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§ Jean Baudrillard. Edgar Morin EEERELEEEE La violencia del munda wwwpaidos.com TSBN 84-493-1517-4 i 73209 ids ip t olfssuapistst7 5 FJ paitsasteriscor 3 Jean Baudrillard y Edgar Morin {Cémo interpretar, tras los primeros comentarios formulados bajo el impacto, los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York? {iCual es el significado de esta espectacular ‘manifestacién del terrorismo en suelo amerleano? Jean Baudrillard y Edgar Morin, en estas dos conferencias pronunciadas en el Institut du monde arabe, recontextualizan el acontecimiento en el paisaje actual dela «globalizacton» Para Baudrillard, 1a arquitectura arrogante de las Torres Gemelas no es ajena a su destruceion yalderrumbamiento simbdlico de un mundo consagrado al poder econémico y a liberalismo triunfante, Edgar Morin, en un texto puntuado por los grandes temas de su reflexion, rememora las condiciones historicas ‘que posibilitaron las acciones terroristas y apela a una toma de conciencia global para inventar un futuro distinto. Dos intervenciones esenciales para comprender 1 sentido del terrorismo contempardneo y el estado ‘de un mundo donde puede nacer esta violencia absoluta, Edgar Morin es autor de libros como Elcine el hombre imaginario y Los siete saberes necesarios ‘Para la educacién det futuro, ambos publicados por Paidés. ‘del mundo w paipos “Titl oruinal: La ten te monde rae ncn ah or Eitan Pn Ie ds Mone Art, “rruectn de Cares Race ‘cuberta de Mario Eakonst ‘Quan rgurosamente prohbiss,sin a autorzacion ners de os tiulares nl copyrighr, bajo le sanclonesestbleciasen as ey la repruecin tal ‘Sci desta obra por cualguet medio procaiment, comprendier Iareprografia ye ratamento Infrmatin ys de ejeplaes| ‘declan algullroprestamo pabicos, ‘a tonsa Flin / nett du Monde Are ‘© ot de taduccin, Carles che ‘ato de tots ns ediciones on Ea EAicone Passes, SA. Mariano Cui 2-0 Barelona negra com ISBN: 86491514 Depéntolagal 8.153020 ‘Avda Can Sucarraty 9-09 Rub (aceon) Impees on Espana rite in Spain Sumario ‘A propésito dela violencia ol mundo, Maat! Kaba! @ {a violencia defo mundial, ‘dean Baudrittard 11 Prélogo a intervencion (do Baar Morin, Brangois LYoonnet 45 nel corazon dela crisis planetaria, Bdgar Movin 51 Debate con Edgar Morin 88 A propésito de la violencia del mundo Distanciarse de los sentimientos de odio y contra-odio, de la dicoto- mia entre el bien y el mal, generado- res de amalgamas y reducciones, comprender la logica y la estética del letal juego especular en- tre el «yo» y el «otro», interrogar a la globalidad de la violencia consustancial a nuestro mundo caido en desgracia... Tales son, entre muchas otras, las preguntas que quisimos plantear sin tapujos, con firmeza y singularidad, en los Jue- ves del IMA, acompaitados por Jean Baudrillard y Edgar Morin, tras los siniestros atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Sus reflexiones en torno a esa hecatombe contrastan, cada una a su modo, con aquella, 9 ean Baudrillard y gar Morin tan sumaria como reductora, de los pseudoes- pecialistas 0 de los autoproclamados pensado- res sobre el islam, el islamismo y «la cuestion terrorista», Los textos de Jean Baudrillard y Edgar Mo- rin nos invitan a reflexionar y a asomarnosa la arqueologia de lo arcaico, a descifrar sus resi- duos inconscientes asi como los territorios di- fusos y fértiles situados mas alld de naciones y fronteras. Y en este sentido, su pensamiento no es coyuntural, sino temporal y complejo, dina- mico y global. ‘Maari Kappa! 1. Periodista y escritor, rganizador de los Jueves del Institut du monde arabe. 10 La violencia de lo mundial Jean Baudrillard? 1. Nacido en 1829, socidlogo inclasificable y fsofo intem- pestivo de originales actitudes, durante mucho tiempo profe sor dela Universidad Paris-X Nanterre, Jean Baudrillard es uno {e los intelectuales franceses mas conocidos en el extranjero. Desde la aparicin de su primer libro, Le Systéme des objets, en 1968 (trad, cast: Bl sistema dels obefos, México, Siglo XX1, 196), hha sido autor de una abundante obra, principalmente publicada en francés por Editions Galilée.(N- dele) El tema es la violencia de lo mun- dial, los acontecimientos del 11 de septiembre, pero yo comenzaré por las Torres Gemelas y su arquitectura, porque los. atentados del 11 de septiembre también atafien a laarquitectura. Ha sido destruido uno de los edi- ficios mas prestigiosos de Nueva York, y con ello se ha golpeado a una cierta arquitectura asi co- moa todo un sistema de valores occidentales y a un orden del mundo. Nada tiene de superfluo, pues, empezar con un anilisis histérico y arqui- tecténico de las Torres Gemelas para entender el significado simbolico de su destruccion. Y en primer lugar, ¢por qué las Torres Ge- melas? 18 @Por qué dos torres en el World Trade Center? ‘Todos los grandes rascacielos de Manhattan se habian limitado a enfrentarse en una verti- calidad competitiva, cuyo resultado era un pa- norama arquitectOnico a imagen del sistema capitalista, una jungla piramidal cuya célebre imagen se perfilaba cuando se llegaba por mar. Esta imagen se modificé en 1973 con la cons- truccién del WTC. La efigie del sistema paso del obelisco y la piramide a la tarjeta perfora- da y el grafico estadistico, y este grafismo ar- quitecténico ya no encarna a un sistema com- petitivo, sino digital y contable, en el que la competencia ha desaparecido en beneficio de las redes y el monopolio. Perfecto paralele- pipedo de 400 metros de altura, sobre una base cuadrada, vasos comunicantes perfectamente equilibrados y ciegos —se dice que el terroris- mo es ciego, pero las torres también lo eran—, monolitos, que no se abren al exterior y se someten a un acondicionamiento artificial. Que haya dos significa el fin de toda referencia original. De haber sélo una, el monopolio no se encarnaria a la perfeccion: s6lo la redupli- ul Jean Bauder y Eagar Morin naci6n dramatica y,a la pos- |_La violencia de tre, de desaparicién de esta |10 mundial pasa forma de arquitectura y, ala | también por vez, del sistema mundial que |1a arquitectura ella encarna. En su pura mo- delizacion informatica, bancaria, financiera, contable y numérica, las torres eran en cierto modo su cerebro, y, golpeandolas, los terroristas. han golpeado el cerebro, el centro neurdlgico del sistema. La violencia de lo mundial pasa también por la arquitectura y, por lo tanto, la oposicién vio- lenta a esta mundializacién también pasa por la destruccién de esa arquitectura. En términos de drama colectivo, podria decirse que el horror, para las cuatro mil victimas, de morir en esas torres es inseparable del horror de vivir en ellas, el horror de vivir y trabajar en esos sarc6- fagos de hormigon y acero, Esos monstruos arquitecténicos, como el centro Beaubourg, siempre han ejercido —al igual que las formas extremas de la tecnologia moderna en general— una fascinacion ambi- gua, un sentimiento contradictorio de atrac- 16 violencia del mando caci6n del signo pone verdadero fin a aquello que designa. Existe una fascinacion particular en esta re- duplicacién. Por altas que sean, las dos torres significan pese a todo una detencion dela verti- calidad. No son de la misma raza que los demas rascacielos, culminan en el reflejo exacto la una de la otra. Los rascacielos de Rockefeller Center todavia reflejan sus fachadas de cristal y de ace- roen una especularidad ilimitada de la ciudad. Las torres, en cambio, no tienen fachada, no tie- nen rostro. Al mismo tiempo que la ret6rica de Ja verticalidad, desaparece la retorica del espejo. Queda s6lo una suerte de caja negra, una serie cerrada en la cifra dos, como si la arquitectura, a imagen del sistema, s6lo emanara ya de la clo- nacién o de un cédigo genético inmutable. Asi pues, Nueva York es la Wnica ciudad del mundo que resigue, a lo largo de toda su histo- ria, con prodigiosa fidelidad, la forma actual del sistema y todas sus peripecias. Habra que suponer, pues, que el hundimiento de las torres —evento unico en la historia de las ciudades modernas— prefigura una forma de culmi- 15 1a wilenla dat mand cién y repulsi6n, y, por ello, en algun lugar, un secreto deseo de verlos desaparecer: En el caso de las Torres Gemelas, a eso se agrega un ele- mento particular: precisamente, su simetria y su gemelaridad. Sin duda, en esa clonacion y enesa perfecta simetria hay una cualidad esté- tica, pero también una especie de crimen per- fecto contra la forma, una tautologia de la for- ma que puede acarrear, por una repercusién. violenta, la tentacion de romper esa simetria, de restituir una asimetria y, por lo tanto, una singularidad. Su destruccién misma respeté la simetria de las torres: doble agresién con pocos minutos de intervalo. Suspense entre los dos impactos. Después del primero, todavia es posible creer en unaccidente. S6lo el segundo impacto confirma elacto terrorista. Y en la caida de un Boeing en Queens, un mes después, las televisiones queda- rona la espera, en el aire (por lomenos en Fran- cia) durante mas de cuatro horas, aguardando un eventual segundo impacto en directo. Como no se produjo, jams sabremos si se traté de un accidente o de un atentado. " El hundimiento de las | 1 hundimiento torres es el acontecimien- | de las torres es to simbélico capital. Ima- |el acontecimiento ginen que no se hubieran | simbélico capital hundido 0 que sélo lo hu- biera hecho una: el efecto no habria sido en mo- do alguno el mismo. La prueba patente de la fragilidad del poder mundial no habria sido Ja misma. Las torres, que eran el emblema de ese poder, lo siguen encarnando en su dramatico final, que se asemeja a un suicidio. Viendolas caer por si mismas, como por implosién, se tenia la impresién de que se estaban suicidan- do, en respuesta a los suicidios de los aviones suicidas. Las Torres Gemelas fueron destruidas 0 se de- rrumbaron? Me explico: las dos torres son al mismo tiempo un objeto fisico, arquitecténico, y un objeto simbélico (simbélico del poder fi- nanciero y del liberalismo mundial). El objeto arquitect6nico fue destruido, pero el verdadero objetivo, lo que se queria aniquilar, era el obje- to simbélico. Quizas alguien piense que la des- 8 rismo, Es tan lgico como | Inclusoensu inexorable que el aumento de | fracaso, tos poder del poder exacerbe la | terroristas voluntad de destruirlo. Pero | tuvieron éxito hay més: en algtin lugar, é1 | al fallar et mismo es complice de su pro- | golpea pia destruccion. la Casa Blanca Las innumerables pelicu: Jas de catdstrofes son un testimonio de ese fan- tasma, conjurado a través