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LA NATURALEZA JURIDICA DE LA HUELGA * Por el Dr. Néstor DE Burn Lozano. Profesor de Derecho Civil, Universidad Tbero- americana; profesor titular de Derecho Civil, Universidad Nacional Autonoma de México; profesor titular Derecho del Trabajo, Univer- sidad Nacional Auténoma de México; Dr. en Derecho por Ja Universidad Nacional Auté- noma de México. PALABRAS PRELIMINARES Se abrié un paréntesis en esa labor tenaz, admirable, de la Confede- racién Patronal de la Reptiblica Mexicana, que afio con ajio, nos habia ofrecide el soberbio obsequio de una Mesa y de unos temas de discusién siempre actuales y, por lo mismo, apasionantes. Reanudamos ahora la charla interrumpida, Quizd sin la inquietud del filtimo encuentro. Entonces estaban en el tapete los problemas candentes de una reforma constitucional que buscaba reglamentacién adecuada, Ahora, con mayor serenidad —la temética anunciada asi lo comprueba— volve- mos al didlogo provechoso. Y nuevamente comparecemos ante este dificil y cordial auditorio a exponer nuestros puntos de vista acerca de un tema de nuestra disciplina. La naturaleza juridica de la huelga es problema que los autores sos- Jayan o tratan apenas de manera superficial, prefiriendo abordar otros rela- cionados con esa institucién central del derecho del trabajo que atienden, més que a su explicacién como fenémeno del derecho, a su trascendencia como proceso econémico y aun politico, El derecho del trabajo es, sin duda, derecho de clase y el enfrentamiento constante de ellas en un mundo como el que vivimos canaliza las inquietudes de los especialistas hacia los proble- * Ponencia leida en la IV Mesa Reponpa organizada por la Confederacién Patronal de la Rep, Mexicana en el mes de septiembre de 1966, 97 98 Juridica.—Anuario mas inmediatos, de impacto directo a la economia, en lugar de orientarlas hacia la pura especulacién juridica. Esta Mesa, sin embargo, no puede ser ajena a la correcta calificacion de las instituciones del derecho laboral. Hustres juristas, los mas de ellos destacados como especialistas en Ja materia, honran este salén, Sus opinio- nes alrededor de ese punto nos traeran luz bien necesaria, Si con nuestras palabras podemos provocar su intervencién, aunque eso sea todo lo que podamos aportar, nuestra meta habré quedado sobradamente cumplida. EvoiuciON DE LA HURLGA Dice Mario de la Cueva, y ya el nombre de tan ilustre mexicano, a fuerza de invocado, parece lugar comin, que la huelga, en sus primeras manifestaciones, constituia la comisién de un delito, Nuestro Cédigo Penal de 1872, sin ef rigor que algunos Je atribuyen, aceptaba en ciertas ocasio- nes que la suspensién, concertada de labores en una empresa, si provocaba dafios, podia ser sancionada como delito. Asi, en su Art, 925 se afirmaba: “Se impondré de ocho a tres meses de arresto y multa de veinticinco a quinientos pesos a los que formen un tumulto o motin, o empleen de cual- guier otro modo la violencia fisica 0 moral, con el objeto de hacer que suban © bajen los salarios 0 jornales de los operarios, o de impedir el libre comercio de la industria o del trabajo.” En otros paises, el repudio legal a los movimientos huelguisticos fue més claro. Podemos invocar, v. gr., las disposiciones que estuvieron vigentes en Francia, cuyo Cédigo Penal contemplaba los delitos de coalicién y de huelga, y en Inglaterra, que apoyaban la represién a tados los trabajadores huelguistas. El proceso posterior sefiala una liberalizacién en la huelga, Goncebido como derecho individual, el derecho de no trabajar, no fue dificil extender al grupo la facultad que cada uno de sus componentes podia hacer valer. Es la etapa en que la huelga, de acto prohibido, pasa a ser acto consen- tido, aun cuando se encuentre lejos de producir efectos favorables para los trabajadores que se jugaban, al suspender las labores, el derecho a st puesto. Corresponde a México —afirma De la Cueva*— iniciar la tercera etapa en su desarrollo. En 1917, el constituyente, deudor de una clase trabajadora a la que debia no poco la Revolucién triunfante, cumple el pacto que determiné, como pago inicial de los trabajadores, su apoyo al movimiento constitucionalista, a través de la Casa del Obrero Mundial y otorga, por primera vez en Ja historia, Ja més alta jerarquia juridica a las garantias sociales, De entre ellas, en la fraccién XVII del Art. 123, consa- 1 De ta Cueva, Mario: Derecho Mexicano del Trabajo, Edit. Porria, S. A 4 edic., México 1961, T. II, pigs. 759 y 55. 