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Eric HoBsBAwM LA ERA DEL IMPERIO, 1875-1914 6. BANDERAS AL VIENTO: LAS NACIONES Y EL NACIONALISMO “Scapa, che ariva Ia patria (Huye, que viene la patria) na a su hijo porque ahora leen, Leen bros». La pronuscia primera vez en las postrimerias del _Brupos de ideslo- 220s de derecha, en Francia e Italia, bandera na ional contra los extranjeros, los tas y que se mos- traben partidarios de Ja expansién agresiva de su propio estado, rasgo que habia de ser caracteristico de esos movimientos. Fue también en este perfo- do cuando la cancién Deutschland Uber Alles (Alemania sobre todas los de- JONES Y BL NACIONALISWO jentos para los cuales la «causa nacional» era primordial en la po- lerecho de autodetermina- cidn, en ho de formar un estado independiente. Tan- to el nimero de esos movimientos —o cuando menos el de los lideres que ifirmaban hablar en su nombre— como su significado politico se ineremen- tos nacionales que no ten | quierda, mientras sya hemos indica {gue movilizaban a de forma accidental porgue su primera preocupacién er es cierto que en este periodo Ia i asset, un factor importante en la politica de los estados, es totalme volucionario James Connoll tenfan que competir por se veian obligados {AS NACIONES ¥ EL NACIONALISMO 155 134 1A ERA DEL IMPERIO, 175-1914 nes» (por ejemplo, Francia, el Reino Unido 0 los nuevos estados de Alema~ | ia e Italia) y otros que, aunque basados en algin otro principio politico, se onsideraba que representaban al cuerpo central de sus habitantes sobre unas bases que podian considerarse de algiin modo como nacionales (e ‘aso de los zares, que gozaban de la lealtad del gra pueblo ruso en. ss que Tes apoyaran en tanto que checos, polacos . De abi su preacupacisa por nacional» desde el mo- ‘mento en que se convirtieron en movimientos de masas. El hecho de que importantes, desde Kautsky y Rosa Luxemburg, pasando por los austromarxistas, hasta Lenin y cl joven Tos apasionades debates que se desarr ‘que estudiamos, indica la urgencia y la importancia bre todo una vez que se ujo la creaci6 rente, no hay que olvidar a los pol eferido pertenecer, aunque si 1; por ejemplo los habitantes de Alsacia- za y Saboya, entregadas @ iano, no mostraban signos Lorena, anexionada por Ale Francia en 1860 por lo que iba res de descontent iuda alguna, el nimero de movimientos nacionalistas se increments ‘considerablemente en Europa a partir de 1870, aungue lo cierto es que en Europa se crearon muchos menos estados nacionales nuevos durante los cua renta afios anteriores al estallido de la ‘uarenta afios que precedieron a la formacién del imy | gue se crearon no tenfan gran importancia: Bulgaria ‘proceso J periodo de entzeguerras, en el fascismo, cuyos ante~ 1 segundo de esos aspectos es dde que la autodetermin beranos independi susceptibles de demostrar una viabi de todos los grupos que afirmaran Yiejos y los nuevos supuestos queda ilustrada por la que existe entre las doce seno de otros esta idos mucho tiempo antes, las poblaciones regionales co- nacional enunciado por cl ‘mundial, El tercer aspecto eta la tendenci I> no podia ser satisfecha por ninguna forma de autono- \dependencia total. Durante casi todo el siglo Xx1x, la fan esa di Fi el movi ta entre los judios, para los que hasta en- ‘desconocido y carente de sentido el tipo de nacionalismo {que ese movimiento representaba. i jo de 1870 habla estados, sobre todo en la que se consideraban representantes de «nacio~ 156 LA ERA DEL IMFERI. LAS NACIONES EL NACIONALISMO 1ST te la identificacién de las masas de un pueblo con su col ‘no era un campo de batalla ideolSgico para aquellos que simplemente 3, aunque slo fuera porque era pr er el con- © trol sobre la lengua que las madres | inaridos con sus espasas y los vecinos entre sf mayor parte de hasta que la adopt hablaban esa lengua no Ins del imperio de wvimientos no tenfan todavia gran apoyo entre aque- hablar, aunque la emigracién masiva aportaba a comunidades atrasadas el poderoso incenti- vo de la nostalgia para identficarse con lo que habian dejado atrés y abria sus mentes a las nuevas ideas politicas. De todas maneras, adquirié