspectos a los items constantes del punto examinado cada dfa: al fin de cada bloque de temas de la semana, sugiere: “Finalmente: no...? Es de notar también la orientacién que, para este examen, la Guia da al Profesor, a saber, que éste “informa detalladamente a los alumnos sobre las faltas en que pueden incurrir en lo referente al “articulo” en examen, sin, con todo, afirmar nunca si son pecaddo mortal o vertial. Al mismo tiempo, procurard inspirarles horror a ellas, y les propondré medios para evitarlas”. Esa es, por cierto, la misma orientacién que, con algun detalle mas, el Fundador y sus maestros adoptan en la Guia de las Escuelas: “En las clases de catecismo, el profesor nunca decidind si algo es pecado mortal o venta. Podré decir sélo: esto es una grave ofensa a Dios. Es pecado que hace mucho mal, que tiene consecuencias graves, es un gran pecado, cuando se considera que efec- tivamente lo es...” No hay duda de que esas practicas, la reflexién y el examen, forman la conciencia cristiana del alumno. Poutet y Pungier dicen del examen que es “un ejercicio de alto valor sicolégico y espiritual cuando se hace bajo la mirada de Dios y con el fin de agradarle”. Al catecismo, a Ia reflexién y al examen se pueden afiadir también lec- turas hechas en la escuela, como del segundo libro, a saber, “wn libro de instrucciones cristianas”, y del que sirve para aprender a leer en latin, es 93,6 Pgs EDUCAR EN'Y PARA LA VIDA. PERSPECTIVA DELLA IDENTIDAD DE LA EDUCACIGN LASALLISTA a : decir, el Salterio. Sin olvidar las Reglas de Urbanidad, impregnadas del Ds espiritu cristiano. La educacién para pensar, sentir, valorar y vivir como cristiano, se lleva la a cabo también mediante la escuela lasallista como un todo: por el am- * biente reinante, los contenidos desarrollados, los materiales utilizados, Jas opciones hechas y las practicas usadas. En cuanto al ambiente, basta mirar la entrada, las paredes y otros lu- x gares del salén de clase para darse cuenta inmediatamente de la identidad a cristiana de quien es responsable de ella y de quien la frecuenta. Es visible la pila de agua bendita, con liquido suficiente y con el hisopo. Estén ala vista el crucifijo y los cuadros de Maria, de José, del Angel de la Guarda, del Nifio Jestis y de la escuela de Jesiis. En el armario estén los tercios para el rezo del rosario. De los cinco carteles con sentencias, dos son de cardcter religioso: “Escuchar atentamente el catecismo”, “Rezar con piedad en la iglesia yen la escuela”, La cuestién de los contenidos es tema visto una y otra vez. Pero es esencial volver a él cuando se trata de la escuela de La Salle como escuela in ian cristiana. e Repitiendo pues una vez més: La Salle mantiene una jerarquia: el ele- . mento religioso es primordial en su edificio educativo y, en este elemento, a es fundamental la instruccién sobre los contenidos doctrinarios y las préc- a ticas cristianas, Para sus alumnos es valida la explicacién que, en su catecismo litir- A gico™, da a todos los fieles. “;Por qué se explica el Santo Evangetio antes a de la misa de los fieles, es decir, antes del Ofertorio? El da una respuesta que, fl para alguien inadvertido, puede parecer algo extrafia: “Por dos razones. : La segunda, para aclarar que para los fieles, es atin mds importante ser instruidos a en las verdades de la religion y de las maximas del Santo Eoangelio que asistir al Santo Sacrificio de la Sania Misa”. Y podria afadirse: més importante que realizar otras practicas de la vida cristiana, de cuya naturaleza, obliga- la toriedad, intencionalidad y manera de llevar a cabo, el fiel se informa a 1e través de la instruccién cristiana. le Toda una serie de meditaciones insisten en esta primacia: “Aunque no se deben descuidar los demés aspectos”, instruir a los discfpulos en la religion “es © la principal obligacién de ustedes”*. Las Reglas Comunes* confirman esa de orientacién: “Los Hermanos ensefiarén lectura, escritura, ortografia aritmética. es Deza9 © MF 92,3,1;91,3, 1. MR194,3,2 "7,495 Epcanp Hencemiue Tendrén, sin embargo, como su primero y principal cuidado enseftar a sus alum nos las oraciones de Ia mafiana y de la noche; el Pater, el Ave Maria, el Credo y el Confiteor, y esas mismas oraciones en francés; los mandamientos de Dios y de