de la imagen y los efectos especiales. Pero la fascinacién que ejer- cen es el signo de un paso al acto que siempre anda cerca: la denegacién de todo sistema, in- cluyendo la denegacién interna, tanto més inten- sa cuanto més se aproxima ala perfeccion y ala omnipotencia. Se ha dicho: «El propio Dios no puede decla- rarse la guerra». ¥ bien, si que puede. Occiden- te, en la posicién de Dios (de omnipotencia divi- na y de legitimidad moral absoluta), se vuelve suicida y se declara la guerra a si mismo. Podriamos ir més lejos y decir que, incluso en su fracaso, los terroristas tuvieron éxito més allé de sus esperanzas, al fallar el golpe 20 truccién fisica fue la causante del derrumba- miento simbélico. Pero, de hecho, nadie —ni siquiera los terroristas— contaba con la des- truccién total de las torres. De modo que, en realidad, fue su derrumbamiento simbélico el causante de su derrumbamiento fisico, y no al revés. Como si el poder que sostenia esas torres perdiera repentinamente toda su energia, toda su fuerza, como si ese poder arrogante cediese bruscamente bajo el efecto de un esfuerzo de- masiado intenso: precisamente, el de querer siempre ser el nico modelo del mundo. Asi pues, las torres, fatigadas de ser ese sim- bolo demasiado pesado de soportar, se derrum- baron, esta vez fisicamente, del todo. Sus ner- vios de acero se partieron, se desplomaron verticalmente, sin fuerzas, ante las estupefac- tas miradas del mundo entero. El derrumbamiento simbélico se produjo, asi pues, por una especie de complicidad impre- visible: como si el sistema entero, por su fragili- dad interna, participara en el juego desu propia liquidaci6n, y por lo tanto en el juego del terro- 19 a la Casa Blanca al tiempo | Sélo deberia que acertaban en las torres | construirse mis alld de sus objetivos. Al | aquello que sea fallar el blanco White House, | digno de ser mostraron involuntariamen- | destruido te que ése no era el blanco esencial, que el poder politico no significaba en el fondo gran cosa, y que el poder estaba en otra parte. En cuanto al problema de qué deberia re- construirse en lugar de las torres, es irresolu- ble. Simplemente porque no cabe imaginar nada equivalente que valga la pena destruir, que sea digno de ser destruido. Valia la pena destruir las Torres Gemelas: no puede decirse lomismo de muchas obras arquitectonicas. La mayoria de las cosas no son dignas de ser destruidas 0 sa- crificadas. Sélo las obras de prestigio merecen serlo, porque es un honor, Esta proposicién no es tan paradéjica como parece, y plantea una cuestién fundamental a la arquitectura: s6lo deberia construirse aquello que, por su excelencia, sea digno de ser destrui- do. Hagan la lista en funcién de este interro- a gante radical, y verén qué sucede: no mucho re- sistiria esta hipétesis extrema. Llegamos por este camino a la que deberia ser la cuestion fundamental de la arquitectura, y que los arquitectos nunca plantean: la de aquello que no es normal erigir ni construir. Debemos reservarle a esta empresa su caracter absolutamente anormal, ins6lito, problemati- co, y cuya tinica excusa seria que aspira a bo- rrarse y volverse invisible. ‘Todo esta en el primer instante. Todo se en- cuentra conjugado de inmediato, en el choque de los extremos. Y si eludimos ese momento de estupor, de admiracién —inmoral, es cierto, pero que condensa, a través de la inmoralidad de la imagen, la asombrosa intuicién del acon- tecimiento—, si rechazamos ese momento, per- demos toda posibilidad de comprender. Si el primer pensamiento es el de decir: esto es mons- trwoso, esto es inaceptable, entonces toda la in- tensidad, todo el impacto del acontecimiento se pierde en consideraciones politicas y mora- Jes. Todos los discursos nos alejan irrevocable- 2 el acontecimiento por delegacion. Esta visibili- dad de sustitucién es la estrategia misma de la informacién, es decir, en realidad, la busqueda de la ausencia de informacion por todos los me- dios. Del mismo modo que la guerra actual es la biisqueda de la ausencia de politica por otros medios. De modo que la guerra de Afganistan no es una guerra, pero lo que nos cuentan de ella los. medios de comunicacién tampoco es informa- cin. Todo se iguala, el juego es igual. El hecho de queno haya informacion compensa en cierto mo- doel hecho de que no haya guerra, en una especie de anulacién mutua como aquella dela que habla Bertolt Brecht en sus «didlogos de exiliados». Asi pues, en el régimen normal de los me- dios la imagen sirve de refugio imaginario con- traelacontecimiento. Es una forma de evasion, de conjuro del acontecimiento. En este sentido, es una violencia ejercida contra el aconteci- miento. En el caso del WTC, en cambio, hay so- brefusi6n de los dos, del acontecimiento y de la imagen, y la imagen misma deviene aconteci- mental. Asimismo, en un acontecimiento tan m4 mente del acontecimiento | Habitualmente, en y jamés podremos volver | nuestro universo aacercarnos a él, no mas | medidtico, la queal BigBangoalcrimen | imagen esta ahi original. en lugar del Asi pues, a un aconte- | acontecimiento cimiento tinico le corres- ponde una reaccién tinica, inmediata e inapela- ble. Una reaccién que emplee en cierto modola energia potencial del acontecimiento, puesto que cuanto le seguira, guerra incluida, no sera més que una forma de dilucién, de extenuacion progresiva. De ahi la dificultad de regresar in- definidamente al comentario: seria un poco co- mo pedirle a los terroristas que repitieran su acto a cAmara lenta, llave en mano y con ma- nual de instrucciones. Elacontecimiento esta ahi en primer lugar. El acontecimiento y la imagen estén ahien primer lugar, simultane, inextricablemente. Aconteci- miento-imagen. Imagen-acontecimiento, Habi- tualmente, en nuestro universo mediatico, la imagen esta ahi en lugar del acontecimiento. Lo sustituye, y el consumo de la imagen agota 28 excepcional, hay sobrefusién de la realidad y de la ficcién. No hay, pues, pérdida de realidad, si- no, por el contrario, un plus de realidad ligadoa un plus de ficcién, yen cierto modo estamos an- te un hecho simbélico total, al igual que Mauss hablaba del hecho social total. Eneste estadio extreme, tanto la imagen co- mo el acontecimiento se vuelven inimagina. bles. Eso es, por otra parte, lo que todo el mundo se dijo cuando vio derrumbarse las torres: jes inimaginable! Y, en efecto, no hay representa- cidn posible de este acontecimiento. Es irrepre- sentable para todo discurso 0 interpretacion, sean éstos politicos, econémicos 0 psicolégicos. En tanto que acontecimiento puro, esta mas all de todo eso. Y sino es representable, es que noes real propiamente hablando: es, a la vez, no real y mas que real. En lugar de producir in- formacion o generar una informacion llamada «real», produce incertidumbre, una inmensa incertidumbre, porque justamente rompe la sucesion lineal de los hechos «reales» y la su- cesién lineal, ininterrumpida, de las image- nes, Incluso en mitad del tropel de aconteci- 25 1 Edgar Morin mientos insignificanteseima- | Un incremento genes banales con que trata- | de violencia ‘mos, significa unadetencién | no basta para brutal dela imagen, una de- |abrirnos tenci6n violenta del mundo, |a1a realidad una detencién violenta en la cadena de la informacion. Al igual que no existe representacion posi- ble, no existe propiamente hablando difusién de semejante acontecimiento. Es a la vez espec- tacular y clandestino. No hay difusi6n, sino una especie de difraccién (como un fenémeno frac- tal), de destilacién, de silenciosa eficacia que Por supuesto todos tratan de diluir en los co- mentarios, que son como sus metastasis, En el fondo, en tanto que acontecimiento puro, este acontecimiento ya ha desaparecido (jcomo Bin Laden!). Su destino es desaparecer en un inmenso trabajo politico e ideol6gico de mis- tificacion, que de hecho es un trabajo de duelo. Es preciso borrarlo. Es preciso que todas las consecuencias sean borradas por el discurso. Es preciso regresar al curso normal de las cosas, del cual la guerra forma parte. 26 Esta violencia terrorista no es, pues, un rebro- tede realidad, ni tampoco de historia. Esta vio- lencia terrorista no es «real». Es peor, en cierto sentido: es simbélica. La violencia en si pue- de ser perfectamente banal e inofensiva. S6lola violencia simbélica genera singularidad. ¥ en ese acontecimiento singular, en esa pelicula de catastrofes en Manhattan, se conjugan al maxi- mo los dos elementos de fascinacién de masas del siglo xx: la magia blanca del cine y la magia negra del terrorismo; la luz blanca de la imagen y la luznegra del terrorismo, En este sentido, el acontecimiento es siem- pre primero e imprevisible. Asi, el de Nueva York fue muchas veces ima- ginado como guién (El coloso en llamas...) por Hollywood o por la CIA, pero nunca imaginado como posible. Se mantuvo, por lo tanto, total- mente imprevisto. Los guiones virtuales son capaces de agotar todas las eventualidades, pe- ro nunca el acontecimiento en si. Ahora bien, reales o eventuales, la mayoria de las cosas no constituyen acontecimiento. Son del orden de la continuidad de las causas y los efectos. El 28 El hundimiento de las to- | Lo real rres del WTC es inimagina- | se agrega ble, pero eso no basta para |alaimagen convertirlo en un aconteci- |como una miento real. Un incremento | prima de terror de violencia no basta para abrirnos a la realidad. La realidad es un prin- cipio, y ese principio es lo que se ha perdido. Lo real y la ficcién son inextricables, y la fasci- nacién del atentado es en primer lugar la dela imagen: las consecuencias simulténeamente ju- bilosas y catastréficas son en si ampliamente imaginarias. En este caso, pues, lo real se agrega a la ima- gen como una prima de terror, como un estreme- cimiento mas. No s6lo es terrorifico, ademas es real. No es que la violencia de lo real esté ahi en primer lugar y se le agregue el estremecimiento de la imagen, sino que la imagen esta ahi en pri- mer lugar y se le agrega el estremecimiento de loreal. Algo asi como una ficcion de mas, una ficcién que supera a la ficeién. Ballard (siguien- doa Borges) hablaba de reinventar lo real, como la tiltima y mas temible de las ficciones. an a vloonca det acontecimiento, por su parte, en sentido propio, es del orden de la discontinuidad y la ruptura. En este sentido, todo acontecimiento digno de ese nombre es terrorista. Es una forma de paso alacto simbélico y por ello es fuente de una fas- cinacion singular. El equivalente de un atractor extraiio. Se ha dicho que los acontecimientos del 11 de septiembre constituian un retorno en toda regla de lo real en un mundo devenido virtual, con una especie de nostalgia por los viejos va- lores seculares de lo real y de la historia, aun- que sea violenta, pero no se trata de eso. No se trata en absoluto de la irrupcién de loreal, sino de lo simbélico, de la violencia simbélica des- crita por lo que yo denominaria el intercambio imposible de la muerte. Existen diferentes hipotesis posibles sobre el terrorismo, de la hipétesis cero a la que yo de- nominaria soberana. Salvo esta ultima, todas ellas tienden a atribuirle un sentido histérico, politico, religioso, psicol6gico y, de este modo, a borrar su singularidad. 