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Los esedindalos de Juan Moreira’ Estas son algunas hipétesis sobre ciertos procesos cle canonizacisin cultural, 0 nacionali zacion, de textos literarios que hacen uso de la cultura popular a fines del siglo xzx En 1879 y 1880, junto con ef corte politico, la entrada en el mercado mundial y el salto mo: demizador que acompaiia al estado liberal, se eseriben das textos claves para la literatura y la cultura argentinas. Los dos son la continuacin de La ida de Martin Fierro y las versiones posi- bles para lo que viene después de 1a confronta idn, la violencia y el exili. La primera versién es La vuelta de Martin Fierro. Fierro recita el olvido de la justicia po- ular oral de la confrontacién, y usc una posi cicn especifica, la de los proverbios del anciano, * Ponencia presentada en ol colegio Las culturas de finde siglo en Ameren Latina, realizado en la Universidad ‘be Yate, bri de 1994 bara el pacto econdmico 9 ta integracin a la ley Por el trabajo (aunque incluye en su interior la Dosicin de la resistencia, con el discurso del p. ‘aro). Martin Fierro queda pacificado y legal zado como el trabajador de a riquesa de la Ar entina agroexportadora. a segunda version, casi al mismo tiempo, es Juan Moreira de Bisa tires. All ‘scribe la posicin popular de la confrontacin ie violencia hata fin : Bsas seguncas partes de La ia, a pacifista 1 la violent abon dos procesescentrales para Ta titeratura argentina como literatara nacion nal. Procesos con intensos debates cultunales {que culminaron en el teatro, que es el lugar de Ia dpera, el espacio dela cultura moderna “al ta’, eientifioa y europea de fin de siglo, 9 tam. bid, al mismo tiempo, el espacio dela cultura nacional y popular, con el crc el teatro eri Mo, que ex el oepao por Moreira. A fin de siglo le division de la cultura se formuta on el capa. cio de la representacion. [La vuelta pase por Rojas, funda la institu cin de la historia dela literatura argentino, y cculmina con las conferencias de Lugones en e! teatro Oden, en 1911. Martin Fierro, nuestro ppayedior nacional, ex el bardo homérin de la ‘Poesia epica, dice la vor del poeta Luugones en el teatro, ofiiando la ceremonia final de naciona lizecién, que consiste en universalizar el poe. Y Juan Moreira funda ta institucion det teatro nacional popular. Quien rejerirme hy al proceso de Moreiray lero como la construccion de un here popular del salto modernzadore hhéroe de la violencia, un verdadero escdndalo cultural ‘Martin Pierro cuenta él mismo su vida y su pasaje a la ilegalidad, y euenta el retomo y la in- tegracién. Juan Moreira, una novela en forma de folletn, te quita ta voz y ta reemplaza totalmen. te por la del narrador, un periodista “moderno, que “investiga” la vida del personaje real para escribir una biagrafia de los cos ltimas aos su vida. Los dos afos finales de esa “biografi son 1873 y 1874, los afi del exilio de Martin Fierro entre las indios. Moreira es el héroe popu lar violento de la era de ta prensa, de! melodra rma y de la modernizacicn tecnologica y cultural, un personaje “realsta” y_ realmente existent, mueri, cuye vida y hazarias cuenta el periods: ta que cita testigos y usa nombres verdaderos. ‘Pero Juan Moreira es, también, la conti- rnuaccién més radical de La ida que hay en la cultura argentina. En primer lugar, niege toda alianza econémica representada como fundan- te en Martin Fierro, Por un problema de dinero precisamente, por una deuda con un comer- ciante italiano, es que Moreira, un transportis- ta rural independiente (que lleva con sus carve tas los productos del campo al tren que va a la ciudad), mata por primera vez, se desgracia y por lo tanto pasa a la ilegatidad, Ese asesinato 4s licto en ta ley oral de La Tda 9 se lo dice et iano de la novela, que ocupe la