Son las 2:17 am del da 11 de marzo de 2015.

Estoy mirando una hoja en blanco. Estoy asustado. No tengo nada qu escribir.
Lo que sigue es un intento penoso de volcar mi cabeza sobre una hoja en blanco, como si fuera un
sello de su corte longitudinal, y ver qu hay adentro que me est impidiendo trabajar. Una
tomografa.
Siempre le digo trabajar, como si en mi cabeza tuviera una investidura ms digna, ms valiosa,
hacer lo que hago yo. Ahora creo que le puedo decir como quiera, si de todas maneras no puedo
escribir una puta palabra en este momento y es irrelevante el nombre que yo le d a algo que por
ahora no existe. Entonces no puedo trabajar. No entiendo por qu, y eso me pone muy nervioso,
pero nada quita de la mesa el hecho de que ahora mismo, no tengo nada para decir.
Ser la hoja en blanco?
Quizs me intimide el espacio virgen adelante mo. S, debe ser eso. Capaz me considero
incapacitado para sembrar en esta llanura blanca hija de puta algo que pueda crecer, que pueda
nutrir, que pueda vivir. Algo que realmente valga la pena. Y esta hoja en blanco, ni siquiera es una
hoja en blanco. Es una secuencia determinada de unos y ceros que logran que, en su lugar, yo vea
una hoja en blanco. Eso es fascinante. Los unos y ceros logran que yo vea la imagen que ellos
conjuran, sin vueltas, sin aditivos. Es como la poesa suprema, la imagen sensorial perfecta y sin
esfuerzo. Hablan el idioma que yo anso aprender, el que yo quiero usar para convertir lo que pienso
en lo que ustedes ven, el que quiero usar para que ustedes digan lo que yo siento, el que me quiero
tatuar en cada centmetro de piel para no olvidrmelo nunca.
Ahora estoy caliente.
Los unos y los ceros, en otra ventana de la casa, me muestran a esa chica de la secundaria. Qu
hijos de puta. Ya no quiero poesa, no quiero prosa, la quiero a ella, en bolas, en cuatro, transpirada,
pidiendo ms, diciendo cmo, sin parar, toda la noche.
Son las 2:31 am. 11 de marzo de 2015. Ella no est conectada. Lamentablemente, yo s.
Al final, todo es binario.