Está en la página 1de 2

BALADA DE LA BICILETA CON ALAS, DE RAFAEL ALBERTI

1
A los cincuenta aos, hoy, tengo una bicicleta.
Muchos tienen un yate
y muchos ms un automvil
y hay muchos que tambin tienen ya un avin.
Pero yo,
a mis cincuenta aos justos, tengo slo una bicicleta.
He escrito y publicado innumerables versos.
Casi todos hablan del mar
y tambin de los bosques, los ngeles y las llanuras.
He cantado las guerras justificadas,
la paz y las revoluciones.
Ahora soy nada ms que un desterrado.
Y a miles de kilmetros de mi hermoso pas,
con una pipa curva entre los labios,
un cuadernillo de hojas blancas y un lpiz
corro en mi bicicleta por los bosques urbanos,
por los caminos ruidosos y calles asfaltadas
y me detengo siempre junto a un ro,
a ver cmo se acuesta la tarde y con la noche
se le pierden al agua las primeras estrellas.
2
Es morada mi bicicleta
y alegre y plateada como cualquiera otra.
Mas cuando gira el sol en sus ruedas veloces,
de cada uno de sus radios llueven chispas
y entonces es como un antlope,
como un macho cabro, largo de llamas blancas,
o un novillo de fuego que embistiera los azules del da.
3
Qu nombre le pondra hoy, en esta maana,
despus que me ha trado,
que me ha dejado sin decrmelo apenas
al pie de estas orillas de bambes y sauces
y la miro dormida, abrazada de yerbas dulcemente,
sobre un tronco cado?
Carlanco de los bosques.
Estrella voladora de las hadas.
Telaraa encendida de los silfos.
Rosa doble del viento.
Margarita bicorne de los prados.
Cabra feliz de las pendientes.
Eral de las caadas.
Nia escapada de la aurora.
Luna perdida.
Gabriel arcngel.
La llamar con este frgil nombre.
Porque son sus dos alas blancas las que me llevan,
Anuncindome el aire de todos los caminos.

4
Yo s que tiene alas.
Que por las noches suea
en alta voz la brisa
de plata de sus ruedas.
Yo s que tiene alas.
Que canta cuando vuela
dormida, abriendo al sueo
una celeste senda.
Yo s que tiene alas.
Que volando me lleva
por prados que no acaban
y mares que no empiezan.
Yo s que tiene alas.
Que el da que ella quiera,
los cielos de la ida
ya nunca tendrn vuelta.

También podría gustarte