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CUENTO

LA NIÑA
Y
LA ABEJA
LA NIÑA y LA ABEJA

Cierto día en el dintel de una ventana, se detiene una abeja.


Estaba cansada, agotada de tanto volar, le dolían sus alas, sus antenas, sus patas, en fin
todo le dolía.
Se acostó al sol, se acomodó y se dijo…
“Voy a descansar un instante y luego sigo con mi labor”.
En eso, viene un personaje y cierra la ventana.
La abeja que se había acostado hacia el interior del dintel, el ruido la despertó.
Su asombro fue grande cuando se dio cuenta que había quedado encerrada, no podía
pasar el vidrio, voló apegada al vidrio hasta que no pudo más, entonces sintió que algo
la tomaba y la sacaba de ahí.
Dentro de la habitación había una muchacha que estaba enferma en cama, al ver la
abeja en la ventana se levantó a tomarla, ya que coleccionaba insectos y justo abeja, era
lo que no tenía su insectario.
Dejó la abeja medio aturdida sobre la mesa, mientras iba a buscar su insectario, cuando
volvió la muchacha, observó a la abeja más detenidamente.
La miró largo rato y vio que era una hermosa abeja, entonces se le ocurrió darle en un
plato agua con miel.
La abeja gustosa la tomó y comenzó a sentirse mucho mejor.
La muchacha al ver tan bien la abeja, decidió no pincharla con el alfiler y exclamó.

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“Abeja, eres muy hermosa que más quisiera yo tenerte allí, en mi insectario, pero lo
lamento por ti porque allí solo coloco insectos enfermos o dañados que ya no tienen
salvación posible, y tu te ves sana y hermosa”.
La abeja que se sentía muy bien, pensaba…
“mis alas, patas y antenas están bien, ahora que he repuesto fuerzas debo empezar mi
labor”, y dicho esto se puso a volar.
La muchacha al ver que la abeja no iba a poder salir, corrió a la ventana y la abrió,
viendo como la abeja salía.
En eso, su madre entra a la habitación y la mira, luego exclama…
Veo que te sientes muy bien, ¿que hiciste para sanarte tan pronto?
La muchacha la mira y suspira diciendo con bastante simpleza…
Sólo un acto de bondad, nada más.

fin

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