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La llegada de Don Jos de San Martn a Lima

12 de julio de 2012 a las 17:01

Las tropas realistas abandonaron Lima al darse cuenta que eran dbiles frente al ejrcito
patriota, un grupo se encerr en la Fortaleza del Real Felipe y el otro grupo march hacia
la sierra.
La ciudad de Lima qued sin proteccin de las autoridades espaolas y a merced de los
ataques de los montoneros.
Don Jos de San Martn ingres a Lima la noche del 12 de julio de 1821. Al saber que
estaba cerca de Lima fue visitado por un par de frailes que lo quisieron saludar como si se
tratara de un virrey.
La noticia se difundi rapidamente en toda la ciudad y los curiosos comenzaron a llegar,
Don Jos de San Martn decidi cambiar de alojamiento para evitar ms visitas y acept
hospedarse en la casa del marqus de Montemira ubicada camino al Callao en los
extramuros de la ciudad.
"En vez de venir con pompa oficial, como tena derecho a hacerlo, esper que
obscureciese para entrar a caballo y sin escolta, acompaado por un simple ayudante. En
realidad fue contrario a su intencin primitiva de entrar a la ciudad ese da, pues estaba
fatigado y deseaba ir tranquilamente a descansar en una quinta situada a legua y media
de distancia para entrar la maana siguiente al venir el da.
Haba desmontado, en consecuencia, y apenas alojado en un rincn bendiciendo su
estrella por estar alejado de los negocios, cuando entraron dos frailes que por uno u otro
medio haban descubierto su retiro. Cada uno le dirigi un discurso que fue escuchado con
su habitual bondad." (HALL, Basil. Extract from a journal written on the coast of Chile, Peru
and Mexico 1820-1822. Edimburgh, 1824)
Basil Hall que acompa a San Martn en su ingreso a Lima describe a los visitantes que
llegaron a saludarlo, en especial, a las mujeres de Lima, que queran conocer al famoso
General argentino. Durante su ingreso a la ciudad San Martn siempre estuvo acompaado
de damas y tapadas que lo admiraban y acompaaban a todas partes.
El 13 de julio lleg al Palacio de los virreyes y dos das despus firmara el acta de la
Independencia.
En todo momento el general Don Jos de San Martn quiso pasar desapercibido, pero fue
imposible, a pesar del miedo de los criollos y la desconfianza de los sectores populares,
ambos grupos no podan dejar de sentir una gran fascinacin por este soldado que vino de
muy lejos a cambiar el destino de un pas. (Juan Jos Pacheco Ibarra)

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