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M* DOLORES FERNANDEZ RODRIGUEZ Profesora Adjunta de Derecho Penal de la Universidad de Murcia, El abono de fa prisién preventiva en el Proyecto de Cédigo Penal. La prision preventiva es una medida cautelar de privacién de libertad tendente a asegurar la presencia del reo en el proceso y el normal desenvolvimiento de éste (1). Pues bien, muchos de los males que aque- jan a nuestros establecimientos penitenciarios tienen su origen en el desmesurado numero de internados con fines cautelares. La influencia nociva de la prisién preventiva, espe- cialmente entre los j6venes y primarios, ha sido repe- tidamente puesta de relieve (2). La incertidumbre del interno preventivo sobre su situacién jurtdica, las con- diciones de vida propias de los penados (3) que tiene (2) Para Muffoz Conde y Moreno Catena esta definicién es puramen- te formal, De hecho —afirman.- la prisién provisional es eminentemente tepresora y principal lintitacién de derechos fundamentales reconocidos constitucionalmente. Vid., su valoracién critica de la prisi6n provisional en F, Mujioz Conde-V.M. Moreno Catena, La prisién provisional en el derecho espafiol, en La reforma penal y penitenciarta, Universidad de Santiago de Compostela 1980, pags. 419 y ss. (2) Vid., Murioz Conde - Moreno Catena, La prisién provisional en et derecho espafol, cit., pags, 419 y ss.;C. Garcia Valdés, Reflexiones so- bre la prision provisional, en Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, vol, XVIL, n° 47, pags. 415 y 38.5 V. Castellano Cervera, Consideraciones sobre la prisién provisional, en Cuadernos de Politica criminal, 1981, pags. 165 y 58. (3) Aunque la Ley General Penitenciarla de 26 de septiembre de 1979 y el Reglamento Penitenciario de 8 de mayo de 1982 contemplan de forma diferente a preventivos y penados, es de todos sabido que, de hecho, su situacién es semejante, 87 que soportar, en ocasiones durante tres 0 cuatro afios, sin poderse acoger —por otra parte~ a los beneficios de Ja redencién de penas por el trabajo, la descone- xién familiar, social y Jaboral, son factores que afec- tan de forma negativa a su personalidad y explican cumplidamente sus conflictivas conductas dentro de los establecimientos penitenciarios. Ademas, [a pri- sién preventiva se convierte con todo ello en una ver- dadera pena, contradiciendo la tajante afirmacion del art, 26-1° del Cédigo penal de que no se reputara como tal. Con esta situacin, la Ley de 22 de abril de 1980, originada por el aumento de los atentados contra la seguridad ciudadana (4), modifica el contenido de los arts, 503, 504 y 505 de la Ley de Enjuiciamiento Cri- minal en un sentido claramente regresivo que amplfa el 4mbito de aplicacién de la prisién provisional. An- tes de su promulgaci6n s6lo era posible decretar Ja prision en aquellos supuestos delictivos para los cua- ies estuviera prevista una pena superior a la de prisién menor. Con la nueva redaccién dada al art. 503 el juez “decretar4” la prision provisional de toda perso- na que, motivadamente, aparezca como responsable de un hecho que presente caracteres de delito y tenga sefialada pena superior a la de arresto mayor. Tenien- do en cuenta que ésta es la mfnima pena de privaci6n de libertad (de un mes y un dfa a seis meses) que se puede imponer por Ja comisién de un delito, serin muy pocos los ciudadanos, presuntos responsables de un delito, que se libren de ingresar en prisién a la es- @) Destacan Mufioz Conde y Mozeno Catena Ia tesls de Roxin que niega expresamente que la prisién preventiva deba servit para prevenit Ia alatma social, pues ello supone introducir elementos extrafios en su naturaleza puramente cautelar, cuestionables tanto desde el punto de vista constitucional como