2 Op. cit, T. II, pag. 762. La naturaleza juridica de la huelga 99 gra la huelga como un derecho de los obreros y ordena que las leyes regla- mentarias lo reconozcan Delito; acto consentido en una concepeién liberal; ejercicio de un de- recho en una regulacién social. Tales som, entonces, las etapas por las que ataviesa Ia huelga, Obviamente, el fendmeno, en todo momento, es el mismo: la suspension concertada del trabajo, como un medio para obtener del patron mejores condiciones de trabajo, que éstas pueden derivar, gpor qué no?, del estricto cumplimiento de Jas pactadas. La diferencia conceptual esté entonces en el revestimiento juridico de ese que es un fenémeno eco- némico y politico. Nuestra inquictud se dirigird, por lo tanto, a la deter- minacién del molde juridico que pueda adaptarse a [a especial conforma- cién de este hecho que surgié a la realidad antes de ser regulado legalmente, al grado que algunos autores, con una especial manera de ver las cosas, Jo calificaron de derecho natural La HUELGA como Acro yuRiotco De Ia concepcién delictuosa de la huelga, al aceptarla, se legé a Ia idea de que la huelga cra un hecho juridico, o sea, un simple fenémeno humano productor de consecuencias de derecho, un poco por accidente, ya que no por la coincidencia de una voluntad orientadora con una norma juridica fundante. Estabamos en los iiltimos afies del siglo xux y en los primeros del actual, que contemplaban al derecho laboral como un pro- ducto mas del derecho civil La regulacién legal de la huelga, su concepcién como un derecho social, transformé su calificacién juridica. Los autores, el legislador mismo, flevados por el habito de una terminologia no siempre adecuada a los nuevos fené- menos, acogieron la expresién que mis les satisfizo, y sin meditarlo sufi- cientemente, revistieron a la huclga con los rigidos ropajes del acto juridico. Buscaron sus elementos esenciales. El consentimiento creyeron encontrarlo en la coalicién de los trabajadores. En los fines de la huelga pensaron ubi- car al objeto. Le atribuyeron requisites de forma. Y, paralelamente a la doctrina civil del acto juridice, pero con la misma poca fortuna, dibujaron una inexistencia que creyeron se ajustaba al caso en que faltase bien’ un elemento formal, bien el objeto o el acuerdo, en el acto de Ja suspensién de labores. Esta alquimia juridica produjo una institucién que tropieza a cada momento con sus mal ajustadas envolturas; ¢l traje fue hecho para otro cuerpo, lo que ha determinado gravisimas quiebras en la regulacién misma —que ya no solamente en el aspecto formal-- produciéndose el caso cu- rioso, y no por curioso menos triste, de que en trance de revision Ia teoria del acto juridico, y superada en el derecho civil la teoria clisica de las nulidades y, en especial, la de la inexistencia —csa terrible nada juridica tan poco cierta-- se conserve atin y con gran énfasis legislativo y doctrinal 100 Juridica.—Anuario en otra rama del derecho, nuestro derecho laboral, que sin negar sus vinculos estrechos con el civil, clama ya por una terminologia propia. No cabe duda, sin embargo, de que aun aceptando la teoria del acto juridico como una categoria universal y no solo exclusiva de una disciplina, la concepeién que ve en la huelga un acto, puede ser puesta en tela de juicio. En nuestro concepto, es totalmente infortunada. Vale la pena expo- ner las razones en que apoyamos tal afirmacién. Quicé requiera esa tarea traer a colacién algunos antecedentes que puedan fundar adecuadamente ese punto de vista. eQué es un acto juridico? Dentro de la concepcién clasica, sustentada por la Escuela Francesa, es toda manifestacion de voluntad dirigida a la produccién de determinados efectos de derecho, consistentes, en todo caso, en Ja creacién, transmisién, modificacién o extincién de obligaciones y derechos. Los actos se distinguen del hecho juridico por la circunstancia de que la voluntad participa siempre en ellos y, ademés, porque se orienta, precisamente, hacia la consecucién de cualquiera o de varios de los efectos mencionados. Estos slo podran producirse, validamente, en la medida en que concurra la voluntad con una norma juridica que lo autorice. En el hecho juridico el efecto se produce independientemente de que concurra o no la voluntad. Quiere decir que puede haber la intencién de que se produzca un determinado efecto, pero esa coincidencia, en el hecho juridico, resulta irrelevante. La moderna doctrina, particularmente la italiana, amplia Ja clasifica- cién considerando tres categorias: los hechos, los actos y los negocios juri- dicos. Los primeros se producen sin Ja intervencién de Ja voluntad humana. Los segundos requieren de la voluntad: asi, un delito doloso, pero el efecto se produce aunque no exista esa intencién. La diferencia respecto de los hechos resulta de esa posible participacién de la voluntad, que podré moti- var un resultado juridico distinto si concurre o no. Finalmente, los negocios juridicos exigen que la voluntad sea adecuada al fin propuesto y que la norma legal sancione esa coincidencia y la considere como elemento esen- cial, v. gr.: el contrato o el testamento. Acto juridico 0 negocio, segin la terminologia que se acepte es, pues, esencialmente, un fenémeno productor de derecho o, al menos, un tra formador de las relaciones juridicas preexistentes. Fritz Schreier, al describir el acto juridico, menciona precisamente que “es aquél en que el derecho se constituye, es decir, un acto referido intencionalmente a éste...”