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BREVE HISTORIA DEL CIRCO AZAYDE HERMANOS Federico Serrano N 1999 EL CIRCO ATAYDE HERMANOS CUMPLE 111 ANOS DE EXISTENCIA; SON POCAS las empresas mexicanas que han alcanzado esa edad. El Circo Atayde dio su primera funcidn el 26 de agosto de 1888. En el origen de la aventura esté Aurelio Atayde, abuelo de la actual generacién de empresarios y artistas de circo, quien siendo muy nifio, en compaiifa de su hermano Manuel, esca- paron de su casa para ir a trabajar a un circo; mas tarde Aurelio convencié a sus ‘otros hermanos de acompafiarlo a fundar su propio circo: asf nacié el Circo Atayde Hermanos. En 1909, en la carpa del Circo Atayde, se llevé a cabo un mitin antirreleccionista encabezado por el apéstol revolucionario Francisco I. Madero, en la ciudad de Mazatlan. Después de vivir durante la Revolucién Mexicana aventuras dificiles de imaginar hoy en dia —incendios de carpas, naufragios, etc.—, y de llevar por primera vez el circo a muchos lugares de la Republica, la familia Atayde decidié embarcarse rumbo a Centro y Sudamérica, en una gira que duré 20 aos... Después de tan larga ausencia y de haber recorrido practicamente todo el centro y sur del continente americano, y varias capitales europeas, los hermanos Atayde vol- vieron a presentarse en México el 15 de febrero de 1946, en una carpa instalada en la esquina de las calles Niflo Perdido y Fray Servando Teresa de Mier. El recibi- miento que dieron los habitantes de la Ciudad de México a Ja familia Atayde, des- pués de tan larga ausencia, fue memorable. A lo largo de 53 afios consecutivos, de los cuales 39 han sido en la Arena México, el Circo Atayde ha presentado una temporada anual en la ciudad de México. Varias generaciones de capitalinos han visto los espectaculos presentados por el Circo Atayde Hermanos, que es ya una verdadera tradicién urbana; cada afio, el programa es renovado completamente. Grandes artistas de Rusia, Suecia, Francia, Estados Unidos, Hungria, Cuba, Canada, China, Suiza o México, han encontrado en el Circo Atayde un lugar donde expresar su arte, mas alla de lenguas y fronteras, para placer del piiblico mexicano. 1 En febrero de 1998, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Ing. Cuauhtémoc Cardenas, asi como la Presidenta de la Comisién de Cultura de la H. Camara de Diputados, Sra. Marfa Rojo, otorgaron un reconocimiento al Circo Atayde Herma- nos por preservar y difundir las artes del circo en México a lo largo de 110 afios; fue la primera vez que las ms altas autoridades de la ciudad rindieron un homenaje a la empresa circense de mayor prestigio y tradicién en nuestro pais. En octubre de 1998, en un acontecimiento sin precedentes, el Circo mexicano Atayde Hermanos se presenté exitosamente en Los Angeles, California, En nueve dias, mas de 30 mil personas aplaudieron al Circo Atayde, en su primera gira por una ciudad de la Unién Americana. TEMPORADA 1998-1999 Después de haberse presentado en The Sports Arena de Los Angeles, auditorio que ha recibido a los mejores circos del mundo, el Circo Atayde Hermanos vuelve a la Ciudad de México, donde ha ofrecido una temporada anual por 53 afios consecutivos. EI Circo Atayde es una verdadera tradicion urbana en el Distrito Federal, y varias generaciones han podido disfrutar de los ntimeros ejecutados por grandes artistas de Rusia, Suecia, Francia, Estados Unidos, Hungria, Cuba, Peré, Canada, China, Sui- za 0 México, quienes han encontrado en el Circo Atayde un lugar donde expresar su arte, més allé de lenguas y fronteras. Cada afo, el programa es renovado completamente; para esta temporada en la Arena México, con la que se celebra el 111 aniversario de la empresa circense de mayor prestigio en nuestro pais, el Circo Atayde Hermanos ofrece al pablico un programa en el que participan: —Los Caballero, trapecistas mexicanos premiados en el Festival Internacional de Circo de Montecarlo. —Los Olexandre, gimnasias a la moda de 1900, de Ukrania. —Los Tunisianis, quienes hacen diversas locuras en los trapecios leotaris, de Vene- zuela. —La Troupe Rubens, acrobatas en basculas, de México. —Manuel Montalvo, equilibrista cubano. —La Troupe Dotsenko, acrébatas en barra rusa, ukranianos. —Laura Herriot, de-los EUA, quien presenta un nimero exético con animales (caba- los, cebras, camellos y llamas). —El Ballet de Elefantes del Circo Atayde Hermanos, bajo la direccién de Jim Garner. 