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JESUS BALLESTEROS Cateitritice de Filosafiadel Derecho y Filosafia Politica Universidad de Valencia POSTMODERNIDAD: DECADENCIA © RESISTENCIA SEGUNDA EDICION : ielios 3 { ledieién, febrero 1989 1 reimpresién, octubre 1989 2 reimpresion, 1960 3+ reimpresin, 1994 4 teimpresiéa, 1997 ‘edicién, 2000 Reserviliswuius los derechos, El contenido de esta obra Sti protegide por la Le ylo muas, ademas de 'Y, que esiablece penas de prisién, las correspond $9.JesUs BaLLesTeRos, 1989 * FOLORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, A), 2000 Juan ignacio Luca de Tena, 15-294 28027 Madrid ISBN: $5.109-3558 4 Deposito leeals Mt 32.500-2005 cin. tnpreso en Bap A mis hijos. «Ni el que recogié mucho abundaba, ni el que recogié poco estaba escaso.» 2 Cor. 8, 15. «La concentracisn es el tinico bien, mientras que la disipacién es el tinieo mal.» EMERSON INDICE, PROLOG... scenes + Pig. PRIMERA PARTE DE LA MODERNIZACION TECNOCRATICA ASPECTOS EMtSTEMOLOGICOS LO VISUAL, LO CUANTITATE 0, LO EXACIO, Lo OISYUNTIYO ses [ba WDEDLOGIA DEL CRECIMIENTO INDEF NID, CaERaTiS. TICAY MEGAMAQUINA Saree oey La IDEOL Ota Det PROGRESO LINEAL: GEOMETRIA Y ErNO. ceNTRISMo. sels i MANGINACION CARENCIAL Y MARGINACIGN ANGica LOS DERECHOS wuMtANos como oFREcHOS suuuEtivos SEGUNDA PARTE. DE LA MODERNIDAD POLITICA LIRESTABICUALDAD. ,DisruNTIvA @ COFULATIVAY TERCERA PARTE LA POSTMONERNIDAD COMO DECADENCIA EL TAROOMODERNISMO CULTURAL: FRAGMENTACIOW MASCARADA, cUaRTA PARTE TA POSTMODERNIDAD COMO RESISTENCIA POSENODERMIDAD ¥ MosrMOarRNIsWO: LOS RETOS DEL HawTAR HUMANo POSTMODERMIDAD VNO-MOLENCIA SINCERIDAG ¥ RESP Fo A 1a REALIDAL PostMovegxinan ¥ reistemoLocta ncuMtMica’ DEE 25 8 3 34 & a U1. PosTNOnERNAny NEOFEMINSMO: EL POUILIBRIO ENTRE 12. POSMODEENIDAD Y ECOLOGIA: FENSAF INTEGRAL ¥ ACTUAR Loc: 13. Lospenrcuos runtancs Como DERECHES RIALIENADLES EpiLoco: Pos MODERMIDADY TERCER MILENIO. PROLOGO El presente ensayo esta ordenado alrededor de va rios ejes central A) La época histérica que se conoce de mado pric- ticamente unanime como «Tiempos Modernos» se ha- bria constituido a partir de mediados del siglo xv ba jo el signo de la primacia del «mercado», pero habria mantenido una cierta autonomia de la esfera petit (en la que se habria desarrollado la idea de los dere: chos humanos) y de la esfera cultural (que habria con- ducido finalmente a la tesis del arte por e! arte) La realidad de la autonomia de cada una de estas dimensiones sociales vendria dada por su diferente fun- damentacién epistemolégica y antropoldgica y su di ferente organizacién a) La Modernizacién econémica veria al hombre como un ser que intercambia mercancias, preocupado. solo por su lucro individual, v potenciaria :o visual, lo cuantitativo y lo disyuntivo. Su lema habria sido per- fectamente descrito por Guizot, en la Francia de Luis Felipe de Orleans: «Enrichissez-vous!» El mereado se- ria la nica institucién social a defender con energia. 