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Atesmo de Estado

Lo que de verdad me estremece es la dificultad del sector catlico para decir algo
consistente en su defensa
25 Noviembre 08 - Cristina L. SCHLICHTING
Lo que ms me ha sorprendido de la guerra de los crucifijos en Valladolid no ha sido la
postura radical de los pocos padres laicistas, ni la reaccin jubilosa del PSOE de
Castilla-Len anunciando su propsito de erradicar los smbolos religiosos hasta en la
ltima escuela rural. Lo que de verdad me estremece es la dificultad del sector catlico
para decir algo consistente en su defensa. Se ha asentado entre los que simpatizan con la
religin un complejo tan hondo que nadie sabe por qu habra que tolerar una cruz en un
colegio pblico. Se ha decidido aceptar sin ms el atesmo de Estado y la prohibicin de
smbolos religiosos en el espacio pblico, excepto los que por razones tursticas recaben
el placet de la autoridad (procesiones de Semana Santa, por ejemplo). La realidad
constitucional es muy distinta: define Espaa como un estado aconfesional, esto es, sin
vinculacin institucional con confesin alguna, pero respetuosa del papel de todas las
religiones y en particular de la tradicin catlica. En realidad, y segn la Constitucin,
padres y alumnos son libres de exhibir smbolos religiosos en sus personas y aulas y,
como ha aclarado la ministra Cabrera, podran acordar o votar si se exponen o no. Que
una minora obligue a la mayora de los padres a quitar la cruz, como ha ocurrido en
Valladolid, es una acto totalitario que me recuerda a la Albania atea y comunista, donde
las iglesias fueron transformadas en salas de cine y canchas de baloncesto. La de
Valladolid era una escuela que llevaba exhibiendo el crucifijo ininterrumpidamente
desde 1927. Lo que no consiguieron ni la revolucin del 34 ni la Guerra Civil lo ha
conseguido ahora un grupo de padres supuestamente tolerantes y demcratas. A m, la
verdad, todo esto me da miedo. Cuando oigo a Cristina Almeida burlarse de la Madre
Maravillas, o leo a Almudena Grandes escribiendo que la monja gozara al caer en
manos de una pandilla de milicianos jvenes, armados y -mmm- sudorosos empiezo
a pensar que tal vez acaben mofndose pblicamente de todos nosotros o arrojndonos a
los brazos sudorosos de los asesinos, sencillamente por haber callado en la defensa
del crucifijo.
http://www.larazon.es/noticia/ateismo-de-estado

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