misma posi- in del viejo Martin Fierro, 1a de legislador, ‘pero en su polo opuesto, legislador de la justicia ‘ral: has matado en buena ley. Y después mata, también en buena ley, al teniente alcalde, que deseaba a su mujer y lo puso en el cepo. a orpira, cuyo padre fue fusilado por Rosas (e1 popflismo liberal se diferencia nitidamente or Pesifia), es un hombre hermoso, con pelo se Jase 9 Reamente enjoyad: Issu hermosa eabeza estaba adornada de fupida cabellera negra, cuyos magrificos ua caion diviidas sobre sus hombras ws Te ba barba entera, barba magnifica y siosa pe @escendia hasta el pecho.” $Sus mas hermosas facciones eran los ojos yla paria” Yvon ol dedo meiique usabo un briltante gran valor sobre su pecho, cayend hasta Srade los bolsilitos del tirador, brillaba una rrudsa cadena de oro que sujetaba un rel re Mrotoir” (pp. 9-10)! Juan Moreira, enjoyado, elimina de entra- dda ol Pepresentante de Ta economia, que es un de “grante italiano, y también ol representante inmistado, Y responde ademds a un problema oe eo crucial del estado liberal: qué rela- eape’se establece entre las masas inmigrantes y natkvas. Con esas dos muertes, Moreira hace la tra- seat ecenaria del hérve de la justicia popular: “fpusape deta legalidad a ta legal por une Lfmtcia, Ocypo, como Martin Fierro, tx posi ind un sujeto entre dos culturas y justicias: ¢ietral, la ley tradicional del honor y del valor, Mf piumticiaescrta moderna, la ley del poder Todas la ita iguon a ia presente edn Primera posicién de Juan Moreira entonces: héroe de la justicia popular contra el poder. AL escaindalo de continuar La ida, en 1879-80, con fa confrontacién hasta el fin, se suma el esctin. dalo de radicalizarla « una posicién anarquista Ynacionalista @ la vez (porque el anarquismo de Jee momento es extranjero). ELescandalo perma- nente de Moreira ex que encarna fa violencia po- ipular en su estado puro dirigida violentamente {la opresién. (Gerehunoff lo vio elaramente en (cl teatro, y eseribié que era “un drama esencial mente andrquico, En efecto, Juan Moreira es un. Febelde en una sociedad organizada sobre el pri Vilegio politico. [..] 4Bn qué se diferencian, en tal caso, el drama de Juan Moreira de los dra- mas actuales de tesis acrética en que se pintan Tas injusticias del orden politico y econémico en ‘que vivimos?™2 ‘Moreira encarna también el escdndato de la existencia, en la cultura popular (en un momen: to de unificacién politica y juridica) y quiero marcar esto, de la existencia de otra justicia por mano propia, arraigada y legitimada en la len- gua misma, en el canto. Una cultura oral tiene ‘su recitador en el cantor. "Pero sJuan Moreira no es, cuando nace, un éroe onal (es0 vendra después, con el teatro, después de haber pasado por el cuerpo y el ses to) porque la tecnologia de la prensa impone ‘otra Tengua, y en el tinico momento en que se 10 ‘representa cantando en la novela (es decir, en a 2. Alberto Gerehunsf, “La vuelta de June Morera” ot thombve que habla en la Srbana, Buenos Ares, Manst (Giegor Fat, 1926, pp. 16717. xh posicién del cantor popular), no canta en gaw: chesco sino en el espatio! del Quijote, una can: cign titulada "Ven muerte, tan escondida”. De Martin Fierro a Juan Moreira no sdlo hay un cambio literario, econdmico, politico, teenolégi- 0, de pronombres, nombres y primeras perso- nas, sino que también hay un cambio en la poli- tica de la lengua: la cultura oral representaba la justicia popular en la voz, en el cantor mismo ‘yen su lengua. ¥ también hay un cambio en la politica de la muerte Uno de tos problemas culturales de los sal- tos modernizadores es qué hacer con el pasado y ‘on la guerra anterior, con sus diseursos y sus tonos. En 1880 las continuaciones de La ida usan las dos posiciones posibles de la cultura popu- lar: una con voz nacional popular, y