4) La Modernidad politica a partir del siglo xvi veria al hombre fundamentalmente como, yen, ¥ Sus armas serian fundamentalmente la libertad ée opinion, y.el derecho de critica. Al limite, la Modernidad poli tica, en sus posturas mas radicales, pretenderia suje~ tar la economia a ia opinion colectiva, haciéndola mas transparente e igualitaria, lo que equivaldria de hecho a acabar con el capitalismo. r | 4 | | | | | ¢ El Modemismo cultural, surgido a comienzos del siglo XIX, mostraria un claro sentido de hostilidad a ls Mocerizacién, al defender la supremacta de las cua. tidades secundarias, de la sensualidad y on definitiva de los impulsos inconscientes, contra ef predominio de la racionalidad geométrica. EI lema de Teophile Gauthier l'art pour Mart iba ditectamente dirigido con. tra el slogan de Guizot, asi como la expiesion de ©. Wilde: «Cabe saber ei precio de todo, y no conocer el valor de nada.» Esta hostilidad entre Modernizacion economica y Modernismo cultural se hace patente con la simulta. neidad de la defensa del progreso lincal por parte de Spencer, representante por antonomasia del homo oeconomtcus, mientras que Baudelaire y Verlaine pro- Pagan el decadentismo de la época B) Esta autonomia de esferas sociales esti desapa reciendo paulatinamente en el presente, en la medida en gue Ja economia-mundo extiende catia ver mis sit poder. La politica abandona toda pretension de dome. har la esfera mercantil, y va recogiencio miméticamen, te sus procedimicntos, de tal forma que importa va de hecho mas la marca (o el logotipo) que la ideolonia ‘A medida que la democracia degenera en democrat ig, avanzan los estudios del «analisis econdmico del de- Fecho y de la politica La cultura y el arte, a su vez, se van convirtiendo en un elemento de consumo més, en algo fragmenta. No y placentero a yuxtapener a lo analitico y aburri do. propio del tiempo de fa produceién, ©) El avance del economicismo como interpreta: sion hegeménica de la realidad humana y social va mpaiiado en el plano de ia realidad factica de ta de ‘acion del medio ambiente, de la depauperacidn de} ereer y cuasto mundo, del aumento del riesgo de una Buerra nuclear y de la generalizacién de ta anomia, y Ja alienacidn. El éxito del capitalismo en el mundo es lo que mas ha contribuido a arruinar la tesis del Progreso necesa- eecome Postulado fuacamenial de la Filosofia de Ia Historia. Lo que ha fracasado, 0 esta fracazande cn ¢l capitalismo, es precisamente st clamoroso tito (Wa- Herstein lo ha comprendido bien), D) Pero el fracaso de la ideologia del progreso ine- vitable, cje de la Modernizacién tecnocritica, es afton. {209 hoy dia de un modo bien diverso y ambiguo. Es {0 ue quiere subrayar la copresencia en el titulo; del bro de to decadente y to resistente. En efecto, lo que el propio sistema hegeménico de la economia-mundo se empeiia en presentar como tinica forma de postmodernidad, el postestructuralismno {ran \\ ces el significativamente llamada pensiero debole, no Jes otra cosa que simple decadentismo, abandono de la racionalidad, de ta comunicacion, y aun de la misma idea de hombre. E) Ante Ia evidencia del fracaso dela idea de pro- reso como necesidad histérica, existe sin embargo otra postura bien distinta de la del decadentisma. La que S¢ empefia cn resistir contra la injusticia, inhumanidad ¥ cretinismo creciente de nuestro mundo y coloca cb- mo metas fundamentales la lucha en favor de la paz ¥ en contra de los bloques militares, la defensa de la Muzalidad ecolégica contra el despilfarro consumisia ¥ de la solidaridad ecuménica contra la indiferencia in dividualista En esta postmodernidad como resistencia se sigue sreyendo en la razén, en el progreso y en la democra. Una razén integral y ampliada que se apoya en lo ‘erdisciplinar y trata de satisfacer las necesidades hu. tranas fundamentales, de lo bioldgico alo simblica, ¢1 como vio tempranamente Capagrassi. Un prosre. 