la Iglesia; las respuestas de la Santa Misa, el catecismo, los deberes del cristiano, y las maximas y pricticas que Nuestro Sefor nos dej6 en el Santo Evangelio”. La bula de aprobacién del Instituto la sella definitivamente: “Que los Herma- nos ensefien a los nifios no solamente la lectura, escritura, ortografiay arit- meética, sino sobre todo, que les impregnen los corazones con los preceptos del cristianismo y del Evangelio”. Esa es la doctrina general y constante: sélo uno o dos pasajes de La Sa- lle discrepan, como el de la carta™ dirigida a un Hermano anénimo, en la cual el Fundador insiste sobre la necesidad de estudiar el catecismo y no més las otras materias que éste. No invertir la jerarquia. Y las Reglas de urbanidad? No son profanas? Si, es verdad que ellas son “un aprendizaje del orden del mundo”. Pero su titulo completo gro dice acaso, Reglas del Decoro y de Ia Urbanidad cristianos? La vida, como ya se indicé antes, debe ser cristiana también a la hora de practicar a urbanidad. Cristiano caballero y caballero cristiano. Respecto de los materiales didacticos, el libro del maestro, es decir, la Guia de las Escuelas Cristianas, es “un texto adaptado por completo al proyecto educativo cristiano”. Pero también entre los libros utilizados por los alumnos varios son de tenor religioso®™. Y los entregados como recompensa son todos de piedad, como las estampas e imagenes distribui- das con la misma finalidad**. ‘Como era la costumbre en el contexto cristiano de la época, también en la Guia, siempre que es posible, los ejemplos ilustrativos son tomados del mundo de la religidn. Asi ocurre cuando el- manual didactico de La Salle ilustra con ejemplos el punto de interrogacién (“Dénde esté Dios?”), el punto de admiracién (“Oh Dios mio!"), el paréntesis (“Dad — dice Jesucristo ~ y se 0s dara”), y la separacién de silabas con pausa igual ~ en la lectura ~ entre una y otra (“Es-te-ban, He-no de fe y del Es-pi-ri-tu San- to, ha-ci-a gran-des mi-la-gros”)®”, Cuando un alumno se equivoca en la lectura, es necesario corregirlo. Asi, al equivocarse en la primera s{laba de “Seftor, Dios todopoderoso y eter- Sci00 © Chartier 1987, p69 © Capelle. Lasalliana 15-11-C-58 © GE 1720, p.38, GES, 8,1 © GE, 4:1,5;1,8 © GE 19,0,11;3,5,7 EDUCAR EN'Y PARA ZA VIDA, PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD DE LA EDUCACION LASALLISTA no...” Si al leer no acierta, y eso varias veces por falta de aplicacién, se le puede mandar que aprenda de memoria algo del libro de la Imitacién de Cristo o del Nuevo Testamento“. En la clase de caligrafia, “todos los ejemplos (es decir, los modelos para reproducir) de lineas serin de sentencias de la Sagrada Escritura, o de méximas cristianas tomadas de los Santos Padres o de libros de piedad”*. Ena ortograffa, los ejercicios exigidos a los alumnos, ademas de copiar otras cosas titiles para la vida, consisten también en escribir lo que hubie- ren recordado del catecismo de la semana‘. Sa- ; aia Toda una serie de opciones tomadas y de pricticas desarrolladas en no ; Ja escuela lasallista, al tiempo que revelan la prioridad concreta dada a la dimensién religiosa, son también forma implicita, pero muy efectiva, de He evar al cultivo de esa dimensién. ni En la escuela de La Salle se procuraba, por ejemplo, dispensar lo menos da, posible a los alumnos de la presencia en las clases. Cuando se autorizaban ar dispensas, por qué razones se permitian? En gran parte, por motivos de cardcter religioso: peregrinacidn a un lugar distante de la ciudad; asisten- ciaala procesién del Santisimo en la parroquia del alumno; participacién ala ena fiesta del patrono de la parroquia del alumno; dia del patrono de la : fn profesin del padre... io. Como se verd en su debido lugar, de los “oficios” desempefiados por ast los alumnos, cuatro eran de cardcter religioso: recitador de las oraciones, porta-hisopo, porta-rosarios y ministro de la Santa Misa“. Y como ante- ; riormente ya se sefialé, ser piadoso y modesto integraba las condiciones ay exigidas al alumno para ser cambiado de leccién o de orden de leccin*®. ioe Y, en la légica de la primacia concedida al elemento religioso, a la hora & de recompensar los alumnos, los laureados con las recompensas més vel hermosas y més valiosas eran los