mayor fuerza la identificacidn de las masas con Ia «nacién» y el problema politico 4e] nacionalismo comenz6 a ser ms dificil de afrontar tanto para los estados como para sus adversarios no nacionalistas. Probablemente, la mayor parte de los observadores del escenario europeo desde comienzos de la década de 1870 pensaban que, tas el perfodo de la unificacién de Italia y Alemania y :da no sionista y a la me ‘importaba que muchas autoridac negaran incluso a facas, cuando se les pidié que redid recomendada, ‘neluyeran en el censo una pregunta, ‘no se negaron a ha por el Congreso Internacional de cerlo, aunque no mostraron gran ban que habla que dejar &nimos nacionalistas de jempo necesario para que se enfriaran alos anteriores. Consideraban que es0 ales que consuls lenges 20 lenguas nacionales escritas de pasado esa fase de compilacin y «co: el francés ara la mayor IG importante a largo plazo no fue tanto el grado de apoyo que concité la causa nacional entre este o aquel pueblo como la sformacién de la definicin y el programa del nacionalismo. En la actua- estamos tan acostumbrados a una definci naciones, que olvidamos que, en esencia, esa defi fundidad esta cuestién, baste recor- dar que los ideslogos del movimiento ilandés no comenzaron 2 wacin irlandesa con la defensa del gaélico hasta poct fundacién de la Liga Gaélica en 1893; que fue en ese mismo varon su lengua en la base de sus reivindica- into y que nad: ue los apasionados deba- | ode las culturas rreceidn» mucho antes: el alemn y el ruso en el siglo xv pare de las leng periodo de las grandes «autoridades», que fijaron el vocab caso de algunas otras lenguas después de periodo cuando los vascas pueblo) —para Herzl ni jo tuviera conexién histérica alguna con una lengua que no habfan hablado desde hacta varios iano —diferente de la lengua sagrada o ritual, ‘por un hombre que comenz6 el proceso de un vocabulario adecuado, inventando un término hebreo para «na- mom, y esa lengua se aprendia més como o de compromiso {que como medio de comunicacién. No significa esto que hasta entonces la lengua no hubiera sido un aspec- to importante en la cuestién nacional, Era un criterio de nacionalidad entre ‘muchos otros; y, en general, cuanto menos destacado ese criterio, mss fuer- sacin de las naciones con un teritorio exclusive provoes ta- les problemas en amplias zonas del mundo afectadas pot la emigracién ma- siva e incluso en aquellas otras que no conocieron el fenémeno migratorio, {ue se elaboré una definicién alternativa de nacionalidad, muy en especial en 158 LA BRA DEL IMPERIO, 1875-1914 el imperio de los Habsburgo y entre los judfos de la didspora. El nacional mo era considerado aqui como un fen inherente no a un fragmer ‘conereto del mapa en el que bi nia independiente después de 1918: «Es el estado el que hace la nacién y no la nacién al estado».° Desde el punto de vista ra razén, sin duda. No es que los hombres y mujeres —con la excepeidn de algunos pueblos némadas 0 de la didspora— no estuvieran profundamente enraizados en un lugar al que lla- cuenta que durante la mayor parte de profundas de toda la humanidad, aquellos que ¥i io» en nada se parecia al terri a finales del siglo x1x. En el siglo jonde nacia una persona.’ Paese en italiano taba acostumbrada Ia gente —aldea y familia, parroquia y barrio, gre cconfraternidad y muchas otras—, declive que se produjo porque ya no abar- ‘caban, como en otro tiempo, parte de fos acontecimientos de la vida ¥¥ de la gente, sus miembros sintieron la necesidad de algo que ocupara su Iu- ‘gar. La comunidad imaginaria de «la nacién» podia llenar ese vat ‘Se vio vinculada, ine pein mont Hanstock— con so experi Sade la egran parlan, Alemania. 