* Nuestro Cédigo Civil, siguiendo la Escuela Francesa, se refiere a los actos juridicos que, en rigor, son los mismos negocios de la doctrina italiana. Los hechos juridicos de nuestra legislacién comtin abarcan las otras dos categorias. 2 Conceptos y formas fundamentales del Derecho, Edit. Losada, 8. A. Trad. de Eduardo Garcia Méynez, Buenos Aires, 1942, pig. 39, La naturaleza juridica de la huelga 101 Se afirma que todo acto juridico contiene, necesariamente, dos ele- mentos esenciales. Estos son la voluntad, que se transforma en consenti- miento en los bilaterales y plurilaterales, y el objeto posible. Eventualmente, ademés, la solemnidad. Este tltimo elemento sdlo excepcionalmente sc produce, v. gr.: en el matrimonio y en el testamento piiblico abierto, y en ningiin caso dentro del derecho laboral. Se afirma que los mencionados son los elementos de existencia del acto. El acto que reune voluntad y objeto posible, para que pueda producir normalmente sus ¢fectos, debe haber sido otorgado por persona capaz, espontaneamente. Su objeto debera ser licito y adecuado a las buenas cos- tumbres. En ciertos casos, la voluntad tiene que expresarse de determinada manera, lo que constituye la forma del acto juridico. Se habla, finalmente, de las modalidades del acto juridico, y sucle mencionarse impropiamente que constituyen un elemento accidental, cuan- do sus derechos quedan sujetos a plazo o a condicién. En rigor, las moda- lidades no son elementos del acto, sino simples presupuestos que, al reali- zarse, hacen factible la normal produccién de sus efectos.* Establecidos estos conceptos basicos, bastard referirlos a la huelga para probar que ésta no puede ser considerada como un acto juridico. éQué es Ja huelga? Contestar esta pregunta nos permitird puntualizar mejor nuestros conceptos. Nuestra Ley Federal del Trabajo, arrostrando el gravisimo riesgo de incluir definiciones donde sélo debe haber dispo- siciones normativas, declara que consiste en “La suspensién legal y temporal del trabajo, coro resultado de una coalicién de trabajadores” (Art, 259). En la doctrina encontramos mejores criterios de definicién. Podemos citar algunos: Para Castorena, es “la accién colectiva y concertada de los trabajadores para suspender los trabajos de una negociacién o de un grupo de nego- ciaciones, con el objeto de alcanzar un mejoramiento de las condiciones de trabajo” Manvel Alonso Garcia, al mencionar sus caracteristicas, afirma que es un acto colectivo, libre, de abstencién del trabajo.* Segiin De la Cueva, “la huelga es el ejercicio de la facultad legal de las mayorias obreras para suspender las labores en las empresas, previa obser- vancia de las formalidades legales, para obtener el equilibrio de los derechos © intereses colectivos de trabajadores 0 patronos”.” 4 De Buen, Nistor: La decadencia del contrato. Textos Universitarios, S. A. México 1965, pag. 188, Nos remitimos a lo alli expuesto para una aclaracién mAs precisa de estos conceptos. 5 Castorena, J. Jess: Tratado de Derecho Obrero. Edit. Jaris, México, D. F. Primera edicién sin fecha, pag. 595. © Curso de Derecho del Trabajo. Lib. Bosch, Barcelona, 1964, pag. 611. 7 Op. cit. T. 11, pag. 788. 102 Juridica—Anuario Alfred Hueck y H. C. Nipperdey, a su vez, declaran que es “la suspen- sién conjunta y sistemdtica de! trabajo de un gran nimero de trabajadores dentro de una profesién 0 Empresa para un fin conflictivo, con la voluntad de continuar el trabajo tras la obtencién de dicho fin o tras la extincién de Ja disputa”.* Algunas otras definiciones podriamos considerar. Basten, sin embargo, las expuestas. De las definiciones anteriores, resalta un dato primordial: La huelga es, fundamentalmente, la suspensién colectiva de Jas labores en una em- presa. Subrayar esc dato es importante. Ello nos Hevaré después a una serie de consecuencias fundamentales, Entonces cabe preguntar: esa sus- pensién, gconstituye acaso un acto juridico? La tcorfa que ve en la huelga un acto juridico, defendida entre nosotros por De la Cueva® y en Espaiia por Manuel Alonso Garcia™ se apoya en la idea de que, no siendo la huelga un hecho juridico, por fuerza Te corresponde la categoria de acto. Se presumen en la huelga una voluntad y un objeto, como tipicos del acto, y los autores tratan de encontrar en ella los elementos de validez y aun los que se suelen llamar —impropia- mente, segtin dijimos— accidentales. Esta tesis es, sin