29 La hipétesis cero es que el acontecimiento terrorista no tiene una particular importan- cia. Es insignificante, no hubiera debido exis- tir y, en el fondo, no existe. No es mas que una peripecia accidental en el trayecto mundial ha- cia el bien y la felicidad. Coincide en este pun- to con la visién teolégica, segin la cual el mal noes més que una ilusion. Segunda hipétesis: son locos suicidas, fané. ticos de una causa pervertida, psicépatas asi- milables a serial killers y que deben ser elimi- nados como tales (ya vemos, por otra parte, la suerte que han corrido en Guantanamo). Es la tesis mas general de una manipulacién de los propios terroristas por parte de algiin poder maléfico, la tesis del complot. Esta tesis se pro- longa en la idea de que el terrorismo se limita- ria a explotar el resentimiento y el odio de to- dos los pueblos oprimidos para justificar su violencia y su furia destructiva. ¥ la idea rea- parece, si bien de forma inversa, en la tentati- va de justificar el terrorismo como expresién real de la desesperacion de los pueblos opri- midos de toda la tierra. Hipétesis maxima, en humillacién. Todo lo cual | £1 sistema seria puede acarrear una denega- | el cancer y el cién violenta en forma de re- | terrorismo presalias, por asi decir, fren- |su metdstasis te a ese exceso de realidad. Enel fondo, tal vez la desesperacion se encuen- tre en los dos bandos. ‘También existe la posibilidad de reconocer enel terrorismo una forma de accion politica y de afirmacién de la voluntad propia, como un Proyecto y una pretensién justificada de opo- nerse al orden mundial. En tal caso, sin embar- 80, se denuncia acto seguido su fracaso y lama- nipulaci6n por parte del propio sistema. Es la versi6n, entre otros, de Arundati Roy, la escri- tora india que al denunciar ese poder mundial denuncia simultaneamente al terrorismo co- mo su hermano gemelo, gemelo diabélico del sistema, donde el sistema seria el cancer y el terrorismo su metastasis. Asi pues, el terrorismo es visto esta vez como doble complice, como mecanismo de feedback, fuerza de oposicién practicamente necesaria en una dialéctica perversa que fundamenta al 2 La silenca det mando tanto es la tiltima tentativa de | Esta tesis darle al terrorismo una espe- | condena al cie de causa objetiva y, por lo | terrorismo tanto, de raz6n histérica. Pero _| a ser un gesto silo miramos con detenimien- | de impotencia to, esta tesis basada en la de- sesperacidn es, a su vez, desesperada. Condena al terrorismo a ser un gesto de impotencia, una confesion de impotencia que representa la miseria mundial s6lo para dinamitarla en un gesto definitivo. Por otro lado, si hubiera que encontrar una causa 0 una condicién objetiva de posibili- dad del terrorismo, entonces la dominacion del resto del mundo seria, ciertamente, una de ellas, pero también el sofisticado sometimiento —el nuestro—a una tecnologia integral, al su- perdesarrollo que hace de cada existencia individual un objeto de total indiferencia, e in- cluso de odio y contratransferencia. Y eso en los paises superdesarrollados. Puede darse ahi un rechazo de esa realidad virtual aplas- tante, de esa supremacia técnica y artificial, también vivida como dominacién y secreta a law imperio, como maquina infernal y movimiento perpetuo. E] poder del mal como regenerador del poder divino. Otra vez ahi, en el fondo, una proposicién casi teol6gica. Se puede llegar al extremo de imaginar que si el terrorismo no existiera, el sistema lo habria inventado, y ver en los atentados de Nueva York, como se ha he- cho, un golpe de la CIA. Dialéctica asimismo desesperada, pues equivale a suponer que nada puede constituir acontecimiento contra el sis- tema, que toda denegacién y toda violencia esa priori cmplice del curso de las cosas, del curso inexorable de la globalizacién. Es negar toda la singularidad, toda la violencia especifica y el momento mismo del acontecimiento. Es desca- lificar no sélo las intenciones de los actores sino aquello que su accién pone en juego. Es juzgar y devaluar la accion en funcion de su re- sultado, de sus asi Ilamadas consecuencias objetivas, y nunca en si misma, en su poder simbélico puro. Podriamos, por otra parte, darle la vuelta a esta dialéctica y decir igualmente que el orden mundial es el que genera su propia denegacion 33 Y que este poder terrorista de denegaci6n se aprovecha de cualquier incremento en el poder del sistema para ir creciendo a su vez en una suerte de persecuci6n, una carrera contra reloj donde todo esta atin por decidir: Si la pretensién del terrorismo era deses- tabilizar el orden mundial o desestabilizar el Estado, como se decia antes, entonces es absur- da. Elorden mundial 0 el Estado son ya tan ine- xistentes, propiamente hablando, y fuente de un tal desorden y de una tal desestabilizacion, que de nada sirve querer incrementarlos. Se corre incluso el riesgo de que, a través de este desorden suplementario, se acabe reforzando el orden y el control estatal, como estamos viendo hoy en la implantacién de nuevas medi- das de seguridad por todas partes. éPodria ser éste el suenio de los terroristas? En el fondo, ellos suefian con un enemigo inmor- tal, porque si éste deja de existir, resulta mas dificil destruirlo. Semejantes tautologias no se inventan, pero el terrorismo es tautol6gico y su conclusién constituye una suerte de silogismo Ey ean Baudrillard y gar Morin de religion, de martirio, de | El mensaje venganza o de estrategia po- | secreto, litica. {Qué se esconde ahi? | elintercambio éCual es el objetivo? ;Cuales | imposible el verdadero objeto de contra- | de la muerte bando? El mensaje secreto es, simplemente, segiin parece, a través de eso que se nos muestra co- mo un suicidio, el intercambio imposible de la muerte, el desafio al sistema mediante el don simbilico dela muerte, en cierto modo el arma absoluta. Y parece que las torres del WTC hayan comprendido el mensaje, repercutiéndolo en una suerte de inteligencia inmediata, de inteli- gencia profunda y de complicidad con el mal. ‘Mis alla de todas estas hipotesis, no veo otra cosa que esa hipétesis soberana, que yo deno- mino soberana en el sentido en que Nietzsche hablaba de la hip6tesis soberana del devenir, (Esté la hipotesis cero de la inercia, la hi- pétesis minima del cambio, la hipotesis maxi- ma de la historia y la hipotesis soberana del devenir.) 36 paraddjico: si el Estado | ,Cudtes, existiera realmente, daria | entonces, el al terrorismo un sentido | mensaje secreto politico. Como es obvio | de los terroristas? que éste no tiene ninguno —sus consecuencias son entre nulas y utopi- cas—, esto prueba que el Estado no existe. Es un modo de ratificar el fin de lo politico como también el fin de la guerra, y su carécter irri- sorio, del concepto de guerra, ampliamente superado hoy en dia por un enfrentamiento asimétrico. «Cua es, entonces, el mensaje secreto de los terroristas? Hay una fabula de Nasreddin en la que le ve- mos cruzar todos los dias la frontera con unas mulas cargadas de sacos. Cada vez lo registran, registran los sacos, pero nunca encuentran na- da. Y Nasreddin sigue cruzando la frontera con sus mulas. Tiempo después, se le pregunta qué podia estar pasando de contrabando. Y Nasred- din responde: «Pasaba mulas...». Del mismo modo se buscan toda clase de in- terpretaciones al acto terrorista, en términos 35 En el caso del terrorismo, la hipétesis sobe- rana es la que trata de pensarlo mas alla de los actores y de la violencia espectacular, como el surgimiento de un antagonismo radical en el corazén mismo del proceso de globalizacion, de algo irreductible, en su singularidad, a esa rea- lizaci6n integral, técnica y mental del mundo, a esa evoluci6n inexorable hacia un orden mun- dial consumado, una consumacién del mundo bajo el signo de un poder definitivo. Y eso tanto si vemos, en el terrorismo en todas sus formas, un contrapoder vital enfrentado al poder de muerte del sistema —el de una globalizacion inapelable—como un poder de muerte, es decir, de divisi6n, de denegacién, enfrentado a un po- der positivo de reconciliacién total, de un mun- do totalmente soluble en el intercambio. Seria, pues, un poder capaz de desafiar y poner en ja- que eso que yo Hamaria la identificacién total del mundo y que, por supuesto, aumenta en violencia y virulencia a medida que el propio sistema aumenta en empuje y coherencia, has- ta un acontecimiento de ruptura como el de las Torres Gemelas, que por supuesto no resuelve a en absoluto ese antagonismo, pero de golpe lo reviste de una dimensién simbélica. La hipotesis soberana en el fondo dice que el terrorismo no tiene sentido ni objetivos y que nose mide por sus consecuencias reales, politi- cas 0 hist6ricas. ¥ como no tiene sentido —en el sentido en que nosotros lo entendemos constituye un acontecimiento en un mundo ca- da vez mas saturado de sentido, de finalidad y de eficacia. Tal es el espiritu del terrorismo, su estrategia implicita: jamas se podra vencer al sistema en términos de relaci6n de fuerzas, ése es el imaginario eventualmente revolucionario impuesto por el propio sistema, el cual sélo sobrevive reconduciendo sin cesar a quienes loatacan enel terreno de la realidad, que es pa- ra siempre el suyo. Lo que hay que hacer es desplazar la lucha a la esfera simbélica, donde la reglaes la del desafio, la reversi6n, la escala- da, de modo que a la muerte sélo se le pueda responder con una muerte igual o superior. De- safiar al sistema con un don al que no pueda responder si no es con su propia muerte y su propio derrumbamiento. La hipétesis terroris- 38 Por ese motivo todo el poder | Lo que puede visible no puede hacer nada | surgir del contra la muerte infima pero |estallido simbélica de unos cuantos in- | del sistema dividuos. mundial... Loque puede surgir del esta- llido del sistema mundial son, en este sentido, singularidades. Las singularidades, sin embar- £0, no son ni positivas ni negativas. No