13 50, como fruto del esfuerzo de la libertad humana, que parte de la conviccién de que los grandes problemas de nuestro tiempo no son técnicas, sino éticos, y com- peten al homo qua homo, Una democracia qu, lejos del etnocentrismo y del telativismo, busca ante todo el respeto a lo inalienable en la persona tanto frente al Estado como frente al mercado. ver Agradezco a mis compaieros del Departamento de Filosofia del Derecho, Moral y Politica, Javier de Lu- cas (catedratico), Ernesto Vidal, José M.* Rojo, August Monz6n (profesores titulares), Paloma Duran, M.* José Anén, Encarnacion Fernandez, Emilia Bea, Mercedes Carreras (profesores ayudantes) y Antonio Luis Martinez Pujalte (becario de Investigacion), el dié- logo, la discusién y también la discrepancia sobre los temas de este libro, que han contribuido notablemen- te a mejorarlo, y a Antonia Maestro, la diligencia con jue ha suplido mis deficiencias en el uso del ordenador Valencia, julia de 1988. PRIMERA PARTE. DE LA MODERNIZACION TECNOCRATICA 1. ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS: LO VISUAL, LO CUANTITATIVO, LO-EXACTO, LO DISYUNTIVO Desde In aparicién misma del términa, Io «moder. no» va intimamente unido a la exigencia de exactitud, de medida rigurosa. Esta cxigencia va a acompafiar 4 la Modernidad a lo targo de los siglos, constituyendo la clave de su horizonte epistemoldgico. En efecto, la expresion «modernoy aparece por vez primera —-camo destaca Panofsky '— en ia obra del gran pintor ¢ his. toriador del arte Giorgio Vasari (1511-1574) para de- Signer la nueva manera de pintar, representada para Gigmaticamente por Le6n Battista Alberti (1404-1472) ¥ Por Leonardo da Vinci (1452-1519), caracterizada por su clentificidad, frente a la maniera antica de los clasi- Cos, y la vecchia de los bizantinos. La Modernidad surge en la Florencia de los Médi- cis, con el descubrimiento por Brunelleschi, cn torno # 1420, de la perspectiva, la Uamada por él costruzio. ne legitima. La Modernidad aparece alli donde la exi- Bencia de exactitud, presente en el mundo del arte, va a ser inmediatamente copiada en el mundo cientifico, ¥ va. a oftecerse a continuacién como paradigma de to, da forma de conocimiento, La geometrizacion (eucli- dizacion) del arte que se introduce con la perspectiva va a tener profundes consecuencias en el dmbito ue! Pensamiento general, tratando de desvalorizar progre " Enwin PANGS, E?significado en la eres visuates, trad. Ni anor Anciiches, Alianza, Madcid, 4. ed, 1985, cap. Vs pp. 198 46 sivamente lo oral a favor de lo visual, lo cualitativo a favor de lo cuantitativo, lo anal6gico a favor de lo dis- yuntivo. A cada uno de estas procesos corresponde una figura destacada: respectivamente, Leonardo, Galileo y Descartes. Es lo que veremos a continuacién. Pre- viamente analizaremos lo que la Perspectiva implica no tanto para la historia del arte, cuanto para la hisloria del pensamiento y la concepcién del mundo Como escribe Panofsky, tanto en su libro sobre la perspeetiva como en su libro sobre el Renacimiento, ia dimension de la pespectiva implica la creencia en un espacio infinite y homogeneo.a un tiempo. «La infini- tud —escribe Panolsky en el segundo de los libros ci- tados '— va implicita en el hecho de que cualquier conjuato de lineas paralelas, independientemente de su ubicacién y direccién, converja hacia un punto de fu- 8.» Se trataba del nuevo concepto de espacio que ha- bia sido introducido por Nicolas de Cusa y que desa- rrollaré Descartes La exigencia de Ja perspectiva, 0, lo que es lo mis. mo, la exigencia de exactitud, tendia a devaluar la di mensién cualitativa de los abjetos, su valor simbalico, en favor de la exclusiva consideracién de la distancia Come vio muy agudamente Mumford en su excelente libro Técnica y civilizacién”: aEl espacio de jerarquie > Erein Panoriny, Renacinento y Renacimtentos en cvdewte? ead, Mat 9190, Lewis Miwronn, Técatce y civilizzcida, wad Constantino Ax fur de® veda, Alianza, Madrid, 1971, 5. 