159 ‘un nexo que \dadanos con el estado, una forma de conseguir que el estado-nacién legara directamente a cada ciudadano, y era al mism lealtades por encima de la lealtad del estado: a la religidn, ala nacionalidad (0a un elemento éinico no identificado con el estado, tal vez sobre todo @ la anto ms intensa fue la paricipacién rmasas en ki wvés de las elecciones, més posi ‘guno de ellos era nativo del pais que gobernabs. Los principes y princesas, ‘alemanes en su mayorfa, que se convirtieron en monarcas o en monarcas era, Grecia, Rumanfa, Rusia, Bulgaria o cualquier otro pals, pagaron tributo al principio de nacionalidad convintiéndose en brité ‘0s (como la reina Victoria) 0 griegos (como Otto de Baviera) o aprendie do otra lengua que hablaban con acento extranjero,y ello aunque teni ‘cho mas en pri rentados— que con Lo que hacia que el nacionalsmo de estado fuera ain més fundamental naturaleza de su administra- ental de masas, o cuando x fue el periodo en que se r [LA ERA DEL IMPERIO, 1875-1914 autoridad y los sibdi madres y a Ios hijos, alos novios y a las novias a varios dias de viaje de dis- tancia. Desde cl punto de vista del estado, la escuela presentaba otra ventaja fundamental: podfa ensefar a los nifios a ser buenos subditos y ciudadanos. Hasta el triunfo de la televisin, ningtin medio de propaganda podia compa: rarse en eficacia con las aulas. de vista de la educacién, el 14 fue por encima de todo la era de la escuela primaria en Ja mayor parte de los pafses europeos. El niimero de maestros se increment6 notablemente incluso en aquellos paises que ya estaban bien escolarizados. Se trplicé en Suecia y aument6 casi otro tanto en Noruega. Al mismo tiem- Po, otros paises relaivamente atrasados avanzaron. El nimero de alumnos de escuelas primarias se duplicé en los Paises Bajos: en el Reino Unido (que- tenfa sistema educativo piblico antes de 1870) se wiplicé y en Finlandia ‘aument6 en trece veces. Incluso en los Balcanes, con un alto indice de anal- fabetismo, el nimero de nifios de las escuelas elementales se cuadruplic6, ‘mientras que el de maestros se tiplicaba. Pero un sistema educativo nacio- es decir, organizado y supervisado por el estado, exigia una lengua teducacién se unié @ los tribunals de justicia y alla burocracia (véase La era del capital, capitulo 5) como fuerza que hizo 4e Ia lengua el requisito principal de nacionalidad. ‘As{ pues, los estados erearon, con celo y rapidez extraordinarios, «nacio- nes», es decir, patriotismo nacional y al menos, para determinados abjetiv os en franceses. El era del capital. ca ‘con éxito 1 los-campesi (véase iendo el lema de D'A 15 todos sus esfuerz0s, lia». En los Estados Unidos, convirtié en requisito para obtener la finales del decenio de conseguir la rusficacién de sus nacionalidades menores, es dei ‘otorgar al ruso el monopolio de la educacién. Allf donde el factor multina fir que la educa- ¢ incluso secundaria, se realizara en otra Tengua vernécula (como en el imperio de los Habsburgo), la lengua estatal gozabs ‘aja decisive en los niveles mis elevados del sistema. De abi la importancia, para aquellas nacionalidades que no estaban encarnadas en un estado, de la Tucha por conseguir su propia universidad, como en Bohemia, Gales o Flandes. En cuanto al nacionalismo de estado, real o (como en el caso de los mo- ‘nareas) inventado por cuestidn de conveniencia, era un arma estratégica de sy cuando la emigracién masiva separ incluso alas LAS NACIONES ¥ EL. NACIONALISNO os filos. Si es verdad que movilizaba a una parte de la pobl: a otra, a aquellos que no pertenecfan, o no querian pertenecer, a la nacién icada con el estado, En resumen, contribuy6 a definir las nacionalida- das de la na iad oficial separando a aquellas comunidades razén que fuera, oponian resistencia 2 la lengua y la ideotogia a ero por qué se resistin algunos, csando muchos or 1010 i 1s —y todavia mas sus hijos— podian obte~ tiismo se puede ie supromec caso de gue la excep en temas de far Por muy exrano que nos pucda resultaren Ta actusidad, habia apa ales qe aceptaban que se lengua ce | secundaro en la ceria Jl prog Fe tutanaianatual desu lengua * Eran muchos fos gue decifan de un temtorio# oo, sino de una aoe fmuy bien un cambio de nacién arop central se lend de ae fnagars euyos nombres eran traci li fe nornbies eulovacos. La nacionextadounigens ¥ In lengua inglsa no fheron ls anica qu, en Tao del ibe sero ura invacién ms o menos pbtea de adhesion, Eran mochos los que se sen- fsios de acer ests nvtaciones at nds coano que 10 se le ex bn que rechazaran so ongen, Durante la mayor pare el Flaine no fue ni mucho raenos\uncermino