son una alternativa al orden mundial, estan en otra es- cala, no obedecen a un juicio de valor y, por lo tanto, pueden ser lo mejor 0 lo peor: su tinico be- neficio absoluto es el de romper el yugo de la to- talidad. No se las puede federar en una accion histérica de conjunto. Son la desesperaci6n de todo pensamiento tinico y dominante, pero no son un contrapensamiento tinico. Inventan su propio juego y sus propias reglas del juego. Yo diria que la singularidad es lo que es del orden del intercambio imposible, La singularidad no es forzosamente violen- ta, puede ser sutil. Puede ser la singularidad de las lenguas, del lenguaje, del arte, la cultura, y también del pensamiento, siempre que no se 40 ta es que el propio sistema | Niel sistema ni se suicide en respuesta al | l poder escapan desafio miiltiple de la muer- |a la obligacién tey el suicidio. Porque niel | simbética sistema ni el poder escapan ala obligacién simbélica: la de responder so pe- na de perder el rostro. En este vertiginoso ciclo del intercambio im- posible de la muerte, la del terrorista es un pun- to infinitesimal que, sin embargo, provoca una aspiracién, un vacio, una conveccién gigantes- ca, Alrededor de ese punto infimo, todo el siste- ma—el de lo real y el del poder—se densifica, se tetaniza, se repliega en si mismo y se abisma en su propia sobreeficacia. La tactica del modelo te- rrorista consiste en provocar un exceso de reali- dad y hacer que el sistema se desplome bajo ese exceso de realidad. Toda la irrision de la situa- cién y,al mismo tiempo, la violencia movilizada del poder se vuelven contra él, ya que los actos terroristas son a la vez el espejo exorbitante de su propia violencia y el modelo de una violencia simbélica que le esta vedada, la tinica violencia que no puede ejercer: la de su propia muerte, 39 cambie por la verdad o por la realidad, Pero hay otras singularidades, éstas si violentas, y el te- rrorismo es una de elas. Es una singularidad porque pone en juego la muerte, que sin duda es la singularidad Ultima, la singularidad radical. Enel acontecimiento terrorista de Nueva York todo se juega en la muerte, no s6lo por la irrup- cion de la muerte en directo—en tiempo real en las pantallas— que barre de un solo golpe todos los simulacros de violencia y muerte que coti- dianamente nos son destilados en dosis homeo- paticas, sino también por la irrupcién de una muerte mucho mas que real, simbélica y sacri- ficial, es decir, el acontecimiento absolutoe ina- pelable. El terrorismo es el acto que restituye una sin- gularidad irreductible en el coraz6n de un sis- tema de intercambio generalizado. Y todas las. singularidades, ya sea al nivel de la especie, del individuo o de las culturas, que han pagado con su muerte la instauracién de esa circula- cién mundial de los intercambios, regulada por una tinica potencia, se vengan hoy en esta a Baudrillard y Bégur Morin transferencia terrorista de | El terror situacién. Pero el propio sis- | no tiene fin, tema es quien ha creado las_|es un fenémeno condiciones objetivas de es- | extremo ta reaccién brutal: al reunir todas las cartas en su mano, obliga al Otro a cambiar el juego y a cambiar las reglas del jue- go. Las nuevas reglas del juego son feroces, por- que lo que esta en juego es feroz. A un sistema cuyo exceso de poder le plantea un desafio in- soluble, los terroristas responden con un acto cuyo intercambio mismo es insoluble e imposi- ble. Terror contra terror, pues. Pero el terror no es la violencia. No es una violencia real, de- terminada, histérica, ésa que tiene una causa y un fin. El terror no tiene fin, es un fenomeno extremo, es decir, que en cierto modo esta mas alla de su fin: es més violento que la violencia, Hoy, lo sabemos, cualquier violencia tradicio- nal regenera el sistema, a condicion de que posea un sentido, La tmica amenaza real para el sis- tema esa violencia simbolica, la que carece de sentido y no aporta alternativa ideologica al- guna. Y es obvio que el terrorismo no aporta 2 ninguna alternativa ideolégica 0 politica. En este sentido constituye un acontecimiento y es objeto de un jubilo particular: en el paso al acto simb6lico, jabilo que nunca encontramos en lo real o en el orden real de las cosas. En suma, y para concluir, con las torres del WTC una pantalla protectora cayé definitiva- mente, y,en los restos del espejo roto, buscamos. desesperadamente nuestra imagen. Marx decia: «Un espectro acosa hoy a Euro- pa: es el comunismo», Nosotros podriamos decir: «Un espectro acosa hoy al orden mundial: es el terrorism». Y, sin duda, hay una raz6n profunda en ello: Jo insoportable no es tanto la desgracia, el su- frimiento o la miseria, como el poder mismo y su arrogancia. Lo insoportable e inaceptable es laemergencia de ese poder mundial totalmente nuevo. 8 Prélogo a la intervencién de Edgar Morin’ Presentar a Edgar Morin no es ta- rea facil en la medida en que es un pensador singular como Jean Bau- drillard, Su obra es testimonio de un pensa- miento moderno decididamente anclado en la realidad de su tiempo y que, sin embargo, tiene el mérito de escapar a las categorias. Limitarse a considerarla como antropologia seria pasar por alto la diversidad de su campo de reflexion. Edgar Morin hace obras de socidlogo, pero no por eso podemos reducir su pensamiento a di- cha disciplina. 1. Por Francois L'Yvonnet, filésofo y moderador de una emi sign cultural en France Culture. 6 Amientender, el término que mejor le defi- ne es el de fil6sofo. Es filésofo en el sentido de que es un te6rico, es decir, alguien que conoce la teoria. En griego, théoria es contemplacién, observaci6n. De manera més amplia, desig- na la vision que integra los distintos saberes y busca trazar nuevos caminos. E. Morin cita, con toda justicia, a Antonio Machado: «Se hace camino al andar». A veces usted se autodefine como un bricolador o un cazador furtivo del sa- ber: es una muy bella imagen, que resume su forma de organizar un conjunto de ideas, de conceptos, para aplicarlos a un territorio con- creto. Pienso en Montaigne cuando habla de las abejas que liban y van de aqui para alla, produ- ciendo miel. A este respecto, creo que es nece- sario remitirse al tiltimo libro de E. Morin, El ‘método V; para evaluar la amplitud de los da- tos que maneja y su capacidad de articularlos entre si. Morin también es filésofo en un segundo sentido: es un creador de conceptos, tal como Gilles Deleuze define la funcion del filésofo. Quienes hayan leido las obras de Edgar Morin 46 naturaleza. El tercer principio es el principio hologramico: sila parte esta en el todo, entonces el todo también se encuentra en la parte. Este principio esta activo en la sociedad, que se en- carna en cada individuo por mediacién de la cultura, Edgar Morin es un fildsofo, en un tercer sen- tido, como lo eran a su manera los filésofos ma- tinales, porque piensa la conjuncién de la teoria y dela practica, No pertenece ala triste especie de los filésofos de salén. Ni tampoco es un dador de lecciones, cosa rara entre los intelectuales. Antes de ser un pensador, es un hombre ca- paz de adoptar actitudes valientes y lticidas sobre cierto ntimero de cuestiones de gran ac- tualidad. Es un hombre comprometido con la historia de su tiempo, y prueba de ello es su compromiso en el seno de la Resistencia y sus posturas a favor de una soluci6n para la crisis palestina. Edgar Morin ha escrito reciente- mente un articulo en Le Monde' dedicado a esta 2. Edgar Morin, Sami Nair y Danielle Sallenave, «lsraél Palestine: le cancer», en Le Monde, 4de junio de 2003 48 habran reparado en la fecundidad teérica de los conceptos con los que fundamenta la idea de complejidad. Citemos, como ejemplo, los tres principios que constituyen la ultima planta del edificio de la complejidad. 0 el principio dialé- gico que supera e impugna la concepcién he- geliana de la dialéctica, es decir, la contradic- cidn que no se resuelve en el tercer término. Es necesario ser capaz de pensar conjuntamente quello que se combate y aquello que se com- pleta, como la vida y la muerte, citando a Hera clito («vivir de muerte y morir de vida»), o bien como la razén y la locura, o como el combate entre Shakespeare y Marx, con cuya improba- ble cépula ha sofiado usted a veces. El principio recursivo, segundo de los prin- cipios —que me parece ejemplar en su méto- do—, excede la causalidad clasica, es decir, esa inmévil simetria entre la causa y el efecto: la causa produce el efecto, el efecto es producido por la causa; existe aqui la idea de un bucle re- cursivo, A este respecto, hallamos un ejemplo en su libro acerca de la naturaleza que engen- dra la cultura yen contrapartida, modifica la ” flea dl mundo dolorosa cuestién, en el que consigue desarro- lar un anilisis muy alejado de las pasiones de rigor. Cuando los hombres valientes se atreven aalzarse contra las ideas comtinmente acepta- das y a provocar la indignacién de los demas, es preciso sefialarlo. La lucha contra el estali- nismo le Ilevé a abandonar el partido comunis- taen los afios cincuenta. La accién emprendida en el seno del ministerio de Educacién nacio- nales significativa de una voluntad de impli- carse en la reforma del programa educativo. Morin traté de convencer a un ministro de la necesidad de eliminar las barreras entre disci- plinas y, quiza, de educar a los educadores, res- catando la célebre pregunta planteada por Marx: «Quién educara a los educadores?», Quiza nos lo seguimos preguntando ahora. En definitiva, creo que Edgar Morin es el pen- sador dela complejidad en la vanguardia. Nada en la realidad le es ajeno, y quienes todavia no le conozcan deberian leer Mis demonios, que es un libro notable. Es a la sociologia y a la antro- pologia lo que Tristes trépicos de Lévi-Strauss representa para la etnologia: una reflexion a 49 un tiempo fundacional y | Un estado de crisis critica. que aleanza al El tema de nuestro en- | pensamiento cuentro es el siguiente: «En el coraz6n de la crisis planetaria». Aunque cada una de estas palabras posea resonancias morinianas, es necesario, sin embargo, que nos remitamos la etimologia del término «crisis». La palabra procede del griego krisis y pertene- ce al lenguaje médico y al corpus hipocratico: la crisis es eso que permite hacer el diagnésti- co. Yo diria que el problema reside en la difi- cultad de establecer un diagnéstico sobre el es- tado de nuestro planeta. El planeta es victima de un estado de crisis que alcanza incluso al pensamiento. A partir de ahi, es legitimo que nos preguntemos por la capacidad del pensa- miento en crisis para