con pacto eoondmico. Lat otra rompe el pacto econémico ‘auaca directamente al poxier, pero canta en espa- Fiol y muere en manos de la ley. El héroe muerto no aparece en Martin Fierro. Juan Moreira no silo encarna la violencia de la justicia popular, sino también la violencia del estado contra ella. La muerte violenta de Moreira marca, cada vez {que se la representa, el triunfa final e inexorable de la violencia de la legalidad estatal, y no de Ia violencia de la justicia popular. Esa muerte ocu- rre en un prostibulo, ademés, y la escena final sirvio de momento clave de muchas de las ver- siones, literarias y de cine: como el momento de a verdad y del légado del meirtir popular de ta violencia, Este juego entre la justicia popular y la ley que triunfa constituye ef marco de Juan Morei- +a, porque abre,y cierra su historia. En el medio, ‘en el segundo acto de la obra y la novela, Morei- ra representa otras posiciones posibles de Ia vio- lencia popular en ese momento: El que pelea por la fama, con sus iguales, {y representa entonces la violencia como “Iujo” de hombre, como exhibicidn del valor; representa también al que después de pe- lear contra la partide: pasa a pelear por la par- tida como sargento (posicisn que estaba en Cruz, en La ida); “y también representa la posiciin del que tiene “patrones” protectores a quienes protege de la violencia. Juan Moreira ocupa todas las posiciones posibles en el interior de la violencia, y no sélo ‘se escribe para continuar la confrontacién has: ta la muerte, sino para cambiar las alianzas “nacionales” y “populares”. Los acuerdos econd- ‘micos se transforman en politicos con la moder. nizacién liberal. Moreira dice “patrén” solamen- to a los jefes politicos reales y contempordineos como Alsina (cuyas armas ostenta con la daga) ©-como el juez Mararién, y no al duetio utdpico de la estancia, como hace Martin Fierro. Una ve2 en la ilegalidad, Moreira pelea en las pulpe- ras por la fama, por la gloria de hérve popular del valor, otra institucidn literaria nacional con Borges. ¥ por eso mismo, por su fame de guapo (© macho, se legaliza periédicamente mediante “patrones politicos”. Bs decir, cambia de posi- id, pase a la legalidad: los caminos parccen reversibles en la violencia. La novela y el segun- do acto representan la relacin directa, corpo- ral, afectiva (que también se marca en el teatro), - luna relacién utépica de lo popular con et pa- trdn: en un ataque, Juan Moreira le salva la vi da al lider politico mitrista Maraiion que, en tonces, lo declara “bueno’, lo legaliza y lo salva su vez. ¥ después de luchar contra ia partida salva al sargento Navarro, el que mandabe la partida, que tambien Jo legaliza como noble y no delincuente, Esa relacidn entrafable, corporal, sin me: diacién, con el “patrén” que lo perdona, insisto en esto, es otra posicién de la cultura popular, una utopia tradicional de salvacién, usada por el populismo politico, y fue un esccindalo para el progresismo argentino. En el teatro Juan Morei: ra mata a la economia y al estado en el primer acto, y en el segundo salva, antes de morir vio: Tentamente, a los representantes del poder politi coy militar estatal, Los salva por la violencia y en medio de la violencia, y ellos lo bendioen. BL Uinico modo de legalizar at delincuente popular ¢ legitimar su violencia: militarizarla o politi- zarla. Desde el lado de la politica, 1 alianza po- ‘pulista del liberalismo implica el uso de la vio- lencia popular. La relacidn afectiva de Moreira con los pa- trones que salva resulta, en realidad, un escdn- dalo tal que va a dar lugar a otra institucién literaria nacional, el moreirismo politico © 1a “politica criotta”. Bs decir, el uso de la violencia, de la corrupcidn, del cinismo en ta politica. O también et moreirismo como politiea pragmdti- a, sin