duda, esrénea. Vale la pena sefialar por qué, En primer término, olvida que los fines de la huelga, si se atiende a los directos, o sea, Ja mera suspensién de las labores, no encajan dentro de Jos fines del acto juridico. En efecto, la suspensién de labores no es creacién, transmisién, modificacién 0 extincién de derechos y obligaciones, 0 sea, siguiendo a Fritz Schreier, creacién de derecho." En segundo lugar, confunde el ejercicio de un derecho subjetivo, con un acto, que modifica la realidad juridica preexistente, que es la que carac- teriza al acto o negocio juridico. En tercer término, aunque de manera indirecta, atribuye a un fend- meno que tiene su origen en una norma legal, como es la huelga, la catego- ria de acto creador de derechos y obligaciones. Esto es falso, sin duda alguna, porque la huelga no produce, dentro de las hipétes’s del Art. 260 de nuestra Ley Laboral, de manera directa e inmediata, los objetos que dicho precepto Ie marca. Es decir, el contrato colectivo se celebraré, cum- plird, revisaré o modificaré, porque se haya producido un acuerdo de voluntades. La huelga, por si misma, es incapaz de provocar esos efectos. Sélo es, y esa cualidad parece indiscutible, un elemento de fuerza, de pre- ® Compendio de Derecho del Trabajo, Trad. de Miguel Rodriguez Pifiero y Luis Enrique de la Villa, Edit, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1963, pag. 408, Op. cit. T. Il, pag. 767. 10 Curso de Derecho del Trabajo. Lib, Bosch, Barcelona, 1964, pig. 614. Sin embargo, justo es sefialar que Alonso Garcia, a pesar de ello, afirma también la naturaleza de la huelga como derecho subjetivo condicionado (pag. 613) con lo que, simplemente su error consiste en confundir el acto juridico y el ejercicio de un derecho. Loe. cit La naturaleza juridica de la huelga 103 sién, de coaccién, que debilitaré, en determinadas condiciones, los argu- mentos de defensa del patrén que la sufra. Quizé la exclusién de la naturaleza del acto juridico de la huelga, se pondré més claramente de manifiesto, si se le compara con la violencia, mal calificada de vicio de consentimiento, de la que sélo difiere por su licitud, aun cuando puedan confundirse en la medida en que son ambas un excelente instrumento para obtener algo que de otra manera dificilmente podria alcanzarse, Confundir, entonces, la huelga con el acto juridico, equivaldria a establecer un parangén entre el acto juridico y la violencia. En rigor, el error de la teoria que comentamos, obedece entre otras razones, a la circunstancia de confundir el hecho material de la suspensién concertada de las labores, con la facultad de llevar a cabo esa suspensién. Y esa confusién es tan grave, que ha trascendido, inclusive, a nuestra ley, que lamentablemente limita el concepto de huelga a los casos en que ésta se produce legalmente, segiin puede verse del Art. 259, olvidando que la huelga, antes de ser sancionada por el derecho, existia como instrumento de autodefensa de los trabajadores. Con esa base falsa, construye una teoria de la inexistencia, que tal vez pudo satisfacer al legislador, pero que no consucla al empresario de las pérdidas, ciertas y objetivas, que arrostra ante una de las Ilamadas huelgas “inexistentes”. En otras palabras. Una cosa es la huelga, anterior a su regulacién, segiin vimos al mencionar la evolucién histérica, y otra, diferente, el dere- cho a hacerla valer. Es decir, la huelga, como simple suspensién de labores, puede ser el resultado del ejercicio de un derecho, o de un simple acto de fuerza no sancionado por la ley. De ello resulta que el concepto primitive de nuestra Ley Laboral, vigente hasta la reforma del articulo 259 de 29 de marzo de 1941, que no exigia el atributo de “legal”, era el correcto. De esto podemos concluir lo siguiente: huelga es suspensin concertada de las labo- res en una empresa, a iniciativa de los trabajadores. El derecho de huelga es, por el contrario, el derecho subjetivo de hacer valer esa suspensién. Ni uno ni otro constituyen un acto juridico, ya que el ejercicio de una facultad: derecho subjetivo, es algo distinto del acto juridico © acto legis- lativo, como en este caso, que lo crea. Lo que ocurre, en definitiva, es que algunos autores han interpretado indebidamente los conceptos de hecho y de acto juridico, considerando que cualquier fenémeno del derecho encaja necesariamente en una o en otra categoria. En rigor, ni siquiera estas categorias, desdoblada la tiltima en la teoria italiana, para dar origen al concepto de negocio, comprenden a todos los actos creatives de derechos. Nosotros hemos apuntado ya la con- veniencia de considerar, junto a ellos, a los actos necesarios, en los que el factor voluntad es secundario, frente al estado de necesidad que provoca Ja creacién del acto."? 12 Op. cit, pags. 255 y 55. 