negativo, era logue muchos TEperaben consegui, sobre todo aquellos que apraban a integrase en ls cises meds Ta faz ineguivoc que indyjo a determinads miembros de algunas nacioalidades 2 egarse a rasimilare» era que no se Tes perma convert se ante el comitépstamantario de 1847 162 LA ERA DEL IMPERIO, 1 jembros de pleno derecho de la naci El caso extremo es el nativas en las colonias europeas, educadas en la lengua y la cul- ‘as para que pudieran administrar las colonias en radas como igua- beneficio de los euro les, Antes 0 después 10s en cuenta que la educ “a para articular sus el centenario 3. pues desde el prin smo de la sociedad burguesa, Ia 3 para todo aquel que demostrara su disposicidn y ca- pacidad para integrarse en el estado-nacién y el rechazo de algunos grupos fen la préctica. Esto resultaba especialmente dramstico para ails que ha- 19 supuesto hasta entonces, con ara es, que no existan I de clase media oc- 10 procedié tinicamente desde aba- ones més inesperadas, que reflejaban Ia crisis del libera- ‘clases medias instaladas, que, de hecho, no mnocer el tipo de personas que se asenta- Lower East Side de Nueva York o que vivian en las barracas de los recolectores de Sajonia. Max Weber, gloria de la intelectualidad burguesa alemana sin prejuicios, engendré un sentimiento tan intenso en contra de los lacos (de euya importacién masiva de mano de obra barata acusaba co- rectamente a Tos terratenientes alemanes), que en el decenio de 1890 entré a formar parte de la vltranacionalista Liga Pangermana.' uicio racial LAS NACIONES ¥ BL NACIONALISMO 163 sistematizado contra «los eslavos, mediterréneos y semitas» en los Estados Unidos se dio entre los nativos blancos, en especial entre las clases media y s espacios abiertos, tan diferentes de los pelig hormign randes ciudades cada vez mas pobladas.* ‘De hecho, para esta burguesia el aflujo de extranjeros pobres dramatiza ‘bay simbolizaba los problemas planteados por el proletariado urbano en ex- ‘pansién, y en ellos se conjugaban las caractersticas de los fos y externos, que amenazaban con acabar con la ci Conocian las gentes respetables (véase supra, p. 43). También dramatizabar fen ningtin sitio como en los Estados Unidos, la aparente incapacidad sociedad para hacer frente a perdonable pecado de las nuevas m: fe las viejs elites, Fue en Boston, centro de la burguesta tr anglosajona y protestante, educada y rica, donde se fundi resiriccién de bajo por parte de una mano de obra que cobraba bi ido, Fue la presién de la clase obrera la que, de ‘mercadas de trabajo, pues en cl caso 10 para importar mano de obra barata era casi 0 qued6 totalmente ex- como ocurri6 con Tas probi alos inmigrantes que ho fueran de raza blanca en California y Australia, y que se impusieron en Tos decenios de 1880 y 1890, esas medidas no provocaron enfrentamient nacionales ni locales, o cual, naturalmente, Criminaba a un grupo ya asentado, caso de los afticanos en la Suréfrica bl: ca 0 de los cat clase obrera raramente fue muy effcaz antes de 1914. Cons ‘meno en conjunto, Io cierto es que la mayor oleada migratoria qu ducido en la historia provoeé escasas agitaciones contra la inmigracion de mano de obra extranjera Jnidos, y en mucho casos, xenofobia polacos y esldvacos tomaro de tales no sélo porque una ver que abandonaban sus aldeas natales n0 ue hasta entonces se habian c incluso nativos de Luca o Salerno, como wita- inmigrantes que excepto de Tos jer, cuya actividad domestica le hacia més {:Quién podia conseguir que dejaran de ser si exanjetos para converse en una comunidad excepto alguns it como su Inlesia, ue, aunque en teoria universal, en la préetica era nacional, sacerdotes procedian del que las congregaciones 1 Ios sacerdotes eslovacostenfan que hablarles en eslovaco, no im- porta cul fuera la lengua en que celebraban la misa? As, «la nacionalidad> ‘como en otro tiempo los. ‘en un futuro en que to ive en algunos grupos afrontar el problema de la torte de Babel: los sit ‘Hungrfa podrfan verse obligados a realizar los ‘cuatro lenguas distintas."