principios, tal como se la representa en Roberto «J. Payri, en Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (escrito en Bruselas en 1910), Resulta un escéindalo porque el amor y lealtad de Moreira, su impulso a “salvarles la vida” en medio de la violencia, se dirige por igual a los dos bandos politicos opuestos en ese ‘momento. Moreira protegié a Alsina, cuya daga -y caballo ostenta, es decir, tiene sus “armas”. Y después se pasa al bando mitrista enemigo, con Mararién @ quien salva: es un leal-desleal, un ‘camaleén politico, como se dice muy nitidamen- teen el cine, en la pelicula Juan Moreira de Leo- nardo Favio, de 1972. Be la representacién del “moreirismo” politico, el escdndalo y la barbarie de una politica argentina cinica, pragmatica, violenta, corrupta, dice Payrs, Pero también es 1a politica popular de legalizar y salvar a sus “delincwentes” a toda costa, dice Favio. De todos modos, sumando las posiciones, puede decirse que Moreira tiene una doble iden: tidad legal (enfrenta 0 manda la partida), y también una doble identidad politica (salva a alsinisias y mitristas) Y ahora quisiera ver su doble identidad en el género, en la vida privada que no deja de re- _presentarse en ese momento. Moreira no silo tiene una relacién entranable, corporal, con sus patrones politicos enemigos, sino también con sus amigos, que a lo largo de la historia se di- viden entre el fiely el traidor. Bl compadre Gi ménez, que también le habia dado armas, dos revblweres cuando pasa a la ilegalidad, se con- vierte en el traidor: le mintio a la esposa de Mo- reira con su muerte y se quedé con ella y con su hijo, Debia protegeria y se la quits. Y a ese trai- dor munca le pudo aplicar la justicia popular. Las mujeres no se dividen en fieles e infieles co: mo los amigos sino: ~en “traidoras 0 infieles inconscientes 0 irres ponsabtes’, dado que Moreira, cuando la descu- bre con Giménez, le perdona la vida mientras ella, arrodillada, pide que la mate, Y “en traidoras 0 infieles profesionales, las prostitutas, y Moreira va de una a la otra y la artida final lo encuentra en el prostibulo. Favio corrige también este esccindalo de las ‘esposas traidoras de fin de siglo y representa a su Vicenta como una santita popular, rodeada de velas, después dle haberle matado al hijo. Pero en Gutiérrez el compadre es un traidor, _y la mujer traidora sin saberio, como Edipo con eLincesto. Hl otro, el amigo Julin, es todo amor ¥ fidelidad hasta el fin, hasta el cementerio y el legado det perro, Es una verdadera pirdaide paternalista latinoamericana la de los afectos, ‘porque Moreira es “patrén” de ulin. Tuliin es un paisano “pobremente empilehado” que dice: “Mande como si fuera su pecn, amigo Moreira’. ¥ con él, con el amigo fiel que esta més abajo, del cual es ‘patron’, representa Moreira el afec- 10 maseulino. Cuando se encuentran: “se besaron en la boca como dos amantes, se- Hando con aquel beso apasionada fa amistad leat y, sincera que se habian profesacdo desde pequerios" (p. 137), que se convierte en el epigrafe del poema “More ra” de Perlongher, otro esccindale literario y po- litico en tas arios ochenta. ‘No sélo hacia Julicn sino también hacia su Suancito: “lo contemplé ata pilida luz de la vela con wna. ternura casi maternal y voluié a cubrirlo de be- 808 como si quisiera pagarse, con aquel placer supremo, todas las desventuras” (p. 193) Ese carifo por au hijo ‘asomaba duletsimo «su pupila, dando a aquelta fisonomia varonit ¥y hermosa una expresion de dulzura arvobado- ra", un verdadero “éxtasis paternal” (p. 214). ‘Moreira representa los afectos hacia e! pa~ tron o como patron. La pirdmide paternalista de la cultura popular coincide con la representa- cin de los afectos masculinos en su grado extre- ‘mo, tan melodramdtico que toca el otro género El héree popular de la violencia