pensar la crisis. ,Acaso no se instaura aqui una circularidad que con- dena al fracaso la tentativa de pensar la crisis planetaria? En el coraz6n de la crisis planetaria Edgar Morin El presente debate nos sumerge «en el coraz6n de la crisis planetaria». La palabra «planetaria» nos indica que se trata del problema més dificil de tratar en la medida en que es complejo. Lo que suce- deen el planeta se sitta en la interferencia entre Procesos econémicos, sociales, religiosos, na- cionales, mitolégicos, demograficos, etc. Por esa raz6n, la tarea més ardua, pero también la mas necesaria, es la de pensar nuestro planeta. Antes que nada, quisiera hacer un breve recorrido hist6rico a fin de disipar un malen- tendido consistente en que ese término, «glo- balizacién», que se viene utilizando desde 1990, deja suponer que el proceso se inicia tinicamen- 53 tea finales del siglo xx. La globalizacion —dla planetizacion» es el término que yo prefiero utilizar— es la Ultima etapa conocida de un proceso iniciado con la conquista de las Améri- cas y el desarrollo de las navegaciones alre- dedor del mundo y que culmina con la relacion cada vez més estrecha entre todas las partes, del mundo, Evidentemente, el proceso se acele- 76 con la colonizacion y la esclavitud, que cons- tituyen un periodo muy extenso dentro de la historia humana. En efecto, la abolicién dela es- clavitud no llegé hasta el siglo xix, mientras que el proceso de descolonizacion se generaliza a partir de mediados del siglo xx. La paradoja, en este periodo de la historia humana tan cruel, es que las ideas, al igual que la emancipacién, nacieron en los paises mis- mos de la dominacién. Por ejemplo, Bartolomé de Las Casas, un cura espafiol, consiguié con- vencer al clero espaiiol de que los indios de América tenian alma, que eran seres huma- nos, aunque Cristo no hubiera llegado nunca a pisar el continente americano, Montaigne afir- ma que nuestra civilizacién no es necesaria: 54 sean Baudrillard y 6 caso de las economias burocra- | En otras ticas, el mercado de Estado se | palabras, vuelve mundial, es decir, uni- | 1a economia versal y guiado por el liberalis- | invade todas mo. Este mercado guiado por la | las areas competencia no s6lo es capaz | humanas de regular la economia, sino también de tratar los grandes problemas socia- les. EI nuevo impulso del mercado y del capita. lismo vive una fase plenamente dinaémica porque, por un lado, es un mercado geografica- mente nuevo y, por otro, la informacién se con- vierte en una mercancia al igual que el sol, el ocio, el cuerpo humano. Todo entra en el cir- cuito de la mercancia; en otras palabras, la eco- nomia invade todas las areas humanas. En la actualidad, la explosion de los medios de comu- nicaci6n posibilita la difusion instantanea de informaciones de un punto a otro del planeta. En este sentido, lo que caracteriza a la globali- zacién es su aspecto a la vez técnico y econé- mico. También enlaza con el orden politico, en este caso la progresin de la democracia en los paises de la ex Union Soviética. América Latina 56 mente superior: Del mismo modo, Montesquieu muestra que tenemos una mirada etnografica sobre los persas, quienes a su vez podrian te- ner la misma mirada sobre quienes les juzgan. Con el humanismo de las Luces se desarrolla la idea segtin la cual todos los hombres son iguales en derechos. A partir de finales del si- glo x1x, las ideas internacionalistas, formula- das por Victor Hugo, cuyo bicentenario hemos celebrado en 2002, aspiran a crear los Estados Unidos de Europa como preludio de los Esta- dos Unidos del mundo. Tienen ustedes un doble proceso: el domi- nante y el que le parasita, despojandolo de sus aspectos mds crueles. Este fenémeno se produ- cea partir del momento en que los colonizados reivindican unos derechos en nombre de las ideas de su colonizador: derecho a tener una nacion, derecho del hombre, derecho del pue- blo. Entonces, {qué ocurre a partir de 1990? Aun- que la era de la colonizacién practicamente haya terminado, siguen produciéndose aconte- cimientos que influirén en el curso de la huma- nidad. Tras el fin de la Union Soviética y el fra- 55 La vllenca et mundo también esta viviendo una apertura politica con la caida de las dictaduras, aunque en su ca- so mas fragil. Con todo, conviene matizar nues- tros discursos recordando que las secuelas del dilatado periodo colonial persisten, y siguen presentes las desigualdades entre las distintas partes del mundo. La globalizacion puede ser considerada co- mo un fenémeno que contribuye a unificar el planeta. Difunde en todo el mundo la economia de mercado, la ciencia, la técnica, la industria, pero también las normas, los estandares del mundo occidental. Este proceso de unificacion generar un proceso contrario manifestado en el surgimiento de una oposicién frente a esa unidad con el fin de salvaguardar la propia identidad cultural, nacional o religiosa. Dicha resistencia se verd reforzada por la aparicion, a finales del siglo xx, de un acontecimiento en apariencia anodino: la desintegracion de la fe enel progreso, Enel pasado, los hombres tenian la conviccién de que el futuro del mundo seria mejor gracias a eso que se lamaba el desarro- Ilo, o el progreso. Estas palabras magicas son st Jean Baudelard y Ragar Morin para algunos sinénimo de |Los agentes una mejoria en el estado | benéficos del mundo aportada por el | del progreso crecimiento econémico e | son ambivalentes industrial. La URSS anun- ciaba un futuro radiante, el Oeste asistia con fervor al desarrollo de las sociedades indus- triales. Esta fe se ha desintegrado, con la consi- guiente toma de conciencia de la incertidum- bre del futuro. Ciertos acontecimientos nos demostraron que el progreso no llegaba, 0 que, peor atin, aparecian numerosos fenémenos re- gresivos. De ahi que los agentes benéficos del progreso —Ia ciencia, la técnica, la industria, la economia— sean profundamente ambivalen- tes. La ciencia produce conocimientos, progre- Sos positivos y notables, pero también armas, como el arma nuclear: primera posibilidad de aniquilar a la humanidad. En este sentido, las. posibilidades de manipulacion pueden ser muy ttiles en multitud de casos, pero corren el riesgo de manipular a los seres que las conci- bieron y crearon. Somos conscientes de que la técnica permite dominar las energias materia- 58 Joan Baudrilray Este Morin descubierto que la civiliza- | La esperanza de cion occidental, identifica- | un nuevo tipo da con «la» civilizacin por | de sociedad, una estar presente en todo el |sociedad-mundo mundo, conlleva carencias y problemas. Asi, los famosos métodos de desa- rrolloaportados por Europa a los paises africa- nos o de Oriente Medio han fracasado. Con lo cual, si el progreso ha muerto, el futuro es va- no. Cuando uno ha perdido su futuro y cuando su presente es angustioso y desgraciado, qué queda por hacer? El tinico medio de escapar a esta aporia es volverse hacia el pasado, que de- jade ser un tejido de supersticiones para con- vertirse en un recurso. Por esta razon, en el mundo aparecen fendmenos —Ilamémoslos in- tegrismo, fundamentalismo, nacionalismo— que adoptan formas extremadamente diversas pero cuyo denominador comuin es que surgen en situaciones de crisis. Y, pese a todo, a través de esta crisis, hemos de mantener la esperanza de un nuevo tipo de sociedad, una sociedad-mundo. ;Y en qué con- siste? Si una sociedad dispone de un territorio 60 les, pero también ha implantado de manera masiva una mentalidad exclusivamente basa- da en el célculo. Una légica perfectamente ade- cuada para las maquinas artificiales y que, por desgracia, es aplicada a las sociedades huma- nas, que no son maquinas en el sentido deter- minista, trivial. Del mismo modo, la industria permite producir objetos en serie accesibles a capas sociales cada vez mas numerosas. Se ha demostrado, no obstante, que quienes traba- jan en el seno de esas empresas son esclaviza- dos por su trabajo. Ademés, las sociedades in- dustriales generan poluci6n, degradacién dela naturaleza. En cuanto a la cuestién del benefi- cio y del capitalismo, las reflexiones de Marx son muy pertinentes. El capitalismo es un ins- trumento de progreso porque crea un inmenso proletariado apto para hacer la revolucién. Marx pone de manifiesto sus caracteres regre- sivos en el hecho, por ejemplo, de que la ley anénima de la mercancia tiende a aniquilar to- das las relaciones humanas caracterizadas por Ja gratuidad. Esa es una de las predicciones de ‘Marx que se cumplié péstumamente. Hemos 59 con medios de comunicacién, entonces el pla- neta es un territorio con unos medios de comu- nicacién como jamas ninguna sociedad posey6 en el pasado. Sigamos nuestro razonamiento: una sociedad dispone de una economia fuerte- mente regulada por leyes, normas, interven- ciones de un poder superior, estatal en este ca- so, mientras que la economia mundial vive aquejada de una falta de control. Si toda socie- dad posee una cultura que le es propia, estamos asistiendo al surgimiento de una cultura que se expande por el mundo entero. Por ejemplo, los adolescentes de un gran nimero de paises comparten los mismos gustos fundamentales: misica, indumentaria, ete. Existe una cultura adolescente que se ha extendido al mundo en- tero, Una sociedad siempre tiene su under- ground, su zona subterranea de delincuencia: se ha desarrollado una mafia planetaria de la droga que sale de Colombia y acaba en Rusia. En cuanto a la opcidn politica de las socieda- des, el Estado nacional se ha convertido en una formula heredada. Paradéjicamente, este de- nominador comiin entre todas las sociedades 6 es lo que las divide: los Esta- | Hay esbozos dos nacionales, en su aspira- | de ciudadanos cidn a la soberania absoluta, | terrestres se oponen a la creacién de una instancia que seria meta o supranacional. To- da sociedad tiene unos ciudadanos; la cosa se complica, sin embargo, cuando queremos refe- rirnosa la existencia de ciudadanos del mundo més alla de las palabras. Y, sin embargo, hay es- bozos de ciudadanos terrestres en las numero- sas organizaciones no gubernamentales. Por ejemplo, Amnesty International combate en el mundo entero la arbitrariedad policial, Green Peace lucha por la defensa de la biosfera, Sur- vival International defiende a los pueblos pe- quefios hoy en vias de exterminio. A partir de Seattle y de Porto Alegre aparecen movimien- tos que se califican como antiglobalizacion aunque, en realidad, no todos lo sean. Algunos militan por otra globalizacién, ya que, segin la formula, el mundo no es una mercancia, es de- cir, que