piadosos. Luego los puntuales (recuér- ges dense las dificultades que tenfan los pobres para serlo) y finalmente los es més capaces*. Pero el primer medio de formacién cristiana de los alumnos es el pro- fesor cristiano. En términos més radicales, no existe educacién cristiana is sin maestros cristianos. @ CENLL 615,915 “© GE 4,2, 24y 4,2,25 © GE 6,0,2 “© GE 16, 1,9; 16,1, 10;16, 1, 11;16, 1,12 GE 18, 1;18,2; 18, 4;18,5 “© GE 24,1,1;24,2,3 GELS 121 Epcano Hexcumiue 122 En el caso lasallista, el maestro es alguien que se consagra para procu- rar la gloria de Dios por medio de la obra educativa, y que la realiza como integrante de una comunidad cristiana de consagrados*”. Para que la educacién cristiana sea eficaz, el Hermano recibe una for- macién inicial en que el factor religioso es fundamental. En su formacién permanente, el estudio de la religién es constante, como preparacién para una catequesis competente“*. Seguin la lectura de Poutet“’, también en todo el conjunto de esta formacién permanente la dimensién religioso- cristiana es determinante: Al hablar de formacién permanente del educador lasallista, se im- pone el calificativo “cristiano” pues todos los actos de esa formacién estén penetrados y animados por la savia de la fe en un Dios de- seoso de la felicidad de su creacidn, en el seno de la cual su Hijo se encarné, mostrando asf la prodigiosa dignidad del hombre El magisterio que este educador realiza se caracteriza, por no decir se identifica con un apostolado. Por eso, junto con su competencia profesio- nal, esta invitado a desarrollar personalmente practicas claramente espi- rituales. El santo educador de Reims procura hacer entender a sus maestros que, para la eficacia de su trabajo apostdlico, deben cultivar la intimidad con Dios, permanecer unidos con Cristo, como la rama del érbol que desea dar fruto debe permanecer unida al tronco®, ‘Ademis de insistir en esta unién, La Salle los urge a que vivan en retiro y se den ala oracién. En retiro, porque Dios hace pasar por él “a los hombres que destina a grandes cosas", como ocurrié con San Martin de Tours". Pide la entrega a la oracién, porque “ustedes no producirian ningun fruto (espiri- tual) en sus discipulos, si no tuvieran un perfecto esptritu de oracién, que confiere asus palabras la uncién santa y las torna plenamente eficaces para penetrar hasta el fondo de sus corazones”*®, Exceptuado un pequefio pasaje**, que desentona en todo el conjunto de la doctrina lasallista en este punto, segdn La Salle, el maestro ora en funcién de su ministerio. #W201202 “RC 27,10 y 28. MF 153, 1, 2. MR 200, 1,2 19 1998, p. 148-149 © MR 195,3,1 © MP 171, 1, 15189,2,2 © MF 159,2,2;107, 1,2; 129, 2,2; 148,22, MR196,1,2. 73,5 © C567 EDUCAR EN Y FARA LA VIDA, PERSPECTIVA DE 1A IDENTIDAD DE LA EDUCACION LASALLISTA e F Por la oracién, él se prepara para ejercerlo: “El primer dia de clase después o a de las vacaciones, los Hermanos que dan clase comulgan en Ia misa de comuni- 3 dad, para pedir a Dios las luces y gracias que necesitan para instruir bien a sus alumnos, para educarlos y hacerlos vivir en el esptritu del cristianismo”. “Des- pués del desayuno, los Hermanos iran al oratorio, donde recitarén las letanias del Samntisimo Nifio Jestis, para disponerse a ir a las escuelas y pedir a Nuestro Seftor Nifio su Espiritu, a fin de poder comunicarlo a los nirios que tienen a su cargo”. ‘ "A las 13:00 se retinen en el oratorio para rezar las letanias de San José, Patrono y Protector de la Comunidad, con el fin de pedir su Espiritu y asistencia para la educacién cristiana de los nifios”**. El ministerio también es objeto de la oracién del maestro cristiano des- pués de su trabajo. En otros términos, una vez realizado, él lo toma como asunto de su examen de conciencia delante de Dios, lo que convierte la evaluacién del trabajo educativo en un acto de religién, un ejercicio es- i piritual. Esto sucede en la meditacidn en general, y especialmente en las xe meditaciones de parte de la tarde durante el retiro espiritual (hechas sobre > la actividad escolar) y en un momento propio, al final de las clases de cada Le dia: “Después de regresar de la clase, los Hermanos van al oratorio, donde hacen un corto examen sobre las faltas que pudieron haber cometido y sobre