estd armado ‘como un juego de posiciones populares contra- puestas, Tiene una identidad doble legal, politi ca, y genérica, y tambicn tiene una doble identi- daci social en Ja novela misma, en el capitulo en que aparece trasmutado en Juan Blanco, un ‘ri- 0", hermoso y elegante hacendado. Esto ocurre después de sit “exilio” de tres meses con los in- dios, cuando escapa con el dinero que les robs hhaciéndoles trampas en el juego. Moreira como Blanco hace justicia en el pueblo de Salto, y ¢ consagra como hérve popular del valor” Le apli- a la atira, la humillacidn y unos golpes al re- ppresentante del estado mientras le quita su chi- rita en el baile. Y mata al representante de la economia, que se llama previsamente Juan Rico, después de jugar al billar con él y hacerle tram: ‘pps. Moreira como Blanco reproduce, en el inte- rior de la novela y como “simulacién’, como meis- cara y disfraz, el juego dela violencia y también ol juago de las identidades dobles de la literatu- ra alta del mismo periodo (y uno de los rasgos de Ja cultura de los saltos modernizadores). Blanco es la primera “representacién” de Moreira. El juego de Moreira es escandaloso porque es confrontacisn pura en cada una de las posi- ciones sociales, politicas y legales. El héroe po- pular del salto modernizador seria esa pura fuerza de confrontacién, un dirigible, porque ‘combina violeneia con posiciones contrapuestas. Representa de un modo masivo la violencia po- ular, la justicia por mano propia y su destino final, y también representa la violencia estatal y politica, que la dirige. Juan Moreira puede leer- ‘0, en todos los esedndalos, debates y iransmuta~ cciones, como una teoria de Ia violencia popular, de la violencia politica y de la violencia del esta- do al mismo tiempo, en el salto modernizador y ‘con fa tecnologia de la prensa. Es un héroe popti- lar y quizds un asesino serial de hoy, “real” y te- levisado, que representa la justicia por mano propia en los estados neoliberales. Fue por la representacion, por el teatro que le devolvid la voz a la violencia, y le puso misi- ca y bailes, que Moreira legs a ser un héroe po- ular y nacional. Fundé el teatro argentino en el eireo en 1884, representado por Pepe Podestd. 4Cémo nacionalizar 0 canonizar, cémo in- cluir en la historia de la literatura nacional, textos que representan la violencia popular? Este artefacto cultural que es Moreira, con su doble identiclad, muestra los usos que hizo a cultura nacional de esa posicion especifica de la cultura popular de fin del siglo x1x. Dis- cutio y reescribié et estatuto del héroe nacional. popuiar de la violencia, El escdndalo de la nacionalizaciin oeurre en el cireo. Y es la cultura masculina “alta”, en 1890, la que lo consaggra. Podesta, en sus Memorias, dice: “La eritiea Tevanta bandera blanca” frente a Moreira y cix ta. una nota del Sud-América, periddico oficial del liberatismo, del 11 de noviembre del 1890. El circo, “sitio de reunion hasta ayer de una cierta y determinada clase social, se ve hoy no- che a noche invadido por lo mas distinguido que tiene Buenos Aires” [..] “se ven sentados, ya en atenta y emocionada actitud, ya duerios de un excelente buen humor manifestado bajo 1a forma de francas y expansivas careajadas, a personas cuya vida social es un mito ya las cuales sin embargo las hazarias casi fantasti- cas del héroe de Navarro han tenido la virtud de sacar de su tranquilo alejamiento para con- fundirlos en las bulliciosas alegrias de un eirco donde a urbanidad, ta correccisn y el orden son pura metafisica”. “Ejemplo al caso: éQuién ha visto jams en Circo alguno al doctor Ignacio Pirovano, el ciru- Jano farioso? Sin embargo era él el que se encon- traba el sdbado confundido entre la inmensa muchedumbre que aplaudia, reia y gozaba en las diversas esoenas de la vida dei