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Muchos lo tildaban de haragn, pero la verdad es que siempre estaba

haciendo algo, aunque desde afuera pareciera que no haca nada. Hasta
cuando no haca nada. Tena la indisciplinada disciplina de poner algo as
como mojones mentales en los temas y asuntos en los que, de momento, no
se quera adentrar, pero que saba que lo estaban esperando. Y poner esos
mojones garantizaba de alguna manera que a su tiempo se ocupara.
La gran diferencia con los que lo jugaban mal era precisamente su sentido
del tiempo

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