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Antonio Gramsci Notas sobre Maquiavelo, sobre fa politica y sobre el Estado moderno Madnd Ediciones Nueva Vision Buenos Aires Titulo del original itatiane: NOTE SUL MACHIAVELLI, SULLA POLITICA ESULLO STATO MODERNO Traduccién y notas: Jost Arie. Eicion: Diciembre 1980. Madrid © by Ediciones Nueva Vision, Buenos Aires, 1972 © by Ediciones Nueva Visién, Madrid, 1980 Hilarion Eslova, (4, p. baja Madrid-lS / Espata ISBN: 84-7519-000-6 Depésite legal: M. 3.581 1980 Imprenta FARESO, 8. A. Pasco de la Diressién, § ~ Madrid Impreso en Espai Printed in Spain 1 El principe moderno El principe moderne Apuntes sobre la politica de Maquiavelo, El caréeter fundamen- tal de El Principe no consiste en ser un tratado sistemitico, sino un libro “viviente”, en el que la ideologia politica y la ciencia politica se fundan en Ja forma dramética del “mito”. Entre la utopia y el tratado escolistico, formas bajo las cuales se configuraba la ciencia politica de la época, Maquiavelo dio a su concepeién una forma imaginativa y artistica, donde ol elemento doctrinal y ra- cional se personificaba en un condottiero que representa en forma plistica y “antropomérfica” el simbolo de la “voluntad colectiva”. E] proceso de formacién de una determinada voluntad colectiva, que tiene un determinado fin politico, no es representado a través do pedantescas disquisiciones y clasificaciones de principios y criterios de un método de accién, sino como las cualidades, los rasgos caracteristiccs, los deberes y necesidades, de una persona conercta, despertando asi Ia fantasia artistica de aquellos ‘@ quie- nes se procura convencer y dando una forma mis concreta a las pasiones politicas.t 4 Sera necesario bnsear en los exeritores politicos que precedieron a Maquia- velo la existencia de escritos configurados como El Principe. Su misma conchi- sidn esta lignda a este cardecter “mitico” del bro. Luego de haber representado al condottiero ideal en un pasaje de gran elicacin artistlea, Maquiavelo in- voea al condottiero real que histéricamente lo personifique; y es esta invoca- cién apasionada, que se tefleja en todo el libro, la que le confiere precisa- mnente el caricter dramitico. En los Prolezoment de Luigi Russo, Maquiavelo cs llamado el artista de la politica y una vez se encuentra también Ia expresién “mito”, pero no precisamente en el sentido arziba indicado, EI Principe de Maquiavelo podria ser estudiado como una ejemplificacién histérica del “mito” sozeliano, es decir, de una ideologia politica que no se presenta como tuna fria utopia, ni como una argumentacién doctrinaria, sino como la creacién de una fantasfa conereta que actia sobre un pueblo disperso y pul- verizado para suscitar y organizar su yoluntad colectiva. El ca- ricter utdpico de El Principe reside en el hecho de que el Principe no existia en la realidad histérica, no se presentaba al pucblo italiano con caracteres de inmediatez objetiva, sino que era una pura abstraccién doctrinaria, el simbolo del jefe, del condottiero ideal; pero los elementos pasionales, miticos, contenidos en el pequefio volumen y planteadas con recursos draméticos de gran ‘efecto, se resumen y convierten en elementos vivos en Ja conclu- sién, en la invocacién a un principe “realmente existente”. En el pequeiio volumen, Maquiavelo trata de cmo debe ser el Prin- cipe que quicra conducir a un pueblo a la fundacién de un nuevo Estado, y la investigacién es levada a cabo con rigor légico y desapego cientifico. En la conclusién, Maquiavelo mismo se vucl- ye pueblo, se confunde con el pueblo, mas no con un pueblo cancebido en forma “genética”, sino con el pueblo al que Maquia- velo previamente ha convencido con su trabajo, del eual procede y se siente la conciencia y expresin y eon quien se identifica total- mente. Parece que todo el trabajo “légico” no fuera otra cosa que una autorreflexién del pueblo, un razonamiento interno que se hace en la conciencia popular y que concluye con un grito apa~ sionado, inmediato. La pasién, de razonamiento sobre s{ misma, se transforma en “afecto”, ficbre, fanatismo de accién. Por cso cl epilogo de El Principe no cs extrinseco, “pegado” desde afucra, retérico, sino que, por el contrario, debe