12 —La parte cémica esté a cargo de las parejas Pedro-Pedro y Tin-Tin, y Bellini y Pelotin, payasos mexicanos. BREVE HISTORIA DEL CIRCO EN MEXICO Es probable que, de una u otra forma, las artes circences hayan aparecido con las primeras civilizaciones, desde que el ser humano descubrié su capacidad para reali- zar la proeza de asombrar, y de sentir asombro. Por poner sdlo algunos ejemplos, podemos decir que se encuentran vestigios murales arqueolégicos que muestran la destreza de los acrébatas en el antiguo Egipto y, mas tarde en Grecia, en el Palacio de Cnosos, Isla de Creta, unos 1500 afios antes de Jesucristo. En México, mucho antes de la llegada de los espafioles, se presentaban actos cémi- cos y acrobaticos, de los cuales dan testimonio numerosos cédices, murales y estatuillas, como la de El Acrébata, que fue encontrada en el entierro 154 de Tlatilco (1700-1400 A.C.), Estado de México, expuesta en el Museo Nacional de Antropologia. Existia también la acrobacia ritual, cuyo ejemplo mas conocido hasta nuestros dias es el de los voladores de Papantla; incluso, todavia es posible apreciar huellas de la tradici6n prehispanica circense en los maromeros de Tixtla, Guerrero, los zancos ceremoniales de San Pedro Zaachila, Oaxcaca, los conjuntos acrobaticos de Magda- Jena Tetaltepec, de la Mixteca Baja de Puebla o en la ciudad de México, con los equilibristas que cada 12 de diciembre ejecutan sus actos, caminando sobre un alam- bre, en el atrio de la Basilica de Guadalupe. El cronista Bernal Diaz del Castillo consigna “la gran cantidad que tenia el gran Moctezuma de bailadores y danzadores...y de otros que vuelan cuando bailan por alto...” Y Francisco Lépez de Gémara, historiador y capellan de Hernan Cortés, refiere también que en la corte del Emperador habfa «unos jugadores... los cuales llevan en Jos pies un palo... que arrojan a lo alto y lo recogen, y le dan dos mil vueltas en el aire tan bien y répidamente, que apenas se ve cémo; y hacen otros juegos, monertas y gentilezas... que causa admiracién. También... se subian tres hombres uno sobre otro de pies planos en los hombros, y el tiltimo hacia maravillas...” El circo moderno, por llamarlo de alguna manera, nace en Gran Bretafia hacia 1770, gracias a un sargento del ejército briténico, Philip Astley, quien descubrié que la 13 fuerza centrifuga provocaba que un hombre pudiera mantenerse de pie sobre el lomo de un caballo que galopara en circulo. Astley fue perfeccionando sus nimeros ecues- tres, y haciendo cada vez mas complejos sus espectaculos, causando sensacién en todos los paises europeos. Grupos espajioles de gente de circo desembarcaron en México en 1786; en 1809 leg6 por primera vez a nuestras tierras un espectaculo ya constituido y, afios mis tarde, en 1850, comenzé6 a funcionar el primer circo de origen propiamente mexicano. Con el imperio de Maximiliano llegé también a México el Circo de Giuseppe Chiarini, un italiano que trajo al pais espectaculos de diferentes partes del mundo, lo que contribuy6 a formar, segiin los cénones de la escuela europea, las primeras genera- ciones de artistas mexicanos. El Circo Chiarni operé en el pais durante muchos afios. Florecieron hacia fines de siglo numerosos circos, que corrieron diversos desti- nos: el Suarez; el Metropolitano de los Hermanos Orrin; el Gran Circo Fénix; el Circo Trevifio, entre varios otros, y alcanzaron fama considerable payasos como Ricardo Bell. De aquella época se conservan incontables grabados, promocionales o retratos de artistas del circo, realizados por José Guadalupe Posada y muchos otros autores andénimos. Durante el porfiriato, los circos tuvieron que afrontar en la Capital, la dura competencia de las compajifas de zarzuela y las teatrales: las tandas del Principal © las del Apolo, por ejemplo, pero sobre todo la de una novedad extraordinaria: el cinematografo. El estallido de la revoluci6n no impidié que siguieran trabajando, a lo largo y ancho de la Republica, circos grandes 0 pequefios, viviendo aventuras extraordinarias para Hegar por primera vez a muchos poblados, divirtiendo a todos, sin importar las facciones ni las inclinaciones politicas, a pesar de que constantemente se hacfan referencias chuscas a los acontecimientos y personajes de la época. Para entonces, el circo ya era una realidad en México, y es durante ese perfodo que comienza a consolidarse el apellido de los artistas fundadores de la gran tradici6n circense mexicana, y cuyo prestigio llega hasta nuestros dias: Atayde, Suarez, Codona, Ibarra, Gaona, Fuentes, Vasquez, Palacios, Alegria, Espafia, Esqueda, Cardenas, Gasca. 