190 La Nealemn.2seain aparece icopea, como he advertide agudamen arte oc- ursa Baisttio, Alianza, Madrid, 3." ed. 198) fe B oF Jouvener, La ewtlzacién de le potencia, east. Manuel Ola ‘csteria Espatol, Madrid, (973, p. 153. «a sito por ta F terhis~ pow ne coseer mds que un solo ayo, incapar Ns oF CH 109 Gora, Breve bus Wem vata, Madrid, 6 0d 1998, 11186, ha ve #4 perspecitow wupone la conemplaciin del manda dese ites ta, desde un gio dhven que abarea todee! par de valores fue sustituido por el sistema de magnitudes» [...] La dimension no significa ya importancia divina ‘© humana, sino distancia.» Esta depreciacién de lo sim- bélico y lo cualitativo es lo que explica que pueda apa- Fecer en primer término una grupa en el cuadro de Ve- lazquez La rendicién de Bredo, algo impensable en el mundo premoderno. ; A esta devaluacién de lo cualitative espacial se une la reduccidn de lo temporal a lo instantaneo, debido a la coincidencia entre exactitud ¢ instanteismo. Co- mo sefala Ortega, «Velizquez resuelve fijar desps- ticamente cl punto de vista. Todo el cuadro nacera de tun solo acto de vision y las cosas habran de esforzarse por llegar como puedan hasta el rayo visual.» Este ins- tanceismo es el resultado de la radical escision entre su- Jeto y objeto, que produce igualmente la pérdida del contacto directo con la cosa. Esta devaluacién del ob- jeto esta igualmente patente ya en la obra de Velazquez, como ha destacado Maravall en su libro sobre Veldz- quez y ta Modernidad', constrvido @ partir de ta in- tuicion de Ortega antes sefialada es La perspectiva nica estaba basada en Ia reduceién Fama, Evuna manifesiacién del poder bamano, del poder de prin Pr ocd Oarecay Gass, «Sobre ol puntods vista en ls artes, en Obras complers, Revista de Occidets, Maid, 1946 70, ¢- 1, mae De mode senejante a Ontea se expresa M. HEIDEGGER en su portante ensayo ula epoca dela mapen del mundo «Ser mode. ho elvate aver ef mundo como imagen, lo qu es equalente 4 tnapatidn deltontbre como sujectem devo ce loesstenten 1) 5 wsersubjectam sgt ta canto como ser eapar de obyenrae, ¢sio'es. de vsualiar objeivamente, de enanifiear con exact, decateulr, ya quel Mbeiod moderna dela subjeuvidad se resual te icerarsente 1 la abitividad que lee inherent (Sends per tides ad, Jove Rovira Armengoe Los Buco) Altes, 150, pt 7" ost Antonio Makavat fa, Madd, 1347 Yelvzquec y la Modernidad, Alvan. euclidiana de la geometria, fundamento de ta Moder- nidad accidental. No es por eso extrano que las pess- pectivas multiples vuelvan a la pintura con la aparicin de las nuevas geometrias no cuclidianas a fines del glo pasado“ Pera de lo que se trata ahora es de con- finuar exponicado las consecuencias de la exigencia de exzctitnd en ef pensar moderao. Lo que comporta en primer término el desplazamiento de io oral por to visual. ‘Tal desplazamiento encuentra su lugar privilegiado enel pensamiento de Leonardo da Vinei (1452-1519), el mAs genial de los artistas de las diferentes dimensio- hes del disefo: pintura, escultura y arquitectura. «El ojo —escribe en el Aforismo 326— cs el mas digno