104 Juridica —Anuario Los actos y hechos juridicos atienden, pues, sélo al aspecto creativo del derecho, y junto a ellos, en ese orden, pueden mencionarse ademés a los actos legislativos, los administrativos y los procesales. Pero, ademés, hay todo el campo del ejercicio de los derechos que escapa igualmente a la esfera de los actos y hechos. Y es, precisamente, en esa categoria, donde creemos que debe incluirse al movimiento de huelga. LA HUELGA COMO DEREGHO SUBJETIVO CONDIGIONADO Sino es acto juridico: gqué naturaleza corresponde al derecho de huelga? La respuesta debe encontrarse en la apreciacién de la huelga como simple facultad que a los trabajadores concede la ley, al menos en nuestro derecho positivo. Pero esa, con ser una respuesta, exige mayores desarrollos. Pretendemos hacerlos a continuacién. En qué casos se produce el derecho a la huelga? El articulo 260 de la Ley Federal del Trabajo, menciona cuatro hipétesis, a diferencia de la frac- cién XVIII del inciso “A” del Art. 123 constitucional, que s6lo menciona Ia finalidad genérica de lograr el equilibrio entre los diversos factores de la produccién, armonizando los derechos del trabajo con os det capital. A esta finalidad general, incorpora, como causas especificas, obtener del patrén la celebracién o el cumplimiento del contrato colectivo de trabajo (frac- cién TI); la revision, en su caso, del contrato colectivo de trabajo al ter- minar el periodo de su vigencia (fraccién TII) y el apoyo a una huelga que tenga por objeto alguno de los enumerados antes (fraccién IV). De Io anterior se desprende que el derecho de huelga no es un derecho absoluto, Esté, en todo caso, condicionado. Y esa condicién, de caracte- risticas especiales en el derecho laboral, sirve para matizar la verdadera naturaleza del derecho de huelga. En efecto, la paralizacién de labores, que rompe con la obligacién primordial de los trabajadores de prestar sus servicios, aparece como un derecho sujeto, para su ejercicio, a una condi- cién suspensiva. Esta es, en todo caso, una condicién nacida de la ley, 0 sea, una conditio iuris, y no una condicién impuesta libremente por las partes al constituir la relacién de trabajo. Pero, ademés, es una condicién suspensiva, que, por definicién, solamente tiene efectos provisionales. Y se da el caso, que explica mejor atin su verdadera naturaleza, de que es una condicién suspensiva superveniente, 0 sea, que su realizacién es posterior, a pesar de ser suspensiva, al nacimiento de la relacién juridica, Suspende, entonces, sus efectos, por un plazo indeterminado, pero no el nacimiento ni la extincién de los derechos y obligaciones derivados de la relacién de trabajo, Entonces, el derecho de huelga es un derecho condicionado, impuesto por la ley, y cuyos efectos provisionales derivan de una situacién super- veniente, posterior al nacimiento de la relacién laboral. La naturateza juridica de ta huelga 105 El derecho de huelga, por Jo tanto, con una regulacién auténoma que se explica por la gravedad de la medida, constituye, simplemente, un caso de suspensién de las labores. En una clasificacién adecuada, cabria in- cluirlo como categoria especial dentro de la clasificacién de los casos de suspensién de la relacién de trabajo." A diferencia de los que menciona el articulo 116 de la Ley Federal del Trabajo, puede producir, en alguna de las hipétesis del Art. 260, la responsabilidad patronal, si en el proceso de imputabilidad, asi se determina. Queda establecida, de esta manera, la naturaleza juridica del derecho de huelga. Serd preciso determinar, en seguida, qué consecuencias arroja esa caracterizacién, respecto de la terminologia empleada en nuestra ley laboral, particularmente en ef caso de Ja Hamada inexistencia. EXAMEN DE LA LLAMADA INEXISTENCIA DE LA HUELGA EI Iegislador de 1931 quiso evar a la huelga, estimada como acto juridico, toda la terminologia de éste. Asi traté de encontrar sus elementos esenciales en la coalicién que entiende, come expresién del consentimiento y en los fines de la huelga, con los que traté de constituir ef objeto segtin ya dijimos. Después, incorporé como elemento esencial de ese supuesto acto juridico a la forma, por medio de} articulo 265. Hecho lo anterior, y a fin de sancionar los casos en que no se produjera alguno de los elementos anteriores, imitando de manera lamentable al derecho civil, dio vida a la figura de Ja inexistencia de la huelga. Sintiendo que su construccién era endeble, incorporé cn 1941 a la definicién de Ja huelga el requisite de “legal”, para poder concluir que cualquicr movimiento ilegal no era huelga, con lo que creyé dar cuerpo a esa teoria de la inexistencia. Vale la pena entrar breveimente en esa estructura para advertir, con toda facilidad, lo endeble de Ja misma, inclusive aun desde el punto de vista de la teoria del acto