* No tardaron en descubrir que las organizaciones formadas por nacionalidades mixtas no funcionaban bien a menos que sus ‘miembros ya fueran njadoras as. En los Estados Unidos el part Partido de masas de los trabajadores, el de los demécratas, cesariamente como una coalicién «éinica {LAS NACIONES ¥ EL NACIONALISMO 165 estado que uniera a checos y eslovacos (Checoslova ‘burgh, porque era en Pensilvania y no en Eslovaguia donde hi ‘de un nacionalismo eslovaco organizado. En cus como rutenos, que tam y 1945, su nacionalismo s6lo encontraba expresidn organizada entre los emi- agrantes de los Estados Unidos. en la medida en que Yiejos habitos que los emigrantes habian dejado tras de por la epi dostria, sin olvidar el sacialismo pol ca pres otros muchos nai separatistas-regionalistas de la Europa oc- ) se hallan alismo de la Joven ( iperal. Eo cuanto mento obrer socal dato con spoderarse del Pat dost, mado nel Pa de estados mas amp Se nacional, yt urge ja era una provoes Sion permanente par lo acionalias flamenco. Aungu ea fala de neres no ert univers alo bastante fuerte como para evar a Resa Luxemburg S sopoerertnzamente que no exis una bate barges en el racionaism ie, a Pero, lo que atin era mds frustrante para los nacionalistas tradic lami watictonal de todas as le, eres pore ac tray poco enusismo por el Paro para defender odo 1 ancestral fete aa jdn de los espatioles y de los 166 1a ERA DEL IMPERIO. Irabajadores ateos. Como casi todos los movimientos de esas caracteristicas, cera una instituciGn fundamentalmente urbana e integrada por miembros de la clase media y media baja.” De hecho, el progreso del naci ad. Ast pues, esté perfectamente justifics adjudicaran a ese fendmeno el calif ruevas que ya hemos sefialado: la mi sen lugar de otras formas de autonomia mas restringida y dispensable que una lengua hablads ia buroeracia y la enseRanza— si se quet ra en el submundo de una comunicaci da ocasionalmente con el estatus de una exposicién en un museo de folelo- re, La educacién de masas, es decir, primaria, era el eje fundamental. pues s6lo era posible realizara en una lengua que pusera ent sgrueso de la poblacién.* La educacién en una lengua totalmente extranjera, viva o muerta, cs posible para una minoria selecta y muchas veces exigua que posee el inero y el esfuerzo necesarios para adguirir un dominio suficien- ue perturbaban la po- jén con la lengua que las zonas de nacionalidad de las lenguas son Tenguas que no presiones y - Ios de Bélgica y Austria en 1910), de los que dependia el estatus tio de una w otra lengua. Esto explica también, al menos en parte la mo- sacin politica de los nacionalistas a causa de la lengua en el momento en igica, el niimero de flamencos Smo hua en sus perspec LAS NACIONES BL NACIONALISMO ‘podia conseguir para esas lenguas «no comps cidn poblica no lengua no ofc ss de lengua ver- falumnos de las escuelas primaria y secun- reales que entre los 2.2 mente 100,000 nuevos profesores dedicados ahora 2 rentes lenguas enfrentadas. aque eran educados en mn para realizar un pr 3a de optar a los puestos més Ta ensefianza vernécula de ra. Aquellos cuya primera lengua era una lengua ver- os, casi con toda seguridad, de las, itura y de los asuntos privados y pablicos, a no sua oficial y superior en que tiles asun- clevados quedaban en manos de | ‘aunque no se preocuparan de aprender necesaria una mayor presiGn taba era poder la gente a utilizar I das aquellas as que normalmente habrian preferido utilizar lengua. Hung! ten el uso del magiar en Ia escuela, aunque cual- hhingaro educado, entonces como ahora ent que el CO- imiento de al menos una de las lenguas almente era fundamental para ocupar cuala) 168 [Lx ERA DEL IMPERIO, 1875-1914 ciedad hiingara. La imposiciGn, o Ia presiGn del gobierno, equivalente a una imposicién, fue el procedimiento para convertir al magiar en una lengua lite rarla que pudiera ser utiizads para todos los aspectos necesarios de una so- ciedad moderna en su propio territorio, aunque nadie pudiera entender una palabra de ella fuera de ese terttorio. El poder politico por si sélo—en ‘mo extremo el poder del estado— podia ser suficiente para alcanzar ese re- sultado. Los nacionalistas, en especial aquellos cuyas perspectivas de vida y de carrera estaban vineuladas a su lengua, no iban