noble y va liente gaucho a quien Adolfo Alsina le regal la daga famosa que habia mas tarde de servirle en sus heroicas aventuras pampeanas.” ¥ el gene- ral Manuel Campos, riéndose ante los dichos graciosos del napolitano del pericén. Coneluye el Sud-Amériea: La vida representada de Juan Moreira es hoy la admiracién de la sociedad més distin- ‘guida de la capital. ‘Damos « continuacisn tos sitios y los nom: bres de los mae entusiastas propagandistas. Es bueno que la empresa los conozca. Club det Progreso: Edmundo A. Mackin- lay y Servando Ferro ‘Bolsa: inglés Ralearce y Ramén Arriola Criterion: Alberto Aleobendlas y Carlos Dose Confiterta det Aguila: Ricardo Thivaites y César Vivot. Con propagandistas como estos la vida de Juan Moreira tiene asegurada desde ya la mar de admiradares.® El Sud-Amériea no sélo dice que Juan Mo- reira era nobleyy valienve y que sus hazarias eran heroicas, sino que representa “una raza donde el valor es innato", porque representa el valor en grado supremo. Noble y valiente, como tos gau- cchos de Giiemes: la lectura racial de Juan Mo- reira que hace el Sud-América es notable y ten- drd una enorme repereusisn literaria, ‘José Ingenieros interviene en el debate s0- bre el valor nacional y popular, tambien desde Jo innato o to genetico, Pero lo hace desde la psi- cologia. Fue una conferencia en la Sociedad de 2 “Lacritea levanta bandera blancs” en Job J, Pade 1, Medio silo deforénlula (Memorlas), Buenas Alves, Rio ea Pata, 1980, . 6. seni Psicologia de Buenos Aires en octubre de 1910, titulada “Psicologia de Juan Moreira” Inge: nnieros dice que va a develar al verdadero Juan Moreira, a su identidad real, por detras de la fiecidn de héroe popular argentino, y que tiene todos los documentos en la mano. ¥ es curioso que nunea haya escrito esta conferencia. En su- ‘ma, dice Ingenieros, después de haber demos trado que serota al mejor postor electoral, como ‘muchos delineuentes, y que era ladrin y que ca- recta del sentimiento de nacionaliciad, Moreira fue un amoral congénito, es decir, un delin- cuente nato, con las caracteristicas impresas al tipo por el ambiente gaucho. Tal sujeto no es, pues, un exponente de las cualidades psicolég: ‘eas del criollo, sino mds bien su anuitesis, dice Ingenicros. Es junesto para nuestra moral co lectiva el culto de semejante pervonaje. “Seria _proferible educar en el pueblo el eulto del valor en formas menos atdvieas; porque hay més va lor en el maestro que ensevia, en el trabajador ‘que produce, en el sabio que estudia y en Ia mu- jer que sabe ser madre, que en la fiera humana solamente adiestrada para saciarse en a san- gre de sus semejantes.” Creo que este debate es ‘conocido: doble identidad més violencia es una ‘combinacidn explosiva para la cultura progre- sista, Cada vez que aparece Moreira se jucga otra vez la civilizacién y la barbarie nacional. Para terminar, algunas otres esodndalos li- 4 Aparesié on Anales de Paco, Vo. I, Buenos A rs, T9LE (trabajos de 1910), pp. 149-190, como un resumen dela comunicaisn oral. El no resumen en Archi de iminolota, Vol TX, 1910, p- 630. terarios. En el interior de cierta literatura que traté de cambiar la literatura, la doble identi- dad y la violencia de Moreira tienen otros senti- dos. ‘Rubén Dario (citado por Juan José de Soi- 2a Reilly, que va.a lamar Tartarin Moreira a ‘su personaje de La ciudad de los locos de 1903) "Para mi ~decia Rubén Dario hace treinta afos, en su Espaiia Contempordnes el primer novelisia americano, o el uinico hasta hay, ha sido et primer novelista argentino: Eduardo Gutiérrez. Ese birbaro folletin espe- luznante, esa confusion de la leyenda y de la historia nacional en una escritura desenfadada ya la eriolla, forman, en lo copioso de la obra, la serial de una época en nuestras letras. Bsa li- teratura gaucha es lo unio