debe ser otra cosa. ‘Tenemos, en cierto modo, el hardware de una sociedad, pero no el software; en otras pa- a de ahi, la guerra contra Afga- | La injusticia nistan no parece tener razén | més grave de ser, ya que no ha resuelto | noes material, el problema del terrorismo. | sino moral Tanto Avicena como Hipécra- tes afirmaban que, cuando se diagnostica una enfermedad, es necesario tratar sus causas. Si es muy grave, sus sintomas: calmar la fiebre. En otros términos, los sintomas estén en el ni- vel de la policia, pero las causas son mas pro- fundas. La idea de una policia planetaria no debe prescindir de una politica planetaria, Te- nemos la world police, pero no la world politics. Esa politica que tendriamos que llevar a escala mundial todavia esta por pensar, Hoy el estado del mundoesel siguiente: rico y pobre, E] fenémeno fundamental no esta en la pobreza material, en la escasez de ingresos. Es- téen la situacién de desigualdad profunda en la que se hallan los desposefdos con respecto al acceso a la atencién médica, pero también en la humillaci6n incesante que les inflingen quie- nes detentan el poder. La injusticia mas grave noesmaterial, sino moral: no semideen délares, 64 labras, la infraestructura, pero no la superes- tructura. Si bien la globalizaci6n ha instalado Ia infraestructura de una sociedad-mundo, noes, en cambio, capaz de instaurarla, e incluso im- pide su surgimiento. El tragico acontecimiento del 11 de septiembre de 2001 ha provocado un electroshock en el mundo entero. Nos hemos dado cuenta de que existe una red subterranea, quese extiende mas alla de las fronteras de los, paises de Oriente Medio, llamada A/ Qaeda, decidida a llevar adelante una lucha implaca- ble contra Occidente. Que dicha red exista de- muestra que es un fenémeno de surgimiento de una sociedad-mundo que hace necesaria la creacién de una policia mundial. Se impondré entonces una alternativa: {Ja iniciativa de una policia mundial sera dirigida por las Naciones Unidas 0 sera Estados Unidos, herido en su centro neuralgico, quien tome el mando? Debe- mos enmendar un error de vocabulario, el que consiste en proclamar: «(Guerra al terroris- mol», La guerra s6lo puede hacerse contra un Estado, y no contra una organizacién como Al Qaeda que no dispone de un Estado. A partir a sino en el hecho de que ciertos hombres sean despojados de los derechos fundamentales de que gozan los poderosos. El cancer, la injusti- cia —que aflige a todo un pueblo, por recuperar el titulo del articulo aparecido en Le Mondeen el que colaboré—es el destino cotidiano del pue- blo palestino. La humillacién sistemética su- frida por los palestinos la siente de manera més amplia una inmensa mayoria de la pobla- cin arabe-islamica. Si el céncer no se resuel- ve, sino se le reconoce a Palestina el derecho a ser nacién, la situacién mundial no puede sino agravarse. A mi entender, la politica planetaria nos obliga a romper con la nocién de desarrollo, in- cluido el duradero o humano (forma suave del desarrollo). La palabra «desarrollo» implica que el crecimiento téenico y econémico es la lo- comotora de un desarrollo social y humano, que se efectuaré siguiendo el modelo occiden- tal. Ahora bien, no hemos de olvidar que en las sociedades occidentales desarrolladas también existe un subdesarrollo psicolégico, moral, ca- rencias cada vez més evidentes. La idea de de- 65 sarrollo supone que el estado actual de las so- ciedades occidentales es la finalidad para el res- to de sociedades y, por extensi6n, la finalidad de la historia humana: existe una especie de «fu- kuyamismo»' generalizado implicito en la idea de desarrollo. Una y otra vez se recurre a la ex- presién «desarrollo humano»; la palabra «hu- mano», en este caso concreto, esta completa- mente vacia de sentido, o bien remite al modelo de humanidad occidental, que por su parte no estd exento de virtudes. El individualismo, la democracia o los derechos femeninos son ras- £08 positivos. En cambio, la nocién de desarro- Mo es pseudouniversalista, parece valida para todos. Sabemos que es un mito representativo de un sociocentrismo occidental, y hasta diria que un motor de occidentalizacion furibunda. El universalismo implica que Occidente es el por- tador del interés universal de la humanidad. El desarrollo, con su caracter fundamentalmente técnico y econémico, ignora todo aquello que no 1. Véase Francis Fukuyama, £1 dela historia yeltlttmo hom- ‘bre, Barcelona, Planota, 1992. (N. dele.) 66 Jean Bailar Ba El desarrollo técnico-econémico también produce subdesarrollos morales y psicol6gicos ligados a la hipertrofia individualista, El indi- vidualismo occidental es, a mi modo de ver, una gran virtud de la historia occidental, pero se transforma en hiperindividualismo, en una pérdida de solidaridad ante los demas, en un egocentrismo recalcitrante. Luego estan los vi- cios derivados de la especializacién exagerada, donde cada espiritu se enclaustra en una cate- goria y pierde la capacidad de conocer lo glo- bal y lo fundamental. Esta compartimentacion generalizada a la que estamos asistiendo nos hace pensar que nuestro sistema educativo arrastra unos vicios fundamentales al levan- tar tabiques entre conocimientos, en lugar de unirlos. El desarrollo de contribuciones positi- vas, como los derechos humanos, las responsa- bilidades individuales, la cultura humanista, la democracia, no son incompatibles con Pino- chet, Stalin o Hitler. Los progresos cientificos técnicos, médicos, sociales son admirables, pero no debemos su- bestimar el temible poder destructor y mani: 68 sea calculable, mensurable, | El concepto como la vida, el sufrimiento, | ciego de Ja alegria, la infelicidad, las | subdesarrollo cualidades de la vida, la estéti- ca, las relaciones con el medio natural. Dicho de otro modo, pasa por alto riquezas humanas no calculables como la generosidad, los actos gra- tuitos, el honor, la conciencia. El concepto cie- go de subdesarrollo barre los tesoros cultura- les que contienen las sociedades arcaicas y tradicionales. En esas sociedades existen, es verdad, errores, supersticiones, leyendas, ca- rencias. También los hallariamos en las socie- dades dominantes occidentales, aunque no sean los mismos. Nosotros, por ejemplo, tenemos el mito del progreso, 0 el mito de ser los amos de la raz6n, ambos ilusiones irracionales. En las sociedades arcaicas, como la de los indios del Amazonas, existe el conocimiento de las plantas curativas. Asimismo, consideramos analfabetos a quienes no saben ni leer ni escribir. La defi- niciénes justa, pero el vocablo fustiga a quienes detentan una cultura milenaria anterior al al- fabeto, or pulador de la ciencia y la técnica. Por primera vezen la historia del hombre, graciasala ciencia yalla técnica somos capaces de aniquilar a toda la humanidad sin remedio. La biosfera tam- bién esta amenazada de degradacién: esos peli- gros son el fruto de nuestro progreso. El desa- rrollo, cuyo modelo es occidental, ignora que el progreso acarrea inconvenientes. Su bienestar genera malestar, su individualismo implica ego- centrismo y soledad, sus expansiones urbanas estrés y perjuicios para nuestra vida, y sus fuer- zas desencadenadas conducen a la muerte nu- clear. {Qué significa esto? Que debemos abando- nar este camino y dejar de sefialarlo como ideal: tenemos que cambiar de via. Toda nueva evolu- cién supone una transformaci6n, y toda trans- formaci6n supone una involucién, es decir, un retorno a las fuerzas creadoras. Tomemos una metéfora biol6gica para aclarar lo que quere- mos decir. Las células madre, que actian en el momento del desarrollo del embrién, son ca- paces de producir los érganos mas diversos: poseen la capacidad de ser polimorfas. Se ha descubierto que estas células madre también 69 existen en el adulto, en la |Lacapacidad médula ésea, enel cerebro. | de crear de nuevo Algunos experimentos de | existe de forma laboratorio han demostra- | latente en la do la posibilidad de rege- | humanidad nerar un coraz6n de ratén con células madre ya presentes. En otras pala- bras, la capacidad de crear de nuevo existe de forma latente en la humanidad: la humani- dad contiene en si potencialidades genéricas (tomo deliberadamente prestado el término del joven Marx, que hablaba del hombre genérico), Eneste sentido, puedo afirmar que la humani- dad dispone de cualidades virtuales que son degradadas, inmovilizadas, reificadas en las ci- vilizaciones. Por esta raz6n algunas civiliza- ciones caen en situaciones inextricables y son regeneradas siempre desde fuera. Rousseau creia en la existencia de la bondad natural; con ello incurria, es cierto, en un error de ingenui- dad, pero tenia razon en que, en toda civili- zacion, y especialmente en la suya, existen factores de decadencia, de degradacién. Natu- ralmente, actitudes como éstas pueden parecer m Jean Beudilar y Bagar Morin fre la dominacién del cAlculo, del beneficio, dela técnica. Y sino encuentra en su seno los medios para resolver sus propios problemas, gqué hara? Una de las soluciones consistiria en favorecer el surgimiento de una sociedad-mundo 0 en incre- mentar el poder de las Naciones Unidas. Seria preciso crear un Parlamento mundial, pero también unas instancias para luchar contra la degradacién de la biosfera. Son medidas nece- sarias por el estado de urgencia en el que ac- tualmente se encuentra el planeta. Pero no debemos olvidar que vivimos en una época en la que hay una inmadurez de las naciones, de los Estados nacionales, de los pueblos y de los indi- viduos. Es muy dificil pedirle a un Estado na- cional oa una asamblea de Estados nacionales que se prive por voluntad propia de su poder ab- soluto y lo delegue a una autoridad superior: és- taes, por otra parte, la gran dificultad que atra- viesa Europa. Los fenémenos de incomprension son terribles entre pueblos y se agravan en cuanto surge cualquier conflicto. Los indivi- duos no han adquirido ese minimo de aptitud para comprender alos demas. Paradojicamente, n exageradas. Para Rousseau, el | «El origen teatro debia abolirse porque |no esta detras arruinaba las buenas costum- | de nosotros, bres. Pero el fondo del diag: |esta delante néstico rousseauniano es jus- | de nosotros» to: todo progreso, sobre todo si es material y técnico, se traduce en una regre- sion en otro sentido. Por eso se requiere un nue- vo principio, es decir, no continuar en la misma direccién. Es asi como adquiere toda su dimen- sin la frase de Heidegger: «El origen no esta detras de nosotros, esta delante de nosotros». ‘Tenemos la obligacion, al hacer hoy balance de todos