toda su bs conducta durante el dia", id Ademés de la oracién en funcién del ministerio, hay otros ejercicios 2 espirituales del maestro lasallista, todos necesarios para la educacién cris- tiana eficaz, “La escuela no anda bien sin los ejercicics”, escribe La Salle al Hermano Matias‘ co es Vivir en retiro, entregarse a la oracién y a otros ejercicios espirituales te sélo tiene sentido para quien tiene fe. Pero para el educador lasallista la fe i se torna absolutamente necesaria atin por otra raz6n. De acuerdo con lo re dicho anteriormente, desarrollar en el alumno el espiritu del cristianismo ta hace parte del trabajo de formarlo como cristiano. Pero ello es imposible siel propio maestro no posee ese espiritu, con el nombre de espiritu de fe: io “Los Hermanos de las Escuelas Cristianas tienen como fin de su Instituto educar a alos nifios confiados a sus cuidados en el espiritu del cristianismo. Por ese moti- v0, es de gran importancia que consideren el espiritu de fe como el espiritu de su Instituto”. ‘Aqui aparece otro necesario ejercicio de cardcter espiritual: el cultivo de la palabra de Dios, su meditacién, su fundamental lectura de estudio RE 30, 1,27, 1B y 2 © RC 27, 27. ME 91, 3y 92. MR 193-208, particularamente 205 y 206 = C49,6 © CIMA Epeano Hanes y todavia mas fundamental, la “lectura orante”, como dirlamos hoy. La Salle afirma que el contacto con las Sagradas Escrituras, por una parte, robustece en la fe el alma del educador, es el primer medio para crecer en el espiritu de fe; y, por otra, lo nutre con los secretos de la ciencia divina que encierran y con los cuales debe iniciar a sus educandos en el pensar, sentir y obrar cristianos*™ La fe del educador cristiano, como La Salle la entiende, tiene que ser dinamica, expresarse en el dia a dia del magisterio. En lenguaje lasallista, esa fe dindmica, viva, se ama celo, que es otra cara del espititu de fe Hasta el punto de que se podria afirmar que celo es el nombre lasallista de Ia fe practica. El celo consiste en el interés y el cuidado creativos del edu- cador por el bien del alumno; interés y cuidado que incluyen el empefio por ayudarlo a vivir su condicién de cristiano, a no renunciar a la Alianza que contrajo con Dios en el bautismo*. Para terminar, dos cosas més que La Salle sefiala como imprescindibles para que la educacién ofrecida por la escuela sea cristiana: el ejemplo de vida del maestro y su amor concreto por el alumno. El ejemplo, La Salle lo pregona principalmente por la fuerza educati- va que tiene: “El ejemplo impresiona mucho mas la mente y el corazin que las palabras”. Los niftos “se forman de ordinario por el ejemplo de sus maestros y se deciden con mayor facilidad a hacer lo que ven practicar que lo que oyen, sobre todo si las palabras no corresponden a las acciones”. Como esa no cortespon- dencia siempre es posible, él pregunta en las Meditaciones: “No ensefian asus discipulos nada que ustedes mismos no practican? Y los alerta: “Deberian avergonzarse de estar obligados a enseftar a los alumnos lo que ustedes mismos no practican”™®, La materia del ejemplo que el maestro cristiano debe dar a sus disci- pulos es todo lo que les ensefia y les exige en términos de vida cristiana: Ja oracién piadosa, el desapego de los bienes materiales, la practica de la virtud en general y de la caridad en particular, en fin, la santidad a que todo cristiano esté Hamado*', Oportunamente se desarrollara la obligacién del educador lasallista de amar a sus alumnos y hacer que éstos se aficionen a él. Pero por qué? y para qué? Porque tanto mostrarles afecto, como conquistar su carifio po- dra y deber servirles como de arco tendido que los proyecte hacia Dios y los haga vivir mejor como cristianos: “Ustedes deben meditar su obligacién “8 ME 170, 2,2;192, 1,2. RC2,3. * RC2,9. MR 202, 1,2 4© MR202, 3,2. MD 69, 1,2; 37,21 “© MD 33,2, 1;39,2,2; 68, 1,2. MF 91, 3,1;153,3,2 EDUCAREN Y FARA LA VIDA. PERSFECTIVA DE LA !DENTIDAD DS 1A EDUCACION LASALLISTA La de conquistar el amor de los alumnos como uno de los principales medios para Ile- te, varlos a vivir cristianamente”.” :Aproveckan el afecto que ellos tienen por ustedes en para llevarlos a Dios? ”*®, ba VISION DE LOS HISTORIADORES DE LA EDUCACION Los autores en general sitian acertadamente