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Filosofia ganz1912 Immanuel Wallerstein Las incertidumbres del saber all R/V aps, » VAX EN oe” OEE oN P re rs wy. a ' TAY ee ee EX CANS cweat ‘2 if, 6 ce ‘ Pi = —\/ iy pot LN ed A Pet ph reli oir-]F LAS INCERTIDUMBRES DEL SABER Immanuel Wallerstein gedisa Titulo del original: The Uncertainties of Knowledge © Temple University, 2004 © Immanuel Wallerstein, 2004 Traduccién: Julieta Barba y Silvia Jawerbaum Tlustracién de cubierta: Juan Santana Primera edicién: septiembre de 2005, Barcelona Derechos reservados para todas las ediciones en castellano © Editorial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 9 1°-1* 08022 Barcelona (Espafia) Tel. 93 253 09 04 Fax 98 253 09 05 Correo electrénico: gedisa@gedisa.com http:/www.gedisa.com ISBN: 84-9784-090-9 Depésito legal: B. 44436-2005 Impreso por Gersa ‘Tambor del Brue, 6 - 08970 Sant Joan Despf (Barcelona) Queda prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresién, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano 0 en cualquier otro idioma. A la memoria de Ilya Prigogine (1917-2003), cientifico, humanista y académico, Indice Introduccién. Las incertidumbres del tiempo . . PARTE I: LAS ESTRUCTURAS DEL SABER 1. A favor de la ciencia, en contra del cientificismo Los dilemas de la produccién contempordnea del saber 2. Las ciencias sociales en el siglo XxXI .............2.000005 3. El fin de las certidumbres en las ciencias sociales ......... 4. Braudel y la interciencia ¢Un predicador en una iglesia vacia? ....... 000. 00cceeee ¥ El tiempo y la duracién El medio no excluido, o reflexiones sobre Braudel y Prigogine .........0..cc0ccccveeseueees 6. Elitinerario del andlisis de los sistemas-mundo 0 cémo resistirse a la construccién de una teoria ........ it 23 37 55 65 75 PARTE II: DILEMAS DISCIPLINARES 7. La historia en busca de la ciencia .............2+-+--55+ 97 8. La escritura de la historia 109 9. Culturas globales: zsalvacién, amenaza o mito? ......... 121 10. De la sociologia a la ciencia social histéric obstdculos y perspectivas 129 11. La antropologia, la sociologia y otras disciplinas dudosas »........002.00eec00eeee ees 141 Reconocimientos 6.6... eee eee eee eee e eee e nee 159 NOTAS 1.0... cece ccc e eee rece eee nen en cece en eeeetes 161 BIBLIOGRAFIA . 167 INDICE TEMATICO ... 0... eee cece eee e eee e eee e eee e eee 175 Introduccién Las incertidumbres del tiempo En la mayoria de los sentidos, el tiempo nos parece algo seguro. Hoy en dia, todo el mundo tiene reloj y puede medir el paso del tiempo. Sin embargo, en realidad nada es menos certero. No es que sea una ilusién social, pero esta bastante cerca. Consideremos lo siguiente. Todos vivimos en el presente, y la mayoria de nosotros cree saber, 0 saber mejor que nadie, lo que sucede en este preciso instante, al menos en el entorno que nos rodea. No obstante, el presente es la realidad mas evanescente de todas: se termina en el preciso momento en que aconte- ce. No puede volver a captarse y su registro posible es, en el mejor de los casos, ultra parcial. Se lo recuerda mal; su recuerdo y su registro pueden falsearse con facilidad. Es raro que dos testigos de un mismo suceso lo observen dela misma forma, y mucho mas extrafio atin que lo recuerden de idéntica manera. Y sin embargo, vivimos en el presente y todo el tiempo tomamos decisiones, y nuestras acciones individuales y colectivas tienen efectos en el presente. Quizé nada nos importe tanto como el presente. Para tomar decisiones individuales y colectivas en el presente, recurrimos al pasado. Pero, ¢qué es el pasado? En realidad, el pasado es lo que, des- de el presente, creemos que es. Por supuesto, hay un pasado real, pero siempre lo miramos desde el presente, con la lente que queramos apli- carle. Y, claro esté, la consecuencia es que cada uno de nosotros ve un pasado distinto. Vemos pasados distintos como individuos, como miembros de un determinado grupo y como académicos. 