politico-criminal, Cit, Le prisin provisional en el derecho espafiol, cit,, pags. 343 ys. 88 pera del juicio. Con lo cual, una medida que debe ser excepcional —segtin las recomendaciones del Comité de Ministros del Consejo de Europa (5)— se acuerda en nuestra legislacion autométicamente como regla general. Con razén fueron numerosas —si bien recha- zadas~ las enmiendas presentadas al texto del Proyec- to de esta Ley y muy duras las criticas doctrina- les (6). Pero atin hay mas despropésitos en esta Ley de reforma. De acuerdo con el parrafo 2° del nuevo art. 504, en atencién a la alarma que haya podido producir ef hecho, a las circunstancias del inculpado ite el temor de que éste huya, podrd decretarse prision preventiva “aunque Ja pena no exceda de arresto mayor”. ,Quiere ello decir se preguntan Mu- fioz Conde y Moreno Catena (7)— que puede decre- tarse prisién provisional por delitos sancionados con penas no privativas de libertad? No creemos, como ellos, que pueda admitirse tal posibilidad no sdlo porque estarfa en pugna con los mas elementales prin- cipios sino también porque estaria en franca contra- diccién con las disposiciones de los parrafos tercera y cuarto del misnio art. 504 (8). Incluso con esta 16- (5) Este Comité adopté, en sesién de 27 de junio de 1980, una teco- mendacién, destinada a los Estados miembros, en la que se fijan los principios generales que deben informar a las legisiaciones internas en tema de prisién preventiva, Se sienta, como principio general que “nin- gin acusado debe ser sometido a prisién provisional a no ser que las circunstancias del caso lo hagan estrictamente necesario”. Vid. el texto completo de la Recomendacién en J.’ Indice penale, 1981, pags. 820 y 8s. (6) Vid., Mufioz Conde - Moreno Catena, La prisién provisional en el Derecho espaftol, cit., pigs. 363 y ss. (1) Cir, La prisin provisional en el derecho espafiol, cit., pig. 382. (8) “En ningun caso la prisién provisional podrd exceder de ta mitad del tiempo que presuntivamente pueda corresponder al delito imputa- do, A estos efectos se entenderd como pena la que en razén de las posi- bles circunstancias pueda corresponder al inculpado, No existiendo és- 89 gica interpretacién, lo cierto es que el art, 504-2° permite decretar prisién preventiva —con todas las aciagas consecuencias ya denunciadas— por’ delitos cuya “gravedad” puede ser merecedora tan sélo de una pena de un mes y un dfa de privacion de liber- tad. Se comprende asf el espectacular aumento de la poblacién reclusa que, segin cl Informe General de la Direccién General de Instituciones Penitencia- tias, pas6 de 12,825 internos en 1979 a 18.253 a fi- nales de 1980, de los cuales mas del 59% etan pre- ventivos, Sefialada la importancia de Ja prisién preventiva, veamos sus repercusiones jur(dicas. En este empefio, es preciso distinguir dos hipdtesis segin se condene © no al sujeto que provisionalmente estuvo preso. En la legislacion ordinaria no encuentran respues- ta los supuestos en los cuales sobre el sujeto no re- cae sentencia condenatoria, ya sea porque resulte absuelto © se dicte auto de sobreseimiento libre. No obstante, algtin sector doctrinal, en base al art. 121 de la Constitucién (9), defiende el derecho a una indemnizacién a cargo del Estado (10). En cambio, sf existen previsiones en la legislaci6n penal para los ca~ S08 en que se pronuncie condena contra el imputado que sufrié prisin preventiva. Se plasman éstas en la figura del abono que se encuentra regulado en el art. 33 del Cédigo penal, ee tas a juicio de la autoridad judicial, s¢ computaré como tiempo el que cortesponda al grado medio”, (9) “Los dafios causados por error judicial, asi como tos que sean consecuencia del funcionamiento anormal de la Administracién de