juridico. De acuerdo con la teorfa clisica, defendida después por Bonnecase, Ia inexistencia la padece un pretendido acto juridico que carece de uno de sus elementos esenciales, La huelga es inexistente, atento el Art. 269 de la Ley Federal del Trabajo, cuando falta el consentimiento o sea, la coalicién mayoritaria; cuando no se cumplen los requisites de forma previstos en el Art, 265; si se declara en contravencién a lo establecido en un contrato colectivo, 0 si no ha tenido por objeto alguno de los establecidos en el Art. 260. Estos dos wiltimos actos involucran, desde el punto de vista del legislador, el objeto de la huelga. Aparentemente, Ja existencia cel acto juridico y los vicios de la huelga, guardan una intima relacién y permiten llevar al derecho laboral, esa figura de la teoria clasica de las nulidades. Pero slo aparentemente. 39 Asi to estima Evcento Pérez Borsa: Curso de Derecho del Trabajo. 6* edi- cién, Madrid, 1960, pag. 273. 106 Juridica.—Anuario En primer lugar, la falta de un requisite formal no solemne —y es evi- dente que Ja relativa intervencién de la autoridad para dar curso al em- plazamiento de huelga y el intento conciliatorio, no reunen los atributos de la solemnidad— nunca trae consigo la inexistencia y sélo puede pro- vocar la nulidad, siempre relativa, o sea convalidable y prescriptible. En segundo ténmino, lo que se presume es el objeto del acto juridico “huelga”, o sea, los fines mencionados en el Art. 260, en realidad no lo son, porque el tinico objeto de Ja huelga es la suspensién de labores. Los que menciona el Art. 260 son fines ajenos a la huelga misma, en tanto en cuanto ésta no puede provocarlos necesariamente, aun cuando se per- siga su realizacién. ‘Tal seria, v. gr, el caso de una huelga mediante la que se intente la revisin del contrato colectivo de trabajo y que, sin eni- bargo, por determinadas circunstancias, concluyera solo en su prorroga. Esa huelga no podria ser tachada de inexistente porque si realiz6 su objeto: Ia suspensién de labores, aun cuando no haya alcanzado los fines, siempre indirectos, que le marca la ley. En realidad, la huelga slo puede tener por objeto la suspension de labores, funcionando como un instrumento de presién legitima para obte- ner, gracias a ella, otros fines que indirectamente se pretende alcanzar. Lo que ocurre es que se vé en la huelga, si se la contempla en funcién de su aspecto econdémico, como instrumento de autodefensa de los trabajadores, el medio de violencia licita para efectos de obtener una mejoria. Desde el Punto’ de vista socioeconémico, no hay inconveniente en verlo asi. No es lo mismo desde el punto de vista juridico, donde las normas y los hechos se entrelazan, en una concatenacién légica, para producir sélo determi- nados efectos, no siendo relevantes en las consecuencias ulteriores ajenas al fenémeno juridico, aun cuando se revistan de una forma juridica. Todo esto nos lleva a rechazar el concepto de inexistencia referido a la huelga. Y nos coloca, por lo tanto, en la necesidad de buscar las figuras juridicas que vengan a substituir a las que estan en uso. Esa sera la tarea a realizar de inmediato, y con ello daremos fin a nuestro empeio. La IMPROCEDENCIA DEL DERECHO DE HUELGA Hagamos un breve resumen de lo dicho. La huelga es un derecho subjetivo, Constituye un beneficio impuesto por la ley en favor de la colec- tividad de los trabajadores que puede hacerse valer, en determinadas hipé- tesis, suspendiendo de manera provisional algunos de los efectos de Ia rela cién Iaboral. EI derecho de huelga es, pues, un derecho sujeto a condicién suspen- siva, Ya hemos dicho que aqui la condicién deriva de la ley. Es, entonces, una condicién suspensiva legal. El derecho de huelga, mientras no se haga valer, es un derecho irrele- vante. Constituye simplemente una mera expectativa, cuya realizacién de- pendara de que surjan, de hecho, los factores hipotéticos de la norma. La naturaleza juridica de la huelga 107 EI supuesto normative para que se haga valer el derecho de huelga es complejo. Quiere decir que, por una parte, se integra mediante el cum- plimiento de diferentes requisitos, y,-por la otra, la condicién de su ejercicio se puede presentar de varias maneras. Son, por un lado, requisitos mil- tiples y excalonados, que integran una cierta unidad, y, por el otro, el derecho de huelga puede surgir por presentarse cualquiera de varias condiciones. La ley mexicana, al referirse a ambos presupuestos, emplea una ter- minologia diferente. Al mencionar los primeros, utiliza la expresién “requi- sitos” (Arts, 264 y 265). Al hablar de las condiciones suspensivas, prefiere emplear la expresién “objeto” (Arts. 260 y 264 1). No hacemos objecién de principio al empleo del término “requisitos”. Preferimos, simplemente, sustituirlo por el de “‘presupuestos”. No