11 No solo vemos pasados distintos sino que ademds queremos impo- ner nuestra visién del pasado a todos los dems individuos. La impor- tancia de esa imposicién radica en que las imagenes modales de cual- quier momento del pasado son un factor determinante en las acciones de cualquier momento del presente. Més atin, las imagenes modales del pasado no son estables sino que cambian permanentemente, casi a la misma velocidad que el presente, y esto se debe a que las acciones del presente obligan a reinterpretar el pasado. En ese sentido, la politica del presente es insistente y persistente. Los gobiernos discuten sobre el pasado, los movimientos sociales discuten sobre el pasado, los acadé- micos discuten sobre el pasado. Y esas discusiones no son debates amables y desapasionados sino, por el contrario, feroces, iracundos, y hasta mortiferos a veces. Y nunca se resuelven. A lo sumo, se llega a un amplio consenso temporario, un consenso que nunca cuenta con el acuerdo de todos y que tiene una duraci6n en extremo limitada. Ahora bien, gqué sucede en el caso del futuro? Frente a la naturale- za efimera del presente y el caracter mutante del pasado, muchos se re- fugian en el futuro, adonde acuden en busca de certezas. La base cierta del futuro puede ser teolégica, politica o cientifica. Pero, como el futu- ro no ha ocurrido todavia, nunca puede asegurarse que las predicciones sobre él han sido correctas. Por su naturaleza intrinseca, las escatologias no pueden verificarse. La fe en el futuro ha cambiado con el tiempo. En los siglos xix y XX fue inusitadamente firme. Pero hacia el final de esa época, el mundo se vio inundado por una ola de desencanto que llevé a muchos a abandonar su fe. De todos modos, siempre hay quienes si- guen invirtiendo sus esperanzas en las certezas del futuro. De modo que asi estamos. No podemos conocer el presente, no po- demos conocer el pasado, no podemos conocer el futuro. ¢Qué lugar nos queda, entonces? Mas especificamente, :qué lugar les corresponde alas ciencias sociales, que supuestamente se dedican a explicar la rea- lidad social? Les corresponde una posicién muy dificil, diria yo. Pero no sin recursos, sin embargo. Si consideramos la incertidumbre como la piedra angular para construir nuestros sistemas de saber, quiz po- damos construir concepciones de la realidad que, aunque sean por naturaleza aproximativas y nunca deterministas, serfan herramientas heuristicas utiles para analizar las alternativas histéricas que nos ofre- ce el presente en el que vivimos. Este libro constituye un intento de explorar los pardmetros de ese saber incierto y de proponer formas de aumentar su valor y volverlo més pertinente para las expectativas, pasiones y necesidades individua- les y colectivas. La ciencia es una aventura y una oportunidad para to- dos, y todos estamos invitados a participar en ella, a construirla y a co- nocer sus limitaciones. 12 PARTE I LAS ESTRUCTURAS DEL SABER A favor de la ciencia, en contra del cientificismo Los dilemas de la produccion contemporanea del saber En la actualidad, la ciencia estd en la mira. Ya no goza del prestigio in- discutido que ha tenido durante dos siglos como la forma mas segura de la verdad, que para muchos constitufa la inica forma segura de la verdad. Nos habiamos acostumbrado a pensar que porque la teologia, la filosofia y la sabiduria popular ofrecian verdades discutibles, sola- mente la ciencia podia ofrecer certezas. Los cientificos dicen con mo- destia que todas las afirmaciones cientificas estén sujetas a revision si surgen nuevos datos, con lo que parecen diferenciarse de las demas for- mas de