Jus- ticia, darn derecho a wna indemnizaci6n a catgo del Estado, conforme alaley”. do) Vid., Mufioz Conde y Moreno Catena, La prisién provisional en el derecho espaitol, cit., pigs. 405 y ss. 90 Dispone el art. 33 de nuestro principal texto puni- tivo que “‘el tiempo de prisién preventiva sufrida por el delincuente durante Ja tramitacion de la causa se abonard en su totalidad para el cumplimiento de la condena, cualquiera que sea la clase de la pena im- puesta”, Su antecedente inmediato es el Cédigo de 1932 y el remoto el de 1822. Las previsiones del c6mputo de la prision preven- tiva plasmadas en nuestro primer texto codificado no fueron, ciertamente, muy generosas, pues seis meses de arresto o prisién provisionales se abonaban por tres meses de obras publicas o cuatro de reclu- sion o presidio, pero ello no justifica el silencio mantenido al respecto por los Cédigos de 1848 y 1870, Un Decreto de 9 de octubre de 1853 dispuso en su articulo primero que a los sentenciados a penas que en lo sucesivo fueran correccionales se les abo- nara, para el cumplimiento de la condena, la mitad del tiempo que hubieran permanecido presos exten- diendo el beneficio a los sentenciados a prisi6n por via de sustitucién y apremio para el pago de multa. Disposicion que qued6 derogada por Ley de 17 de enero de 1901. Aunque la reguiacién dei abono que esta Ley Hevé a cabo fue calificada por Quintano Ripollés de “mezquina y complicada” (11), lo cier- to es que mejoré el texto derogado pues se permitfa el abono fofal en los supuestos de condenas a penas correccionales y en su mitad cuando las penas fueran aflictivas o el sujeto fuera reincidente o reiterante. Admitia, asimismo, aplicar la deduccién a la respon- (11) Cir, A. Quintano Ripollés, Comentarios al Cédigo penal, 2 edicién puesta al dia por E. Gimbernat Ordelg, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid 1966, pig, 326. 91 sabilidad subsidiaria por insolvencia para el pago de ja multa. El Cédigo de 1928 incorpora esta Ley extendiendo el abono de la totalidad de la Prisién preventiva sufri- da a todas las penas privativas de libertad (12), excep- to cuando se trate de multirreincidentes a los que se les computa tinicamente la mitad. Sobre ta Base 8* del “Proyecto de Ley de Bases pa- ra la reforma del Cédigo penal de 1870” redactado por Jiménez de Asta (13), et Cédigo de 1932 regula _ el abono de la prisién preyentiva en términos simila- res a los reproducidos en el art. 33 del Texto refundi- do de 1944, Por Ley de 24 de abril de 1958 se afiade el parrafo segundo que permite el abono de la priva- ci6n del permiso de conducir veh{culos de motor su- frida durante la tramitaci6n de la causa. Es el momento oportuno, por tanto, de plantear el estado actual de la cuestin para analizar —a su luz— si, y hasta qué punto, el texto del Proyecto de ley (12) A pesar de que el art. 114 de este Cédigo aluda a “cualquiera que sea 1a naturaleza y duracién de la pena impuesta”, no hay duda de que limita cl abono a esta clase de pends como impone el propio texto: “Para el cumplimiento de las penas privativas de libertad, serd de abono toda la prisién preventiva sufrida por el reo durante la tramitacin de Ja causa haste que la sontencia sea firme, cualquiera que cea Ia naturale za y duracidn de la pena impuesta”. En este sentido, vid., J.L, Manza- fares Samaniego, La pena de muita, Excma, Mancomunidad de Cabil- dos, Plan Cultural, 1977, pag. 362. (23) Séfo se reatizé una matizacién, que subrayamos en el tex! “La prisién preventiva sufrida por el delincuente durante la tramita- ci6n de la causa, se abonaré on sv totalidad, cualquiera que sea la indole de Ja pena 2 que fuera condenado”, Para M. Lépez-Rey y F, Alvarez Valdés, “

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