14 En la década de los veintes, acrébatas y trapecistas mexicanos se presentaron exitosamente en Europa, sobresaliendo los Hermanos Codona, quienes incluso tra- bajaron en el cine alem4n, bajo las érdenes de uno de los maestros del expresionismo: Friedrich Wilhelm Mumeau, y los hermanos Aurelio, Patricia y Andrés Atayde Arteche quienes, con sus ejercicios en las barras, causaron honda impresién en las ciudades donde mostraron su nimero, que era entonces inédito en el continente europeo: Madrid, Paris, Berlin, Lisboa, entre otras. Entre 1930 y 1940 existieron tres importantes circos en nuestro pais, hoy desapare- cidos: el Beas y Modelo, fundado por Francisco Beas; el Circo Fernandi, que fue el primero en presentar en México numeros con camellos, y el Circo Argentino —que se llamaba asi porque los colores de su carpa recordaban a los de la bandera Argen- tina—, dirigido por el domador Felipe del Castillo. A lo largo del siglo, muchos circos han aparecido y desaparecido, pero sigue siendo indudable la vitalidad del circo en México. Varias familias y empresarios continéan levando el Circo por todo el pais, divirtiendo por igual a los nifios o los adultos, y los artistas mexicanos continéan presentandose, afio con afio, en las grandes carpas de México y del extranjero. Artistas plasticos de la talla de Marfa Izquierdo y Julio Castellanos, y escritores como Juan José Arreola, Hugo Hiriart, entre muchos otros, han producido obras memorables sobre el tema. Las aportaciones innovadoras que han hecho los acrébatas mexicanos alo largo del siglo, particularmente en las artes de las barras y el trapecio, son tan incontables como ignoradas. A diferencia de lo que ocurre con futbolistas o cantantes, en México se concede poca importancia e interés al hecho de que artistas mexicanos trabajen en las carpas de los citcos més importantes del mundo, y que muchas veces sean el numero estelar del espectaculo. En la actualidad, hay més artistas de circo mexicanos presentandose con éxito en el extranjero, que en cualquier otra disciplina artistica o deportiva; este hecho no ha merecido la atencién ni el reconocimiento de las autoridades y los medios de comu- nicacién. Las artes circenses tienen una serie de virtudes pedagégicas (disciplina, concentra- cidn, solidaridad, dominio y valoracién de sf mismo, as{ como confianza en el com- pafiero, entre otras), que hasta la fecha han sido poco valoradas y explotadas en nuestro pais. Desgraciadamente, en México, a las artes circenses no se les da su lugar dentro de la cultura popular; es necesario disefiar una politica que contribuya a preservar la tradi- ci6n del circo en nuestro pais, de manera que este arte-espectéculo no s6lo sobrevi- va, sino que tienda a crecer, elevar su calidad, mejorar los ntimeros ejecutados por 15 Jos artistas mexicanos y al mismo tiempo sirva para formar un publico cada vez mas conocedor, critico y exigente. Resultarfa deseable que las mas altas autoridades politicas, culturales y deportivas del pafs, tomaran la decision de preservar y fomentar la practica de las artes del circo entre la juyentud mexicana. En el afio de 1936, Don Andrés Atayde Arteche, padre de la actual generacién de co, conocié en Rio de Janeiro al insigne escritor mexicano Alfon- empresarios de ci so Reyes, quien entonces era Embajador de México en el Brasil; esto escribié don Alfons “La labor que ustedes llevan a cabo es tan meritoria o mas que la que nosotros como diplomético hacemos, ya que si bien estamos en contacto Con las allas personalidades del mundo social y politico, ustedes en cam- bio llevan la bandera de México hasta los més apartados lugares de cada pats que visitan; los felicito muy sinceramente”. (Brasil, 1936). Para concluir, vale la pena citar al gran cineasta Federico Fellini, quien escrib’ “E] circo condensa, de manera ejemplar, ciertos mitos profundos y per- durables: el placer de la aventura, del viaje, del peligro... ademés de esa extrafia tensi6n que planea siempre sobre Ia pista, las emociones que uno siente, las luces que todo lo envuelven... (...) ».-Creo que el circo es el origen de todas las otras formas de especticulo; si bien esto no es exacto desde un punto de vista cronolégico, puede decirse, en todo caso, que el circo contiene, potencialmente, a todas las demas... (...) ... Las caracte- cas propias del circo son la capacidad de asombrar, el espiritu inventivo, cl gusto por la farsa, el non-sens y la impermeabilidad a toda interpreta- cién intelectual...” eee.

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