de los sentidoss, por ser aquel que capia con mas exacti- tud los objetos, mientras que el ofdo es muy inferior, por su mavor imprecision. Leonardo entra en la vieja querella introdueids por Siménides de Ceos y Hora- cio sobre 1a jerarquia entre poesia y pintura, resaltan- do machaconamente la superioridad de la segunda so- bre la primera, porque sdlo la pintura es ciencia. La poesia es fugaz como to son las sensaciones auditi- Vas, mientras que no lo servan para éi las sensaciones visuales ”. Esta hegemonia de las artes del diseho, que se en- cargaria de unificar el mismo inventor de fa palabra cemoderno», Vasari, tal como sefiala Kristeller *, seria la responsable del desencanto de! mundo, que acom- patia a la Modernidad desde sus origenes (si ésta. es comprensible en sus raices mas profundas) ¥ que séto T Amold Hauser, Historia social de ta literatura y el arte, Ci darrama, Madrid, 1968, 1. L. pp. 429 ss, MLeonardo DA ViNch, Aforisivos, selecciba, tras y protiono de E. Garcia de Zuniga, Espasa-Calpe, Madrid, +" ed. 1965, ver afo ramos 34.37 7 215-450. f pal Oskar KeisTeLLER, El pensemiento renscer. sta ¥ sts fer res, tead. Federico Patin, PCE, Mexico, 1982. 20 aparece en su ocaso (si falta esta penetracién radi Enefecto, to sagrado en su desvebemicato'va uado tun: damentalmente al sentido del oido, ya que Dios nunca puede ser visto, mientras que si que puede ser oido. La Tacionalizacion de la vista como forma exclusiva de co- nocimiento conduce a la profanacién de lo real: todo: puede ser visto y, por tanto, nada hay sagraco, como dlird acertadamente Weber en su Wissenschaft als Be raf*: «Todo puede ser dominado con el calculo y 1a prevision.» Desde el primado de la vista, se pierde la ‘conexién profunda silencio-canto-encanto-entusizsmo- adoracién-misterio. Un paso mas en este proceso de modernizacién se experimenta en la obra de Galileo (1564-1642), en quien se produce el trnsito de lo cualitativo a lo cuantitati- vo, lo que acelera la homogeneizacién de la realidad Tal como sefiala en su obra If saggiatore'®, es necesa- rio establecer una radical separacion entre as realida des objetivas, susceptibles de ser eonocidas con exac- titud como el niimero, Ia figura, la magnitud, la posi- cidn y el movimiento, ylo que es sélo posible de apren- der subjetiva y aproximadamente: los sonidos, los sa bores, los olores. Insistiendo en la tesis de Leonardo, subraya que ¢l oido, el tacto y el gusto no pueden pro porcionar conocimientos rigurosos, sino tan séto con- fusos y ambiguos, que no merecen el earacter de cien- tifices. En su excelente y breve articulo Del mundo del mas 0 menos al horizonte de la exactiiud", ei gran histo: 7 Max Wener, «Ciencia como tarean, en El Wane, com ic y al eentf ¢0, trad. Francisco Rubio Llorente, Alianza, in rid, 3.* oa = Alana, Madrid, 3" 1972, Gidea Gatch Et encayador, wad, : wo aes Gs , tad, cash con prélogo 9 ne «de Jowe Manel Revuclta, Agia, Madrid, 98h, 297 Alouneer Kort, «Le monde defarpew pes Funivers de In pecs, en Etudes store dee porsce ? mand Colin, Paris, 1961 - SE riador de la ciencia Alexander Koyré llamé la atencion sobre la importancia que en este proceso presentaban descubrimientos técnicos, tales como {a aparicién de po serfan como dos relojes manejados simultaneamente Por Dios; bien todavia de forma mas contradictoria con aR i= Jos relojes mecdnicos, que posibilitan la medicién exac- ta del tiempo; la aparicién del telescopio, asi como la generelizacién de los mimeros arabigos y del