los procesos planetarios, de no seguir por la misma via e imaginar un principio: la cues- tion es saber como hacerlo. Sabemos que se debe solidarizar el planeta, que hay que terminar con las guerras, suprimir las desigualdades mas escandalosas. Algunas cosas se pueden hacer como servicio civico de los paises ricos para intervenir en los focos de necesidad de los paises pobres y no a través de ayudas y créditos que desaparecen en los tré- ficos de corrupcién. Sabemos que Occidente su- n avecescomprendemos mejor a | Entre nosotros Jas civilizaciones lejanas 0 ex- | tenemos una tranjeras que a nuestros con- | comunidad vecinos 0 a los miembros de | de destino nuestra propia familia, por- que en nuestras casas lo que impera ante todo es la incomprensién. No tenemos conciencia de una ciudadania comtin que deberia hacernos ciudadanos de lo que yo llamo la «tierra-patria». La palabra «patria» remitea lo masculino y ala paternidad, y la tierra a la dimension maternal y femenina (decimos la «madre patria»). En la idea de patria tenemos una sustancia materna ‘quenosama y ala que debemos amar, y una sus- tancia paterna que detenta una autoridad a la que debemos obedecer porque la juzgamos legi- tima. La tierra es una matriz porque la humani- dad proviene de una evolucién biologica, nacida a su vez de la tierra. Los humanos poseen una identidad comin: no sélo el mismo cédigo gené- tico, la misma capacidad cerebral, sino las mis- mas capacidades de emocién, de simpatia, de amistad y, por lo tanto, de odio. Asimismo, entre nosotros tenemos una comunidad de destino. Ee) Esta nocién esta intimamente ligada a la de patria segiin el teérico austro-marxista Otto Bauer: viene del pasado, est en el presente y la ‘queremos mantener en el futuro. Nuestro desti- no comtin nos es dictado por la era planetaria y, sobre todo, por las amenazas mortales. Tene- mos, pues, los ingredientes para una ciudadania terrestre, pero todavia no somos conscientes de ello. Cuando se ha querido reformar a la huma- nidad, se ha pensado en un camino: el de la moral. Sin embargo, ni los discursos de la moral nila educacién o las grandes religiones univer- salistas han modificado jamas los comporta- mientos humanos. Los crimenes causados por las religiones de amor son considerables: si no hubiera tanto amor en esas religiones, tal vez habria menos odio a los desviados, los heréticos, los infieles. Otro camino es liquidar las estruc- turas de la dominacién del hombre por el hom- bre, liquidar fisicamentea los capitalistas y, por qué no, a las clases medias, o incluso a los cam- pesinos. No tengo intencién de terminar mi discurso con una nota de desesperacién, y por eso voy a u Jas informaciones, moverse, | Cuando se trata todas esas capacidades que |deun gran se desarrollaran en la vida. | cambio, éste Elsistema fisicoquimico, in- | es invisible capaz de tratar sus proble- mas, ha creado su metasistema. Supongamos que un observador descubriera la Tierra hace cuatro mil millones de afios. En esa época la Tierra se agitaba bajo convulsiones: erupcio- nes voleanicas, ciclones, tempestades, aguace- ros. Al contemplar ese planeta de locos, diria: «Bs un planeta de locos donde nada puede ocu- rrir». ¥ en cambio, fue alli donde nacié la vida. Siel mismo observador regresara, podria con- templar el desarrollo dela fauna y la flora, aun- que no habia nada que hubiera permitido pre- verlo. Cuando se trata de un gran cambio, éste es invisible. Otro ejemplo, el de la metamorfo- sis de la oruga en mariposa: la oruga, al auto- destruirse, se autoconstruye en un nuevo ser quees el mismo aun siendo otro: la libélula ola mariposa. Todo radica en el problema de las. metamorfosis: ,c6mo pasamos de una forma a otra? Imposible predecirlo. ¥ ése es el primer 6 proponerles dos principios de esperanza en la desesperanza. Cuando un sistema no es capaz de resolver los problemas que encuentra, s6lo Je queda morir, o bien, y eso es lo que sucede, crear un metasistema, un sistema mas rico, més poderoso, por una especie de metamorfo- sis. Para explicarme, utilizaré un ejemplo to- mado de la biologia. Sabemos que el ser vivo es- t constituido por elementos fisicoquimicos procedentes del mundo material: la vida no tie- ne, pues, ninguna sustancia original, su origi nalidad deriva de la complejidad de su organi- zaci6n, que es una autoorganizacién, Podemos pensar que al principio unas macromoléculas se reunieron y se mantuvieron unidas en un torbellino, cuyos constituyentes eran solida- rios. Ese torbellino molecular acabé por crear una fuente de energia que se desarroll6 en un momento dado. La complejidad, la riqueza de los constituyentes eran tales que la organiza- cién fisicoquimica no bastaba para mantener- la, y entonces aparecié un nuevo tipo de orga- nizacién: la autoorganizacion. Esta dispone de cualidades nuevas: las de reproducirse, tratar 6 elemento esperanzador. El | Todo radica en segundo elementoes quelo |el problema de improbable a menudo pue- | las metamorfosis de producirse en la histo- ria, Definamos primero lo probable: es aquello que, para un observador situado en un mo- mento dado y con acceso a las mejores infor- maciones, puede permitir prever el futuro. En. nuestro caso, lo probable es visible en la dise- minacién del armamento nuclear y su miniatu- rizacién, en el desarrollo del armamento bacte- riolégico, en la degradacién de la biosfera, en el aumento de conflictos. Las probabilidades son altamente desastrosas. Lo improbable se produ- jo en la historia alrededor de un suceso funda- mental que mi generaci6n vivio en 1940: la de- rrota historica de Francia y de Europa. En el verano de 1941, las tropas nazis desplegadas por la Union Soviética legaron a las puertas de Le- ningrado, de Moscti y del Caucaso. La predic- cién de Hitler, a saber, que su imperio duraria mil afios, era sin duda exagerada, pero era alta- mente probable que dicha dominacién fuera a persistir. Lo improbable lleg6 por influencia de n dean Baudelard y agar Morin tres factores. Primero, el | Procuremos tener ejército alemén se vio for- | un poco de fe zado a detener su progre- |en lo improbable sion por la prematura Ile- gada del invierno. Segundo, Hitler, que planeaba lanzar una ofensiva en mayo de 1941, tuvo que aplazarla un mes a causa de una revuelta en Bel- grado. Esta revuelta popular y militar se formé en oposicién al paso del ejército por su territo- rio, cuyo objetivo era unirse a las tropas italia- nas de Mussolini. Asi pues, el ejército de tierra aleman perdié un mes mientras liquidaba a la resistencia yugoslava, principalmente serbia. iHabria tomado Mosctt de no haberse produci- do ese retraso que permitio la legada del in- vierno? Por ultimo, otro factor determinante concierne al excelente espia soviético Sorge, quien en su momento previno a Stalin de un ataque alemén sin que el dictador le creyera. Eneste caso, si se tom6 en serio la informacion del espia acerca de las intenciones que Japon albergaba de atacar a Estados Unidos en el Pa- cifico. Por ello Stalin pudo desplazar tropas frescas del Lejano Oriente y enviarlas al frente 8 hace pensar en Séneca: |Nodebemos perder «Cuando hayas desapren- | 1a conciencia dido a esperar teensefaré | de nuestra adesear»?{Noesenelpre- | finitud terrestre sente cuando hay que tra- tar de construir un futuro improbable? Epcar Mori: Cuando mencionaba el evan- gelio de la perdicion, hablaba a titulo personal: no hago proselitismo y no pretendo imponer este evangelio. Queria expresar la idea de que no debemos perder la conciencia de nuestra fini- tud terrestre. Por lo demas, toda la cosmologia actual indica que estamos en un planeta mi- niisculo, nuestra galaxia es periférica. Si exis tieran grandes viajes turisticos intergalacti- cos, la Tierra ni siquiera formaria parte del trayecto. Estamos perdidos en el universo: es la perdicion. Pero este agujero perdido es nuestro mundo, con su vegetacién, con sus animales. Es nuestra casa comin, nuestro jardin, que de- bemos tratar de cultivar en un sentido mas amplio que el dado por Voltaire al final del Can- dido; en otras palabras, se trata de civilizar las. relaciones humanas. La perdicion también es 80 1a violencia el mundo moscovita. Aproveché la ocasién para poner un nuevo general al mando de las tropas sovié- ticas, el general Fukhof, que llev6 al ejército so- viético a una gran victoria contra las tropas alemanas. Fue asi como, en muy poco tiempo, lo probable se transformé en improbable y lo improbable en probable. Procuremos tener un. poco de fe en lo improbable, pero tratemos tam- bien de actuar a su favor. Intervencién del moderador Francois L'Yvonnet: Antes de ceder la palabra a nuestro publico, quisiera subrayar el caracter singular del dis- curso de Edgar Morin, capaz de pasar de lo cos- mologico a lo biolégico y a lo antropolégico a través de cambios de nivel y visiones interco- nectadas. Edgar Morin, usted opone al evangelio cris- tiano de la salvacién («puesto que todos nos salvaremos, seamos hermanos») un evangelio de la perdicion: puesto que todos nos perdere- mos, seamos hermanos. ,No hay ahi una suerte de vision tragica, contraria a la esperanza, que 2 algo positivo, nos impulsa a concentrarnos en nuestro destino de habitantes de la tierra. Pue- de atribuirse otro sentido al término perdi- ci6n: la toma de conciencia por parte del Homo sapiens de su condicién mortal: nuestro desti- noes la muerte, ylo sabemos. Personalmente, no creo que haya vida después de la muerte. Como el Sol, nuestra Tierra morird, si bien no se tra- ta de una perspectiva inmediata. Se cree que el Sol tiene una duracion vital de cuatro mil mi- Uones de afios, por lo que habré tiempo de ha- cer viajes interestelares, encontrar un planeta Joven, colonizarlo y de este modo escapar a la muerte del sistema solar. Al debilitarse el es- fuerzo de dilataci6n, las fuerzas de dispersion nacidas de esa explosién inicial llamada Big Bang se atenuardn, mientras que las fuerzas de concentracién que son las fuerzas gravitacio- nales reconcentrardn un universo y tal vez pro- duciran una nueva explosion Hamada el Big Crust: habré otro universo que no se parecer al nuestro. Recientemente se ha descubierto que la materia visible es infima en el universo, que existe otra materia llamada energia oscu- a ra que promueve la dispersion y la dilatacion con extrema crudeza. Por eso el universo esta destinado a la destruccion y ala muerte. Como decia el poeta Eliot: «El universo moriré en un susurro». Tenemos que aceptar que la perdi- cién constituye un hecho insoslayable. La res- puesta a la muerte ya la