que hasta hoy pue- de atraer la curiosidad de Europe.. Para Dario, en plena modernizacién de la literatura, yen plena globalizacién, Moreira es tun héroe exportable, Lugones también salv6 literariamente a Gu- tiérrez y después vino la canonizaeién de Borges 1 sus textos sobre el valor eriallo y la violencia, Ya partir de ese momento, la muerte del hé- roe popular en manos de la ley fue la protago- nisia de los escindalos. Porque en las eserituras y representaciones mas recientes, lo que impor- tees la muerte de Moreira como momento dela 5 Juan José de Seize Reilly, “Hablan ln mujeres de Juan Cuello" en Mujeres de América, Buenos Aires, Ana ‘mda, af, p. 261. La novela de Soe Rely, La cud de tae lone (Aventuras de Tavterin Moreira). Novela Sudame ‘eana (Barcelona, Mavcel, 1914, es de 1903. violencia de estado y de Ia verdad literaria y el legado. La muerte de Moreira y el legado es uno de los puntos que mas trabajé una literatura y un cine que se quisieron ligadios con lo popular y su violencia alrededor de 1972. Trabajé de modos ‘opuestos la muerte y el egado. En el Moreira de Aira® lo popular “malo”, la violencia, es el signo de la vanguardia literaria y de la revolucion, ¥ Ja muerte en el prostrbulo el momento socrditico del texto, el momento de la verdad literaria, po- Iitiea y psicoanalitica. Moreira cita a Freud y exhorta: “Sean marxistas” (p. 61) y vence como a cuatrovientos soldados, y Felisa, la prostituta, habla por teléfono en alemdn: "-Wo es war, soll Ich werden. (Si va ella, no voy yo)” (p. 76). Los soldados se dispersan, primero en “partidas’, luego en “hordas”, ¥ termina sin haber narrado la muerte, Yen un cine que se quiso totalmente popu: lar como el de Favio, la muerte de Moreira en- ‘marea el film, pero aparece personificada para anunciar la muerte de Juancito, el hijo de Mo- reiray no deja herederos ni legados. Favio defen- dic y a la vee condone a Moreira, justo en el mo- ‘mento de la violencia politica. 5 Cécar Aira, Moreira, Buonoe Aires, Achéval solo, 1975 (el texto tone fecha al final, 1 de diiembre 1972). "in a contretapa ine tna ineripeson que puede ser signifcativa: “Vaelwe on eata novelas! mas elebre do los Sujetor mabe, Rodesdo por sus diseipuls, Juan Marcia ‘guar ol advenimionta de la muerte mientras tanto, di ‘ten sare In nmortlidad J la producein. Moreira dice "Sempre Invern.) La novela se deslizaytransfigura sobre fecenas multipienda, pro low tslones de Ia Mado Natt fale pide ver su desenlace” En Alambres de Perlongher, de 1987, des- _pués del epizrafe sobre los besos con Julicin, Mo- reira es un muerto torturade @ quien le han 4quitado la lengua. BI héroe popular como mér- tir de la violencia del estado, y también del es- cdindalo sexual, Perlongher le restituye el verso para enunciar un legado totalmente parédico y una doble identidad.* Y finalmente, hoy mismo en Buenos Aires, Gerardo Pensavalle, actor y director de una ‘puesta independiente de Juan Moreira en el tea- ‘tro El Colonial y en plazas porterias, dijo: "Deci~ di ser lo mas fiel posible al espiritu, la aventu- ra, y agregarle a los conflictos fundamentales cierta actualidad. Por ejemplo, a Vicenta ta ma- tan y al hijo lo desaparecen".8 Joseeina LUDMER 1 Nistor Perlongher, ‘Moreira’, en Alambres, Buenos ‘Ages, Balcones Uns Reino, 1987. Bl ogado alin: “a ‘os te dejo ~ijo~ el patiuelo cesta con que me at as bo Tr /canado me isi ete cholo, en la frontare el zaino ttmacronado/y los hares que vor eeian tener que tengo Soc y to de tambiin sone tiovivos, con sus eaballoe de ncn que/medan empantanads enol array tama ‘ton pasos engrnsados donde perdi exe prendedar de/ {yao encontrs es tye" 55 "Lavvigoncin de Joan Morera", en Primer Plano, Su plemento de Cultura de Pigina/12, Buenos Aires, 2 do oe- fae de 1995,

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