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Una noche en que, a causa de la enfermedad del marinero que lo haca

habitualmente, me mandaron de la cocina a servirle la cena, en el


momento en que volva cuando volv para retirar levantar la mesa estuve
golpeando a la puerta del camarote sin obtener respuesta hasta que,
creyndolo ausente, decid entrar, y entonces descubr que en realidad
estaba todava sentado a la mesa, solo, en el centro del camarote
iluminado, observando con atencin el pescado que le haba servido un
rato antes y que yaca intacto entero sobre su plato.

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