algebra, debido a la imposibilidad de realizar calculos exactos con los niimeros-romanos, dada su complejidad. ‘Todo este proceso de Madeinizacién culmina sin du- da en la obra del fildsofo francés René Descartes (1596-1650), que sistematiza y explicita toda la evolu- cidn antetior. Su «idea clara y distinta» no es otra co- sa que la dimensién de la exactitud que venia siendo buscada desde la Florencia de los Médicis. En él apa rece la nocidn del subjectum con su pretension de cer teza y volunted de dominio, pero, indisolublemente uni do aclio, en su desgarramiento y dilaceraci6n interna. En ofecto, la exigencia de exactitud conduce a la sola aceptacion de los conceptos univocos y a ta elimina- Gién de las analégicos. De tal forma que el mismo su jeto aparcce radicalmente escindido en dos, camo res exiensa, sometida al espacio y ta geometria, y como res cogitans, 0 autoconciencia fuera del espacio y el tiem- po. «Yo soy un cosa que piensa o una sustancia, cuya esencia es el pensar y carece de extension. Tengo un cuerpo, que 6s una cosa extensa que no piensa, De ahi que mi alma, por la que yo soy, es completamente dis- sinta de mi cuerpo y puede existir sin ébs", La reali dad més inmediata y entranable, la unidad psicosoma- Tica de la persona humana, resulta una aporia insupe- eble en la obra de Descartes, a partir del pensar dis- 46? Arnold Tovnnen Estudio ce ta hisior'a. teas. ans Alberto Bi 6, compendio de 1 C_Sommervell, Aliaza, Madrid, 3." ed 1975. 40 res, ya que con ello se les condena irremisiblemente a negarles la condicién humana. Ello no ocurria en las anteriores consideraciones de los otras pueblos como. paganas, barbaros 9 incluso natives, ya que cabia cierta redencién o conversion a través de la fe, la cultura 0 el desarrollo econémico ' Este tipo de pensamicntos es el que vendrd a justifi- car la trata de negros, hecho intimamente ligado a la Modemizacién. Comienza en efecto en 1517, a peti- cin de fray Bartolomé de las Casas, para evitar los atropellos a los indios de la Espafola (Haiti) y desapa Tece en 1880, cinco aios antes de la infamante Confe- rencia de Berlin”. Puede decirse, por tanto, sin exa- geracidn alguna que Africa ha sido el continente espe- iaimente sacrificado por la Modernidad europea. De ello daria buena cuenta su actual configuracién nacio- nal, que esia basada en Ia mas estricta razon geométri- ca, recurriendo a la regla y el compas y olvidando el fespeto mas elemental a la geografia y la cultura de los diferentes paises. «la politica colonial —diri Jules Ferry, en 1882— es hija de la practica industrial. » Ello Dretendera justificarse recurriendo a argumentos, co- mo los esbozados por Hegel, de constituir ventajas para la colonia. dado el atraso de ésta. Asi, esotibe Paul Le roy Beaulieu en su libro La colonizacidn de los pue- blos modemos*®: «El deber de las pueblos modernos ¢s no abandonar la mitad del mundo a hombres igno- rantey ¢ impotentes.» Tal deber se concreta en fa exi- geneia de «ensefiar la divisién social del trabajo, y el empleo de capitales, abriendo paso no sélo a las met canciss de ta metropoli, sing también 2 sus capitales ¥ Sus “horros, a sus ingenieros v sus capatacesn. * Amold Townser, Kstwcio de ta historia, city 1M, p. 1 Danel Maxx y M. Cowtey, Historie dle te tau de negro trad. Patrici» Azearate, Alianza, Madrid, 2.° ed, 1970, p. 16. > Paul Lenov Beaur teu, Ce coleniceazione presso i popolt mo dead, Twit, 1983, Al

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