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Mi encuentro con este filósofo maldito, cínico y pesimista se produjo a raíz de leer una cita suya en un libro recientemente comentado en este blog, sólo eran tres líneas pero me produjeron tal impresión que decidí averigüar más cosas de él. En una de mis frecuentes visitas a una solicité alguna de sus obras y solo me encontraron este librito, tuve suerte porque seguramente es una introducción poco menos que ideal a su pensamiento. Con un tamaño tan pequeño que parece invitar a ser leido y releido como esos breviarios de oraciones antes de ir a dormir... ahora bien, Ciorán no es un filósofo para leer antes de dormir, sino más bien, tal y como él recomendaba, para consultar en alguna noche de insomnio y desesperación.
Mi encuentro con este filósofo maldito, cínico y pesimista se produjo a raíz de leer una cita suya en un libro recientemente comentado en este blog, sólo eran tres líneas pero me produjeron tal impresión que decidí averigüar más cosas de él. En una de mis frecuentes visitas a una solicité alguna de sus obras y solo me encontraron este librito, tuve suerte porque seguramente es una introducción poco menos que ideal a su pensamiento. Con un tamaño tan pequeño que parece invitar a ser leido y releido como esos breviarios de oraciones antes de ir a dormir... ahora bien, Ciorán no es un filósofo para leer antes de dormir, sino más bien, tal y como él recomendaba, para consultar en alguna noche de insomnio y desesperación.
Mi encuentro con este filósofo maldito, cínico y pesimista se produjo a raíz de leer una cita suya en un libro recientemente comentado en este blog, sólo eran tres líneas pero me produjeron tal impresión que decidí averigüar más cosas de él. En una de mis frecuentes visitas a una solicité alguna de sus obras y solo me encontraron este librito, tuve suerte porque seguramente es una introducción poco menos que ideal a su pensamiento. Con un tamaño tan pequeño que parece invitar a ser leido y releido como esos breviarios de oraciones antes de ir a dormir... ahora bien, Ciorán no es un filósofo para leer antes de dormir, sino más bien, tal y como él recomendaba, para consultar en alguna noche de insomnio y desesperación.