es, sin embargo, este aspecto demasiado rclevante. Rechazamos, en cambio, de manera definitiva, al concepto de “objeto”, y habremos de emplear en lo futuro el de “condicién” Vamos a examinar, sin embargo, ambos conceptos, el de presupuesto y el de condicién, con relacién a sus formas de manifestarse, para perfilar su auténtica naturaleza. Encontramos, dentro de los presupuestos, un primer aspecto: la decla- racién mayoritaria. Qué naturaleza juridica le corresponde? En realidad, para contestar esta pregunta, hay que dejar sentado un punto basico inicial : la huelga es un derecho colectivo, aun cuando la coalicién mayoritaria sea, simplemente, una universalidad de hecho, 0 sea, una mera suma de volun- tades individuales que no integran un ente distinto de sus componentes. Para que pueda producirse ef derecho de ir a la huelga, ser preciso que la asamblea de los trabajadores asi lo decida y actite entonces por conducto de su representacién sindical, el comité ejecutivo, tinico legal- mente investido de esa especial capacidad, en razén de que sélo puede celebrar contrato colectivo un sindicato atento lo dispuesto en el Art. 42. En rigor, Ia huelga sélo funciona alrededor de la figura del contrat co- lective, aun cuando sea de manera indirecta, en el caso de Ja huelga por solidaridad. Ahora bien: no cabe duda de que el derecho subjetivo es de la coali- cién y su ejercicio una facultad del sindicato, por conducto de su comité gjecutivo. Si no hay divorcio de ambos elementos, quedard integrado a satisfaccién el presupuesto. En caso de discrepancia: gcual es la situacién? Veamos: Si la Asamblea acuerda ir a la huelga por mayoria, y no la hace por conducto de] comité ejecutivo, estaremos simplemente en presencia de una falta de capacidad de ejercicio, En otro orden de ideas, seria el caso del menor que pretendiera disponer de sus bienes. La sancién adecuada es la de nulidad relativa. 108 Juridica —Anuario Si el comité ejecutive acuerda ejercitar el derecho de huelga, que es privativo de los trabajadores, sin celebrar la asamblea, 0 no logrando la mayoria necesaria, estaremos en presencia del ejercicio impropio de un mandato. La sancién que corresponde es también, en nuestro concepte, ja de nulidad, atento lo dispuesto en el Art. 2583 del Cédigo Civil en vigor en el D. F., de aplicacién supletoria,* ya que el comité ejecutivo en representacién del sindicato, no es mas que un mandatario de los propios trabajadores, y al presentar el pliego de peticiones, esté invocando, en rigor, la representacién de éstos. El segundo presupuesto es meramente formal. El pliego de peticiones debera ser presentado al patron por escrito, con la anticipacién requerida, por conducto de la autoridad competente, generalmente las Juntas de Conciliacién y Arbitraje, y excepcionalmente por conducto de otra auto- ridad. Estos son requisitos que debe cumplir el sindicato. Su ausencia determinard, Iégicamente, la nulidad del emplazamiento, o sea que requi- riendo el ejercicio del derecho de huelga una determinada formalidad, su omisién deberd sancionarse con la nulidad. Nos parece que la nulidad seré relativa, porque bastard que el pliego de peticiones se formule debidamente y se mande al patrén por conducto competente, para que quede conva- lidado el vicio. E! tercer presupuesto es estrictamente procesal. Cualquier omisién en el oportuno emplazamiento al patrén, o en el desarrollo del periodo conci- Hatorio, traera consigo, bien Ja nulidad, bien la violacién de garantias cons- titucionales. En todo caso, se trataria de meros incidentes procesales ajenos a la esencia misma del derecho de ir a la huelga. De todo lo expuesto, se desprende que los requisitos previstos en los articulos 264, fraceién II y 265, corresponden a la capacidad para el ejer- cicio de] derecho o a la forma adecuada para hacerlo valer. En ningin caso cabe hablar de inexistencia, sino simplemente de nulidad. Natural- mente, es nulidad del ejercicio de un derecho, y no la nulidad de un acto juridico. Cumplidos los presupuestos anteriores: de capacidad, de forma y procesales, la huelga deberd perseguir una finalidad cualquiera de las establecidas cn el Art. 260 de la ley. Es decir, para que la huelga pueda plantearse, deberd cumplirse cualquiera de las siguientes condiciones: a) Que deba celebrarse un contrato colective de trabajo. 