asercidn de la verdad, que los cientificos tildan de ideolégicas 0 especulativas o tradicionales o subjetivas, y por lo tanto, menos (mu- cho menos) fiables. Para muchos, el rétulo de «cientifico» y el de «mo- derno» se transformaron casi en sinénimos, y para casi todos, esos r6- tulos eran dignos de elogio. En los tiltimos 20 afios, sin embargo, se ha puesto en la mira a la ciencia, tal como los cientificos habian hecho antes con la teologia, la filosofia y la sabiduria popular. Hoy en dia se la acusa de ser ideo- légica, subjetiva y poco fiable. Se afirma que es posible distinguir en la teorizacién de la ciencia muchas premisas a priori que no reflejan mis que las posturas culturales dominantes en cada época. Se dice que los cientificos manipulan los datos y que, por ende, manipulan la cre- dibilidad del publico. En la medida en que esas acusaciones tengan i sustento, pondrian a los cientificos en el banquillo en el que deberfan escuchar los mismos juicios criticos culturales que ellos han hecho es- cuchar a los demas. Sin embargo, algunos criticos llegaron més lejos y propusieron que no existen las verdades universales y que todas las afirmaciones de saber son necesariamente subjetivas. La reaccién de los cientfficos a es- ta critica tan fuerte, a esta expresién de total relativismo, consistié en denunciar que esos ataques eran producto del retorno de la irraciona- lidad. Algunos cientificos han ido més lejos atin y afirmaron que inclu- so las criticas moderadas a la ciencia, basadas en un anilisis del contex- to social en el que se desarrolla la actividad cientifica, han sido nefastas, porque fueron la via de acceso al camino que conduce al desastre del relativismo nihilista. En el plano cultural, esa es la situacién en que nos encontramos. Es- tamos inmersos en un intercambio de insultos en medio de la lucha por el control de los recursos y de las instituciones de produccién del saber. Es hora de que nos detengamos a meditar sobre las premisas filoséficas de nuestra actividad cientifica y el contexto politico de las estructuras del saber. {Cémo sabemos que una afirmacién cientifica nueva es valida o al menos plausible? En una realidad en la que la especializacién del co- nocimiento es cada vez mds compleja, para cada enunciado cientifico hay muy pocas personas que tienen la capacidad de emitir juicios ra- cionales sobre la calidad de la evidencia proporcionada o sobre la rigu- rosidad con que se aplica el razonamiento teérico al anélisis de los datos. Cuanto mas «dura» es la ciencia, ms se impone lo que acabo de expresar. De este modo, si leemos en una publicacién cientifica no especializada, Nature, por ejemplo, o en un periddico de jerarquia, como Times of India, que el cientifico X manifiesta que ha hecho una nueva contribucién al conocimiento, ¢c6mo nos aseguramos de que su aporte es valioso? Solemos usar el criterio de la validacién por parte de autoridades prestigiosas. Colocamos los lugares de publicacién en una tabla de posiciones de fiabilidad y lo mismo hacemos con las personas que comentan la proposicién nueva. {De dénde salen esas tablas de fia- bilidad en las que ubicamos lo publicado en las revistas especializadas y los comentarios de los académicos cuyas citas se reproducen? No hay documentos escritos donde aparezcan esas tablas; por lo tanto, las tablas de fiabilidad provienen de otras tablas de fiabilidad. Si otras per- sonas «serias» que conocemos aseguran que Nature es una publicacién prestigiosa y fiable, por lo general creemos que es asi. No es dificil ver en qué medida las tablas de fiabilidad implicitas se construyen unas so- bre otras. 16 éQué hace que no se derrumben como un castillo de naipes? Con- fiamos en la probabilidad de que un gran ntimero de

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