conocemos: es la parti- cipacion viva, el amor. En este sentido, Guy de Maupassant habla, en uno de sus libros, Fuerte como la muerte, del amor; aunque el amor no sea mas fuerte que la muerte, hace vivir. En de- finitiva, yo diria que el evangelio de la perdi cién no es un abismo desesperado, basta con que aprendamos a vivir en su seno. a carencias, los elementos, las | La légica fuerzas que la contrapesarén. | capitalista Actualmente se han implan- | suseita fuerzas tado propuestas y acciones, |contrarias como las economias plurales, es decir, el desarrollo de la economia cooperati- va, mutualista con la economia de mercado. Existen modalidades de control que son necesi- dades a nivel mundial, pero todavia son hipéte- sis. La légica es tan poderosa que invade nume- rosos territorios. Por ejemplo, el territorio de la investigaci6n biolégica, un sector relegado que ha entrado en la logica econdmica del be- neficio y la industria. No obstante, creo que el fenomeno sigue vivo y no seria aqui donde de- positaria mi pesimismo. La probabilidad de un triunfo absoluto del capitalismo todavia no me parece segura, por grande que sea. En su con- tra surgen cada vez més fuerzas que se levan- tan y se seguirén levantando sin cesar. Ahora bien, los movimientos particularistas que s6lo ven su propio problema estén muy dispersos y son por lo tanto incapaces de crear una res- puesta mundial a un problema mundial. Hoy a Debate con Edgar Morin Pregunta: La l6gica del sistema ca- pitalista que usted describe jes una légica mecénica que escapa a toda voluntad humana de reforma? Epcar Mort: La logica capitalista —lo ha demostrado a lo largo de la historia— suscita fuerzas contrarias. En el pasado ha aportado a los paises europeos medidas que han limita- do los poderes. El capitalismo era dominante en los Estados-providencia: esas sociedades se basaban en una dialdgica entre el mundo del capital y el mundo civil. Esta regulacion qued6 destruida por la explosién del mercado mun- dial a partir de 1890, La logica mecdnica del capitalismo encontrara, en sus excesos y sus 83 tenemos que encaminarnos en direccion a una respuesta 0 una multirrespuesta mundial a un problema que nos implica a todos: ésa es la lec- ci6n de Seattle. —La globalizacién parece un problema exclu- sivamente occidental, ya que el mundo del que hablamos es un mundo concebido por el hom- bre occidental como si él fuera el tinico habi- tante de un mundo que le pertenece. Ha citado usted a Heidegger: suya es una definicién del animal como aquel que es pobre en mundo, mientras que el hombre es un ser rico en mun- do. La nocién de mundo constituye un elemen- to propiamente humano. Cuando el hombre ve a los otros, siempre lo hace a imagen suya. El problema que se plantea es que resulta difi- cil circunscribir los limites de Occidente, ya que el modelo occidental se exporta geografi- camente. Ecar Mort: La globalizacion nacié de la expansién de unas cuantas pequefias potencias de Europa occidental, y se manifiesta en una oc- cidentalizacion del mundo que no es integral. 85 Durante el proceso de occiden- | El despliegue talizacion, a través de la domi- | del poder nacién, se produjeron inter- | tecnolégico cambios: no sélo el tomate, el | conduce maiz, la patata llegaron a Euro- |a carencias pa, también el trigo y el caballo fueron exportados a otros continentes. No todo es dominaci6n; dicho esto, en esos intercambios lo que prima es basicamente un sistema de do- minacién. Tomemos el ejemplo de Iran, que se nego a occidentalizarse pero en cambio si quiso poseer las armas de guerra més eficaces. El mundo esta occidentalizado en la medida en que existe esta carrera tecnoldgica. Si los Estados- nacién han seguido el ejemplo de este modelo occidental, paraddjicamente ese modelo de Es- tado-nacion occidental les ha permitido existir frente a Occidente: hay un aspecto dialéctico y ambivalente. Para el mundo que emplea las téc- nicas y los poderes de Occidente es una manera de querer existir frente a él. Existe una vision occidentalocéntrica inherente a la globaliza- cién. Un modo de escapar de ella consiste en decir que Occidente no es amo exclusivo de la 88 ean Baudrillard y Bg Matin to basado en el célculo, la técnica, la cantidad, que ha desembocado en la degradacién de la idea misma de calidad. El Sur, supuestamente retrasado o subdesarrollado en ciertos ambitos, no ha sufrido la invasién hegeménica del Norte y atesora reservas en el sentido cualitativo: pienso en el sur del Mediterraneo. No debemos, sin embargo, impedir al Sur que integre la téc- nica y el célculo, la cuesti6n es no dejarse devo- rar por la técnica y el cdlculo. Es util tratar de desenmascarar todo lo que es occidentalocen- trista bajo unos ropajes universalistas, incluso para el propio occidental. Pensemos que las ca- pacidades autocriticas nacieron en el seno de esta civilizacion, y he citado deliberadamente a Montaigne o Montesquieu como podria men- cionar a Lévi-Strauss 0 a un islamélogo como Jacques Berque, o también a Henry Corbin. Los aspectos de la raz6n son multiples, no todo aca- baen su légica implacable, su capacidad induc- tiva o deductiva. La razén también comporta una capacidad critica que no debe limitarse a la critica de los otros; la capacidad autocritica es mas pertinente aunque todavia siga siendo 88 racionalidad, en toda civiliza- | E1Norte ha cién hay formas de racionali- | desarrollado dad. Occidente no es el lugar |aultranza donde se suprime el mito, Occi-_ | un modo de dente fue quien creé estos mi- | pensamiento tos: el de la ciencia, el de la | basado en raz6n, el del progreso. Mi aspi- | el edleulo, racion es que, en el marco dela | la técnica, mundialidad, se cree una sim- | 1a cantidad biosis de civilizacion entre Este y Oeste, Norte y Sur: Estoy convencido de que la historia del mundo occidental ha desembocado en la conciencia de que existe una carencia. El despliegue del poder tecnol6gico conduce a ca- rencias que ciertas poblaciones en Occidente perciben inconscientemente. Contra el males- tar, recurren a distintos tipos de busqueda dela sabiduria para encontrar armoniao para llenar un vacio interior, como el yoguismo de la India o el budismo zen. La ventaja de la civilizaci6n chi- na frente a la nuestra es que no ha conocido el monoteismo por razones histéricas, aunque también ha vivido cosas terribles. El Norte ha desarrollado a ultranza un modo de pensamien- aT muy minoritariaen Occiden- | ,Quién habria ees el regalo positivo que | podido prever podemos hacer a los demas | 1a caida continentes. de la URSS? — Habla usted de fuerzas que se levantan: le encuentro muy optimista. A través de su dis- curso usted quiere volver a dar esperanzas, pero me resulta dificil creerle. Lo que si veo es que, por mas que algunas fuerzas se alcen, eso no sirve de nada. A mi me da miedo el mafiana, pienso que el poder, en su globalidad, lo detenta Estados Unidos. EDGAR Morin: Me parece que no me ha en- tendido usted bien y se equivoca respecto a mi optimismo: el tema era la probabilidad y la im- probabilidad. De ser yo un optimista, diria que el optimismo venceré: nunca he pretendido eso. Yo he afirmado que eso ha sucedido en la historia. ,Quién habria podido prever la caida de la URSS? En aquella época, nadie hubiera podido imaginar que semejante acontecimiento pudiera producirse. Del mismo modo, Estados Unidos no est a salvo de contradicciones in- 89 ternas ni de limitaciones. No todo est bajo la hegemonia norteamericana, hay formas de re- sistencia que pueden desarrollarse, por ejem- plo con Europa. Usted habla del americanismo, forma hiperdesarrollada del occidentalismo: en ese pais es donde se ha desarrollado una economia formidable, un capitalismo, un poder tecnolégico, militar. Pero nada es eterno. Mi discurso no es optimista, incluso en Francia hay fuerzas culturales que se resisten a la inva- sién hegemonica; si no, la macdonaldizacién lo habria invadido todo. Es lo que siempre digo: nunca estoy seguro, esperad lo inesperado, creo que el futuro es imprevisible, lo peor puede Ile- gar: Por otra parte, he terminado mi discurso de manera pesimista al afirmar que los pueblos no estan maduros. — Bxiste alguna diferencia entre la idea de identidad humana de Edgar Morin y el princi- pio de humanidad de Frangois Guillebaud? EpGar Morin: Entre esas dos nociones diria que hay una diferencia y una convergencia. Yo defino lo humano partiendo de su complejidad 0 Jean Bauer y Baar Morin EDGAR Morw: Si, es |Noestoy de muy cierto, pero no es- | acuerdo con decir toydeacuerdocondecir | que hay que que hay que pensar glo- | pensar globalmente balmente y actuar local- | y actuar localmente mente. Lo uno y lo otro no son separables: hay casos en que las trans- formaciones locales pueden influir en lo mun- dial y a la inversa. Creo que con el problema ecol6gico hemos tomado conciencia de la im- portancia de lo local, es decir, de lo concreto de una accién ciudadana posible. La verdadera di- ficultad reside en la imposibilidad de separar esta idea de una politica mundial necesaria, eso que yo llamo finalmente politica de civili- zacién o politica del hombre. Sobre este tema he escrito dos libros, Introduccién a una politi- ca del hombre y Una politica de civilizaci do ello para suplir la idea de desarrollo. Pienso que lo local se vuelve modélico, por ejemplo, en innumerables localidades de Francia, donde hay grupos que reviven un lago que estaba con- taminado, o dan nuevo impulso a un pueblo fa- voreciendo la apertura de comercios mediante 92 1a violencia del mundo misma, su naturaleza a la vez biol6gica y meta- biolégica, mientras que Guillebaud, en su obra, defiende lo humano no bioldgico contra los dife- rentes progresos de las ciencias. A mi entender, Guillebaud ve los peligros inherentes a la apli- cacién del paradigma cientifico alo humano. A diferencia de Guillebaud, creo que somos ma- quinas térmicas: funcionamos a 37° C, somos una formidable maquinaria con un corazén que late, unos pulmones que respiran, etc. La ma- quina humana noes trivial, no es determinista. ‘Todas las grandes figuras histdricas son méqui- nas no triviales: Jestis, Mahoma, De Gaulle. En suma, coincido con Guillebaud en que no somos del todo maquinas. Sin embargo, la nocién de identidad humana integra mejor la doble natu- raleza humana, que por un lado depende de la conciencia, del espiritu, y por el otro del mundo fisico, biologico. De hecho, Guillebaud y yo esta- mos de acuerdo con diferencias, lo cual es la me- jor manera de estar de acuerdo. —

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