a La Salle en el mundo a cristiano-catélico y en la época de la cristiandad. Un grupo significativo de ta, ellos lo relaciona con Ja Reforma Catélica, la cual, por razon de las circuns- fe, tancias, se torné en Contra-Reforma. Para Furet y Ozouf®, su Instituto de es “la creaci6n tardia” de ese movimiento. Segtin Giolitto“, su accién se tur inscribe en el cuadro de la cruzada a favor de la escuela que la jerarquia oe eclesidstica francesa llevaba adelante al interior de esa reforma catdlica. a . Otros no olvidan vincular el cardcter cristiano que imprimié a la educa- cién, a su sentimiento religioso. Valentini“ muestra cémo “sus principios ee pedagégicos estén inspirados en el Evangelio”, y Scaglione ve la elabo- de xacion de sus escritos, incluidos los pedagégicos, también motivada por impulso religioso, Mas exactamente, por su celo apostélico. nail Los que se basan tinicamente en la Guia de las Escuelas Cristianas, las vademecum cotidiano de la practica educativa lasallista, y desconocen el sy tenor mistico de las Meditaciones para el Tiempo de Retiro, no logran bre advertir la lectura que La Salle hace del origen teolégico, “providencial” oe de la institucién educativa lasallista. Y desconociendo los bidgrafos y los bea recientes estudios hechos a partir de ellos y de los escritos personales de wid La Salle, tampoco atinan con la lectura en la fe, nuevamente “providen- "0s cial”, que La Salle hace de su propio compromiso progresivo con la obra educativa que desembocaria en la Congregacién de los Hermanos de las ee Escuelas Cristianas. ad Esta clara para los autores la finalidad fundamental de la escuela de tla La Salle. Segiin Bowen”, para el pedagogo remense, “la instruccién sola~ que mente hacia a las personas ilustradas. Si ellas querian cumplir su vocacién divinamente sefialada, necesitaban la educacién, es deciz, conversién y de formacién cristiana”. De acuerdo con la opinién de Giufrida*, “el fin del ry Instituto (de La Selle), segiin la Conducta, es esencialmente religioso: la 20" ios “© MFI5, 3,2; 101, 3,2; ch. 187,5,2 vi © p92 P3239 “p23 26558 # pug R268 “@ Término con que, a veces, algunos traducen la Gufa de las Escuelas Cristianas, 125 Epcaao Hence 126 instruccién gratuita de los pobres y de los artesanos para hacer de ellos buenos catdlicos”. Desde este acento puesto en el aspecto religioso algu- nos, por razones esencialmente ideoldgicas, hacen una lectura més bien negativa. Entre ellos, Leaut y Glay”, para quienes el concepto de educa- cién popular practicada por La Salle es estrecha, porque en ella “todo esta subordinado, si no sactificado, a la formacién cristiana’”. Prdcticamente todos advierten las consecuencias del hecho de que la es- cuela de La Salle tenga una finalidad decididamente cristiana. Existe entre ellos una significativa coincidencia sobre la importancia que, en esta es- cuela, se da a la catequesis y a los medios con que se revela tal importancia. Hasta el extremo de que gran parte de ellos, como Clausse™, llegan a ase- gurar que, en las “escuelas cristianas”, “se ensefia casi exclusivamente cate- cismo” junto con lectura, como era normal en las escuelas contemporéneas de La Salle. Zind*” es uno de los que logran hacer contrapunto a esa impre- sién generalizada: “Este acento puesto en el elemento religioso no significa, de ninguna manera, que la ensefianza profana fuese descuidada” También se resalta con mucha fuerza el sello religioso que La Salle im- Prime en sus maestros, constituidos en congregacién religiosa, compro- metidos con el magisterio por toda la vida, no sdlo por opcién profesional, sino también por voto religioso, vistos como llamados por vocacién a su tarea. La Salle “elevé el magisterio a una verdadera misién, casi como el sacerdocio’®. Esta presente entre ellos, igualmente, la importancia del elemento religioso en la formacién del profesor. Segiin Butts La Salle “puso la religién en el meollo” de esa preparacién. Pocos son, sin embargo, los que analizan la relacién de la actividad educativa del maestro con la visién y el impulso mistico que la Salle desea que la oriente y arrastre, 0, en otros términos, con la espiritualidad del educador. Pus o p57 1974, p. 62 © Giuftida, p.278 * P23

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