ser explicado como un clemento necesario de la obra 0, mejor, come el elemento que ilumina toda la obra y que aparece como su “manifiesto politico”. Es posible estudiar aqui cémo Sorel, partiendo de la con- cepcién de la ideologia-mito, no Iegé a comprender el fenémeno ‘del partido politico y se detuvo en Ia concepeién del sindicato profesional, Aunque ‘cs verdad que para Sorcl el “mito” no en- contraba su mayor expresién en cl sindieato como organizacion de una voluntad colectiva, sino eu Ia accién prictica del sindieato y de una voluntad colectiva ya actuante, La realizaci6n mixima de dicha accién prictica debia ser la huelga general, es decir, una “actividad pasiva” de cardcter negativo y preliminar (el ca- ricer positivo esté dado solamente por el acuerdo logrado en 10 Jas voluntades asociadas) que no prevefa una verdadera fase “activa y constructiva”. En Sorel, por consiguiente, se enfrenta- ban dos necesidades: la del mito y Ia de Ia critica del mito, en cuanto “todo plan preestablecido es utépico y reaccionario” La solucién era abandonada al impulso de lo irracional, de lo “ar- bitrario” (en el sentido bergsoniano de “impulso vital”) 0 sea, de Ia “espontaneidad”. * @ero puede un mito, sin embargo, scr “no constructive"? as posible imaginar, en el orden de intuiciones de Sorel, que sea productivo en realizaciones un instrumento que deja Ia voluntad colectiva en la fase primitiva y elemental de! mero formarse, por distincién (por “escisién”*), aunque sea con violencia, es decir, destruyendo las relaciones morales y juridicas existentes? Pero esta voluntad colectiva, formada de manera elemental, gno cesaré siibitamente de cxistir, disolviéndose en una infinidad de volun- tades singulares que en la fase positiva seguirin direcciones di- ferentes y contradictorias? Al margen de la cuestién de que no puede existir destruccién, negacién, sin una construccién y una 2 Habria que anotar agui una contradicetén implicita en el modo en que ‘Croce plantea su problema de historia y antihistoria con respecto a otros modos do pensar del mismo autor: su aversin a los “partidos politicos” y su forma de plantear la cuestién de la “previsiilidad” de los hechos sociales (cfr. Con- eersazioni critiche, serie primera, pp. 150-152, reseia del libro de Ludovico Limentani, La previsione det fatti sovili, Bocca, Turin, 1907). Si los hechos sociales son imprevisibles y el mismo coneepto de previsién es puro suefio, 1o irracional no puede menos que dominar y toda organizacién de hombres es ‘ntihistérica, es un “prejuicio”. Sélo corresponde resolver en cada caso y com “iterio inmediato, lor particulates problemas préctioos planteados por el des- arvallo histérieo (ft. cl articulo de Croce, “Il partito come gludizio e come presiadizio”, en Cultura e vita morale) y el aportunismo es la tinica linea pO- ities posible © Para Sorel es vital que la clase obrera no establezca ninguna clase decom Promiso cen la burguesia, tanto en ef dominio politico (antiparlamentarismo) ‘como en cl dominio econémico (organizacién de la cooperacién obrera). La or ‘ganizacién cooperativa posibilitarfa el paso del instinto de clase a la eonciencia de clase del proletariado, vale decir, el triunfo de la “eseisién” de Ia sociedad. Diche escisiin, “sin la cual seria imposible para el socialismo eumplir con su papel histories”, peligra a veces cuando la burguesfa, temerosa de su futuro, cede en parte a ias exigenciss del proletariado. sto expliea Ia importancia que tiene en Sorel la teoria de Ja “huelga general”: “Graeias a ella el soci subsiste joven, parccen infantiles las tentativas encarninadas al logro de ka paz social, y las deserciones de los compaiieros que se aburguesan, ademis de no desanimar a las masas, las impclen mis a la rebeldia. Fn suma: la escisiéa no corre peligro de desapareces” (Sorel, op. cit, p. 123). (N. del T.) uw afirmacién implicitas, entendida ésta no en un sentido “metafi- sico”, sino prictico, © sea, politicamente, como programa de par tido. En este caso se ve oon claridad que detris de la esponta: neidad se supoae un mecanicismo puro, detrés de la libertad (libre impulso vital), un méximo determinismo, detrés del idea- lismo, un materialismo absoluto, El principe modemo, el