5) Que deba revisarse, al término de su vigencia, un contrato colec- tivo de trabajo. ¢) Que se haya incumplido un contrato colective de trabajo. d) Que haya una huelga licita que pueda ser apoyada. tos que ef mandatario practique a nombre del mandante, ites expresos del mandato, serén nulos, con relacién al mismo mandante, si no los ratifica tdcita o expresamente.” La naturaleza juridica de la huelga 109 Puede ocurrir que mediante la huelga los trabajadores quieran, efec- tivamente, presionar al patrén para que éste conceda el fin planteado y que las circunstancias de Ia relacién laboral coincidan con los casos pre- vistos en el Art. 260. En ese caso, el derecho de huelga se ejercité valida- mente en raz6n de que se produjo la condicién suspensiva cuya realizacién dio origen al derecho de huelga. La declaracién posterior viene a confir- mar que el derecho se cjercit6 validamente. La huelga fue, por lo tanto, Pprocedente. En el caso contrario, o sea, si se suspenden as labores en una empresa, a pesar de que no se hayan producido los fines indirectos del articulo 260, esa suspensién resulta ineficaz, que es la calificacién juridica adecuada al derecho sujeto a condicién suspensiva cuando ésta no se realiza. La inefi- cacia puede determinar responsabilidades especificas al ser declarada. La més grave consiste en la supresién de ciertos derechos que a los trabaja- dores concede Ia ley respecto a las causas de rescisi6n, ya que bastard su ausencia por un solo dia, para que pueda rescindirse vilidamente el con- trato de trabajo (Art, 269-1), sin necesidad de esperar las cuatro faltas en treinta dias que exige el régimen ordinario (Art. 122-X). El concepto de ineficacia, no es, sin embargo, dadas las circunstancias, el mds adecuado para el caso de la huelga, en razén de que si es declarada, automdticamente se producird su fin tnico: la suspension de labores, aun cuando quede sub iudice su procedencia. En efecto, los derechos y obliga- ciones sujetos a condicién suspensiva, no han nacido, y, por lo tanto, no pueden, de ninguna manera, hacerse valer. Por el contrario, en el caso de la huelga, la suspension se produce de inmediato. Pero puede determinar ciertas responsabilidades --como la ya anotada— si no surgié el derecho por no haberse cumplido el acontecimiento futuro e incierto que Jo condi- cionaba. Esto nos lleva a sugerir que, en el caso de ta huelga, se sustituya la idea de ineficacia por la mds adecuada de improcedencia, que es, se- gin la atinada definicién de Cabanellas: “conformidad o adecuacién con la moral, la razén o el Derecho”."* Estamos, entonces, en presencia de diferentes categorias juridicas que nuestro legislador, con mala fortuna, agrupé en ese concepto incorrecto de “inexistencia”. Esta inexistencia de un supuesto acto juridico: Ja huelga, se transforma entonces en falta de capacidad; en el exceso en el ejercicio del mandato, en defectos de forma o en la ineficacia derivada del incumpli- miento de una condicién suspensiva legal, referidos todos al ejercicio de un derecho, Todos estos factores podrian agruparse entonces en un género proximo que les es comin: el de improcedencia, expresion que deberia sustituir a Ia de existencia que venimos padeciendo. Y de esa improcedencia cuya calificacién podria resultar de un proceso semejante al que regula 35 CANARELLAS, GumLLERMO: Diccionario de Derecho Usual, Bibliografica Omeba, Buenos Aires, 1962. T. III, voz: “procedencia”, pig. 390. 110 Juridica.—Anuario nuestro Art. 269, cabria derivar, ahora si con razén, la scrie de conse- cuencias que una huelga declarada indebidamente trae consigo. CONSECUENGIAS QUE DERIVAN DE LO EXPUESTO Dijimos al principio que nos preocupaba, esencialmente, el encontrar la verdadera naturaleza de Ia. huelga y del fenémeno de su improcedencia. Creemos que de lo dicho deben deducirse conclusiones que resulten, en su caso, en una reestructuracién meramente terminolégica de las normas aplicables. Por lo que hace al fondo de Ia cuestién, y sin entrar al examen de los detalles que derivarian de la adopcién de las figuras que se pro- ponen, nos parece que el régimen vigente es atinado. Es decir, aceptamos que se siga con el criterio de que la autoridad, adems de ser el conducto adecuado para la presentacin del pliego de peticiones, conserve solamente una funcién conciliatoria en la primera etapa del conflicto y que solo deba intervenir, a peticién de cualquier interesado, para calificar a posteriori, la procedencia © improcedencia en el cjercicio del derecho de huelga. Dejamos, entonces, para mejor ocasién, el tratar una infinidad de pro- blemas colaterales entre los que quisiéramos subrayar, dnicamente, el de la posibilidad de que no sean solo los trabajadores los que puedan producir ia intervencién de la autoridad para obtener un arbitraje que dé fin al conflicto. Y junto a ese problema fundamental, apuntaremos también el que resulta de Ja necesidad de encontrar mejores soluciones que las conocidas, cuando las huelgas afectan a los servicios piiblicos, en las que suele ponerse en juego y, en ocasiones se deja de lado, un interés social superior al de las partes en pugna. En todo caso, si de lo dicho se despierta alguna nueva inquietud, nos daremos por bien servidos.

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