a plantear si existfan otras formas para conseguir que las lenguas se desarrllaran y florecieran, seca a la secesién, ddependiente cen el deca jandés, aunque —o tal vez por inseparable de la lengua; vemos, 890 la defensa oficial del gaélico penetra en de los indo sélo inglés. Por su parte, rismo invents el het de los judios les compromet ccabida para una serie de reflexi {que conocieron los esfuerz0s pol de ellos se saldarian con el fracaso (como la reconversién de los ses al gaélica) 0 con un fracaso a medias (como la construccién de un go mis norvego: nynorsk), snios acabarfan tiunfando. Sin embargo, hasta 1914 el necesario poder del estado, nos campesinos amenazados por todo, una vez mas, durante los los perturbaba. Asi lento antisemitism pol difundi6 por el mundo occidental a partir de 1 3s visto que se aque ver con en una poblacion fa a medio millén en una an el 15 por 100 de en Budapest, donde formaban poblacién to- ccuarta parte ) Ese antisemitismo iba dirigido hacia los banqueros, empre~ de la poblaci sarios y otras a quienes se identificaba con la destruccién que el ¢ ccausaba en los «hombres pequefios», La caricatura tipica del capit ante la belle époque no era Gnicamente la de un hombre gordo con sombre- 10 de copa y fumando un puro, sino que ademés tenfe una nariz ju que los sectores econémicas en los que destacaban los judios comipetian con los pequerios tenderos y porque otorgaban o negaban eréditos a los granjeros ¥ a los pequefios artesanos. LAS NACIONES ¥ EL NACIONALISMO 169 de los Itico a finales de no era inver Ja apar enofobia latente © abierta cl rechazo de los extranjeros y dé aso que en el pasado. Esto sigr racionalista hacia la derecha en los estados mis ten el decenio de 1890, cuando vemos, por ejemplo, emo las antiguas orga- ‘sus seguidores, de forma que en esos sectores. judios tendfa a ser mucho mai ‘una clara orientacidn de ismo aleman, las Tuer (asociaciones |. derivaron del liberalismo heredado de la revolucién de 1848 hacia luna postura agresiva, militarista y antisemitica, Fue a raiz de que dartes del patriotismo pasaran a Ser propiedad de la derecha Ia izquierda encont jonde el patrio- tismo estaba tan firmemente identificado con la revolucién y la causa del pueblo como en el caso de la bandera tricolor francesa. Agitar el nombre y Ta bandera nacionales les parecta un riesgo de contaminacién de la ultrade- leriana para que la izquierda francesa re recha, Tendria que lo porque si anterior sostén ideolégico, el liberalismo burgués, se batia en retirada, sino ntemacional que aparentemente habfa perm 10 el nacionalismo fueran compatibles ya no era la misma, xda d2 1870 —tal vez incluso hasta el Congreso ppodia afirmarse que la victoria de un estado-nacién no significaba necesariamente la derroca 'De hecho, el mapa de Europa se habia trans: ddos grandes estados-nacién (Alemania’e Ia Balcanes, sin que se produ- de estados, Hasta Reino Unido mas jera ninguna guerra Ta gran depresién, el la derrota de ‘movimientos que fundaron, ‘iin mas estrepitosa, a manos de hicieron que el término nacionalismo se in- 170 LA ERA DEL IMPERIO, 1875.19 fa democracia entonces en co y en una prosa injuriosa. Por su parte, Tianos se fusionaroa con el fascismo después de la primera guerra mu Eran exponentes cara basados en el chovinisen nacional, Ia conuista de esas caracteristicas era el vehiculo pe lectivos de aquella gente que no pot tranjero en el generalato francés era el de espionaje en favor de Al ‘manes se les helaba la sangre eado> sematicamente por diante w bre alemdn de la dinasta real capas {y menos instrumental. Les proporeionaba una ticos» de la nacién que les eludia come voluntario de Ios soldados de clase trabajadora en la gucrra imperi surafricana (1899-1902) refleja simplemente la situacién econémica. Crecia © disminuia de acuerdo con la marcha del desempleo. Per dvenes de clase media baja y entr ia propaganda patristica. En aportar una recompensa de Ia reserva para ‘muchachos que habfan incluso aunque no con ue los que no gozaban de esa posibilidad estaban en si- innegable que el estallido de la guerra en 1914 pro:

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