mito-principe, no puede ser una per- sona real, un individuo conereto; sélo puede ser un organismo, un elemento de sociedad complejo en el cual comience a con. cretarse una voluntad colectiva reconocida y afitmada pareial- mente en Ia accién. Este organismo ya ha sido dado por el des- arrollo histérico y es el partido politico: la primera célula en Ja. que se resumen los gérmenes de voluntad colectiva que tienden a devenir universales y totales. En el mundo moderno, s6lo una accién histérico-politica inmediata ¢ inminente, caracterizada por a necesidad de un procedimiento répido y fulminante, puede encamazse miticamente en un individuo concreto. La rapidez se toma necesaria solamente cuando se enfrenta un gran peligro inminente que provoca la inmediata exacerbacién de las pasiones y del fanatismo, aniquilando el sentido exftico y ta corrosividad ixéniea que pueden destruir el cardcter “carismético” del condot- Hero (es0 es lo que ha ocurrido en la aventura de Boulanger). Pero una accién inmediata de ese tipo, por su misma naturaleza, no puede ser de vaste alcance y de cardcter orginico. Serd casi siempre del tipo restauracién y rearganizacién y no del tipo ca- racteristico de la fundacién de nuevos Estados y nuevas estruc- turas nacionales y sociales (tal como en el caso de Ei Principe de Maquiavelo, donde el aspeoto de restauracién sélo cra un elemento retérico, ligado al concepto literario de la Italia des- cendiente de Roma y que dcbia restaurar el orden y la potencia de Roma); * sori de tipo “defensive” y no creativo original. Podra 8. Mas que por el modelo cjemplac de las grandes monarquias absolutas de Francia y de Espafa, Maquiavelo fve topulsado a su concepeign politics de la secesidad de un Estido unitario italiano yor el recuerdo del pasado de Roma, Es necesario poner de relieve sin embargo que Mauutavelo no debe por ell ser confundide con la tradicién lnerariasetdriea, Primero, porque este elemento no 4 exchsivo, ni ain dominante, y Ia necesidad de un gran Estado nacional no ns deducida de 4], y ademis porque el hecho misao de invocar a Rome g¢ menos abstracto de lo que parece si es colocado puntuatmente en el lima el Homanismo y del Rensciniento, En el ihro VII del Arte de le guerra se lec: “Esta provincia (Italia) parece macs para resueitar las cosas mucre fas, como se ha visto en el caso de la poesia, la pintura y la escultans” spor 12 tener vigencia donde se suponga que una voluntad colectiva ya existente, aunque desmembrada, dispersa, haya sufrido un co- apso peligroso y amenazador, mas no decisivo y catastr6fico, y sea necesario reconcentrurla y robustecerla. Pero no podrit te- ner vigencia donde hay que crear ex novo una voluntad colectiva, encauzandola hacia metas coneretas y racionales, pero de una concrecién y racionalidad ain no verificadas y critieadas por una experiencia histérica cfectiva y universalmente conocida. El cardcter “abstracto” de la concepeién soreliana del “mito” aparece en la aversién (que asume Ia forma pasional de una re- pugnancia ética) por los jacobinos, quienes fueron ciertamente una “encamacién categériea” del Principe de Maquiavelo. El Principe moderno * debe tener una parte destinada al jacobinismo (en el significado integral que esta nocién ha tenido histérica- mente y debe tener conceptualmente), en cuanto ejemplificacién de cémo se formé y operd en conereto una voluntad colectiva gue al menos en algunos aspectos fue creacién ex novo, original. Y es necesario que la voluntad colectiva y la voluntad politica cn general sean definidas en el sentido modemo; la voluntad como conciencia activa de la necesidad histérica, como protagonista de un drama histérico efectivo y real. ‘Una de las primeras partes deberia estar dedicada, precisa- mente, a la “voluntad colectiva”, planteando asi la cuestién: “;Cndndo puede decirse que existen las condiciones para que se pueda suscitar y desarrollar una voluntad colectiva nacional-po- pular?”, 0 sea efectuando un anilisis histérico (econémico) de lx estructura social del pais dado y una representacién “dramatica” de las tentativas realizadas a través de los siglos, para suscitar esta valuntad y las razones de sus sucesivos fracasos.

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